2. La Disciplina es la capacidad de actuar ordenada y
perseverantemente para conseguir un bien.
La principal necesidad para adquirir este valor es la
Auto-exigencia.
3. La finalidad de la disciplina es conseguir
interiorizar el valor de la armonía, porque todo
guarda su lugar y su proporción. Los seres
humanos debemos tender a nuestra propia
armonía de ser, pensando, y actuando siempre
en relación a un buen fin.
4. Para transmitir este conjunto de valores
adquiridos debemos hacerlo desde el prisma de
una educación basada en el entendimiento, el
ejemplo, el respeto y el Amor al prójimo. Los
padres asumiendo su responsabilidad se unirán
con el objetivo de ser buenos conductores en la
vida de sus hijos.
5. ENTENDIMIENTO:
Comprendemos ambos miembros de la pareja el valor
de transmitir en armonía (coherencia).
EJEMPLO:
Comprendemos ambos miembros de la pareja que
transmitiremos lo que somos.
RESPETO:
Comprendemos ambos que la convivencia se basa en
el respeto de y hacia todos.
“La vida viene de Dios, la convivencia viene de
nosotros”
Respuestas de la Vida. André Luis. Chico Xavier
6. AMOR AL PRÓJIMO:
Comprendemos ambos que todos somos
hermanos, Hijos de un mismo Padre y es en la
familia donde encontramos el taller para el
perfeccionamiento de todos sus miembros.
7. La libertad es el derecho de la persona a actuar sin
restricciones siempre que sus actos no interfieran con
los derechos equivalentes de otras personas.
La educación es un factor muy importante para conocer
la libertad. Y es que solo a través del aprendizaje propio
del individuo es como este llegara a conquistar su
independencia.
8. Una educación libre es aquella en la cual se permite la
libre expresión de ideas, aunque sean incorrectas para
el contexto sobre el que esta trabajando. En vez de
regañar se orienta a los educandos para que ellos
mismos descubran el verdadero significado de libertad.
En el proceso de educar toman parte los profesores, los
alumnos, la familia, la institución educativa, la sociedad,
etc. Cada una de estas esferas debe posibilitar un clima
de respeto y tolerancia, de autonomía e independencia
para la educación en libertad.
9. La educación requiere una perfecta sintonía entre esos dos
conceptos. Vamos a poner dos ejemplos para ilustrar esta
interacción:
Imaginemos dos familias muy diferentes.
En la primera todo gira en torno al bienestar y al dinero.
Los padres trabajan para ganar más y así poder comprar
un coche mejor, ir de vacaciones a un lugar exótico,
disfrutar de las mejores películas y de fiestas que
produzcan sensaciones placenteras.
En la segunda todo gira en torno al amor al prójimo. El
centro de interés consiste en acoger al forastero, visitar a
los enfermos, compartir comida con el pobre, enviar dinero
a los necesitados y buscar hacer felices a los demás
miembros de la familia.
10. Es fácil deducir que según sea una familia serán los
hijos. En la primera familia, el hijo tenderá a vivir
centrado en las cosas materiales y en la búsqueda del
placer. En la segunda familia, el hijo estará abierto a
desarrollar una actitud profunda que le haga amar a los
más necesitados, que le lleve a actuar para hacer más
llevadero el dolor de los demás.
11. Toda familia, de modo más o menos profundo,
pone un especial “sello de marca” en los hijos. Hay
excepciones: ha ocurrido, ocurre y ocurrirá, que un
hijo viva de un modo muy distinto del que le
enseñaron sus padres. Pero lo normal es que los
hijos orienten su personalidad a partir de lo que
han visto y han recibido en casa.
12. Las familias, lo quieran o no, lo sepan o no, son
siempre educadoras. Lo harán mejor o peor, llevarán a
los hijos hacia una vida sana o hacia una vida
descarriada.
Pero ninguna familia puede decir que no tiene
responsabilidad a la hora de formar a los
hijos.
13. Metas y medios:
Surgen entonces dos preguntas:
¿Hacia dónde queremos llevar a los hijos en el
proceso educativo? Es la pregunta por las metas.
