2. PRI MERAS EX PERI ENCI AS DE UN 1 NVESTI GADOR EN Hl DRÁULI CA
1 MTRODUCCI 5N
Toda mi actividad profesional y académica la he hecho en el
Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de
México salvo por un corto período de unos a?os que también laboré
en la hoy fusionada Secretaría de Recursos Hidráulicos. El
Instituto inició sus actividades en 196 por el impulso de un grupo
de ingenieros visionarios que se dieron cuenta de que para formar
nuestra propia tecnología se necesitaba además de buenos ingenieros
practicantes, otros, que colaborando con ellos tuvieran tiempo para
llevar adelante ideas inovadoras surgidas al tratar de resolver los
problemas que se encuentran a diario en la práctica, para enterarse
de las formas en que esos problemas se enfrentan en otras partes,
analizarlas, pesarlas, mejorarlas y divulgar los resultados de
estas actividades, especialmente los de aplicación inmediata.
Después de más de treinta aíos de fundado, el Instituto ha probado
servir para la tarea que se le encomendó, no sin problemas tanto
internos como de algún rechazo e incomprensión externos.
Quisiera describir a ustedes someramente las experiencias que
viví militando en esa institución durante veinticinco a?os pero, en
la forma que lo he pensado, sólo podré hacerlo para los primeros
seis, lo que a mí sirve de retrospección y que espero sirva para
1
3. dar a conocer algo de esta actividad que es la investigación, que
yo encuentro apasionante, y de sus problemas en México.
Me acerqué al Instituto de Ingeniería al terminar mis estudios
profesionales por consejo de mi padre quien formaba parte del
grupo interesado en su desarrollo; estuve algunos meses como
ayudante de investigador para luego cursar la maestría en
hidráulica con magníficos maestros como el Dr. Enzo Levi, el
profesor José Luis Sánchez Bribiesca y los ingenieros Gilberto
Sotelo y Humberto Luna. Nuestra flamante generación de cuatro
egresados tuvo la suerte de ser contratada íntegra en el Instituto
donde hicimos trabajos, dirigidos por nuestros maestros, que
cumplieron ya la exigencia de referirse a problemas inmediatos
encontrados en la práctica del dise?o hidráulico en nuestro país:
golpe de ariete en bombas, flujo supercrltico en curvas, socavaciÓn
en pilas de puente y disipadores de energía al pié de vertedores.
En esa época tuve la suerte de iniciarme en el gusto de la
observación del agua en movimiento que es algo que a mi me
hipnotiza. Pasé horas observando el mismo chorro hacer piruetas,
avanzar, retroceder; la misma corriente moverse incansable,
impulsada por la fuerza de la gravedad, frenada por su propio
ímpetu, como si quisiera, através de los ojos, aprender sus
secretos y ponerlos luego en palabras y fórmulas que otros
entendieran. Durante varios a?os trabajé en proyectos que obligaban
a la observación del agua y que fueron realmente fascinantes e
iluminantes; no creo que pueda aprenderse más de la naturaleza que
observándola con ojos inquisitivos y afectuosos ni tampoco creo que
haya mayor satisfacción que la de robarle de vez en cuando un
2
4. secreto.
Además de la vista usábamos en aquel tiempo sensores muy simples
pero efectivos: piezómetros, vertedores, tubos de Pitot,
micromolinetes, fotografías y cine; no se contaba con más y sin
embargo, bastaron para hacernos producir resultados aplicables y
comprobar desarrollos teóricos. Los instrumentos y los sistemas de
medición automatizada actuales permiten mayor precisión y comodidad
en las observaciones: rayos láser, anemómetros de resistencia,
celdas de presión, transductores, analizadores de frecuencia, etc.
son una gran ayuda que permite profundizar en el conocimiento de
muchos fenómenos mejor que antes; sin embargo, creo que más que
disponer de un instrumental elaborado y moderno el motor de la
producción de nuevos conocimientos es el interés de la persona que
los persigue y busca, encuentra y hasta fabrica los instrumentos
que mejor se adaptan a su propósito.
De esta época les referié experiencias con algún interés técnico
que espero me sirvan además para apoyar alguna que otra conclusión
y material de reflexión.
EXPERI ENCI AS
Como un ejemplo que salió de llenarse la cabeza de imágenes del
flujo en movimiento está el estudio de cubetas circulares como
disipadores de energía en el que comparamos un diseNo soviético con
otro del U.S Bureau of Reclamation. En él llegamos a entender un
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5. fenómeno muy interesante que es el del choque de la corriente de la
rápida contra el agua del río. Por medio de la cubeta circular se
logra este choque de manera muy estable Cf ig. l)y cori una
circulación del agua que inclusive protege la estabilidad de la
propia cubeta(fig.2); lo interesante y que inicialmente
desconcierta, es que la distribución de presiones a la salida de la
cubeta no es hidrostática (como tampoco lo es en la parte curva de
la cubeta debido a la fuerza centrífuga) sino que sube con un
gradiente alto al bajar por el cuerpo del chorro y luego se vuelve
hidrostática; de hecho, la presión bajo el chorro es equivalente al
la del tirante aguas abajo contra el que choca e iguala en impulso.
