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LIBRO
PETER SLOTERDIJK; ESFERAS, HELADA CÓSMICA Y
POLÍTICAS DE CLIMATIZACIÓN
Adolfo Vásquez Rocca
2008
Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia
4. 4
PRÓLOGO
Los Artículos que aquí dan forma al presente libro han aparecido previamente en
Revistas Internacionales de Filosofía, principalmente españolas, y otras tantas de Chile,
Argentina y México. Ellos han sido, a su vez, resultado del trabajo investigador y docente
desarrollado tanto en el Seminario monográfico sobre Sloterdijk dictado desde hace
algunos años en el Programa de Postgrado en Filosofía de la PUCV, como en cursos de
Postgrado y Conferencias impartidas como profesor invitado en Universidades de
México, entre las que se cuentan la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla BUAP y
la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. Con justicia, cabe señalar la
importancia de las traducciones al español de la trilogía Esferas, llevada a cabo por
Isidoro Reguera, bajo el alero de la editorial Siruela de Madrid.
Entre las entidades españolas a las que cabe agradecer por hacer posible este Libro se
cuenta en primer término la Institució Alfons el Magnànim que publica la obra en su
Colección “Pensamiento y Sociedad”, bajo la dirección editorial de la Dra. Rosa María
Rodríguez Magda –impulsora de este Proyecto– así como a la Revista Debats –
perteneciente a la misma entidad editora– y que publicó en su oportunidad
[/debats/num/94/otoño/2006] el Ensayo central que da título a la presente obra.
Cabe una mención especial a las Revistas Académicas que, en su momento, acogieron y
publicaron los Artículos que aquí se presentan –así como otros que se reservan para una
eventual segunda entrega– entre ellas se pueden contar: 'Nómadas' –Revista Crítica de
5. 5
Ciencias Sociales y Jurídicas– Universidad Complutense de Madrid; 'Philosophica' –
Revista del Instituto de Filosofía de la PUCV–; 'Konvergencias' –Revista de Filosofía y
Culturas en Diálogo, Argentina; 'Cuadernos del Seminario' –Revista del Seminario del
Espacio, Estudios Avanzados de la PUCV.– ; 'Eikasia' –Revista de Filosofía, ISSN 1885-
5679 - Oviedo, España–; 'Cuenta y Razón' –Revista de la Fundación de Estudios
Sociológicos (FUNDES) de Madrid, Fundada por Julián Marías; Revista 'Cuadrante Phi' –
Publicación de la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana– Bogotá,
Colombia; 'Nómadas' –Universidad Central– Bogotá, Colombia; 'Revista de Humanidades'
–Tecnológico de Monterrey– México; 'Gazeta de Antropología' –Universidad de
Granada– España; 'La lámpara de Diógenes' –Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla–; 'Cuaderno de Materiales' –Revista de Filosofía y Ciencias Humanas–
Gestionada por la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid;
'AdVersuS' –Revista de Semiótica– Centro di Ricerca Semiótica “Ferruccio Rossi-Landi”
(CRS), del Instituto Italoargentino di Ricerca Sociale, etc.
Finalmente no puedo dejar de mencionar a la Universidad Complutense de Madrid y al
programa de Doctorado del Departamento de Filosofía IV, donde desarrollé las líneas de
investigación en torno a la Estética contemporánea que han dado lugar a buena parte de
los Artículos publicados en este Libro. Investigaciones que han contado con el valioso
respaldo del grupo Theoria –Proyecto Crítico de Ciencias Sociales UCM– bajo la persona
de su Director el Profesor Dr. Román Reyes quien ha alentado y propiciado la publicación
de los avances en sucesivas entregas de la Revista 'Nómadas' –también bajo su
Dirección– de los últimos Artículos que componen el estudio que aquí presento en
versión ampliada, crítica y anotada.
