1. I. La obra redentora de
Jesucristo
1. El misterio de la redención
2. Jesucristo, mediador y cabeza
3. Los misterios de la vida de Cristo y su valor redentor
4. La Pasión y muerte de Cristo
5. La glorificación de Cristo y su valor salvífico
6. Los frutos de la redención
2. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 1FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 1
La voluntad salvífica universal de Dios se centra en Cristo. Quiere
que todos los hombres se salven participando de la redención de
su Hijo hecho hombre: “por todos ha muerto Cristo” (2 Cor 5, 152 Cor 5, 15).
Se llama “redención objetiva” a la obra del Redentor, tanto en su
vida terrena como desde el cielo en su vida gloriosa, con la coo-
peración del Espíritu Santo. Esta obra es causa de la salvación.
Se llama “redención subjetiva” a la participa-
ción de los frutos de la obra de Cristo en cada
uno de los hombres. Por la acción del Espíritu
Santo, Cristo ofrece a cada hombre la salva-
ción, pero el hombre puede rechazar la gracia
que se le ofrece.
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3. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 2FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 2
La omnipotencia divina alcanza a todos
los hombres y hace que las acciones y
méritos de Cristo se puedan aplicar y
puedan tener eficacia salvífica en cada
uno. Aunque ese poder es común a las
tres Personas divinas, se suele apropiar
al Espíritu Santo.
La Iglesia, cuya Cabeza es Cristo, tiene una relación indispensable
con la salvación de cada hombre. Es “sacramento universal de sal-
vación” (Lumen gentium 48Lumen gentium 48). Toda la gracia proviene de Cristo, es
comunicada por el Espíritu Santo, y está misteriosamente relaciona-
da con la Iglesia. “La Iglesia peregrina es necesaria para la salva-
ción, pues Cristo es el único Mediador y camino de salvación y se
hace presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia” (Idem 14Idem 14).
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4. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 3FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 3
El hombre tiene que incorporarse libremente a Cristo y así puede
recibir los frutos de su obra redentora. El hombre se une a Cristo
por la fe viva y los sacramentos de la Iglesia.
Fe viva: nadie puede salvarse sin la fe, que es el fundamento y el
origen de toda justificación. La fe viva obra por la caridad, está
acompañada por el arrepentimiento y por obras.
Sacramentos: nos hacen participar de los frutos de
la Redención. Entre ellos destacan el bautismo (sin
él no hay unión con nuestro Salvador ni vida sobre-
natural y es necesario para la salvación) y la Euca-
ristía (hace a los fieles que le reciben una cosa con
Él, y les comunica la vida eterna).
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5. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 4FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 4
Ciertamente Dios concede a todos los hombres
la gracia que salva (dada por medio de Cristo
en el Espíritu, y que tiene relación con la Igle-
sia). Pero desconocemos el modo como la gra-
cia llega a los no cristianos. Es claro que cada
uno de ellos tendrá que acoger libremente ese
don divino para salvarse.
Efectos de la obra redentora de Cristo en los hombres: 1) nos li-
bera del pecado, tanto en cuanto a la culpa como en cuanto a la
pena, en lo que se refiere tanto al alma como al cuerpo: de la igno-
rancia y de la tristeza, del desorden de las pasiones, del dolor y
de la muerte (purificación y camino para la gloria); 2) nos hace
partícipes de la vida divina y nos ha conseguido la vida eterna.
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6. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 5FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 5
Otros efectos de la obra de Cristo: 1) reconciliación, comunión y
amistad con Dios; 2) renovación interior del hombre nuevo por
la participación de la vida divina; 3) liberación de la muerte y re-
surrección de los cuerpos.
En la reparación de la vida del alma, dos aspec-
tos: liberación del pecado por la Pasión, nueva
vida del alma por la Resurrección de Cristo.
En la reparación de la vida corporal también:
destrucción de la muerte por la Muerte de
Cristo, nueva vida de nuestro cuerpo o resurre-
cción por la Resurrección de Cristo.
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7. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 6FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 6
La salvación es una realidad prin-
cipalmente escatológica: se dará
completa cuando Cristo reaparezca
con gloria al fin del mundo y todos
sus enemigos sean puestos bajo
sus pies.
Ahora ya alcanzamos la salvación (el mundo ya está
salvado), aunque todavía no es completa. Ahora ya
poseemos realmente la semilla de vida eterna y por
eso tenemos la certeza de recibir sus frutos en plenitud.
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8. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 7FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 7
María no sólo ha recibido la más perfecta parti-
cipación de los frutos de la salvación (sin peca-
do, llena de gracia, en cuerpo y alma en el Cie-
lo), sino que también ha sido asociada de un
modo singular y eminente a la persona de
Cristo y a su obra redentora. Es nuestra Ma-
dre en el orden de la gracia.
Es Mediadora en la obra salvífica de Cristo, unida a su Hijo. Y
“la Iglesia no duda en atribuir a María un tal oficio subordinado:
lo experimenta continuamente y lo recomienda al corazón de
los fieles para que, apoyados en esta protección maternal, se
unan más íntimamente al Mediador y Salvador” (Lumen gen-Lumen gen-
tium 62tium 62). Se va y se vuelve a Jesús por María.
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