Entender esto nos permitió corroborar fórmulas dadas por 1. 1. Lievi
para el disef'o de estas cubetas.
Un intermedio de gabinete lo tuvimos al tratar de hacer por primera
vez el cálculo del tránsito de una avenida por el río Churubusco.
Aún no disponíamos de computadoras, se iniciaban apenas en México,
y fué un equipo formado por otros cuatro ingenieros egresados de la
siguiente generación de maestros a los que yo mal dirigia,los
encargados de hacer los cálculos con aquellas máquinas eléctricas
ruidosísimas de la época. La experiencia fué mas bien
arigustiante y nos costó mucho trabajo porque, si bien conocíamos
muy bien el teorema de Bernoullí, no sabíamos mucho de problemas
transitorios con valores de frontera y valores iniciales o
problemas de Cauchy como los llaman los matemáticos y realizamos
los cálculos al contrario de como debe hacerse; un símil cercano
es tratar de lazar a un becerro que está parado desde un caballo al
galope cuando lo más sencillo es bajarse del caballo y, sin
4
6. espantar al animal, pasarle la zaga por el cuello, o por las patas
o por donde deba pasar. Con todo, después de muchos tanteos, para
algo que no los necesitaba, lo logramos, lazamos el becerro. De
esta experiencia surgió la necesidad de que alguien se dedicara a
estudiar a fondo el problema que fué lo que hizo Antonio Capella,
con la profundidad y seriedad que caracteriza todo lo que emprende.
Con este ejemplo quiero resaltar las dificultades del técnico o del
investigador noveles cuando rio tienen el camino abierto, ya sea por
ignorancia y exceso de autoconfianza, como fué el caso descrito, o
porque se está efectivamente enfrentando un problema de frontera
del conocimiento. Esa sensación de estar tomando el hilo por el
extremo equivocado la he tenido muchas veces en mí trabajo, aún
ahora que supuestamente soy un investigador experimentado y antes
de encontrar la punta adecuada, si no se tiene suerte,se necesita
mucho tiempo y dedicación. El problema que teníamos no era uno de
frontera en hidráulica pero después del estudio de Capella se llegó
a lo más avanzado para aquellos días y con aplicación a otros
fenómenos con leyes similares.
Otro problema interesante que abordamos con apoyo en experiencias
de laboratorio fué el del dise?io del cierre de un cauce para la
construcción de una presa. Aquí se adoptó también una metodología
soviética (gracias al interés bibliográfico y linguístico del Prof.
Sánchez Bribiesca) a la que hicimos pequeñas aportaciones en el
caso, común en nuestros ríos de montafa, del cierre que se logra
arrojando el material de la ataguía desde las orillas del cauce
hasta que los dos frentes se juntan en el centro. Puede suceder
aquí que la corriente empiece a arrastrar la roca que se arroja
1
7. antes de terminar el cierre; la solución más fácil es lanzar roca
de mayor tamaío pero eso, en la mayoría de los casos, no es
posible; la otra solución es ser perseverante, arrojar y arrojar
material que será arrastrado abajo de la cortina donde va formando
una lengua con un talud muy extendido (fig 3) y que poco a poco va
frenando la corriente hasta que disminuye lo suficiente para que la
ataguía se levante y se cierre completamente. (fig. 4) Al método
original le faltaba decir en qué momento el material empezaría a
ser arrastrado del talud de avance. Después de ver en el
laboratorio muchas piedras rodar llevadas por la corriente, cuando
el paso se volvía muy estrecho, y formar la mencionada lengua, la
solución vino esta vez de la hidráulica fluvial. A esta disciplina
tuve que entrar un poco forzado porque no teníamos en la Facultad a
quien pudiera impartirla como materia de posgrado. De ahÍ tomé un
análisis clásico y simple que se le hace al material que está en el
talud de un canal y que conduce a las secciones estables sin
arrastre, para definir el momento del arrastre y el ancho de la
lengua (y de ahí su geometría)
cierres.
L
Se nos dió en esta ocasión la gran oportunidad de estar presentes
en el cierre del río Balsas en el sitio de Infiernillo, de hacer
mediciones y sufrir la angustía de saber que algunas de las rocas
estaban siendo arrastradas en el momento crítico, para después
tener el alivio de la noticia de q e, sin mucho esfuerzo, se había
logrado el cierre (fotos 1 y 2).
Hago de nuevo hincapié en algo que caracterizó nuestra formación y
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8. que quizás les hace falta a los jóvenes de ahora; entonces nuestros
maestros o supervisores nos lanzaban con lo que nos habían dado de
herramientas (que no era poco) a excursionar en campos en los que
nuestra comunidad profesional no tenía conocimientos, ya sea por
falta de información o sencillamente porque el problema era
totalmente nuevo para todos.
