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El Arte de Ser
La Mujer Encantadora
Por
HELEN B. ANDELIN
INTRODUCCION
Ser amada y alabada es el objetivo primordial de la
mujer en el matrimonio. Este libro ha sido escrito
para restaurar su fe en dicho propósito, para
sugerirle los principios que usted deberá aplicar para
poder ganar el amor verdadero y total de un hombre.
EL MAR TENEBROSO
Nunca antes en la historia ha habido una generación de mujeres tan
desilusionadas, desencantadas e infelices en su mattrriimoniio como en
en su ma mon o
nuestra época. Algunas piensan que la vida mattrriimoniiall no les ofrece lo
ma mon a
que ellas esperaban o soñaban. Otras se sienten desatendidas, rebajadas
y a menudo desdeñadas. Cuando tratan de encontrar la causa, se ven
perdidas en las tinieblas. Unas cuantas se resignan a estas
circunstancias, pero las demás tienen esperanzas y buscan la respuesta.
Hay por supuesto muchas mujeres que han llegado a poseer un alto
nivel de felicidad; pero en muchos casos no es como la que habían
soñado ni llega a la meta ansiada. Ellas se sienten por consiguiente
deseosas de una vida más llena y completa. También estas mujeres
necesitan ser iluminadas y comprendidas.
LAS MAYORES TINIEBLAS
En este vasto mar tenebroso del matrimonio hay muchas que están aún
en mayores tinieblas, pues creen ser felices cuando en realidad no lo
son. Viven al margen de la felicidad, pero son ajenas a su belleza. Están
satisfechas con comer migajas que caen de la mesa pues nunca han
probado el banquete; admiran la hierba mala porque nunca han visto
hermosas flores. Están contentas con el infierno porque nunca han
conocido el paraíso.
EL PARAISO PARA LA MUJER
¿Qué es felicidad matrimonial para una mujer? ¿Es poseer una buena
casa? ¿Un marido próspero? ¿Tiempo para sus talentos? ¿No tener
dificultades económicas? ¿Divertirse junto a su esposo? ¿Es acaso el
orgullo de ser una buena ama de casa o ser admirada por sus amigas?
Todas estas cosas son importantes y algunas esenciales; pero
hay una necesidad que es fundamental la de ser amada y alabada el
hombre Sin este ingrediente la mujer no está completa; puede que sea
una persona triunfadora en muchos aspectos, y feliz hasta cierto grado;
pero le faltará algo. Ella no conocerá “El Paraíso.” Disfrutará la hierba
mala en vez de las flores.
LAS RESPUESTAS
¿Habrá una luz que la saque de las tinieblas y la guíe al paraíso
terrenal? La hay, y está basada en la ley fundamental.
Toda creación se rige por leyes; no existe la casualidad. Una mujer
triunfa en su matrimonio por obediencia a la ley; otra fracasa por
desobediencia a ésta. Puede que ninguna de las dos comprenda dicha
ley; la obediencia no siempre está basada en el entendimiento. Sin
embargo, el resultado de la obediencia es invariablemente el éxito,
mientras que hacer caso omiso de la ley siempre trae como
consecuencia el fracaso.
Debido a la ignorancia del simple funcionamiento de dicha ley o leyes,
mucha infelicidad existe. Nos encontramos que una mujer es feliz,
admirada y alabada por su esposo; mientras que otra no menos atractiva
y admirable, igualmente digna de ser amada, se siente desencantada,
infeliz y desatendida. ¿Por qué? Este libro le muestra el porqué pues
expone las leyes que la mujer deberá obedecer si desea ser amada,
admirada y apreciada.
LA MUJER ENCANTADORA
Este libro ha sido escrito para enseñarles a las mujeres cómo ser feliz
en su matrimonio. Le mostrará a usted tres elementos básicos para
poder tener un matrimonio feliz.
1. El amor: Puesto que la base de la felicidad de la mujer en el
matrimonio es ser amada, la finalidad principal de este libro es
enseñarle aquellos principios que usted deberá aplicar para despertar
los más profundos sentimientos de su esposo. El amor no está destinado
solamente para las mujeres jóvenes, solteras o hermosas; sino para las
que lo despierten en el corazón del hombre. Si él no la ama con toda su
alma, es enteramente la culpa de la mujer.
El hombre deja de adorar y alabar la mujer después de su matrimonio,
porque ella deja de hacer las cosas que despiertan estos sentimientos. Si
ella obedece l leyes sobre las cuales el Amor se basa, encenderá un
profundo e incitante sentimiento en el corazón de él.
INTRODUCCION
Este libro le enseñará “El Arte de Ganar el Amor y la Adoración Total
de un Hombre.” No es necesario que él conozca el método ni tome
parte alguna en él. En realidad es una ventaja si lo desconoce. El arte
está en despertar estos sentimientos. Esta no es misión difícil para la
mujer puesto que está basada en sus instintos naturales. En nuestra
complicada y altamente civilizada vida de hoy, muchos de estos
instintos naturales han sido extinguidos o reprimidos. La mujer sólo
tendrá que descubrir de nuevo lo que es de ella por naturaleza.
2. Sus anhelos: No solamente es el amor necesario para la mujer; si es
que ella desea ser verdaderamente feliz en su matrimonio, también
deberá poseer las cosas que tienen prioridad en su corazón. Ella es un
ser humano con necesidades propias, así como anhelos y derechos. Por
lo tanto, el arte de obtener lo que necesita en la vida, sin causar
perturbaciones matrimoniales, es digno de ser aprendido.
3. Dignidad humana: También muy importante para la felicidad de la
mujer es su dignidad humana. Ella no puede sufrir ofensas.
Humillaciones, insultos o maltratos de su esposo sin hacer daño a su
propia alma; deberá por lo tanto aprender cómo reaccionar para no
sufrir. Este libro le enseñará cómo manejar estas situaciones difíciles
sin dolor ni fricción; le mostrará cómo actuar cuando se le trata
injustamente o con dureza.
En estas páginas le señalaré los principios que usted deberá obedecer si
desea sentirse feliz, amada y apreciada. Mi fin es enseñarle como ser
“La Mujer Verdadera”, la que usted está destinada a ser y la cual el
hombre desea para sí.
Dicha mujer tiene al alcance de su mano la posibilidad de tener un
matrimonio celestial y puede llevarla a la práctica sin depender de su
esposo para ello. Por lo tanto, la mujer tiene en sus manos la llave de su
propia felicidad.
Al realizar este fin, ella no pierde su dignidad, su influencia o
Su libertad sino que las gana; y es sólo así como ella podrá llegar
A ocupar su importante sitio en este mundo.
Cuando una mujer desempeña bien su papel, éste colma todos sus
anhelos y la hace fascinante y encantadora; nunca existirá aburrimiento
en su vida. La práctica de este arte femenino es agradable y llena de
abundantes recompensas, numerosas sorpresas e inmensa felicidad.
LO QUE ESTE LIBRO PUEDE HACER POR USTED
Le enseñará:
1. Cómo es la mujer ideal (desde el punto de vista del hombre).
2. Lo que hace a una mujer encantadora a los ojos del hombre.
3. Cómo comprender a los hombres, sus puntos vulnerables,
Sus características y sus peculiaridades.
4. Cómo reaccionar a los distintos estados de ánimos y las emociones
del hombre, a fin de edificar su confianza en sí mismo
Y su amor propio.
5. Cómo despertar los más profundos sentimientos de amor y
Ternura en él.
6. Cómo motivar al hombre para que la proteja, haga por usted y le
ofrezca su verdadera devoción.
7. Cómo obtener aquellas cosas que significan tanto para usted en la
vida—las cuales tiene derecho a poseer y para las que depende de su
esposo; y cómo añadir encanto y amor a su matrimonio al hacerlo.
8. Cómo sacar a la luz lo mejor de su esposo sin empujones ni
persuasiones.
9. Cómo comprender el papel de la mujer y la felicidad que
Proviene al cumplirlo.
10. Cómo comprender el papel del hombre, el respeto debido a su
vocación divina y la importancia de dicho respeto para la felicidad de
los cónyuges.
11. Cómo reaccionar cuando el hombre es desconsiderado, injusto o
negligente.
12. Cómo ser atractiva, inclusive adorable, a pesar de estar enojada.
13. Cómo mantener siempre abiertas las líneas de comunicación en el
matrimonio, para que existan en todo momento buenas relaciones y
sentimientos.
14. Cómo obtener verdadera felicidad en el matrimonio poniendo al
mismo tiempo la felicidad del hombre como meta primordial.
CAPITULO 1
AMOR CELESTIAL
En la cuidad llamada Agra, en el norte de la India, se encuentra el TAJ
May. Aunque fue construido en el siglo 17, es toda vía uno de los más
hermosos edificios del mundo, y la tumba más costosa que existe. Fue
construido por el soberano indio, Shah Jahan, en memoria de su esposa
favorita, Mumtaz-I Mahal, nombre que significa “Orgullo del Palacio”.
Mumtaz murió al nacer su decimocuarto hijo. El Shah tenía otras
esposas, pero le concedió honor tan grande a sólo una: Mumtaz.
¿Dónde está nuestro Taj Mahal? ¿Nos hemos ganado amor y devoción
como aquellos, de nuestro esposo?
¿Qué es el Amor Celestial? Es el amor divino que el Shafr sentía
por su esposa. Al decir Celestial me refiero al amor en su más
suprema forma. Este asciende de la mediocridad hacia cielo, el
lugar donde pertenece. Son las flores, en vez de la hierba mala—
el banquete, en vez de migajas.
¿Cree usted que este tipo de amor existe cuando un hombre
frecuentemente le dice a su esposa que la ama, recuerda sus
cumpleaños, la lleva a cenar a un restorán a menudo y es generoso y
atento? No siempre. Estas atenciones son admirables, pero no son
atributos del verdadero amor. Un esposo consciente de sus deberes
podrá hacer o decir estas cosas sin ningunos sentimientos propiamente
dichos hacia su esposa.
El Amor Celestial es más intenso, espontáneo y dinámico que las
acciones pasivas antes mencionadas. Cuando un hombre ama con todo
su corazón hay un rebullir en su alma. A veces es un sentimiento
semejante a la adoración lo que siente por la mujer. Otras veces se
encuentra fascinado, encantado y divertido. Algunos hombres lo han
descrito como una sensación de dolor. Puede este amor inclusive
hacerlo sentir el deseo de apretar los dientes o morderse los labios.
Junto con estas emociones que lo consumen y conmueven, él siente una
ternura, un abrumador deseo de proteger y cobijar a su mujer de todo
daño, peligro y dificultad.
Estos sentimientos lo llevarán a derramar su amor romántico en
palabras a ella, o a otra persona en quien él confíe.
JUAN ALDEN Y PRISCILLA
Una ilustración del Amor Celestial la hallamos en el cuento de
Longfellow, basado en Juan Alden y Priscilla, en el cual Juan dice con
ternura de Priscilla:
“No hay tierra tan sagrada corno la que sus pies pisan, ni aire tan puro y
edificante como el que ella respira. Aquí, en obsequio de ella
permaneceré, y como una presencia invisible la rondaré para siempre,
protegiéndola y sustentándola en su debilidad.”
EL AMOR DE VICTOR HUGO
Otra expresión del intenso amor de un hombre se encuentra en las
siguientes palabras del escritor Víctor Hugo, sobre la mujer que él amó
en la vida real:
“¿Existo yo para mi felicidad personal? No; mi vida está dedicada a
ella por entero. ¿Y qué derecho tengo yo para atreverme a aspirar a su
amor? ¿Qué importa, mientras no se nuble su felicidad? Mi deber es
seguirle los pasos, envolver su existencia en la mía; servirle de barrera
contra los peligros, ofrecerle mi cabeza corno escalón, ponerme
incesantemente entre ella y los sufrimientos, sin reclamar recompensa,
sin esperarla . . . ¡Ay, si ella sólo me permitiera dedicar mi vida a
anticipar cada uno de sus deseos, de sus caprichos; si me permitiera
besar respetuosamente las adoradas huellas de sus pies y consintiera
apoyarse en mí a través de las dificultades de la vida !”
Quizás le sea fácil a usted admitir que los hombres solteros
puedan darle cabida a estos sentimientos, pero ¿qué del hombre
casado?
WOODROW WILSON
Preste atención a las siguientes palabras escritas por el
Presidente Woodrow Wilson a su adorada esposa Ellen, al cumplir
diecisiete años de casados:
“Todo lo que soy, todo lo que he obtenido en la vida te lo debo a ti...
no podría ser quien soy, si de nuestra unión no obtuviera esta serena
felicidad. Tú eres la fuente de mi satisfacción: y mientras te posea, y tú
también seas feliz, sólo el bien y la fuerza vendrán a mí. ¡Ay, mi
incomparable esposa, que Dios te bendiga y te proteja!”
Y después de veintiocho años de casado escribe desde la Casa
Blanca:
“¡Te adoro! ¡Ningún otro Presidente más que yo ha tenido
precisamente la esposa que necesitaba! Verdaderamente soy el hombre
más feliz del mundo.”
Y en otra carta:
“No puedo pensar más que en ti cuando escribo. Mis días no
están tan llenos de ansiedad y grandes responsabilidades, como lo están
de ti, mi querida ausente; que todavía juegas el principal papel en mi
vida, cada minuto del día.”
Estos pensamientos son de una colección de cartas escritas por
el Presidente Wilson, llamado “El Regalo Inapreciable”, la cual está
dedicada a su esposa Ellen. Cada carta es amorosa, cálida e íntima.
Algunas de ustedes pensarán que sus esposos son incapaces de
tener sentimientos como éstos, o por lo menos incapaces de
expresarlos. Esto es dudoso. Las tiernas y cálidas cartas del Presidente
Wilson sorprenden a todos aquellos que conocían su personalidad: la de
un maestro de escuela, poco emotivo. Todo hombre posee la capacidad
para ser tierno, romántico y amante si la mujer despierta en él estas
pasiones.
¿ES ACASO EL EGOISMO?
Si usted cree que es egoísmo desear el Amor Celestial, se
equivoca. Conferir este amor llena al hombre de regocijo y lo hace más
hombre. Le ayuda a sobresalir y triunfar en la vida. Le da algo por lo
cual luchar, vivir, y si es necesario, morir. La mujer que despierta
sentimientos tan puros, llena la vida de un hombre. La que fracasa le
roba de uno de sus más preciados goces.
¿Y no es el Amor Celestial el que toda mujer ha añorado desde
el comienzo del mundo? ¿Recuerda usted de pequeña el infantil sueño
de su imaginación en el que usted era una hermosa princesa que es
rescatada de un gran peligro por un príncipe encantador? Y no le
suplicaba él acaso que le otorgara su mano en matrimonio, y le ofrecía
su vida si era necesario para hacerla feliz? Volvamos al sueño de
nuestra niñez, pues es el Amor Celestial.
¿Cuáles son las cualidades que inspiran el Amor Celestial en el
corazón del hombre? Para saberlo tendremos que saber los principios
sobre los cuales se basa este amor. Estudiaremos “La Clase de Mujer
que el Hombre Desea”, la cual despierta sus sentimientos de adoración,
respeto y amor.
Para que exista una condición propicia que haga crecer el Amor
Celestial, la mujer deberá a su vez amar al hombre profundamente. Los
mismos principios que despiertan el amor en el corazón de él, harán
que la mujer lo ame y admire profundamente a su vez.
CAPITULO II
“LA MUJER IDEAL DESDE EL PUNTO
DE VISTA DEL HOMBRE
Para poder comprender el ideal seleccionado por el hombre
tendremos que ver a la mujer a través de los ojos de éste. Debemos
librarnos de todas las ideas preconcebidas, pensamientos, o prototipos
de encanto femenino. No sabemos lo que gusta a los hombres, pues no
somos hombres. Las ideas de ellos sobre como ha de ser la mujer
perfecta son completamente distintas de las nuestras.
Las cosas que nosotras admiramos en otras mujeres raras veces son
atractivas para los hombres. Sin embargo, las características que la
mujer promedio ignora o condena en otra mujer, son a veces las que la
hacen encantadora a los ojos del hombre. Las mujeres son ciegas a sus
propios encantos, razón por la cual es a menudo difícil para ellas saber
lo que el hombre prefiere.
Esta diferencia en puntos de vista está ilustrada en La Feria de las
Vanidades, de Thackeray. Por ejemplo, Amelia, uno de sus principales
personajes, no era admirada por sus amistades femeninas. “Ella es sólo
fachada y además insípida,” comenta una dama; otra pregunta, “¿Qué
puede haber hallado Jorge en esa criatura?” Entonces Thackeray añade
unas cuantas observaciones suyas:
“¿No ha oído usted en su trato social, querido lector,
comentarios similares hechos por buenas amigas que se preguntan qué
encanto podrá alguien ver en la Señorita Smith, o qué puede haber
llevado al Comandante Jones a declarársele a esa tonta, insignificante y
fatua Señorita Thompson?”
¿Y qué piensan los hombres sobre Amelia? La consideran “una
pequeña diosa doméstica, amable, lozana, sonriente y simple, digna de
ser adorada.”
¿No se ha preguntado usted alguna vez qué es lo que cierto
hombre ve en tal mujer? En su opinión ella no posee ninguna atracción;
sin embargo, él la adora. La fascinación que los hombres sienten por
ciertas mujeres es una interrogativa para las demás. Aun cuando les
pregunten el “porqué”, ellos no pueden explicar el hechizo que los
envuelve.
¿Y no ha conocido usted también, mujeres que parecen poseer todas las
cualidades que agradan a los hombres; sin embargo, pasan inadvertidas,
abandonadas y a menudo son desdeñadas? Conozco una joven que
estaba perdiendo a su esposo por causa de otra mujer, y al descubrirlo
se miró en el espejo a sí misma: “No encuentro ningún defecto en ti.”
Ella estaba ciega a sus propias faltas; no podía ver de lo que carecía,
pues se miraba a sí misma a través de sus ojos de mujer.
Esta ceguera por parte nuestra hace que nos pasemos
incontables horas en nuestra apariencia, y aún así no logramos lucir
encantadoras a los ojos de los hombres. Y cuando llegamos a la edad
madura, tememos ver las arrugas y los músculos flojos (los cuales
vienen, a pesar de todos los esfuerzos que hacemos por evitarlos). Nos
aferramos a la falsa idea de que estarnos perdiendo nuestra belleza y
con ella la admiración y el cariño de nuestros esposos. ¡Si sólo nos
pudiéramos dar cuenta de que el verdadero encanto femenino es
duradero!
La apariencia es importante, pero no en extremo. Una mujer
deberá tener mucho más que ofrecerle a un hombre que una fachada
atractiva si ha de ganar su corazón. Si usted se fija, observará que hay
muchas mujeres hermosas que han perdido a sus esposos; y si mira más
allá verá otras que no son singularmente atractivas (en nuestra opinión);
sin embargo poseen la completa devoción de un hombre.
En nuestro estudio del tipo de mujer que el hombre desea,
debemos recordar por lo tanto que él juzga por una norma distinta.
¿Cuáles son sus normas, y qué considera él “La Mujer Ideal”? Voy a
tratar de crear este ideal en su mente: “La Mujer Ideal, desde el punto
de vista del hombre.” Usted no puede llegar a una meta desconocida.
Para poder hacerlo, debe tener una imagen mental de la mujer que
debería ser, la que el hombre desea. A la vez que dicha imagen esté
bien formada en su mente, la atraerá. Usted tendrá la tendencia de ser
igual.
“Pero,” usted se preguntará, “ difiere este ideal con cada
hombre?” Por supuesto ellos tienen diferentes gustos. Algunos desean
que la mujer sea callada y discreta, otros la prefieren vistosa y atrevida,
y aun otros quieren que sea dramática o extremadamente amorosa. A
unos les gustan altas y rubias, otros las prefieren trigueñas y bajitas.
Hay los que aprecian las habilidades culinarias o destreza en la costura,
mientras otros insisten en que un buen sentido del humor es más
importante. Hay muchos tipos distintos de hombres en el mundo, y no
todos desean poseer el mismo tipo de mujer. Pero aun con sus
diferencias, los hombres tienen básicamente los mismos gustos. Hay
ciertas cualidades que tienen atracción universal, y sólo éstas
despertarán el amor de él. Son estas cualidades las que analizaremos en
nuestro estudio de “La Mujer Ideal.”
Lo ANGELICAL Y LO HUMANO
La mujer ideal desde el punto de vista del hombre, está dividida en dos
partes. La primera parte la componen sus cualidades espirituales. A ésta
le llamaremos el lado Angelical. La segunda comprende sus
características humanas; por lo tanto le llamaremos la Humana.

El conjunto que el adora.
Estas dos cualidades unidas constituyen la mujer perfecta desde el
punto de vista del hombre. Ambas son esenciales para ganar su amor
total.
Las mismas cualidades separadas despiertan distintos
sentimientos en el corazón del hombre: las Angelicales promueven un
sentimiento tan puro que se aproxima a la adoración. Las Humanas,
igualmente esenciales, fascinan y divierten al hombre. Las Angelicales
le traen profunda felicidad, mientras que las Humanas despiertan en su
corazón un tierno sentimiento, así como el deseo de proteger y cobijar.
Juntas, todas estas cualidades hacen a la mujer adorable y encantadora.
Cuando una mujer tiene las características Angelicales y las
Humanas, se gana el corazón y el alma del hombre. Este es el tipo de
mujer que él amará más que a su propia vida, y a la misma vez le dará
propósito y sentido a su existencia.
“DAVID COPPERFIELD”
Una magnífica ilustración de lo Angelical y lo Humano en una
mujer la hallamos en la historia de David Copperfield, escrita por
Charles Dickens. Nuestro ideal, sin embargo, no lo representa aquí una
sola mujer, sino dos: Agnes y Dora.
AGNES
Agnes representa el lado Angelical de nuestro ideal, el que
inspira la adoración. David Copperfield conocía a Agnes desde su
infancia, y la adoraba desde la primera vez que la vio. El relato a
continuación describe lo que sintió él al conocerla:
“El señor Wickfield (padre de Agnes), tocó a la puerta que se
hallaba en un rincón de la habitación empanelada en madera, y una niña
de mi edad poco más o menos, corrió a besarlo. En su cara vi
inmediatamente la dulce y plácida expresión de la dama cuyo retrato
había contemplado en los bajos (su madre). En mi imaginación me
parecía como si el retrato se hubiera hecho mujer y el original
permanecido infantil. Aunque su cara era viva y alegre, poseía una paz
dentro de sí y en torno suyo que nunca olvidaré. Esta era su pequeña
ama de casa, su hija Agnes, me dijo el señor Wickfield. Cuando oí su
modo de decirlo, y vi cómo le tomó la mano, adiviné cual era el
principal motivo de su existencia. Ella llevaba una friolera cestita
colgada de su costado, conteniendo llaves, y lucía el ama de casa más
formal y discreta que podría haber tenido aquella antigua casa.
Escuchando a su padre con una agradable expresión en el rostro según
le hablaba de mí, cuando éste hubo concluido ella le propuso a mi tía
subir a ver el cuarto que me tenían destinado. Todos subimos juntos,
ella delante. Al entrar vi que era una espléndida y antigua habitación,
con vigas de roble, ventanales en forma de rombos, y la ancha
balaustrada que llegaba hasta arriba.
“No pude recordar dónde o cuándo en mi infancia había visto el
diáfano cristal de la ventana de una iglesia; ni siquiera recuerdo su
figura. Pero sí sé que cuando la vi voltearse a la cincelante luz de la
vieja escalinata, aguardándome en los altos, pensé en aquella ventana, y
asocié su sosegada brillantez con Agnes Wickfield a partir de aquel
momento, y para siempre.”
David y Agnes se hicieron íntimos amigos. Ella le daba
consuelo, comprensión, simpatía y camaradería. “Como si,” escribe él,
“en el amor, el gozo, el dolor, las esperanzas, los desengaños, y en
todas las emociones, mi corazón se tornara hacia ella con naturalidad, y
allí encontrara siempre refugio y amistad.”
Agnes siempre tuvo una santa y apacible influencia sobre
David. Cierta vez, hallándose en un momento apretado y tenso, él dijo,
“Por alguna razón, cuando le escribía a Agnes una noche, próximo a mi
ventana abierta, el recuerdo de sus apacibles ojos claros y su gentil
rostro me robó el pensamiento, derramando una tranquilizadora
influencia sobre la apurada agitación en que había estado viviendo
últimamente . . . calmándome hasta el punto de derramar lágrimas.”
Pero aun conociendo a Agnes desde la infancia, habiéndola
idolatrado desde la primera vez que la vio, y sabiendo que sólo ella
puede darle verdadera comprensión y ofrecerle camaradería, David se
enamora locamente no de Agnes, sino de Dora.
DORA
Dora representa el lado Humano de nuestro ideal, el que fascina,
cautiva, e inspira una abrumadora ternura en el corazón del hombre, así
como el deseo de proteger y cobijar. David describe a Dora de la
siguiente forma:
“Ella era un hada, una ninfa, para mí era más que humana. No sé qué
era—algo que nadie ha visto jamás, y todo cuanto alguien pudiera
desear.”
