LA RIQUEZA DE UN CARISMA
En el lenguaje ordinario, la palabra carisma
significa un talento excepcional. Dicen, por
ejemplo, que dicha persona tiene un carisma
en el campo de la comunicación. En el lenguaje
cristiano, el carisma significa un don de Dios
concedido para el bien de los demás. Así fue
para la Madre Teresa, que vivió una compasión
inusual con los moribundos.
¿Qué se puede decir del don concedido a
nuestro fundador y de su respuesta? El P. Quer-
bes fue sensible a la pobreza de las pequeñas
parroquias rurales de su tiempo. Y de una ma-
nera más precisa, vio “una necesidad urgente
para la Iglesia y la sociedad; quiso darle una
respuesta y recibió la gracia para hacerlo” (Leo-
nard Audet). ¿Qué necesidad? La de una educación cristiana que había que
dar a los niños y la de las comunidades parroquiales necesitadas de una
liturgia viva que alimentara el corazón y el espíritu.
El don concedido a nuestro fundador fue en primer lugar esa capacidad
de ver con los ojos de Dios. Don que viene del Espíritu. El hecho es que
su deseo de responder a las necesidades observadas, escribe, “le ocupaba
totalmente y le seguía hasta el altar”.
La riqueza del carisma querbesiano reside en la innovación que supo
aportar como respuesta a las necesidades percibidas. Mientras que la for-
mación cristiana era hasta el presente algo reservado al clero, el P. Quer-
bes reunió catequistas laicos para esta tarea. Este modo de proceder es
muy actual desde que el Concilio Vaticano II promocionara el laicado para
anunciar a Jesucristo y su Evangelio como fuente de renovación para las
comunidades cristianas.
En la puesta en práctica del carisma del Fundador aparece otra originali-
dad. Se trata de que los nuevos maestros cristianos puedan en verdad con-
vertirse en portadores de la Palabra. Así que les pide que se alimenten de
ella diariamente. Y esto sigue siendo muy actual, como lo señaló Benedicto
XVI en su mensaje del 2 de febrero de 2008 “Poned en el centro de todo
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Correo Querbes
P. Luis Querbes, por Francesco Iacurto
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la Palabra de Dios... Ayudad también a los
fieles a ponerla de relieve en su vida diaria”.
Precisamente, el carisma del Padre
Querbes dio origen a la Comunidad viato-
riana. Es también necesario que este don
sea actualizado constantemente y encarna-
do allá donde se implante. Como ha escrito
Leonard Audet, el carisma del Padre Quer-
bes “nos envía a la vez, a ser inventivos para
responder a las necesidades actuales y saber-
las tratar con medios actuales, pero en profunda continuidad y dinámica con
la visión fundadora del Padre Querbes”.
El don hecho a la Iglesia por medio de Querbes (su carisma) continúa
dando sus frutos, ya que la Comunidad viatoriana, fundada en 1831, reúne
actualmente a viatores religiosos, sacerdotes y hermanos, y a viatores aso-
ciados, hombres y mujeres comprometidos en nombre de Jesucristo y su
Evangelio. Nuestra misión nos orienta a la formación humana en todas sus
formas, la formación catequética de los jóvenes y adultos, la celebración
de la fe a través de la liturgia. Trabajamos en 15 países, tanto en Europa,
América y África como en el Extremo-Oriente.
¡Que el Señor permita que esta semilla dé sus frutos cuando Él quiera
para su mejor gloria y nuestro mayor bien!
En conclusión, deseo expresar mi admiración por la riqueza del carisma
viatoriano. Veo en él la confirmación de nuestra verdadera identidad al ser-
vicio de nuestra misión en la Iglesia.
Gastón Perreault, c.s.v.
UN CARISMA QUE DEBE ADAPTARSE
Poseído de un carisma excepcional,
Luis Querbes responde a las peticiones de
sus hermanos, los párrocos rurales. Pero,
siendo realista, se da cuenta de que lo que
él propone exige muchas veces ajustes.
Hay que tener en cuenta las necesidades
específicas de los peticionarios y también
la capacidad del personal que tiene. “Aco-
modaciones razonables” es lo importante,
mucho antes que la ejecución.