Lo que he relatado ocurrió en dos afíos y medio mientras me dedicaba
también a construir y calibrar con piedritas un modelo de los
túneles de desvío de la presa de Infiernillo, construir un caracol
para el estudio de rápidas en curva y otra instalación para
determinar el empuje del viento sobre una torre monumental y
enseñaba hidráulica a los ingenieros sanitarios. Se nos exigía
bastante en esos tiempos y las instalaciones experimentales se
podían hacer más rápidamente pues no existía el STUNAM.
El gusanito de conocer el ancho mundo y quizás aprender algo me
hiz.o buscar y obtener dos becas de entrenamiento práctico, una en
Italia en una compa?ía de consultores y otra en Inglaterra en una
institución de investigación. Ful afortunado en ambas partes. En
Italia, diseños hidráulicos, modelos de socavación de puentes y
por fin el reto, el dise?o de un desarenador en túnel para una
hidroeléctrica con un sistema que se iniciaba por entonces, el de
particiones con separadores ascendentes Cfig. 5) y que se usa ya
sea en canal o túnel cuando se dispone de poco espacio para el
desarenador; no logré en este caso llegar a un criterio de dise?o
por el poco tiempo disponible (lo obtuvieron aíos después en
Holanda) pero me siguió llevando por el camino de una de mis
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9. pasiones, el arrastre de sedimentos por corrientes y la hidráulica
fluvial con la que tuve mi primer contacto en México. Quien conozca
Italia comprenderá que, especialmente ahí, no solamente de técnica
vive el hombre; se debe llenar la vista y la mente del arte y de la
belleza que se encuentran a cada paso en el viejo continente.
Siguiendo mi inquietud por la hidráulica fluvial, mi segunda beca
la utilicé en un lugar con mucha tradición en ella por sus
experiencias en la India y Egipto de gente como Sir Claude Inglis,
Leliavsky, Lacey, Bagnold y muchos otros. En Wallingford está una
estación de investigación heredera de esta tradición y forcé mi
entrada en ella ya que los ingleses me enviaron a Escocia de donde
son originarios los Cruickshank y donde trabajaba un magnífico
investigador en hidráulica, J. Allen. Me deshice de Escocia
alegando prioridades en mi país por la hidráulica de rÍos y me
cambié a Wallingford. Ahí me encontré a mis anchas y seguí la
inveterada costumbre de llenarme la cabeza,a través de la vista, de
agua en movimiento ahora arrastrando arena, de turbulencia que
forma cuencos en el fondo plano de arena hasta hacer los
característicos rizos y dunas, de leyes de similitud que permiten
reproducir esto mismo a escala reducida, con alcohol en lugar de
agua y carbón en lugar de arena, para preservar simultáneamente los
nÚmeros adi mensi anal es de Reynol ds, Fraude y Shi el ds, de 1 a
evolución de los meandros de un cauce excavado inicialmente recto.
Revisé y apliqué muchas teorías de arrastre, conté partículas
marcadas con pintura fluorescente, examiné inumerables secciones
transversales, medí concentraciones de material en suspensión en la
corriente, recibí baos de agua helada midiendo lo mismo en rÍos (y
10. la desaprobación general al negarme a seguir haciéndolo), recopilé
mucha información de mediciones en el campo y el laboratorio y
probé a analizarla de muchas maneras. El fenómeno es muy complejo;
verlo en todas sus facetas, causa admiración y asombro, explicarlo,
lleva y llevará aún muchos años y estudios. Sin embargo, mis
empegos tuvieron finalmente su premio y salí con una serie de
correlaciones semiempíricas y raras que pretendían generalizar todo
el proceso del arrastre de la arena por el agua y que me permitían
determinar el gasto sólido de arrastre, las regiones de formación
de las diferentes configuraciones de fondo y su geometría, más de
lo que muchos otros a los que consulté, habían logrado. Esas
correlaciones creo que no son malas, aún ahora, después de tantos
aos y no cabía en mi de satisfacción al saber que Wallingfod las
publicaría por recomendación de mi supervisor Peter Ackers. Mas lo
malo es que todas estas publicaciones, como la de muchas otras,
incluyendo revistas, llevan una leyenda inicial que advierte al
lector de que la institución no se hace responsable de las
opiniones del autor, lo que para alguien que la quiera tomar como
pretexto de baja calidad en un lugar donde estas viejas
(4
precauciones no se toman, no tiene más que hacerlo. ¡Se imaginan al
viejo león británico haciéndose responsable de las opiniones de un
estudiante de un pais subdesarrollado! Lo triste es que no hubiera
en México nadie capaz de emitir un juicio, favorable o no, respecto
al trabajo; la advertencia era suficiente para rechazarlo. Esto es
algo que nos sucede a medida que se profundiza en un tema y se
llega a la frontera del conocimiento: se va uno quedando solo. No
fué sino hasta hace poco tiempo, ya algo tarde, que me dí cuenta de
que la única manera de evitar el aislamiento es ense?ar lo
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11. descubierto, difundirlo entre muchos; alguno lo entenderá. Si uno
espera a que lo descubran, se puede esperar sentado que nunca
llegará alguien a hacerlo. No difundir algo que se considera útil
es tan malo para el autor como para la ciencia o técnica que quiere
servir. La única persona que leyó mi reporte, además de Peter
Ackers, fué Rolando Springall, varios a?os después, cuando él se
interesó en la hidráulica fluvial; su comentario fué: "
Qué bonito
método! Porqué no lo usamos y lo difundimos?" Creo que yo mismo lo
desanimé diciéndole que había otros mejores.
