1. Historia del Arte. 2º Bachillerato
El arte clásico: Grecia
1.- El arte prehelénico
Se gesta en el área del mar Egeo durante el III y II milenio aC. a partir de dos
civilizaciones que se suceden en el tiempo:
a) El arte minoico o cretense. Hacia el año 2000 aC. el centro cultural del Egeo se traslada
a la isla de Creta donde se desarrolla una civilización basada en su actividad marítima y
comercial.
El arte cretense destaca por una arquitectura y pintura muy originales que tendrán una
influencia decisiva sobre lo griego.
Los principales edificios cretenses son los palacios que eran al mismo tiempo residencia
real, lugar de celebración ritual y centro económico de las ciudades-estado minoicas:
Cnossos, Faistos, Malia... El palacio organiza, concentra y distribuye los productos del
campo cretense (vid, aceite, cereales, etc) que se guardan en sus almacenes. El soberano
controla la distribución de estos bienes y favorece el desarrollo de una artesanía en torno
al palacio. En el período de los Segundos Palacios (1700-1500 aC.) destaca el palacio de
Cnossos. Éste se organiza en torno a un patio central (núcleo de llegada y redistribución de
productos) al que se accede a través de distintos corredores. Alrededor del patio se sitúan
los almacenes en la planta baja; en la planta alta está la zona de vivienda, gobierno y
rituales. Se trata de una arquitectura arquitrabada y es usual la columna cuyo fuste
disminuye hacia la base y su capitel, con equino y ábaco, proporcionará los elementos para el
orden dórico griego. Los palacios presentan decoraciones pictóricas en las paredes,
expresión del microcosmos cretense, vital y muy relacionado con la naturaleza. Se trata de
una pintura mural al fresco, de carácter lineal, tonos planos y un gusto especial por los
arabescos y las ondulaciones. Sus antecedentes hay que buscarlos en Egipto y Próximo
Oriente, sin embargo, las corrientes importadas fueron asimiladas por los cretenses de
forma peculiar creando un lenguaje pictórico inconfundible y original. La inspiración de la
pintura cretense tiene sus raíces en la naturaleza y el mar y evocan una profunda alegría de
vivir. Las formas, los colores y los movimientos se supeditan a la fantasía creadora.
Hombres y animales se representan con gran expresividad y soltura de líneas. Destacan: el
friso de los delfines, el salto del toro...
Entrada norte Palacio Cnossos Friso de los delfines. Cnossos La parisina
Tauromaquia. Cnossos Príncipe de los lirios Damas de azul. Cnossos
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2. Historia del Arte. 2º Bachillerato
La escultura cretense, de pequeño tamaño, se caracteriza al igual que la pintura por su
originalidad y sentido expresionista. A una fase tardía corresponden las denominadas
diosas de las serpientes, figuras femeninas de loza, que portan estos reptiles y se
identifican con sacerdotisas. De gran importancia es también la cerámica, destacando
durante los segundos palacios la de motivos marinos (pulpos, peces) en negro sobre fondo
claro.
Diosa de las serpientes Cerámica con motivo marino
b) El arte micénico. A mediados del II milenio aC. se consolida en el continente (península
del Peloponeso) una cultura debida a un pueblo indoeuropeo procedente del norte: los
aqueos. Se trata de un típico pueblo de la Edad de los Metales, belicoso, dedicado a la
agricultura y la ganadería y establecido en ciudades fuertemente amuralladas y situadas en
lo alto de colinas, dominando amplias zonas fértiles, entre las que destacan Tirinto y
Micenas. El arte micénico no se explica sin el minoico, el cual asimila. Sin embargo, perviven
en la cultura micénica aspectos de la Edad del Bronce centroeuropea. El edificio principal,
como en Creta, es el palacio. Pero en la cultura micénica los palacios son las propias
ciudades, fuertemente amuralladas con aparejos ciclópeos (porque su construcción se
atribuía a los cíclopes, hijos de Urano y Gea, famosos por su fuerza) y situadas en cerros
de fácil defensa. A veces presentan puertas monumentales como la Puerta de los Leones en
Micenas. El espacio interior se organiza en función de distintos patios que llevan al edificio
principal: el Mégaron, una estancia rectangular que es al tiempo lugar de ofrendas y salón
del trono (y que es el precedente remoto de los templos griegos); suele estar dividido en
tres ambientes: un pórtico con dos columnas (de tipo cretense), un vestíbulo y una sala
regia, con cuatro columnas que protegen un hogar central. Fuera del recinto amurallado
suelen construirse las tumbas, destacando la del tipo Tholos, que guarda cierto paralelismo
con enterramientos de otros pueblos de la Edad de los Metales europea. Están constituidos
por un pasillo o dromos que da acceso a una sala circular cubierta por una enorme cúpula por
aproximación de hiladas (falsa cúpula). Destaca el denominado Tesoro de Atreo. Sabemos
que los mégaron y las tumbas micénicas estuvieron decoradas con pinturas, siguiendo las
mismas técnicas minoicas aunque con distinta temática: las escenas amables son sustituidas
por otras de caza, guerra, etc. Interesantes son los trabajos de orfebrería, lo que pone de
manifiesto el poderío económico de Micenas y su vinculación con las sociedades de los
metales. Destacan la Máscara de Agamenón y los Vasos de Vafio.
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Puerta de los Leones. Micenas Reconstrucción de Mégaron micénico
Tesoro de Atreo (exterior) Interior Tesoro de Atreo (dibujo)
Máscara de Agamenón Vaso de Vafio. Esparta
2.- El arte griego
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2.1 Contexto histórico y cultural
La Hélade, estaba formada por polis o ciudades-estado independientes (no
constituyó una unidad política hasta Alejandro Magno a finales del s. IV aC). En cada una de
las ciudades, la autoridad política y moral la detentaba un grupo de ciudadanos libres,
variando la forma de gobierno en las distintas ciudades. Hacia el año 500 a de C. Esparta
estaba gobernada por dos reyes hereditarios, Corinto por una oligarquía comercial y Atenas
por una democracia.
A partir del siglo VIII a de C. los griegos más emprendedores se lanzaron a la búsqueda de
tierras fértiles formando colonias en Italia, Península Ibérica y norte de África, que
continuaban unidas a su ciudad de origen, metrópolis, por lazos religiosos y políticos.
A fines del siglo VI a de C., Atenas, ciudad democrática, y Esparta, ciudad aristocrática,
comienzan a jugar un importante papel político.
El año 499, las ciudades griegas de Jonia (Asia Menor), apoyadas por Atenas, se sublevan
contra el rey persa Darío que pretende invadir Grecia; se inician las Guerras Médicas.Tras
las victorias griegas sobre los persas (s.V aC) se inicia el auge de Atenas con Pericles, que,
apoyándose en la confederación marítima de Delos, inicia la hegemonía de Atenas a pesar
de la hostilidad de Esparta, Corinto y Tebas.