“Tenía la más encantadora vocecita, la más alegre risa, y las
más agradables y fascinantes maneras, capaces de llevar a un joven
perdido, a la más irremediable esclavitud.
“Era diminuta; aturdía en exceso. Verla apoyar flores sobre el
hoyuelo de su barbilla, era perder toda serenidad y habla, y caer en
febril éxtasis.”
Sus maneras infantiles, sus pequeños y adorables antojillos, sus
caprichitos y su infantil confianza en David, así como su absoluta
dependencia en otros, ejercen una irresistible atracción sobre el
caballeroso e hidalgo corazón de David.
Ella lo fascina, pues él escribe: “Sólo podía sentarme junto al
fuego, mordisquear la llave de mi maletín, y pensar en esa cautivadora
muchacha de brillantes ojos, la adorable Dora. ¡Qué figura tenía, qué
cara, qué maneras más encantadoras, variables y llenas de gracia! “
CASADO CON DORA, DAVID ACUDE A AGNES
Aun cuando sus sentimientos hacia Dora están en su más alto
grado, él echa de menos el consuelo, la comprensión, el aprecio y la
santa influencia de Agnes.
“Dora,” le dice David a Agnes, “es difícil—por nada del mundo
diría, de confiar en ella, porque es la imagen de la pureza y la verdad—
pero se me dificulta; no sé cómo expresarlo. Cuando no te he tenido a
ti, Agnes, para aconsejarme y apoyarme desde el principio, al parecer
me he descontrolado y he estado sumido en toda clase de dificultades.
Cuando al fin he venido a ti (como lo he hecho siempre) me ha llegado
la paz y la felicidad.”
DORA COMO AMA DE CASA
En su matrimonio Dora también fracasó como ama de casa. Su
hogar estaba siempre en continuo desorden:
“No podía haber deseado tener una mujercita más bonita,
sentada al lado opuesto de la mesa, pero me hubiera gustado tener más
espacio a mi alrededor. No sé porqué sería, pero aunque sólo éramos
dos, siempre estábamos apretados; y sin embargo, parecía que siempre
se perdían las cosas. Sospecho que sería porque nada estaba en su
lugar.”
Dora no sabía llevar bien las finanzas del manejo de su hogar, ni
mandar a las sirvientas, por mucho que tratara. Tampoco sabía cocinar,
a pesar de que David le compró un Costoso libro de cocina. Ella sólo lo
utilizaba como asiento para su perrito.
EL VACIO EN SU VIDA
Mientras estuvo casado con Dora, David continuó amándola. Le
fascinaba, le divertía, y él sentía ternura hacia ella. Pero no era un amor
completo el que sentía por ella, ni tampoco le traía una felicidad
verdadera, pues decía:
“Amaba mucho a mi esposa, y era feliz; pero la felicidad que
poseía, no era como la que había anticipado; faltaba algo. Un
descontento prevalecía en mi vida, como una música triste y
abrumadora, tenuemente escuchada en la noche.” También expresaba
él, “Quisiera que mi esposa tuviera más voluntad y fuerzas para
sustentarme, y el poder de llenar este vacío que parecía existir dentro de
mí.” Algún tiempo después Dora fallece y David acude a Agnes.
Casado con Agnes, David disfrutaba de verdadera felicidad y
paz, pues ella llenaba el vacío que había en su vida. Era una magnífica
ama de casa, y le daba verdadera comprensión. Tenían hijos, y una
maravillosa vida familiar. El amor de David por Agnes era puro, pero
no era completo tampoco. Durante su matrimonio con Agnes él sigue
teniendo agradables recuerdos de Dora que juegan con sus emociones.
Al pensar en ella escribe:
“Esta atracción de Dora hizo una impresión tan profunda en mí .
. . miro hacia la época sobre la cual escribo, e invoco la figura inocente
que tanto amé, deseando traerla de las brumas y sombras del pasado, y
tornar su gentil faz hacia mí una vez mas.
En cierta ocasión su pequeña hija llega a su lado corriendo, y le
muestra un anillo en su mano similar al de compromiso que David le
había dado a Dora. El pequeño anillo, en forma de flores entrelazadas,
de piedras azules, le recordó tanto a Dora que dijo: “¡Hubo un
momentáneo estremecimiento en mi corazón, como un dolor!”
COMPARANDO A AMBAS
Si Agnes hubiera tenido el juvenil carácter, las adorablemente
humanas e infantiles maneras de Dora, y su completa dependencia del
hombre para su protección y guía, David nunca hubiera cometido el
error de casarse con otra. La devoción que sentía por Agnes se hubiera
convertido en un amor genuino, y en el deseo de proteger y cobijarla.
Por otro lado, si Dora hubiera tenido simpatía, comprensión y
apreciación por los dignos ideales de David, así como la inmensa
personalidad de Agnes y su talento para las labores domésticas, la
infatuación que él sentía por ella se hubiera convertido en adoración y
amor duradero. Ninguna de las dos, desafortunadamente para ellas,
representa el total de lo Angelical y lo Humano juntos. Ambas
cometieron errores, ganaron y perdieron el amor de David, pero ambas
son dignas de emulación en algunos aspectos.
ANALICEMOS A AGNES
Lo que poseía
Agnes tenía cuatro cualidades sobresalientes que agradaban a
los hombres, y todas pertenecían al lado Angelical de nuestro ideal.
1. Tenía un temperamento bueno y agradable, pues David la
comparaba siempre al “diáfano cristal de la ventana de una iglesia,” y
decía que ella tenía una sagrada influencia sobre él. Quizás la mayor
prueba del temperamento de Agnes fue cuando David se casó con
Dora. Aunque Agnes amaba profundamente a David, no se convirtió en
una amargada y vengativa mujer hacia ninguno de los dos, sino que
continuó su desinteresada amistad con David, e inclusive con Dora.
Tuvo el coraje de mantener su amor en secreto y vivir una vida útil a
pesar de su propio desengaño. Más evidencia de su carácter angelical la
vemos en la devoción que sentía hacia su padre, y el hecho de que
sacrificaba sus propios gustos en favor de los de él.
2. Agnes comprendía a los hombres. Le ofreció a David
verdadera comprensión. Sabía regocijarse con él en sus triunfos, y
consolarlo en sus dificultades. Le brindó consuelo, paz y camaradería.
3. Era una buena ama de casa. Desde niña Agnes era una
“discreta amita de casa.” Se ocupaba de la cocina, la casa, y atendía a
su padre con destreza femenina.
4. Felicidad interior. Como resultado de su carácter noble, su
persona irradiaba paz y pureza de espíritu, las cuales indican la
existencia de la felicidad interior.
Lo que le faltaba a Agnes:
1. Era demasiado independiente. Le costaba depender de David
o necesitarlo. Era demasiado abnegada, pues David decía de ella:
“Agnes, siempre fuiste mi guía y soporte, pero si hubieras pensado más
en ti, y menos en mí cuando crecíamos juntos, creo que mi loco antojo
nunca me hubiera alejado de ti.”
Porque Agnes vacilaba en depender de David, esto le hacía
parecer completamente independiente. Parecía no necesitar el cuidado y
la protección masculinos.
2. Le faltaban la candidez y la confianza de los niños.
3. No poseía las gentiles, tiernas y encantadoras maneras que
conmueven el corazón de un hombre.
ANALICEMOS A DORA
Lo que poseía
1. Tenía encantadoras maneras.
2. Era como una criatura inocente. A veces él se refería a ella
como “su novia niña.” Ocasionalmente ella sacudía sus rizados cabellos
como hacen las niñas. Su actitud era infantil, confiada.
3. Su modo de ser cariñoso. La forma en que recostaba las
flores sobre su barbilla, daba palmaditas a los caballos, o castigaba a su
perrito, fascinaba a David.
4. Era jovial. Tenía una alegre risita, una deliciosa voz y
agradables maneras.
5. Era ojialegre.
6. Era subordinada y dependiente. Se encontraba totalmente
desamparada sin la protección y la guía de David. Tenía una infantil
confianza en él.
Lo que le faltaba a Dora:
1. Era una deficiente ama de casa. No sabía administrar los
gastos ni cocinar.
2. No tenía fuerza de carácter. Dora era buena, pura y noble, pero era
muy egoísta. David decía de ella: “Me hubiera gustado que mi esposa
hubiera tenido más voluntad y fuerzas para sus tentarme.” Estaba
demasiado absorta en sus propios pequeños problemas, gustos y
caprichos, para ser una buena esposa.
3. No comprendía a los hombres. Esta era su mayor falta. No
sabía cómo ofrecerle a David simpatía, comprensión, apreciación ni
camaradería; pues él escribe: “Hubiera sido mejor para mí que mi
esposa me pudiera haber ayudado más, compartiendo mis muchos
pensamientos, para los cuales no tenía partícipe.”
LO QUE SENTIA DAVID POR AMBAS
El sentimiento que tenía David por Agnes era muy cercano a la
adoración. Ella tenía una santa influencia sobre él. Le traía paz y
felicidad, sin las cuales él parecía “descontrolarse y sumirse en toda
clase de dificultades.” Pensar en ella “le calmaba hasta el punto de
derramar lágrimas.” El sentía como si ella fuera parte de él, uno de los
elementos imprescindibles para su naturaleza.
Sus sentimientos hacia Dora eran distintos. Ella le fascinaba y le
divertía: “Era más que humana para mí, era un hada, una ninfa. No sé
que era—algo que nadie ha visto jamás, y todo cuanto alguien pudiera
desear.” Todas sus maneras delicadas y maravillosas despertaban el
irresistible deseo de proteger y cobijarla.
Me gustaría subrayar que David Copperfield sentía dos tipos
distintos de amor por estas dos muchachas. Desde el principio él sintió
cierta clase de amor por Agnes, pero no era lo suficiente mente fuerte
como para llevarlo al matrimonio. Aunque esta clase de amor le trae al
hombre la mayor paz y más pura felicidad, no es el más fuerte.
El amor que David sentía por Dora era impetuoso, consumidor e
intenso. El se sentía con deseos de “mordisquear la llave de su maletín”
cuando pensaba en ella, y le parecía que estaba “en un cuento de
hadas.” El era “un cautivo y esclavo” de Dora.
Sin embargo, este tipo de amor no era completo, ni le traía
verdadera felicidad; pues él dice “amaba mucho a mi esposa y era feliz,
pero la felicidad que poseía no era como la que había anticipado,
faltaba algo. Un descontento prevalecía en mi vida, como una música
triste y abrumadora, tenuemente escuchada en la noche.”
Casado con Agnes, David tenía paz y felicidad y la amaba
profundamente; pero tenía todavía enternecedores recuerdos de Dora
que le conmovían el corazón.
David Copperfield nunca tuvo la satisfacción de amar por
completo, pues sus sentimientos estaban inspirados por dos mujeres
diferentes. Ninguna de las dos por sí solas representa nuestro ideal
completo, por lo tanto, ninguna era capaz de despertar un amor
perfecto.
Hay muchas mujeres como Agnes en esta vida—mujeres de
personalidad merecedora. Son magníficas madres, eficientes amas de
casa y ciudadanas ejemplares. Puede ser que sus esposos las aprecien
mucho, pero a ellas les faltan las adorables cualidades humanas que
encantan a los hombres; por lo tanto no ganarán el amor completo ni la
adoración de sus esposos. Un hombre desea tener algo más que un
ángel por mujer.
Por otro lado, hay algunas mujeres como Dora, que son tiernas,
infantiles y alegres criaturas; pero no tienen la grandeza de carácter,
personalidad, ni determinación necesarias. Siendo demasiado egoístas
para ser buenas amas de casa y madres, y faltándoles la habilidad que
se necesita para comprender a los hombres, ganan sólo una parte de su
corazón.
No hay razón por la cual una mujer no pueda ser como Dora y
Agnes unidas, pues las cualidades Angelicales y Humanas no son
contraproducentes. Ambas son partes naturales de la feminidad, y
esenciales al encanto femenino.
Las cualidades Angelicales y las Humanas son imprescindibles
en la mujer, si el hombre le ha de ofrecer su alma y su corazón. Por lo
tanto, la felicidad total de su matrimonio depende de como usted
desarrolle en sí misma ambos aspectos de nuestro ideal.
DERUCHETTE
Un ejemplo de la presencia de estas dos series de cualidades en
una sola mujer lo encontramos en Deruchette, heroína de la novela,
Trabajadores del Mar, escrita por Víctor Hugo. “Su presencia ilumina
el hogar, su proximidad es tibia y acariciante. Ella pasa de largo y nos
contentamos, se detiene y somos fe1ices— es algo divino poseer una
sonrisa que sin saber cómo, tiene el poder de aligerar esa pesada cadena
de la vida diaria que todos los mortales arrastran tras ellos? Deruchette
poseía esa sonrisa, podríamos decir que era ella misma.
Deruchette tenía siempre un aire de hechizante languidez, y
cierta travesura reflejada en los ojos; todo lo cual era completamente
involuntario. La dulzura y la bondad reinaban en su persona, su único
quehacer era vivir su vida diaria; sus conocimientos incluían unas
cuantas canciones; sus talentos intelectuales eran sólo simple inocencia;
y tenía la reposada gracia de la mujer nativa de las Indias Occidentales.
Era vivaracha, variable y juguetona como una niña mas poseía también
un dejo de melancolía. Añádase a todo esto una frente despejada, un
cuello flexible y grácil, castaños cabellos, una piel clara curtida por el
sol y ligeramente pecosa, y una boca algo grande pero bien definida,
visitada ocasionalmente por una peligrosa sonrisa. Así era Deruchette.”
No hay en este mundo función más importante que la de ser
encantadora—derramar gozo a su derredor, iluminar los días nublados,
y ser el espíritu mismo de la gracia y la armonía ¿No es esto acaso
prestar un servicio?
En otro lugar Víctor Hugo nos dice también: “La que un día ha
de ser madre permanece largo tiempo una niña.” Y cuando llega a ser
doncella “es lozana y alegre como una alondra.” “Ella produce
placenteros sonidos, murmullos de inefable placer para ciertos oídos.”
Es como si fuera “un hilo dorado enlazado entre sombríos
pensamientos.” Más pruebas de sus buenas cualidades las encontramos
en la declaración de amor que le hace un joven ministro en la novela:
“No hay para mí más que una sola mujer en el mundo: tú.
Pienso en ti como si fueras una plegaria—eres la gloria en mis ojos.
Para mí eres santa inocencia. Sólo tú eres soberana, eres la forma
concreta de una benedicción.”
ANALICEMOS A DERUCHETTE
Sus cualidades Angelicales:
1. Su carácter o personalidad: “La dulzura y la bondad reinaban
en su persona.” Estaba atenta a las necesidades de los demás, pues
“iluminaba los días nublados” y tenía “una sonrisa con el poder de
aligerar esa pesada cadena”. Más evidencias de su noble carácter las
encontramos en la declaración de su enamorado: “eres santa
inocencia”, “la forma concreta de una benedicción,” y “como si fueras
una plegaria.”
2. Domesticidad: Estaba capacitada para sus deberes
domésticos, pues “su único quehacer era vivir su vida diaria” y “su
presencia iluminaba el hogar.”
3. Felicidad interior: Al igual que Agnes, Deruchette poseía
felicidad interior o no hubiera tenido el poder de transmitírsela a otros.
Sus cualidades Humanas
1. Candor infantil: Como Dora, Deruchette tenía las maneras de
una niña. “La que un día ha de ser madre permanece largo tiempo una
niña.” Tenía “el parloteo infantil,” y “cierta travesura reflejada en los
ojos.” A veces “era vivaracha, variable, y juguetona como una niña.”
2. Variabilidad: Deruchette no era siempre la misma. A veces
estaba radiante y feliz, llena de devaneo y vivacidad; otras veces tenía
un aire de “hechizante languidez.” Aunque era dulce
y buena, a menudo tenía “cierta travesura en los ojos.” En ocasiones era
juguetona, o por el contrario “tenía un dejo de melancolía.”
Pero la variabilidad, como usted aprenderá en otro capítulo, es
también una cualidad de criaturas.
3. Apariencia lozana: “Es lozana y alegre como una alondra.”
4. Dulce: Ella demuestra su dulzura al hablar: “produce
placenteros sonidos, murmullos de inefable placer para ciertos oídos.”
5. Irradia felicidad: La cualidad más notable que tenía era su
habilidad de poder irradiar felicidad, o sea, contagiársela a los demás.
Esta formaba parte de sus maneras y acciones.
a. Era lozana y alegre como una alondra.
b. Derramaba gozo a su derredor.
c. Iluminaba los días nublados.
d. Su presencia iluminaba el hogar.
e. Su proximidad era tibia y acariciante.
f. Pasa de largo y nos contentarnos.
g. Se detiene y somos felices.
h. Tenía una sonrisa con el poder de aligerar esa pesada cadena
de la vida diaria que todos los mortales arrastran tras ellos—una sonrisa
peligrosa que era ella misma.
i. A veces era vivaz y alegre.
6. Gracia: Esta no fue mencionada anteriormente, pero es una
cualidad parecida a la dulzura y la ternura. Deruchette era el espíritu
mismo de la gracia y la armonía, era como la mujer nativa de las Indias
Occidentales. Su cuello era flexible y grácil.
AMELIA
Otro ejemplo que encontramos en la literatura, de una muchacha
que era a la vez Angelical y Humana lo tenemos en Amelia, heroína de
la novela, La Feria de las Vanidades, de Thackeray.
Thackeray explica que Amelia era “una pequeña diosa
doméstica, buena, lozana, sonriente, sencilla y tierna, a quien los
hombres son propensos a adorar.” Unas cuantas páginas después la
llama “pobre pequeño y tierno corazón.” En otro sitio le atribuye “tal
bueno, alegre y generoso corazón posee.” El admite que otros tal vez
no la consideran bonita.
“En realidad me temo que su nariz era más corta de lo debido,
sus mejillas demasiado redondas para ser una heroína; pero su cara
mostraba el rubor de una salud rebosante, y en sus labios se dibujaba la
más fresca de las sonrisas. Tenía unos ojos donde brillaban la honradez
y el buen humor, excepto al llenarse de lágrimas, lo cual era muy a
menudo; pues la muy tonta lloraba por un canario que falleciera, un
ratón que hubiera atrapado el gato, o el final de una novela, por
estúpido que fuera.” Amelia tenía “una dulce y pura vocecita.” Era
propensa al llanto, así como a tener pequeñas zozobras, temores, y
tímidos recelos.” Temblaba cuando alguien la trataba con brusquedad.
En conjunto era “demasiado modesta, tierna, confiada y débil,
demasiado mujer” para que hombre alguno la conociera sin sentir
dentro de sí el deseo de protegerla y cobijarla.
ANALICEMOS A AMELIA
Amelia tenía varias cualidades dignas de nuestra atención. Sus
cualidades Angelicales:
1. Su carácter: Tenía un corazón generoso y bueno, y puesto
que “los hombres son propensos a adorarla,” es evidente que poseía una
personalidad merecedora.
2. Sus cualidades domésticas: Thackeray la llama “una pequeña
diosa doméstica.”
Sus cualidades Humanas:
1. Su lozanía: Tenía la más fresca de las sonrisas, su cara
mostraba el rubor de una salud abundante. Tenía también unos ojos que
brillaban y una dulce y pura vocecita.
2. Tenía emociones de niña:
A menudo sus ojos se llenaban de lágrimas.
Lloraba por un canario muerto, un ratón atrapado o una novela.
Era propensa a llorar y a tener pequeñas zozobras, temores, y
tímidos recelos.
Temblaba cuando alguien la trataba con brusquedad.
3.Ternura: Era una pequeña y tierna diosa doméstica.
“Demasiado modesta, débil, demasiado mujer.”
4. Confianza: “Era extremadamente confiada.”
SUMARIO
Al llegar al fin de nuestro estudio de estas cuatro mujeres vemos
que hay muchas cualidades que los hombres admiran en ellas. Ahora
voy a combinar todas estas atractivas cualidades para formar una sola:
la mujer completa, la que el hombre es propenso a adorar, proteger y
cobijar.
En la página siguiente hay un diagrama de la mujer ideal,
con las cualidades esenciales que la hacen atractiva y encantadora a los
ojos del hombre. Aunque esta mujer ideal aparece dividida, usted debe
pensar siempre en ella en conjunto: el lado Angelical y el Humano
unidos. Ambos constituyen juntos la mujer perfecta.
DIFERENCIAS
Como he expuesto, los hombres y las mujeres difieren en sus
opiniones sobre lo que es “la mujer ideal”. Las mujeres tienden a darle
más valor al porte, el talento, los conocimientos intelectuales, y la
personalidad habilidosa; mientras que los hombres admiran la
feminidad, la ternura, dulzura de carácter, la vivacidad y la habilidad
que posea ella para comprender a los hombres.
Hay una marcada diferencia de opinión en cuanto a la
apariencia. Las mujeres favorecen la belleza artística, por ejemplo, la
forma de la cara, la nariz, las ropas vistosas. Los hombres sin embargo
dan una interpretación distinta de “ que hace lucir hermosa a una
mujer”. Ellos ponen más énfasis en el brillo de los ojos, la sonrisa, la
frescura, la radiancia y las maneras femeninas tales como las descritas
por los autores citados.
Es interesante hacer notar el hecho de que ninguno de estos
autores da mayor importancia a la belleza natural. Amelia y Deruchette
no eran mujeres hermosas. Amelia, por ejemplo, era gordita y
corpulenta. Poseía una nariz que estaba demasiado lejos de ser perfecta;
“su nariz era más corta de lo debido, y sus mejillas demasiado redondas
para una heroína.” “La complexión de Deruchette era pecosa, y su boca
demasiado grande para ser perfecta.” Tan lejos se hallaban los autores
mencionados de proclamar bellas a estas jóvenes encantadoras, que con
la excepción de los defectos descritos, no hacen ningún intento más por
definir la apariencia externa de ellas. Agnes y Dora eran ambas muy
hermosas. La selección de David se basó en otras cualidades.
Admitiendo esta diferencia, tenemos que depender de la opinión de los
hombres, para poder conocer lo que ellos admiran en las mujeres.
Usted se preguntará, “ sé yo si es verdad que estas cualidades
son atractivas para los hombres? ¿Cómo puedo comprobar que estas
cosas son ciertas?”
Debo advertirle que si usted le pregunta al hombre promedio,
cuál es su definición de “la mujer ideal”, se llevará un chasco. El no
sabrá expresar sus sentimientos en palabras. Sólo reconoce una
cualidad encantadora cuando la ve en acción. Se necesita un escritor,
como los que yo he citado en estas ilustraciones de literatura clásica,
para describir estos atributos con destreza. “Pero,” de nuevo se
preguntará usted, “¿Pueden las opiniones de unos cuantos escritores
darle veracidad a estos conceptos?” Si aún duda, pruebe adquiriendo
estas cualidades y vea por sí misma los resultados en su esposo.
COMPRENDIENDO A LOS HOMBRES
Los hombres desean que la mujer los comprenda, pero a su
vez, ellos no son fáciles de comprender; pues son completamente
distintos de las mujeres. Tanto difieren en su naturaleza y su
temperamento, que es casi como si vinieran de otro planeta.
Los hombres no piensan como nosotras, no se enfrentan a un
problema de la misma forma, ni tienen los mismos valores ni
necesidades como las nuestras. Aun aquellas necesidades que pudieran
ser similares en el hombre y la mujer difieren gran demente en su
valor primordial. Por ejemplo: El amor es esencial para ambos, ser
admirados también. Pero ser amada es más importante para la mujer
mientras que recibir admiración es una necesidad esencial para el
hombre. Porque no comprendemos estas diferencias, a menudo
sufrimos contrariedades en nuestras relaciones mutuas.
AGNES
Agnes sabía comprender a los hombres, pues David decía:
“Cuando no te he tenido a ti, Agnes, para aconsejarme y apoyarme
desde el principio, al parecer me he descontrolado y he estado sumido
en toda clase de dificultades. Cuando al fin he venido a ti (como lo he
hecho siempre) me ha llegado la paz y la felicidad.” Y en otro lugar:
“Como si en el amor, el gozo, el dolor, la esperanza o el desengaño, en
todas las emociones, mi corazón se tornara hacia ella con naturalidad y
allí encontrara refugio y amistad.”
DORA
Dora no poseía la habilidad de comprender a los hombres, pues
David dice: “Muchas veces a ratos pensé, que hubiera deseado que mi
esposa fuese mi consejera… que hubiese tenido el poder de llenar este
vacío que parecía existir en mí.” Y más adelante: “Hubiera sido mejor
para mí que mi esposa pudiera haberme ayudado más, compartiendo
mis muchos pensamientos, para los cuales no tenía partícipe.”
