El documento presenta un relato sobre un tío que rompió accidentalmente un cordero de chocolate de Pascua, seguido por las palabras de consuelo de una niña de 3 años. Esto lleva a una reflexión sobre cómo la Pascua se trata del Cordero de Dios sacrificado por nosotros, y cómo su amor se muestra en la cruz. Luego presenta pasajes bíblicos sobre la Última Cena y explica que la cena del Señor conmemora la liberación de los pecados a través de la muerte de Cristo.
1. Lectura: 1 Corintios 11:23-26. Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. (Isaías 53:5.)
2. Después de haber encontrado los huevos de Pascua y haber abierto las cestas de Pascua, el tío Jaime sintió la obligación de descubrir si el cordero de chocolate blanco era hueco o sólido. Sin pensar en lo que podría pasar, él apretaba el cordero. De repente, el tío Jaime se quedó rígido, como si hubiese ingerido algún veneno paralizante. Finalmente, sus ojos se movían para ver si alguien había presenciado el hecho. Sin embargo, su pulgar permanecía enterrado en un costado del cordero. Esperó la reacción. Un lamento. Un alarido. Un grito de angustia por el dulce de chocolate aplastado. Y mientras los adultos en la habitación luchaban por encontrar frases que aliviaran el dolor de la pequeña Anita, de 3 años de edad, fue ella quien calmadamente dijo palabras que nos aliviaron a todos: "Está bien, tío Jaime. El cordero se iba a romper de todos modos cuando me lo comiera“. Mientras los adultos tratábamos de inventar recuerdos sagrados de las tradiciones de la Pascua, una niñita de 3 años nos proporcionó un momento sagrado de verdad. Ella nos recordó que la Pascua trata acerca del perfecto Cordero de Dios, partido para que pudiéramos quedar completos. Su infantil sabiduría me hace pensar en las palabras que recordamos en la Cena del Señor: "Esto es Mi cuerpo, que por vosotros es dado". Probemos y veamos que la vida que Él ofrece es más dulce que cualquier otra cosa que preparemos para nosotros.
3. Nada habla más claro acerca del amor de Dios que la cruz.
4. Lectura Bíblica : 1 Corintios 11:23 al 34 23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. 25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto d en mi sangre; e haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. 26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. Tomando la Cena indignamente 27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. 28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. 29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. 30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. 31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32 mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo. 33 Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros. 34 Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere. Reina Valera Revisada (1960) . 1998 (electronic ed.) . Sociedades Bíblicas Unidas: Miami
5. Biblia del diario vivir . 11.24 , 25 ¿Qué significa la cena del Señor? La iglesia primitiva recordó que Jesús la instituyó en la noche de la Pascua ( Lucas 22.13–20 ). Así como en la Pascua se celebraba la liberación de la esclavitud en Egipto, en la cena del Señor se recuerda la liberación de nuestros pecados por la muerte de Cristo. Los cristianos tienen varias opciones en cuanto a lo que Cristo quiso decir con las palabras «Este es mi cuerpo»: (1) Algunos creen que el vino y el pan, realmente, vienen a ser el cuerpo y la sangre de Cristo. (2) Otros creen que el pan y el vino permanecen invariables, pero que Cristo está espiritualmente presente en el pan y el vino. (3) Aun otros creen que el pan y el vino simbolizan el cuerpo y la sangre de Cristo. Los cristianos están de acuerdo, sin embargo, que la participación en la cena del Señor es un elemento importante en la fe cristiana y en aquella presencia de Cristo, sin embargo, entendemos que nos fortalece espiritualmente.