El comienzo de la guerra del Peloponeso entre las polis (año 431 a. C.) y las consecuencias
de otros enfrentamientos bélicos hacen que Atenas no recobre su supremacía política; y
los sucesivos enfrentamientos entre ciudades griegas, Esparta y Tebas, traen como
consecuencia la derrota de los griegos ante el rey Filipo de Macedonia en Queronea (338),
al que sucederá su hijo Alejandro Magno, que inicia una nueva época.
Al analizar el legado griego quedamos sorprendidos de la pequeña extensión de su
territorio, reducido a dos regiones continentales, Grecia y Jonia, un archipiélago de
pequeñas islas y unas ciudades en las costas de Italia meridional, Sicilia, sur de Francia y
costa levantina y Cirenaica. A pesar de esta dispersión territorial y política, las ciudades
griegas se sentían unidas por una misma cultura: la lengua, la religión y la manera de vivir.
(Herodoto afirmaba: “Siendo nosotros de la misma raza y de igual idioma, comunes los
altares y los ritos de nuestros dioses, semejantes nuestras costumbres”).
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El pueblo griego aportó un legado extraordinario a la cultura occidental en todos sus
aspectos (literatura, filosofía, política, medicina, arte...). La griega es una civilización que
rompe con las formas tradicionales del pensamiento mítico, iniciando el camino hacia el
pensamiento racional, que solemos considerar como soporte de nuestra propia civilización.
Todas las manifestaciones culturales de Grecia están presididas por una preocupación por
el hombre. Se trata, pues, de una cultura humanística, con una concepción antropocéntrica
del universo: el hombre es el centro de todo y todo se entiende desde el hombre: la
religión, la filosofía que no pierde nunca de vista al ser humano, la literatura preocupada
por describir las pasiones humanas, o el arte que erige al hombre como eje y medida de la
expresión plástica. Este humanismo viene definido con la sentencia del filósofo
PROTÁGORAS: " El hombre es la medida de todas las cosas."
La religión presenta un cariz politeísta y pronto se caracterizó por su antropomorfismo
(creencia que atribuye a las divinidades cualidades y formas humanas). Y así aparecen ya en
las obras de Homero (Ilíada/Odisea) y Hesíodo (Teogonía), poetas que organizaron el
panteón griego.
Para complacer a la divinidad y gozar de su protección, los griegos ofrecían a los dioses
sacrificios de animales y productos del campo. Los sacrificios eran actos litúrgicos
presididos por un sacerdote.
La adivinación era la interpretación de la voluntad de los dioses. Se practicaba para buscar
respuestas sobre cosas desconocidas del pasado, presente y futuro y recibían el nombre de
ORÁCULOS. Fueron sede de oráculos famosos Dodona en Epiro, Delfos, al pie del Parnaso y
Cumas en Italia.
La religión basada en los dioses olímpicos fue la religión oficial de las Polis, pero no era la
única. Otras corrientes religiosas llamadas cultos mistéricos proporcionaban respuestas a
los interrogantes planteados a los seres humanos y que la religión oficial no podía
responder (muerte, resurrección, salvación, inmortalidad,...). Entre las más importantes
cabe señalar:
♦ Los misterios de ELEUSIS en honor de Demeter y de Perséfone.
♦ El culto orgiástico a DIONISO.
♦ ORFISMO (ORFEO).
Para los griegos era un deber ineludible enterrar a los muertos. El cuerpo podía ser
inhumado (depositado el cadáver en un sarcófago o en un lecho de hojas) o incinerado (las
cenizas se recogían en una urna). Junto al difunto se depositaba una importante cantidad
de cerámica y parte del ajuar del difunto en vida. Como construcciones funerarias se solían
utilizar estelas, columnas, un vaso y los más ricos levantaban pequeños monumentos.
2.2 Principales rasgos del arte griego
Se desarrolla a lo largo del primer milenio aC, hasta la romanización de Grecia.
Tradicionalmente se suelen distinguir tres periodos evolutivos:
a) La Época Arcaica, desde el final de las culturas del Bronce en Micenas (s. XII aC)
hasta las invasiones persas (inicios s.V aC)
b) La Época Clásica, desde la derrota persa hasta la muerte de Alejandro Magno (ss. V
y IV aC. aprox.)
c) La Época Helenística, desde la muerte de Alejandro Magno hasta la romanización
(ss. III, II y I aC. aprox.)
El arte griego está muy vinculado a su sociedad y es la expresión de su pensamiento que
tiene como aspectos más característicos:
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- La dualidad entre el Pathos (caos) y el Ethos (orden). El primero representado por
las divinidades míticas y el segundo por el hombre que es capaz de racionalizar sus
actuaciones (logos).
- El orden se entiende como base de la belleza espiritual y se concreta en armonía,
equilibrio, proporción.
- El hombre se convierte en la medida de todas las cosas (antropocentrismo). Se
abandona el colosalismo.
- Siguiendo un criterio matemático se pretende buscar las formas esenciales,
prescindiendo de los errores de la naturaleza.
Egipto, Mesopotamia y las civilizaciones prehelénicas, prestaron al arte griego gran
parte de sus viejas fórmulas que el artista griego reinterpretó desde el
antropocentrismo, el marco social de la polis y una religión menos dogmática.
El arte en el mundo griego es entendido como una habilidad (techné) más. No se trata
de un arte anónimo, pero el artista es considerado como un oficial artesano, con la
excepción de los grandes creadores (Fidias, Mirón...) a partir de la Época Clásica. Los
principales clientes, sobre todo de obras arquitectónicas, eran las polis (sus
gobernantes) por el esfuerzo económico que suponían.
2.3 La arquitectura griega
Se trata de una arquitectura adintelada, sencilla, clara y armónica, construida por y para
los hombres. Como materiales emplea la piedra para los edificios nobles, y el mampuesto, el
adobe y la madera para los edificios familiares, apenas conservados.
2.3.1 Los órdenes arquitectónicos
El orden dórico es el más antiguo y debe su nombre a que la tradición lo consideraba una
creación de los dorios. A pesar de ello, resultan evidentes algunos precedentes como las
columnas protodóricas egipcias y el capitel cretense. Posee los siguientes elementos:
- Elementos sustentantes:
1. Un pedestal o krepis, compuesto por tres escalones: estereobato, los inferiores, y
estilobato, el superior.
2. Un orden de columnas sin basa, que arranca directamente del estilobato y está
compuesto por un fuste estriado (de aristas vivas) con éntasis o engrosamiento en
el centro, y un capitel con dos elementos principales: un elemento circular, el
equino, y el ábaco, un prisma cuadrangular y liso.
- Elementos sostenidos:
3. El entablamento, compuesto por tres elementos:
a.- El arquitrabe o cuerpo de vigas lisas perimetrales sobre el que descansa el peso
de la techumbre y que transmite dicho peso a las columnas.
b.- El friso, sobre el arquitrabe, decorado, al exterior, con triglifos (tres estrías
verticales) y metopas que son placas de piedra cuadrangulares destinadas a rellenar
los huecos entre los triglifos y que se decoran con relieves.
c.- La cornisa, es un elemento sobresaliente a modo de pequeño alero que protegía
las decoraciones relivarias.
