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Consejo de Redacción (en constitución): Dr. Fernando Pérez Herranz (Universidad de Alicante), Dr.
Patricio Peñalver (Catedrático Filosofía, Universidad de Murcia), Dr. Alberto Hidalgo Tuñón
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Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com

                                                 INDICE


Número 36


1.-Dr. Adolfo Vásquez Rocca. Universidad Andrés Bello – Universidad Complutense de Madrid
Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria, pp.7-22.
Resumen/Abstract


2.-Juan Sebastián Ballén Rodríguez. Universidad Santo Tomás (Colombia).
Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler, pp.23-61.
Resumen/Abstract


3.-Juan Carlos Orejudo Pedrosa. Universidad Autónoma de Zacatecas.
Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana en cuestión, pp. 63-88.
Resumen/Abstract


4.-Mª Carmen López Sáenz. UNED España.
Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung). Fenomenología y hermenéutica filosófica, pp. 89-
120.


5.-Fernando-M. Pérez Herranz.
Lenguaje e intuición espacial, pp. 121-396.


6.-Rafael Blanco Menéndez y Enrique Vera de la Puente (†).
Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico, pp. 397-409.
Resumen/Abstract

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II.- Crítica de libros

Álvarez Falcón, Luis: ‘REALIDAD, ARTE Y CONOCIMIENTO’. La deriva estética tras el pensamiento
contemporáneo. Prólogo de Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina. Editorial HORSORI, Barcelona, 2010.
ONTOLOGIA Y GNOSEOLOGIA: una mirada fenomenológica. Por Pelayo Pérez, pp. 413-417.

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III.- Noticias
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                       SAF. Sociedad de Filosofía
                       Sociedad Asturiana de Filosofía




Congreso 2011: III Congreso de ontología: Esencia y existencia de los Derechos Humanos
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I CONGRESO INTERNACIONAL: "EL FONDO DE LA HISTORIA. IDEALISMO,
ROMANTICISMO Y SUS REPERCUSIONES."
22 - 24 noviembre 2010, Univ. Carlos III, Madrid
Plazo para comunicaciones: 1 de septiembre de 2010 +Información

CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SAF: "RAZÓN, CRISIS Y UTOPÍA"
2 - 4 febrero 2011, La Laguna
+Información


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Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la
                                         posthistoria 1
                                 Dr. Adolfo Vásquez Rocca
                  Universidad Andrés Bello – Universidad Complutense de Madrid




I.- “Palacio de Cristal”: Capitalismo Posmoderno2 y Memorias del subsuelo.



        A partir de la metáfora del Palacio de Cristal3 Sloterdijk desarrolla un análisis
filosófico-arquitectónico de cómo el capitalismo liberal encarna una particular voluntad
de excluir el mundo exterior, de retirarse en un interior absoluto, confortable, decorado,
suficientemente grande como para que no se perciba el encierro. La transparencia del
Palacio genera la ilusión en los habitantes de los márgenes de poder participar de su
confort y seguridad. El palacio se hace desear, se propone como ideal de desarrollo para
los "perdedores de la Historia" ocultando las fronteras que los dividen, invisibilizando
sus rigurosas medidas de control4.



1 Este Artículo forma parte del Proyecto de Investigación N° DI-10-09/JM – UNAB, “Ontología de las
distancias en Sloterdijk, hacia una teoría antropotécnica de las comunicaciones”. Dirección de
Investigación, Universidad Andrés Bello – Fondo Jorge Millas 2009- 2010, Facultad de Humanidades y
Educación UNAB. Investigador Responsable: Prof. Dr. Adolfo Vásquez Rocca.
2 Este apartado constituye una versión ampliada del Artículo "Peter Sloterdijk y Walter Benjamin; Air
Conditioning en el Mundo interior del Capital", (Adolfo Vásquez Rocca), publicado originalmente en
EIKASIA, Revista de Filosofía, Nº 25 - 2009, ISSN 1885-5679 - Oviedo, España, pp. 25-38
http://revistadefilosofia.com/25-04.pdf
3 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia pronunciada en el marco del debate
"Traumas urbanos. La ciudad y los desastres". Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona , 7-11
julio 2004. Y publicado -con más detalles en El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica
de la Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, Segunda Parte, pp. 203 – 211 [ Sloterdijk, Peter,
Sphären III: Schäume, Suhrkamp, Frankfurt 2004]. Los ecos
 literarios de la estancia de Dostoievski en Londres se encuentran en su suplemento literario de viajes
 “Anotaciones de invierno sobre impresiones de verano”, 1863, un texto en el que el autor se burla, entre
 otras cosas, de los “sargentos primeros de la civilización» de Occidente, de los «progresistas de
invernadero”, y expresa su angustia acerca del triunfalismo baálico del palacio de la Exposición
Universal. Dostoievski
 reconoce ya en la burguesía francesa la equiparación europea occidental y posthistórica entre seres
humanos y poder adquisitivo: “La posesión de dinero [es] la más elevada virtud y deber del ser humano”.
4 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y
conciertos de transferencia”, En AISTHESIS, Nº 45, 2009, INSTITUTO DE ESTÉTICA, Pontificia
Universidad Católica de Chile, PUC, pp. 167 – 180. Revista SciELO.
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-71812009000100011&script=sci_arttext


Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com          7
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




        En Memorias del subsuelo5 que no constituye tan sólo el documento fundacional
de la moderna psicología del resentimiento, sino también la primera manifestación
hostil contra la globalización (si es que el empleo de dicho término no es anacrónico en
este contexto)–, se halla una expresión que resume, con una fuerza metafórica aún no
igualada, el “hacerse mundo” del mundo en el principio del fin de la era de la
globalización: la caracterización de la civilización de Occidente como un “palacio de
cristal”.


        La afortunada metáfora del Palacio de Cristal6 que Sloterdijk retoma de las
Memorias del subsuelo7 de Dostoievski (a quien considera un precursor de la crítica a
la globalización), resulta útil para que el lector acostumbrado a las desgastadas visiones
de las industrias culturales en la era del neoliberalismo, aterrice en el espacio interior
del capital para comprenderlo como “expresión socio-topológica, que se introduce aquí
para la fuerza creadora de interior de los medios contemporáneos de tráfico y
comunicación: circunscribe el horizonte de las oportunidades, que abre el dinero, de
acceso a lugares, personas, mercancías y datos…la forma determinante de subjetividad
dentro de la Gran Instalación está determinada por la disponibilidad de capacidad
adquisitiva”8.


        Las redes telefónicas, los sistemas de radio y la proporción a chorro en la
aviación han convertido en dos generaciones en algo natural una medida tal en la
superación de la distancia que el espacio se percibe hoy como una magnitud casi
desdeñable. Todo lo extenso y que exige espacio es comprimido hasta formar un bloque


5 DOSTOIEVSKI, Fedor, Memorias del Subsuelo. Traducción de Jessica Schlegel. (Prologo de George
Steiner) Editorial Quadrata, Retrolecturas, Buenos Aires, 2004.
   Conviene saber que este relato, cuyo título se puede traducir de diversas formas (Apuntes –o
Memorias, o Notas– del –o desde el– subsuelo –o sótano, o subterráneo), se publicó en la revista Epoja
[Época], la Primera parte en enero - febrero, en un número doble que apareció en abril, y la Segunda parte
en abril, en número que también se distribuyó con retraso, en junio de 1864. El manuscrito sufrió cortes
de censura, pero Dostoievski no lo revisó cuando lo volvió a publicar en la edición de sus obras. La fama
que lo acompaña comenzó décadas después de la muerte del escritor, como si hubiera sido un escrito
póstumo, una bomba de efecto retardado.
6 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia, Centro de Cultura Contemporánea de
Barcelona, 2004.
7 DOSTOIEVSKI, Fedor, Memorias del Subsuelo. Traducción de Jessica Schlegel. (Prologo de George
Steiner) Editorial Quadrata, Retrolecturas, Buenos Aires, 2004.
8 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la
Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, p. 236


8       Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




mínimo e inerte. La más patente manifestación de ello es el telefoneo intercontinental.
Quien quiera haber confirmado el mito de la desaparición del espacio solo necesita
levantar el teléfono o realizar algunos mouse-clicks9.


        La historia de la globalización –la superación de las distancias– es la historia de
una doble conquista, la conquista de la tierra por vía marítima y la conquista de la
subjetividad. Según Sloterdijk, ha llegado el momento en que ambas expansiones se
han encontrado y se han fusionado en un gran espacio denominado mercado. Después
de la toma del medio metafísico y del medio terrestre la tercera globalización se nos
aparece como la colonización del territorio interior.               Lo que antes era historia de
expediciones, aventuras e intrusiones, ahora es descubrimiento de las facultades ajenas
y desacoplamiento de los flujos generados en las dos globalizaciones anteriores. Hemos
pasado de un reino de la necesidad a un reino de la libertad donde la tele-comunicación
ya no es una herramienta sino un constitutivo ontológico de las relaciones sociales, un
medio de descarga generalizada sobre la base del bienestar en un parlamento ficticio
que sustituye el monoteísmo por el pluriteísmo.


        El espacio interior de mundo del capital abarca, demográficamente apenas un
tercio de la humanidad actual, geográficamente apenas un décimo de las superficies
continentales. Sin considerar aquí el mundo acuático, porque todos los cruceros y yates
habitables sumados juntos sólo cubrirían un millonésima parte de las superficies
marinas10. Sólo el nuevo Queen Mary 2, el transatlántico más grande, más lujoso y caro
construido en la historia marítima destinado a cruceros vacacionales, que zarpó en enero
del 2004 hacia Nueva York con unos 2600 pasajeros abordo para su viaje inaugural,
merece quizá una mención especial, ya que, como Palacio de Cristal11 flotante, hace
una ostentación particular provocadora del capitalismo postmodernista12.