La Pandilla, por Alexandre Bercovitch
Ite missa est en Berthier, por Kathleen Morris
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Y es posible que penséis que cuando la congregación enjambró en Cana-
dá, no era necesario ajuste alguno. Robert Bonnafous nos recuerda las exi-
gencias de M. Joliette y del párroco Manseau. Tampoco fue más fácil en Ri-
gaud con el párroco Desautels, que era también presidente de la Comisión
Escolar. También en este caso fue necesario hacer algunas concesiones. Y
desde entonces ¡cuántas han sido las adaptaciones en los diferentes países
en los que trabajan los hijos del P. Querbes! ¡Podemos afirmar que el ca-
risma del Padre Fundador ha sabido adaptarse a las diferentes realidades!
Édouard Séguin, c.s.v.
NUEVA IMPLANTACIÓN EN ÁFRICA
El 7 de octubre de 1999 llegó a
Burkina Faso un equipo de cinco
Clérigos de San Viator para implan-
tar el carisma querbesiano. Ahora so-
mos veinte, quince de Burkina Faso.
Este crecimiento es probablemente
una señal de que nuestro carisma ha
encontrado una respuesta muy posi-
tiva de la gente.
Estamos, de hecho, en dos escuelas
que son el Grupo escolar San Viator de Ouagadugú y en el Establecimiento
Luis Querbes (ÉLoQ) de Banfora. La primera incluye la escuela primaria,
secundaria y bachillerato. Acoge a 1365 estudiantes durante el día y otros
700 alumnos de noche. La segunda, en plena expansión, ofrece por el mo-
mento la enseñanza general y el liceo tecnológico. Más de 300 estudiantes
se benefician de sus servicios.
De acuerdo con la idea de nuestro fundador que deseaba que el viator
aprovechase cualquier oportunidad para evangelizar, en estas dos inser-
ciones principales nos esforzamos en que los jóvenes conozcan a Cristo,
que profundicen y celebren su fe. En cada una de nuestras escuelas hay
también un capellán a cargo de la animación pastoral.
Y, en continuidad con lo que se hace en la escuela, durante las vacaciones
de verano ofrecemos a niños de 7 a 12 años y a jóvenes de entre 13 y 20, la
oportunidad de participar en los campamentos de «l›Avenir» que organiza-
mos en Koubri, no lejos de Ouagadougou, o en el Campo de «l›Amitié» en
el ÉLoQ.
Tenemos también la responsabilidad de la pastoral en la parroquia de San
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Baltasar, Rey Mago
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Viator, una joven comunidad cristiana que se creó con nuestra llegada a la
diócesis de Banfora en 2004. Además, continuamos colaborando con otras
parroquias en la animación de la catequesis de Ouagadugú.
A través de estos compromisos, el carisma viatoriano entra progresiva-
mente en las culturas de Burkina Faso. Pero, al mismo tiempo, estas cul-
turas lo transforman enriqueciéndolo con sus valores y sus modos de com-
prender el Reino de Dios.
Puede ser que todo esto no sea más que una gota en el vasto océano
burkinabé, porque no todos los niños y los jóvenes están escolarizados ni
conocen a Cristo; algunas diócesis sufren una falta muy aguda de sacerdotes,
de religiosos, de agentes de pastoral, de testigos de su fe. Precisamente, en
este vasto campo de barbecho es donde prácticamente se ha consolidado el
carisma de Luis Querbes, que está llamado a enraizarse más y a crecer para
que Jesús sea adorado y amado en todos los corazones.
Lindbergh Mondesir, c.s.v.
LLEVAR LA PALABRA
Llevar la Palabra es proclamarla, ha-
cerla conocer cuando nos corresponda
hacerlo, pero también dejarnos penetrar
por ella para vivirla. Recordemos que
frecuentar la Sagrada Escritura por parte
de los fieles cristianos, tenía sus serias
reservas en las autoridades eclesiásticas.
El P. Querbes, con el ejercicio de la “Le-
yenda”, insistió en que sus religiosos se
familiarizaran con los textos sagrados.
Es este un medio especial por el que
Dios nos habla. Es necesario, decía, “es-
cuchar esta voz divina con humildad y
sencillez”. Incluso hasta propone como un
método de lectura, “leer poco a poco, con pausas para darnos tiempo a pensar
y a replegarnos sobre nosotros mismos; leer de seguido, sin dejar fácilmente
un tema para entenderlo bien y empalmarlo con las santas máximas, que hay
que grabarlas con caracteres indelebles en el fondo de nuestro corazón”.
Bruno Hébert, c.s.v.v
Editado por la Provincia de los C.S.V. de Canadá - Traducido en la Comunidad viatoriana de España
Los cuatro evangelistas, por Jacob Jordaens