4. El tejado a doble vertiente, dejaba en su frente un espacio triangular o frontón,
cuya parte interna, el tímpano, solía estar decorada con esculturas alusivas a los
dioses.
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El orden dórico se desarrolló y extendió desde fines del siglo VII aC. por toda Grecia
continental y las colonias del Mediterráneo: Sicilia y Magna Grecia, donde fue
evolucionando desde su primitivo aspecto recio, sobrio y achaparrado hacia soluciones más
equilibradas, a través de la reducción del diámetro del fuste, y correcciones ópticas de
gran sofisticación (curvatura del estilobato y el entablamento, desigualdad de los
intercolumnios...). El conjunto arquitectónico debe imaginarse estucado y policromado,
siendo los colores preferidos el rojo (para destacar los elementos horizontales) y el azul
(para los verticales).
El orden jónico nació y fue característico de las islas y costas de Jonia (Asia Menor). Se
trata de un orden de inspiración naturalista con el que, según Vitruvio (arquitecto romano
del s. I dC.) se intentaba plasmar la suavidad y belleza del cuerpo femenino. Lo cierto es
que en Egipto, Mesopotamia y Palestina existieron antecedentes del capitel de volutas. El
orden jónico no presenta en su planta diferencias respecto al dórico, pero sí en sus
columnas y entablamento. Así, las columnas jónicas, más esbeltas que las dóricas, no
arrancan directamente del estilobato, sino que apoyan sobre una basa moldurada. El fuste
jónico es acanalado (con aristas muertas o planas). Y el capitel está coronado por dos
espirales enfrentadas llamadas volutas. El arquitrabe está dividido en tres bandas
horizontales (fasciae), el friso presenta una decoración continua de relieves y la cornisa
suele ser más pronunciada.
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En general, el orden jónico se caracteriza por sus esbeltas proporciones, su riqueza
decorativa y la supresión de los severos cánones del dórico. Fue empleado preferentemente
en Asia Menor pero también hay edificios en Grecia continental.
El orden corintio (el último en aparecer) es en realidad una variante ornamental del
anterior, del que sólo se distingue por sus dimensiones más esbeltas y por la utilización de
un capitel conformado por dos filas de hojas de acanto superpuestas y unas pequeñas
volutas en las esquinas. Su uso se remonta a la época clásica en el Peloponeso y Atenas, sin
embargo, alcanzó su mayor desarrollo en época helenística y romana.
2.3.2. El templo griego
Se concibe como la morada o casa de un dios, donde se alberga su estatua (no es lugar de
oración ni de asamblea de los fieles). Se alza sobre un recinto sagrado: el temenos, rodeado
por un muro perimetral que lo separa del mundo profano.
Los primitivos templos fueron realizados en madera, con un precedente remoto en el
mégaron micénico. A lo largo del siglo VII aC. se fue introduciendo la piedra en su
construcción.
La planta del templo, generalmente rectangular, presenta desde el s. VI aC. varios
compartimentos: pronaos (vestíbulo), naos o cella (templo propiamente dicho donde está la
estatua del dios) y opistodomos (sala posterior, sin comunicación con la cella y destinada al
depósito de exvotos y ofrendas)
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El templo más simple era el denominado in antis, por tener dos columnas entre las pilastras
o antae que remataban las paredes laterales de la cella. En ocasiones podía estar precedido
de un pórtico columnado en la fachada principal: templo próstilo; o repetirse también en la
fachada trasera: templo anfipróstilo. Si estaba rodeado de columnas por todos sus lados es
un templo períptero; y díptero si la columnata que lo rodeaba era doble.
Atendiendo al número de columnas de su fachada principal, el templo podía ser dístilo (dos
columnas), tetrástilo (cuatro columnas), hexástilo (seis columnas), octástilo (ocho
columnas), decástilo (diez columnas).
Como ya hemos visto en el punto anterior, surgen y se consolidan los órdenes
arquitectónicos. Los dos más empleados en los templos fueron el dórico y el jónico y, a
partir de la época clásica se unió el corintio.
2.3.3 El teatro griego
La representación teatral (tragedias/comedias) era para los griegos la manifestación
literaria más importante, formando parte de sus vidas los certámenes literarios,
celebrados en un principio en las hondonadas entre varias colinas. El crecimiento de las
polis y las nuevas necesidades de las representaciones derivaron hacia la creación de
edificios estables que guardaban alguna relación con aquellos primitivos espacios: así se
trazaban siempre en las laderas de las colinas , aprovechadas para excavar un graderío o
theatrón (cávea en latín) ultrasemicircular destinado al público, que definía otro espacio
circular, la orchestra, donde se sitúa el coro y los danzantes, y detrás de la cual se coloca
el escenario o skené (en posición tangente a la orchestra) que acabó siendo el lugar donde
se hacía la representación.
Así el recinto del teatro se convierte en una gran creación (innovación) de la arquitectura
griega y partía de una concepción opuesta a la actual, ya que los griegos usaban espacios
abiertos en estrecha relación con su entorno natural.
El teatro griego tuvo un origen religioso, que proviene de las fiestas celebradas en honor
de Dioniso (dios del vino y del culto orgiástico asociado a ritos agrarios). Incluso la forma
circular de la orchestra, la parte más importante durante largo tiempo, estuvo condicionada
por el ritual de ofrenda al dios, que se realizaba alrededor de su altar central. En las
primeras obras dramáticas, la acción se desarrollaba en la orchestra, explicada por el coro
y escenificada por los actores en un lugar secundario. Sin embargo, a medida que los
actores fueron adquiriendo mayor protagonismo reclamaron un enclave más elevado en la
escena ( en el lugar denominado proscenio, plataforma elevada).
Teatro de Epidauro
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2.3.4. Evolución de la arquitectura y el urbanismo griegos
A) La época arcaica (ss. VII-VI aC.)
Las polis griegas surgidas durante la época arcaica se concibieron como ciudades-estado
independientes. La topografía del suelo griego (muy montañoso) condicionó los primeros
asentamientos que se realizaron en acrópolis (sobre una colina más o menos plana)
fuertemente amurallados.