9 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la
Globalización, Cap. “Lo incomprimible o el redescubrimiento de lo extenso”, Editorial Siruela, Madrid,
2007, p. 296
10 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la
Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, pp. 234 – 235.
11 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia, Centro de Cultura Contemporánea de
Barcelona, 2004.
12 Si la posmodernidad es la estación de llegada, la globalización representa el camino recorrido. Quien
dice globalización, habla, pues, de un continente artificial dinamizado y animado por el confort.


Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com     9
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




         El capitalismo es, como lo hace ver Sloterdijk, algo más que un modo de
producción; apunta más lejos, como se expresa con la figura de pensamiento "mercado
mundial". Implica el proyecto de transportar todo el contexto vital de los seres humanos
que se hallan en su radio de acción a la inmanencia del poder de compra.


         Consecuentemente, la expresión “mundo globalizado” vale exclusivamente para
la instalación dinámica que sirve como envoltura de “mundo de vida” a la fracción de la
humanidad de los poseedores de capacidad adquisitiva. En su interior siempre se
alcanzan nuevas alturas de improbabilidad estabilizada, como si el juego de beneficios
de las minorías intensamente consumidoras contra la entropía pudiera seguir de forma
indefinida.


         Así que no es casualidad que el debate sobre la globalización se lleve casi
exclusivamente como monologo de las zonas de bienestar; la mayoría de las demás
regiones del mundo, por regla general, apenas conoce la palabra y –menos aún– el
asunto, a no ser por sus efectos colaterales desfavorables. De todos modos, las
dimensiones colosales de la instalación impulsan un cierto romanticismo cosmopolita; a
cuyos medios más característicos pertenecen las revistas de abordo de las grandes líneas
aéreas, por no hablar aquí de otros productos de la prensa masculina internacional. El
cosmopolitismo, se puede decir, es el provincialismo de los mimados13.




13 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la
Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007.


10       Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




II.- Posthistorie, mimo y el devenir inmunológico del mundo.




        Tras la caída del muro de Berlín, las torres gemelas de Nueva York y las
explosiones de los subterráneos de Madrid y Londres, los “protegidos”, sujetos de estas
relaciones, son movilizados tanto por el Estado “moderador” posmoderno como por los
medios masivos de comunicación a través de las estrategias inmediatistas del mimo.


        A la atmósfera psicopolítica de occidente, desde comienzos de los años ochenta
hasta hoy, se suman las precipitaciones, climáticamente efectivas, del 11 de septiembre
de 2001 para producir un giro neo-autoritario del capitalismo ante el fondo liberal-
belicista14. Es precisamente a partir del año 1979 donde cabe fijar la entrada en la
situación pos-comunista: con el comienzo del fin de la Unión Soviética después de la
marcha de su ejército de Afganistán, con la subida al gobierno de Margaret Thatcher y
con la consolidación de la revolución islámica en Irán bajo el Ayatollah Jomeini.


        Después del mimo constitutivo, sin el cual los niños no sobreviven más allá de
su infancia, entramos en ese núcleo trágico que el psicoanálisis denominó "el principio
de realidad". La aventura del siglo XX es, precisamente, haber puesto fin a ese reinado
del principio de realidad, al menos para la mayoría de quienes habitan esta vasta esfera
de comodidad, este Palacio de Cristal que llamamos Occidente.


        Mimo, como término de la antropología histórica, designa los reflejos
psicofísicos y semánticos del proceso de alivio o descarga que resulta inherente al
desarrollo de la civilización desde su origen, pero que sólo en la época de la radical des-
escasez de bienes pudo aparecer a plena luz. Las fuerzas efectivas de mimo constituyen
un espacio de inmersión que sensibiliza a sus habitantes con las ventajas atmosféricas
de un aseguramiento de la existencia ya producido fundamentalmente de antemano.


        En otras palabras, han desertado del mundo exterior para cultivarse a sí mismos
e introducirse al invernadero del confort convertido hoy en el gran útero de la felicidad


14 SLOTERDIJK, Peter, Ira y Tiempo, Editorial Siruela, Madrid, 2010, p. 260


Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com     11
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




paradójica. Tal constreñimiento tiende a no dejar nada fuera, ni siquiera las lejanas
fantasías de los novelistas de ciencia ficción, quienes a estas alturas se han vuelto
cronistas de la Gran Instalación –El Palacio de Cristal15– como gusta definir también
Sloterdijk al ambiente planetario.


         Nace lo que Sloterdijk denomina la posthistorie, conjunto de relatos que matizan
la absorción interna que nos permite la climatización artificial –la del Palacio de
Cristal– en el que la inmanencia del poder adquisitivo atrae a la vida en todas sus
manifestaciones. El ciudadano poshistórico se encuentra así en una permanente des-
limitación de sus facultades, en un constante viaje interior hacia la conciencia de poder
obtener siempre más beneficio. El ciudadano poshistórico habita un continente artificial
dinamizado y animado por el confort.


         Sloterdijk viene describiendo la Posthistoria desde El mundo interior del capital.
Desde 1945 está claro que se ha extinguido el poder creador de la historia de los sujetos
europeos de la expansión. El Viejo Mundo ha gastado su capacidad de iniciativa en la
colonización del planeta y ha apagado sus energías excedentes en dos grandes guerras.
Para la proyección del futuro del mundo, visto en su conjunto, la mirada al pasado de
Europa no tiene importancia alguna. Por el contrario, el presente europeo se ha hecho
modélico de otro modo, ya que le es inherente un concepto casi maduro de política post-
imperial: un concepto que comienza a seducir también a americanos cansados de
América.


         Mimo y aburrimiento vienen a ser dos momentos de la constitución del sujeto
poshistórico. Por ejemplo, al sujeto extático joven sus padres filiales lo miman
inhibiéndole toda posibilidad de sufrimiento; ¡Que ellos no sufran las carencias que tuve
cuando fui joven! suelen decir los padres cincuentones. Además, al soberano
consumidor le brindan múltiples opciones de confort, incluida la rebelión que puede
manifestarse al tomar un café orgánico, portando una playera con algún estampado
revolucionario e incluso soñando despierto con algún documental de crítica social. A
ello podemos sumar las facilidades que dan al soberano las instituciones financieras a

15 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia, Centro de Cultura Contemporánea de
Barcelona, 2004.


12       Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




través de tarjetas de crédito, las becas de instituciones estatales para estudiar, los
programas sociales de entretenimiento y los proyectos de capacitación para que las
nuevas generaciones puedan aprender saberes para el mundo laboral del
entretenimiento. Mimo por doquier para suavizar la omnipresencia difusa del
aburrimiento. Si hasta en la modernidad de la década del sesenta el aburrimiento
provocaba revoluciones según rezaban las viejas consignas situacionistas, en los
actuales tiempos de la Gran Instalación, el aburrimiento se alivia consumiendo la
inmensidad del inacabable mundo ofrecido por las empresas de la descarga emocional.


        Y es que los fenómenos del estrés aparecen debido a que el soberano
consumidor día a día se autoasesora, se autopersuade, se autodesinhibe para lograr el
éxito, al mismo tiempo que busca herramientas para descargar su estrés. Para ello, un
ejército de orientadores mediáticos le brindan soluciones cuando no logra el triunfo:
puede adquirir un best seller para tomar las cosas con calma, tomar un diplomado para
hablar en público, un spa para desestresarse, el gimnasio o algún complemento
alimenticio.


        Con ello, el sujeto arquetípico del Palacio de Cristal consigue ejercitarse hasta
llegar a ser dueño y propietario de sus propios padecimientos y pasiones, nadie más que
él es el constructor de su fama o mediocridad.


        Occidente ha reemplazado el mundo de los metafísicos por un gran espacio
interior organizado por el poder adquisitivo. El capitalismo liberal encarna la voluntad
de excluir el mundo exterior, de retirarse en un interior absoluto, confortable, decorado,
suficientemente grande como para que no nos sintamos encerrados.


        Para decirlo en tono sociológico, los individuos, auténticas moléculas
gasificadas, pasean ansiosamente en las atmósferas maternales de los centros
comerciales para calmar sus depresiones adquiriendo algún producto efímero; asisten a
los festivales de entretenimiento para saciar el aburrimiento impuesto por la vida
doméstica; festejan a la menor provocación cualquier suceso con tal de no interrumpir la
infantil fiesta intermitente. Es más, hasta en las conmemoraciones por los derechos



Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com     13
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




humanos sienten la emoción de la conversión de la memoria histórica social en parque
temático.


         A contracorriente del sedentarismo mental de los catedráticos vitalicios,
Sloterdijk pone en movimiento palabras clave como aburrimiento, existencia de
invernadero y reconstrucción psicopolítica de la fracción de la humanidad como poder
adquisitivo con el propósito de conectar relato histórico y filosofía, y así desenmascarar
el aburrimiento del “existente sin retos” que hace de la cultura de masas, el humanismo
y el biologicismo el ancla de su narcisismo primario poshistórico.


         La reflexión acerca del impacto que producen los influjos inhibitorios y los
influjos desinhibitorios en el funcionamiento de nuestra sociedad presente es
desarrollada por Sloterdijk en su conferencia “El Palacio de Cristal”, pronunciada en el
marco del debate Traumas urbanos16 “La ciudad y los desastres”, la cual tuvo lugar en
Barcelona, en el año 2004. En esta conferencia, Sloterdijk establece una articulación
entre ambos tipos de influjo y otros temas que forman parte de la meditación
contemporánea como el capitalismo, la globalización y el terrorismo17.