Si vamos a tratar de obtener una mejor comprensión de los
hombres, debemos saber algo sobre ellos. Ningún orador puede
ganarse el interés de un público desconocido a él. No sabría por dónde
empezar. Tampoco un publicista trataría de escribir un anuncio a
menos que supiera algo sobre las personas a quienes su producto
deberá interesar. Cuanto mejor sea el orador, o más sepa el publicista
sobre su público (sus peculiaridades, sus ambiciones, sus prejuicios,
sus opiniones y sus debilidades), mejor estará capacitado para poder
hacer y decir lo que sea más efectivo.
Lo mismo consta en cuanto a la mujer. Mientras mejor ella
comprenda las características del hombre (sus peculiaridades, sus
necesidades y sus puntos vulnerables) más fácilmente hará y dirá las
cosas que más lo complacen a él. El estudio de estas características
masculinas es esclarecedor, y le será brindado en los próximos ocho
capítulos.
CAPITULO III
ACEPTE AL HOMBRE POR SU VALOR NOMINAL
Si usted desea ganar el corazón de un hombre deberá estar
dispuesta a aceptarlo tal como es y no tratar de cambiarlo.
Hace algunos años Norman Vincent Peale, autor del libro El
Poder del Pensamiento Positivo, dio una impresionante conferencia
ante un inmenso público. Después de concluir, como era costumbre
suya, concedió un tiempo al público para que le hiciera preguntas, las
cuales contestaba desde el púlpito.
Una de las preguntas hechas por una mujer decía algo así:
“He tratado de hacer que mi hogar sea feliz y de ser una buena madre
y esposa; pero las cosas no han ido muy bien. El problema es que mi
esposo no ha puesto el mismo empeño en hacer que nuestro
matrimonio sea un éxito.”
A continuación enumeró muchas de sus faltas, algunas de las
cuales eran: “El no les da la debida atención a los niños, gasta el
dinero en tonterías, toma, tiene mal humor, y es difícil llevarse bien
con él.” La pregunta que ella le hizo al Dr. Peale fue la siguiente:
“Después de veinticinco años de casados, ¿hay alguna esperanza de
que él cambie?”
Uno no podía dejar de simpatizar con esta mujer que
aparentemente no había perdido la fe. Anticipando la respuesta, pensé
adentro de mí: “Probablemente le dará una disertación sobre ‘El Poder
del Pensamiento Positivo’, y le dirá que no pierda las esperanzas”;
pero para sorpresa mía, no fue esa la respuesta.
El Dr. Peale miró austeramente al público, y dijo con grave dad
en la voz, “No sabe usted que siempre deberá estar dispuesta a aceptar
al hombre por su valor nominal y nunca tratar de cambiarlo?”
Este verídico mensaje debería ser conocido por todas las
mujeres. Ninguna otra cualidad es tan vital o fundamental. Es
inclusive la base que necesitamos para poder comprender a los
hombres. Usted deberá aceptarlo por su valor nominal o no podrá
ganar su amor celestial.
¿QUE QUIERE DECIR VALOR NOMINAL?
En el mundo de los negocios esta frase tiene un significado
específico. Es el valor que un bono, una póliza de seguros, etc., posee
hoy en día, en este instante. Si se conservara por cierto número de
años llegará a valer mucho más, pero en este momento ya tiene un
valor específico. ¿Y qué quiere decir valor nominal refiriéndose al
hombre? Es su valor actual, tal como es, sin ningún cambio.
¿QUE SIGNIFICA ACEPTAR AL HOMBRE POR SU VALOR
NOMINAL?
Quiere decir que reconocemos que es humano, y que al igual
que nosotras y todos los demás seres humanos, consiste su
personalidad de virtudes y defectos. Es una manera honesta de mirar el
asunto. Nos damos cuenta de que los defectos existen, pero no nos
preocupamos por ellos; pues aceptamos al hombre en su totalidad. Si
él quiere cambiar por su propia cuenta, eso es asunto suyo; pero
nosotras estamos satisfechas con él, tal y como es.
La aceptación no significa tolerancia—que conocemos sus faltas
graves pero estamos dispuestas a tolerarlas. Tampoco significa falta de
honradez por nuestra parte, o engaño: convencernos a nosotras mismas
que él es perfecto, aunque no sea así. Igualmente aceptación no
significa resignación.
Cuando usted acepta a un hombre, lo ve en su totalidad; está
satisfecha con lo que ve y lo demuestra no tratando de cambiarlo.
Sin embargo, las mujeres en todo el mundo están tratando de
cambiar a sus esposos. Una joven me confesó hace poco que después
de casada comenzó a confeccionar una larga lista de las faltas de su
esposo, las cuales ella tenía intenciones de cambiar. Creía que era su
deber tratar de enmendarlo.
COMO LAS MUJERES TRATAN DE CAMBIAR O ENMENDAR
A SUS ESPOSOS
¿Cómo tratan las mujeres de enmendar a sus esposos? Hay
distintas formas y éstas son las siguientes:
1.- En sus Hábitos Personales: Cosas tales como los hábitos
malos de alimentación desde el punto de vista nutritivo, malos
modales de urbanidad, descuido de su apariencia, mala gramática y
ortografía, mal carácter, depresión nerviosa, manejo del coche,
desorden (especialmente en dejar sus pertenencias tiradas por la casa).
También por su falta de cortesía, su lenguaje sucio, sus excesos en el
fumar o beber, etc.
2.- La Manera en que Utiliza su Tiempo: Muchas mujeres
hacen un esfuerzo por tratar de cambiar el uso del tiempo libre de su
esposo, y utilizarlo para su propia ventaja. Ellas se quejan de que él
pasa demasiado tiempo lejos de su hogar en compañía de sus amigos,
en eventos deportivos, obligaciones o deberes de su iglesia, u otras
actividades exteriores, mirando televisión o durmiendo en el sofá.
Algunas se quejan también de que sus esposos tienen demasiadas
cosas entre mano que los mantienen siempre apurados. Otras dicen
que no llegan temprano a su hogar o no les dejan saber cuando van a
tardarse.
3.-Deberes: Muchas mujeres hacen una apelación a sus
esposos cuando éstos no cumplen con sus deberes en el hogar (tales
como reparaciones, pintura, jardinería, etc.) Se quejan de que no
cumplen en su trabajo, no pagan las cuentas, abandonan sus
obligaciones religiosas u otros deberes similares, o son vagos y
descuidados; razón por la cual fracasan.
4.-Comportamiento Social: Otro grupo de mujeres se queja de
que sus esposos alardean mucho en público, hablan demasiado o muy
poco, no dicen lo debido, o son descuidados en su conversación. Otros
no tienen buenos modales en público, son descorteses, etc., y aún otros
más no hacen amistades aceptables para su esposa o no aprecian las
que ésta escoge.
5.- Aspiraciones y Sueños: El quinto grupo se queja de que sus
esposos no tienen ambición ni alegría de vivir, se menosprecian a sí
mismos, o no tienen el deseo de mejorar sus condiciones. Algunos no
saben lo que desean en la vida y van de quimera en quimera; otros no
tienen imaginación y dejan pasar las oportunidades. Hay quienes
tienen sueños imposibles de llevar a cabo.
6.- Logros Masculinos: Hay mujeres que tratan de empujar a
sus esposos hacia el éxito. Algunas se quejan de que ellos no toman
las riendas en su hogar ni los guían bien, que están indecisos, se
preocupan demasiado por los errores del pasado, juzgan sin conocer
todas las circunstancias o nunca tienen ideas buenas.
7.- Dinero: La mayoría de las esposas se quejan de que sus
cónyuges no administran bien el dinero, lo malgastan en tonterías, son
avaros o gastan grandes cantidades sin consultar con ellas.
8.- Negligencia Hacia los Niños: En este grupo tenemos a los
hombres cuyas esposas les piden que asuman mayor responsabilidad
en el cuidado y la educación de sus hijos.
9.- Religión: Muchas se lamentan de que ellos nunca van a la
iglesia, no prestan oídos a las creencias religiosas de ellas o no están
interesados en religión. ¿Dónde podremos encontrar al hombre
perfecto?
¿POR QUE TRATAN LAS MUJERES DE CAMBIAR A SUS
ESPOSOS?
En muchos casos es porque están descontentas o irritadas con
ellos. No los han aceptado por su valor nominal, por lo tanto les es
difícil aceptar las faltas. Pero más frecuentemente, (y en especial las
mujeres capacitadas) lo hacen “por su propio bien.” Estas mujeres
dicen: “Si uno quiere de verdad a una persona, es muy importante
cerciorarse de que obtenga lo mejor que la vida puede ofrecerle. Por lo
tanto, debo cambiar a mi esposo, por su propio bien.”
Si un hombre es ciego a sus propias faltas y esta ceguera le
causa dificultades o la pérdida de éxito, es importante que su esposa lo
ilumine. Pero a la vez que él se dé cuenta de su error, y persiste aún así
en volver a cometerlo, ella no deberá insistir más en el asunto. “Pero,”
dirá ella, “los defectos de mi esposo le están privando de una posible
felicidad, por lo tanto, debo cambiarlo para que pueda ser feliz.” Este
parece un noble empeño; ¿qué posible razón podemos poner en
contra? Hay cuatro razones por las que las mujeres no deben tratar de
cambiar a los hombres, y son las siguientes:
1. Causa problemas en el matrimonio.
2. Puede destruir el amor.
3. No da resultado.
4. Puede causar rebelión en el hombre.
1. Causa Problemas en el Matrimonio
Aunque una mujer se disponga con las mejores intenciones a
cambiar a su esposo, puede ocasionar problemas matrimoniales que
podrían ser serios.
En primer lugar, puede crear una tirantez horrible en el hogar.
Ella estará en tensión, debido a la preocupación que siente por los
defectos de su esposo. Al preocuparse tanto por las consecuencias del
comportamiento de él, se dispone a enmendarlo y a su vez crea más
tirantez porque él se resiste al cambio. Los niños también sufren al
darse cuenta de la tensión que existe entre sus padres.
Otro problema que surge al tratar de cambiar a un hombre es
que su orgullo masculino sufre. El hombre posee un espíritu orgulloso.
Conoce sus debilidades, pero prefiere que usted sólo piense en sus
virtudes. Recuerde, el componente más importante para la felicidad de
un hombre es la admiración de su mujer. Este es su pan de cada día.
Cualquier sugerencia de que usted no lo acepta como es, amenaza la
seguridad de él; de la misma manera que amenazaría la suya el pensar
que él no la ama.
Además, los mandatos y esfuerzos empleados para cambiar a
un hombre a menudo lo irritan y hacen su vida insoportable. Muchas
veces él tratará de escapar de estos sentimientos infelices pasando más
tiempo lejos de la casa en compañía de otros, o en placeres que
compensen su miseria.
Aún otro problema que puede haber es el distanciamiento que
ocurrirá entre marido y mujer, cortando las comunicaciones entre
ambos. El se tornará distante y retraído. Estará al lado de su esposa,
pero rara vez hablará con ella. A veces esta falta de comunicación por
parte de él, puede ser causada por el pensamiento de que usted no lo
acepta tal y como es.
Es difícil, si no imposible, que un hombre sienta ternura hacia
la mujer que lo trata de apremiar. A veces él mismo no comprenderá el
porqué de su retraimiento, por lo tanto, no podrá explicar su fría
actitud con respecto a su esposa.
La tirantez, los resentimientos, la falta de comunicación y la
frialdad que puede ocurrir en un hogar cuando la esposa decide tratar
de cambiar a su marido, debían hacer que ella se preguntara “si sus
objetivos merecen la pena.” ¿Acaso por lo que espera ella lograr al
cambiar a su esposo merece la pena sacrificar la paz en el hogar y las
buenas relaciones matrimoniales? ¿Qué es más importante para los
niños, para su esposo y aun para ella misma? Es dudoso que ninguna
acción que la mujer tome para perfeccionar a su marido, sea más
importante que el amor y la armonía entre los cónyuges, y nada es tan
esencial al bienestar y el desarrollo normal de los niños como tener
padres felices.
2. Puede Destruir el Amor
En casos extremos hasta el amor mismo puede ser destruido. Cuando
una esposa continuamente empuja y apremia a su marido, produce en
él un efecto similar al de la mordida de una serpiente venenosa.
Consecuentemente, puede causar la destrucción de un matrimonio que
pudiera haber sido inmensamente feliz. Uno de los casos más trágicos
de la historia es el del novelista ruso, el Conde Leo Tolstoi y su
esposa.
TOLSTOI
Al comenzar su matrimonio, Tolstoi y su esposa eran suma
mente felices; tanto que un día arrodilláronse juntos, pidiéndole a Dios
que los dejara continuar para siempre en aquel éxtasis en que se
hallaban.
Tolstoi era uno de los novelistas más famosos de todos los
tiempos. Dos de sus obras maestras, La Guerra y la Paz, y Anna
Karenina, son consideradas tesoros literarios. Era tan admirado por su
público, que éste lo seguía día y noche, tomando nota de cuanta
palabra brotaba de sus labios.
Aunque era un hombre rico y famoso, después de estudiar las
enseñanzas de Jesús, regaló todas sus pertenencias, trabajaba en el
campo cortando madera, apilando heno, hacía sus propios zapatos,
comía en un plato de madera, y trataba de amar a sus enemigos.
Regaló todos los derechos o ganancias de sus libros, y tuvo el valor y
la convicción necesarias para vivir la vida que él opinaba era la mejor.
Pero su esposa nunca lo aceptó a él, ni a su filosofía simple de
la vida. Ella amaba el lujo y él lo despreciaba; ella ansiaba la fama y la
estimación de la sociedad, las cuales para él no significaban nada. Ella
codiciaba el dinero y las riquezas, pero él las consideraba inicuas.
Durante años hizo todo lo posible por cambiarle las ideas, incluso le
daba escándalos porque él insistía en regalar todas las ganancias de
sus libros. Cuando Tolstoi le llevaba la contraria en algo, ella se volvía
histérica, amenazando suicidarse tirándose a un pozo.
Después de cuarenta y ocho años, este hombre que adoraba a
su esposa cuando se caso con ella, no podía soportar siquiera su
presencia. Una e las mas trágicas escenas ocurrió cuando la Condesa
Tolstoi, acongojada y vieja, deseosa de un poco de afecto, se
arrodillaba a los pies de su esposo y le suplicaba que le leyera los
exquisitos pasajes de amor que había escrito para ella, cincuenta años
atrás. Y al leer y recordar aquellos días felices para siempre idos,
ambos lloraban. La última petición que hizo Tolstoi al morir fue que
no se le permitiera a su esposa estar presente.
3. No Da Resultado
Los hombres no cambian empujándolos ni pinchándolos. Si los
esfuerzos que una mujer hace por cambiar a su esposo dieran
resultado, tendrían algún mérito, pero desgraciadamente, están todos
destinados al fracaso. ¿Cambió Tolstoi? ¿Escuchó acaso las
sugerencias de su esposa? ¡No! Se opuso a ellas hasta el día que
murió. ¡Los hombres no cambian de esta forma!
“Pero,” dirá usted, “yo conozco el caso de una mujer que trató
de cambiar a su esposo y tuvo éxito.” No deje que esto la despiste. Si
examina el asunto cuidadosamente comprobará que si el hombre
cambió no fue debido a los esfuerzos de su esposa, sino porque
encontró otra incentiva—una que ella no conoce. Y es posible que
hasta hubiera cambiado antes, si no hubiera sido por los apremios de
ella.
4. Rebelión
No solamente los esfuerzos femeninos no cambian el hombre,
sino que a menudo provocan su rebelión. Esto sucede porque él lucha
por mantener su Libertad intacta.
Yo tengo un hijo que ocasionalmente me dice, “Mamá, no me
digas lo que tengo que hacer, o no desearé hacerlo.” Esto demuestra
cómo piensan los hombres. En verdad a veces se oponen a hacer lo
que aun ellos mismos desean en el fondo, simplemente porque tienen
una naturaleza rebelde.
Una Ilustración Impresionante de Rebelión
Una mujer adoptó cierta religión, y era muy fiel a ella. ‘Trató
de que su esposo hiciera lo mismo, pero no tuvo éxito. Ella lo
apremiaba día y noche, pero todos sus esfuerzos eran inútiles.
Una noche se puso de acuerdo en secreto con los misioneros de
su iglesia, para que éstos hicieran una visita a su hogar a la hora de la
cena. Ella pensó que su esposo se sentiría obligado a invitarlos a entrar
y ofrecerles su amistad. También hizo que los misioneros trajeran con
ellos la materia que utilizarían para tratar de convertirlo después de la
cena.
Todo sucedió como habían planeado, pues en el momento que
se sentaba el matrimonio a la mesa, los misioneros tocarona la puerta.
Después de una agradable y amistosa cena, la esposa dijo: “ sería una
buena idea que estos dos caballeros nos explicaran algo sobre su
iglesia?” Debido a la presión moral, y por cortesía, él accedió.
Mientras los misioneros preparaban sus materiales, libros e /
ilustraciones, el pobre hombre se sintió atrapado. Se excusó con el
pretexto de ir al baño, y una vez allí, escapó por la ventana. Estuvo
desaparecido durante tres días.
Después de buscarlo inútilmente, la desesperada esposa pidió
ayuda a su iglesia. Varios de los líderes vinieron a su ayuda y
comenzaron a buscarlo. Poco tiempo después lo hallaron. Al
interrogarlo descubrieron que no tenía intención alguna de volver al
hogar. Sin embargo, debido a la bondadosa persuasión del caballero
que lo encontró, y la promesa de su esposa de que jamás mencionaría
de nuevo su religión, volvió a la casa. La esposa cumplió su promesa
“al pie de la letra,” y el hombre se tranquilizó.
La parte impresionante de esta historia es la siguiente: El
caballero que lo halló se hizo muy amigo del hombre, quien confesó:
“Yo no tengo nada en contra de su iglesia. En realidad hace algún
tiempo quería saber algo más sobre ella, pero no por boca de mi
esposa.”
En secreto él recibió instrucción en la religión de ella, la
aceptó, y se hizo miembro de la iglesia. Entonces una mañana,
mientras se hallaban todos reunidos en ésta, el obispo se puso en pie, y
anunció que había un nuevo miembro en la congregación, dio el
nombre del hombre, y le pidió que pasara delante. La esposa sintió una
alegría tan grande que comenzó a llorar.
Otro Ejemplo de Rebelión
He aquí otra mujer más que causó la rebelión de su esposo. Al
principio de casada le hacía muchas sugerencias sobre asuntos
triviales. Trató de reformar sus hábitos de alimentación, le urgía que
se bañara a menudo y mejor, así como que cuidara más de su
apariencia. Ella había aprendido la importancia que tiene la buena
nutrición, pero su esposo provenía de una familia que no lo
consideraba así. Era especialmente agravante para él, verse privado de
ciertas comidas a las cuales estaba acostumbrado.
Esta violación de sus derechos de libertad, lo hacía ingerir
alimentos especialmente dañinos para su salud cuando se encontraba
fuera de la casa. También pronto comenzó a beber excesivamente. Las
sugerencias de ella eran relacionadas con la salud suya, por lo tanto él
se rebeló contra ésta. De cierto modo, era como si él estuviera en una
actitud de “libertad o muerte.”
La joven en cuestión no ha tenido éxito en cambiar a su
esposo, él ha continuado sus rebeldes hábitos hasta el día de hoy. No
todos los hombres reaccionan tan violentamente a las sugerencias de
su esposa, pero aun los más sensatos sienten resentimientos contra la
mujer que trata de cambiarlos.
Como usted puede ver a través de los cuatro problemas que le
he contado, los esfuerzos de la mujer por cambiar al hombre, siempre
fracasan, desde el momento que causan problemas matrimoniales,
destruyen el amor, no dan resultados, y hasta pueden hacer que el
hombre se rebele.
EL PLAN QUE DA RESULTADO
Hay una forma a través de la cual se puede lograr que el
hombre cambia: otorgándole su libertad. Esta manera de hacerlo no es
efectiva en un ciento por ciento; pero es la única forma posible de
hacer que un hombre madure. Es el único plan efectivo, y el único
camino que lleva a la felicidad. Es también como si dijéramos la única
tierra fértil donde pueda florecer el amor.
El libre albedrío es uno de los derechos más fundamentales que
hay. La humanidad no se desarrolla ni es feliz sin él. El Señor estaba
consciente de este eterno principio cuando creó al hombre y lo puso en
la tierra. Permitió la presencia de las fuerzas del mal, aunque sabía
desde el principio que muchas preciadas almas caerían en pecado y
experimentarían la amargura que conlleva la desobediencia. Pero
también sabía El que sin libertad la raza humana no puede
desarrollarse. El hombre tiene que tener una alternativa, y debe
escogerla él mismo.
Si el Señor pudo arriesgar la felicidad futura del hombre y su
bienestar para otorgarle esta libertad, ¿por qué entonces no va a poder
la mujer darle el mismo privilegio? ¿Por qué no dejarlo hacer las cosas
que él quiere hacer, ser el tipo de hombre que desea, sin
interferencias?
“Pero,” dirá usted, “en mis empeños por cambiar a mi esposo
yo no lo privo de su libertad, pues nunca insisto en nada, ni utilizo
fuerza alguna.” No es por medio de la fuerza o la coacción, sino
mucho más sutilmente, como nosotras interferimos.
LE QUITAMOS LA LIBERTAD A UN HOMBRE DE LAS
SIGUIENTES MANERAS:
1. Utilizando fuerza moral
4. Insinuaciones
2. Censura
5. Empujones,
sermones
3. Sugerencias
6. Crítica abierta
Todo hombre desea vivir en paz y recibir aprobación. Cuando
usted utiliza su fuerza moral o su influencia, lo obliga a escoger entre
su libertad y “la paz en el hogar.” A veces él escoge la paz,
sacrificando su libertad. Por ejemplo, una pareja joven que se hallaba
hospedada en mi hogar, planeó un día de playa. Cuando se iban la
muchacha le preguntó al esposo: “ te vas a poner los lentes obscuros?”
El le contestó que los dejaba en casa a propósito por no molestarse.
Ella trató de insistir, pero él no cedió. Cuando ya se hallaban en el
coche, oí la puerta de la calle abrirse, y vi al hombre volver a entrar,
buscando sus anteojos. Todo lo que lo oí decir fue: “¡Cualquier cosa,
con tal de mantener la paz!”
Hay veces en que un hombre renuncia temporalmente a su
preciada libertad porque la esposa se empeña tanto que él no tiene otra
alternativa. Pero no siempre sacrificará la libertad por la paz. Muchas
veces él se aferrará a esta libertad a todo costo.
Una joven esposa me contó que todos los domingos por la
mañana ella le preguntaba a su esposo: “Planeas ir a la iglesia hoy?”
Aunque él deseaba complacerla, esta sutil insinuación lo irritaba tanto,
que prefería quedarse en casa sólo por mantener su libertad. No tenía
nada en contra de la iglesia, pero si iba, quería que fuera por su propia
iniciativa. En cuanto ella dejó de insinuárselo, él empezó a ir más a
menudo.
La libertad religiosa de cada cual es preciada. Cuando
intentamos obligar a un hombre a ir a la iglesia, la mayor parte de las
veces lo alejamos de ella. No solamente fracasa la coacción, sino que
es innoble.
Las pocas mujeres que han tenido éxito en forzar a sus esposos
para que participen en las actividades de la iglesia, se vanaglorian de
ello sin deber hacerlo. Ellos probablemente hubieran tomado parte
antes, si se les hubiera dado libertad, aprecio y ejemplo. Estos
hombres han encontrado otras razones para asistir a la iglesia, las
cuales sus esposas no conocen.
EMPUJAR AL HOMBRE HACIA LA RECTITUD
Hay algunas mujeres cristianas que han sido enseñadas a ser
“promovedoras” de sus esposos, y tratan de empujarlos hacia el
camino de la rectitud. El verdadero significado de la palabra
“promover” es incitar, alentar, o estimular. No significa pinchar o
empujar.
LAS MUJERES SON FARISAICAS
¿Por qué tratan las mujeres de cambiar a sus esposos? Porque
tienen una actitud farisaica, o santurrona. Creen que se esfuerzan más
que nadie en actuar debidamente y hacer que su matrimonio sea un
éxito; que son más activas en la iglesia, y mejores personas que sus
esposos. Se creen superiores, consecuentemente piensan que son los
hombres y no ellas los que necesitan cambiar.
Los Saduceos y los Fariseos de los tiempos bíblicos tenían esta
misma actitud de superioridad. Acudían fielmente a la iglesia, pagaban
diezmos, oraban, leían las escrituras, ayunaban, y realizaban todos los
actos rituales; pero el Señor les llamaba “hipócritas”, no por su
fidelidad, sino por su actitud de superioridad.
La mujer no está en posición de juzgar el valor de un hombre.
¿Puede usted acaso erigirse como juez? ¿Es usted en realidad mejor
que él?
Cuando una joven me confesaba numerosas faltas graves que
tenía su esposo, yo le pregunté: “¿De verdad crees ser mejor que él?”