La consolidación del sistema de polis durante el siglo VII aC. permitió el desarrollo de un
tejido urbano en la zona baja, reduciendo la acrópolis a un recinto sagrado. El nuevo
trazado urbano, bastante irregular, fue centralizándose en el ágora (plaza pública, lugar de
encuentro y mercado). En su entorno se levantaban los principales edificios públicos:
Pritaneo (donde se reunía la cámara municipal), Bouleuterion (sala de reunión del Senado),
etc. Con el tiempo proliferan también las construcciones gimnásticas como el estadio y la
palestra y, ya en época clásica, el teatro. El templo, dedicado al dios de la polis, se levanta
generalmente en la acrópolis. Durante la época arcaica asistimos a la concreción definitiva
del templo griego que pudiera tener su origen en el mégaron micénico, así como a la
aparición de los órdenes. En el siglo VI aC. el dórico estaba ya definido, destacando: el
Templo de Hera en Olimpia y el Templo de Artemisa en Corfú. Con la expansión colonial en
el mismo siglo el dórico llegará también a la Magna Grecia y Sicilia: Paestum, Agrigento,
etc. En todos ellos los elementos del orden dórico están ya asimilados aunque quedan por
resolver problemas de armonía y proporción.
Templo de Poseidón en Paestum. Magna Grecia
A mediados del siglo VI aC. Asia Menor y las islas del Egeo conocen la expansión del orden
jónico: templo de Artemisa en Efeso.
B) La época clásica (ss. V-IV aC.)
El siglo V. La arquitectura de este período estuvo condicionada por los acontecimientos
históricos que le precedieron: las Guerras Médicas, que llevaron aparejadas la destrucción
de algunas polis y sus monumentos.
Desde el punto de vista urbanístico este hecho se traduce en la planificación de las nuevas
ciudades conforme a un trazado ortogonal, es decir, de calles que se cruzan en ángulo recto
formando manzanas regulares. El origen de esta estructura urbana es muy antiguo (India,
Mesopotamia) pero es ahora cuando Hipódamos de Mileto (considerado el padre del
urbanismo) implanta su uso habitual en las ciudades griegas de nuevo cuño y, sobre todo, la
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distribución de todos sus elementos: un ágora central, edificios públicos alrededor, zonas
residenciales, comerciales, recreativas, etc, todo ello rodeado por una muralla. Hipódamos
reconstruyó sobre estas bases su ciudad natal, Mileto, así como el puerto ateniense de El
Pireo. El trazado hipodámico se convirtió en un modelo no sólo para las ciudades clásicas y
helenísticas sino también para las urbes romanas.
En lo arquitectónico en un primer momento encontramos edificios de orden dórico austero
y solemne: Templo de Afaia en Egina y Templo de Zeus en Olimpia.
Templo de Afaia en Egina Templo de Zeus en Olimpia
Sin embargo, el clasicismo de la arquitectura griega debe asociarse a la figura de Pericles
(461-429 aC.) y a las obras de la ACRÓPOLIS DE ATENAS. Gracias al prestigio político
obtenido con la victoria sobre los persas (en las Guerras Médicas) y al control económico
del tesoro y los tributos de sus aliados (Liga de Delos) , Pericles desarrolla un programa de
reconstrucción de la Acrópolis de Atenas, que había sido arrasada durante la guerra. Para
ello, Pericles contó con el talento del escultor Fidias, al que nombró inspector de todas las
obras, y con la colaboración de los mejores arquitectos de la época: Ictino, Calícrates y
Mnésicles.
Ictino y Calícrates fueron los autores de la obra más emblemática de la cultura griega: El
Partenón, entre el 447 y el 438 aC., dedicado a la diosa Atenea Partenos (Atenea virgen),
como símbolo inequívoco del imperialismo ateniense. Es un templo dórico octástilo (8 × 17
columnas)y períptero, de 69,5 m de longitud y 31 m de anchura, de planta rectangular con
pronaos, cella y opistodomos. Fue construido con mármol pentélico (canteras próximas a
Atenas) estucado y policromado en su día. Se observa en él una constante preocupación por
los efectos ópticos, de gran precisión matemática, que se plasmaron en la curvatura de los
elementos horizontales, el éntasis de las columnas, la inclinación de los verticales y el
aumento del volumen de las columnas exteriores, innovaciones técnicas que confieren al
conjunto gran armonía y plasticidad.
Su cella, cuya altura alcanzó los 19 m, estaba dividida en forma de U por una fila continua
de dobles columnas dóricas superpuestas que creaban el escenario propicio para el depósito
de la colosal imagen crisoelefantina (de oro y marfil) de la diosa Atenea, realizada por
Fidias. Tras la cella y sin comunicación interior se situaba el opistodomos, con cuatro
columnas jónicas en su interior y destinado a albergar los exvotos del templo y el tesoro de
las polis aliadas.
La columnata exterior, de 10 m de altura, soportaba un entablamento al modo dórico, cuyas
metopas estaban decoradas con temas de la gigantomaquia (parte oriental), la
amazonomaquia (parte occidental), la Guerra de Troya (la septentrional) y la
centauromaquia (la meridional). Por su parte, el friso que ciñe los muros interiores de la
cella (rasgo de inspiración jónica) se decoró con la procesión de las panateneas, fiestas
quinquenales celebradas en honor de la diosa y en las que participaba todo el pueblo
ateniense. Para la decoración de los frontones se eligieron dos de los temas más
significativos de la vida de Atenea. En el oriental, su nacimiento del cerebro de Zeus; en el
occidental, su disputa con Poseidón por el dominio del Ática.
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El Partenón representa la culminación de la arquitectura griega: la simetría, el ritmo, las
dimensiones humanas y la proporción, están aquí llevados a su máxima perfección. Su estado
de conservación es encomiable tras haber sido iglesia cristiana en el s. VI, mezquita en el
siglo XV y polvorín turco en el XVII.
Vista general de la Acrópolis de Atenas Plano de la Acrópolis de Atenas
Planta del Partenón Vista del Partenón en su parte occidental
Entablamento del Partenón Detalle de la fachada oriental del Partenón
Un año después de la conclusión del Partenón se inicia la construcción de los Propíleos
(437-433 aC), la entrada monumental de la Acrópolis de Atenas en su parte occidental,
concebida con la magnificencia que merecía tan noble recinto. Fue construida por el
arquitecto Mnésikles en mármol pentélico y mármol azulado de Eleusis. Estructuralmente,
la construcción tiene forma en “H” , ya presente en algunos edificios micénicos ( por
ejemplo la entrada de la ciudad de Tirinto), con un cuerpo central y dos alas laterales
simétricas. Sus dos frentes, el que daba al exterior de la Acrópolis y el que se encontraba
dentro del recinto, tenían forma de fachada de templo dórico hexástilo, con el
intercolumnio central más ancho que los restantes para favorecer el acceso desde la
calzada que ascendía desde el ágora. En otras partes del edificio se usó el orden jónico. De
los edificios laterales se completó sólo el ala norte dedicada a pinacoteca. Los propíleos
quedaron inacabados, probablemente por el inicio de la Guerra del Peloponeso.