         Con la intensificación del imperativo de seguridad, hasta convertirse en un
motivo que todo lo domina en las actuales democracias de medios, el espíritu de la
época del 11 de septiembre se ha adaptado a un nuevo ecosistema de amenazas y de
medidas de defensa en el que esta vez se interpretan sumariamente las tendencias de
amenaza del terror islamista desde la perspectiva del capitalismo radicalizado en la
“dirección correcta”18. Sentirse amenazado desde las fuentes, mientras tanto bien
conocidas, de oriente próximo significa ahora ver los motivos por los que
eventualmente ya se podría estar dispuesto a conformarse con la deriva de la cultura
política occidental hacia la situación pos-democrática. La “guerra contra el terror” posee
la propiedad ideal de no poder ganarse nunca y de no tener que acabarse nunca. Estas

16 Los traumas urbanos corresponden no sólo a la destrucción física, sino también a las consecuencias
psicológicas de los desastres.
17 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "Peter Sloterdijk: Temblores de aire, atmoterrorismo y crepúsculo de la
inmunidad", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense
de Madrid, | Nº 17 | Enero-Junio 2008 -1º / 1 | pp. 159-168.
http://www.ucm.es/info/nomadas/17/avrocca_sloterdijk3.pdf
18 SLOTERDIJK, Peter, Ira y Tiempo, Editorial Siruela, Madrid, 2010, p. 263.


14       Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




perspectivas prometen a las tendencias pos-democráticas una larga vida en la que
estadistas democráticamente elegidos podrían ostentar el mando supremo.


         Ahora bien, Sloterdijk utiliza el concepto de “densidad” para definir el estado
esencial que caracteriza la convivencia en el mundo globalizado. Con la globalización el
camino hacia “las sociedades de paredes finas” parece inevitable.                        Los lugares se
entrelazan a la vez que confunden su propia identidad mientras las identidades se
desplazan perdiendo su lugar natural. Nace, lo que Sloterdijk denomina, la posthistorie,
conjunto de relatos que matizan la absorción interna que nos permite la climatización
artificial.


         El mundo ha perdido la noche porque la luna y el sol ya no son los vectores del
tiempo. En el mundo interior del capital siempre es de día. La energía fósil ha sido
intercambiada por la energía intelectual y la síntesis de minerales por la transferencia de
conocimiento.


         Esta idea es expresada en el libro a través de la imagen del Palacio de cristal,
acuñada por Dostoievski en Memorias del subsuelo19 refiriéndose al famoso recinto de
la Exposición Universal de Londres de 1851. Metáfora voyeurista de la absorción de
realidad desde unas condiciones inmunológicas perfectamente estudiadas


         Sloterdijk se ha dedicado sistemáticamente a describir el devenir inmunológico
del mundo en que vivimos. Percibe la filosofía como una “teoría narrativa de la génesis
del universo”, como “una meditación sobre el ser-en-situaciones”, como “el estar-en-el
mundo. A ello le da el nombre de “teoría de la inmersión”, o teoría del “estar juntos.”
Vivir es crear esferas. Las historias amorosas y las comunidades solidarias no son sino


19 DOSTOIEVSKI, Fedor, Memorias del Subsuelo. Traducción de Jessica Schlegel. (Prologo de George
Steiner);
Editorial Quadrata, Retrolecturas,125 pgs. / Más detalles al respecto en: SLOTERDIJK, Peter, Sphären
III: Schäume, Suhrkamp, Frankfurt 2004. Los ecos literarios de la estancia de Dostoievsky en Londres se
encuentran en su suplemento literario de viajes “Anotaciones de invierno sobre impresiones de verano”,
1863, un texto en el que el autor se burla, entre otras cosas, de los «sargentos primeros de la civilización»
de Occidente, de los «progresistas de invernadero», y expresa su angustia acerca del triunfalismo baálico
del palacio de la Exposición Universal. Dostoievsky reconoce ya en la burguesía francesa la equiparación
europea occidental y posthistórica entre seres humanos y poder adquisitivo: “La posesión de dinero [es] la
más elevada virtud y deber del ser humano”.


Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com         15
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




la creación de espacios interiores para las emociones escindidas20, un sistema
inmunitario simbólico que construye una película protectora en torno del ser humano.


         El rasgo distintivo de la globalidad establecida es la situación de proximidad
forzosa con todo tipo de elementos. Creemos que lo más adecuado es designarla con el
término topológico “densidad”. Este término designa el grado de presión para la
coexistencia entre un número indefinidamente grande de partículas y centros de acción.
Mediante el concepto de densidad, se puede superar el romanticismo de la cercanía con
el que los moralistas modernos han querido explicar la abertura del sujeto hacia el
Otro21.


         En El Palacio de Cristal22 Sloterdijk desarrolla una metáfora que permite
describir el estado actual de la evolución económica y social, especialmente en los
países desarrollados de Occidente, cuestión que profundizará en el reciente “En El
Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la Globalización”23. El
mundo que él denomina capitalismo integral, donde el espacio exterior es absorbido y
extrapolado hacia un espacio interior completamente delineado y esquematizado. Este
Palacio de Cristal desempeña el rol de cápsula que separa y protege a sus miembros de
las amenazas del mundo exterior; en él, los consumidores pueden acceder a distintos
tipos de productos provenientes de todas partes del globo sin tener que abandonar su
burbuja de privilegio.


         Los habitantes contemporáneos del Palacio de Cristal llevan a cabo una vida
marcada por el bienestar social, esto influye en el modo en que se interrelacionan, ya no

20 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "Peter Sloterdijk: Esferas, flujos, sistemas metafísicos de inmunidad y
complejidad extrahumana" En NÓMADAS Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas.
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID, | Nº 17 | Enero-Junio 2008 | 1º / 1 pp. 145-149,
http://www.ucm.es/info/nomadas/17/avrocca_sloterdijk.pdf
21 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia pronunciada en el marco del debate
"Traumas urbanos. La ciudad y los desastres". Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona , 7-11
julio 2004. Y publicado en En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la
Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, Segunda Parte, pp. 203 – 211.
22 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia pronunciada en el marco del debate
"Traumas urbanos. La ciudad y los desastres". Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona , 7-11
julio 2004. Y publicado en En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la
Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, Segunda Parte, pp. 203 – 211.
23 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la
Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007.


16       Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




se consideran unos a otros competidores en la batalla por la supervivencia, ni tampoco
existen acentuados antagonismos entre las clases sociales que puedan dar pie a
revoluciones o golpes de estado, manifestaciones unilaterales de la agresión24.


        En Espumas, el último volumen de su trilogía, Esferas III25, Sloterdijk se ocupa
de pensar el espacio contemporáneo, para ello ofrece una teoría filosófica que destaca el
carácter multifocal con que la vida se desarrolla, esto bajo un nuevo régimen de
complejidad donde la tensión se produce entre el fenómeno de apartamento de la
burbuja-tipo –de la vida individual– y los nuevos conectores o espacios
interrelacionales.


        Como forma elemental egosférica, el apartamento es el lugar en el que la
simbiosis de los miembros de la familia, que desde tiempos inmemoriales constituyen
las comunidades habitacionales primarias, se supera en favor de la simbiosis del
individuo que vive solo consigo mismo y con su entorno. Es particularmente interesante
que en las teorías éticas más recientes: efectivamente, el “otro” solo puede ser
descubierto como otro real –motivo central de la filosofía moral contemporánea– en una
época en la que se han vuelto epidémicos el autodesdoblamiento del uno en sí mismo y
la multiplicidad de los otros interiores virtuales. Sólo ahora se hace patente, de modo
general y público, el abismo que hay entre el otro narcisista de la reflexión en sí mismo
y el otro trascendente del encuentro o desencuentro real. Todo el “conglomerado de
mecanismos vitales” –por recordar la formulación de Hermann Broch26, que evoca


24 Actualmente existe un conflicto de carácter étnico en muchos de los países desarrollados. Una cantidad
elevada de inmigrantes, provenientes principalmente de África, Medio-Oriente y América Latina, tanto
legales como ilegales, ingresa diariamente a Europa y Estados Unidos. Esto produce serias alteraciones en
el orden social. Una parte de la población residente no ve con buenos ojos la llegada de extranjeros, lo
consideran una invasión al Palacio de cristal. Los ciudadanos de menos recursos afrontan este hecho con
mayor malestar, en tanto son los principales afectados, ya que los inmigrantes constituyen una mano de
obra más económica que compite con ellos en forma ventajosa, en la carrera por conseguir empleos de
baja calificación.
Adicionalmente, este problema étnico produce otro tipo de repercusiones. El incremento progresivo de
extranjeros provoca que éstos vayan adquiriendo mayor poder e influencia en la construcción de la
sociedad. Los extranjeros introducen sus costumbres y su religión en el contexto general, modificando –a
través de procesos de hibridación– el panorama cultural de cada país.
25 SLOTERDIJK, Peter, Esferas III , Espumas, Editorial Siruela, Barcelona, 2005.
26 Escritor austriaco cuya reputación descansa en varias novelas formalmente inventivas e
intelectualmente ambiciosas. El tema de su obra maestra, Der Tod des Vergil (1945, la muerte de Virgilio)
es el dilema del artista en un periodo de crisis histórica. El intento de Broch de reconciliar la visión
científica del mundo con una concepción mística de la experiencia es a veces próxima a la de su


Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com      17
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




situaciones globales esféricas de coexistencia familiar desarrolladas tradicionalmente, y
totalidades indistintas en estado de asociación sonambúlica y seminarcosis simbiótica–
cae durante el siglo XX dentro de una fuerza centrífuga que dispersa a los individuos,
separándolos en células de mundo propias y micrototalidades activo-pasivas. Desde este
punto de vista, el socioanálisis por disgregación y aislamiento corre paralelo al
psicoanálisis por autoexploración en una situación diádica artificial.




contemporáneo austriaco Robert Musil (El hombre sin atributos). A la edad de 45 años Broch publicó su
primera novela, la trilogía Die Schlafwandler (Los sonámbulos), que refleja la convicción spengleriana
del autor de que la historia progresa en ciclos de desintegración y reintegración de sistemas de valores. Su
tema central era la desintegración de los valores culturales en la Alemania del periodo entre 1880 y 1920.
Los personajes de la novela experimentan los problemas sociales, políticos y económicos como periodos
de dificultades personales y de transición. Paserow, un aristócrata prusiano y oficial del ejército, rompe
con las opresivas convenciones para relacionarse con la prostituta bohemia Ruzena, pero termina en un
feliz matrimonio con Elisabeth, su vecina y socialmente igual. Esch, el impetuoso contable, es una figura
de transición. Su mundo se viene abajo cuando es despedido de su trabajo. Al final de un periodo de
vagabundeo, se casa con la propietaria de un restaurante. Huguenau es la persona carente de valores,
quien estafa y asesina en su camino al éxito social y financiero. Él resume un sistema social de valores
tradicionales devaluados. Huguenau deserta del ejército, asesina a Esch, viola a Frau Esch y se convierte
en un respetado hombre de negocios. La estructura de la novela consta de fragmentos de ensayos
filosóficos, artículos periodísticos, diálogos y fantasías una tras otra.


