2. Los Planetas son cuerpos opacos que giran alrededor de una estrella
debido a la fuerza de gravedad con que ésta los atrae. Como los
Planetas no poseen luz propia, en nuestro Sistema Solar podemos verlos
en el cielo nocturno, pues ellos brillan al reflejar la luz del Sol.
La palabra planeta es de origen griego y quiere decir “viajero.” Para los
antiguos griegos, en el firmamento existían solo siete cuerpos móviles:
El Sol y la Luna, que eran los astros principales, más otros cinco
cuerpos móviles, de apariencia similar a una estrella:
Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. El resto eran estrellas fijas.
Los antiguos observaban que los Planetas se movían por el cielo como
verdaderos viajeros celestiales.
Desde el siglo XVI ya se sabía que los planetas no son estrellas
errantes, sino que cuerpos opacos que giran alrededor del Sol; su brillo
se debe a que reflejan la luz del Sol, como también lo hacen la Luna y la
Tierra. Urano, Neptuno, y Plutón fueron descubiertos a través de
telescopios en los siglos XVIII, XIX, y XX respectivamente. Se hablaba
entonces de nueve planetas.
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4. En sentido general, una estrella es todo objeto astronómico que
brilla con luz propia; mientras que en términos más técnicos y
precisos podría decirse que se trata de una esfera
de plasma que mantiene su forma gracias a un equilibrio
hidrostático de fuerzas. El equilibrio se produce esencialmente
entre la fuerza de gravedad, que empuja la materia hacia el
centro de la estrella, y la presión que ejerce el plasma hacia
fuera, que, tal como sucede en un gas, tiende a expandirlo. La
presión hacia fuera depende de la temperatura, que en un caso
típico como el del Sol se mantiene con la energía producida en
el interior de la estrella. Este equilibrio seguirá esencialmente
igual en la medida de que la estrella mantenga el mismo ritmo de
producción energética. Sin embargo, como se explica más
adelante, este ritmo cambia a lo largo del tiempo, generando
variaciones en las propiedades físicas globales del astro que
constituyen la evolución de la estrella.
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6. Una galaxia es un conjunto de
varias estrellas, nubes de
gas, planetas, polvo cósmico, materia
oscura y quizá energía oscura, unido
gravitatoriamente. La cantidad de estrellas
que forman una galaxia es
incontable, desde las enanas, con 107, hasta
las gigantes, con 1012estrellas (según datos
de la NASA del último trimestre de 2009).
Formando parte de una galaxia existen
subestructuras como
las nebulosas, los cúmulos estelares y
los sistemas estelares múltiples.
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8. Las nebulosas son regiones del medio interestelar
constituidas por gases(principalmente hidrógeno y helio)
y elementos químicos en forma de polvo cósmico. Tienen
una importancia cosmológica notable porque muchas de
ellas son los lugares donde nacen las estrellas por
fenómenos de condensación y agregación de la materia; en
otras ocasiones se trata de los restos de estrellas ya
extintas o en extinción.
Las nebulosas asociadas con estrellas jóvenes se localizan
en los discos de las galaxias espirales y en cualquier zona
de las galaxias irregulares, pero no se suelen encontrar
en galaxias elípticas puesto que éstas apenas poseen
fenómenos de formación estelar y están dominadas por
estrellas muy viejas. El caso extremo de una galaxia en la
que muchas nebulosas presentan intensos episodios de
formación estelar se denomina galaxia starburst.
9.
10. Un agujero negro u hoyo negro es una región finita del espacio en cuyo interior existe
una concentración de masa lo suficientemente elevada para generar un campo
gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de ella.
Sin embargo, los agujeros negros pueden ser capaces de emitir radiación, lo cual fue
conjeturado por Stephen Hawking en los años 1970. La radiación emitida por agujeros
negros como Cygnus X-1 no procede sin embargo del propio agujero negro sino de su
disco de acreción.
La gravedad de un agujero negro, o «curvatura del espacio-tiempo», provoca
una singularidad envuelta por una superficie cerrada, llamada horizonte de sucesos.
Esto es previsto por las ecuaciones de campo de Einstein. El horizonte de sucesos
separa la región del agujero negro del resto del universo y es la superficie límite del
espacio a partir de la cual ninguna partícula puede salir, incluyendo los fotones. Dicha
curvatura es estudiada por la relatividad general, la que predijo la existencia de los
agujeros negros y fue su primer indicio. En losaños 70, Hawking, Ellis y Penrose
demostraron varios teoremas importantes sobre la ocurrencia y geometría de los
agujeros negros.4Previamente, en 1963, Roy Kerr había demostrado que en un espacio-
tiempo de cuatro dimensiones todos los agujeros negros debían tener
una geometríacuasi-esférica determinada por tres parámetros: su masa M, su carga
eléctrica total e y su momento angular L.
Se conjetura que en el centro de la mayoría de las galaxias, entre ellas la Vía
Láctea, hay agujeros negros supermasivos. La existencia de agujeros negros está
apoyada en observaciones astronómicas, en especial a través de la emisión de rayos
X por strellasbinarias y galaxias activas.
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12. La palabra en inglés “quásar” hace referencia a “quasi-
stellar radio source” (“fuente de radio casi-estelar”, en
español). Los primeros quásares fueron descubiertos en la
década de 1960 cuando los astrónomos midieron sus
fuertes emisiones de radio. Más tarde, los científicos
descubrieron que los quásares realizan en realidad
emisiones muy pequeñas de radio. Sin embargo, los
quásares son algunos de los objetos más brillantes y
lejanos que podemos ver.
Estos objetos ultra-brillantes son probablemente los
centros de galaxias activas donde se alojan agujeros
negros supermasivos. A medida que el material cae en
espiral hacia los agujeros negros, gran parte de la masa es
convertida en energía. Es esta energía lo que vemos. Y
aunque son más pequeños que el Sistema Solar, un único
quásar puede brillar más que una galaxia completa de cien
mil millones de estrellas.
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14. Un púlsar es una estrella de neutrones que
emite radiación periódica. Los púlsares poseen un
intenso campo magnético que induce la emisión de estos pulsos
de radiación electromagnética a intervalos regulares
relacionados con el periodo de rotación del objeto.
Las estrellas de neutrones pueden girar sobre sí mismas hasta
varios cientos de veces por segundo; un punto de su superficie
puede estar moviéndose a velocidades de hasta 70.000 km/s. De
hecho, las estrellas de neutrones que giran tan rápidamente se
expanden en su ecuador debido a esta velocidad vertiginosa.
Esto también implica que estas estrellas tengan un tamaño de
unos pocos miles de metros, entre 10 y 20 kilómetros, ya que la
fuerza centrífuga generada a esta velocidad es enorme y sólo el
potente campo gravitatorio de una de estas estrellas (dada su
enorme densidad) es capaz de evitar que se despedace.