Pero además la comunicación es el modo en que una empresa se define y se presenta, no sólo de cara a su público y grupos de interés, sino ante sí misma. El discurso de una empresa, el modo en que se expresa, es también el modo en que se piensa a sí misma. Y las organizaciones que descuidan este aspecto, desconectando la comunicación de la gestión estratégica, corren serios riesgos. ¿Por qué? Porque: La comunicación ayuda a diseñar la estrategia Analizar el discurso de una organización permite ver en qué se está centrando la empresa, en qué aspectos está poniendo demasiado énfasis, y cuáles está descuidando. Permite averiguar cuáles son sus contradicciones internas, y qué es lo que se está diciendo de cara al público que luego no se está cumpliendo realmente de puertas adentro. Es un modo de hallar los “puntos ciegos” de una organización que deben ser tomados en cuenta para diseñar una estrategia efectiva. La comunicación ayuda a implementar la estrategia Una estrategia no sirve para nada si no es aceptada e internalizada por las personas que la deben llevar a cabo – ¿cuántas ambiciosas estrategias corporativas fracasan debido a la resistencia e incluso el sabotaje de los empleados disconformes? Una buena comunicación consiste en escuchar tanto como en decir. Escuchar a la gente, tomar en cuenta sus opiniones, y comunicar las decisiones y estrategias de un modo transparente y adulto, dejando claras las expectativas y beneficios, es un modo de favorecer considerablemente el éxito de una estrategia. La comunicación es la base de la marca (interna y externa) Si concebimos una marca como la “personalidad” de una organización, el modo en que funciona y se relaciona con sus grupos de interés, el discurso de esa organización – lo que dice, cómo lo dice, y a quién se lo dice – es la base de la marca. Lo que una empresa expresa a través de todas sus comunicaciones – ya sean verbales o visuales – refleja de modo consistente la esencia de su marca. Y todas las marcas icónicas – Coca-Cola, Apple, Nike, Zara – tienen un discurso muy claramente definido que se manifiesta de modo consistente en su marca y en todas sus comunicaciones. Hay que saber a quién le estamos hablando Los negocios, en último término, no son otra cosa que conversaciones entre la organización y sus grupos de interés – clientes, potenciales clientes, competidores, proveedores, ONGs, instituciones, medios, y la sociedad en general. Y no se habla con todo el mundo del mismo modo. Saber cómo introducir distintas inflexiones en el discurso corporativo según nuestro interlocutor sin dejar de ser consistentes – variar nuestro discurso sin variar la esencia de la marca – es crucial para tener una comunicación efectiva, y para el buen rendimiento de los negocios.