7. 7
INTRODUCCIÓN
Si hay algún filósofo atípico en la lista de pensadores más influyentes del siglo XXI este
es sin duda el alemán Peter Sloterdijk. Profundo conocedor de la más sólida tradición
cultural y filosófica de su país –estudió Filosofía, Germanística e Historia en las
universidades de Múnich y Hamburgo– y no en vano se formó bajo el influjo de lo que se
ha dado en llamar la segunda generación de la Escuela de Frankfurt. En Sloterdijk
concurren también otras tradiciones e influencias: La poética del espacio de Bachelard,
Musil, Canetti, Hermann Broch y Spengler. También en Sloterdijk se deja ver el influjo de
Nietzsche, particularmente en sus referencias a la crisis del Humanismo que luego con
Heidegger asumiría otro designio hermenéutico.
Es así como obras de distinto carácter han ido delineando la propia propuesta filosófica
de Sloterdijk: desde los escritos bélicos de Jünger hasta el taoísmo y la mística. Esta
apertura se hace también extensible a la orientación interdisciplinaria de los textos de
Sloterdijk; ellos incorporan ideas, conceptos e intereses procedentes de áreas tan
diversas como la antropología, el arte conceptual, la música concreta, la arquitectura, la
estrategia militar, el pop, el psicoanálisis, la mitología, la patrística, la mística, la
psicología analítica, la biología, la medicina magnetopática o la literatura. Su pasión por
la literatura no se limita a convertirla en un objeto de atención filosófica, sino que
también la cultiva en los bellos ejercicios estilísticos de su privilegiada pluma. Sloterdijk
escribe con una una calidad literaria no vista en Alemania desde los tiempos de
Nietzsche, cuestión que en lugar de consagrarlo, paradojalmente, lo ha convertido en un
8. 8
autor bajo sospecha, lo que no resulta extraño en el veleidoso reducto de la filosofía
académica Más aún cuando Sloterdijk es también conductor –junto a Rüdiger Safranski–
de un programa de televisión en la cadena pública alemana –ZDF-: "El Cuarteto
Filosófico" [Das Philosophische Quartett] –que tomó el nombre del célebre "Cuarteto
literario" de Marcel Reich Ranicki– donde tienen lugar debates y análisis político-
culturales de actualidad desde una óptica filosófica y estética. El Programa se emite –
cada dos meses– el domingo en directo, en horario estelar, con una duración de una
hora y se graba en un estudio instalado en la fábrica de cristal que posee el consorcio
automovilístico Volkswagen en Dresde. Como si esto no fuera suficiente para dotarlo de
cierta heterodoxia, el año recién pasado fue designado miembro de la Academia de las
Artes de Berlín junto a otros seis artistas e intelectuales.
Peter Sloterdijk rector de una universidad especializada en nuevos medios y diseño –la
Hochschule für Gestaltung– en Karlsruhe al suroeste de Alemania, cerca de la frontera
francesa, ha sido recientemente candidato al Premio Príncipe de Asturias de
Comunicación y Humanidades.
Sloterdijk, célebre por su ya legendaria Crítica de la razón cínica (1983), obra que –según
Safranski– “cuenta cómo, tras desenmascaramientos e ilustraciones, la conciencia
moderna tomó conciencia de sí y cómo ahora, con correcta conciencia, obra sin embargo
incorrectamente''. La recuperación del ideario cínico tiene lugar con el descrédito de las
utopías, en la trastienda de la posmodernidad, en el desencanto estético-político ante las
sociedades neoliberales. Crítica de la razón cínica puede leerse también como una puesta
al día de la Dialéctica de la Ilustración de Adorno y Horkheimer. No se trata ya del
9. 9
nihilismo en ascenso, ni la metamorfosis de la razón en nuevo mito ni, mucho menos, del
dominio de la razón instrumental lo que Sloterdijk describe y denuncia, sino el cinismo
difuso de nuestras sociedades exhaustas. Ese “nuevo cinismo” que se despliega como
una negatividad madura que apenas proporciona un poco de ironía y compasión, pero
que finalmente desemboca en la desesperanza. Un cinismo que Sloterdijk define como
“falsa conciencia ilustrada”: la de quienes se dan cuenta de que todo se ha
desenmascarado y pese a ello no hacen nada, la de quienes se dan cuenta de que la
escuela de la sospecha tampoco ha servido de mucho.
