1. Sexto encuentro.
Tema. La escuela ámbito comunicacional.
Objetivo:
Distinguir aspectos que hacen a la convivencia escolar para analizar el modo de
ser, de decir y de hacer del docente y su trascendencia educativa.
Eje Motivador:
“Para saber hablar es preciso saber escuchar”. (Plutarco)
Síntesis
El docente es un profesional que en el abordaje de su práctica expresa la calidad
de su tarea, dentro de una institución con recursos humanos únicos e irrepetibles.
Sus funciones habituales son multifacéticas. Cada decisión le exige ser preciso
con su modo de ser, de decir y de hacer según su personalidad, preparación y
cultura.
En una organización, si las consignas verbales tienden a exactas interpretaciones,
sus integrantes estarán correctamente informados y comunicados entre sí. Los
enunciados dados serán acertados si se explican las razones que hacen a su
finalidad.
El ser humano reafirma su condición como tal, cuando intenta responder a los
interrogantes significativos de su vida, es un modo de hacer filosofía. Dialoga
consigo mismo y, con su lenguaje, exterioriza sus satisfacciones o angustias
existenciales.
El educador y el educando no pueden permanecer indiferentes en la búsqueda de
la verdad, es parte del ideal educativo. Es un compromiso mutuo que demanda
esfuerzos compartidos. El educador que expone su cosmovisión ha de estimular
a que otros distingan lo opinable de lo que merece certeza.
El docente que estimula la comunicación, con estrategias de interacción, fomenta
la integración escolar. El comprender a los educandos en sus requerimientos y en
su realidad social, es una muestra de idoneidad profesional.
La difusión de la comunicación formal se erosiona si suscita comentarios
imprecisos y no llega cómo, cuándo y a quién corresponde. La causa de esas
acotaciones ambiguas es compleja, entre ellas puede ser por la información
retaceada, lenta, escasa, cuyo monopolio suscita incertidumbres, suspicacias,
rumores en detrimento del remitente y de sus destinatarios.
El docente sincero demuestra el respeto que se tiene y lo comparte con los
demás. Una conducta coherente se manifiesta en la coincidencia comprobada de
lo que expresan las palabras con el modo de ser de la persona porque bien dice
el saber popular que “las apariencias engañan”.