1. EL ALTAR PARA EL DIFUNTO.
En algunos hogares de México es costumbre poner el
altar de muertos. Antiguamente se ponía en la sala de la
casa, a la vista de los visitantes y amigos. Hoy en día los
podemos encontrar en el área más íntima de la casa.
La fotografía de nuestro ser querido ocupa el lugar
principal del altar y alrededor se colocan objetos que la
persona disfrutaba en vida como: los platillos o alimentos
que más le gustaban, sus cosas predilectas como un libro,
cigarros, hasta la botella de licor que prefería. "...pues el
difunto podría volver ese día a la casa y hay que
atenderlo bien". También se colocan algunas imágenes
religiosas, como una virgen, un cristo y algunos santos.
Algunos objetos decorativos como: las flores de
"Tzempaxuchitl", calaveritas de azúcar y el Pan de
Muerto; son parte de la tradición antigua. También el
copal y el incienso de olor penetrante que invaden el aire
le dan un olor más místico, más pagano o misterioso
haciendonos creer que realmente los muertos pueden
venir. Ya en la noche, las velas, los cirios o las veladoras
son encendidas en espera del ser querido que vendrá a
visitarnos.
2. DIA DE MUERTOS
El Día de Muertos es una celebración anual de raíces prehispánicas y
modalidad cristiana, que se lleva a cabo el día 2 de noviembre para
conmemorar a los fieles difuntos. Aunque presenta múltiples
manifestaciones según la región en que se practique, es muy común
encontrar en los hogares mexicanos altares que permanecen varios días,
adornados con papel picado y flores de cempasúchil, en los que se
colocan, además de velas y veladoras, imágenes de santos o de difuntos y
ofrendas consistentes en platillos típicos de la zona (tamales, moles,
atoles y en general todos aquellos que prefirieron los difuntos). Esta
tradición se basa en la creencia de que en esta época del año las "almas"
de los muertos pueden visitar a sus parientes de este mundo; las luces de
las veladoras hacen las veces de faros que guían a cada una hasta su altar
respectivo, para que al llegar a éste pueda consumir lo que se les ha
preparado.
Se cree que si se prueban los alimentos una vez que el "alma" ha visitado
su altar, éstos carecen de olor o de sabor, debido a que el espíritu ha
consumido su "esencia". A los panteones también se llevan alimentos,
flores de cempasúchil y veladoras que se colocan sobre las tumbas, con el
mismo sentido que en los altares domésticos. A pesar de tener como base
la celebración cristiana de Todos Santos y los Fieles Difuntos, esta
tradición parece conservar elementos de las ceremonias indígenas de los
meses ochpaniztli y teotleco, durante las cuales se ofrendaban a los
manes flores de cempasúchil y tamales de maíz, en una época del año en
que acaban de levantarse las cosechas: fines de octubre y principios de
noviembre. Hoy, al igual que en tiempos prehispánicos, se lleva a cabo
esta celebración de manera festiva, pues conlleva la idea de renovación
de la fertilidad. Se concede cierta "libertad de carnaval", ostensible en
muchas obras del arte popular, así como en las "calaveras" , pequeños
versos satíricos en que los temas centrales son la política y los políticos,
los personajes populares y los amigos, siempre acompañados por "la
pelona", "la flaca" u otros epítetos de la muerte, que nunca aparece con
un tinte macabro. Además, en esos días se consume "pan de muerto",
hogazas de forma semiesférica adornadas con "huesos" y "lágrimas" de la
misma pasta; dulce de calabaza y "calaveras" de azúcar que llevan
nombres propios y son un regalo común.
3. ¿De dónde viene el día de muertos?
Es una tradición proveniente, principalmente, del pueblo azteca. Cada etnia
prehispánica tiene connotaciones similares pero interpretaciones diferentes
con respecto a la muerte de los hombres.
Los aztecas pensaban que aquellos que morían accidentalmente o por
enfermedades incurables, iban a parar a Tlalocán (según Alfonso Caso, una
suerte de paraíso terrenal) donde les recibía Tláloc. En ese lugar pasaban la
eternidad cazando mariposas, comiendo deliciosos frutos o jugando pelota.
Los que morían de forma natural -y aquí viene la cuestión de la ofrenda- ,
llevaban a cabo un penoso viaje de cuatro años, durante el cual, enfrentaban
todo tipo de peligros y vicisitudes. Los afortunados que finalizaban con bien
su travesía, arribaban a Mictlán donde eran recibidos por Mictlantecuhtli.
Durante ese largo viaje, podían detenerse en sus moradas terrenas solamente
una vez al año, esa fecha caía a principios de noviembre. Para ayudar a que
estas almas erranes recobraran fuerza y ánimos, los aztecas les preparaban
un festín con la comida y la bebida que sus difuntos gustaban de tomar en
vida.
Los mayas, en tanto, creían que al morir tenían que atravesar varios "cielos"
hasta llegar a un séptimo donde descansarían en paz. Los incas, por su parte,
creían en un equivalente al cielo y al infierno. Los justos llegaban al
"paraíso" donde recolectaban las semillas de la vida en un granero eterno ;
los pecadores arribaban a un gélido inframundo, condenados a comer
piedras.
Con el tiempo, el cristianismo, asumiendo algunas tradiciones
prehispánicas, sin perder su identidad, trajo la diferenciación entre el día de
Todos los Santos (1 de noviembre) y de los Fieles Difuntos (2 de
noviembre).
4. Altar de Muertos
Todos los mexicanos sabemos que los altares de muertos son
tradicionales por finales de Octubre y principios de Noviembre, pero no
sabemos a ciencia cierta cuáles son los elementos que deben contener :
* Papel picado de color morado (luto cristiano).
* Papel picado de color naranja (luto azteca).
* Flores de cempasúchil (del náhuatl: cempoalxóchitl = flor de 20 o más
petalos).
* Cuatro velas (indican los cuatro puntos cardinales).
* Incienso (para alejar a los malos espíritus y para purificar el ambiente).
* Cruz de ceniza (para purificar el espíritu del muerto).
* Jarra de agua (por si llega fatigado del camino).
* Recipiente para lavarse las manos (aguamanil) y toalla.
* Foto del difunto.
* Comida que le gustaba al muerto.
* Pertenencias estimadas por el muerto.
* Tequila o bebida preferida del muerto.
* Cuatro banderas de papel picado metidas en naranjas.
* Pan de muerto.
* Fruta.
* Calaveras de azúcar.
Arma tu ofrenda. El proceso, desde acudir a un mercado a comprar
flores, pan, papel de china y calaveritas, más que una celebración
religiosa o pagana (como se quiera tomar) es una forma de acercarnos a
una antiquísima costumbre de nuestro hermoso país y de permitirnos
convivir con el concepto de la muerte.