¿Cómo alcanzar los objetivos propuestos? Es la
pregunta por los medios.
14. Metas y medios van de la mano. Escoger los medios
adecuados es imprescindible para poder alcanzar las
metas.
Aclaremos, en primer lugar, cuáles son las metas.
La pregunta que tenemos que responder es:
¿Cómo me gustaría que fuera cada uno de mis
hijos cuando llegue a la adolescencia, a la
juventud, a la edad adulta?
15. Para la familia espírita-cristiana, la respuesta es
hermosa y comprometedora:
Me gustaría que cada hijo llegara a ser un
auténtico cristiano, un ciudadano consciente,
responsable, justo y ético, o sea, un hombre de
bien.
16. La conquista de una meta tan ambiciosa incluye el
cultivo de las virtudes y de los valores humanos.
A la vez, implica fomentar un ambiente de fe que
permita tratar a Dios como Alguien cercano, como
un Padre; que descubra la cercanía de Cristo,
presente en la historia de cada uno. Llevar a
nuestros hijos hacia el estudio del Evangelio,
acercar el Evangelio a nuestros hijos es
presentarles el modelo educativo para la perfección
de toda la Humanidad.
17. Debemos tener claras las metas para descartar ofertas
educativas insuficientes.
La verdadera meta, la que no deberíamos olvidar
nunca, es conseguir de cada uno de los hijos un buen
cristiano y una persona de bien preparada para la
convivencia con los demás. Se trata de lograr un
hombre formado de modo integral y completo, en lo
físico, en lo intelectual, sobre todo, en lo más profundo
de su condición espiritual: como espíritu inmortal.
18. ¿Cómo lograr la meta?
De la multitud de sistemas pedagógicos que existen, la
familia espírita optará por aquellos sistemas y métodos
que persigan las metas auténticas y que se basen en una
correcta visión del hombre.
¿Cuánta libertad le debo de dar?
Debemos buscar el equilibrio entre lo que queremos y
debemos:
Hay privilegios para los que no están preparados.
Demasiado control niega oportunidades de aprendizaje.
Favorecer una buena comunicación permitiendo puntos
de vista diferentes.
19. Fijar límites:
Todos los niños se resisten a los límites que se les
imponen, pero a la misma vez los desean y los
necesitan.
Los límites son más fáciles de fijar si se comienza
cuando los niños son pequeños. Es más difícil, pero no
imposible, fijar límites durante los primeros años de la
adolescencia.
20. Vamos a hablar claramente con instrucciones
específicas y regularmente repetidas;
Daremos opciones razonables;
Otorgar independencia y privilegios según etapas;
Proteger la salud y la seguridad de nuestros hijos.
21. Los adolescentes todavía carecen de las experiencias
necesarias para comprender a fondo cómo una decisión
que toman hoy les pueda afectar en el futuro.
Debemos hablar con ellos sobre las consecuencias de
las decisiones que toman.
Ayúdenlos a entender que existen buenas y malas
decisiones y que saber la diferencia entre la una y la
otra puede hacer la diferencia en sus vidas.
22. Guiarlos, pero resistamos la tentación por controlarlos. La
línea divisoria entre guiar y controlar puede ser distinta para
cada persona. Algunos niños, ya sea que tengan 7 o 17
años de edad, necesitan mayor firmeza y menos privilegios
que otros niños de la misma edad. Guiémosles como
padres cristianos y responsables.
Todo los adolescentes confían en sus padres más que
ninguna otra persona para guiar la formación de sus vidas.
Busquemos como padres más allá de lo superficial, más
profundamente que lo que el comportamiento sugiere para
descubrir la persona que nuestro adolescente está a punto
de llegar a ser.
23. Los padres debemos entrenarnos en
técnicas de disuasión, saber
diferenciar entre la educación
permisiva que es temerosa de poner
límites por no “herir los sentimientos
de los hijos ni traumatizar” y la
educación autoritaria que lejos de
presentar autoridad moral utiliza
métodos de presión y opresión nada
aconsejables y dañinos.