18       Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




III.- Espumas: “poliesferologia” o ciencia ampliada de invernaderos27.


                                                   “La esfera una ha implosionado, ahora bien,
                                                   las espumas viven” (Esferas III -Espumas)
                                                                                      Peter Sloterdijk


        La imagen de la espuma es funcional para describir el actual estado de cosas,
marcado por el pluralismo de las invenciones del mundo, por la multiplicidad de micro-
relatos que interactúan de modo agitado, así como para formular una interpretación
antropológico-filosófica del individualismo moderno. Con ello Espumas responde a la
pregunta de cuál es la naturaleza del vínculo que reúne a los individuos, formando lo
que la tradición sociológica llama “sociedad”, el espacio interrelacional del mundo
contemporáneo.


        En Espumas se da cuenta de los círculos de expansión y movimiento de las
múltiples esferas en las que –al modo de celdillas de enclaustramiento– los sujetos se
trasladan y aglomeran hasta formar espumas evanescentes donde establecen complejas
interrelaciones.


        Espumas es así definida por Sloterdijk como el ensayo de una “poliesferologia o
ciencia ampliada de invernaderos; [una] teoría tecnológica de los espacios
humanamente y simbólicamente habitados, como una instrucción científico-ingeniera y
política para la construcción y mantenimiento de unidades civilizatorias.”28


        Espumas29 cierra el ciclo del ambicioso proyecto de Sloterdijk de comprender la
ontogénesis del ser humano y su historia como conformador de esferas. Estar en el
mundo, nos recuerda Sloterdijk30, es vivir en esferas, espacios de relación, climas o
atmósferas, cuyo análisis dice más de la vida humana que la consideración del individuo


27 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “Espumas, mundo poliesférico y ciencia ampliada de invernaderos”, En
NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, |Nº
18 | Enero-Junio.2008 (II), [315-322] http://www.ucm.es/info/nomadas/18/avrocca.pdf
28 SLOTERDIJK, Peter, Esferas III, Espumas, Editorial Siruela, Madrid, 2005, p. 35
29 SLOTERDIJK, Peter, Esferas III , Espumas, Editorial Siruela, Barcelona, 2005
30 SLOTERDIJK, Peter, Esferas I Burbujas, Ediciones Siruela, Madrid, 2003


Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com     19
Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




autónomo o de las diversas posiciones que la ciencia y la metafísica le han asignado.
Ahora bien, si Esferas I había desarrollado un sugestivo esfuerzo por mostrar que la
esfera humana primaria -”burbuja”- era esencialmente relacional, bipolar, y Esferas II
había llevado a cabo una narración completa de las tensiones inherentes a la
constitución de las macroesferas -“globos”-, donde se narraba de qué forma el
pensamiento metafísico clásico, como contemplación del todo redondo, se propaga por
el mundo, el globo, y pone en marcha formas diversas de globalización31, fundando
lugares absolutos que daban vida a la idea del Todo; Esferas III tenía asignado proponer
una teoría que se hiciera cargo del nuevo espacio interrelacional del mundo
contemporáneo, un mundo que, a pesar del generalizado discurso de la globalización,
está marcado por el fin de la imagen centralizada del globo omnicomprensivo y
unitario32. A diferencia de la red, la metáfora inevitable desde la abrumadora expansión
de Internet, la espuma subraya el aislamiento conectado, la diversidad de las
conexiones, la constante movilidad de los puntos conectados y la irregularidad de la
estructura total. Esferas III representa así el intento de comprender la situación actual
como la conexión entre sí de “burbujas”, pequeños ambientes que revisten múltiples
formas (individuos, parejas, asociaciones de todo orden, consumidores, partidos, etc.),
en ausencia de toda visión panóptica, de toda metáfora integradora33. Allí donde todo
es centro no puede existir un verdadero centro. Allí donde todo emite, el supuesto
centro emisor se pierde entre los mensajes imbricados.


         Esta situación es lo que Sloterdijk quiere describir con la metafórica de la
Espuma, un agregado de múltiples celdillas, frágiles, desiguales, aisladas, permeables,
pero sin efectiva comunicación. La esfera deja así de ser la imagen morfológica del
mundo poliesférico que habitamos para dar paso a la espuma. Fragilidad, ausencia de
centro y movilidad expansiva o decreciente son las características esta nueva estructura
que mantiene una “estabilidad por liquidez”, divisa posmoderna que refleja la íntima
conformación de la espuma.


31 VÁSQUEZ ROCCA, Liliana, “Sloterdijk; De la ontología de las distancias al surgimiento del
'provincianismo global'”, En Psikeba, Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales, Nº 5, 2007, Buenos
Aires, http://www.psikeba.com.ar/articulos/LVR_Sloterdijk_Ontologia_de_las_distancias.htm
32 RODRÍGUEZ, Ramón, “Sloterdijk en la era de la levitación”, Sobre Esferas III. Espumas, de Peter
Sloterdijk. Originalmente en abc.es, 2006.
33 Ibid.


20       Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
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Tenemos formas dispares de articular el espacio interrelacional, el que se ve
curiosamente polarizado en las ciudades donde las "miradas impersonales" desde el
afuera de nuestra tribu particular, más allá de nuestra esfera de cercanía, se tornan
huidizas.


        Ahora bien, la intersección telecomunicativa entre las burbujas individuales a
través de sus particulares modos de interconexión, la conformación de audiencias y
públicos, sustraídos a la "micro"-exterioridad-social de los gestos, requiere –de
cualquier manera–        un movimiento de ampliación de burbujas, allí tiene lugar la
espuma34, que -a su vez- se verá apremiada a conformar certeras separaciones y
diferenciaciones, lo que el lenguaje telecomunicativo llamará segmentos.


        Este espacio telecomunicativo no es -sin embargo- un a priori diferenciable de
"la política" solidificada en nuestras sociedades "facilitadoras" y masificantes. Tampoco
se puede diferenciar del espacio que nos creamos en la gestión del entretenimiento o
nuestras demandas más o menos exigentes de cuidados en la sociedad del confort,
demandas de atención a nuevos intereses asociados al prestigio y al lujo.


        Ahora bien, estos individuos mimados no se ocupan de cultivar la "amistad", su
principal     interés     es    la    autoconstrucción         de     infraestructuras      espaciales
ultraindividualistas airosas. Todo es en principio un contener y ser contenido en la
compleja intersección de burbujas insospechadas. Los otros aparecen difusos en el
horizonte proto-social –en el momento de entrada en el mundo hipercomplejo–, en el
“espacio fetal” donde los otros -los menos próximos- son sólo objetos difusos que
excitan la curiosidad y el interrogar intuitivo.


        La problemática configuración de la esfera social obedece al hecho que las
burbujas son ante todo un invernadero, un ámbito acondicionado y cerrado a un exterior
tóxico, formado cada vez más por toda suerte de prótesis auditivas y visuales. Sloterdijk



34 SLOTERDIJK, Peter, Esferas III , Espumas, Editorial Siruela, Barcelona, 2005


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Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria�




ve este fenómeno de explicitación creciente, mediante la técnica, de todos los elementos
ocultos del cuerpo y del medio ambiente el rasgo más decisivo de la modernidad.


         De aquí surge una extraordinaria preocupación por las condiciones de vida y la
producción del bienestar, cuestión indisociable de nuestro modo de pensar y diseñar la
vida en el momento post-histórico. Sloterdijk en esta última parte de su proyecto
despliega su capacidad provocativa para denunciar la disparidad entre el Primer Mundo
y las zonas menos desarrolladas, entre la sociedad del bienestar y la “psicosemántica de
la necesidad”.


         De acuerdo a las perspectivas propuestas, en el Primer Mundo se abre la
posibilidad de una conducta no marcada por la necesidad,                          por la carga de la
subsistencia y su ética de la sobrevivencia, sino por la abundancia y el derroche, una
sociedad mimada por el confort, marcada por la levitación.