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Propíleos Planta y alzado de los Propíleos
Poco más tarde, después de superar una serie de problemas relacionados con el estallido de
la Guerra del Peloponeso, se construyó el pequeño templo de Atenea Nike (Atenea
victoriosa), conocido también como templo de Niké Aptera ( Victoria sin alas), para
significar que el genio caprichoso de la victoria nunca abandonaría a la polis ateniense. Fue
construido por el arquitecto Calícrates, en mármol pentélico. Es una construcción de
pequeño tamaño (8,27×5,44m), de orden jónico, tetrástilo y anfipróstilo, con columnas
monolíticas. Destaca el friso esculpido en altorrelieve que rodea el edificio y que muestra
diversas acciones de la diosa Atenea (sacrificar un toro, abrocharse las sandalias...) así
como batallas entre griegos y persas. Se erigió en un rincón de la Acrópolis que se
adelantaba a los Propíleos, dominando el camino que subía desde la ciudad. El espacio
disponible tan pequeño condicionó lo reducido del templo. Fue inaugurado en 421 aC.,
coincidiendo con la paz de Nikias (al final de la Guerra del Peloponeso) y ocho años después
de la muerte de Pericles.
Templo de Atenea Niké Propíleos y templo de Atenea Nike
También en el 421 aC. comienza la construcción del último gran templo de la Acrópolis: el
Erecteion (421-406 aC), atribuido al arquitecto Mnésikles. Es, sin duda, el más complejo de
los templos de la Acrópolis, pues fue construido en un terreno donde hubo que salvar
importantes desniveles que no se podían allanar porque había que respetar lugares de culto
más antiguo de gran simbolismo religioso: el olivo sagrado de Atenea y la huella del tridente
de Poseidón. Según la leyenda, Zeus prometió el Ática a aquel dios que le consiguiera un
bien mayor. La disputa entre Poseidón y Atenea fue encarnizada; el primero clavó su
tridente sobre una roca e hizo brotar una fuente de agua salada; Atenea plantó un olivo a
su lado. El tribunal de los dioses declaró a Atenea vencedora y el nombre de la polis,
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“Atenas”, fue adoptado en su honor. Además la tradición situaba aquí las tumbas de
Erecteo y Cécropes, héroes míticos de Atenas.
Se construyó en orden jónico para rivalizar con el dórico del Partenón. Tiene planta
rectangular orientado de Este a Oeste, aunque presenta tres pórticos, cada uno situado a
distinto nivel, por exigencias del terreno y por respeto a los puntos que eran motivo de
veneración, como ya ha quedado dicho anteriormente. El pórtico inferior, al norte, es
tetrástilo y conduce al santuario de Poseidón-Erecteo, donde el dios había golpeado la roca
con el tridente. La parte oriental, más elevada, presentaba un pórtico hexástilo y se
dedicaba a Atenea Polias (Atenea ciudadana). Hacia el sur, frente al Partenón, se elevaba
un tercer pórtico, en realidad una tribuna-balconada sustentada por seis Cariátides
(estatuas-columna femeninas) atribuidas al escultor Alcamenes, discípulo de Fidias. En el
lado occidental se repitió, sobre un alto muro, la disposición del oriental, con columnas
adosadas. El orden jónico alcanzó en este edificio su más alta expresión.
Planta del Erecteion. En la parte baja (k) el pórtico de las cariátides
Pórticos norte (tetrástilo) y sur (cariátides) y lado oeste. Pórtico del lado este (hexástilo)
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Tribuna de las cariátides Detalle cariátide
El siglo IV. Durante el siglo IV la arquitectura griega va perdiendo el equilibrio clasicista,
como consecuencia de la crisis ideológica que había supuesto la Guerra del Peloponeso, al
tiempo que va ampliando el repertorio constructivo, convirtiéndose en un antecedente de la
arquitectura helenística.
Aparecen nuevos modelos de templo, como los Tholos (templos circulares), entre los que
destaca el tholos de Delfos (390-380 aC). El Tholos se convierte en modelo para
monumentos conmemorativos, como la Linterna de Lisícrates, erigido en Atenas como
premio a un certamen musical y primera construcción conservada en la que se emplea el
capitel corintio.
De esta época son también los grandes teatros griegos, como el de Dionisios (en la falda de
la Acrópolis ateniense) y el de Epidauro.
Finalmente, surgen también en el siglo IV aC los primeros monumentos funerarios de
importancia (hasta entonces se significaban con simples estelas), como el Mausoleo de
Halicarnaso que albergaba el sepulcro del gobernante Carias Mausolo (de ahí la palabra
mausoleo); sobre una escalinata se levanta un cuerpo cúbico, por encima de éste un orden
de columnas jónicas y todo ello coronado por un cuerpo piramidal rematado con un grupo
escultórico.
Tholos de Delfos Linterna de Lisícrates
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16. Historia del Arte. 2º Bachillerato
Teatro de Epidauro Mausoleo de Halicarnaso (dibujo)
C) La época helenística (a partir de la muerte de Alejandro Magno a finales s.III aC)
El Imperio de Alejandro Magno supuso para Grecia la desaparición de la polis tradicional, a
favor de un estado de dimensiones colosales (que se extiende también por Asia y África),
del que surgirán, tras la muerte de Alejandro Magno, un sinnúmero de estados helenísticos.
Los nuevos soberanos, con el objeto de confirmar y demostrar su poder, desarrollarán
grandes programas constructivos de carácter áulico y propagandístico, tanto en sus
capitales como en la propia Atenas, ciudad a la que reconocen como madre. La racionalidad y
el equilibrio clasicista dejan paso a edificios colosales, en los que prima la monumentalidad y
el deseo de asombrar sobre la propia armonía arquitectónica. El plano hipodámico se
extiende por las nuevas ciudades, que se engrandecen con edificios públicos: stoas,
palacios, bibliotecas, faros (como el de Alejandría), etc.
Desde el punto de vista religioso, los templos pierden también su mesura y proporcionalidad
humana, como demuestra el templo de Zeus Olímpico en Atenas, de proporciones
gigantescas, orden corintio y octástilo. Se inició hacia 170 aC y fue terminado en época
romana. O también, los templos, adquieren formas inusuales, como el Altar de Zeus en
Pérgamo, donde se transgreden los órdenes a favor de los efectos de teatralidad y
monumentalismo, propios del helenismo. Su construcción, en mármol, se inició posiblemente
en el 181 a de C. Es una construcción realizada sobre un enorme podio cuadrado, recubierto
con un friso de gran belleza plástica, en el frente se abre una majestuosa escalera y en la
parte superior hay una columnata, en forma de U, de escasa altura. En los relieves del podio
se narra la lucha de los dioses frente a los Gigantes (ver apartado de escultura).
Templo de Zeus Olímpico. Atenas Altar de Zeus en Pérgamo (reconstrucción)
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17. Historia del Arte. 2º Bachillerato
Detalle del friso y la columnata Relieves del friso.
Tras la invasión de Roma a mediados del s. II aC, la arquitectura helenística se funde con la
romana, que tomará buena parte de los elementos griegos.
2.4 La escultura griega
La escultura alcanza una extraordinaria importancia en el arte griego, tanto por las
novedades que introduce como por servir de referencia a toda la estatuaria posterior. Los
escultores griegos recibieron una especial consideración, por encima del resto de artistas y
los griegos intentaron expresar a través de la escultura, su sensibilidad y su ideario de
belleza.
