2. ¿Qué era? Esta era la armadura de metal que cubría los órganos vitales los cuales eran el corazón y los pulmones. Cubría desde el cuello hasta debajo de la cintura, y estaba formada de dos partes, una para la parte delantera y otra la trasera.
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5. I.- ESTA CORAZA HABLA DE LA JUSTICIA DE CRISTO IMPLANTADA EN LA VIDA DEL CRISTIANO. Cuando Dios creó el mundo, le estableció leyes, las cuales deben de respetarse para guardarse el buen orden del universo y no caer en el caos y la anarquía.
6. Dios es el Juez Supremo de la tierra. (Génesis 18:25). Pero la humanidad entera ha quebrantado esas leyes y por desgracia, cada alma está sujeta a la condenación y debe morir a causa de su pecado. (Romanos 3:23).
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8. Por esa razón la persona, la cual le cree a Dios, quién anuncia a través del evangelio que su Hijo Jesucristo murió para salvarlo, sólo entonces, el individuo será justificado (Romanos 1:16-17). Por lo tanto, para el cristiano, la coraza de Justicia en este punto, describe la seguridad de su salvación y es una gloriosa lámina de oro (el metal divino) que lo protege para vida eterna (Romanos 3:24-25; 5:1-2; 6:23).
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11. III.- ESTA CORAZA HABLA DE LA JUSTICIA DE CRISTO EN LA CONDUCTA DEL CRISTIANO. La definición general de Justicia es “darle a cada uno lo que le corresponde”. En la Biblia, este concepto es más rico, pues describe la relación correcta entre Dios y el hombre, (Salmo 50:5-6) y del hombre con su prójimo. En esta última, la acción justa entre los hombres no solo es cumplir la relación correcta, sino es necesario promover el bienestar y la paz en la sociedad.
12. En el campo de batalla de la vida, el soldado cristiano necesita la coraza de justicia, que significa el buen testimonio, la vida devota, santa, recta, pura y limpia de todo pecado. Este tipo de vida, hará acallar los ataques del maligno. Es necesario poder decir como dijo el Señor Jesús: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? (Juan 8:46) En síntesis, esta coraza de justicia es, la justicia de Cristo en nuestra mente y corazón, la cual nos libra de una conciencia acusadora. JLMC/ARG www.editorialecv.com