22       Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
Aproximación a la antropología fenomenológica en
                  Max Scheler
                                                                                                 .
                                                                           1
                             Juan Sebastián Ballén Rodríguez
                         juanballen@usantotomas.edu.co
       Departamento de Humanidades de la Universidad Santo Tomás (Colombia)


                                                                  A Eudoro Rodríguez Albarracín,
                                                                                Maestro y amigo

                     Soy cuerpo y nada más; alma es sólo una palabra para
                     designar algo del cuerpo.
                                         Friedrich Nietzsche: Así habló Zarathustra

                     Pero aunque la “vida” y el espíritu son esencialmente
                     distintos, ambos principios están en el hombre en relación
                     mutua: el espíritu idea la vida; y la vida es la única que puede
                     poner en actividad y realizar el espíritu, desde el más simple
                     de sus actos hasta la ejecución de una de esas obras a que
                     atribuimos valor y sentido espiritual.
                                    Max Scheler: El puesto del hombre en el cosmos

INTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA


        Asistimos hoy día a la objetivación del cuerpo. Este fenómeno se entiende como
la exteriorización y posterior cosificación del mundo de la corporalidad. El cuerpo
objetivado, es justamente el cuerpo sir órganos internos, esto es, la ausencia de una
relación armónica que dé cuenta de la vida interior que la anima. En la actualidad son
diversas la formas de objetivación del cuerpo, tales como la manipulación médica en
donde se pone en evidencia la capacidad de disponer del mismo instrumentalmente,
para valerse del mismo a la manera de un simple medio que se deja moldear,
transformar, lucir y explotar. Al tiempo que se pierde el carácter único y compartido del
1
  Licenciado en Filosofía y Lengua Castellana. Magister en Filosofía. Docente del
Departamento de Humanidades de la Universidad Santo Tomás. Texto elaborado en el
marco del Coloquio La antropología de Max Scheler: la propuesta del filósofo de
Múnich, celebrado los días 16 y 17 de octubre de 2008, en la sede central (Bogotá) de la
Universidad Santo Tomás. Apartes de este escrito pertenecen a la investigación “La
propuesta fenomenológica de Michel Henry: la subjetividad a flor de piel” que dirige el
profesor Guillermo Hoyos Vásquez. Miembro ordinario del Círculo Latinoamericano de
Fenomenología (CLAFEN)


Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com   23
Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler�




cuerpo2, se lleva a cabo un proceso de pérdida de la identidad de la subjetividad, en
donde el cuerpo ya no es la puerta de entrada al mundo de lo humano sino la vía por la
cual se produce el mensaje publicitario, la venta de un producto, la comunicación de una
noticia, incluso la promesa de que una intervención médica hace posible el sueño de
tener un cuerpo perfecto, según los cánones estéticos de los modelos que se muestran
esbeltos y voluptuosos en las pantallas. La estandarización del cuerpo ideal por obra de
la sociedad de consumo, ha hecho que el carácter único del cuerpo pierda su sentido y
se abandone a la pura exterioridad, esto es, a la inercia de la cosificación:


            “[…] La exterioridad humana nunca debería reducirse a la materialidad
            contable de las relaciones inmanentes propias de los artefactos físicos y
            químicos, sino que siempre tendría que ser la expresión de una trascendencia
            que sobrepasa infinitamente cualquier cuantificación o reducción al
            esquematismo oferta-demanda y que tan sólo puede ser expresada por
            aproximación y siempre provisionalmente.” (Lluis Duch y Mélich Joan-Carles
            237)

          El reduccionismo en el cual ha caído la percepción del cuerpo en nuestros días
tiene diversas causas. Bien sea por la necesidad de reivindicar el éxito social, o por la
exigencia mediática de comunicar que el cuerpo es un mecanismo para la obtención de
fuerza y empoderamiento individual desde los ámbitos económico, político y deportivo.
Otros ejemplos que responden a esta misma lógica reduccionista se muestran en los
cuerpos de las mujeres y de los infantes humillados y sometidos por el secuestro, la
trata de blancas, el maltrato físico, la explotación laboral, etc., todo ello hace parte del
círculo de las mediaciones instrumentales que tiende a desdibujar su carácter intangible
y sagrado. Aparentemente en el contexto de la masificación y la comercialización,
formarse un punto de vista integral sobre la condición corporal de la subjetividad resulta
una banalidad.


          Ahora bien, la reflexión fenomenológica se ofrece como una alternativa
filosófica que da lugar a explorar nuevas y diversas maneras de entender la relación
2
  Cuando nos referimos al carácter único del cuerpo entendemos que se trata de una realidad fenoménica
diferente. Ello supone que su naturaleza no puede ser estandarizada, masificada y en general convertida
en un producto que se exhibe dentro de las lógicas del mercado. De otra parte, asumimos que el cuerpo en
tanto que experiencia compartida del mundo, es la apertura hacia las relaciones intersubjetivas, en donde
el yo se abre al otro desde diversas modalidades fenomenológicas como lo son el amor, la amistad, la
afectividad, etc.


24       Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler�




entre el cuerpo, la subjetividad y el mundo. Siendo así, nos acercaremos en un primer
momento a las bases del pensamiento fenomenológico, que han asumido el problema de
la egoidad desde la subjetividad encarnada en el cuerpo. Partiendo de la correlación
hombre-mundo, que se plantea en              las investigaciones emprendidas por                Edmund
Husserl en su Crisis de las ciencias europeas (1937), se abre el espectro filosófico para
indagar acerca de la condición del Yo-cuerpo en la fenomenología. La continuación y
radicalización de esta empresa filosófica se muestra en la obra antropológica de Max
Scheler. Desde Scheler descubrimos que la unión entre alma y cuerpo es el retorno a
una comprensión que lleva a cabo la correlación sustancial-espiritual del hombre, es
decir, que asume la constitución ontológica del yo. Esto es, el giro hacia una concepción
antropológica donde cuerpo y alma se corresponden mutuamente: “el proceso de la vida
fisiológica y el de la vida psíquica son rigurosamente idénticos desde el punto de vista
ontológico.”(SMK 111). Ambos procesos, según Scheler, son mecánicos y teleoklinos.
Esto quiere decir, que la vida fisiológica como la psíquica, responden mutuamente al
funcionamiento mecánico (causal) y a la vez teleológico (finalidad) que comprende la
dinámica de la naturaleza humana, y en donde la vía corporal se integra a la vía
psíquica. Por ello sostenemos que en                  Scheler se propone una antropología
fenomenológica, que se explica a partir de una comprensión dinámica de la naturaleza
humana, en donde se incluyen los procesos fisiológicos y psíquicos de manera paralela.
No es extraño entonces, que en nuestro filósofo identifiquemos estudios en donde se
analizan desde las estructuras más elementales del sistema nervioso, hasta llegar a
considerar los procesos puramente psicológicos, incluyendo en su desarrollo todas las
estructuras orgánicas, partiendo de las más primitivas y llegando a las más complejas.


        La propuesta scheleriana busca comprender al hombre como una entidad en
permanente cambio: desde la estructura biopsíquica de los cuerpos inorgánicos, pasando
por las plantas, hasta llegar a las formas animales más complejas. En este sentido,
sostenemos que el problema de la subjetividad-corporal en Scheler, no se resuelve a
partir de la sola naturaleza espiritual, -la cual abstrae la condición material de la
existencia del hombre-, sino asumiendo la transformación, o gradación, biológica y




Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com     25
Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler�




psíquica3. Tal movimiento se comprende en el encuentro entre el cuerpo y el alma, la
vida y el espíritu, la conciencia trascendental y la corporalidad. Por ello la descripción
fenomenológica de la naturaleza mecánica y teleológica del ego, deviene, según el
mismo Scheler, en una ontología de la existencia humana. Esta gradación es la que
pretendemos poner de presente en nuestra reflexión sobre El puesto del hombre en el
cosmos (Stellung des Menschen im Kosmos)4. Pero, en primer lugar, es necesario
mostrar las bases metodológicas, que sirven de base a la antropología fenomenológica
de Max Scheler.


1. EL     PROBLEMA DEL         YO-CUERPO       EN LA FENOMENOLOGÍA DE                HUSSERL         Y SUS

IMPLICACIONES EN LA ANTROPOLOGÍA FENOMENOLÓGICA DE SCHELER



          Antes de examinar el lugar que ocupa el Yo-cuerpo en la fenomenología de
Husserl, conviene tener en cuenta, de manera muy breve, el movimiento del pensar del
filósofo alemán hacia el mundo de la vida, y en especial en dirección a la correlación
hombre-mundo que es explorada en su obra Crisis de las ciencias europeas, publicada
póstumamente en el año de1937.


          El arribo al mundo de la vida (lebenswelt) en el pensamiento husserliano tiene
lugar en las producciones finales de su obra. Hablamos concretamente de Crisis de las

3
  En este sentido nos apartamos de la lectura que propone Danilo Cruz Vélez en sus ensayos sobre el
hombre y la cultura. Para el filósofo colombiano, la postura de Scheler convierte a la antropología
filosófica, en la disciplina que explica todo fenómeno humano a partir del espíritu, cayendo
inevitablemente en el antropologismo que afirma la superioridad del hombre respecto de cualquier otro
organismo viviente. Nuestra interpretación parte justamente del giro que acaece en el pensamiento
filosófico de comienzos del s. XX, con la irrupción de la fenomenología, que rompe con la historia de los
racionalismos que surgen con Descartes, y en general, con los objetivismos de las ciencias exactas que se
desprenden del ya consolidado positivismo, extendido en la práctica por las teorías evolucionistas. La
antropología de Scheler continúa, por un lado, la crítica que desde la fenomenología de Husserl se hace a
la filosofía moderna, que entrona a la razón como eje sobre el cual gravita toda comprensión de la
realidad, y, por otra parte, asume un debate abierto sobre las pretensiones epistémicas de las teorías
biológicas, que para la época tienden a reducir desde el evolucionismo darwiniano, un problema que
desde antaño la filosofía viene preguntándose: el de la dificultad metafísica que implica responder a la
pregunta de “¿qué es el hombre?” La influencia de la preocupación fenomenológica en la antropología de
Scheler atiende a esta doble crítica, de tal manera que su propuesta no deviene necesariamente en un
antropologismo, como usualmente se la ha reconocido.
4
   Esta obra, que da a luz en 1927, hace parte del tercer grupo de investigaciones fenomenológicas
inconclusas, realizadas durante los años de 1921 a 1928. Con la muerte prematura del filósofo, estos
ensayos preparatorios dejaron esbozos de un trabajo más profundo sobre metafísica, y, en el caso que nos
concierne la anticipación de una serie de grandes problemas que asumiría la antropología filosófica. Nos
referiremos a dicha obra con la abreviatura canónica SMK.


26       Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler�




ciencias europeas, obra en la que a juicio de Daniel Herrera, Husserl da a conocer la
intuición creadora, de la que ya tenía noticia el filósofo alemán en 1898, según la cual la
correlación entre hombre y mundo se hace patente (cf. Herrera 1999). La lectura que
propone Daniel Herrera tiene por objeto profundizar en la reflexión o intuición
originaria que propicia Husserl en el marco de la correlación entre el sentido del hombre
y el sentido del mundo. Es también su intención explorar los caminos conciliadores y
no optar, por un lado, por la versión realista de la fenomenología que se desarrolla en
las Investigaciones lógicas (1900-1901) husserlianas, o por otro lado, por la lectura
idealista de la fenomenología de la que se tiene noticia en su obra Ideas. El giro que
acaece en el pensamiento de Husserl a partir de Crisis, es una continua explicitación de
esta correlación. Pues al mismo tiempo va superando problemas gnoseológicos que de
manera unívoca dio respuesta la tradición filosófica, como ocurre en la teoría de la
adecuación de pensamiento y realidad desde el realismo ontológico, o                             la que
fundamenta la asimilación noética de la realidad por obra del espíritu, según el
idealismo trascendental.


