2. Introducción
Hoy en la actualidad a nivel nacional e internacional, vivimos una crisis social que
se ha agudizado por la violencia y el incremento de la desigualdad, donde
difícilmente se aprecia y respeta la diversidad; con esto se favorece las prácticas
de exclusión, que puede observarse cotidianamente en cualquier espacio de
interacción social (familia, escuela, trabajo, comunidad). Tomando en cuenta esto,
debemos tener claro que es un compromiso de la escuela y sus actores generar
un cambio en nuestras acciones con el fin de que se reviertan estas problemáticas
y así favorecer la inclusión y lograr una educación para todos.
El termino inclusión generalmente se ha utilizado para integrar a niños con
discapacidades y retrasos de desarrollo al aula general sin embargo, la inclusión
se refiere a que todos los niños de cada comunidad sean aceptados sin importar
sus condiciones, sociales y culturales incluidos a los que presentan
discapacidades.
La educación inclusiva implica que todos los niños y niñas aprendan juntos
tomando a cada uno de ellos como seres únicos, con necesidades educativas
particulares que van desde carencias alimenticias, problemas de salud, falta de
recursos económicos, desintegración familiar, violencia e inseguridad, hasta
necesidades educativas asociadas o no a una discapacidad.
Entonces, tendremos en las aulas a un grupo de niños diferentes en cualidades,
pero con el mismo derecho a acceder a una educación de calidad que les permita
desarrollarse y desempeñarse de manera efectiva en su entorno, con
posibilidades de transformarlo para su bienestar y de la sociedad en general.
3. Desarrollo
A cada profesor le corresponde promover en los alumnos el aprecio y respeto por
la diversidad, propiciar prácticas que motiven el reconocimiento y la tolerancia de
las diferencias es decir, que cada alumno y alumna sea respetado y reconocido a
partir de su individualidad, de sus capacidades, estilos y ritmos de aprendizaje,
integrándolos en clase, en la escuela y en la comunidad, fomentando a través del
trabajo en el aula un buen ambiente en donde se propicie el diálogo y el trabajo
colaborativo.
La educación inclusiva tiene como propósito primordial favorecer una escuela de
calidad donde exista de ante mano la equidad e igualdad de oportunidades para
todos.
Lograr la inclusión es un reto, en las manos de cada maestro y todos los
integrantes del cuerpo educativo está el transformar el ambiente de su salón de
clases, propiciar actividades en donde se dé el trabajo colaborativo, donde cada
alumno se exprese con la seguridad de que va a ser escuchado y tomado en
cuenta su opinión, donde sus necesidades sean atendidas y sean consideradas
para construir aprendizajes útiles.
La docencia para que sea de alta calidad, extraña la necesidad y obligación de
estar informado y actualizado e indagar críticamente nuevos conocimientos; exige
plantear problemas y buscar soluciones, proponiendo para ello un método de
trabajo que, indudablemente, sea profesional y constituya para el alumno una
propuesta para que en el futuro pueda enfrentar otros problemas; es decir, la
práctica docente debe mover en todo momento a la reflexión. La docencia no tiene
por objeto únicamente conceptos y procedimientos, sino también valores,
actitudes y normas, con el fin de conseguir el pleno desarrollo personal y
profesional, para así poder enfrentarse a la sociedad en la cual vivimos. Considero
que la docencia abarca una infinidad de retos, de los cuales todos y cada uno de
ellos se van dando a lo lardo de la vida del maestro.
4. Considero que nuestro férreo compromiso al desempeñarnos en un
Establecimiento Educacional; es que debemos ser profesionales comprometidos
con el trabajo, actualizados en los contenidos que nos entregan y aplicar
estrategias y nuevas técnicas para facilitar el aprendizaje escolar.
Nuestra labor como futuros docentes es; ser un profesional idóneo, transparente,
comunicativo, afectivo, proactivo, crear un clima de confianza con nuestros
alumnos, relacionarnos con diferentes miembros del establecimiento; es una labor
que debemos cumplir con mucha vocación; puesto que la convivencia constituye
una construcción colectiva y es responsabilidad de toda la comunidad educativa
que se cumpla.
Transmitir los conocimientos y conseguir que el alumno aprenda a convivir e
interactuar con la diversidad de alumnos que están presentes en aula, ya que
cada persona tiene un modo especial de pensar, de sentir y de actuar. Debemos
respetar sus opiniones, forma de vestirse, etnias, idiomas, situación
socioeconómico, su contexto cultural, ya que todos tenemos derecho a vivir
dignamente como seres humanos, ante la sociedad somos únicos e importantes.
El alumno tiene que confiar en nuestras capacidades y valorar nuestros
conocimientos; así la interacción educativa será de carácter positivo entre
profesor-alumno, con una mutualidad y coordinación tanto de índole cognitiva
como afectiva.
De igual modo que los alumnos y el profesor tienen una representación de sí
mismos, también elaboran una representación de las características de sus pares
(capacidades, motivos e intenciones). Estas representaciones juegan un papel
determinante en las relaciones interpersonales que se establecen en los procesos
educativos, por lo tanto, inciden en los resultados de dichos procesos.
5. Conclusión
El docente y todo integrante del cuerpo educativo es un pilar fundamental para
poder atender las necesidades educativas especiales y es primordial que tenga
conocimiento de cómo atender estas necesidades ya que sin ella es imposible
poder educar plenamente. Los profesores y sus colaboradores actuales muchas
veces no poseen la capacitación necesaria. Es por esto que consideramos vital
que los docentes cuenten con la formación pertinente para poder atender a la
diversidad y apoyar al equipo multidisciplinario que posee el establecimiento, es
decir debe existir trabajo colaborativo ya que es la única manera que se logren
verdaderos resultados hacia estos estudiantes debido a que si todos poseemos el
mismo objetivo será más fácil llegar a la meta.
Si queremos que los docentes sean inclusivos y también capaces de educar en y
para la diversidad es necesario que se produzcan cambios importantes en su
propia formación. En primer lugar, las instituciones de formación docente deberían
estar abiertas a la diversidad y formar docentes representativos de las distintas
diferencias presentes en las aulas. En segundo lugar, se les debería preparar para
enseñar en diferentes contextos y realidades, y en tercer lugar, todos los
profesores, sea cual sea el nivel educativo en el que se desempeñen deberían
tener unos conocimientos básicos, teóricos y prácticos, en relación con la atención
a la diversidad, la adaptación del currículo, la evaluación diferenciada y las
necesidades educativas más relevantes asociadas a las diferencias sociales
culturales o individuales.