Esencialmente se trata de una escultura antropomórfica, fruto del humanismo griego, que
exalta el ideal del hombre perfecto a través de la armonía y la proporcionalidad del cuerpo
humano (ideal de belleza), a la que se añade una perfección espiritual representada por su
abstracción expresiva. El artista griego parte de la reproducción de la realidad que le
rodea, pero tiende a idealizarla (Realismo idealizado).
Los primeros testimonios escultóricos utilizaron el marfil, el bronce y la madera.
Posteriormente, en la época arcaica las esculturas se hacían en mármol la mayoría, y sólo
unas pocas se hacían en metal macizo. El mármol procedía de Naxos, Paros o el Pentélico, y
tras la talla se pulía y policromaba suavemente.
En la época clásica se generalizó el trabajo del bronce mediante la técnica de la cera
perdida. A veces se enriquecían con incrustaciones de cobre, oro, plata, piedras y cristales
de color que subrayan en sentido naturalista algunas partes del cuerpo (ojos, labios,
dientes, etc.). La técnica más apreciada era la criselefantina que se reservaba a las
divinidades (placas de oro y marfil).
Hay diferentes tipologías: estatuaria exenta, relieves asociados a las arquitecturas...
En cuanto a la periodización, la escultura sigue el mismo desarrollo que la arquitectura.
A) La escultura arcaica (ss VII-VI aC)
El origen más remoto de la estatuaria griega hay que buscarlo en las viejas y veneradas
imágenes de madera o xoanas, de las que nos hablan las fuentes, que posiblemente se
tallaron en madera de árboles considerados sagrados para, más tarde, repetirse en ídolos
de terracota y piedra caliza, primero, y bronce y mármol, después. A estas primitivas
esculturas se le fueron añadiendo rasgos derivados del contacto con otras civilizaciones,
como consecuencia de la colonización, fundamentalmente Egipto, donde los griegos habían
fundado la ciudad de Naucratis, en el delta del Nilo. Si bien los escultores griegos no
tardaron en adecuar dichos modelos a su peculiar sentido de la belleza y de la proporción.
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18. Historia del Arte. 2º Bachillerato
Los motivos que barajaron los escultores griegos en un primer momento fueron: el joven
atleta desnudo (kouros), la mujer joven vestida (kore) y, en menor medida, monstruos
mitológicos y animales. Los kuroi y las korai adquieren múltiples funciones: son imágenes
para representar a un dios o diosa, pueden ser exvotos para agradar a la divinidad,
representaciones de imágenes para una tumba o símbolos identificativos de una ciudad, un
linaje familiar o de una victoria.
Las esculturas de esta época son obra de talleres, cada uno de ellos con rasgos y
peculiaridades propias. Pero todas ellas son figuras arquetípicas, volumétricas y de gran
geometrismo; acusan una pronunciada frontalidad (ley de la frontalidad) y destaca
sobremanera el tratamiento de unos rostros estereotipados de ojos globulares
(almendrados) y sonrisa enigmática (sonrisa arcaica). Los kuroi estaban totalmente
desnudos, presentan una larga cabellera y un pie adelantado; los brazos se pegan al cuerpo
y las extremidades inferiores. y el cuerpo no experimenta ningún desplazamiento en
sentido lateral. Los primeros kuroi suelen ser de grandes dimensiones (por ejemplo Cleobis
y Bitón) evolucionando con el tiempo hacia medidas más próximas al natural y una mayor
delicadeza en el tratamiento de las anatomías y la musculatura (caso del kuros Anavyssos).
Las korai aparecen vestidas con una ceñida túnica (jiton) encima de la cual llevan un manto
(himation) o un chal (peplo). Estas prendas caen en multitud de pliegues dispuestos en zig-
zag, en abanico o en paralelo. Suelen llevar una mano en la cadera y la otra libre. Son de
menor tamaño del natural, evolucionando desde las formas más austeras de la Dama de
Auxerre (s. VII aC), hasta las más insinuantes de la kore del Peplo.
En otros casos las esculturas introducen escenas con animales, como el Moscóforo y el
jinete Rampin con su caballo.
Cleobis y Bitón. 600 aC Kuros Anavyssos. S. VI aC Dama de Auxerre. S. VII aC
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Kore del peplo. S VI aC Moscóforo. 600-550 aC Jinete Rampin. 600-550 aC
Al margen de estas esculturas no debemos olvidar la escultura asociada a la arquitectura en
tímpanos, frontones y frisos. Son imágenes relacionadas con el mito y las divinidades del
templo, donde el artista experimenta las posibilidades de adecuación al marco
arquitectónico. Un ejemplo son los frontones del templo de Afaia en Egina:
B) La escultura clásica (ss. V y IV aC)
En la primera mitad del siglo V aC, la escultura va a liberarse progresivamente de la
rigidez y el estatismo del periodo arcaico, desarrollando pautas más dinámicas que
anticipan lo que será el clasicismo posterior. Además, también se emplea más variedad de
materiales y una temática más diversa. A este periodo se le denomina estilo severo, que se
refleja en los rostros serios y ensimismados de los personajes.
Frente al auge del mármol en la época arcaica, el siglo V desarrolla las técnicas del bronce
para la escultura exenta, mediante la técnica de la cera perdida.
Entre las esculturas de bronce cabe señalar el grupo escultórico de los Tiranicidas,
realizada por Kritios y Nesiotes, y que exalta a los héroes populares que posibilitaron la
caída de la dinastía pisistrátida. A este periodo corresponde también el bronce Poseidón
lanzando el tridente (o Zeus lanzando el rayo, según los autores) donde la divinidad queda
de manifiesto en la dignidad del gesto y una anatomía magnífica en acción. Pero la escultura
en bronce más emblemática del periodo es el Auriga de Delfos, dedicado por el tirano
Polyzalos de Gela al mencionado santuario en conmemoración de su victoria en una
competición de carreras en 474 aC. La figura del auriga guía serenamente su cuádriga tras
la carrera en el solemne momento del triunfo. Su actitud contenida y su rostro son buena
muestra del estilo severo y nos indican la virtud propia del vencedor atlético.
Entre la estatuaria en mármol y ligados al escultor Kalamis, sobresalen los llamados Trono
Ludovisi y Trono de Boston, especialmente el primero donde se representa quizá el
nacimiento de Afrodita, utilizándose por vez primera la técnica de los paños mojados para
la representación de las anatomías femeninas.
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Tiranicidas. Copia en piedra Poseidón (o Zeus) Auriga de Delfos
Trono Ludovisi
A mediados del siglo V aC se produce el momento de mayor esplendor de la escultura
griega: el clasicismo pleno, tanto en el número como en la calidad de las obras y sus autores.
