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Correo querbes n 11
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Correo querbes n 11

  1. LA RIQUEZA DE UN CARISMA En el lenguaje ordinario, la palabra carisma significa un talento excepcional. Dicen, por ejemplo, que dicha persona tiene un carisma en el campo de la comunicación. En el lenguaje cristiano, el carisma significa un don de Dios concedido para el bien de los demás. Así fue para la Madre Teresa, que vivió una compasión inusual con los moribundos. ¿Qué se puede decir del don concedido a nuestro fundador y de su respuesta? El P. Quer- bes fue sensible a la pobreza de las pequeñas parroquias rurales de su tiempo. Y de una ma- nera más precisa, vio “una necesidad urgente para la Iglesia y la sociedad; quiso darle una respuesta y recibió la gracia para hacerlo” (Leo- nard Audet). ¿Qué necesidad? La de una educación cristiana que había que dar a los niños y la de las comunidades parroquiales necesitadas de una liturgia viva que alimentara el corazón y el espíritu. El don concedido a nuestro fundador fue en primer lugar esa capacidad de ver con los ojos de Dios. Don que viene del Espíritu. El hecho es que su deseo de responder a las necesidades observadas, escribe, “le ocupaba totalmente y le seguía hasta el altar”. La riqueza del carisma querbesiano reside en la innovación que supo aportar como respuesta a las necesidades percibidas. Mientras que la for- mación cristiana era hasta el presente algo reservado al clero, el P. Quer- bes reunió catequistas laicos para esta tarea. Este modo de proceder es muy actual desde que el Concilio Vaticano II promocionara el laicado para anunciar a Jesucristo y su Evangelio como fuente de renovación para las comunidades cristianas. En la puesta en práctica del carisma del Fundador aparece otra originali- dad. Se trata de que los nuevos maestros cristianos puedan en verdad con- vertirse en portadores de la Palabra. Así que les pide que se alimenten de ella diariamente. Y esto sigue siendo muy actual, como lo señaló Benedicto XVI en su mensaje del 2 de febrero de 2008 “Poned en el centro de todo Nº11 Correo Querbes P. Luis Querbes, por Francesco Iacurto
  2. 2 CORREO QUERBES Nº 11 la Palabra de Dios... Ayudad también a los fieles a ponerla de relieve en su vida diaria”. Precisamente, el carisma del Padre Querbes dio origen a la Comunidad viato- riana. Es también necesario que este don sea actualizado constantemente y encarna- do allá donde se implante. Como ha escrito Leonard Audet, el carisma del Padre Quer- bes “nos envía a la vez, a ser inventivos para responder a las necesidades actuales y saber- las tratar con medios actuales, pero en profunda continuidad y dinámica con la visión fundadora del Padre Querbes”. El don hecho a la Iglesia por medio de Querbes (su carisma) continúa dando sus frutos, ya que la Comunidad viatoriana, fundada en 1831, reúne actualmente a viatores religiosos, sacerdotes y hermanos, y a viatores aso- ciados, hombres y mujeres comprometidos en nombre de Jesucristo y su Evangelio. Nuestra misión nos orienta a la formación humana en todas sus formas, la formación catequética de los jóvenes y adultos, la celebración de la fe a través de la liturgia. Trabajamos en 15 países, tanto en Europa, América y África como en el Extremo-Oriente. ¡Que el Señor permita que esta semilla dé sus frutos cuando Él quiera para su mejor gloria y nuestro mayor bien! En conclusión, deseo expresar mi admiración por la riqueza del carisma viatoriano. Veo en él la confirmación de nuestra verdadera identidad al ser- vicio de nuestra misión en la Iglesia. Gastón Perreault, c.s.v. UN CARISMA QUE DEBE ADAPTARSE Poseído de un carisma excepcional, Luis Querbes responde a las peticiones de sus hermanos, los párrocos rurales. Pero, siendo realista, se da cuenta de que lo que él propone exige muchas veces ajustes. Hay que tener en cuenta las necesidades específicas de los peticionarios y también la capacidad del personal que tiene. “Aco- modaciones razonables” es lo importante, mucho antes que la ejecución. La Pandilla, por Alexandre Bercovitch Ite missa est en Berthier, por Kathleen Morris
