Las víctimas de ETA cuentan con un marco legal estatal y
autonómico que recoge sus derechos y que impulsa también
un discurso público de reconocimiento y reparación. 8 Julio 2010 El Correo
Un reconocimiento equitativo y plural de las victimas
1. A
finales de junio, por
mandato del Parlamen-
to vasco de 22 de di-
ciembre de 2009, debe-
ría haberse presentado una conti-
nuación del ‘Informe de víctimas
de vulneraciones de derechos hu-
manos derivadas
de la violencia de
motivación polí-
tica’. Este Infor-
me se elaboró en
junio de 2008 y
supusounprimer
intento serio por
girar la mirada a
todas esas perso-
nasquemurieron
asesinadas o re-
sultaron grave-
mentelesionadas
poratentados,se-
cuestros, abuso
de poder, viola-
ciones sexuales,
torturas… lleva-
dos a cabo por
agentespoliciales
o grupos para-po-
liciales,ultras,in-
controlados…
Una realidad que desconocemos
más allá del rifirrafe político, que
carece de registro oficial, que du-
rante décadas se ha seguido negan-
doporalgunosycuyasvíctimashan
sido sometidas al olvido institucio-
nal con una falta evidente de reco-
nocimientoohansidoobjetodema-
nipulación política.
Estas víctimas llevan esperando
décadas a que se tomen en serio las
violaciones de derechos humanos
que sufrieron. Mientras, han vivi-
do todo este tiempo sin un recono-
cimiento social de los hechos, de la
responsabilidad del Estado o de su
impunidad posterior.
Además de esta falta de recono-
cimiento oficial, muchos de esos
hechos no contaron con una inves-
tigación judicial acorde a su grave-
dad. LaAdministración de Justicia,
en la mayoría de los supuestos, o no
inició actividad alguna o, si la hubo,
fue parcial y muy deficiente. Has-
ta la actualidad, en numerosos de
esos casos no se ha realizado ningu-
na investigación independiente.
Todoestáporhacer:aclararquépasó,
establecer responsabilidades y pro-
mover una reparación. Para ello re-
sulta imprescindible un discurso
público que asuma, antes que nada,
la implicación y responsabilidad del
Estado, y sea creíble y eficaz con las
víctimas en términos del discurso
simbólico y de las políticas públicas
que deben desplegarse. La reciente
resolución del Gobierno de Gran
Bretaña respecto de la represión del
Domingo Sangriento en Irlanda del
Norte ofrece un ejemplo cercano
de lo saludable que es además para
la democracia dicho reconocimien-
to. Hacerlo así no significa igualar
losprocesosquehanllevadoalavic-
timización, ni a los perpetradores,
nimuchomenosjustificarcualquier
tipo de actuación violenta.
Hasta hoy las políticas de vícti-
mas en Euskadi no responden a un
criterio de equidad: a igual viola-
ción la misma reparación o recono-
cimiento.LasvíctimasdeETAcuen-
tan con un mar-
co legal estatal y
autonómico que
recoge sus dere-
chos y que im-
pulsa también
un discurso pú-
blico de recono-
cimiento y repa-
ración. Sin em-
bargo, aquellas
‘víctimas del te-
rrorismo’ que no
es el de ETA no
han recibido el
mismo trata-
miento. En mu-
chas ocasiones
los tribunales
han hecho inter-
pretaciones res-
trictivas, negán-
doles la condi-
ción de víctimas,
o sólo reconociéndolas como tales
después de una interminable bata-
lla judicial, como en el caso de Nor-
mi Menchaca (santurtziarra muer-
ta por disparos en una manifesta-
ción en 1976), aumentando injus-
tamente su discriminación y sufri-
miento.Otras muchas no han teni-
do fuerzas o apoyo para hacerlo,
pero se encuentran en la misma si-
tuación. El discurso público, ade-
más, las ha relegado de la memoria,
las formas de reconocimiento o los
homenajes oficiales.