Volví pues al terru?o con el que no me había comunicado en esos dos
aos y al que debía informar de lo que había visto y de lo que
había hecho: por una parte comprobar que el viejo continente nos
aventajaba en técnicas instrumentales, de las que procuré aprender
lo que pude (en Wallingford fabricaban su propio instrumental,
micromolinetes, puntas seguidoras de dunas y otros, algo que no
hemos logrado aquí totalmente por las razones mismas que trataré de
resumir al final y que adelanto ahora: poco personal preparado y
falta de apoyo, casi obstaculización, al que puede hacerlo) y en la
cantidad de gente preparada aunque no en el nivel de conocimientos;
por otra, me parecía importante continuar con la investigación que
yo consideraba a penas iniciada con éxito en la Gran Bretaa.
Así ,expliqué mis ideas, hize propuestas de estudio, inicié algunas
experiencias de laboratorio pero al poco tiempo se me informó que
el tema que había escogido era muy difícil, que había mucha gente
como A. Einstein que lo estaba atacando y que no era de mucho
interés para México. Se imaginan mi desilución? Después de casi
cuatro años de estarlo buscando, de estudiarlo! Sin duda, no era yo
1
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12. nadie para decidir lo contrario. A cambio, me proponían
inocentemente un tema nuevo, aÚn no estudiado, que por lo tanto
representaba aparentemente menor dificultad, pero que desde luego
resultó bastante más difícil que el que abandonamos, las ondas
producidas por derrumbes de laderas en embalses.
En un tiempo intermedio, que no sitúo claramente ai'iora, entre que
desmantelaba mi instalación para ríos e iniciaba este nuevo
estudio, vi que Humberto Luna realizaba un trabajo experimental
sobre la longitud de recubrimiento en tanques amortiguadores con
resalto hidráulico Cfig. 6). Platicando con él de sus resultados se
me ocurrió una idea muy simple pero no explorada. En general, se
diseñan la amortiguacón al pié de caídas en canales, con modelos
tipo y recomendaciones dadas por el U.S. Bureau of Reclamation,
entre las que está la de formar un filtro de transición de
empedrado entre la losa de concreto y el material fino del canal en
tierra, ya que de otra manera, el cambio brusco produce un cuenco
de socavación que obliga a delantales profundos para proteger la
losa. Pensé que si era bueno disponer de una transición de roca o
grava, porqué no dise?ar la longitud de la losa en función del
tama?o de la roca disponible en el lugar y así ahorrar en concreto?
Expuse mi idea y pedí que me dejaran usar la instalación ya
existente durante los fines de semana para tratar de sistematizar
el dise?o. Me dejaron hacer y después de poco tiempo salí con una
relación entre parámetros adimensionales y correcciones para
diferentes relaciones de ahogamiento que funcionaban muy bien;
podía ahorrar longitud de recubrimiento, e inclusive dise?ar el
filtro con tama?os de roca decreciente al alejarse del resalto.
11
13. "Pero", me dijeron, "los canales en tierra son todos trapeciales y
tú sólo ensayaste en sección rectangular". Muy cierto, pero ya no
había tiempo ni dinero para más experiencias, así que publiqué mis
resultados con recomendaciones para hacer el estudio en secciones
trapeciales. Poco tiempo después se presentó un estudiante quien se
interesó en hacer su tesis profesional sobre esto último y de quien
no pudimos, en parte por falta de tiempo, obtener nada. El día de
su exámen profesional estaba tan nervioso y tenía tan poco claro el
asunto, que por poco y el presidente del jurado lo suspende, no sin
razón. Fué entonces cuando me empecé a dar cuanta de lo difícil que
es ense?ar a algunas personas, que parece que entienden las
explicaciones, pero en realidad no lo hacen, el uso de gráficas
adimensionales en el disefo y en general cualquier cosa que se
salga de una receta.