Es el siglo de Pericles, gobernante y mecenas que hizo grande a Atenas, pero es también la
etapa de autores universales como Mirón, Policleto y Fidias. Gracias a ellos, la escultura se
convirtió en la expresión más sublime del arte griego. La belleza de los cuerpos, la
proporción de las formas, la agilidad de movimientos y la conquista de las expresiones, en
consonancia con los ideales filosóficos platónicos, fueron algunos de los principales logros
alcanzados en sus obras, muchas de las cuales nos han llegado a través de copias romanas.
Mirón de Eleutere, es el mayor del trío. Fue discípulo directo de Hageladas de Argos y
cultivó exclusivamente la escultura en bronce (aunque sus obras nos han llegado a través de
copias romanas en mármol). Su preocupación primordial fue la captación del movimiento
instantáneo y su veraz reflejo en la composición, en las actitudes y en la anatomía. Sin
embargo, Mirón descuidó las expresiones del rostro, que conservaron las ensimismadas y
serias del periodo severo. Entre sus obras destaca el Discóbolo o lanzador de disco; es una
obra que representa el movimiento contenido, en potencia, ya que se trata del momento
previo al lanzamiento del disco. La disposición de la figura es muy atrevida: el cuerpo
arqueado pierde la rigidez de la época arcaica, Además consigue transmitir una preciada
sensación de “instantaneidad”, que acentúa el dinamismo de la obra. Sin embargo aún
arrastra aspectos del estilo severo en el rostro inexpresivo del atleta que no acompaña a la
acción representada. Otro rasgo que sitúa la obra en el umbral del clasicismo es el
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21. Historia del Arte. 2º Bachillerato
tratamiento de la musculatura que resulta un tanto plana a pesar de buscar la perfección
anatómica.
Policleto de Argos, quiso reproducir en sus esculturas un modelo de realidad sin
imperfecciones. Como el filósofo y matemático Pitágoras, que veía en el universo una
armonía de números, Policleto creyó en una realidad superior basada en proporciones
matemáticas. Escribió un tratado, el Canon, sobre las relaciones numéricas y la simetría o
proporciones ideales del cuerpo humano, siendo él quien estableció un canon de
proporciones perfectas (siete cabezas de estatura). Y encarnó su teoría en una escultura
en bronce: el Doríforo, que conocemos por numerosas copias romanas en mármol. Es un
joven desnudo (Aquiles?) que lleva una lanza en su mano izquierda, doblado el brazo por el
codo, mientras el brazo derecho cae relajado junto al cuerpo. Su pierna derecha,
plenamente apoyada, sostiene el peso, pero la izquierda inicia un movimiento potencial
(contraposto o contrabalanceo). El rostro sereno gira hacia nuestra izquierda. Es además un
perfecto estudio anatómico, donde se subraya el ideal de belleza basado en el cuerpo
humano perfecto y armónico.
Obra suya es también el Diadumeno, el joven que se anuda sus cintas de atleta con ambos
brazos extendidos; con él Policleto consigue una mayor riqueza de movimiento al recurrir a
una figura en aspa.
Mirón: Discóbolo Policleto: Doríforo Policleto: Diadumeno
De Fidias, tal vez el más importante de los escultores clásicos, sabemos poco de su
biografía: era ateniense y su trabajo se desarrolla entre el 470 y el 430 aC. Su estrecha
relación con Pericles en el momento de máximo esplendor de la historia de Atenas le
convirtió en el principal supervisor de las obras del Partenón, donde se concentran sus
mayores logros. Cuando Pericles caiga en desgracia y Atenas se aboque a la Guerra del
Peloponeso, Fidias también sufrirá sus consecuencias, huyendo a Olimpia, donde realiza otra
de sus obras cumbre, la escultura crisoelefantina de Zeus Olímpico.
Dentro de sus obras atenienses debemos significar la estatua de Atenea Partenos, la
escultura crisoelefantina de más de 12 metros de altura que presidía la cella del Partenón,
que hoy conocemos a través de copias romanas muy deformadas.
En las obras del Partenón, Fidias dirigió la decoración de las metopas, el friso interior y los
frontones del templo, si bien en su mayoría fueron realizadas por los discípulos de su taller:
- Las 92 metopas representan los temas de la Gigantomaquia, la Amazonomaquia, la
Guerra de Troya y la Centauromaquia, luchas en las que interviene el mítico rey de
Atenas, Teseo.
- El friso interior de la cella, representa la procesión de las Panateneas homenaje que
rinde la ciudad a la diosa Atenea, que tras su nacimiento ofrece su protección a
ésta. Forma un lienzo de 160 metros de longitud donde se representa el desfile de
las Panateneas, jóvenes doncellas que ofrecen un peplo tejido por ellas a la diosa y
otras ofrendas, seguidas de los ciudadanos atenienses. El escultor utiliza el bajo y
el alto relieve para dar profundidad y volumen.
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- Los frontones se decoran con escenas de la diosa titular: el nacimiento de Atenea y
su disputa con Poseidón por el dominio del Ática.
En todas estas esculturas queda patente el genio del escultor, la exquisita armonía de las
figuras, sus composiciones equilibradas, el tratamiento de los cuerpos equilibrados, sus
delicadas anatomías, sus formas elegantes y un rigor extremo en el tratamiento psicológico
de los personajes que se aleja definitivamente de la inexpresividad severa para conseguir
un sutil equilibrio espiritual. La perfecta plástica de las obras fidíacas queda ejemplarizada
en el tratamiento especial de los paños gracias a la técnica de los “paños mojados” con la
que hace desprender a las figuras una gran elegancia y sensualidad.
Atenea Partenos (dibujo) Efebos a caballo. Friso interior
Portadores de hidrias (vasijas de agua). Friso. Divinidades olímpicas conversando durante la procesión. Friso.
Hombres y doncellas atenienses. Friso Frontón oriental: Grupo de diosas
Durante el siglo IV aC se va dejando atrás el clasicismo y asistimos a un amaneramiento
de las formas, la estilización de los cánones, la acentuación del movimiento y la pérdida de
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la ortodoxia en el equilibrio, armonía y proporción de las imágenes, entrando en el
clasicismo tardío. El fenómeno es paralelo a la crisis de Atenas como consecuencia de la
Guerra del Peloponeso. La nueva estatuaria queda reflejada a través de tres artistas:
Praxiteles, Scopas y Lisipo.
Praxiteles, era ateniense, hijo del escultor Cefisodoto. Eligió como material preferente
para sus creaciones el mármol, a través del cual expresa la gracia femenina y de la
adolescencia. Es el escultor de la sensualidad contenida, buscada intencionadamente como
contrapunto a la solemnidad del periodo anterior. De sus creaciones, inconfundibles por las
curvas que describen las caderas de sus personajes (curva praxiteliana), se conservan
numerosas copias que gozaron de gran demanda en época romana. Destaca el Hermes de
Olimpia con Dioniso niño, la Venus de Cnido y el Apolo sauróctono.
