1. FANTASMAS, duendes, genios, demonios... Personas de
diversas religiones creen en estos espíritus y los consideran
malignos, buenos, o ambas cosas a la vez. Otras, en
cambio, opinan que no son más que una superstición, un
producto de la imaginación. Ahora bien, ¿qué dice la Biblia
sobre este tema?
La Biblia enseña que el Creador mismo es un Espíritu y que
sus primeras creaciones fueron espíritus, o ángeles (Juan
4:24; Hebreos 1:13, 14). Además, habla de espíritus
malignos, a los que a veces llama demonios (1 Corintios
10:20, 21; Santiago 2:19). Pero no enseña que Dios creara a
los demonios. Entonces, ¿quiénes son, y de dónde salieron?
2. “Ángeles que pecaron”
Cuando Dios creó a seres espirituales, los dotó de
libre albedrío, es decir, de la capacidad de elegir por
ellos mismos si hacer el bien o el mal. Por desgracia,
tras la creación del ser humano, un número
no especificado de ángeles optó por hacer el mal
rebelándose contra Dios.
El primer espíritu que se rebeló, el más infame, se
convirtió en Satanás. “No permaneció firme en la
verdad”, dijo Jesucristo (Juan 8:44). ¿Qué impulsó a
Satanás a volverse contra Dios? Empezó a codiciar la
adoración que le pertenece exclusivamente al
Creador, actuó en conformidad con ese deseo y se
erigió en un dios rival. De esta manera se hizo a sí
mismo Satanás, palabra que significa “opositor”.
3. Siglos más tarde, antes del diluvio universal, otros ángeles
se unieron a él al abandonar su puesto en los cielos y
materializarse en forma humana para vivir en la Tierra
(Génesis 6:1-4; Santiago 1:13-15). Cuando vino el Diluvio,
todo indica que “los ángeles que pecaron” se
desmaterializaron y regresaron a la región espiritual
(2 Pedro 2:4; Génesis 7:17-24). Andando el tiempo se les
llegó a conocer como demonios (Deuteronomio 32:17;
Marcos 1:34).
Pero la situación de los ángeles desobedientes pasó a ser
muy distinta de la que habían tenido antes de rebelarse.
Judas 6 explica: “A los ángeles que no guardaron su
posición original, sino que abandonaron su propio y debido
lugar de habitación, [Dios] los ha reservado con cadenas
sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran
día”. En efecto, Dios no permitió que los demonios volvieran
a tener los privilegios que antes habían disfrutado en el
cielo. Más bien, los privó de toda iluminación espiritual
echándolos en simbólicos “hoyos de densa oscuridad”.
4. “Extraviando a toda la tierra
habitada”
Aunque todo apunta a que los demonios no pueden
materializarse de nuevo como seres humanos, siguen
teniendo mucho poder y ejerciendo gran influencia
sobre las ideas y la vida de la gente. De hecho,
Satanás, junto con sus huestes demoníacas, “está
extraviando a toda la tierra habitada” (Revelación
[Apocalipsis] 12:9; 16:14). ¿De qué manera?
En buena medida, a través de “enseñanzas de
demonios” (1 Timoteo 4:1). Estas doctrinas falsas, a
menudo de carácter religioso, han cegado la mente
de millones de personas a la verdad sobre Dios
(2 Corintios 4:4). Lo invitamos a considerar algunas
de tales enseñanzas.
5. La creencia de que los muertos siguen vivos.
Por medio de apariciones, voces y diversos
engaños, los demonios inducen a la gente a
creer que los vivos pueden comunicarse con
los muertos. Con ello también fomentan la
mentira de que hay un alma que sobrevive a la
muerte del cuerpo. Sin embargo, la Biblia
afirma rotundamente que los muertos
“no tienen conciencia de nada en absoluto”
(Eclesiastés 9:5, 6). Puesto que „han bajado al
silencio‟, ni siquiera pueden alabar a Dios
(Salmo 115:17).
6. La moral del “todo vale”. “El mundo entero
yace en el poder del inicuo”, dice 1 Juan 5:19.
Valiéndose de los medios de comunicación y
de otros canales, Satanás y sus demonios
promueven la maliciosa idea de que los seres
humanos deben dar rienda suelta a sus más
bajos deseos (Efesios 2:1-3). Por esa razón, el
mundo de hoy está plagado de perversiones
sexuales y de todo tipo de inmoralidad. Estas
conductas llegan incluso a verse como
normales, mientras que los principios bíblicos
se suelen considerar anticuados o
intolerantes.
7. La creencia en el espiritismo. En cierta
ocasión, el apóstol Pablo se encontró con una
sirvienta poseída por “un demonio de
adivinación [mediante el que] proporcionaba
mucha ganancia a sus amos practicando el
arte de la predicción” (Hechos 16:16). Pablo se
negó a escucharla, pues sabía de dónde
procedían sus dotes sobrenaturales. Además,
no quería ofender a Dios, para quien son
detestables todas las formas de espiritismo,
incluyendo la astrología y la práctica de
invocar a poderes ocultos (Deuteronomio
18:10-12).
8. Protéjase de los demonios
¿Cómo puede usted protegerse de los espíritus
malignos? La Biblia responde: “Sujétense [...] a
Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de
ustedes” (Santiago 4:7). Podemos seguir este
mandato obedeciendo en nuestra vida las
enseñanzas de la Biblia, el único libro sagrado
que denuncia abiertamente a Satanás, los
demonios y sus “artimañas” (Efesios 6:11, nota;
2 Corintios 2:11). La Biblia también nos dice que
los espíritus malignos y todos los que se oponen a
Dios dejarán de existir (Romanos 16:20). “Los
rectos son los que residirán en la tierra, y los
exentos de culpa son los que quedarán en ella”,
asegura Proverbios 2:21. Fuente: www.watchtower.org