        La inversión radical llevada a cabo por Husserl plantea que el principio
gnoseológico por excelencia es la vida: conocer es vivir. La fenomenología se abre paso
en el límite de esta correlación, al describir las diferentes maneras en las que se da al
sujeto un mundo vivido. Mundo que se experimenta en la inmanencia de la
cotidianidad, y donde predominan las autoevidencias relativas al punto de vistas del
observador5.        El cometido metódico de la descripción fenomenológica es la
explicitación de las diferentes estructuras vivenciales que atraviesa la subjetividad, al
momento de desplegarse la correlación hombre-mundo, produciendo el sentido
fenomenológico de las cosas. El objetivo de éste método del pensar, se encuentra más
allá de pretender constituir a la misma fenomenología en un cuerpo de doctrina
sistemático. Al respecto, el profesor Daniel Herrera esgrime lo siguiente


5
  Tal es el sentido que tiene para Husserl el descubrimiento del mundo de la vida en Crisis. Se trata pues
de […] el mundo espacio-temporal de las cosas tal y como las experimentamos en nuestra vida pre- y
extracientífica y tal y como las sabemos cómo experimentables […] (Husserl. 145-146). El mundo de la
vida se presenta así como el horizonte de significado que varía según la experiencia que tiene cada quien.
El reconocimiento subjetivo-relativo que tiene para un indio de la selva amazónica el agua con relación al
río amazonas, varía de la visión que tiene un mongol de este mismo recurso natural en medio de una tierra
árida como la estepa tibetana.


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Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler�




        “Conocer es vivir. A través de cada una de sus vivencias el hombre capta el
        sentido de la realidad vivenciada. La reflexión al volver sobre lo vivido, reconoce
        el cómo (la constitución) del surgimiento de este sentido, pudiendo describir este
        sentido en lo que es esencial y la vivencia en la cual ella se hizo presente. La
        intuición de esta correlación hombre-mundo le permitió a Husserl, igualmente,
        superar la tentación inicial de hacer de la filosofía un sistema. Al término de su
        desarrollo intelectual, la filosofía se revela fundamentalmente como un método
        que se identifica con la vida de la conciencia y con la visión de conjunto de las
        relaciones de la conciencia y su mundo. ” (Herrera 15)

        Sin embargo, en Crisis afloran diversos planteamientos que si bien se proponen
efectivamente hacer una aproximación que esclarezca el sentido de                          la intuición
originaria, es de anotar que como intuición se cierne todo un manto de oscuridad. En
ciertos momentos la intuición parece inclinarse al polo objetivo de la correlación, siendo
en este caso el mundo la última conquista de la fenomenología. En otros es el sujeto y la
experiencia reflexiva o actitud filosófica, la que permite apresar el sentido
fenomenológico del mundo. Al respecto el profesor Daniel Herrera ha señalado el
carácter ambiguo que comporta el análisis del ego en Crisis, en razón del predominio
que tiene por momentos el mundo de la contingencia mundano-vital que determina a la
subjetividad, y, en otros, donde la subjetividad dota de sentido al carácter natural que
gobierna al mundo de la vida:


        “Captar con una sola mirada todo el significado de la correlación no es, sin
        embargo, empresa fácil. Inclusive, creo que es imposible: la experiencia humana
        no se deja plenamente explicitar ni mucho menos racionalizar. Ella nunca entrega
        toda la verdad de su sentido. La correlación se revela a veces como mundo vivido
        ocultando la vida que vive este mundo. Otras veces se nos revela como la vida que
        experimenta este mundo, ocultando todo el sentido del mundo vivido. Husserl
        padeció conscientemente hasta el final de sus días ante esta dialéctica de una
        realidad que simultáneamente se revela y se oculta.” (Id.17)

        El rostro jánico6 que sobreviene en la correlación hombre-mundo ya es un indicio
para leer el lugar que ocupa el ego en la construcción de una fenomenología del
encuentro entre el mundo de la subjetividad y el mundo de la facticidad. La paradoja
ínsita en el rostro jánico de la correlación, da cuenta, desde una mitad de su apariencia,
de la disposición afirmativa que adquiere la determinación mundano vital de la

6
  En la mitología romana Jano es el Dios de las dos caras, que custodia las puertas en su final y su
comienzo. Esta imagen nos permite pensar la ambivalencia en la cual se debate el ego husserliano.


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existencia humana a través de la actitud natural, y, en la otra mitad del rostro, muestra
su movimiento negativo al cobrar sentido para la subjetividad reflexiva, provista de
intencionalidad y de determinación objetiva, es decir, de la actitud filosófica.


        En el límite que separa y a la vez reúne al mundo objetivo y al subjetivo se
plantean las diversas maneras que tiene el Yo para darse como una entidad
antropológica de sentido. Al respecto J. Wild, en Les Cahiers de Royaumont (coloquio
de filosofía celebrado en 1957 cuyo tema fue Husserl), plantea que, en Crisis, Husserl
no hablaba propiamente de una antropología filosófica, sino que se refería al problema
del hombre bajo diferentes títulos, ya fuera con el término de ‘psicología descriptiva’, el
de ‘psicología fenomenológica’, o incluso, bajo el rótulo de ‘psicología pura’. Husserl
encaró el problema metodológico que implicaba el estudio del hombre en medio del
debate librado entre la psicología natural o racional, que por medio de una actitud
objetiva reduce el estudio del hombre a los hechos verificables, esto es, a los datos
cuantificables registrados en la experiencia empírica, y, una psicología fenomenológica
que atiende la región subjetiva de los deseos, las querencias, las frustraciones, los
motivos, las intenciones, etc., y que tiene por cometido fundamental: “(…) describir y,
en lo posible, de aclarar esas estructuras necesarias que se encuentran en todo y que
siempre caracterizan la existencia humana en el mundo.” (Wild 246)


        Este mismo debate, pero con la psicología clásica, lo encontramos en Merleau-
Ponty en la obra cumbre la Fenomenología de la percepción y del mismo modo en
Michel Henry, quien valiéndose de las tesis ontológicas de la afectividad y de carne7,


7
  La propuesta fenomenológica del filósofo francés Michel Henry (1992-2002) arroja luces acerca de la
reconstrucción de la gramática de la afectividad y en general del mundo de la corporeidad encarnada en
las modalidades más primitivas de la experiencia humana como lo son el sufrimiento, el dolor, el gozo
etc. Se trata de un proyecto que busca descifrar el lenguaje de la materialidad en el cual se está definiendo
la egoidad, desde los horizontes del cuerpo y de la afectividad. Así como en su momento Scheler plantea
que la codificación que hace la filosofía moral de las pasiones y de los deberes, ha de ser complementada
por una primera reconstrucción del lenguaje de los sentimientos, las motivaciones y en general de las
emociones que se disponen como móviles reales en las decisiones y los juicios de tipo moral (Scheler, M.
2003), Henry sugiere que el análisis eidético de la conciencia trascendental, que hace parte de la
gramática que construye la fenomenología husserliana, no es suficiente para descifrar el sentido de la
subjetividad hecha carne, la cual se erige a partir de la inmanencia y de la condición ontológica en la cual
se funda la existencia humana. Condición humana que se debate entre el ser y la nada, los significados y
los significantes que se condensan alrededor de una descripción fenomenológica del lenguaje del cuerpo y
de la afectividad. Desde La esencia de la manifestación (Henry 1963) donde se establecen los
presupuestos fenomenológicos fundamentales de la inmanencia y la afectividad del ego, pasando por el


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expone en una de sus obras programáticas titulada Filosofía y fenomenología del
cuerpo. Ensayo sobre la ontología de Maine de Biran, el olvido en el que incurre la
filosofía moderna: la corporalidad. En Scheler el debate entre psicologismo y psicología
fenomenológica es integrado bajo un tercer elemento que los reúne: nos referimos a la
antropología, la cual recoge elementos de la psicología (en tanto que el problema del
hombre es leído como el estudio trascendental sobre las formas de la interioridad
psíquica) y de la biología (en tanto que el problema del hombre es asumido como la
indagación por el movimiento y la transformación de las formas de vida exteriores). Sin
embargo, desde la misma preocupación husserliana por los sentidos que cohabitan en el
mundo de la vida, ya viene sugerido el debate entre el psicologismo empírico y el
fenomenológico.


       En Crisis se asume como un presupuesto antropológico indubitable el hecho de
que el hombre se define en función de las diversas maneras de vivenciar el mundo de la
vida (lebenswelt). La pregunta que surge, entonces es, la siguiente: ¿cómo se da a la
conciencia inmanente, que es la misma conciencia fenomenológica que dirige su mirada
hacia las cosas mismas, las diversas maneras en las que el Yo habita vitalmente el
mundo de la vida? Una antropología filosófica de corte fenomenológico se encargaría
de mostrar mediante la descripción, las diferentes estructuras mundano vitales que
experimenta el Yo en su correlación con el mundo. Hacer comprensible la obviedad de
que el hombre se encuentra en relación con el mundo de la vida, es el sentido que
adquiere en Crisis el realismo radical que propone Husserl para la fenomenología: “[…]
no puede haber un realismo más fuerte, si es que esta palabra no indica más que lo
siguiente: estoy seguro de ser un hombre que vive en este mundo, etc., y acerca de esto
no abrigo la menor duda. Pero el gran problema consiste precisamente en comprender
esta autoevidencia.” (Krisis 197)

estudio Encarnación. Una filosofía de la carne (2000), obra en la que se exponen de manera sistemática
los presupuestos fenomenológicos que gravitan alrededor del fenómeno teológico de la encarnación. En
estos últimos estudios la afectividad deviene como fundamento de una experiencia radical de l’etre-Soi.
Jean Greisch (2009) sostiene que toda investigación fenomenológica tendrá que vérselas con tres
interrogantes fundamentales. El primero pretender determinar la idea de lo que es la fenomenología. El
segundo apunta hacia el fenómeno originario sobre el cual se emprenderá la investigación filosófica (el
archifenómeno). Y el tercero es la identificación de la crisis o la lectura de la historia de la filosofía
moderna comenzando desde Descartes. Henry, como lo hace Husserl, responde indistintamente a estos
tres planteamientos. Con la salvedad de que ambos coinciden de manera definitiva en un cuarto problema
que subsume a los tres anteriores. Rememorando la antropología kantiana, se sostiene que la cuestión
fenomenológica fundamental es una aproximación radical a la pregunta de ¿Qué somos nosotros?