Pese a todo en Crítica de la razón cínica Sloterdijk presenta un discurso ético
comprometido, libre de las falacias y espejismos del humanismo “edificante”, de la
antropología filosófica asentada sobre la herencia de la ilustración y la creencia en el
progreso. Sloterdijk proclama así el fin del totalitarismo metafísico y la caducidad de la
fatiga nihilista, a la vez que abre una brecha entre los apocalípticos y los entusiastas de
las nuevas tecnologías, incluida la genética, ensayando –además– una teoría de la
intimidad, del espacio interior, así como del exterior más abarcante, para explicar su
concepción general del mundo y de la historia.
Filósofo complejo como pocos, crítico, polémico, pero sobretodo “hiperbólico”,
Sloterdijk de una gran cultura filosófica, bella retórica –consciente de su afinidad con la
música y la arquitectura– y un estilo provocador, enfrenta los problemas de su tiempo
con las armas de un fenomenólogo agudo, atento y perspicaz, que desea escribir una
“ontología de nosotros mismos”.
10. 10
Ya en ese brillante Ensayo que es Extrañamiento del Mundo (1993) –de una alcance
teórico difícil de dimensionar– se encuentran en marcha las ideas matrices de Esferas
(1998 - 2004), allí se pueden apreciar en su génesis, entretejiéndose, en toda su belleza y
lirismo. Extrañamiento del mundo es sin duda la mejor obra de Sloterdijk. Por ello no
sería casual que obtuviera el Premio Ernst Robert Curtius 1993. Sloterdijk esboza allí con
expresiva visualidad poética las ideas que luego desarrollará bajo la temeraria forma del
Gran Relato. Sloterdijk no le teme a los Grandes Relatos ni al cristiano, ni al liberal-
progresista, ni al hegeliano, ni al marxista, ni siquiera al fascista–, Sloterdijk es un
maestro para reconstruir las historias en sus entresijos técnicos, auscultando el detalle
para desde allí proyectar un diagnostico epocal con el afán provocador que le
caracteriza.
Con las consabidas excepciones (Nietzsche y Benjamin) es sabido que los alemanes
tienen una vocación confesa o encubierta por “la totalidad”, desde los tiempos en que
hubieron de refundar la filosofía. Suyos son los sistemas más reconocidos y sus
pensadores más representativos, ya se trate de los idealistas clásicos o de los actuales
socialdemócratas, inevitablemente tienden a convertirse en teóricos que generalizan con
el mismo desparpajo con que los franceses creen que su realidad es el mundo. Así pues,
ontología, ética, estética, economía, historia, religión, etc., forman un todo germánico
pensado de consuno. Los alemanes piensan continentalmente, como observó con su
característica perspicacia Deleuze, del mismo modo como, cada tanto, les da por
expandir sus territorios y aplastar a sus vecinos.
Podría parecer que, en la madurez, el afrancesado Sloterdijk ha sucumbido a la
11. 11
idiosincrasia nacional, como parecía revelarse en el rótulo de su descomunal trilogía:
Esferas, auténtico emblema de la Totalidad, reafirmado o refrendado en la sucesión de
sublimes palimpsestos que forman los tres volúmenes –’Burbujas’, ‘Globos’, ‘Espumas’–
donde se describen otras tantas hipóstasis del Todo. Aunque desmesurada, la intención
de Sloterdijk, pese a todo, es renovadora: intenta dejar de pensar el mundo como siempre
y buscar un nuevo punto de vista, nuevas metáforas. Asume la perspectiva del
macrohistoriador, del crítico de la cultura, por momentos la de un teólogo.
Buena parte de las imágenes, literarias y gráficas del libro son de raíz religiosa. Parece
obvio que, si el mundo es Uno y el Mismo, Organismo, Espíritu o Sinfonía, una sola
debería ser su Razón. No de otra forma justificaba Hegel la necesidad del Sistema, contra
la opinión de los románticos; lo cual hace irrisoria la rabieta de los criptohegelianos de
izquierda (que antaño se llamaban marxistas) por la supuesta amenaza del pensamiento
único. No, no han sido los liberales, ha sido Hegel y, en su momento, Marx, quienes
reclamaron la necesidad de que los hombres contáramos con una sola manera de
establecer las cosas.