Inclusolospropiosconceptosque
se usan para definir las violaciones
de derechos humanos están some-
tidos a restricciones y falta de reco-
nocimiento. Por ejemplo, en mu-
chos casos la condición de víctima
del terrorismo depende de que los
perpetradoreshayanactuadodefor-
ma clandestina o lo hayan hecho
con uniforme. El problema de estas
categorías no es el análisis que cada
quien quiera hacer de las mismas o
el juicio histórico que merezcan se-
gún la ideología, sino que conllevan
consecuencias negativas y discri-
minatorias para muchas víctimas.
Losderechosqueselesdeben,yque
vienen marcados por el derecho in-
ternacional de los derechos huma-
nos, no encuentran en las leyes ac-
tuales una traducción cabal sino un
tamiz que genera categorías de me-
jor y peor condición, con prestacio-
nes y discursos de reparación que
se basan más en la categorización
que en el reconocimiento de los he-
chos. Esta asimetría es injusta, para
las víctimas directas y sus familia-
res, y tiene implicaciones colecti-
vas porque perpetúa heridas que no
permiten ir reconstruyendo nues-
tro tejido social.
Una política pública e incluyen-
te de víctimas debe responder no
sólo a una demanda siempre pos-
tergada de reconocimiento a unas
víctimas para que deje de llamárse-
las ‘las otras víctimas’; además debe
ser una contribución al respeto de
los derechos humanos y a la recons-
trucción social.
Volver a dejar las cosas en la dis-
criminación y en la falta de recono-
cimiento, o encerrarse en los esque-
mas excluyentes, o limitarse a los
casos que tengan una sentencia ju-
dicial reproduciría de nuevo la mar-
ginación de las víctimas. Como ya
sucedeenlaminoríadecasosdetor-
tura que han contado con investi-
gación judicial efectiva o una deter-
minación de responsabilidades in-
dividuales, la reparación se ha esta-
blecido con el baremo de los acci-
dentes de tráfico y no con estánda-
res de derechos humanos. No
dejemos que este legado de injusti-
cia forme parte de nuestra historia.
Cientos de personas que resultaron
víctimasdeviolacionesdederechos
humanos esperan y merecen una
respuesta digna en la que ellas y
ellos sean el centro, y no las preo-
cupaciones políticas de este o aquel
partido político.
Firman también Pedro Larraia,
Iñaki Lekuona, Carlos Martín, Benito
Morentín y Sabino Ormazabal,
miembros asimismo de Argituz.
ANTÓN
Seguridad laboral
El 27 de junio, al ir a comprar
EL CORREO, mi capacidad de
asombro no tenía límite al ver
la fotografía que con gran for-
mato publicaban en portada:
‘Colgados por Bilbao’. Es evi-
dente que se tratabade emular
lacélebrefotografíatomadapor
Ebberts en el año 1932 duran-
telaconstruccióndelRockefe-
ller Center de Nueva York,
comocomentanenpáginasin-
teriores. Efectivamente, en la
fotografía publicada en su pe-
riódico aparecen 11 trabajado-
res sentados en una viga sus-
pendida a 165 metros de altura
sobreelvacíodeAbandoibarra.
La simbología con la legen-
daria foto de Ebberts podría te-
ner su gracia si en algún lugar
del pide de foto o del artículo
fotográfico de la página 10 apa-
reciera el comentario, a todas
luces necesario, de que se trata
de un fotomontaje. ¿O es que
noloesy,portanto,porlaomi-
sión del comentario podemos
considerar que se trata de una
fotorealylos11trabajadoreses-
tán desafiando la ley de la gra-
vedad y, lo que es peor, mini-
mizando un riesgo letal?