Primeramente me miró con indignación, pero después de meditarlo,
bajó la cabeza y dijo humildemente: “No, yo no creo ser mejor
persona que él. Yo sé que en el fondo él es un buen hombre.”
LA ACTITUD CRISTIANA
El verdadero corazón de la doctrina cristiana es: somos
nosotros mismos los que debemos tratar de cambiar. Se nos ha
enseñado quitar la viga de nuestro propio ojo primero, para entonces
poder ver mejor la paja en el ojo ajeno. Las mujeres que tratan de
cambiar a sus esposos pisotean su libertad y violan justos principios.
¿CAMBIARA EL?
Usted se preguntará, “Si lo acepto tal como es, ¿hay alguna esperanza
de que él mismo haga el esfuerzo por cambiar?” ¿Quién podría
decirlo? Usted tiene que aceptar el hecho de que puede que no sea así.
Pero misteriosamente, los hombres están más dispuestos a cambiar
cuando se les acepta como son y se les deja su libertad.
La única esperanza que existe de que un hombre cambie, es
que usted no trate de cambiarlo. Otras personas podrán tratar de
cambiarlo, enseñarlo, u ofrecerle sugerencias, pero la mujer que él
ama, deberá aceptarlo tal como es.
Si los hombres han de llegar al cielo, quieren que sea por sus
propios esfuerzos. Si van a la iglesia, quieren que sea idea suya. Si
hacen mejoras en su carácter, su salud o su negocio, desean que sea
por su propia iniciativa, y cuando se les otorga la libertad suficiente
para poder mejorar o permanecer igual, casi siempre se inclinan a
mejorar. Permítame ilustrárselo:
LA HISTORIA DE UN EXITO (LIBERTAD)
Usted recordará a la muchacha que trató de cambiar los hábitos
de alimentación de su esposo. Otra amiga mía utilizó un enfoque
distinto, el de otorgarle libertad total a su esposo.
Ella provenía de una familia que tenía estrictos hábitos
alimenticios, pero aún así, le extendió a su esposo completa libertad.
Poco tiempo después de casados le dijo con dulzura: “Cariño, yo sé
que a mí me han enseñado a comer de distinta forma que a ti, ¿pero te
importa mucho que yo me prepare para mí las comidas que yo deseo,
y haga otro tanto por ti?” El estuvo de acuerdo, y ella así lo hizo por
varios meses. Pero un tiempo después, él adoptó los hábitos
alimenticios de ella, y le predicaba a otros, el valor que tenían. Los
hombres son sensatos por regla general; desean lo que es mejor para
ellos, pero más que nada valorizan su preciada libertad.
LA HISTORIA DE UN EXITO (LIBERTAD)
Una dama estaba comprometida para casarse con un hombre de
distinta religión que la suya. Puesto que su religión tenía mucha
importancia para ella, tenía esperanzas de que una vez casados,
eventualmente su esposo se uniera a su iglesia.
Ella le pidió consejos sobre esto a un hombre muy sabio que le
dijo: “Si te casas con ese hombre, no subrayes las diferencias
religiosas entre ustedes. No trates de cambiarle sus ideas; si quiere
asistir a su iglesia, ve con él. Dale completa libertad, pero aférrate a
tus ideales, y sé el vivo ejemplo de lo que tu religión enseña.”
Ella se casó, y siguió los consejos del sabio. Su esposo le pidió
que fuera a la iglesia suya, lo cual ella hizo gustosamente. El a su vez
asistió a la de ella. Comparando las dos, pronto se convenció de que la
iglesia de su esposa era superior a la de él, y se hizo miembro de ella.
En sus intentos de aceptar a un hombre por su valor nominal,
muchos problemas se le pueden presentar. ¿Qué hacer cuando él hace
algo indigno, muy por debajo de las normas de comportamiento suyo?
Por aceptarlo, ¿deberá usted renunciar a sus propios ideales y
virtudes? ¿Qué haría usted si la maltratara— aceptarlo también? Todas
estas preguntas las contestaré una por una.
MIRE HACIA EL LADO MEJOR
A la vez que usted acepta a un hombre por su valor nominal,
puede dejar de preocuparse por sus faltas. Esto se facilita si usted mira
hacia el lado mejor de él, y se concentra en éste. Por años estuvo tan
ocupada en enmendarlo, que se ha olvidado de sus virtudes. Muchos
hombres son como el Dr. Jeckyl y el señor Hyde, y sólo reconociendo
su lado mejor, y creyendo en él, podrá usted ayudar a madurar a un
hombre, niño, o individuo cualquiera.
Trate de imaginarse que el hombre está pintado de dos colores:
un lado es brillante, y el otro insípido. Entonces déle vuelta, de modo
que el lado brillante y no el insípido se vea. Usted sabe que éste se
encuentra presente, pero no lo mira. Sólo ve el lado brillante. Entonces
dígale que aprecia su lado mejor (o brillante). ¡Sea específica!
Podrá descubrir más fácilmente el lado bueno de su esposo, si
comprende que hay muchas virtudes tras algunas de las faltas
masculinas. Por ejemplo, un hombre es ofensivo muchas veces por no
habérsele reconocido o aceptado el alto nivel de personalidad que
posee, por habérsele negado su libertad, o al sufrir maltratos a manos
de su esposa. Un hombre taciturno y desanimado es a menudo uno que
posee grandes aspiraciones que no han sido logradas. El que es
olvidadizo, negligente o inconsciente, es muchas veces poseedor de
una gran capacidad mental, y está utilizando su mente para cosas más
vitales que los detalles que para usted parecen ser tan importantes. El
que aparece como
un holgazán negligente en el hogar, bien puede ser el que está
dedicando todas sus energías a tener éxito en su trabajo, y ser un buen
proveedor.
QUE HACER CUANDO EL HACE ALGO QUE NO DEBE
Si su esposo es a veces deshonesto, áspero, débil, o falto de
carácter, esto la hará preguntarse cómo reaccionar. Usted lo acepta
como es, pero si ignora un mal hecho demuestra una falta en su propio
carácter.
La acción a tomar es ser reacia a creerlo. Dígale que usted no
cree posible que un hombre como él haga semejante cosa. Si se ve
obligada a creerlo, indíquele que usted sabe que este hecho es
contrario a su naturaleza, y ha sido sólo el resultado de un descuido o
atolondramiento por su parte. Usted deberá mostrarse inmensamente
desilusionada por este lapso temporal, pero su fe en el lado mejor de
él, deberá prevalecer.
CUANDO LA MALTRATA
¿Deberá usted aceptar a un hombre por su valor nominal
cuando la maltrata, y pasar por alto el hecho? Me refiero a las veces en
que él es desconsiderado, injusto, extremadamente duro, crítico, abusa
de usted o la ignora. El hombre tiene derecho a muchas libertades,
pero éstas no incluyen la de maltratar a su esposa. Usted es un ser
humano, digno de respeto y consideración, y es importante para ambos
que mantenga su dignidad y amor propio intactos. De hecho, es difícil
que un hombre se muestre bondadoso o condescendiente con una
mujer a la cual puede maltratar.
Una de las mayores recompensas que deriva la mujer al poner
en práctica los principios de este libro, es recibir la consideración y el
respeto de su esposo. Sin embargo, no hay porqué esperar llegar a esta
meta para exigir respeto y buen trato. Una de las más fascinantes artes
que deberá aprender usted para ser “La Mujer Encantadora” es cómo
manejar estas situaciones difíciles, y le será enseñada en el capítulo
18.
MANTENGA INTACTOS SU S PROPIOS IDEALES
Puede llegar la ocasión en que usted se preguntará si debe
aceptar al hombre como es, y rebajar sus propias normas de conducta
para ponerlas al nivel de él, y de esta manera mostrarle aceptación. La
respuesta es no. El no la respetará por ello. Al hombre le gusta pensar
que la mujer es mejor, más noble y santa que él, por lo tanto se
desencantará al verla caer de su pedestal y rebajarse a su propio nivel.
Usted se lo debe a sí misma para el buen desarrollo de su lado
Angelical, el mantener una pauta o norma de conducta tan buena como
le sea posible.
También podrá llegar el momento en que usted se preguntará:
“¿Habrá algún momento en la vida en que uno deberá tratar de
cambiar a su esposo?” ¡No! El debe ser aceptado siempre por su valor
nominal. Sin embargo, hay una oportunidad (la cual mencioné antes
brevemente), en que usted debe tratar de abrirle los ojos a sus propias
faltas, pero sólo en ciertas situaciones.
CUANDO UN HOMBRE ESTA CIEGO A SUS PROPIOS
ERRORES
A menudo un hombre está ciego a sus propios errores, y dicha
ceguera le causa dificultades con sus asociados o pérdida de éxito en
su trabajo. En estas ocasiones la esposa debe abrirle los ojos.
Tomemos corno ejemplo el caso del vendedor que utiliza un
enfoque equivocado, el supervisor de un departamento que actúa como
un dictador hacia sus empleados, el doctor que está perdiendo
pacientes porque aparenta ser poco amistoso, o aun el hombre que le
rehuyen los demás por ser poco aseado.
En estas ocasiones la esposa debe alertarlo. El no se resentirá si
ella lo hace en la debida forma. Muchas veces otras personas que
observan los errores de él, no les interesa lo suficiente como para
indicárselos, o creen que no deben inmiscuirse. La esposa
posiblemente sea la única que lo quiere lo suficiente como para
ayudarlo.
El Enfoque Adecuado: Recuerde que usted lo acepta. ¡Son los
demás quienes no lo hacen! Otros se ofenden, no usted. Dígale que
tiene unas cuantas ideas que pueden serle útiles. Déjele saber que
usted no está tan empapada en la situación como él, por lo tanto podría
estar equivocada, pero “ ¿pudiera ser ésta la causa de su problema?”
Asegúrele que usted lo admira, y que es una lástima que otros no lo
aprecien en todo su valor.
Una vez que le haya abierto los ojos, no insista en el asunto.
Déjelo por completo. Si él continúa actuando erróneamente a
sabiendas, permítale esta libertad. Antes de hablar, asegúrese que él
desconoce por completo sus errores y además de que éstos le están
causando dificultades. Una mujer me preguntó una vez si ella debía
corregir las faltas gramaticales de su esposo, las cuales eran
numerosas. A través de mis averiguaciones sobre él pude conocer que
era un hombre triunfador y tenía el apoyo de muchos amigos. Yo le
dije a ella que no creía necesario decirle nada a su esposo sobre las
faltas gramaticales. Cuando usted vaya a exponer sus opiniones a su
esposo o a proponerle enmiendas, sea femenina. No aparente saber
más sobre los asuntos de él que él mismo; no sea maternal, y no hable
como si fuera de hombre a hombre. (Mencionado en el capítulo 7—
Como Dar Consejos Femeninos.)
SUMARIO
Hemos aprendido la importancia que tiene la aceptación, y que
si tratamos de cambiar a nuestros esposos estaremos destinadas al
fracaso; que traerá problemas matrimoniales, y que hasta podrá causar
rebelión. También hemos aprendido que es difícil, si no imposible,
que un hombre ame a la mujer que lo empuje, lo corrija, o trate de
cambiarlo. Sabemos que no estamos en posición de juzgar el valor de
un hombre, pero tenemos la tendencia a hacerlo debido a nuestras
actitudes farisaicas. Somos nosotras las que debemos cambiar, no
nuestros maridos. Debemos mirar hacia el lado mejor de él siempre. Y
si queremos ser como Ángela Humana y ganar su Amor Celestial,
debemos aceptarlo por su valor nominal.
Algunas mujeres a quienes he enseñado esta filosofía dicen que
es difícil aceptar a un hombre por su valor nominal, por lo tanto han
dejado de probar. Está concedido que la aceptación no es fácil de dar
pero es uno de los principios sobre los cuales se basa la Cristiandad, y
sería lo mismo dejar de cumplir con dichos principios por difíciles que
no aceptar al hombre por su valor nominal.
Hay ciertos pasos a seguir y reglas que cumplir para saber dar
aceptación, y son las siguientes:
COMO APRENDER A DAR ACEPTACION
1.-Desprovéase de su Actitud Farisaica: Mire el asunto desde
el punto de vista religioso y se dará cuenta de que esa actitud farisaica
suya es un serio pecado; demuestra falta de humildad por su parte, por
lo tanto indica un defecto de carácter. Recuerde la historia bíblica del
hombre que alzaba la cabeza orgullosa, diciendo que se alegraba de no
ser tan pecador como otros; pero Jesús apreció más al humilde que
golpeándose el pecho decía: “Ay Señor, sé misericordioso conmigo,
un pobre pecador.”
2. Mire Hacia el Lado Mejor de El: Le será más fácil darle
aceptación si se concentra en sus virtudes, desarrolla más apreciación
por su lado mejor, y se lo deja saber a él. De esta forma madurará, y
sus faltas pronto dejarán de mortificarla.
3. No Ponga a Otros Hombres Como Ejemplos: Las mujeres a
menudo utilizan a un hermano, padre, algún hombre famoso de la
comunidad, o hasta inclusive a un hijo, como ejemplo de
masculinidad, creyendo que al hacerlo sus esposos tratarán de copiar
las virtudes de ellos. Esto demuestra los esfuerzos de la mujer por
cambiar a su marido, y deberá ser evitado por completo, si el hombre
ha de llegar a sentirse aceptado. Dicho comportamiento inclusive
ofende al hombre y lo hiere en su amor propio. Como ve es un serio
error.
4. Dígale Que lo Acepta, Tal Como Es: Es difícil para algunas
mujeres “romper el hielo”, pero al final de este capítulo le doy algunas
sugerencias, las cuales podrá utilizar si está en duda sobre las cosas
que deberá decirle a su esposo para hacerlo sentirse aceptado. No es
suficiente pensar en ellas; usted tiene que decírselas personalmente.
NUESTRA RECOMPENSA
¿Qué recompensa podremos esperar a cambio de todos
nuestros esfuerzos? Yo le puedo prometer que será amor lo que usted
recibirá. Recuerde, “lo que usted dé le será devuelto con creces.” El
mensaje central de este libro es el amor, y desde el principio he
manifestado que la mujer tiene el poder de despertar los sentimientos
del hombre en su favor. La aceptación es el primer paso hacia esta
meta, y también el más primordial. Cuando usted de veras acepta a un
hombre tal y como es, despierta sus más profundos sentimientos. Y
cuando le deja su libertad, permitiéndole ser la clase de hombre que
desea ser, usted gana un extraño poder o potestad sobre él. Este es
parte del poder que posee La Mujer Encantadora.
De la misma manera, cuando usted lo acepta, deja de
preocuparse por sus faltas, por lo tanto está en mejor posición de ver
sus virtudes. De este modo, podrá apreciarlo y amarlo mucho más; y él
a su vez le ofrecerá amor, ternura, y otras muchas bondades que usted
no creyó posibles, como sucedió en las siguientes experiencias de la
vida real:
HISTORIA DE UN ÉXITO
Una joven tenía un esposo encantador, pero a la misma vez, él
mostraba algunos hábitos, los cuales ella no aprobaba, en especial el
del cigarro. Ella insistía en que él sólo fumara en el sótano, aunque
había aceptado a su esposo como fumador desde que se casaron.
Después de aprender la filosofía de la Mujer Encantadora, se
dio cuenta de lo horriblemente mal que se había portado. Cuando él
llegó a la casa una noche, le confesó sus sentimientos, pidiéndole
perdón por la forma en que lo había tratado y diciéndole que lo
aceptaba tal como era. El se sintió tan enternecido que lloró. Más tarde
esa misma noche, le dijo que la amaba (por primera vez en dos años) y
durmió con su brazo alrededor de ella toda la noche.
HISTORIA DE UN ÉXITO
“Mi esposo ha sido siempre de los que le gusta salir con los
amigos casi todas las noches hasta muy tarde. Cada vez que lo ha
hecho me he disgustado mucho. Sin embargo, después de comprender
el principio llamado aceptación, he probado un enfoque distinto. Una
noche tenía lista la cena y lo llamaba a comer cuando llegó uno de sus
amigos a la puerta, invitándolo a salir un rato. El se puso su abrigo, me
dijo donde iba, y me advirtió que me acostara y no lo esperara.
Aunque mi primer impulso fue explotar, me controlé y le dije: ‘Creo
que es una buena idea. Tú realmente necesitas estar fuera de la casa
por un rato. Diviértete, que yo tendré algo de comer preparado para ti
cuando regreses.’ Tanto él como su amigo se quedaron sorprendidos.
Se fueron al fin, pero en cuarenta y cinco minutos, mi esposo estaba
de vuelta en casa, muy alegre, llevando en la mano una caja de
chocolates para mí. Se pasó el resto de la noche hablando conmigo y
ayudándome.”
HISTORIA DE UN ÉXITO
Una joven que había estado pisoteando la libertad religiosa de su
esposo me contó lo siguiente: Al darse cuenta de sus errores le dijo a
él, “Tú eres la persona más importante en mi vida y quiero que seas
feliz. Me he dado cuenta dé lo equivocada que estaba al tratar de
empujarte y apremiarte para que tomaras parte en las actividades de la
iglesia.” El tuvo una mirada peculiar en los ojos—algo sucedió en su
corazón, y dijo: “Puesto que eres tan justa conmigo, yo seré igual
contigo. Antes pensaba pedirte que te retiraras de todas las actividades
de la iglesia, pero ahora deseo darte la libertad para continuarlas.”
HISTORIA DE UN ÉXITO
Otro caso parecido fue el de una mujer que había consultado
con su abogado para divorciarse; pero cuando aprendió la filosofía de
La Mujer Encantadora, decidió tratar de mejorar su matrimonio. Las
primeras palabras que le dijo a su esposo fueron:
“Puedo pedirte que me des un poco de tu preciado tiempo? Me
gustaría también pedirte perdón por no haberte comprendido en el
pasado. ¿Me permitirías el privilegio de mostrarte que he aprendido la
importancia que tiene comprenderte mejor? Quiero que sepas que
reconozco lo equivocada que he estado todos estos años.
“Me alegro de que seas el tipo de hombre que en vez de
convertirse en cera moldeable en mis manos, ha tenido la valentía de
mantener sus convicciones todos estos años.”
Una extraña mirada se reflejó en sus ojos demostrando que
algo estaba sucediendo en su interior. Ella se marchó para el trabajo—
un salón de belleza de su propiedad—pero al mediodía su esposo, que
anteriormente había sido indiferente, rencoroso y negligente, la llamó
por teléfono y le dijo: “Me disgusta pensar que en este odioso día de
lluvia estás trabajando tan duro. ¿Por qué no cierras la peluquería y
vienes para la casa?” Así lo hizo ella, y cuando llegó a ésta, él le tenía
hecha una reservación para cenar ambos en un restaurante. Al otro día
cuando se iba, ella notó que tenía una de las medias rota. Cuando él se
enteró que era el último par que le quedaba a su esposa, le dijo: “Yo
me ocuparé de que tengas más que suficiente.” Un día después se
apareció con seis pares de medias de regalo. También le compró una
cama nueva, pese a que no habían estado durmiendo juntos. Sin
embargo, según me han dicho, la situación ahora ha cambiado.
Algunos días después de este incidente, este hombre que nunca había
sido servicial ni complaciente, estaba en el salón de belleza de su
esposa, arreglándole una de las secadoras.
Este éxito es como el que usted experimentará al aceptar al
hombre por su valor nominal. Los hombres envueltos en estas
historias, no leyeron ningún libro ni tomaron clase alguna sobre cómo
tratar a una mujer. Fue ésta quien despertó sus sentimientos y motivó
sus acciones, por sí sola. No es necesario que el hombre siquiera sepa
algo; usted puede ganarse el amor y la devoción de él, de acuerdo con
la forma en que lo trate.
SU TAREA (UN ROMPE-HIELOS)
La siguiente es una 1insinuacion de lo que usted podría decirle a su
esposo para dejarle saber que lo acepta tal y como es:
“Me alegra saber que eres así. Veo que no te he comprendido en el
pasado y por lo tanto he cometido muchos errores.”
“Estoy contenta de que no me hayas permitido gobernarte ni hayas
sido cera moldeable en mis manos, sino que mantuviste tus
convicciones con valentía.”
“ perdonas y me dejas probarte lo feliz que me siento de que seas
como eres?”
Al principio usted se sentirá como una hipócrita al decirle a su esposo
estas frases, pues tal vez la actitud crítica suya no ha desaparecido por
completo. Sin embargo, dígaselas, y mire sólo hacia el lado mejor de
él. Si continúa expresándose de esta forma, esto la ayudará a sentir
aceptación total por él.
Recuerde Observar las Cuatro Reglas de la Aceptación:
1. Desprovéase de su actitud farisaica.
2. Mire hacia el lado mejor de él.
3. No ponga a otros hombres como ejemplos.
4. Dígale que lo acepta tal como es.
CAPITULO IV
ADMIRACION
Lo primordial para la felicidad
de la mujer en el matrimonio es
ser amada por su esposo — para
el hombre es ser admirado.
Todo hombre tiene dentro de sí el deseo de recibir admiración por sus
habilidades, sus ideas y sus sueños. Esta admiración le proporciona la
mayor felicidad, y la falta de ella causa sus mayores aflicciones.
Aunque la admiración es primordial para el hombre no está a su
propio alcance. Sólo las personas que lo respetan y lo aman se la
pueden otorgar. A él le gusta recibirla de muchas fuentes, pero la más
esencial e imprescindible es de la mujer que ama.
Un hombre a menudo hará y dirá cosas deliberadamente en presencia
de una mujer, con el propósito de recibir su admiración, pero éstas a
menudo pasan inadvertidas Usualmente ella se encuentra muy
ocupada física o mentalmente, envuelta en su pequeño mundo de
problemas, y no se da cuenta cuando presencia un acto digno de
admiración. Las mujeres raras veces se preocupan por averiguar lo que
encierra el corazón de un hombre, lo que él piensa o sueña, sin
embargo la que le ofrece admiración es la que gana su alma y su
corazón.
EL NIÑO PEQUEÑO
Esta necesidad se manifiesta también en el niño pequeño, y es esencial
para poder poseer confianza en sí mismo y llegar a la madurez.
Recibir la admiración de sus padres le hace sentir amor por ellos.
Desafortunadamente, hay muchos niños cuyos padres no les otorgan
suficiente admiración. Una vida llena de disciplina, sin alabo alguno;
quizás muchos jóvenes la soporten, pero siempre anhelarán recibir la
admiración que les faltó. Cuando los niños llegan a adultos y maduran,
necesitan admiración más que nunca, pues la carencia de ella en su
juventud ha causado una pérdida de auto-estimación. Si la mujer con
quien se casan les ofrece la admiración necesaria, su problema está
resuelto; si no lo hace, a menudo se convierten ellos en seres
solitarios.
EL JOVEN CASADO
Es particularmente aparente lo mucho que necesita recibir admiración
el joven esposo que comienza su carrera. El espera lograr un éxito
avasallador, ningún proyecto es demasiado descabellado o sueño
excesivamente alocado. Se encuentra él lleno de planes y propuestas,
certeza y entusiasmo. Lo que no puede lograr después de algunas
preparaciones preliminares, simple mente no merece la pena.
Encuentra cien errores en la forma como las personas de más edad que
él hacen las cosas—y piensa que cuando tenga la oportunidad, hará
cambios revolucionarios. Mientras tanto, no vale la pena vivir, si no
puede encontrar alguien a quien contar todos sus pensamientos de
cómo serán las cosas cuando su oportunidad llegue.
La mayor parte de sus jóvenes asociados están demasiado ocupados
con sus propias aspiraciones para escuchar las de él. Las personas de
mayor edad sólo se burlan. ¿Dónde podrá hallar un oyente y
confidente que no lo critique? Su alma reclama admiración, y la mujer
que se la brinde será para él un ángel.
EL HOMBRE MAYOR
Al madurar, si el hombre no ha recibido admiración, a menudo
aprende a pasar sin ella. Aparentemente se endurece, se hace incrédulo
y menos sensible a la falta de ésta. Sin embargo, mientras más
madura, más amargamente resiente esta aparente indiferencia de la
mujer hacia los más nobles elementos de su carácter. Reprime su
vehemente deseo de ser admirado porque piensa que no lo podrá
lograr; pero este anhelo es en él tan fuerte y persistente como en el
hombre más joven.
LO QUE EL DESEA QUE USTED ADMIRE
Lo que el desea que usted admire más que nada en el mundo, son sus
cualidades masculinas. Si admira cualidades que sean comunes en
ambos sexos, él se desilusionará. Por ejemplo, si la ayuda a lavar los
platos, es amable, bondadoso, ordenado, y posee buen gusto; estas
virtudes son dignas de alguna admiración, pero no es ésta la clase de
admiración que lo con mueve. Es su masculinidad lo que él desea que
usted
note
y
admire.