En cualquier caso, a Sloterdijk le es indiferente esa cuestión y, por otra parte, no es un
pensador sistemático. Su modelo no es Schelling o Hegel sino las seductoras
generalizaciones de Spengler; su perspectiva es crítica de la tradición, es –en suma– un
outsider al modo de Nietzsche. Por lo demás, Sloterdijk es lo suficientemente cauto
como para dejarse tentar por el sistematismo filosófico, enfermedad que suele atacar a
los filósofos cuando intervienen en diversos ámbitos, digamos transversales a la filosofía
pura, y caen bajo la amenaza de la dispersión. Como se muestra en Esferas su propuesta
12. 12
es mucho más modesta. Consiste en un nuevo Gran Relato, aquello de lo que nos previno
Lyotard hasta el hostigamiento. Pero, que quede claro, no para trazar una nueva
construcción ideológica sino, literalmente, para contar las cosas de otra manera, lo que a
fin de cuentas significa producir un nuevo mito cosmológico. El subtítulo, pues, le queda
un poco grande, porque el trabajo de Sloterdijk no es filosófico, ni siquiera histórico, sino
una reflexión literaria que se ofrece como campo de proyección de la experiencia. En
efecto, lo que Sloterdijk nos ofrece es un nuevo modelo narrativo para la historia de la
cultura europea, otro modo de redescribir el mundo o, si se quiere, de representárselo, en
la época de la llamada globalización para examinar nuestra posmoderna, fragmentada y
no obstante necesaria visión del Todo.
Esferas gravita alrededor de los espacios de coexistencia, que se pasan por alto o se
consideran comúnmente como dados encubriendo así la información crucial para
desarrollar una comprensión de cómo son los seres humanos. La exploración de las
esferas comienza con la diferencia básica que existe entre los mamíferos y otros
animales; la comodidad biológica y utópica que los seres humanos intentan reconstruir
mediante la ciencia, la ideología y la religión. De estas microesferas (relaciones
ontológicas del tipo feto-placenta) a las macro-esferas (los macro-úteros, estructuras
políticas que adoptan la forma de naciones o de Estados), Sloterdijk analiza así las
esferas donde los seres humanos intentan sin éxito morar y refiere a una conexión entre
crisis vital (como la separación narcisista) y las crisis que se generan cuando una
esfera estalla.
El planteamiento de Sloterdijk gira en torno a la “arqueología de lo íntimo” para plantear
una concepción muy diferente de la intimidad a la que estamos habituados; este
13. 1
planteamiento pone en juego en un lugar preeminente la expresión, de resonancias, por
otro lado, nada filosóficas, de “esferas”. “Una filosofía que se ubica bajo la imagen de la
esfera y, de esta manera, da pábulo a todo tipo de asociaciones en torno a burbujas de
aire, pompas de jabón y, por tanto, en torno a fenómenos inanes, inestables, casi
privados de objetividad, se sitúa ya de un modo consciente en una zona marginal del
espacio acotado en términos académicos y culturales, jugando con la fantasía de
aligerar el centro desde la periferia”1
.
Esferas es así el opus magnum de Sloterdijk, allí lleva a cabo una reconstrucción de las
etapas de nuestra historia como habitantes de esferas, el tránsito desde el pliegue o
clausura de la que el ser humano surge al estallido del espacio donde se ve
psicológicamente expuesto y vulnerable. Así Sloterdijk transita del espacio más íntimo al
más extenso y abarcante, donde se patentiza un extraño impulso a lo inmenso e
inquietante.
La teoría de las esferas es un instrumento morfológico que permite reconstruir el éxodo
del ser humano de la simbiosis primitiva al tráfico histórico-universal en imperios y
sistemas globales como una historia coherente de extraversiones; ella reconstruye el
fenómeno de la gran cultura como la novela de la transferencia de esferas desde el
mínimo íntimo, el de la burbuja dual, hasta el máximo imperial, que había que
representar como cosmos monádico redondo. Si la exclusividad de la burbuja es un
motivo lírico, el de la inclusividad del globo es uno épico.