Pero volviendo a los derrumbes en embalses, tomé el toro por los
cuernos y de nuevo seguí el camino que otras veces me dió
resultados: planear una serie de experiencias, diseñar y construir
la instalación experimental y tratar de que se desarrollara el
instrumental de observación adecuado; esto último no lo logré en
los dos a?os que duró el estudio, así que me quedé todo el tiempo
con lo que empecé, con una cámara de 16 mm apuntada hacia un canal
de pared transparente Cel mismo que utilicé en las cubetas
deflectoras) para medir las olas producidas por cuerpos de todas
formas y superficies de deslizamiento que simulaban masas de
laderas cayendo a un embalse. Con las tomas de cine pude medir la
velocidad de caída del cuerpo, la altura de la ola producida y su
posterior desarrollo además de observar hasta el cansancio, en
12
14. cámara lenta, cuadro por cuadro y hasta en reversa cada una de las
ciento veintiocho experiencias que filmé (foto 3). Tenía por
ayudante a un obrero, excampesino, muy trabajador, serio y fuerte
de nombre Erasmo que era capaz de sostener los cuerpos antes de que
yo le diera la orden de empujarlos con velocidad constante para
iniciar la filmación. Pasó un tiempo antes de que me diera cuenta
de que esto no era importante para interpretar el fenómeno.
Como es claro, para salir de la obscuridad en la que se halla uno
al inicio de la investigación, se deben aprender y aplicar nuevas
disciplinas, en este caso teoría de ondas y análisis de variancia,
pensar buscando explicaciones, seguir caminos falsos, cometer
muchos errores hasta que se llega, cuando se llega, a la
explicación correcta y finalmente la predicción del fenómeno; la
satisfacción después del esfuerzo no tiene comparacíón, sobre todo
cuando se sabe tener la primicia mundial, y el entusiasmo por
proseguir las perspectivas que se abren lo llevan a uno a
optimismos fuera de la realidad. En este caso obtuve la forma de
calcular la altura de la ola producida en función de sólo dos
parámetros dependientes del volúmen de la masa desplazada de agua y
de la velocidad media del deslizamiento además de un método para
calcular su decaimiento al avanzar por un embalse estrecho. Me
pareció apenas lógico que era necesario continuar el estudio para
cualquier forma de embalse e inicié pruebas con un modelo a escala
pequei'iísima, una caja cuadrada de madera de 50 cm de lado, en las
que podía registrar el movimiento del cuerpo deslizado y la
evolución del oleaje, esta vez en forma eléctrica. Usé este
modelito para algunas mediciones y, algo imprudentemente por lo
13
15. que pasó después, me lancé a construir una instalación en forma,
con características similares. Ahí conté con la ayuda de Roberto
Rincón, quien diseíó un ingenioso dispositivo para producir el
movimiento de los cuerpos (en este caso no bastaba la fuerza de
Erasmo) por medio de un émbolo hidráulico (foto 4). Ya todo listo
para empezar, Squé creen ustedes? ipues claro! me anunciaron casi
simultáneamente primero, que ya rio habla interés en el problema y
segundo, que no me aumentarían el sueldo, esto último significando
claramente que me despedían del Instituto. Así, tuve que buscar
nuevos horizontes, agradeciendo que me dejaran quedar medio tiempo.
Sobre este trabajo, Gabriel Echávez, quien tuvo que adentrarse en
el tema de ondas por derrumbes al encargársele un estudio en
Chicoasén, me comentÓ hace poco que después de haber leído
literatura reciente, mi método le seguía pareciendo el más
confiable; una reconfortante opinión.
Aquí quisiera suspender la descripción con un poco de detalle
técnico de mis trabajos; creo que bastan como ejemplos. Lo que hice
y me pasó después de ese suceso, fué en todo muy similar a lo
anterior. Las ense?anzas recibidas y las experiencias vividas me
tenían bien preparado para no sucumbir en el ancho mundo en el que
tampoco tuve mucho éxito, quizás por la mala costumbre de decir lo
que pienso cuando se me pregunta y nada cuando no y de tratar de
profundizar demasiado en los problemas, lo que algunos consideran
una pérdida de tiempo inecesaria. Espero que lo que he contado les
haya recordado sus propias primeras experiencias profesionales ya
que imagino que son similares para todo profesionista con vocación
que se inicia y tiene éxitos y fracasos, aciertos y fallas. Mi
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16. producción comparada con la de otros investigadores en México y en
mi propio Instituto era modesta; sin embargo, me valió la entrada a
la Academia de la Investigac&i Científica, otro grupo prestigiado
que como el de esta Academia promueve el apoyo a la investigación y
el reconocimiento a los investigadores. Esos pequeNos logros y el
gusto de hacer ese tipo de trabajo me convencieron de que alguna
capacidad tenía para el oficio, aunque otros no lo pensaran así, e
insistí con cuchara de palo hasta volver a tener tiempo completo en
la investigación.
Aún durante esos a?os que estuve mitad aquí, mitad allá, el
carácter de mi trabajo no cambió mucho. Estando en la Secretaría de
Recursos Hidráulicos tuve la suerte de que me dejaran explorar
nuevas técnicas y mejorar otras en geohidrología; así; entre
otras cosas, hice con el Ing. Rubén Chávez Guillén el primer modelo
de simulación numérica de acuíferos en México y formé otro de caja
negra que predecía que el flujo base del río Lerma en el valle de
Toluca desaparecería con el bombeo, lo que ocurrió poco después. En
el Instituto y durante los fines de semana, escribí, junto con José
Antonio Maza, dos artículos de importancia en hidráulica fluvial
que han tenido bastante aceptación. . Curiosamente, son los trabajos
que realicé con alguien más los que mayor uso y difusión tuvieron,
lo que demuestra, como lo dije antes, que no soy muy buen
autopromotor. Me pasó siempre que publicados mis resultados, y aún
antes, tenía ya encima otro problema interesante y la difusión o
envío a revistas extranjeras quedaba relegado a segundo término.