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      La tarea consiste, entonces, en explicitar aquellas estructuras que atañen a la
realidad mundano-vital y que constituyen el conjunto de las vivencias en las cuales el
hombre establece su relación con el mundo de la vida. De ahí que la primer estructura
que define el carácter inmanente de la relación mundano-vital experimentada por el
hombre sea el Yo cuerpo. Previo a la consideración corporal de la experiencia
mundano-vital del hombre, conviene tener en cuenta que el yo de la fenomenología
husserliana no consiste en ser un receptáculo espiritual que se encuentra atrapado en la
materia extensa que es el cuerpo. Tampoco se erige desde el dualismo, donde el alma
racional se distingue de manera radical de los sentidos y del cuerpo en general. En esta
medida Daniel Herrera argumenta lo siguiente:


          “El hombre es para Husserl una totalidad estructurada dinámica, intencional y
          teleológicamente; gracias a lo cual puede experimentar el mundo
          significativamente. Si hay una denominación que exprese el ser del hombre y,
          por consiguiente, su sentido, es el de ‘vida que experimenta el mundo’
          (Welterfahrendes Leben)” (Herrera 16)

        Evidentemente, –como lo señala el profesor Daniel Herrera- en Husserl no
solamente tenemos noticia de un Yo-cuerpo, también es posible hablar de un Yo-
instinto (Id. 16), de un Yo-persona (Id. 17) y de un Yo-Trascendental (Id. 18). No hay,
entonces, un carácter unívoco que defina la naturaleza del ego en la fenomenología de
Husserl, sino más bien un movimiento exploratorio por las distintas experiencias
mundano-vitales que atraviesa la subjetividad en la correlación con el mundo de la vida.
Movimiento exploratorio que se afianza con la propuesta de Max Scheler, quien,
además, prepara el camino de lo que hará la fenomenología francesa, que durante el
siglo XX, desde múltiples miradas ha explorado las diversas maneras en las que la vida
anímica del hombre experimenta el mundo (Pintor Ramos 129). Bien sea desde la
inmanencia radical del yo arrojado al mundo en Sartre, pasando por la experiencia
subjetiva del absurdo en Camus, llegando con Levinas a la experiencia del otro, hasta
arribar a Michel Henry, quien influenciado de manera poderosa por la fenomenología de
la percepción de Maurice Merleau Ponty, nos plantea una fenomenología del yo desde
la triple relación entre afectividad, corporalidad y sensibilidad. Si en Husserl se asume
que el conjunto de las potencias intencionales define la naturaleza del yo, en Scheler,
tal supuesto lo lleva a situar el problema de la egoidad, más allá del asociacionismo de


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la psicología empírica y del solipsismo en el que incurre la pura descripción eidética de
la vida consciente. En esta medida nuestro filósofo entiende que:


            “El yo no es nunca el producto de una asociación de elementos sueltos y
            aislados, asociación que necesitaría como medidora de la sensibilidad corpórea.
            La consideración fenomenológica lleva a ver el yo como una unidad originaria
            que implica una inclusión mutua de sus componentes.” (Pintor Ramos 141)

          La tesis scheleriana asume que el fundamento antropológico del ego, está en la
unidad ontológica originaria, desde la cual se despliegan simultáneamente las funciones
psíquicas y corporales. Tal planteamiento presupone la crítica que desde la
fenomenología se hace al epígono de la filosofía moderna. Efectivamente, las réplicas a
Descartes resuenan igualmente en la postura scheleriana. La reducción de todo lo
anímico a la región psíquica del cerebro, y la consecuente escisión entre la vida material
y la consciente, que produce la tesis mecanicista del cuerpo, es superada por los
avances de la fisiología de comienzos del siglo XX (SMK 109). Los resultados de estas
investigaciones8 indican que las actividades puramente psíquicas, no dependen del
cerebro sino de estructuras vitales mucho más primarias como las afectivas, las cuales,
se hallan en las glándulas del sistema endocrino. Éstas, dependiendo de su estado,
inciden directamente en la vida impulsiva y afectiva de los seres humanos; y su estudio
puede explicar también el desarrollo de la altura, la anchura, las características étnicas e,
incluso, las patologías (gigantismo, enanismo, etc.) en los seres humanos. A partir de
los trabajos de Braus y Tschermack en los campos de la anatomía y la fisiología,
Scheler concluye que la división cartesiana entre res extensa y res cogitans deja de
explicar la funcionalidad que genera la unidad entre pisque y cuerpo:


            “El campo fisiológico paralelo a los procesos psíquicos vuelve a ser hoy el
            cuerpo entero y no sólo el cerebro. Por ende, no cabe seguir hablando
            seriamente de un nexo entre la sustancia psíquica y la sustancia corporal, tan
            externo como el supuesto por Descartes. Es una y la misma vida la que posee,
            en su “ser íntimo”, forma psíquica y, en su ser para los demás, forma
            corporal.”(SMK 109-110)




8
  Scheler menciona las investigaciones del anatomista de Heidelberg Braus y de la fisiología de
Tschermack. (SMK 112.)


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          La tarea, entonces, de la antropología fenomenológica de Scheler consistirá en
explicitar la correlación existente entre los movimientos fisiológicos y las formas de la
vida consciente; de ahí que para explicar la condición vital del puesto que ocupa el ser
humano en el cosmos, tenga que valerse de la gradación psicofísica9. Esta forma de
abordar el problema, le permite al filósofo escapar del solipsismo antropológico en el
que incurre Descartes con la duda metódica: método que termina por dividir la
naturaleza humana en dos polos contrapuestos. Para Scheler el dualismo cartesiano
pierde de vista la unidad ontológica en la cual se compenetran ambos procesos. Que la
percepción de un manjar sea una imagen psíquica que activa un estímulo, para luego
originar un movimiento, antes, claro, de que el cerebro genere un proceso de
deliberación sobre la conveniencia o inconveniencia de probar un bocado, resulta del
todo una ficción, si se considera que el impulso del cuerpo por saciar su hambre
responde a los jugos gástricos que actúan sobre el estómago y que exigen eventualmente
el alimento (SMK 113-114). No menos es la acción de la conciencia, que estimula al
deseo y abre el apetito.


2. LA GRADACIÓN PSICOFÍSICA Y EL PUESTO METAFÍSICO DEL HOMBRE EN EL COSMOS


          En El puesto del hombre en el cosmos, Max Scheler se propone estudiar la
esencia del hombre con relación a los diferentes organismos de vida que habitan el
mundo, como lo son los cuerpos inorgánicos, la planta, el animal, y, finalmente el
mismo hombre. El puesto metafísico que le corresponde a la esencia del hombre, lejos
de ubicarse más allá de los otros miembros que habitan el mundo de la naturaleza, está
directamente relacionada con estos: “La palabra hombre indica en primer lugar los
caracteres morfológicos distintivos que posee el hombre como subgrupo de los
vertebrados y de los mamíferos.”(Id. 27)


          La familiaridad esencial que hay entre las plantas, los animales y los hombres
hace parte del estudio sistemático natural de la antropología que propone Scheler. Sin
embargo, su exposición, por lo menos en la obra señalada, no descarta la indagación por
la legitimidad que tenga esta sistemática cuando se refiera al hombre en un sentido
9
  La gradación psicofísica de los organismos vivos, es el hilo conductor que orienta nuestro estudio
dedicado a la obra de Scheler El puesto del hombre en el cosmos.


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singular, pues, de lo contrario, no estaríamos hablando de antropología en un sentido
filosófico sino de ciencia natural. Se trata, entonces, de una presentación que se esfuerza
por identificar los grados psicofísicos que son propios de los reinos vegetal y animal,
pero perfectamente análogos al ser del hombre, y que busca, al mismo tiempo, las notas
distintivas que hacen a la especie humana única en su género. Esta gradación de los
diferentes estados ontológicos que atraviesan los organismos vivos se presenta, a su vez,
no como una lectura naturalista-evolucionista de los seres vivos, que se propone
identificar los estratos orgánicos superiores avanzando progresivamente hacia el ser
vivo mejor dotado, ni tampoco como una antropología eidética donde finalmente las
cualidades espirituales superiores terminan por anular las formas naturales más
primitivas. Hablamos, más bien, de una ‘fenomenología de la gradación de los seres
vivos’ en donde la antropología filosófica recurre a la ciencia natural para explicar su
devenir biopsíquico. La gradación responde a la dinámica interna y externa de la vida.
No hay superaciones radicales entre un estado inferior a otro superior, sino, más bien,
cambio y conservación entre los diferentes grados de la vida (Pintor Ramos 92.)