1
SLOTERDIJK, Peter y HEINRICHS, Hans-Jürgen, El sol y la muerte, .Editorial Siruela, Madrid, 2004, p. 138
14. 2
“Hablar de las esferas no sólo significa, pues, desarrollar una teoría de la intimidad simbiótica y
del surrealismo de la pareja. Es verdad que la teoría de las esferas comienza, por su objeto, como
psicología de la formación interior de espacio a partir de correlaciones dúplice-únicas, pero se
desarrolla necesariamente hasta convertirse en una teoría general de los receptáculos autógenos.
Ésta suministra la forma abstracta de todas las inmunologías (…) Bajo el signo de las esferas se
plantea al final también la pregunta por la forma de las creaciones políticas de universo en
general”.2
Pertenece al drama de la vida el que siempre haya que abandonar espacios animados,
en los que uno esta inmerso y seguro, sin saber si se va a encontrar en los nuevos un
recambio habitable. El primer traslado, exilio o extrañamiento, el primer acto del drama,
pues, sucede con el nacimiento. ¿Dónde venimos cuando venimos "al mundo"?,
pregunta Sloterdijk. El modo de afrontar el mundo fuera del seno materno viene
determinado de manera difícilmente analizable por los restos de memoria prenatales.
Todos hemos habitado en el seno materno un continente desaparecido, una "íntima
Atlántida" que se sumergió con el nacimiento, no en el espacio, desde luego, sino en el
tiempo, por eso se necesita una arqueología de los niveles emocionales profundos.
El drama esferológico del desarrollo -la apertura a la historia comienza- en el instante
en el que individuos que eran polos de un campo de dúplice unicidad salen de él a los
mundos multipolares de adultos. Cuando estalla la primera burbuja sufren
irremisiblemente una especie de shock de transcolonización, un desenraizamiento
existencial. Los seres humanos experimentan fascinados y tristes cómo entre cielo y
tierra hay más cosas muertas y exteriores de las que puede soñar hacer suyas cualquier
2
SLOTERDIJK Peter, Esferas I. Burbujas, Introducción; Los Aliados o La comuna exhalada. Ediciones Siruela, Madrid,
2003, pp. 64-65
15. 1
niño del mundo. Al despedirse los adolescentes del regazo materno les invaden
magnitudes sin sujeto, externas, provocadoras e indómitas.
La civilización altamente tecnológica, el Estado del bienestar, el mercado mundial, la
esfera de los media: todos esos grandes proyectos quieren imitar en una época
descascarada la imaginaria seguridad de esferas que se ha vuelto imposible. Ahora,
tiene que procurarse redes y pólizas de seguros han de ocupar el lugar de los
caparazones celestes; la telecomunicación debe imitar a lo envolvente3
. El cuerpo de la
humanidad quiere procurarse un nuevo estado de inmunidad dentro de una piel
electrónico-mediática. La era de la falta de albergue metafísico generaliza el hábito de
la huida. Con su disposición formal de progreso, el mundo huye de sí mismo en sí
mismo; de cada posición del mundo fugitivo, se aprestan continuaciones de fugas. Así y
todo, el mundo acelerado del dinero y de la comunicación absoluta parodia la relación
metafísica con lo efímero; no dispone ni de una idea del pleroma de la metafísica ni de
una concepción del vacío positivo. Las masas desespiritualizadas se encuentran a la
intemperie sin que jamás se les haya aclarado correctamente el sentido de su destierro.
Decepcionadas, resfriadas y huérfanas se cobijan en sucedáneos de antiguas imágenes
de mundo mientras éstas parezcan conservar todavía un hálito de la calidez de las
viejas ilusiones humanas de circundación.
En esta exploración de las macro-esferas aparece el vacío que, en su agitada histeria,
pasan por alto los discursos actuales acerca de la globalización. En tiempos
3
VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “Peter Sloterdijk: Esferas, flujos, sistemas metafísicos de inmunidad y complejidad
extrahumana”, En NÓMADAS Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. Universidad Complutense de Madrid, |
Nº 17 | Enero-Junio 2008 | Y Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Córdoba, Argentina, Nº 15,
Año IV, Segundo Cuatrimestre 2007, (pp. 93 -100) http://www.konvergencias.net/vasquezrocca140.pdf
16. 2
descascarados, sin orientación en el espacio, superados por el propio progreso, los
modernos tuvieron que convertirse masivamente en seres humanos enloquecidos. “La
civilización técnica, y en especial sus aceleraciones durante el siglo XX, puede verse
como el intento de ahogar en confort al testigo fundamental de Nietzsche, aquel trágico
Diógenes”4
. Poniendo a disposición de los individuos alimentos técnicos de una
perfección inusitada, el mundo moderno quiere quitarles de la boca inquietas
indagaciones acerca del lugar en el que viven o desde el que se precipitan
constantemente al vacío.