Scopas, originario de Paros, logró reflejar en sus obras los estados del alma y las pasiones
(nostalgia, desesperación, amor...)cuyos efectos se reflejan en los rostros y en las
actitudes y movimientos de los personajes. Así como a Praxiteles se le considera el escultor
de la gracia (charis), Scopas conquista el sentimiento (pathos) expresado desde las cuencas
profundas de los ojos de sus personajes y por medio de los giros violentos de sus cuerpos.
Trabajó en el Artemisión de Efeso y probablemente corrió a su cargo la dirección del
mausoleo de Halicarnaso. Se le atribuye, además, la Ménade del Museo de Dresde.
Lisipo, originario de Sición, siguió en la línea de los grandes broncistas, empleando este
material casi exclusivamente en sus obras. La mayoría fueron cuerpos de atletas , donde se
evidencia la estilización de los cánones policléticos pues partió de los estudios de Policleto
pero introdujo un canon más esbelto (8 cabezas) con un alargamiento de los miembros y una
reducción de la cabeza. Tuvo gran capacidad para sugerir el movimiento. Destaca su
Apoxiomeno, quitándose los restos de aceite después de la competición. Lisipo fue el
escultor predilecto de Alejandro Magno y su mejor retratista.
Praxiteles: Hermes Praxiteles: Venus de Cnido Praxiteles: Apolo sauróctono
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Scopas: Ménade danzante Lisipo: Apoxiomeno
C) La escultura helenística (ss. III al I aC)
Al igual que sucedió en la época arcaica, la escultura helenística vuelve a ser el resultado de
la producción de diferentes talleres, cada uno con sus peculiaridades propias, aunque en
todos se apreciase la herencia de los grandes maestros clásicos. Como rasgos generales,
compartieron el gusto por la teatralidad, las composiciones piramidales, las actitudes
desenfadadas y violentas en las que predominan las torsiones y giros en espiral, las
expresiones patéticas, los temas eróticos, etc. El afán por acercarse a la realidad (se
abandona el idealismo clásico) condujo a una exageración y barroquización de las formas e,
incluso, la utilización del feísmo y de la decrepitud como medio para conseguir un impacto
efectista. Se rompieron así el equilibrio y la armonía de los siglos anteriores, imponiéndose
un concepto de belleza aristotélico concebido como imitación (mímesis) de la realidad.
Destacan las siguientes escuelas:
- La escuela clasicista. Centrada preferentemente en el Ática, a través de los
continuadores de Praxiteles, Scopas y Lisipo, se mantuvo más o menos fiel a los
planteamientos clásicos. Las obras más significativas son la célebre Venus de Milo
(representación de Afrodita posiblemente sosteniendo una manzana, símbolo de la isla de
Milo) y el Torso Belvedere, de Apollonios, modelo de musculatura hercúlea.
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Venus de Milo Torso Belvedere
- La escuela de Pérgamo. Presenta dos momentos diferenciados. El primero durante el
reinado de Atalo I (s. III aC) al que pertenecen una serie de estatuas de gálatas (galos)
vencidos que figuraron en un monumento conmemorativo de la victoria obtenida sobre galos
y sirios en el 225 aC. Son figuras de enorme fuerza expresiva, tratadas todavía con enorme
clasicismo formal y entre las que sobresale el Galo moribundo del Museo Capitolino (Roma).
Un segundo momento corresponde a la decoración escultórica del famoso Altar de Zeus,
levantado por Eumenes II (s. II aC) con magníficos relieves de enorme tensión emocional y
fuerte carga teatral.
Galo moribundo Altar de Zeus
Altar de Zeus: Atenea y Alcioneo Altar de Zeus: Gigantomaquia
- La escuela de Rodas. Muy influenciada por la obra de Bryaxis, escultor cario que trabajó
en el Mausoleo de Halicarnaso y cuya principal característica es una decidida tendencia al
colosalismo. Obra que responde a esta corriente es la Victoria de Samotracia (190 aC),
erigida en el santuario de Cabiros en dicha isla. Se levanta sobre un pedestal con forma de
casco de navío, con las alas desplegadas y los ropajes agitados por el viento. La obra más
célebre de esta escuela es el grupo escultórico de Laocoonte, obra de Agesandros,
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Polidoros y Atanadoros, en el s. I dC, aunque quizás copiando modelos del siglo II aC.
Describe un episodio de la Eneida de Virgilio, cuando Laocoonte, sacerdote de Apolo, se
opone a la entrada del caballo de Troya, siendo atacados, él y sus dos hijos, por la serpiente
Pitón. La obra es de un gran dramatismo hasta el punto de ser considerada expresión
universal del dolor. En este efecto dramático tiene mucho que ver la disposición teatral de
los personajes, sus posturas retorcidas y la fuerza expresiva de sus anatomías, así como el
empleo de la técnica del trépano en el trabajo del mármol. Esta escultura, descubierta en
1506 tuvo un impacto enorme en artistas del Renacimiento como Miguel Ángel.
A esta escuela pertenecen también el Coloso de Rodas, ya desaparecido, y el Toro Farnesio.
Victoria de Samotracia Laocoonte Toro Farnesio
- La escuela de Alejandría. La carencia de mármol favoreció una estatuaria de género y
adorno realizada frecuentemente en terracota. Proliferaron las Tanagras, esculturillas
decorativas con las que se satisfacía la demanda de la sociedad acaudalada alejandrina.
2.5 La pintura y la cerámica griegas
A pesar de la práctica inexistencia de obras originales, sabemos por las fuentes literarias
que la pintura alcanzó un importante desarrollo en Grecia donde se dominó las técnicas del
claroscuro y la representación de la perspectiva. Podemos imaginar las obras gracias a la
influencia que posteriormente tuvo sobre la pintura romana y también gracias a las
decoraciones cerámicas.
La cerámica griega presenta la siguiente periodización:
- En el periodo geométrico (s. IX-VIII) la cerámica se convierte en el principal
producto artístico de Grecia. Está realizada esencialmente en talleres áticos y se
caracteriza por una decoración de tipo geométrico donde se intercalan motivos
zoomorfos y antropomorfos muy estilizados. Destaca la cerámica de Dípylon.
- A finales del siglo VIII, primero en Corinto y después en toda Grecia, se amplía el
repertorio de los vasos (ánforas, cráteras, kilix, etc) y también los temas
representados, animales mitológicos y reales de carácter orientalizante. Pero la
aportación más importante es la aparición de la cerámica de figuras negras, sobre
fondo claro, alcanzando su madurez hacia los siglos VII y VI aC.
- A finales del siglo VI aC se experimenta una nueva técnica en el taller de Exequias
que irá sustituyendo progresivamente a la anterior. Es la denominada cerámica de
figuras rojas, sobre fondo negro, que viene a ser el inverso del anterior.
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Crátera de Dípylon Ánfora de Dípylon Vaso Françoise. Figuras negras
Figuras negras Figuras rojas
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