1. Os indicamos a continuación algunos datos y reflexiones que pueden ser
interesantes para este día:
Historia
El 22 de abril de 1970 más de 20 millones de norteamericanos se movilizaron
para aumentar la escasa conciencia sobre la fragilidad del planeta.
El evento promovido por las organizaciones sociales fue bautizado con el
nombre de Día de la Tierra (Earth Day), y puede considerarse como el nacimiento del
moderno movimiento ecologista. La presión social tuvo sus frutos y el Gobierno de
USA creó la EPA (Agencia de Protección Ambiental) y promulgó la “Clean Air Act”.
Dos años después se celebró la primera cumbre mundial sobre medio ambiente:
la Conferencia de Estocolmo. El “espíritu de Estocolmo” sirvió para sensibilizar,
aunque insuficientemente, a los gobiernos y a la sociedad civil sobre la magnitud de los
problemas que afectan al medio ambiente en que se desarrolla nuestra existencia, pero
es indudable que el Plan de Acción y las recomendaciones emanadas de Estocolmo no
se han traducido aún en una acción decidida.
En 1990 se organiza de nuevo el Día de la Tierra, esta vez en todo el mundo.
La celebración fue todo un éxito: más de 1000 ONGs organizaron actos en 140 países y
se estima que participaron del orden de 200 millones de personas. Al igual que en la
primera celebración dos años después se celebró otra macro-cumbre mundial. La
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo de Río de
Janeiro de 1992, despertó grandes esperanzas y fue la mayor conferencia celebrada
hasta el momento, no sólo en número de participantes sino de asistencia de jefes de
gobierno. Pero las expectativas no fueron satisfechas, perdiéndose una oportunidad
única de iniciar un cambio de rumbo para construir un mundo más justo, seguro,
próspero y sostenible.
El protocolo de Kyoto
En 1007, los gobiernos acordaron el “Protocolo de Kioto del Convenio Marco
sobre Cambio Climático de la ONU (UNFCCC). El acuerdo entró en vigor el 16 de
febrero de 2005, sólo después de que 55 naciones que suman el 55% de las emisiones
de gases de efecto invernadero lo hubieran ratificado.
El objetivo del Protocolo de Kioto es conseguir reducir un 5,2% las emisiones de
gases de efecto invernadero globales sobre los niveles de 1990 para el periodo 2008-
2012. Este es el único mecanismo internacional para empezar a hacer frente al cambio
climático y minimizar sus impactos. Para ello contiene objetivos legalmente
obligatorios para que los países industrializados reduzcan las emisiones de los 6 gases
de efecto invernadero de origen humano como dióxido de carbono (CO2), metano
(CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados:
hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).
Las llamadas "Partes" se reunieron por primera vez para su seguimiento en
Montreal, Canadá, en 2005, donde se estableció el llamado Grupo de Trabajo Especial
sobre los Futuros Compromisos de las Partes del Anexo I en el marco del Protocolo de
Kioto (GTE-PK), orientado a los acuerdos a tomar para después de 2012.
En diciembre de 2007, en Bali, Indonesia, se llevó a cabo la tercera reunión de
seguimiento, así como la 13ª cumbre del clima (CdP 13 o COP13), con el foco puesto
en las cuestiones post 2012. Se llegó a un acuerdo sobre un proceso de dos años, u “hoja
de ruta de Bali”, que tiene como objetivo establecer un régimen post 2012 en la XV
2. Conferencia sobre Cambio Climático, (también "15ª cumbre del clima", CdP 15 o
COP15) de diciembre de 2009, en Copenhague, Dinamarca.
Esa "hoja de ruta" se complementa con el Plan de Acción de Bali, que identifica
cuatro elementos clave: mitigación, adaptación, finanzas y tecnología. El Plan también
contiene una lista no exhaustiva de cuestiones que deberán ser consideradas en cada una
de estas áreas y pide el tratamiento de “una visión compartida para la cooperación a
largo plazo”.
Situación actual
Como señala la ONG Ecologistas en acción, “el cambio climático está
provocado por la actividad humana y sus impactos ya son evidentes. El IPCC (Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas), en su último informe
señala que la temperatura media ha subido 0,74º C en los últimos 100 años. Sin
embargo, el IPCC también confirma que esos impactos se pueden mitigar estabilizando
los gases de efecto invernadero de modo que no se superen los 2º C de incremento de la
temperatura global respecto a la época preindustrial, usando para ello las tecnologías
actualmente disponibles o aquellas que se espera sean comercializadas en las próximas
décadas e incidiendo en el ahorro energético.
Se trata además de un problema que afecta y afectará de forma más severa a los
países empobrecidos que en modo alguno son responsables de su génesis. Entre las
consecuencias más graves está la pérdida de producción agraria que aumentaría la
inseguridad alimentaria, mayores dificultades para disponer de agua y mayor
vulnerabilidad a enfermedades y catástrofes climáticas como sequías o inundaciones.
Hay consenso en que el cambio climático hará crecer el número de refugiados
ambientales.
En España esta subida de temperatura ha sido aún mayor y ello se ha traducido
en que nuestros glaciares han reducido su extensión y las olas de calor, las sequías y los
cambios abruptos de temperatura y precipitaciones sean cada vez más frecuentes. Es
también perceptible una menor disponibilidad de recursos hídricos. Todos estos factores
están teniendo ya graves consecuencias para sectores importantes de la economía como
el agrario y el turístico.