De ahí que el tema de la vieja ciencia política sea siempre –para Sloterdijk– el de la
contención de los dramas que necesariamente tienen y han tenido que producirse
cuando los horizontes de pertenencia mutua de las sociedades y los pueblos se
expanden hasta dimensiones imperiales y alcanzan, como en la historia de las grandes
civilizaciones, envergadura universal y genérica.5
Este imaginario se nutre de metáforas épicas, propias del aliento de los grandes relatos.
Las imágenes de Sloterdijk son tributarias al imaginario de la navegación y al de la
bóveda celeste, perfectamente esférica, visión de un mundo ordenado y armónico que
Aristóteles trasmitió a la Edad Media. Los ciudadanos de la época moderna tuvieron
luego que acomodarse a una nueva situación en la que, con la ilusión de la posición
central de su patria en el universo, desapareció también la imagen consoladora de que la
tierra estaba envuelta por bóvedas esféricas a modo de cálidos abrigos celestes. Desde
entonces, los seres humanos de la época moderna tuvieron que aprender a arreglárselas
4
SLOTERDIJK, Peter, SLOTERDIJK Peter, Esferas I. Burbujas, Ediciones Siruela, Madrid, 2003, p. 35.
5
SLOTERDIJK Peter, En el mismo barco, Ensayo sobre la hiperpolítica, Ediciones Siruela, Madrid, 1994, p. 19.
17. 3
para existir a la intemperie, expuestos al nuevo aliento frío de fuera. El ser humano
descascarado desarrolla su psicosis epocal respondiendo al enfriamiento exterior con el
desarrollo de curiosas políticas de climatización. Al análisis de la conexión entre las
crisis vitales y los intentos fracasados de conformar espacios habitables; así como a las
catástrofes que acontecen cuando una esfera estalla, como sucedió –precisamente– con
el giro copernicano, es a lo que se avocará de modo principal este Libro.
Así en la filosofía de Sloterdijk se pueden encontrar una multiplicidad de
escenificaciones y actores que representan el drama indistinto de naturaleza y cultura;
en la historia de los procesos antropotécnicos Sloterdijk introduce en sus relatos todo
aquello con lo que el hombre convive cotidianamente, a saber: signos, señales, símbolos,
máquinas, herramientas, animales, plantas, virus, bacterias, textos, obras de arte,
museos, prótesis, intervenciones quirúrgicas, fármacos; a lo que se debe sumar la
irrupción de los artefactos tecnológicos en las nueva configuración de la vida humana.
La historia de esta cohabitación con elementos cuyo estatuto ontológico no ha sido
suficientemente aclarado es el desafío de la filosofía de Sloterdijk. Bajo esta perspectiva,
el mismo estatuto ontológico del hombre no está claro; en este sentido, Sloterdijk
entiende al hombre como una deriva biotecnológica asubjetiva que vive hoy un momento
decisivo en términos de política de la especie. De allí la crisis del humanismo y el
reclamo por parte de Sloterdijk de una nueva constitución ontológica que tenga en
cuenta a los otros seres humanos, a los animales y las máquinas, esto suscitará ásperas
controversias que serán abordadas en la presente obra. Baste sólo mencionar la
polémica con Habermas, disputa semi-velada en torno a las posibilidades tecnológico-
genéticas de mejora del ser humano. Este debate no ha sido sino la secularización
18. 4
posmetafísica del viejo problema del Humanismo, a saber el de la domesticación del ser
humano.
El campo de resonancia del pensamiento de Sloterdijk, como se ve, es extremadamente
amplio y complejo, sin embargo su modo de abordar los problemas de nuestra época
crítica es lúcido y original, erudito a la vez que inventivo, lo que lo ha convertido en un
autor imprescindible para entender nuestro tiempo, esto pese a que la administración de
la cultura no sepa aún muy bien dónde clasificarlo.