Señor director, no me pare-
ce serio jugar con este tipo de
temas y banalizar el riesgo la-
boral de los trabajadores. No
dudodelavoluntadquehamo-
vidoasuperiódicoapublicarla
citada imagen, supongo moti-
vadaporellógicointerésperio-
dístico y la oportunidad de la
noticia,perodebesaberquedes-
graciadamente los accidentes
en la construcción cuestan a la
sociedad un altísimo precio en
vidas, la mayoría jóvenes, des-
trozando familias, sin contar
los accidentes graves que aca-
rrean secuelas invalidantes a
unagrancantidaddetrabajado-
res.Losdatossonevidentes:en
2007 fallecieron 17 trabajado-
resportraumatismos,general-
mente producidos por caídas
en altura; en 2008 fallecieron
13, en 2009 fueron 11, y sola-
menteuno,afortunadamente,
en lo que vamos de 2010. Va-
mos mejorando, pero sabe us-
ted que la crisis ha afectado al
sector de manera directa.
Losesfuerzosquerealizamos
enlainstituciónquedirijo,jun-
to con la implicación de todos
losagentessocialesparainten-
tar una mejor prevención, no
sólo en este sector sino en los
demás, no se deben banalizar.
Todos somos responsables de
promover en la opinión públi-
ca una mayor concienciación
en la siniestralidad y en la sa-
lud laboral, y los medios de co-
municaciónsonclaveparaello.
Con mucha humildad y la
máximaseriedad,lerogaríaque
indicara a la opinión pública y
a todas y todos los que nos de-
dicamosalaprevención,quela
citada fotografía es sólo un fo-
tomontajeperiodísticosinries-
go alguno para los trabajadores
que en ella aparecen. Nada nos
agradaríamásquelosriesgosla-
borales en la construcción fue-
ran solamente una ficción, un
mero montaje fotográfico.
PILAR COLLANTES IBÁÑEZ. DIR.
GRAL. DE OSALAN/INST. VASCO
DE SEGURIDAD Y SALUD
LABORALES.
BARAKALDO-VIZCAYA
¿Pequeños para
votar?
Tengo 13 años y no entiendo
por qué los chicos y chicas an-
tesdelos18añosnopuedenvo-
tar. Yo creo que ya tenemos
edad para escoger quién nos
gusta más para ser presidente.
¿Creen ustedes que somos de-
masiado pequeños? ¿O quizá
que aún no sabemos quién es
Zapatero? ¿O cómo se llama el
reydeEspaña?Megustaríaque
a partir de ahora pudiéramos
votar.
ANNA CODOLAR. LLAGOSTERA-
GERONA
CARTAS
AL DIRECTOR
Hace 2 años se me publicó una carta en la que informaba so-
bre los riesgos de la carretera de Mungia a Gamiz-Fika, espe-
cialmente para peatones, korrikolaris y txirrindularis. Nada
ha cambiado; bueno, sí, debido a la impunidad existente con-
firmo que todo tipo de vehículos circulan a una velocidad aún
más alta si cabe.Al tiempo, asisto perplejo al hecho de que en
la autovía delTxorierri se limita la velocidad a 80 km/h en un
tramo de tres carriles para cada sentido, y aumenta la presen-
cia de radares. Me gustaría saber cuántos accidentes mor-
tales o graves han sucedido en esa autovía y conocer el cóm-
puto de siniestros de igual calibre en la carretera de Mungia a
Gamiz. Entiendo que los controles de velocidad deben ser co-
locados en los lugares donde realmente son necesarios por-
que existe un peligro concreto y real, como en la señalada ca-
rretera de Mungia a Gamiz. Lo que indico es fácilmente com-
probable para cualquiera que quiera, bajo riesgo de ser atro-
pellado, caminar, correr o circular en bicicleta por esta vía.
:: BORJA URRUTIA BELDARRAIN. MUNGIA-VIZCAYA
Nada ha cambiado
Un reconocimiento equitativo
y plural de las víctimas
JOANA ABRISKETA, ANDRÉS KRAKENBERGER, JON LANDA
ASOCIACIÓN PRO DERECHOS HUMANOS ARGITUZ
:: JOSÉ IBARROLA
Jueves 08.07.10
EL CORREO28 OPINIÓN