Admire:
1. Su fuerza superior.
2. Su valor hombruno.
3. Su sentido del honor y el deber en asuntos masculinos.
4. Sus cualidades de líder.
5. Su capacidad sexual.
6. Su determinación y su poderío.
7. Su lealtad a una causa.
8. Su capacidad mental o inteligencia.
9. Su constancia y su firmeza.
10. Sus inteligentes tácticas en el mundo masculino.
11. Sus hazañas, sus éxitos y sus logros.
12. Lo decisivo de sus juicios y decisiones.
13. La nobleza de sus ideales, normas y aspiraciones masculinas.
Estas son las virtudes que él anhela poseer, (la meta de su
masculinidad) cuya posesión lo conmueve; y la mujer que lo ayude a
alcanzarlas despertará sus más profundos sentimientos.
Puede ser que a usted le sea difícil hallar día tras día, tan
sobresalientes características en la personalidad de su esposo; pero hay
muchas, otras evidencias de masculinidad en él que podrá observar
con frecuencia.
MÁS COMUNES CARACTERISTICAS MASCULINAS
1. Las horas que pasa trabajando para proveerla de todo lo necesario.
2. Su fortaleza y habilidad para mover objetos pesados, pintar, apretar
tornillos o utilizar el martillo.
3. La forma en que la guía a usted y a los niños.
4. Su barba o su bigote. (Las mujeres no los tienen; son estricta mente
masculina.)
5. Su destreza para reparar un motor.
6. La estructura o forma de su cuerpo.
7. Su vitalidad sexual.
8. Su terquedad (término comúnmente utilizado para indicar firmeza
de carácter.
9. Su porte hombruno.
10. Las ropas masculinas que luce (dígale que usted admira las ropas
varoniles.)
60 LA MUJER ENCANTADORA
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El arte de ser la mujer encantadora

  • 1. El Arte de Ser La Mujer Encantadora Por HELEN B. ANDELIN INTRODUCCION Ser amada y alabada es el objetivo primordial de la mujer en el matrimonio. Este libro ha sido escrito para restaurar su fe en dicho propósito, para sugerirle los principios que usted deberá aplicar para poder ganar el amor verdadero y total de un hombre. EL MAR TENEBROSO Nunca antes en la historia ha habido una generación de mujeres tan desilusionadas, desencantadas e infelices en su mattrriimoniio como en en su ma mon o nuestra época. Algunas piensan que la vida mattrriimoniiall no les ofrece lo ma mon a que ellas esperaban o soñaban. Otras se sienten desatendidas, rebajadas y a menudo desdeñadas. Cuando tratan de encontrar la causa, se ven perdidas en las tinieblas. Unas cuantas se resignan a estas circunstancias, pero las demás tienen esperanzas y buscan la respuesta. Hay por supuesto muchas mujeres que han llegado a poseer un alto nivel de felicidad; pero en muchos casos no es como la que habían soñado ni llega a la meta ansiada. Ellas se sienten por consiguiente deseosas de una vida más llena y completa. También estas mujeres necesitan ser iluminadas y comprendidas. LAS MAYORES TINIEBLAS En este vasto mar tenebroso del matrimonio hay muchas que están aún en mayores tinieblas, pues creen ser felices cuando en realidad no lo son. Viven al margen de la felicidad, pero son ajenas a su belleza. Están satisfechas con comer migajas que caen de la mesa pues nunca han probado el banquete; admiran la hierba mala porque nunca han visto hermosas flores. Están contentas con el infierno porque nunca han conocido el paraíso. EL PARAISO PARA LA MUJER ¿Qué es felicidad matrimonial para una mujer? ¿Es poseer una buena casa? ¿Un marido próspero? ¿Tiempo para sus talentos? ¿No tener dificultades económicas? ¿Divertirse junto a su esposo? ¿Es acaso el orgullo de ser una buena ama de casa o ser admirada por sus amigas? Todas estas cosas son importantes y algunas esenciales; pero
  • 2. hay una necesidad que es fundamental la de ser amada y alabada el hombre Sin este ingrediente la mujer no está completa; puede que sea una persona triunfadora en muchos aspectos, y feliz hasta cierto grado; pero le faltará algo. Ella no conocerá “El Paraíso.” Disfrutará la hierba mala en vez de las flores. LAS RESPUESTAS ¿Habrá una luz que la saque de las tinieblas y la guíe al paraíso terrenal? La hay, y está basada en la ley fundamental. Toda creación se rige por leyes; no existe la casualidad. Una mujer triunfa en su matrimonio por obediencia a la ley; otra fracasa por desobediencia a ésta. Puede que ninguna de las dos comprenda dicha ley; la obediencia no siempre está basada en el entendimiento. Sin embargo, el resultado de la obediencia es invariablemente el éxito, mientras que hacer caso omiso de la ley siempre trae como consecuencia el fracaso. Debido a la ignorancia del simple funcionamiento de dicha ley o leyes, mucha infelicidad existe. Nos encontramos que una mujer es feliz, admirada y alabada por su esposo; mientras que otra no menos atractiva y admirable, igualmente digna de ser amada, se siente desencantada, infeliz y desatendida. ¿Por qué? Este libro le muestra el porqué pues expone las leyes que la mujer deberá obedecer si desea ser amada, admirada y apreciada. LA MUJER ENCANTADORA Este libro ha sido escrito para enseñarles a las mujeres cómo ser feliz en su matrimonio. Le mostrará a usted tres elementos básicos para poder tener un matrimonio feliz. 1. El amor: Puesto que la base de la felicidad de la mujer en el matrimonio es ser amada, la finalidad principal de este libro es enseñarle aquellos principios que usted deberá aplicar para despertar los más profundos sentimientos de su esposo. El amor no está destinado solamente para las mujeres jóvenes, solteras o hermosas; sino para las que lo despierten en el corazón del hombre. Si él no la ama con toda su alma, es enteramente la culpa de la mujer. El hombre deja de adorar y alabar la mujer después de su matrimonio, porque ella deja de hacer las cosas que despiertan estos sentimientos. Si ella obedece l leyes sobre las cuales el Amor se basa, encenderá un profundo e incitante sentimiento en el corazón de él.
  • 3. INTRODUCCION Este libro le enseñará “El Arte de Ganar el Amor y la Adoración Total de un Hombre.” No es necesario que él conozca el método ni tome parte alguna en él. En realidad es una ventaja si lo desconoce. El arte está en despertar estos sentimientos. Esta no es misión difícil para la mujer puesto que está basada en sus instintos naturales. En nuestra complicada y altamente civilizada vida de hoy, muchos de estos instintos naturales han sido extinguidos o reprimidos. La mujer sólo tendrá que descubrir de nuevo lo que es de ella por naturaleza. 2. Sus anhelos: No solamente es el amor necesario para la mujer; si es que ella desea ser verdaderamente feliz en su matrimonio, también deberá poseer las cosas que tienen prioridad en su corazón. Ella es un ser humano con necesidades propias, así como anhelos y derechos. Por lo tanto, el arte de obtener lo que necesita en la vida, sin causar perturbaciones matrimoniales, es digno de ser aprendido. 3. Dignidad humana: También muy importante para la felicidad de la mujer es su dignidad humana. Ella no puede sufrir ofensas. Humillaciones, insultos o maltratos de su esposo sin hacer daño a su propia alma; deberá por lo tanto aprender cómo reaccionar para no sufrir. Este libro le enseñará cómo manejar estas situaciones difíciles sin dolor ni fricción; le mostrará cómo actuar cuando se le trata injustamente o con dureza. En estas páginas le señalaré los principios que usted deberá obedecer si desea sentirse feliz, amada y apreciada. Mi fin es enseñarle como ser “La Mujer Verdadera”, la que usted está destinada a ser y la cual el hombre desea para sí. Dicha mujer tiene al alcance de su mano la posibilidad de tener un matrimonio celestial y puede llevarla a la práctica sin depender de su esposo para ello. Por lo tanto, la mujer tiene en sus manos la llave de su propia felicidad. Al realizar este fin, ella no pierde su dignidad, su influencia o Su libertad sino que las gana; y es sólo así como ella podrá llegar A ocupar su importante sitio en este mundo. Cuando una mujer desempeña bien su papel, éste colma todos sus anhelos y la hace fascinante y encantadora; nunca existirá aburrimiento en su vida. La práctica de este arte femenino es agradable y llena de abundantes recompensas, numerosas sorpresas e inmensa felicidad. LO QUE ESTE LIBRO PUEDE HACER POR USTED Le enseñará: 1. Cómo es la mujer ideal (desde el punto de vista del hombre). 2. Lo que hace a una mujer encantadora a los ojos del hombre. 3. Cómo comprender a los hombres, sus puntos vulnerables,
  • 4. Sus características y sus peculiaridades. 4. Cómo reaccionar a los distintos estados de ánimos y las emociones del hombre, a fin de edificar su confianza en sí mismo Y su amor propio. 5. Cómo despertar los más profundos sentimientos de amor y Ternura en él. 6. Cómo motivar al hombre para que la proteja, haga por usted y le ofrezca su verdadera devoción. 7. Cómo obtener aquellas cosas que significan tanto para usted en la vida—las cuales tiene derecho a poseer y para las que depende de su esposo; y cómo añadir encanto y amor a su matrimonio al hacerlo. 8. Cómo sacar a la luz lo mejor de su esposo sin empujones ni persuasiones. 9. Cómo comprender el papel de la mujer y la felicidad que Proviene al cumplirlo. 10. Cómo comprender el papel del hombre, el respeto debido a su vocación divina y la importancia de dicho respeto para la felicidad de los cónyuges. 11. Cómo reaccionar cuando el hombre es desconsiderado, injusto o negligente. 12. Cómo ser atractiva, inclusive adorable, a pesar de estar enojada. 13. Cómo mantener siempre abiertas las líneas de comunicación en el matrimonio, para que existan en todo momento buenas relaciones y sentimientos. 14. Cómo obtener verdadera felicidad en el matrimonio poniendo al mismo tiempo la felicidad del hombre como meta primordial. CAPITULO 1 AMOR CELESTIAL En la cuidad llamada Agra, en el norte de la India, se encuentra el TAJ May. Aunque fue construido en el siglo 17, es toda vía uno de los más hermosos edificios del mundo, y la tumba más costosa que existe. Fue construido por el soberano indio, Shah Jahan, en memoria de su esposa favorita, Mumtaz-I Mahal, nombre que significa “Orgullo del Palacio”. Mumtaz murió al nacer su decimocuarto hijo. El Shah tenía otras esposas, pero le concedió honor tan grande a sólo una: Mumtaz. ¿Dónde está nuestro Taj Mahal? ¿Nos hemos ganado amor y devoción como aquellos, de nuestro esposo? ¿Qué es el Amor Celestial? Es el amor divino que el Shafr sentía por su esposa. Al decir Celestial me refiero al amor en su más suprema forma. Este asciende de la mediocridad hacia cielo, el lugar donde pertenece. Son las flores, en vez de la hierba mala— el banquete, en vez de migajas.
  • 5. ¿Cree usted que este tipo de amor existe cuando un hombre frecuentemente le dice a su esposa que la ama, recuerda sus cumpleaños, la lleva a cenar a un restorán a menudo y es generoso y atento? No siempre. Estas atenciones son admirables, pero no son atributos del verdadero amor. Un esposo consciente de sus deberes podrá hacer o decir estas cosas sin ningunos sentimientos propiamente dichos hacia su esposa. El Amor Celestial es más intenso, espontáneo y dinámico que las acciones pasivas antes mencionadas. Cuando un hombre ama con todo su corazón hay un rebullir en su alma. A veces es un sentimiento semejante a la adoración lo que siente por la mujer. Otras veces se encuentra fascinado, encantado y divertido. Algunos hombres lo han descrito como una sensación de dolor. Puede este amor inclusive hacerlo sentir el deseo de apretar los dientes o morderse los labios. Junto con estas emociones que lo consumen y conmueven, él siente una ternura, un abrumador deseo de proteger y cobijar a su mujer de todo daño, peligro y dificultad. Estos sentimientos lo llevarán a derramar su amor romántico en palabras a ella, o a otra persona en quien él confíe. JUAN ALDEN Y PRISCILLA Una ilustración del Amor Celestial la hallamos en el cuento de Longfellow, basado en Juan Alden y Priscilla, en el cual Juan dice con ternura de Priscilla: “No hay tierra tan sagrada corno la que sus pies pisan, ni aire tan puro y edificante como el que ella respira. Aquí, en obsequio de ella permaneceré, y como una presencia invisible la rondaré para siempre, protegiéndola y sustentándola en su debilidad.” EL AMOR DE VICTOR HUGO Otra expresión del intenso amor de un hombre se encuentra en las siguientes palabras del escritor Víctor Hugo, sobre la mujer que él amó en la vida real: “¿Existo yo para mi felicidad personal? No; mi vida está dedicada a ella por entero. ¿Y qué derecho tengo yo para atreverme a aspirar a su amor? ¿Qué importa, mientras no se nuble su felicidad? Mi deber es seguirle los pasos, envolver su existencia en la mía; servirle de barrera contra los peligros, ofrecerle mi cabeza corno escalón, ponerme incesantemente entre ella y los sufrimientos, sin reclamar recompensa, sin esperarla . . . ¡Ay, si ella sólo me permitiera dedicar mi vida a anticipar cada uno de sus deseos, de sus caprichos; si me permitiera
  • 6. besar respetuosamente las adoradas huellas de sus pies y consintiera apoyarse en mí a través de las dificultades de la vida !” Quizás le sea fácil a usted admitir que los hombres solteros puedan darle cabida a estos sentimientos, pero ¿qué del hombre casado? WOODROW WILSON Preste atención a las siguientes palabras escritas por el Presidente Woodrow Wilson a su adorada esposa Ellen, al cumplir diecisiete años de casados: “Todo lo que soy, todo lo que he obtenido en la vida te lo debo a ti... no podría ser quien soy, si de nuestra unión no obtuviera esta serena felicidad. Tú eres la fuente de mi satisfacción: y mientras te posea, y tú también seas feliz, sólo el bien y la fuerza vendrán a mí. ¡Ay, mi incomparable esposa, que Dios te bendiga y te proteja!” Y después de veintiocho años de casado escribe desde la Casa Blanca: “¡Te adoro! ¡Ningún otro Presidente más que yo ha tenido precisamente la esposa que necesitaba! Verdaderamente soy el hombre más feliz del mundo.” Y en otra carta: “No puedo pensar más que en ti cuando escribo. Mis días no están tan llenos de ansiedad y grandes responsabilidades, como lo están de ti, mi querida ausente; que todavía juegas el principal papel en mi vida, cada minuto del día.” Estos pensamientos son de una colección de cartas escritas por el Presidente Wilson, llamado “El Regalo Inapreciable”, la cual está dedicada a su esposa Ellen. Cada carta es amorosa, cálida e íntima. Algunas de ustedes pensarán que sus esposos son incapaces de tener sentimientos como éstos, o por lo menos incapaces de expresarlos. Esto es dudoso. Las tiernas y cálidas cartas del Presidente Wilson sorprenden a todos aquellos que conocían su personalidad: la de un maestro de escuela, poco emotivo. Todo hombre posee la capacidad para ser tierno, romántico y amante si la mujer despierta en él estas pasiones. ¿ES ACASO EL EGOISMO? Si usted cree que es egoísmo desear el Amor Celestial, se equivoca. Conferir este amor llena al hombre de regocijo y lo hace más hombre. Le ayuda a sobresalir y triunfar en la vida. Le da algo por lo cual luchar, vivir, y si es necesario, morir. La mujer que despierta sentimientos tan puros, llena la vida de un hombre. La que fracasa le roba de uno de sus más preciados goces.
  • 7. ¿Y no es el Amor Celestial el que toda mujer ha añorado desde el comienzo del mundo? ¿Recuerda usted de pequeña el infantil sueño de su imaginación en el que usted era una hermosa princesa que es rescatada de un gran peligro por un príncipe encantador? Y no le suplicaba él acaso que le otorgara su mano en matrimonio, y le ofrecía su vida si era necesario para hacerla feliz? Volvamos al sueño de nuestra niñez, pues es el Amor Celestial. ¿Cuáles son las cualidades que inspiran el Amor Celestial en el corazón del hombre? Para saberlo tendremos que saber los principios sobre los cuales se basa este amor. Estudiaremos “La Clase de Mujer que el Hombre Desea”, la cual despierta sus sentimientos de adoración, respeto y amor. Para que exista una condición propicia que haga crecer el Amor Celestial, la mujer deberá a su vez amar al hombre profundamente. Los mismos principios que despiertan el amor en el corazón de él, harán que la mujer lo ame y admire profundamente a su vez. CAPITULO II “LA MUJER IDEAL DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL HOMBRE Para poder comprender el ideal seleccionado por el hombre tendremos que ver a la mujer a través de los ojos de éste. Debemos librarnos de todas las ideas preconcebidas, pensamientos, o prototipos de encanto femenino. No sabemos lo que gusta a los hombres, pues no somos hombres. Las ideas de ellos sobre como ha de ser la mujer perfecta son completamente distintas de las nuestras. Las cosas que nosotras admiramos en otras mujeres raras veces son atractivas para los hombres. Sin embargo, las características que la mujer promedio ignora o condena en otra mujer, son a veces las que la hacen encantadora a los ojos del hombre. Las mujeres son ciegas a sus propios encantos, razón por la cual es a menudo difícil para ellas saber lo que el hombre prefiere. Esta diferencia en puntos de vista está ilustrada en La Feria de las Vanidades, de Thackeray. Por ejemplo, Amelia, uno de sus principales personajes, no era admirada por sus amistades femeninas. “Ella es sólo fachada y además insípida,” comenta una dama; otra pregunta, “¿Qué puede haber hallado Jorge en esa criatura?” Entonces Thackeray añade unas cuantas observaciones suyas: “¿No ha oído usted en su trato social, querido lector, comentarios similares hechos por buenas amigas que se preguntan qué encanto podrá alguien ver en la Señorita Smith, o qué puede haber
  • 8. llevado al Comandante Jones a declarársele a esa tonta, insignificante y fatua Señorita Thompson?” ¿Y qué piensan los hombres sobre Amelia? La consideran “una pequeña diosa doméstica, amable, lozana, sonriente y simple, digna de ser adorada.” ¿No se ha preguntado usted alguna vez qué es lo que cierto hombre ve en tal mujer? En su opinión ella no posee ninguna atracción; sin embargo, él la adora. La fascinación que los hombres sienten por ciertas mujeres es una interrogativa para las demás. Aun cuando les pregunten el “porqué”, ellos no pueden explicar el hechizo que los envuelve. ¿Y no ha conocido usted también, mujeres que parecen poseer todas las cualidades que agradan a los hombres; sin embargo, pasan inadvertidas, abandonadas y a menudo son desdeñadas? Conozco una joven que estaba perdiendo a su esposo por causa de otra mujer, y al descubrirlo se miró en el espejo a sí misma: “No encuentro ningún defecto en ti.” Ella estaba ciega a sus propias faltas; no podía ver de lo que carecía, pues se miraba a sí misma a través de sus ojos de mujer. Esta ceguera por parte nuestra hace que nos pasemos incontables horas en nuestra apariencia, y aún así no logramos lucir encantadoras a los ojos de los hombres. Y cuando llegamos a la edad madura, tememos ver las arrugas y los músculos flojos (los cuales vienen, a pesar de todos los esfuerzos que hacemos por evitarlos). Nos aferramos a la falsa idea de que estarnos perdiendo nuestra belleza y con ella la admiración y el cariño de nuestros esposos. ¡Si sólo nos pudiéramos dar cuenta de que el verdadero encanto femenino es duradero! La apariencia es importante, pero no en extremo. Una mujer deberá tener mucho más que ofrecerle a un hombre que una fachada atractiva si ha de ganar su corazón. Si usted se fija, observará que hay muchas mujeres hermosas que han perdido a sus esposos; y si mira más allá verá otras que no son singularmente atractivas (en nuestra opinión); sin embargo poseen la completa devoción de un hombre. En nuestro estudio del tipo de mujer que el hombre desea, debemos recordar por lo tanto que él juzga por una norma distinta. ¿Cuáles son sus normas, y qué considera él “La Mujer Ideal”? Voy a tratar de crear este ideal en su mente: “La Mujer Ideal, desde el punto de vista del hombre.” Usted no puede llegar a una meta desconocida. Para poder hacerlo, debe tener una imagen mental de la mujer que debería ser, la que el hombre desea. A la vez que dicha imagen esté bien formada en su mente, la atraerá. Usted tendrá la tendencia de ser igual.
  • 9. “Pero,” usted se preguntará, “ difiere este ideal con cada hombre?” Por supuesto ellos tienen diferentes gustos. Algunos desean que la mujer sea callada y discreta, otros la prefieren vistosa y atrevida, y aun otros quieren que sea dramática o extremadamente amorosa. A unos les gustan altas y rubias, otros las prefieren trigueñas y bajitas. Hay los que aprecian las habilidades culinarias o destreza en la costura, mientras otros insisten en que un buen sentido del humor es más importante. Hay muchos tipos distintos de hombres en el mundo, y no todos desean poseer el mismo tipo de mujer. Pero aun con sus diferencias, los hombres tienen básicamente los mismos gustos. Hay ciertas cualidades que tienen atracción universal, y sólo éstas despertarán el amor de él. Son estas cualidades las que analizaremos en nuestro estudio de “La Mujer Ideal.” Lo ANGELICAL Y LO HUMANO La mujer ideal desde el punto de vista del hombre, está dividida en dos partes. La primera parte la componen sus cualidades espirituales. A ésta le llamaremos el lado Angelical. La segunda comprende sus características humanas; por lo tanto le llamaremos la Humana. El conjunto que el adora.
  • 10. Estas dos cualidades unidas constituyen la mujer perfecta desde el punto de vista del hombre. Ambas son esenciales para ganar su amor total. Las mismas cualidades separadas despiertan distintos sentimientos en el corazón del hombre: las Angelicales promueven un sentimiento tan puro que se aproxima a la adoración. Las Humanas, igualmente esenciales, fascinan y divierten al hombre. Las Angelicales le traen profunda felicidad, mientras que las Humanas despiertan en su corazón un tierno sentimiento, así como el deseo de proteger y cobijar. Juntas, todas estas cualidades hacen a la mujer adorable y encantadora. Cuando una mujer tiene las características Angelicales y las Humanas, se gana el corazón y el alma del hombre. Este es el tipo de mujer que él amará más que a su propia vida, y a la misma vez le dará propósito y sentido a su existencia. “DAVID COPPERFIELD” Una magnífica ilustración de lo Angelical y lo Humano en una mujer la hallamos en la historia de David Copperfield, escrita por Charles Dickens. Nuestro ideal, sin embargo, no lo representa aquí una sola mujer, sino dos: Agnes y Dora. AGNES Agnes representa el lado Angelical de nuestro ideal, el que inspira la adoración. David Copperfield conocía a Agnes desde su infancia, y la adoraba desde la primera vez que la vio. El relato a continuación describe lo que sintió él al conocerla: “El señor Wickfield (padre de Agnes), tocó a la puerta que se hallaba en un rincón de la habitación empanelada en madera, y una niña de mi edad poco más o menos, corrió a besarlo. En su cara vi inmediatamente la dulce y plácida expresión de la dama cuyo retrato había contemplado en los bajos (su madre). En mi imaginación me parecía como si el retrato se hubiera hecho mujer y el original permanecido infantil. Aunque su cara era viva y alegre, poseía una paz dentro de sí y en torno suyo que nunca olvidaré. Esta era su pequeña ama de casa, su hija Agnes, me dijo el señor Wickfield. Cuando oí su modo de decirlo, y vi cómo le tomó la mano, adiviné cual era el principal motivo de su existencia. Ella llevaba una friolera cestita colgada de su costado, conteniendo llaves, y lucía el ama de casa más formal y discreta que podría haber tenido aquella antigua casa. Escuchando a su padre con una agradable expresión en el rostro según le hablaba de mí, cuando éste hubo concluido ella le propuso a mi tía subir a ver el cuarto que me tenían destinado. Todos subimos juntos, ella delante. Al entrar vi que era una espléndida y antigua habitación,
  • 11. con vigas de roble, ventanales en forma de rombos, y la ancha balaustrada que llegaba hasta arriba. “No pude recordar dónde o cuándo en mi infancia había visto el diáfano cristal de la ventana de una iglesia; ni siquiera recuerdo su figura. Pero sí sé que cuando la vi voltearse a la cincelante luz de la vieja escalinata, aguardándome en los altos, pensé en aquella ventana, y asocié su sosegada brillantez con Agnes Wickfield a partir de aquel momento, y para siempre.” David y Agnes se hicieron íntimos amigos. Ella le daba consuelo, comprensión, simpatía y camaradería. “Como si,” escribe él, “en el amor, el gozo, el dolor, las esperanzas, los desengaños, y en todas las emociones, mi corazón se tornara hacia ella con naturalidad, y allí encontrara siempre refugio y amistad.” Agnes siempre tuvo una santa y apacible influencia sobre David. Cierta vez, hallándose en un momento apretado y tenso, él dijo, “Por alguna razón, cuando le escribía a Agnes una noche, próximo a mi ventana abierta, el recuerdo de sus apacibles ojos claros y su gentil rostro me robó el pensamiento, derramando una tranquilizadora influencia sobre la apurada agitación en que había estado viviendo últimamente . . . calmándome hasta el punto de derramar lágrimas.” Pero aun conociendo a Agnes desde la infancia, habiéndola idolatrado desde la primera vez que la vio, y sabiendo que sólo ella puede darle verdadera comprensión y ofrecerle camaradería, David se enamora locamente no de Agnes, sino de Dora. DORA Dora representa el lado Humano de nuestro ideal, el que fascina, cautiva, e inspira una abrumadora ternura en el corazón del hombre, así como el deseo de proteger y cobijar. David describe a Dora de la siguiente forma: “Ella era un hada, una ninfa, para mí era más que humana. No sé qué era—algo que nadie ha visto jamás, y todo cuanto alguien pudiera desear.” “Tenía la más encantadora vocecita, la más alegre risa, y las más agradables y fascinantes maneras, capaces de llevar a un joven perdido, a la más irremediable esclavitud. “Era diminuta; aturdía en exceso. Verla apoyar flores sobre el hoyuelo de su barbilla, era perder toda serenidad y habla, y caer en febril éxtasis.” Sus maneras infantiles, sus pequeños y adorables antojillos, sus caprichitos y su infantil confianza en David, así como su absoluta dependencia en otros, ejercen una irresistible atracción sobre el caballeroso e hidalgo corazón de David.
  • 12. Ella lo fascina, pues él escribe: “Sólo podía sentarme junto al fuego, mordisquear la llave de mi maletín, y pensar en esa cautivadora muchacha de brillantes ojos, la adorable Dora. ¡Qué figura tenía, qué cara, qué maneras más encantadoras, variables y llenas de gracia! “ CASADO CON DORA, DAVID ACUDE A AGNES Aun cuando sus sentimientos hacia Dora están en su más alto grado, él echa de menos el consuelo, la comprensión, el aprecio y la santa influencia de Agnes. “Dora,” le dice David a Agnes, “es difícil—por nada del mundo diría, de confiar en ella, porque es la imagen de la pureza y la verdad— pero se me dificulta; no sé cómo expresarlo. Cuando no te he tenido a ti, Agnes, para aconsejarme y apoyarme desde el principio, al parecer me he descontrolado y he estado sumido en toda clase de dificultades. Cuando al fin he venido a ti (como lo he hecho siempre) me ha llegado la paz y la felicidad.” DORA COMO AMA DE CASA En su matrimonio Dora también fracasó como ama de casa. Su hogar estaba siempre en continuo desorden: “No podía haber deseado tener una mujercita más bonita, sentada al lado opuesto de la mesa, pero me hubiera gustado tener más espacio a mi alrededor. No sé porqué sería, pero aunque sólo éramos dos, siempre estábamos apretados; y sin embargo, parecía que siempre se perdían las cosas. Sospecho que sería porque nada estaba en su lugar.” Dora no sabía llevar bien las finanzas del manejo de su hogar, ni mandar a las sirvientas, por mucho que tratara. Tampoco sabía cocinar, a pesar de que David le compró un Costoso libro de cocina. Ella sólo lo utilizaba como asiento para su perrito. EL VACIO EN SU VIDA Mientras estuvo casado con Dora, David continuó amándola. Le fascinaba, le divertía, y él sentía ternura hacia ella. Pero no era un amor completo el que sentía por ella, ni tampoco le traía una felicidad verdadera, pues decía: “Amaba mucho a mi esposa, y era feliz; pero la felicidad que poseía, no era como la que había anticipado; faltaba algo. Un descontento prevalecía en mi vida, como una música triste y abrumadora, tenuemente escuchada en la noche.” También expresaba él, “Quisiera que mi esposa tuviera más voluntad y fuerzas para sustentarme, y el poder de llenar este vacío que parecía existir dentro de mí.” Algún tiempo después Dora fallece y David acude a Agnes.
  • 13. Casado con Agnes, David disfrutaba de verdadera felicidad y paz, pues ella llenaba el vacío que había en su vida. Era una magnífica ama de casa, y le daba verdadera comprensión. Tenían hijos, y una maravillosa vida familiar. El amor de David por Agnes era puro, pero no era completo tampoco. Durante su matrimonio con Agnes él sigue teniendo agradables recuerdos de Dora que juegan con sus emociones. Al pensar en ella escribe: “Esta atracción de Dora hizo una impresión tan profunda en mí . . . miro hacia la época sobre la cual escribo, e invoco la figura inocente que tanto amé, deseando traerla de las brumas y sombras del pasado, y tornar su gentil faz hacia mí una vez mas. En cierta ocasión su pequeña hija llega a su lado corriendo, y le muestra un anillo en su mano similar al de compromiso que David le había dado a Dora. El pequeño anillo, en forma de flores entrelazadas, de piedras azules, le recordó tanto a Dora que dijo: “¡Hubo un momentáneo estremecimiento en mi corazón, como un dolor!” COMPARANDO A AMBAS Si Agnes hubiera tenido el juvenil carácter, las adorablemente humanas e infantiles maneras de Dora, y su completa dependencia del hombre para su protección y guía, David nunca hubiera cometido el error de casarse con otra. La devoción que sentía por Agnes se hubiera convertido en un amor genuino, y en el deseo de proteger y cobijarla. Por otro lado, si Dora hubiera tenido simpatía, comprensión y apreciación por los dignos ideales de David, así como la inmensa personalidad de Agnes y su talento para las labores domésticas, la infatuación que él sentía por ella se hubiera convertido en adoración y amor duradero. Ninguna de las dos, desafortunadamente para ellas, representa el total de lo Angelical y lo Humano juntos. Ambas cometieron errores, ganaron y perdieron el amor de David, pero ambas son dignas de emulación en algunos aspectos. ANALICEMOS A AGNES Lo que poseía Agnes tenía cuatro cualidades sobresalientes que agradaban a los hombres, y todas pertenecían al lado Angelical de nuestro ideal. 1. Tenía un temperamento bueno y agradable, pues David la comparaba siempre al “diáfano cristal de la ventana de una iglesia,” y decía que ella tenía una sagrada influencia sobre él. Quizás la mayor prueba del temperamento de Agnes fue cuando David se casó con Dora. Aunque Agnes amaba profundamente a David, no se convirtió en una amargada y vengativa mujer hacia ninguno de los dos, sino que
  • 14. continuó su desinteresada amistad con David, e inclusive con Dora. Tuvo el coraje de mantener su amor en secreto y vivir una vida útil a pesar de su propio desengaño. Más evidencia de su carácter angelical la vemos en la devoción que sentía hacia su padre, y el hecho de que sacrificaba sus propios gustos en favor de los de él. 2. Agnes comprendía a los hombres. Le ofreció a David verdadera comprensión. Sabía regocijarse con él en sus triunfos, y consolarlo en sus dificultades. Le brindó consuelo, paz y camaradería. 3. Era una buena ama de casa. Desde niña Agnes era una “discreta amita de casa.” Se ocupaba de la cocina, la casa, y atendía a su padre con destreza femenina. 4. Felicidad interior. Como resultado de su carácter noble, su persona irradiaba paz y pureza de espíritu, las cuales indican la existencia de la felicidad interior. Lo que le faltaba a Agnes: 1. Era demasiado independiente. Le costaba depender de David o necesitarlo. Era demasiado abnegada, pues David decía de ella: “Agnes, siempre fuiste mi guía y soporte, pero si hubieras pensado más en ti, y menos en mí cuando crecíamos juntos, creo que mi loco antojo nunca me hubiera alejado de ti.” Porque Agnes vacilaba en depender de David, esto le hacía parecer completamente independiente. Parecía no necesitar el cuidado y la protección masculinos. 2. Le faltaban la candidez y la confianza de los niños. 3. No poseía las gentiles, tiernas y encantadoras maneras que conmueven el corazón de un hombre. ANALICEMOS A DORA Lo que poseía 1. Tenía encantadoras maneras. 2. Era como una criatura inocente. A veces él se refería a ella como “su novia niña.” Ocasionalmente ella sacudía sus rizados cabellos como hacen las niñas. Su actitud era infantil, confiada. 3. Su modo de ser cariñoso. La forma en que recostaba las flores sobre su barbilla, daba palmaditas a los caballos, o castigaba a su perrito, fascinaba a David. 4. Era jovial. Tenía una alegre risita, una deliciosa voz y agradables maneras. 5. Era ojialegre. 6. Era subordinada y dependiente. Se encontraba totalmente desamparada sin la protección y la guía de David. Tenía una infantil confianza en él. Lo que le faltaba a Dora:
  • 15. 1. Era una deficiente ama de casa. No sabía administrar los gastos ni cocinar. 2. No tenía fuerza de carácter. Dora era buena, pura y noble, pero era muy egoísta. David decía de ella: “Me hubiera gustado que mi esposa hubiera tenido más voluntad y fuerzas para sus tentarme.” Estaba demasiado absorta en sus propios pequeños problemas, gustos y caprichos, para ser una buena esposa. 3. No comprendía a los hombres. Esta era su mayor falta. No sabía cómo ofrecerle a David simpatía, comprensión, apreciación ni camaradería; pues él escribe: “Hubiera sido mejor para mí que mi esposa me pudiera haber ayudado más, compartiendo mis muchos pensamientos, para los cuales no tenía partícipe.” LO QUE SENTIA DAVID POR AMBAS El sentimiento que tenía David por Agnes era muy cercano a la adoración. Ella tenía una santa influencia sobre él. Le traía paz y felicidad, sin las cuales él parecía “descontrolarse y sumirse en toda clase de dificultades.” Pensar en ella “le calmaba hasta el punto de derramar lágrimas.” El sentía como si ella fuera parte de él, uno de los elementos imprescindibles para su naturaleza. Sus sentimientos hacia Dora eran distintos. Ella le fascinaba y le divertía: “Era más que humana para mí, era un hada, una ninfa. No sé que era—algo que nadie ha visto jamás, y todo cuanto alguien pudiera desear.” Todas sus maneras delicadas y maravillosas despertaban el irresistible deseo de proteger y cobijarla. Me gustaría subrayar que David Copperfield sentía dos tipos distintos de amor por estas dos muchachas. Desde el principio él sintió cierta clase de amor por Agnes, pero no era lo suficiente mente fuerte como para llevarlo al matrimonio. Aunque esta clase de amor le trae al hombre la mayor paz y más pura felicidad, no es el más fuerte. El amor que David sentía por Dora era impetuoso, consumidor e intenso. El se sentía con deseos de “mordisquear la llave de su maletín” cuando pensaba en ella, y le parecía que estaba “en un cuento de hadas.” El era “un cautivo y esclavo” de Dora. Sin embargo, este tipo de amor no era completo, ni le traía verdadera felicidad; pues él dice “amaba mucho a mi esposa y era feliz, pero la felicidad que poseía no era como la que había anticipado, faltaba algo. Un descontento prevalecía en mi vida, como una música triste y abrumadora, tenuemente escuchada en la noche.” Casado con Agnes, David tenía paz y felicidad y la amaba profundamente; pero tenía todavía enternecedores recuerdos de Dora que le conmovían el corazón.
  • 16. David Copperfield nunca tuvo la satisfacción de amar por completo, pues sus sentimientos estaban inspirados por dos mujeres diferentes. Ninguna de las dos por sí solas representa nuestro ideal completo, por lo tanto, ninguna era capaz de despertar un amor perfecto. Hay muchas mujeres como Agnes en esta vida—mujeres de personalidad merecedora. Son magníficas madres, eficientes amas de casa y ciudadanas ejemplares. Puede ser que sus esposos las aprecien mucho, pero a ellas les faltan las adorables cualidades humanas que encantan a los hombres; por lo tanto no ganarán el amor completo ni la adoración de sus esposos. Un hombre desea tener algo más que un ángel por mujer. Por otro lado, hay algunas mujeres como Dora, que son tiernas, infantiles y alegres criaturas; pero no tienen la grandeza de carácter, personalidad, ni determinación necesarias. Siendo demasiado egoístas para ser buenas amas de casa y madres, y faltándoles la habilidad que se necesita para comprender a los hombres, ganan sólo una parte de su corazón. No hay razón por la cual una mujer no pueda ser como Dora y Agnes unidas, pues las cualidades Angelicales y Humanas no son contraproducentes. Ambas son partes naturales de la feminidad, y esenciales al encanto femenino. Las cualidades Angelicales y las Humanas son imprescindibles en la mujer, si el hombre le ha de ofrecer su alma y su corazón. Por lo tanto, la felicidad total de su matrimonio depende de como usted desarrolle en sí misma ambos aspectos de nuestro ideal. DERUCHETTE Un ejemplo de la presencia de estas dos series de cualidades en una sola mujer lo encontramos en Deruchette, heroína de la novela, Trabajadores del Mar, escrita por Víctor Hugo. “Su presencia ilumina el hogar, su proximidad es tibia y acariciante. Ella pasa de largo y nos contentamos, se detiene y somos fe1ices— es algo divino poseer una sonrisa que sin saber cómo, tiene el poder de aligerar esa pesada cadena de la vida diaria que todos los mortales arrastran tras ellos? Deruchette poseía esa sonrisa, podríamos decir que era ella misma. Deruchette tenía siempre un aire de hechizante languidez, y cierta travesura reflejada en los ojos; todo lo cual era completamente involuntario. La dulzura y la bondad reinaban en su persona, su único quehacer era vivir su vida diaria; sus conocimientos incluían unas cuantas canciones; sus talentos intelectuales eran sólo simple inocencia; y tenía la reposada gracia de la mujer nativa de las Indias Occidentales. Era vivaracha, variable y juguetona como una niña mas poseía también
  • 17. un dejo de melancolía. Añádase a todo esto una frente despejada, un cuello flexible y grácil, castaños cabellos, una piel clara curtida por el sol y ligeramente pecosa, y una boca algo grande pero bien definida, visitada ocasionalmente por una peligrosa sonrisa. Así era Deruchette.” No hay en este mundo función más importante que la de ser encantadora—derramar gozo a su derredor, iluminar los días nublados, y ser el espíritu mismo de la gracia y la armonía ¿No es esto acaso prestar un servicio? En otro lugar Víctor Hugo nos dice también: “La que un día ha de ser madre permanece largo tiempo una niña.” Y cuando llega a ser doncella “es lozana y alegre como una alondra.” “Ella produce placenteros sonidos, murmullos de inefable placer para ciertos oídos.” Es como si fuera “un hilo dorado enlazado entre sombríos pensamientos.” Más pruebas de sus buenas cualidades las encontramos en la declaración de amor que le hace un joven ministro en la novela: “No hay para mí más que una sola mujer en el mundo: tú. Pienso en ti como si fueras una plegaria—eres la gloria en mis ojos. Para mí eres santa inocencia. Sólo tú eres soberana, eres la forma concreta de una benedicción.” ANALICEMOS A DERUCHETTE Sus cualidades Angelicales: 1. Su carácter o personalidad: “La dulzura y la bondad reinaban en su persona.” Estaba atenta a las necesidades de los demás, pues “iluminaba los días nublados” y tenía “una sonrisa con el poder de aligerar esa pesada cadena”. Más evidencias de su noble carácter las encontramos en la declaración de su enamorado: “eres santa inocencia”, “la forma concreta de una benedicción,” y “como si fueras una plegaria.” 2. Domesticidad: Estaba capacitada para sus deberes domésticos, pues “su único quehacer era vivir su vida diaria” y “su presencia iluminaba el hogar.” 3. Felicidad interior: Al igual que Agnes, Deruchette poseía felicidad interior o no hubiera tenido el poder de transmitírsela a otros. Sus cualidades Humanas 1. Candor infantil: Como Dora, Deruchette tenía las maneras de una niña. “La que un día ha de ser madre permanece largo tiempo una niña.” Tenía “el parloteo infantil,” y “cierta travesura reflejada en los ojos.” A veces “era vivaracha, variable, y juguetona como una niña.” 2. Variabilidad: Deruchette no era siempre la misma. A veces estaba radiante y feliz, llena de devaneo y vivacidad; otras veces tenía un aire de “hechizante languidez.” Aunque era dulce
  • 18. y buena, a menudo tenía “cierta travesura en los ojos.” En ocasiones era juguetona, o por el contrario “tenía un dejo de melancolía.” Pero la variabilidad, como usted aprenderá en otro capítulo, es también una cualidad de criaturas. 3. Apariencia lozana: “Es lozana y alegre como una alondra.” 4. Dulce: Ella demuestra su dulzura al hablar: “produce placenteros sonidos, murmullos de inefable placer para ciertos oídos.” 5. Irradia felicidad: La cualidad más notable que tenía era su habilidad de poder irradiar felicidad, o sea, contagiársela a los demás. Esta formaba parte de sus maneras y acciones. a. Era lozana y alegre como una alondra. b. Derramaba gozo a su derredor. c. Iluminaba los días nublados. d. Su presencia iluminaba el hogar. e. Su proximidad era tibia y acariciante. f. Pasa de largo y nos contentarnos. g. Se detiene y somos felices. h. Tenía una sonrisa con el poder de aligerar esa pesada cadena de la vida diaria que todos los mortales arrastran tras ellos—una sonrisa peligrosa que era ella misma. i. A veces era vivaz y alegre. 6. Gracia: Esta no fue mencionada anteriormente, pero es una cualidad parecida a la dulzura y la ternura. Deruchette era el espíritu mismo de la gracia y la armonía, era como la mujer nativa de las Indias Occidentales. Su cuello era flexible y grácil. AMELIA Otro ejemplo que encontramos en la literatura, de una muchacha que era a la vez Angelical y Humana lo tenemos en Amelia, heroína de la novela, La Feria de las Vanidades, de Thackeray. Thackeray explica que Amelia era “una pequeña diosa doméstica, buena, lozana, sonriente, sencilla y tierna, a quien los hombres son propensos a adorar.” Unas cuantas páginas después la llama “pobre pequeño y tierno corazón.” En otro sitio le atribuye “tal bueno, alegre y generoso corazón posee.” El admite que otros tal vez no la consideran bonita. “En realidad me temo que su nariz era más corta de lo debido, sus mejillas demasiado redondas para ser una heroína; pero su cara mostraba el rubor de una salud rebosante, y en sus labios se dibujaba la más fresca de las sonrisas. Tenía unos ojos donde brillaban la honradez y el buen humor, excepto al llenarse de lágrimas, lo cual era muy a menudo; pues la muy tonta lloraba por un canario que falleciera, un ratón que hubiera atrapado el gato, o el final de una novela, por
  • 19. estúpido que fuera.” Amelia tenía “una dulce y pura vocecita.” Era propensa al llanto, así como a tener pequeñas zozobras, temores, y tímidos recelos.” Temblaba cuando alguien la trataba con brusquedad. En conjunto era “demasiado modesta, tierna, confiada y débil, demasiado mujer” para que hombre alguno la conociera sin sentir dentro de sí el deseo de protegerla y cobijarla. ANALICEMOS A AMELIA Amelia tenía varias cualidades dignas de nuestra atención. Sus cualidades Angelicales: 1. Su carácter: Tenía un corazón generoso y bueno, y puesto que “los hombres son propensos a adorarla,” es evidente que poseía una personalidad merecedora. 2. Sus cualidades domésticas: Thackeray la llama “una pequeña diosa doméstica.” Sus cualidades Humanas: 1. Su lozanía: Tenía la más fresca de las sonrisas, su cara mostraba el rubor de una salud abundante. Tenía también unos ojos que brillaban y una dulce y pura vocecita. 2. Tenía emociones de niña: A menudo sus ojos se llenaban de lágrimas. Lloraba por un canario muerto, un ratón atrapado o una novela. Era propensa a llorar y a tener pequeñas zozobras, temores, y tímidos recelos. Temblaba cuando alguien la trataba con brusquedad. 3.Ternura: Era una pequeña y tierna diosa doméstica. “Demasiado modesta, débil, demasiado mujer.” 4. Confianza: “Era extremadamente confiada.” SUMARIO Al llegar al fin de nuestro estudio de estas cuatro mujeres vemos que hay muchas cualidades que los hombres admiran en ellas. Ahora voy a combinar todas estas atractivas cualidades para formar una sola: la mujer completa, la que el hombre es propenso a adorar, proteger y cobijar. En la página siguiente hay un diagrama de la mujer ideal, con las cualidades esenciales que la hacen atractiva y encantadora a los ojos del hombre. Aunque esta mujer ideal aparece dividida, usted debe pensar siempre en ella en conjunto: el lado Angelical y el Humano unidos. Ambos constituyen juntos la mujer perfecta.
  • 20.
  • 21. DIFERENCIAS Como he expuesto, los hombres y las mujeres difieren en sus opiniones sobre lo que es “la mujer ideal”. Las mujeres tienden a darle más valor al porte, el talento, los conocimientos intelectuales, y la personalidad habilidosa; mientras que los hombres admiran la feminidad, la ternura, dulzura de carácter, la vivacidad y la habilidad que posea ella para comprender a los hombres. Hay una marcada diferencia de opinión en cuanto a la apariencia. Las mujeres favorecen la belleza artística, por ejemplo, la forma de la cara, la nariz, las ropas vistosas. Los hombres sin embargo dan una interpretación distinta de “ que hace lucir hermosa a una mujer”. Ellos ponen más énfasis en el brillo de los ojos, la sonrisa, la frescura, la radiancia y las maneras femeninas tales como las descritas por los autores citados. Es interesante hacer notar el hecho de que ninguno de estos autores da mayor importancia a la belleza natural. Amelia y Deruchette no eran mujeres hermosas. Amelia, por ejemplo, era gordita y corpulenta. Poseía una nariz que estaba demasiado lejos de ser perfecta; “su nariz era más corta de lo debido, y sus mejillas demasiado redondas para una heroína.” “La complexión de Deruchette era pecosa, y su boca demasiado grande para ser perfecta.” Tan lejos se hallaban los autores mencionados de proclamar bellas a estas jóvenes encantadoras, que con la excepción de los defectos descritos, no hacen ningún intento más por definir la apariencia externa de ellas. Agnes y Dora eran ambas muy hermosas. La selección de David se basó en otras cualidades. Admitiendo esta diferencia, tenemos que depender de la opinión de los hombres, para poder conocer lo que ellos admiran en las mujeres. Usted se preguntará, “ sé yo si es verdad que estas cualidades son atractivas para los hombres? ¿Cómo puedo comprobar que estas cosas son ciertas?” Debo advertirle que si usted le pregunta al hombre promedio, cuál es su definición de “la mujer ideal”, se llevará un chasco. El no sabrá expresar sus sentimientos en palabras. Sólo reconoce una cualidad encantadora cuando la ve en acción. Se necesita un escritor, como los que yo he citado en estas ilustraciones de literatura clásica, para describir estos atributos con destreza. “Pero,” de nuevo se preguntará usted, “¿Pueden las opiniones de unos cuantos escritores darle veracidad a estos conceptos?” Si aún duda, pruebe adquiriendo estas cualidades y vea por sí misma los resultados en su esposo.
  • 23. Los hombres desean que la mujer los comprenda, pero a su vez, ellos no son fáciles de comprender; pues son completamente distintos de las mujeres. Tanto difieren en su naturaleza y su temperamento, que es casi como si vinieran de otro planeta. Los hombres no piensan como nosotras, no se enfrentan a un problema de la misma forma, ni tienen los mismos valores ni necesidades como las nuestras. Aun aquellas necesidades que pudieran ser similares en el hombre y la mujer difieren gran demente en su valor primordial. Por ejemplo: El amor es esencial para ambos, ser admirados también. Pero ser amada es más importante para la mujer mientras que recibir admiración es una necesidad esencial para el hombre. Porque no comprendemos estas diferencias, a menudo sufrimos contrariedades en nuestras relaciones mutuas. AGNES Agnes sabía comprender a los hombres, pues David decía: “Cuando no te he tenido a ti, Agnes, para aconsejarme y apoyarme desde el principio, al parecer me he descontrolado y he estado sumido en toda clase de dificultades. Cuando al fin he venido a ti (como lo he hecho siempre) me ha llegado la paz y la felicidad.” Y en otro lugar: “Como si en el amor, el gozo, el dolor, la esperanza o el desengaño, en todas las emociones, mi corazón se tornara hacia ella con naturalidad y allí encontrara refugio y amistad.” DORA Dora no poseía la habilidad de comprender a los hombres, pues David dice: “Muchas veces a ratos pensé, que hubiera deseado que mi esposa fuese mi consejera… que hubiese tenido el poder de llenar este vacío que parecía existir en mí.” Y más adelante: “Hubiera sido mejor para mí que mi esposa pudiera haberme ayudado más, compartiendo mis muchos pensamientos, para los cuales no tenía partícipe.” Si vamos a tratar de obtener una mejor comprensión de los hombres, debemos saber algo sobre ellos. Ningún orador puede ganarse el interés de un público desconocido a él. No sabría por dónde empezar. Tampoco un publicista trataría de escribir un anuncio a menos que supiera algo sobre las personas a quienes su producto deberá interesar. Cuanto mejor sea el orador, o más sepa el publicista sobre su público (sus peculiaridades, sus ambiciones, sus prejuicios, sus opiniones y sus debilidades), mejor estará capacitado para poder hacer y decir lo que sea más efectivo. Lo mismo consta en cuanto a la mujer. Mientras mejor ella comprenda las características del hombre (sus peculiaridades, sus necesidades y sus puntos vulnerables) más fácilmente hará y dirá las
  • 24. cosas que más lo complacen a él. El estudio de estas características masculinas es esclarecedor, y le será brindado en los próximos ocho capítulos.
  • 25. CAPITULO III ACEPTE AL HOMBRE POR SU VALOR NOMINAL Si usted desea ganar el corazón de un hombre deberá estar dispuesta a aceptarlo tal como es y no tratar de cambiarlo. Hace algunos años Norman Vincent Peale, autor del libro El Poder del Pensamiento Positivo, dio una impresionante conferencia ante un inmenso público. Después de concluir, como era costumbre suya, concedió un tiempo al público para que le hiciera preguntas, las cuales contestaba desde el púlpito. Una de las preguntas hechas por una mujer decía algo así: “He tratado de hacer que mi hogar sea feliz y de ser una buena madre y esposa; pero las cosas no han ido muy bien. El problema es que mi esposo no ha puesto el mismo empeño en hacer que nuestro matrimonio sea un éxito.” A continuación enumeró muchas de sus faltas, algunas de las cuales eran: “El no les da la debida atención a los niños, gasta el dinero en tonterías, toma, tiene mal humor, y es difícil llevarse bien con él.” La pregunta que ella le hizo al Dr. Peale fue la siguiente: “Después de veinticinco años de casados, ¿hay alguna esperanza de que él cambie?” Uno no podía dejar de simpatizar con esta mujer que aparentemente no había perdido la fe. Anticipando la respuesta, pensé adentro de mí: “Probablemente le dará una disertación sobre ‘El Poder del Pensamiento Positivo’, y le dirá que no pierda las esperanzas”; pero para sorpresa mía, no fue esa la respuesta. El Dr. Peale miró austeramente al público, y dijo con grave dad en la voz, “No sabe usted que siempre deberá estar dispuesta a aceptar al hombre por su valor nominal y nunca tratar de cambiarlo?” Este verídico mensaje debería ser conocido por todas las mujeres. Ninguna otra cualidad es tan vital o fundamental. Es inclusive la base que necesitamos para poder comprender a los hombres. Usted deberá aceptarlo por su valor nominal o no podrá ganar su amor celestial. ¿QUE QUIERE DECIR VALOR NOMINAL? En el mundo de los negocios esta frase tiene un significado específico. Es el valor que un bono, una póliza de seguros, etc., posee hoy en día, en este instante. Si se conservara por cierto número de años llegará a valer mucho más, pero en este momento ya tiene un valor específico. ¿Y qué quiere decir valor nominal refiriéndose al hombre? Es su valor actual, tal como es, sin ningún cambio.
  • 26. ¿QUE SIGNIFICA ACEPTAR AL HOMBRE POR SU VALOR NOMINAL? Quiere decir que reconocemos que es humano, y que al igual que nosotras y todos los demás seres humanos, consiste su personalidad de virtudes y defectos. Es una manera honesta de mirar el asunto. Nos damos cuenta de que los defectos existen, pero no nos preocupamos por ellos; pues aceptamos al hombre en su totalidad. Si él quiere cambiar por su propia cuenta, eso es asunto suyo; pero nosotras estamos satisfechas con él, tal y como es. La aceptación no significa tolerancia—que conocemos sus faltas graves pero estamos dispuestas a tolerarlas. Tampoco significa falta de honradez por nuestra parte, o engaño: convencernos a nosotras mismas que él es perfecto, aunque no sea así. Igualmente aceptación no significa resignación. Cuando usted acepta a un hombre, lo ve en su totalidad; está satisfecha con lo que ve y lo demuestra no tratando de cambiarlo. Sin embargo, las mujeres en todo el mundo están tratando de cambiar a sus esposos. Una joven me confesó hace poco que después de casada comenzó a confeccionar una larga lista de las faltas de su esposo, las cuales ella tenía intenciones de cambiar. Creía que era su deber tratar de enmendarlo. COMO LAS MUJERES TRATAN DE CAMBIAR O ENMENDAR A SUS ESPOSOS ¿Cómo tratan las mujeres de enmendar a sus esposos? Hay distintas formas y éstas son las siguientes: 1.- En sus Hábitos Personales: Cosas tales como los hábitos malos de alimentación desde el punto de vista nutritivo, malos modales de urbanidad, descuido de su apariencia, mala gramática y ortografía, mal carácter, depresión nerviosa, manejo del coche, desorden (especialmente en dejar sus pertenencias tiradas por la casa). También por su falta de cortesía, su lenguaje sucio, sus excesos en el fumar o beber, etc. 2.- La Manera en que Utiliza su Tiempo: Muchas mujeres hacen un esfuerzo por tratar de cambiar el uso del tiempo libre de su esposo, y utilizarlo para su propia ventaja. Ellas se quejan de que él pasa demasiado tiempo lejos de su hogar en compañía de sus amigos, en eventos deportivos, obligaciones o deberes de su iglesia, u otras actividades exteriores, mirando televisión o durmiendo en el sofá. Algunas se quejan también de que sus esposos tienen demasiadas cosas entre mano que los mantienen siempre apurados. Otras dicen
  • 27. que no llegan temprano a su hogar o no les dejan saber cuando van a tardarse. 3.-Deberes: Muchas mujeres hacen una apelación a sus esposos cuando éstos no cumplen con sus deberes en el hogar (tales como reparaciones, pintura, jardinería, etc.) Se quejan de que no cumplen en su trabajo, no pagan las cuentas, abandonan sus obligaciones religiosas u otros deberes similares, o son vagos y descuidados; razón por la cual fracasan. 4.-Comportamiento Social: Otro grupo de mujeres se queja de que sus esposos alardean mucho en público, hablan demasiado o muy poco, no dicen lo debido, o son descuidados en su conversación. Otros no tienen buenos modales en público, son descorteses, etc., y aún otros más no hacen amistades aceptables para su esposa o no aprecian las que ésta escoge. 5.- Aspiraciones y Sueños: El quinto grupo se queja de que sus esposos no tienen ambición ni alegría de vivir, se menosprecian a sí mismos, o no tienen el deseo de mejorar sus condiciones. Algunos no saben lo que desean en la vida y van de quimera en quimera; otros no tienen imaginación y dejan pasar las oportunidades. Hay quienes tienen sueños imposibles de llevar a cabo. 6.- Logros Masculinos: Hay mujeres que tratan de empujar a sus esposos hacia el éxito. Algunas se quejan de que ellos no toman las riendas en su hogar ni los guían bien, que están indecisos, se preocupan demasiado por los errores del pasado, juzgan sin conocer todas las circunstancias o nunca tienen ideas buenas. 7.- Dinero: La mayoría de las esposas se quejan de que sus cónyuges no administran bien el dinero, lo malgastan en tonterías, son avaros o gastan grandes cantidades sin consultar con ellas. 8.- Negligencia Hacia los Niños: En este grupo tenemos a los hombres cuyas esposas les piden que asuman mayor responsabilidad en el cuidado y la educación de sus hijos. 9.- Religión: Muchas se lamentan de que ellos nunca van a la iglesia, no prestan oídos a las creencias religiosas de ellas o no están interesados en religión. ¿Dónde podremos encontrar al hombre perfecto? ¿POR QUE TRATAN LAS MUJERES DE CAMBIAR A SUS ESPOSOS? En muchos casos es porque están descontentas o irritadas con ellos. No los han aceptado por su valor nominal, por lo tanto les es difícil aceptar las faltas. Pero más frecuentemente, (y en especial las mujeres capacitadas) lo hacen “por su propio bien.” Estas mujeres
  • 28. dicen: “Si uno quiere de verdad a una persona, es muy importante cerciorarse de que obtenga lo mejor que la vida puede ofrecerle. Por lo tanto, debo cambiar a mi esposo, por su propio bien.” Si un hombre es ciego a sus propias faltas y esta ceguera le causa dificultades o la pérdida de éxito, es importante que su esposa lo ilumine. Pero a la vez que él se dé cuenta de su error, y persiste aún así en volver a cometerlo, ella no deberá insistir más en el asunto. “Pero,” dirá ella, “los defectos de mi esposo le están privando de una posible felicidad, por lo tanto, debo cambiarlo para que pueda ser feliz.” Este parece un noble empeño; ¿qué posible razón podemos poner en contra? Hay cuatro razones por las que las mujeres no deben tratar de cambiar a los hombres, y son las siguientes: 1. Causa problemas en el matrimonio. 2. Puede destruir el amor. 3. No da resultado. 4. Puede causar rebelión en el hombre. 1. Causa Problemas en el Matrimonio Aunque una mujer se disponga con las mejores intenciones a cambiar a su esposo, puede ocasionar problemas matrimoniales que podrían ser serios. En primer lugar, puede crear una tirantez horrible en el hogar. Ella estará en tensión, debido a la preocupación que siente por los defectos de su esposo. Al preocuparse tanto por las consecuencias del comportamiento de él, se dispone a enmendarlo y a su vez crea más tirantez porque él se resiste al cambio. Los niños también sufren al darse cuenta de la tensión que existe entre sus padres. Otro problema que surge al tratar de cambiar a un hombre es que su orgullo masculino sufre. El hombre posee un espíritu orgulloso. Conoce sus debilidades, pero prefiere que usted sólo piense en sus virtudes. Recuerde, el componente más importante para la felicidad de un hombre es la admiración de su mujer. Este es su pan de cada día. Cualquier sugerencia de que usted no lo acepta como es, amenaza la seguridad de él; de la misma manera que amenazaría la suya el pensar que él no la ama. Además, los mandatos y esfuerzos empleados para cambiar a un hombre a menudo lo irritan y hacen su vida insoportable. Muchas veces él tratará de escapar de estos sentimientos infelices pasando más tiempo lejos de la casa en compañía de otros, o en placeres que compensen su miseria. Aún otro problema que puede haber es el distanciamiento que ocurrirá entre marido y mujer, cortando las comunicaciones entre
  • 29. ambos. El se tornará distante y retraído. Estará al lado de su esposa, pero rara vez hablará con ella. A veces esta falta de comunicación por parte de él, puede ser causada por el pensamiento de que usted no lo acepta tal y como es. Es difícil, si no imposible, que un hombre sienta ternura hacia la mujer que lo trata de apremiar. A veces él mismo no comprenderá el porqué de su retraimiento, por lo tanto, no podrá explicar su fría actitud con respecto a su esposa. La tirantez, los resentimientos, la falta de comunicación y la frialdad que puede ocurrir en un hogar cuando la esposa decide tratar de cambiar a su marido, debían hacer que ella se preguntara “si sus objetivos merecen la pena.” ¿Acaso por lo que espera ella lograr al cambiar a su esposo merece la pena sacrificar la paz en el hogar y las buenas relaciones matrimoniales? ¿Qué es más importante para los niños, para su esposo y aun para ella misma? Es dudoso que ninguna acción que la mujer tome para perfeccionar a su marido, sea más importante que el amor y la armonía entre los cónyuges, y nada es tan esencial al bienestar y el desarrollo normal de los niños como tener padres felices. 2. Puede Destruir el Amor En casos extremos hasta el amor mismo puede ser destruido. Cuando una esposa continuamente empuja y apremia a su marido, produce en él un efecto similar al de la mordida de una serpiente venenosa. Consecuentemente, puede causar la destrucción de un matrimonio que pudiera haber sido inmensamente feliz. Uno de los casos más trágicos de la historia es el del novelista ruso, el Conde Leo Tolstoi y su esposa. TOLSTOI Al comenzar su matrimonio, Tolstoi y su esposa eran suma mente felices; tanto que un día arrodilláronse juntos, pidiéndole a Dios que los dejara continuar para siempre en aquel éxtasis en que se hallaban. Tolstoi era uno de los novelistas más famosos de todos los tiempos. Dos de sus obras maestras, La Guerra y la Paz, y Anna Karenina, son consideradas tesoros literarios. Era tan admirado por su público, que éste lo seguía día y noche, tomando nota de cuanta palabra brotaba de sus labios. Aunque era un hombre rico y famoso, después de estudiar las enseñanzas de Jesús, regaló todas sus pertenencias, trabajaba en el campo cortando madera, apilando heno, hacía sus propios zapatos,
  • 30. comía en un plato de madera, y trataba de amar a sus enemigos. Regaló todos los derechos o ganancias de sus libros, y tuvo el valor y la convicción necesarias para vivir la vida que él opinaba era la mejor. Pero su esposa nunca lo aceptó a él, ni a su filosofía simple de la vida. Ella amaba el lujo y él lo despreciaba; ella ansiaba la fama y la estimación de la sociedad, las cuales para él no significaban nada. Ella codiciaba el dinero y las riquezas, pero él las consideraba inicuas. Durante años hizo todo lo posible por cambiarle las ideas, incluso le daba escándalos porque él insistía en regalar todas las ganancias de sus libros. Cuando Tolstoi le llevaba la contraria en algo, ella se volvía histérica, amenazando suicidarse tirándose a un pozo. Después de cuarenta y ocho años, este hombre que adoraba a su esposa cuando se caso con ella, no podía soportar siquiera su presencia. Una e las mas trágicas escenas ocurrió cuando la Condesa Tolstoi, acongojada y vieja, deseosa de un poco de afecto, se arrodillaba a los pies de su esposo y le suplicaba que le leyera los exquisitos pasajes de amor que había escrito para ella, cincuenta años atrás. Y al leer y recordar aquellos días felices para siempre idos, ambos lloraban. La última petición que hizo Tolstoi al morir fue que no se le permitiera a su esposa estar presente. 3. No Da Resultado Los hombres no cambian empujándolos ni pinchándolos. Si los esfuerzos que una mujer hace por cambiar a su esposo dieran resultado, tendrían algún mérito, pero desgraciadamente, están todos destinados al fracaso. ¿Cambió Tolstoi? ¿Escuchó acaso las sugerencias de su esposa? ¡No! Se opuso a ellas hasta el día que murió. ¡Los hombres no cambian de esta forma! “Pero,” dirá usted, “yo conozco el caso de una mujer que trató de cambiar a su esposo y tuvo éxito.” No deje que esto la despiste. Si examina el asunto cuidadosamente comprobará que si el hombre cambió no fue debido a los esfuerzos de su esposa, sino porque encontró otra incentiva—una que ella no conoce. Y es posible que hasta hubiera cambiado antes, si no hubiera sido por los apremios de ella. 4. Rebelión No solamente los esfuerzos femeninos no cambian el hombre, sino que a menudo provocan su rebelión. Esto sucede porque él lucha por mantener su Libertad intacta. Yo tengo un hijo que ocasionalmente me dice, “Mamá, no me digas lo que tengo que hacer, o no desearé hacerlo.” Esto demuestra
  • 31. cómo piensan los hombres. En verdad a veces se oponen a hacer lo que aun ellos mismos desean en el fondo, simplemente porque tienen una naturaleza rebelde. Una Ilustración Impresionante de Rebelión Una mujer adoptó cierta religión, y era muy fiel a ella. ‘Trató de que su esposo hiciera lo mismo, pero no tuvo éxito. Ella lo apremiaba día y noche, pero todos sus esfuerzos eran inútiles. Una noche se puso de acuerdo en secreto con los misioneros de su iglesia, para que éstos hicieran una visita a su hogar a la hora de la cena. Ella pensó que su esposo se sentiría obligado a invitarlos a entrar y ofrecerles su amistad. También hizo que los misioneros trajeran con ellos la materia que utilizarían para tratar de convertirlo después de la cena. Todo sucedió como habían planeado, pues en el momento que se sentaba el matrimonio a la mesa, los misioneros tocarona la puerta. Después de una agradable y amistosa cena, la esposa dijo: “ sería una buena idea que estos dos caballeros nos explicaran algo sobre su iglesia?” Debido a la presión moral, y por cortesía, él accedió. Mientras los misioneros preparaban sus materiales, libros e / ilustraciones, el pobre hombre se sintió atrapado. Se excusó con el pretexto de ir al baño, y una vez allí, escapó por la ventana. Estuvo desaparecido durante tres días. Después de buscarlo inútilmente, la desesperada esposa pidió ayuda a su iglesia. Varios de los líderes vinieron a su ayuda y comenzaron a buscarlo. Poco tiempo después lo hallaron. Al interrogarlo descubrieron que no tenía intención alguna de volver al hogar. Sin embargo, debido a la bondadosa persuasión del caballero que lo encontró, y la promesa de su esposa de que jamás mencionaría de nuevo su religión, volvió a la casa. La esposa cumplió su promesa “al pie de la letra,” y el hombre se tranquilizó. La parte impresionante de esta historia es la siguiente: El caballero que lo halló se hizo muy amigo del hombre, quien confesó: “Yo no tengo nada en contra de su iglesia. En realidad hace algún tiempo quería saber algo más sobre ella, pero no por boca de mi esposa.” En secreto él recibió instrucción en la religión de ella, la aceptó, y se hizo miembro de la iglesia. Entonces una mañana, mientras se hallaban todos reunidos en ésta, el obispo se puso en pie, y anunció que había un nuevo miembro en la congregación, dio el nombre del hombre, y le pidió que pasara delante. La esposa sintió una alegría tan grande que comenzó a llorar. Otro Ejemplo de Rebelión
  • 32. He aquí otra mujer más que causó la rebelión de su esposo. Al principio de casada le hacía muchas sugerencias sobre asuntos triviales. Trató de reformar sus hábitos de alimentación, le urgía que se bañara a menudo y mejor, así como que cuidara más de su apariencia. Ella había aprendido la importancia que tiene la buena nutrición, pero su esposo provenía de una familia que no lo consideraba así. Era especialmente agravante para él, verse privado de ciertas comidas a las cuales estaba acostumbrado. Esta violación de sus derechos de libertad, lo hacía ingerir alimentos especialmente dañinos para su salud cuando se encontraba fuera de la casa. También pronto comenzó a beber excesivamente. Las sugerencias de ella eran relacionadas con la salud suya, por lo tanto él se rebeló contra ésta. De cierto modo, era como si él estuviera en una actitud de “libertad o muerte.” La joven en cuestión no ha tenido éxito en cambiar a su esposo, él ha continuado sus rebeldes hábitos hasta el día de hoy. No todos los hombres reaccionan tan violentamente a las sugerencias de su esposa, pero aun los más sensatos sienten resentimientos contra la mujer que trata de cambiarlos. Como usted puede ver a través de los cuatro problemas que le he contado, los esfuerzos de la mujer por cambiar al hombre, siempre fracasan, desde el momento que causan problemas matrimoniales, destruyen el amor, no dan resultados, y hasta pueden hacer que el hombre se rebele. EL PLAN QUE DA RESULTADO Hay una forma a través de la cual se puede lograr que el hombre cambia: otorgándole su libertad. Esta manera de hacerlo no es efectiva en un ciento por ciento; pero es la única forma posible de hacer que un hombre madure. Es el único plan efectivo, y el único camino que lleva a la felicidad. Es también como si dijéramos la única tierra fértil donde pueda florecer el amor. El libre albedrío es uno de los derechos más fundamentales que hay. La humanidad no se desarrolla ni es feliz sin él. El Señor estaba consciente de este eterno principio cuando creó al hombre y lo puso en la tierra. Permitió la presencia de las fuerzas del mal, aunque sabía desde el principio que muchas preciadas almas caerían en pecado y experimentarían la amargura que conlleva la desobediencia. Pero también sabía El que sin libertad la raza humana no puede desarrollarse. El hombre tiene que tener una alternativa, y debe escogerla él mismo. Si el Señor pudo arriesgar la felicidad futura del hombre y su bienestar para otorgarle esta libertad, ¿por qué entonces no va a poder
  • 33. la mujer darle el mismo privilegio? ¿Por qué no dejarlo hacer las cosas que él quiere hacer, ser el tipo de hombre que desea, sin interferencias? “Pero,” dirá usted, “en mis empeños por cambiar a mi esposo yo no lo privo de su libertad, pues nunca insisto en nada, ni utilizo fuerza alguna.” No es por medio de la fuerza o la coacción, sino mucho más sutilmente, como nosotras interferimos. LE QUITAMOS LA LIBERTAD A UN HOMBRE DE LAS SIGUIENTES MANERAS: 1. Utilizando fuerza moral 4. Insinuaciones 2. Censura 5. Empujones, sermones 3. Sugerencias 6. Crítica abierta Todo hombre desea vivir en paz y recibir aprobación. Cuando usted utiliza su fuerza moral o su influencia, lo obliga a escoger entre su libertad y “la paz en el hogar.” A veces él escoge la paz, sacrificando su libertad. Por ejemplo, una pareja joven que se hallaba hospedada en mi hogar, planeó un día de playa. Cuando se iban la muchacha le preguntó al esposo: “ te vas a poner los lentes obscuros?” El le contestó que los dejaba en casa a propósito por no molestarse. Ella trató de insistir, pero él no cedió. Cuando ya se hallaban en el coche, oí la puerta de la calle abrirse, y vi al hombre volver a entrar, buscando sus anteojos. Todo lo que lo oí decir fue: “¡Cualquier cosa, con tal de mantener la paz!” Hay veces en que un hombre renuncia temporalmente a su preciada libertad porque la esposa se empeña tanto que él no tiene otra alternativa. Pero no siempre sacrificará la libertad por la paz. Muchas veces él se aferrará a esta libertad a todo costo. Una joven esposa me contó que todos los domingos por la mañana ella le preguntaba a su esposo: “Planeas ir a la iglesia hoy?” Aunque él deseaba complacerla, esta sutil insinuación lo irritaba tanto, que prefería quedarse en casa sólo por mantener su libertad. No tenía nada en contra de la iglesia, pero si iba, quería que fuera por su propia iniciativa. En cuanto ella dejó de insinuárselo, él empezó a ir más a menudo. La libertad religiosa de cada cual es preciada. Cuando intentamos obligar a un hombre a ir a la iglesia, la mayor parte de las veces lo alejamos de ella. No solamente fracasa la coacción, sino que es innoble. Las pocas mujeres que han tenido éxito en forzar a sus esposos para que participen en las actividades de la iglesia, se vanaglorian de
  • 34. ello sin deber hacerlo. Ellos probablemente hubieran tomado parte antes, si se les hubiera dado libertad, aprecio y ejemplo. Estos hombres han encontrado otras razones para asistir a la iglesia, las cuales sus esposas no conocen. EMPUJAR AL HOMBRE HACIA LA RECTITUD Hay algunas mujeres cristianas que han sido enseñadas a ser “promovedoras” de sus esposos, y tratan de empujarlos hacia el camino de la rectitud. El verdadero significado de la palabra “promover” es incitar, alentar, o estimular. No significa pinchar o empujar. LAS MUJERES SON FARISAICAS ¿Por qué tratan las mujeres de cambiar a sus esposos? Porque tienen una actitud farisaica, o santurrona. Creen que se esfuerzan más que nadie en actuar debidamente y hacer que su matrimonio sea un éxito; que son más activas en la iglesia, y mejores personas que sus esposos. Se creen superiores, consecuentemente piensan que son los hombres y no ellas los que necesitan cambiar. Los Saduceos y los Fariseos de los tiempos bíblicos tenían esta misma actitud de superioridad. Acudían fielmente a la iglesia, pagaban diezmos, oraban, leían las escrituras, ayunaban, y realizaban todos los actos rituales; pero el Señor les llamaba “hipócritas”, no por su fidelidad, sino por su actitud de superioridad. La mujer no está en posición de juzgar el valor de un hombre. ¿Puede usted acaso erigirse como juez? ¿Es usted en realidad mejor que él? Cuando una joven me confesaba numerosas faltas graves que tenía su esposo, yo le pregunté: “¿De verdad crees ser mejor que él?” Primeramente me miró con indignación, pero después de meditarlo, bajó la cabeza y dijo humildemente: “No, yo no creo ser mejor persona que él. Yo sé que en el fondo él es un buen hombre.” LA ACTITUD CRISTIANA El verdadero corazón de la doctrina cristiana es: somos nosotros mismos los que debemos tratar de cambiar. Se nos ha enseñado quitar la viga de nuestro propio ojo primero, para entonces poder ver mejor la paja en el ojo ajeno. Las mujeres que tratan de cambiar a sus esposos pisotean su libertad y violan justos principios. ¿CAMBIARA EL? Usted se preguntará, “Si lo acepto tal como es, ¿hay alguna esperanza de que él mismo haga el esfuerzo por cambiar?” ¿Quién podría decirlo? Usted tiene que aceptar el hecho de que puede que no sea así.
  • 35. Pero misteriosamente, los hombres están más dispuestos a cambiar cuando se les acepta como son y se les deja su libertad. La única esperanza que existe de que un hombre cambie, es que usted no trate de cambiarlo. Otras personas podrán tratar de cambiarlo, enseñarlo, u ofrecerle sugerencias, pero la mujer que él ama, deberá aceptarlo tal como es. Si los hombres han de llegar al cielo, quieren que sea por sus propios esfuerzos. Si van a la iglesia, quieren que sea idea suya. Si hacen mejoras en su carácter, su salud o su negocio, desean que sea por su propia iniciativa, y cuando se les otorga la libertad suficiente para poder mejorar o permanecer igual, casi siempre se inclinan a mejorar. Permítame ilustrárselo: LA HISTORIA DE UN EXITO (LIBERTAD) Usted recordará a la muchacha que trató de cambiar los hábitos de alimentación de su esposo. Otra amiga mía utilizó un enfoque distinto, el de otorgarle libertad total a su esposo. Ella provenía de una familia que tenía estrictos hábitos alimenticios, pero aún así, le extendió a su esposo completa libertad. Poco tiempo después de casados le dijo con dulzura: “Cariño, yo sé que a mí me han enseñado a comer de distinta forma que a ti, ¿pero te importa mucho que yo me prepare para mí las comidas que yo deseo, y haga otro tanto por ti?” El estuvo de acuerdo, y ella así lo hizo por varios meses. Pero un tiempo después, él adoptó los hábitos alimenticios de ella, y le predicaba a otros, el valor que tenían. Los hombres son sensatos por regla general; desean lo que es mejor para ellos, pero más que nada valorizan su preciada libertad. LA HISTORIA DE UN EXITO (LIBERTAD) Una dama estaba comprometida para casarse con un hombre de distinta religión que la suya. Puesto que su religión tenía mucha importancia para ella, tenía esperanzas de que una vez casados, eventualmente su esposo se uniera a su iglesia. Ella le pidió consejos sobre esto a un hombre muy sabio que le dijo: “Si te casas con ese hombre, no subrayes las diferencias religiosas entre ustedes. No trates de cambiarle sus ideas; si quiere asistir a su iglesia, ve con él. Dale completa libertad, pero aférrate a tus ideales, y sé el vivo ejemplo de lo que tu religión enseña.” Ella se casó, y siguió los consejos del sabio. Su esposo le pidió que fuera a la iglesia suya, lo cual ella hizo gustosamente. El a su vez asistió a la de ella. Comparando las dos, pronto se convenció de que la iglesia de su esposa era superior a la de él, y se hizo miembro de ella.
  • 36. En sus intentos de aceptar a un hombre por su valor nominal, muchos problemas se le pueden presentar. ¿Qué hacer cuando él hace algo indigno, muy por debajo de las normas de comportamiento suyo? Por aceptarlo, ¿deberá usted renunciar a sus propios ideales y virtudes? ¿Qué haría usted si la maltratara— aceptarlo también? Todas estas preguntas las contestaré una por una. MIRE HACIA EL LADO MEJOR A la vez que usted acepta a un hombre por su valor nominal, puede dejar de preocuparse por sus faltas. Esto se facilita si usted mira hacia el lado mejor de él, y se concentra en éste. Por años estuvo tan ocupada en enmendarlo, que se ha olvidado de sus virtudes. Muchos hombres son como el Dr. Jeckyl y el señor Hyde, y sólo reconociendo su lado mejor, y creyendo en él, podrá usted ayudar a madurar a un hombre, niño, o individuo cualquiera. Trate de imaginarse que el hombre está pintado de dos colores: un lado es brillante, y el otro insípido. Entonces déle vuelta, de modo que el lado brillante y no el insípido se vea. Usted sabe que éste se encuentra presente, pero no lo mira. Sólo ve el lado brillante. Entonces dígale que aprecia su lado mejor (o brillante). ¡Sea específica! Podrá descubrir más fácilmente el lado bueno de su esposo, si comprende que hay muchas virtudes tras algunas de las faltas masculinas. Por ejemplo, un hombre es ofensivo muchas veces por no habérsele reconocido o aceptado el alto nivel de personalidad que posee, por habérsele negado su libertad, o al sufrir maltratos a manos de su esposa. Un hombre taciturno y desanimado es a menudo uno que posee grandes aspiraciones que no han sido logradas. El que es olvidadizo, negligente o inconsciente, es muchas veces poseedor de una gran capacidad mental, y está utilizando su mente para cosas más vitales que los detalles que para usted parecen ser tan importantes. El que aparece como un holgazán negligente en el hogar, bien puede ser el que está dedicando todas sus energías a tener éxito en su trabajo, y ser un buen proveedor. QUE HACER CUANDO EL HACE ALGO QUE NO DEBE Si su esposo es a veces deshonesto, áspero, débil, o falto de carácter, esto la hará preguntarse cómo reaccionar. Usted lo acepta como es, pero si ignora un mal hecho demuestra una falta en su propio carácter. La acción a tomar es ser reacia a creerlo. Dígale que usted no cree posible que un hombre como él haga semejante cosa. Si se ve obligada a creerlo, indíquele que usted sabe que este hecho es contrario a su naturaleza, y ha sido sólo el resultado de un descuido o
  • 37. atolondramiento por su parte. Usted deberá mostrarse inmensamente desilusionada por este lapso temporal, pero su fe en el lado mejor de él, deberá prevalecer. CUANDO LA MALTRATA ¿Deberá usted aceptar a un hombre por su valor nominal cuando la maltrata, y pasar por alto el hecho? Me refiero a las veces en que él es desconsiderado, injusto, extremadamente duro, crítico, abusa de usted o la ignora. El hombre tiene derecho a muchas libertades, pero éstas no incluyen la de maltratar a su esposa. Usted es un ser humano, digno de respeto y consideración, y es importante para ambos que mantenga su dignidad y amor propio intactos. De hecho, es difícil que un hombre se muestre bondadoso o condescendiente con una mujer a la cual puede maltratar. Una de las mayores recompensas que deriva la mujer al poner en práctica los principios de este libro, es recibir la consideración y el respeto de su esposo. Sin embargo, no hay porqué esperar llegar a esta meta para exigir respeto y buen trato. Una de las más fascinantes artes que deberá aprender usted para ser “La Mujer Encantadora” es cómo manejar estas situaciones difíciles, y le será enseñada en el capítulo 18. MANTENGA INTACTOS SU S PROPIOS IDEALES Puede llegar la ocasión en que usted se preguntará si debe aceptar al hombre como es, y rebajar sus propias normas de conducta para ponerlas al nivel de él, y de esta manera mostrarle aceptación. La respuesta es no. El no la respetará por ello. Al hombre le gusta pensar que la mujer es mejor, más noble y santa que él, por lo tanto se desencantará al verla caer de su pedestal y rebajarse a su propio nivel. Usted se lo debe a sí misma para el buen desarrollo de su lado Angelical, el mantener una pauta o norma de conducta tan buena como le sea posible. También podrá llegar el momento en que usted se preguntará: “¿Habrá algún momento en la vida en que uno deberá tratar de cambiar a su esposo?” ¡No! El debe ser aceptado siempre por su valor nominal. Sin embargo, hay una oportunidad (la cual mencioné antes brevemente), en que usted debe tratar de abrirle los ojos a sus propias faltas, pero sólo en ciertas situaciones. CUANDO UN HOMBRE ESTA CIEGO A SUS PROPIOS ERRORES A menudo un hombre está ciego a sus propios errores, y dicha ceguera le causa dificultades con sus asociados o pérdida de éxito en su trabajo. En estas ocasiones la esposa debe abrirle los ojos.
  • 38. Tomemos corno ejemplo el caso del vendedor que utiliza un enfoque equivocado, el supervisor de un departamento que actúa como un dictador hacia sus empleados, el doctor que está perdiendo pacientes porque aparenta ser poco amistoso, o aun el hombre que le rehuyen los demás por ser poco aseado. En estas ocasiones la esposa debe alertarlo. El no se resentirá si ella lo hace en la debida forma. Muchas veces otras personas que observan los errores de él, no les interesa lo suficiente como para indicárselos, o creen que no deben inmiscuirse. La esposa posiblemente sea la única que lo quiere lo suficiente como para ayudarlo. El Enfoque Adecuado: Recuerde que usted lo acepta. ¡Son los demás quienes no lo hacen! Otros se ofenden, no usted. Dígale que tiene unas cuantas ideas que pueden serle útiles. Déjele saber que usted no está tan empapada en la situación como él, por lo tanto podría estar equivocada, pero “ ¿pudiera ser ésta la causa de su problema?” Asegúrele que usted lo admira, y que es una lástima que otros no lo aprecien en todo su valor. Una vez que le haya abierto los ojos, no insista en el asunto. Déjelo por completo. Si él continúa actuando erróneamente a sabiendas, permítale esta libertad. Antes de hablar, asegúrese que él desconoce por completo sus errores y además de que éstos le están causando dificultades. Una mujer me preguntó una vez si ella debía corregir las faltas gramaticales de su esposo, las cuales eran numerosas. A través de mis averiguaciones sobre él pude conocer que era un hombre triunfador y tenía el apoyo de muchos amigos. Yo le dije a ella que no creía necesario decirle nada a su esposo sobre las faltas gramaticales. Cuando usted vaya a exponer sus opiniones a su esposo o a proponerle enmiendas, sea femenina. No aparente saber más sobre los asuntos de él que él mismo; no sea maternal, y no hable como si fuera de hombre a hombre. (Mencionado en el capítulo 7— Como Dar Consejos Femeninos.) SUMARIO Hemos aprendido la importancia que tiene la aceptación, y que si tratamos de cambiar a nuestros esposos estaremos destinadas al fracaso; que traerá problemas matrimoniales, y que hasta podrá causar rebelión. También hemos aprendido que es difícil, si no imposible, que un hombre ame a la mujer que lo empuje, lo corrija, o trate de cambiarlo. Sabemos que no estamos en posición de juzgar el valor de un hombre, pero tenemos la tendencia a hacerlo debido a nuestras actitudes farisaicas. Somos nosotras las que debemos cambiar, no nuestros maridos. Debemos mirar hacia el lado mejor de él siempre. Y
  • 39. si queremos ser como Ángela Humana y ganar su Amor Celestial, debemos aceptarlo por su valor nominal. Algunas mujeres a quienes he enseñado esta filosofía dicen que es difícil aceptar a un hombre por su valor nominal, por lo tanto han dejado de probar. Está concedido que la aceptación no es fácil de dar pero es uno de los principios sobre los cuales se basa la Cristiandad, y sería lo mismo dejar de cumplir con dichos principios por difíciles que no aceptar al hombre por su valor nominal. Hay ciertos pasos a seguir y reglas que cumplir para saber dar aceptación, y son las siguientes: COMO APRENDER A DAR ACEPTACION 1.-Desprovéase de su Actitud Farisaica: Mire el asunto desde el punto de vista religioso y se dará cuenta de que esa actitud farisaica suya es un serio pecado; demuestra falta de humildad por su parte, por lo tanto indica un defecto de carácter. Recuerde la historia bíblica del hombre que alzaba la cabeza orgullosa, diciendo que se alegraba de no ser tan pecador como otros; pero Jesús apreció más al humilde que golpeándose el pecho decía: “Ay Señor, sé misericordioso conmigo, un pobre pecador.” 2. Mire Hacia el Lado Mejor de El: Le será más fácil darle aceptación si se concentra en sus virtudes, desarrolla más apreciación por su lado mejor, y se lo deja saber a él. De esta forma madurará, y sus faltas pronto dejarán de mortificarla. 3. No Ponga a Otros Hombres Como Ejemplos: Las mujeres a menudo utilizan a un hermano, padre, algún hombre famoso de la comunidad, o hasta inclusive a un hijo, como ejemplo de masculinidad, creyendo que al hacerlo sus esposos tratarán de copiar las virtudes de ellos. Esto demuestra los esfuerzos de la mujer por cambiar a su marido, y deberá ser evitado por completo, si el hombre ha de llegar a sentirse aceptado. Dicho comportamiento inclusive ofende al hombre y lo hiere en su amor propio. Como ve es un serio error. 4. Dígale Que lo Acepta, Tal Como Es: Es difícil para algunas mujeres “romper el hielo”, pero al final de este capítulo le doy algunas sugerencias, las cuales podrá utilizar si está en duda sobre las cosas que deberá decirle a su esposo para hacerlo sentirse aceptado. No es suficiente pensar en ellas; usted tiene que decírselas personalmente. NUESTRA RECOMPENSA ¿Qué recompensa podremos esperar a cambio de todos nuestros esfuerzos? Yo le puedo prometer que será amor lo que usted recibirá. Recuerde, “lo que usted dé le será devuelto con creces.” El
  • 40. mensaje central de este libro es el amor, y desde el principio he manifestado que la mujer tiene el poder de despertar los sentimientos del hombre en su favor. La aceptación es el primer paso hacia esta meta, y también el más primordial. Cuando usted de veras acepta a un hombre tal y como es, despierta sus más profundos sentimientos. Y cuando le deja su libertad, permitiéndole ser la clase de hombre que desea ser, usted gana un extraño poder o potestad sobre él. Este es parte del poder que posee La Mujer Encantadora. De la misma manera, cuando usted lo acepta, deja de preocuparse por sus faltas, por lo tanto está en mejor posición de ver sus virtudes. De este modo, podrá apreciarlo y amarlo mucho más; y él a su vez le ofrecerá amor, ternura, y otras muchas bondades que usted no creyó posibles, como sucedió en las siguientes experiencias de la vida real: HISTORIA DE UN ÉXITO Una joven tenía un esposo encantador, pero a la misma vez, él mostraba algunos hábitos, los cuales ella no aprobaba, en especial el del cigarro. Ella insistía en que él sólo fumara en el sótano, aunque había aceptado a su esposo como fumador desde que se casaron. Después de aprender la filosofía de la Mujer Encantadora, se dio cuenta de lo horriblemente mal que se había portado. Cuando él llegó a la casa una noche, le confesó sus sentimientos, pidiéndole perdón por la forma en que lo había tratado y diciéndole que lo aceptaba tal como era. El se sintió tan enternecido que lloró. Más tarde esa misma noche, le dijo que la amaba (por primera vez en dos años) y durmió con su brazo alrededor de ella toda la noche. HISTORIA DE UN ÉXITO “Mi esposo ha sido siempre de los que le gusta salir con los amigos casi todas las noches hasta muy tarde. Cada vez que lo ha hecho me he disgustado mucho. Sin embargo, después de comprender el principio llamado aceptación, he probado un enfoque distinto. Una noche tenía lista la cena y lo llamaba a comer cuando llegó uno de sus amigos a la puerta, invitándolo a salir un rato. El se puso su abrigo, me dijo donde iba, y me advirtió que me acostara y no lo esperara. Aunque mi primer impulso fue explotar, me controlé y le dije: ‘Creo que es una buena idea. Tú realmente necesitas estar fuera de la casa por un rato. Diviértete, que yo tendré algo de comer preparado para ti cuando regreses.’ Tanto él como su amigo se quedaron sorprendidos. Se fueron al fin, pero en cuarenta y cinco minutos, mi esposo estaba de vuelta en casa, muy alegre, llevando en la mano una caja de
  • 41. chocolates para mí. Se pasó el resto de la noche hablando conmigo y ayudándome.” HISTORIA DE UN ÉXITO Una joven que había estado pisoteando la libertad religiosa de su esposo me contó lo siguiente: Al darse cuenta de sus errores le dijo a él, “Tú eres la persona más importante en mi vida y quiero que seas feliz. Me he dado cuenta dé lo equivocada que estaba al tratar de empujarte y apremiarte para que tomaras parte en las actividades de la iglesia.” El tuvo una mirada peculiar en los ojos—algo sucedió en su corazón, y dijo: “Puesto que eres tan justa conmigo, yo seré igual contigo. Antes pensaba pedirte que te retiraras de todas las actividades de la iglesia, pero ahora deseo darte la libertad para continuarlas.” HISTORIA DE UN ÉXITO Otro caso parecido fue el de una mujer que había consultado con su abogado para divorciarse; pero cuando aprendió la filosofía de La Mujer Encantadora, decidió tratar de mejorar su matrimonio. Las primeras palabras que le dijo a su esposo fueron: “Puedo pedirte que me des un poco de tu preciado tiempo? Me gustaría también pedirte perdón por no haberte comprendido en el pasado. ¿Me permitirías el privilegio de mostrarte que he aprendido la importancia que tiene comprenderte mejor? Quiero que sepas que reconozco lo equivocada que he estado todos estos años. “Me alegro de que seas el tipo de hombre que en vez de convertirse en cera moldeable en mis manos, ha tenido la valentía de mantener sus convicciones todos estos años.” Una extraña mirada se reflejó en sus ojos demostrando que algo estaba sucediendo en su interior. Ella se marchó para el trabajo— un salón de belleza de su propiedad—pero al mediodía su esposo, que anteriormente había sido indiferente, rencoroso y negligente, la llamó por teléfono y le dijo: “Me disgusta pensar que en este odioso día de lluvia estás trabajando tan duro. ¿Por qué no cierras la peluquería y vienes para la casa?” Así lo hizo ella, y cuando llegó a ésta, él le tenía hecha una reservación para cenar ambos en un restaurante. Al otro día cuando se iba, ella notó que tenía una de las medias rota. Cuando él se enteró que era el último par que le quedaba a su esposa, le dijo: “Yo me ocuparé de que tengas más que suficiente.” Un día después se apareció con seis pares de medias de regalo. También le compró una cama nueva, pese a que no habían estado durmiendo juntos. Sin embargo, según me han dicho, la situación ahora ha cambiado.
  • 42. Algunos días después de este incidente, este hombre que nunca había sido servicial ni complaciente, estaba en el salón de belleza de su esposa, arreglándole una de las secadoras. Este éxito es como el que usted experimentará al aceptar al hombre por su valor nominal. Los hombres envueltos en estas historias, no leyeron ningún libro ni tomaron clase alguna sobre cómo tratar a una mujer. Fue ésta quien despertó sus sentimientos y motivó sus acciones, por sí sola. No es necesario que el hombre siquiera sepa algo; usted puede ganarse el amor y la devoción de él, de acuerdo con la forma en que lo trate. SU TAREA (UN ROMPE-HIELOS) La siguiente es una 1insinuacion de lo que usted podría decirle a su esposo para dejarle saber que lo acepta tal y como es: “Me alegra saber que eres así. Veo que no te he comprendido en el pasado y por lo tanto he cometido muchos errores.” “Estoy contenta de que no me hayas permitido gobernarte ni hayas sido cera moldeable en mis manos, sino que mantuviste tus convicciones con valentía.” “ perdonas y me dejas probarte lo feliz que me siento de que seas como eres?” Al principio usted se sentirá como una hipócrita al decirle a su esposo estas frases, pues tal vez la actitud crítica suya no ha desaparecido por completo. Sin embargo, dígaselas, y mire sólo hacia el lado mejor de él. Si continúa expresándose de esta forma, esto la ayudará a sentir aceptación total por él. Recuerde Observar las Cuatro Reglas de la Aceptación: 1. Desprovéase de su actitud farisaica. 2. Mire hacia el lado mejor de él. 3. No ponga a otros hombres como ejemplos. 4. Dígale que lo acepta tal como es.
  • 43. CAPITULO IV ADMIRACION Lo primordial para la felicidad de la mujer en el matrimonio es ser amada por su esposo — para el hombre es ser admirado. Todo hombre tiene dentro de sí el deseo de recibir admiración por sus habilidades, sus ideas y sus sueños. Esta admiración le proporciona la mayor felicidad, y la falta de ella causa sus mayores aflicciones. Aunque la admiración es primordial para el hombre no está a su propio alcance. Sólo las personas que lo respetan y lo aman se la pueden otorgar. A él le gusta recibirla de muchas fuentes, pero la más esencial e imprescindible es de la mujer que ama. Un hombre a menudo hará y dirá cosas deliberadamente en presencia de una mujer, con el propósito de recibir su admiración, pero éstas a menudo pasan inadvertidas Usualmente ella se encuentra muy ocupada física o mentalmente, envuelta en su pequeño mundo de problemas, y no se da cuenta cuando presencia un acto digno de admiración. Las mujeres raras veces se preocupan por averiguar lo que encierra el corazón de un hombre, lo que él piensa o sueña, sin embargo la que le ofrece admiración es la que gana su alma y su corazón. EL NIÑO PEQUEÑO Esta necesidad se manifiesta también en el niño pequeño, y es esencial para poder poseer confianza en sí mismo y llegar a la madurez. Recibir la admiración de sus padres le hace sentir amor por ellos. Desafortunadamente, hay muchos niños cuyos padres no les otorgan suficiente admiración. Una vida llena de disciplina, sin alabo alguno; quizás muchos jóvenes la soporten, pero siempre anhelarán recibir la admiración que les faltó. Cuando los niños llegan a adultos y maduran, necesitan admiración más que nunca, pues la carencia de ella en su juventud ha causado una pérdida de auto-estimación. Si la mujer con quien se casan les ofrece la admiración necesaria, su problema está resuelto; si no lo hace, a menudo se convierten ellos en seres solitarios. EL JOVEN CASADO
  • 44. Es particularmente aparente lo mucho que necesita recibir admiración el joven esposo que comienza su carrera. El espera lograr un éxito avasallador, ningún proyecto es demasiado descabellado o sueño excesivamente alocado. Se encuentra él lleno de planes y propuestas, certeza y entusiasmo. Lo que no puede lograr después de algunas preparaciones preliminares, simple mente no merece la pena. Encuentra cien errores en la forma como las personas de más edad que él hacen las cosas—y piensa que cuando tenga la oportunidad, hará cambios revolucionarios. Mientras tanto, no vale la pena vivir, si no puede encontrar alguien a quien contar todos sus pensamientos de cómo serán las cosas cuando su oportunidad llegue. La mayor parte de sus jóvenes asociados están demasiado ocupados con sus propias aspiraciones para escuchar las de él. Las personas de mayor edad sólo se burlan. ¿Dónde podrá hallar un oyente y confidente que no lo critique? Su alma reclama admiración, y la mujer que se la brinde será para él un ángel. EL HOMBRE MAYOR Al madurar, si el hombre no ha recibido admiración, a menudo aprende a pasar sin ella. Aparentemente se endurece, se hace incrédulo y menos sensible a la falta de ésta. Sin embargo, mientras más madura, más amargamente resiente esta aparente indiferencia de la mujer hacia los más nobles elementos de su carácter. Reprime su vehemente deseo de ser admirado porque piensa que no lo podrá lograr; pero este anhelo es en él tan fuerte y persistente como en el hombre más joven. LO QUE EL DESEA QUE USTED ADMIRE Lo que el desea que usted admire más que nada en el mundo, son sus cualidades masculinas. Si admira cualidades que sean comunes en ambos sexos, él se desilusionará. Por ejemplo, si la ayuda a lavar los platos, es amable, bondadoso, ordenado, y posee buen gusto; estas virtudes son dignas de alguna admiración, pero no es ésta la clase de admiración que lo con mueve. Es su masculinidad lo que él desea que usted note y admire.
  • 45. Admire: 1. Su fuerza superior. 2. Su valor hombruno. 3. Su sentido del honor y el deber en asuntos masculinos. 4. Sus cualidades de líder. 5. Su capacidad sexual. 6. Su determinación y su poderío. 7. Su lealtad a una causa. 8. Su capacidad mental o inteligencia. 9. Su constancia y su firmeza. 10. Sus inteligentes tácticas en el mundo masculino. 11. Sus hazañas, sus éxitos y sus logros. 12. Lo decisivo de sus juicios y decisiones. 13. La nobleza de sus ideales, normas y aspiraciones masculinas. Estas son las virtudes que él anhela poseer, (la meta de su masculinidad) cuya posesión lo conmueve; y la mujer que lo ayude a alcanzarlas despertará sus más profundos sentimientos. Puede ser que a usted le sea difícil hallar día tras día, tan sobresalientes características en la personalidad de su esposo; pero hay muchas, otras evidencias de masculinidad en él que podrá observar con frecuencia. MÁS COMUNES CARACTERISTICAS MASCULINAS 1. Las horas que pasa trabajando para proveerla de todo lo necesario. 2. Su fortaleza y habilidad para mover objetos pesados, pintar, apretar tornillos o utilizar el martillo. 3. La forma en que la guía a usted y a los niños. 4. Su barba o su bigote. (Las mujeres no los tienen; son estricta mente masculina.) 5. Su destreza para reparar un motor. 6. La estructura o forma de su cuerpo. 7. Su vitalidad sexual. 8. Su terquedad (término comúnmente utilizado para indicar firmeza de carácter. 9. Su porte hombruno. 10. Las ropas masculinas que luce (dígale que usted admira las ropas varoniles.) 60 LA MUJER ENCANTADORA