Sloterdijk compara, a su vez, la tradición cultural de occidente con una red epistolar. “Los
libros son voluminosas cartas a los amigos”. Esta es la esencia y función de la Filosofía:
una telecomunicación fundadora de amistad por medio de la escritura. Así las obras que
escribimos pueden ser consideradas como cartas dirigidas al porvenir, con la expectativa
de encontrar amigos a la distancia, personas que movidos por una sensibilidad similar se
vean estimulados a responder, pues bien, este es el espíritu que anima este libro.
El envío epistolar debiera sí trascender las condiciones contingentes, la pequeñez y
mezquindad de los Consejos administradores de la cultura –y de sus secretarios
generales– y provocar pese a todo una cantidad insospechada de amistades con
lectores anónimos o con interlocutores con los que en alguna ocasión se ha
intercambiado ideas y confrontado posiciones. La Filosofía esta así llamada a remover
viejos vicios académicos, ampliar miradas obtusas que sólo giran sobre sí mismas. El
pensamiento debe tener lugar al aire libre, y no en ambientes enrarecidos, donde se
mantiene viciado y recluido en el marco hermético de ciertos departamentos
19. 5
universitarios, aislados y emplazados como sociedades secretas, con sus propias
retóricas, sus propios ritos de iniciación e incluso sus propios santones.
Pese a todo la filosofía no se encuentra moribunda, sino más bien se mantiene en estado
virulento todavía hoy, lo cual se debe sin duda a los resultados de su capacidad para
hacer amigos a través del texto. De allí que escribir libros sea una empresa
telecomunicativa claramente post-pesimista.
Sloterdijk ha propiciado un cambio en el estado de ánimo de la Filosofía y en su formas
de comunicación. Apoyado en una lectura muy potente de Nietzsche, este alemán crítico
de la teoría social y mediática frankfurteana, denuncia el carácter nocivo de lo que
denomina la "ciencia melancólica".
En el siglo XIX, en literatura, música e incluso en el campo de las ideas, se había
desarrollado el sentido del entretenimiento a través del anuncio del terror. Tras la guerra,
la situación general del pensamiento propició la vuelta a lo gótico en el plano teórico. Ya
en su primer libro, Crítica de la razón cínica, Sloterdijk rompió con esa estrategia de la
fraternidad del terror. Sloterdijk toma así distancia y reconoce jamás haber sido un
auténtico cínico. Declara que pese a su admiración por el cinismo griego, el de Diógenes
y la así denominada Secta del perro, no tiene los medios suficientes para un programa de
vida semejante. Ser un cínico coherente exige cualidades físicas y morales de las que
admite carecer. El último gran cínico de nuestra época fue Emile Cioran, que llevó una
vida monástica informal. Pero ser el monje de una desesperanza íntima tiene costos
importantes porque día a día se debe enfrentar uno a refutaciones escogidas, a la prueba
20. 6
de que la felicidad no está tan lejos ni es tan trascendente. El cinismo es la decisión de
no disolverse en la felicidad.
Sloterdijk quien en Normas para el Parque Humano se inquietaba por la desaparición del
humanismo erudito hoy hace alarde de un optimismo sorprendente. El mundo en el que
vivirá su hija, ya no parece preocuparle. Este gigante apasionado por las nuevas formas
de la cultura, la buena literatura y los paseos en bicicleta por los aledaños de su casa en
la provincia del Dréme, donde reside, continúa con su trabajo y disfruta con apetito de los
placeres de la vida.
Para Sloterdijk hay que distinguir el pesimismo metodológico del pesimismo existencial.
El pesimismo metodológico se impone porque pensar en lo peor es la base misma del
análisis. Pero el oficio de profesor consiste en pensar en lo peor llevando una vida feliz.
Sloterdijk ha ensayado mucho, como personaje psicológico que es, para estar tan
desesperado como las teorías que conservaba de los maestros de su generación. Le han
hecho falta veinte años para descubrir que era capaz de meditar sobre lo peor adoptando
una actitud existencial orientada a la felicidad. Pues si se quiere escapar de la trampa del
resentimiento, hay que desear ser feliz.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca