1. “Mi aventura de ser maestro”
La enseñanza es una profesión ambivalente. En ella te puedes
aburrir soberanamente, y vivir cada clase con una profunda
ansiedad; pero también puedes estar a gusto, rozar cada día
elcielocon las manos, y vivir con pasión el descubrimientoque,
en cada clase, hacen tus alumnos. (M. Esteve, 1993, pág. 1)
Con el objetivo de definir la propia identidad profesional docente, a continuación
como producto de la presente semana de trabajo, se realiza un acercamiento de la propia
experiencia como maestra frente a grupo de nivel preescolar, y de los temores enfrentados
en el ingreso al sistema educativo. Reflexión que brinda la oportunidad de identificar las
dificultades a las que comúnmente nos enfrentamos en nuestro ejercicio profesional, y que
pueden conducirnos tanto al éxito, como también a la crisis de nuestra identidad docente.
De acuerdo a la frase “nadie nos enseña a ser profesores y tenemos que aprenderlo
nosotros mismos por ensayo y error” (M. Esteve, 1993, pág. 1) expresada por el pedagogo
José M. Esteve en la lectura “La aventura de ser profesor”, brinda una importante pausa de
reflexión y de identificación a todos los profesionales, especialmente en educación, debido
que la tensión a la cual nos enfrentamos día a día, nos ha concedido la oportunidad de
aprender enseñando… de aprender haciendo… de aprender de nuestras equivocaciones.
Que a pesar de las adversidades a las que nos enfrentamos política y socialmente, hemos
sabido afrontar cada una con profesionalismo, trabajando con los miembros de la
comunidad escolar en beneficio del presente de nuestro país, nuestros queridos
estudiantes. Y aunque está bien por sabido, que como docente en categoría de “nuevo
ingreso”, durante los próximos 30 años de servicio me espera un largo camino de lleno de
fructíferos aprendizajes, a los que aprenderé avalorar y recordar siempre con lamentalidad
de que “a veces se gana, a veces se pierde, pero siempre se aprende”. Pensar
2. que deseo heredar a mis estudiantes con la finalidad estimular su deseo de aprender y no
desistir en su superación personal.
Para ello, desde mi ingreso al sistema educativo, crear una atmósfera mágica en la
comunidad escolar con base a los principios de las investigaciones en “Ambientes de
aprendizaje” con enfoque inclusivo ha sido una prioridad de mi quehacer diario, en que las
normas de convivencia escolar representan una estrategia de enseñanza.
Aunando a los inicios de mí servicio profesional, que se resumen en un periodo de
poco más de 2 meses, que se dio su origen en el Jardín de Niños “General Ricardo Reyes
Márquez” con ubicación en la localidad de Tetelcingo, del municipio de Acatlán de Osorio,
Estado de Puebla. En la cual oficialmente fui presentada como maestra responsable de un
grupo de 14 alumnos de un rango de edad de 4 a 5 años de edad. Fue una experiencia única
y a la que consideraré un recuerdo imborrable, la cual me apoderó de un sentimiento de
responsabilidad con la niñez de ésta población y con los padres de familia quienes desde el
primer día depositaron su confianza en mis competencias para orientar a sus pequeños
hijos en hábitos de superación que les permitiera trabajar por una mejor calidad de vida.
Sin embargo, tiempo posterior por decisiones de la Secretaria de Educación Pública la
reubicación del personal docente fue de carácter prioritario, realizando modificaciones
desfavorables para el grupo de 2do grado grupo “A” y de su servidora, debido a la solicitud
de mis servicios en un nuevo centro de trabajo, en el jardín de Niños “Rafael Delgado” de la
comunidad de Benito Juárez, perteneciente a la Ciudad de Tepeaca, al Sur del Estado de
Puebla. En el que Secretaría de Educación Pública (S.E.P.) me permitió desempeñar mi
servicio profesional. Ante un grupo de 28 alumnos que oscilan entre los 2 y 3 años de edad.
Que en comparación con mi primera presentación, he de confesar que ésta introducción
frente al grupo de alumnos, padres de familia, supervisora escolar y directora del centro de
trabajo, represento una situación desafiante, cuyo momento fue invadido por mis
inseguridades. Puesto que ante las expresiones de mis espectadores, como egresada
reciente del nivel superior representaba “una maestra novata”, de la cual dudaban de mis
competencias profesional docentes desarrolladas durante mi formación en la escuela
normal y enriquecidas a través de prácticas profesionales durante diversas jornadas en
3. distintas escuelas del mismo nivel. Sin embargo, como tarea propia “El tacto pedagógico”
fue en ese contexto una estrategia que me permitió construir un ambiente de trabajo con
padres de familia con base al enfoque colaborativo y afectivo – social con mis pequeños
estudiantes. Permitiéndoles comprender y conceptualizar a la escuela que como lo afirma
Mari Carmen Diez, “un sitio a donde vamos a aprender, donde compartimos el tiempo, el
espacio y el afecto con los demás” (M. Esteve, 1993, pág. 1), ideología que brindó las bases
de relación interpersonal, a través de la cual fueron valorando progresivamente mi
intervención docente, depositando en mi persona la confianza de mi profesionalismo y mi
capacidad para orientar a sus pequeños hijos al aprendizaje significativo. Puesto que “Hace
tiempo, descubrí que el objetivo es ser maestro de humanidad. Lo único que de verdad
importa es ayudarles a comprenderse a sí mismos y a entender el mundo que les rodea”
(M. Esteve, 1993, pág. 1). Por lo tanto, la relación con la comunidad educativa representó
el primer factor a enfrentar puesto que representa la base para el trabajo educativo. Y sin
duda alguna, fue el factor más preponderante a enfrentar como parte de mi “malestar
docente”, que ante la disposición de enfrentar mediante la interacción diaria, conllevó la
comunicación. Sin embargo de la convivencia construida durante poco menos de un mes la
Secretaría de Educación Pública me realizó el llamado para hacer entrega del material y
tareas a mi cargo para hacerme entrega nuevamente de mi nombramiento en la escuela
primera Jardín de Niños “General Ricardo Reyes Márquez” a petición de mis queridos
padres de familia, alumnos y supervisora escolar, que por cariño y valoración de mi
desempeño docente solicitaron mi reubicación en esta institución, a la cual acepte regresar
debido a factores de cercanía con familiares y la estimación hacia mi primer grupo de
alumnos a la cual fui presentada, por ello, agradecida con su actividad de gestión, he
trabajado día con día con apoyo de padres de familia para el desarrollo de las competencias
cognitivas, social – afectivas y motriz que permitan al alumno desempeñarse de la mejorar
manera en sociedad.