24. Veamos ejemplos de actitudes llevadas a cabo con
autoridad crítica y que son técnicas disuasorias y no
castradoras:
No valorar la conducta que es inadecuada;
Expresar enfado de forma breve. Detenerse. Esperar a
que las palabras (no insultos ni tacos) surjan efecto.
Los padres necesitamos educarnos en la respuesta,
busquemos pues estas en la honestidad, integridad y
comunicación. Para comunicarnos con nuestros hijos
podemos apoyarnos en estas claves entre otras tantas que
aprenderemos si deseamos crear un hogar en paz:
25. Imponer un tiempo de reflexión proporcional a la edad
del niño;
Retirar privilegios si la actitud no es merecedora;
No responder a las protestas;
Repetir órdenes y expectativas;
Ofrecer contrapartidas;
Utilizar la frase “de todos modos”. – “Sé que hace frio,
de todos modos hoy te toca a ti bajar la basura.”
26. Valorar cercanía y confianza de nuestros hijos;
Acompañarles en la búsqueda de la verdad;
Ayudarles a descubrir del uso correcto de la
libertad y la conquista de la sana disciplina,
según los principios elevados que permiten
crecer cada día en la responsabilidad
personal y social.
27. Conjugar disciplina y libertad implica ofrecer motivos y
explicaciones adecuadas a cada edad para que el niño y
el adolescente hagan suyos los principios morales.
De este modo, podrán alcanzar una personalidad madura,
generosa, abierta a cuanto de bueno y noble existe en sí
mismo y en los demás. Una personalidad abierta, sobre
todo, a Dios y al Maestro Jesús guía y conductor de esta
Humanidad.
¿No vale la pena cualquier esfuerzo para lograr que los
hijos lleguen a una meta tan maravillosa?
28. Disciplina amorosa:
La disciplina amorosa es el elemento más importante
para lograr transformar una casa en hogar.
Los padres desde esa actitud responsable y cristiana
reconocen el deber adquirido con los hijos, otorgados
para prodigarles los cuidados y educación que les
ayudarán a en su perfeccionamiento y futuro bienestar.
29. La disciplina puede definirse como un proceso para
ayudar a los niños a aprender comportamientos
apropiados y a tomar buenas decisiones.
Adicionalmente, la disciplina amorosa, efectiva,
ayuda al niño a ejercitar auto-control,
responsabilidad, y respeto mutuo.
Mediante esta disciplina apropiada, los niños aprenden
cómo funcionar en una familia y en una sociedad que
está llena de límites, reglas, y leyes que todos
debemos respetar. Con ella, los niños obtienen un
sentido de seguridad, protección, y a menudo de
victoria.
30. Cuando se quiere controlar a los hijos y se desea
educarlos se plantea un conflicto básico.
Si queremos educarlos para que sean seres
independientes, seguros de sí mismos, necesitamos
coherencia y descartar el control para decidirnos por ser
el padre o la madre guías haciendo que la educación de
nuestros hijos sea un fructífero aprendizaje y no una
continua batalla.
31. Por las circunstancias en las que aún se encuentra nuestro
Planeta podemos decir que prácticamente toda relación entre
padres e hijos implican algún conflicto, de hecho estos se
presentan como benditas oportunidades de reajuste entre
los miembros de la familia. Mientras haya individuos
pensantes, habrá diferencia de opiniones y esto es algo
realmente positivo y enriquecedor.
El niño al nacer la lleva en sí una trayectoria, su espíritu ya
encarna con las adquisiciones de experiencias anteriores.
Más tarde los cambios físicos, intelectuales, sociales y
emocionales ocurren simultáneamente durante el período
adolescente.
Las múltiples fuentes de conflicto para los adolescentes
pueden convertirse en un verdadero desafío para las
personas adultas más cercanas.
32. “Es absolutamente importante saber reconocer un
problema y atajarlo en el momento en el que surge.
Para ello podemos elegir dos formas de solucionar
un conflicto: Constructiva y destructiva. Las
discusiones destructivas hacen trizas la autoestima,
inhiben la evolución personal y limitan el desarrollo
de los potenciales.”
Recetas para educar.Carolyn Meeks.
33. Es necesario que veamos en nuestros hijos las
potencias en estado latente que poseen y ayudarles a
priorizar en ellos mismos el reconocimiento de sus
capacidades con el fin de que asuman
responsabilidades y participen, en los asuntos que
afectan su desarrollo y bienestar personal.
El hecho de acrecentar la autoestima, tanto del hijo
como la de los padres tiene un espectacular efecto
sobre la conducta del niño.
34. Alentar conductas positivas y aceptables. Tratar a los
hijos con el respeto que trataríamos a un invitado.
Utilizar con ellos y entre los miembros de la familia
palabras como “gracias” o “por favor”. Buscar lo mejor
en nuestros hijos (seguro que lo encontramos),
contemplar el mal comportamiento como la excepción y
reconocer cualquier mejora, incentivarlos, ofrecer
alternativas, son elementos indispensables para
favorecer una buena conducta a través de los refuerzos
positivos.
35. Todos los padres deseamos lo mejor para nuestros hijos,
creando expectativas, algunas difíciles de conseguir.
Para llegar a un punto entre estas expectativas y una
realidad que pudiera hacerse tal, es imprescindible que el
ambiente en el que vivamos sea solidario, humano y
responsable pero fundamentalmente que la actitud de amor
que lo presida lleve al niño a conquistar su autoestima.
Las investigaciones demuestran que entre el niño o adulto
que convive plenamente y la persona que marcha por la vida
entre tropiezos y quejas existe una diferencia fundamental:
36. “La diferencia reside en la actitud de uno y otro
hacia sí mismo, en su grado de autoestima”.
El niño feliz; Su clave psicológica. Dorothy Corkille Briggs
37. ¿Cómo ayudarles en su autoestima?
Hacer una lista de las cualidades positivas que hemos
identificado en nuestro hijo.
Nosotros espiritistas conocemos la influencia del pensamiento y
la oración por ello la incentivación positiva, los pensamientos
optimistas, alegres, mensajes no verbales como una sonrisa y
por supuesto oración irradiada hacia ellos serán recogidas por su
increíble percepción.
Dedicar con ellos un tiempo exclusivo, dejándoles hablar y
escuchándoles con el corazón. Compartir momentos divertidos
con ellos, momentos de oración en el que expresen su
espiritualidad, convertir estos instantes en un hábito fraternal
ayudará a la autoestima del niño y a su socialización.
Hablar de ellos de manera educada, positiva y esperanzadora,
ellos percibirán entonces los buenos conceptos que sus padres
tienen de él o ella.
38. Las crisis que se están viviendo en el mundo, la actual
situación, no es sino un reflejo de todas aquellas
circunstancias que se viven diariamente en las familias, la
sociedad refleja a gran escala lo que acontece en el seno
familiar de los habitantes que la componen.
Es fundamental llegar a darse cuenta de que el cambio global
comienza por una transformación en la convivencia dentro
del hogar.
39. Creando un hogar fundado en la confianza entre sus
miembros y la solidaridad entre lo que ellos mismos
representan estaremos perfilando las líneas que
enmarquen un cuadro amoroso y ejemplo social.
Comprender el porqué de la educación en el hogar
es darse cuenta del reflejo y de la incidencia que éste
tiene y representa en el mundo.
40. “Cuando los padres han hecho todo cuanto han
podido para el adelantamiento moral de sus hijos,
si no pueden conseguir su objeto, no pueden
hacerse cargos, y su conciencia puede estar
tranquila; pero al pesar muy natural que
experimentan por el mal éxito de sus esfuerzos,
Dios reserva un grande, un inmenso consuelo,
por la "certeza" de que sólo es un atraso, y que
les será permitido acabar en otra existencia la
obra empezada en ésta, y que un día el hijo
ingrato les recompensará con su amor.”
El Evangelio según el Espiritismo. Cap. XIV Item 9.