Algún día me daré tiempo para retomar esos antiguos artículos y
mandarlos fuera a ver qué aceptación tienen.
/
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17. REFLEXIONES Y RECOMENDACIONES
Apoyado en parte en lo que he relatado y también en mi experiencia
posterior, quisiera hacer algunas reflexiones sobre las
condiciones en que se realiza la investigación en ingeniería en
México y en especial en hidráulica, que es la que conozco y que
quizás se apliquen a otras ciencias.El objetivo de los trabajos que
se presentan en este foro, lo se?alala Academia, es un estudio
sobre alternativas tecnológicas para disponer de la tecnología
adecuada en el problema por resol ver. Los i nvesti gador es nos
dedicamos a eso de oficio y yo preferí, en lugar de aburrirlos con
mi trabajo actual que llevaría ecuaciones y matrices tridiagonales
para su uso en el método de pasos fraccionados en la solución de
sistemas de ecuaciones diferenciales parciales en tres dimensiones,
presentarles en retrospectiva mis primeros trabajos. Algunos de
ellos podrían consíderarse nuevos por su poco uso y difusión,y los
he matizado con las peripecias de su ejecución, con el fin de ver
si podía extraer de ahí algúna idea en relación con un problema
general que aqueja a nuestro país, sobre el que mucho se dice y
opina y contra el que luchan la Academia y todos los que tenemos
algún interés en él: la dependencia tecnológica del extranjero.
Es la ingeniería civil quizás la técnica que menos padece este mal
pero pienso que aún hay mucho que hacer para curarla del todo. Por
una parte, estamos inmersos en un medio actuante que tiende a la
dependencia y por otra, nos es difícil asumir actitudes
autocríticas constructivas y muy fácil la crítica destructiva de
16
18. nuestros colegas. No creo que hayamos superado la actitud que
sufrimos, a fines de la década pasada, Daniel Reséndiz y yo cuando
fuimos a proponerle a un oficial de Marina, funcionario de la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la construcción de un
canal de pruebas para el disefo de barcos en el Instituto; cuando
se llegó al costo de la instalación, altivo y tajante nos dijo que
si él necesitara un estudio de esos le costaría mucho menos hacerlo
en Estados Unidos donde ya tenían el canal y donde seguramente se
lo harían mejor. Eso era lo que se hacía y como se pensaba en casi
todas las actividades del país y las consecuencias las estamos
pagando cada vez más caras ahora, sin haber sacado ningún provecho;
nos reímos mucho de los venezolanos que importaban helados en lugar
de fabricarlos y estamos haciendo lo mismo; es más barato al
principio pero luego se paga muy caro. Y digo que esta actitud no
se ha superado, a pesar de los golpes que no parecen enseNamos
nada, porque hace sólo unos días, el presidente de la República
anunció un convenio con Japón que se apoya por tener ese país
tecnología de punta. Primero Inglaterra, luego Alemania y Estados
Unidos y ahora Japón, son los que nos dan el saber cÓmo. Qué poca
confianza tenemos en nosotros mismos! SDónde está nuestra
tecnología de punta? Al parecer guardada y empolvada en
bibliotecas, como la mía. Si en algún momento hay la necesidad de
recurrir al exterior para resolver un problema como el de la
reconversión industrial ahora, no sería saludable repartír su
costo entre el pago de regalías y la compra de equipo, por una
parte, y programas para el desarrollo de tecnología e investigación
propias, por otra? Desconozco si se hará algo similar y si es así,
'enhorabuena! ; debe hacerse en todos los campos y con apoyos
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19. efectivos; hay ejemplos de ramas en lo que esta política ha dado
magníficos resultados: petróleo, construcción y otros; SPorqué no
hacerlo en todo? Si tenemos dinero para comprar fuera, seguramente
un poco de eso se puede dedicar a nuestro desarrollo. Parece ser
que se necesitaría además en todas las áreas técnicas, grupos de
profesionistas visionarios y preocupados por resolver problemas
como el que fundó hace mucho el Instituto de Ingeniería y el
reunirlos quizás fuera tarea del Concejo Nacional de Ciencia y
Tecnología.
Pero aún en la ingeniería, sé de casos de técnicos mexicanos que
han insistido por mucho tiempo en que a un problema tan grande como
el del área metropolitana del Valle de México debe dársele
soluciones del mismo orden de magnitud, ya, y rio esperar a que siga
creciendo y darle remedios caseros. Se apoyan en estudios técnicos
y razonamientos claros. La respuesta del medio es "!Pero que terco!