  3. 3 Y es posible que penséis que cuando la congregación enjambró en Cana- dá, no era necesario ajuste alguno. Robert Bonnafous nos recuerda las exi- gencias de M. Joliette y del párroco Manseau. Tampoco fue más fácil en Ri- gaud con el párroco Desautels, que era también presidente de la Comisión Escolar. También en este caso fue necesario hacer algunas concesiones. Y desde entonces ¡cuántas han sido las adaptaciones en los diferentes países en los que trabajan los hijos del P. Querbes! ¡Podemos afirmar que el ca- risma del Padre Fundador ha sabido adaptarse a las diferentes realidades! Édouard Séguin, c.s.v. NUEVA IMPLANTACIÓN EN ÁFRICA El 7 de octubre de 1999 llegó a Burkina Faso un equipo de cinco Clérigos de San Viator para implan- tar el carisma querbesiano. Ahora so- mos veinte, quince de Burkina Faso. Este crecimiento es probablemente una señal de que nuestro carisma ha encontrado una respuesta muy posi- tiva de la gente. Estamos, de hecho, en dos escuelas que son el Grupo escolar San Viator de Ouagadugú y en el Establecimiento Luis Querbes (ÉLoQ) de Banfora. La primera incluye la escuela primaria, secundaria y bachillerato. Acoge a 1365 estudiantes durante el día y otros 700 alumnos de noche. La segunda, en plena expansión, ofrece por el mo- mento la enseñanza general y el liceo tecnológico. Más de 300 estudiantes se benefician de sus servicios. De acuerdo con la idea de nuestro fundador que deseaba que el viator aprovechase cualquier oportunidad para evangelizar, en estas dos inser- ciones principales nos esforzamos en que los jóvenes conozcan a Cristo, que profundicen y celebren su fe. En cada una de nuestras escuelas hay también un capellán a cargo de la animación pastoral. Y, en continuidad con lo que se hace en la escuela, durante las vacaciones de verano ofrecemos a niños de 7 a 12 años y a jóvenes de entre 13 y 20, la oportunidad de participar en los campamentos de «l›Avenir» que organiza- mos en Koubri, no lejos de Ouagadougou, o en el Campo de «l›Amitié» en el ÉLoQ. Tenemos también la responsabilidad de la pastoral en la parroquia de San CORREO QUERBESNº 11 Baltasar, Rey Mago
  4. 4 CORREO QUERBES Nº 11 Viator, una joven comunidad cristiana que se creó con nuestra llegada a la diócesis de Banfora en 2004. Además, continuamos colaborando con otras parroquias en la animación de la catequesis de Ouagadugú. A través de estos compromisos, el carisma viatoriano entra progresiva- mente en las culturas de Burkina Faso. Pero, al mismo tiempo, estas cul- turas lo transforman enriqueciéndolo con sus valores y sus modos de com- prender el Reino de Dios. Puede ser que todo esto no sea más que una gota en el vasto océano burkinabé, porque no todos los niños y los jóvenes están escolarizados ni conocen a Cristo; algunas diócesis sufren una falta muy aguda de sacerdotes, de religiosos, de agentes de pastoral, de testigos de su fe. Precisamente, en este vasto campo de barbecho es donde prácticamente se ha consolidado el carisma de Luis Querbes, que está llamado a enraizarse más y a crecer para que Jesús sea adorado y amado en todos los corazones. Lindbergh Mondesir, c.s.v. LLEVAR LA PALABRA Llevar la Palabra es proclamarla, ha- cerla conocer cuando nos corresponda hacerlo, pero también dejarnos penetrar por ella para vivirla. Recordemos que frecuentar la Sagrada Escritura por parte de los fieles cristianos, tenía sus serias reservas en las autoridades eclesiásticas. El P. Querbes, con el ejercicio de la “Le- yenda”, insistió en que sus religiosos se familiarizaran con los textos sagrados. Es este un medio especial por el que Dios nos habla. Es necesario, decía, “es- cuchar esta voz divina con humildad y sencillez”. Incluso hasta propone como un método de lectura, “leer poco a poco, con pausas para darnos tiempo a pensar y a replegarnos sobre nosotros mismos; leer de seguido, sin dejar fácilmente un tema para entenderlo bien y empalmarlo con las santas máximas, que hay que grabarlas con caracteres indelebles en el fondo de nuestro corazón”. Bruno Hébert, c.s.v.v Editado por la Provincia de los C.S.V. de Canadá - Traducido en la Comunidad viatoriana de España Los cuatro evangelistas, por Jacob Jordaens
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