No ve que somos pobres y estamos endeudados, es muy caro y
técnicamente no factible. " Luego vienen dos técnicos franceses,
1-
bastante serios y proponen exactamente lo mismo y entonces si, se
empieza pensar que ésa podría ser la solución. Parece que el
espírito de la Malinche aún nos persigue.
También les relaté un par de casos en los que claramente se
manifestó gran interés y luego total abandono. Esta falta de
continuidad por parte de la empresa que abordó el problema produce
varios efectos negativos: la frustración en el investigador al
dejar un trabajo inconcluso, la imposibilidad de formar
especialistas expertos en el tema, lo que obliga , al volverse a
18
20. presentar el problema, en el mejor de los casos, a retomar y
reconstruir la tecnología olvidada, lo que es ineficiente y en el
peor, a recurrir al experto extranjero. Las causas del abandono son
diversas; el fin de un sexenio, el cambio de un funcionario, el
problema ya no es prioritario, la solución exige demasiado
esfuerzo, etc. . Se podría decir "Bueno, ¡para eso se crean
institutos como el de Ingeniería, para que continúen esos trabajos!
Sí, y algunas veces se hace cuando el investigador logra convencer
sobre la importancia de continuar sin apoyo externo y si se dispone
de fondos suficientes (el presupuesto que la Universidad dedica a
la investigación es reducido), pero lo más frecuente es que alguno
de estos dos eslabones falle y que además el investigador sea
requerido para un nuevo trabajo, ése sí, de interés prioritario.
Con el tiempo se adquiere ma?a y se logra financiar con unos
proyectos la terminación de otros, lo cual no es muy correcto, o
bien, se propone la solución de algún problema práctico inmediato
para además avanzar en aspectos básicos; esto último puede ser
incluso conveniente, pero lo más eficiente y productivo seguirá
siendo un genuino interés por parte de la ingeniería practicante,
traducido en un apoyo monetario sostenido, que lleve desde la
investigación hasta la aplicación técnica y la preparación de
personal especialista; este proceso lleva, en la mayoría de los
casos, varios a?os terminarlo, debe planearse y, en asuntos
importantes, apoyarse indefinidamente (caso ejemplar es el de la
Secretaría de Obras Públicas y la coordinación de vías terrestres
del Instituto).
Hay un efecto positivo de la inconstancia institucional pero que
19
21. recae sólo en el investigador; el cambiar de tema o investigar
varios temas crea una mente abierta a cualquier problema y aumenta
sus conocimientos y la seguridad de sí mismo. Esta actitud se
necesitó y se necesitará en México mientras no tengamos el número
suficiente de investigadores y técnicos para atender la demanda de
solución de problemas. Pienso que además esta actitud encaja en al
carácter de un verdadero científico por la diversidad y
universalidad de su curiosidad; tiene el inconveniente de no
formarlo como especialista pero esa tarea debe dejarse quizás más
bien a profesionistas estudiosos. En mi caso he tenido que cubrir
cantidad de materias disímiles, desde la economía hasta la
geotermia, pasando un poco por la mecánica de suelos, la evaluación
de proyectos, los métodos numéricos y otros; en muchas ocasiones me
he debido presentar como experto en éste y en aquél tema y alternar
con verdaderos especialistas (los investigadores de los países
desarrollados lo son en su mayor parte) sin sentirme muy fuera de
lugar; soy especialista en algunas áreas por accidente, porque a
medida que pasa el tiempo va adquiriendo uno etiquetas, pero yo
prefiero considerarme investigador a secas.
Eso fué la crítica a las instituciones y a nuestro malinchismo;
pero, ,Qué hay de la autocrítica? SNo somos los científicos y
técnicos mexicanos los culpables de que no se nos tenga confianza?
Ya señalé uno de mis más graves defectos que es el de no ensear
ni difundir resultados que por lo mismo se pierden en el olvido;
esta falta puede ser también de alguien más por lo que me referiré
a ella. Como dije arriba, antes esperaba a que me fueran a
20
22. preguntar sobre lo que había publicado y, como era de esperarse,
nadie venía. Hace algunos anos cambié de actitud y ahora, a la
menor provocación doy una plática, un curso, propongo proyectos de
formación de personal, etc.. Al cambiar de actitud he encontrado
que es más difícil tarea lograr hacer que los resultados de
investigaciones se entiendan y que se apliquen que el mismo trabajo
de hacerlas. Se necesita la paciencia y la técnica didáctica del
maestro; se debe repetir, ejercitar, ilustrar, antes de conseguir
algo de comprensión. Hace algún tiempo, tuve diferencia de opinión
con un prestigiado investigador porque él sostenía que si se
entregan programas de cómputo a quién no los entiende, los va a
aplicar mal y los usará indebidamente; es claro que eso va a
suceder si no se les da además el conocimiento. Mi experiencia ha
sido que en casi todos los casos, aún con la participación del
personal de la empresa interesada en el desarrollo de los
programas, con informes conteniendo toda la teoría y los manuales
de uso, es muy difícil que la herramienta quede funcionando más
allá de un par de a?os. Pasa que el personal que podía utilizarlos
emigra a otras empresas, desempe?a funciones diferentes en la misma
empresa, la documentación se extravía, etc. . Es necesario apoyar
una y otra vez a las instituciones para que vuelvan a utilizar sus
propios modelos. En esa labor, como en el aula universitaria, se
forma personal, lo que es benéfico, pero se pierde eficiencia, a
menos que se utilice el esfuerzo en además mejorar la técnica de
que se trate, lo que siempre puede hacerse. Esta labor de difusión
tiene momentos desesperantes, pero también otros muy
satisfactorios; es además una labor necesaria, que si no
realizamos, nos llevará a encontrar a alguna compa?ía o técnico
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23. extranjero resolviendo el problema y vol vi éndonos cada vez más
dependientes. En este aspecto se necesita el esfuerzo conjunto de
la institución y del investigador.
Otra dificultad que enfrenta la investigación es la de la formación
de personal para su propio consumo. Por el Instituto han pasado
muchas generaciones de estudiantes, algunos de ellos con capacidad
excepcional , y sin embargo, nuestro grupo no ha crecido. No duele
saber que muchos de ellos siguen trabajando en la misma área en
otras instituciones y haciendo labor cercana a la investigación;
duele en cambio saber que alguien apto, se dedique a actividades
diferentes por razones económicas. Esto se liga en parte a la falta
de apoyo a la investigación pero también posiblemente a que no
hacemos el suficiente esfuerzo por mantenerlos.
A continuación voy a tocar un problema que no es privativo de la
investigación sino que pertence a toda relación entre las personas
de un grupo y que le puede causar gran dao: el de los celos
profesionales y las diferencias de opinión. Los sicoarialistas dicen
que los celos nacen de la propia inseguridad y que la reacción más
realista ante su aparición debe ser un autoanálisis critico y la
afirmación de los propios valores. Las diferentes opiniones en un
grupo pensante en el que todos tienen interés en realizar bien su
trabajo deben coexistir; debe darse la polémica abierta, sí, pero
basada en el respeto e interés mutuos, sin llegar a rupturas
sangrientas como las que ahora son comunes en todas partes. Antonio
Maza me decía que eso, afortunadamente, en nuestro grupo nunca
pasó; Efectivamente, entre la mayor parte de nosotros ha existido
22
Recursos Hidráulicos (de hecho, fué en Tecamachalco donde se
hicieron las primeras investigaciones sistemáticas en hidráulica en
México), Marina, Comunicaciones y Transportes, Comisión Federal de
Electricidad, Comisión del Lago de Texcoco, Departamento del
Distrito Federal, etc. y ahora, un Instituto de la Tecnología del
agua. También se empiezan a hacer esfuerzos serios en algunas
universidades de provincia. ¡Qué bueno! Pero aÚn esto es poco para
la gran cantidad de problemas que deben resolverse. Algo admirable
son también los esfuerzos personales; de hecho,el ingeniero con
vocación realiza necesariamente, en su trabajo cotidiano,
investigación aplicada; su oficio es resolver problemas usando su
ingenio. De logros técnicos mexicanos hay muchísimos ejemplos y
ustedes los conocen mejor que yo; los más impresionantes están
ligados a problemas a los que se les ha dado la importancia debida
Co que se la han ganado por necesidad) como son el disefo y
construcción de presas de tierra, el dise?o sÍsmico de estructuras
24. y la construcción de túneles en arcilla, entre otros. Yo tengo el
ejemplo del Ing. Gilberto Haro Osio quien hace un a?o me mostró su
estudio, hecho en horas libres, sobre la posibilidad de rehabilitar
pozos improductivos; es un estudio realista, hecho con rigor por un
ingeniero que no olvidó las matemáticas aprendidas en la Escuela de
Ingeniería. Estos casos son dignos de emularse y alentarse.
Termino aquí, conciente de que muchas facetas del problema, ni
siquiera las he tocado. Abordé sólo las que me tocan de cerca y
sobre las que puedo opinar; La planeación de la investigación, la
calidad de la educación y otros aspectos que también afectan
nuestra independencia técnológica, deben ser objeto de estudio
profundo por parte personas involucradas en ellos. Espero, sin
embargo, haber contribuído a corroborar las ideas que cada uno de
ustedes tuviera sobre lo tratado.
24
25. - ------
Fig 1 Cubeta en punto de ahogamiento
Perfil original
Io - -
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Fig 2 Perfil del fondo con funcionamiento normal
26. :7/7TTT//TTfl7/Jf/T 1 -
• , II
1
Fig 3 Cierre frontal con arrastre
Fig 4 Perfil de cierre al cesar el arrastre
27. y1
- F
7
Fig 5 Desarenador con separadores inclinados
Fig 6 Longitud de recubrimiento en resaltos