3. LOS GRADOS DEL SER PSICOFÍSICO


       La relación entre los diferentes mundos, el animal, el vegetal y el humano
comienza con la categorización que emplea Scheler, al momento de hablar de una
gradación biopsíquica que atraviesa a todos los seres vivos (Pintor Ramos 92). Hablar
de gradación, en lugar de evolución, presupone que las diferentes etapas de la
transformación de los seres vivos, no son superadas radicalmente por la ley natural de la
reproductibilidad, en donde los organismos más fuertes y mejor adaptados (según la
premisa evolucionista de la selección natural), prolongarán su estructura genética a las
generaciones futuras, asegurando al mismo tiempo la supervivencia de la especie. El
concepto de materia en Scheler está mediado por la lógica- teleológica, que es una
forma de explicación no causal del movimiento de los organismos vivos, los cuáles,
según la idea de telos (finalidad), responden tendencialmente hacia la realización de un
fin específico (Pintor Ramos 90-94). La teoría de la gradación se enmarca en la
‘teleología de los organismos vivos’, en la medida en que da cuenta de que los cambios
acaecidos entre los seres vivos, no son superados por formas superiores, sino, que, más



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bien los va incorporando10, como partes estructurantes de un todo que no las rechaza
completamente, sino que las incluye en su propia estructura ontológica:


             “Dijérase, pues, que hay una gradación, en la cual un ser primigenio se va
             inclinando cada vez más sobre sí mismo, en la arquitectura del universo, e
             intimando consigo mismo por grados cada vez más altos y dimensiones
             siempre nuevas, hasta comprenderse y poseerse íntegramente en el hombre.”
             (SMK 70-71)

           Así, Scheler sostiene que la sustancia del hombre participa gradualmente de la
sustancia vegetal y animal y viceversa. Por esto, lo que se trata es identificar,
previamente a la taxonomía y a la clasificación natural de los seres vivos que los hacen
diferentes unos de otros, “la más estrecha comunidad ontológica con aquellos
fenómenos objetivos de la vida.”(SMK 30). A continuación pasaremos revista de los
diferentes grados que hacen parte de la ‘teleología de los organismos vivos’, y que
explican gradualmente la estructura ontológica del ser humano como un organismos
psicofísico.


3.1 IMPULSO AFECTIVO


           El impulso afectivo se presenta como un grado inferior en la objetivación
gradual de los seres vivos. El impulso no es una fuerza propia de la sensación, de la
conciencia o de la representación. A diferencia del instinto o del sentimiento, los cuales,
usualmente son potencias que van dirigidas hacia la obtención de algo, el impulso
afectivo es un movimiento que carece de la intencionalidad para apresar un objeto
determinado; ya que se trata de ‘un placer sin objeto’. Esta primera estructura en la
gradación biopsíquica corresponde a las plantas. El movimiento de las plantas responde
al ‘impulso afectado’, que, careciendo por completo de una fuerza que provenga desde
dentro del organismo, depende totalmente de la fuerza externa de la luz y de la tierra,
siendo su única dirección el ir hacia arriba o hacia abajo. Justamente, el sentido que le
da Scheler a la palabra de afecto tiene que ver con la situación de plena afectación en la
cual se encuentra la planta, al no ser ella misma la que produce su propio movimiento,

10
  Un ejemplo de la inclusión de las partes dentro de una totalidad es propiamente el hombre, pues en él
podemos identificar elementos del impulso afectivo, la memoria asociativa, etc.


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sino que éste es efectuado debido a la fuerza que ejercen los factores externos como la
luz, el agua y la tierra (SMK 30-31).


           Ahora bien, el impulso afectivo no se presenta propiamente como una sensación,
pues ésta última presupone dos momentos: primero, el organismo produce un anuncio
interno en donde el ser vivo identifica el tipo de movimiento que genera la sensación; y
segundo, una modificación inmediata de los movimientos del organismo en respuesta al
anuncio interno. La planta no logra responder al movimiento de la sensación porque
carece de una memoria asociativa que enlace tanto la acción de sentir como la reacción
o movimiento que surge en respuesta. La existencia biopsíquica de las plantas se explica
como una pasividad afectiva, en donde ellas no producen el impulso, sino que, antes
bien, le sirven de medio enlazando los procesos de transformación de la energía solar e
hídrica, que generan factores energéticos externos:


             “La planta suministra, por tanto, la prueba, más clara de que la vida no es
             esencialmente voluntad de poderío (Nietzsche), puesto que ni busca
             espontáneamente su sustento, ni en la reproducción elige de un modo activo su
             pareja. Es fecundada pasivamente por el viento, las aves y los insectos; y,
             puesto que ella misma se prepara en general el alimento que necesita, con
             materias inorgánicas, que existen en cierta medida por todas partes, no ha
             menester como el animal dirigirse a determinados lugares para encontrar su
             sustento.” (SMK 33)

           La estructura ontológica que domina a la planta no tiene que ver con el
sentimiento, con el instinto, con la memoria asociativa, ni con un sistema nervioso
cerebral o la ‘voluntad de poder’ nietzscheana, sino del arrojo total de su ser al entorno
que lo circunda. Como bien lo precisa nuestro autor, la nota esencial de la vida vegetal
es el impulso de todo el organismo dirigido hacia afuera. En tal situación, decimos que
el modo de ser de las plantas es extático11, y que el impulso afectivo es la ausencia de
reflexión de la planta, esto es, que su condición vital consiste en revertir la situación de
los organismos superiores y dirigir su movimiento desde adentro hacia afuera. La
existencia de la planta se reduce al cumplimiento extático de un movimiento propio de

11
   La condición extática de las plantas explica el carácter de exteriorización en el que se halla su
movimiento siembre dirigido hacia fuera. Carece por completo de un centro vital, que le permita el
recogimiento y la reflexión desde sí misma. (Pintor Ramos 96).



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la vida, y que se hace patente en las funciones biológicas de la nutrición, el crecimiento,
la reproducción y la muerte.


        Si bien a las plantas las caracteriza su estado de mera pasividad, lo que las hace
únicas es la expresión, pues lo que admiramos justamente de las plantas es su estructura
fisionómica que nos da noticia de su talante externo como el estar lozano, marchito,
exuberante, pobre, radiante, etc. Se trata, pues, de la expresión particular de la planta y
no solamente de una manera específica que ha tenido el organismo al adaptarse a su
medio, como lo sostiene Darwin (Pintor Ramos 96).


        No es propio de las plantas el negar su situación existencial primigenia, pues
difícilmente encontraremos en el mundo vegetal la emancipación de los organismos, o,
siquiera la decisión de las rosas de desplazarse hacia otro lugar en razón de que las
condiciones del medio natural en el que viven no son del todo favorables. Uno de los
postulados teóricos del evolucionismo, determina que dos son las pautas definitorias en
la evolución de las especies: el uso y la utilidad. Tales criterios, explican el desarrollo
de ciertos organismos superiores a diferencia de otros inferiores. Las                    estructuras
orgánicas, de manera autónoma, van incorporándose a la dinámica evolutiva, asumiendo
nuevas estructuras y abandonado otras. Sin embargo, en este proceso que varía entre la
pérdida y la ganancia, no se explica la evolución en las plantas, pues justamente la
dinámica entre el uso y la utilidad está mediada, en principio, por el movimiento de los
organismos, que responde indistintamente, o a los cambios en su estructura interna, o a
la competencia que se desata en la lucha entre las especies. La supervivencia de las
plantas depende del movimiento que se produce en el mundo externo (ya sea el del aire,
el agua, la luz, la intervención humana, etc.). Ellas mismas no producen un movimiento
direccionado hacia el uso o la utilidad. De ahí que las plantas, sean una excepción a
ésta dinámica de la evolución, pues lo que se admira en ellas no es tanto la utilidad que
proporciona, como la belleza que produce su propia expresión, que en principio, es de
carácter pasivo. Ellas mismas irradian la belleza o eventualmente la fealdad, según las
condiciones naturales del medio que las afecta o el uso que se hace de ellas. Las plantas
que generan el gusto y el encanto resultan no ser las más aptas para determinados
ambientes o ciertos usos, pero si las más admiradas. Al no responder a los criterios del



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uso y de la utilidad, Scheler considera que la pasividad, que genera la afectación externa
sobre la planta, produce su expresión, y en general, su admiración. Ahora bien, la
presencia del impulso afectivo se identifica, de manera análoga, en la estructura
ontológica del hombre. El encuentro entre el hombre y la planta es la vida afectiva. En
el sentido de que la vida humana también puede ser entendida como una afectación que
se produce en el afuera. La vida de la planta, como la del hombre, es entendida como el
impulso inicial de todo organismo de ir hacia afuera. Scheler sitúa el impulso afectivo
en medio del sueño y la vigilia, en el que permanecen en unidad todos los instintos
(SMK 37-38). El estado vegetativo en el hombre se encuentra más en el sueño que en la
vigilia.


3.2 INSTINTO ANIMAL


           El instinto es la segunda gradación en la comunidad ontológica de los seres
vivos. Según Scheler, el instinto es “(…) La conducta del ser vivo” (SMK 38). En la
observación de esta conducta instintiva, sobresale, antes que el estímulo y la respuesta,
la orientación de la acción hacia algún objeto. No se trata de una mera respuesta
motivada por una influencia externa en donde el cuerpo orgánico responde de manera
inmediata. Más bien, es el resultado de una experiencia mediada, que la identificación
de un instinto. En el estudio fenomenológico del comportamiento animal, Scheler
descubre que la conducta externa que apreciamos en la acción instintiva corresponde
paralelamente a un movimiento interno. Puesta la mirada en la interioridad de la
conducta instintiva, Scheler sostiene que su existencia comienza con la “relación de
sentido” (SMK 39). Entiende Scheler por ‘relación de sentido’, el movimiento al cual va
dirigido el comportamiento instintivo del animal. Determinado el objeto que se pretende
obtener, el cuerpo procede en la ejecución de una serie de movimientos, los cuales son
el resultado de una combinación de reflejos. A esto lo denomina nuestro autor ritmo
(SMK 39). Tanto la relación de sentido como el ritmo son momentos que producen el
movimiento del cuerpo y que están al servicio de una cierta prevención instintiva frente
a los acontecimientos que ocurran en el futuro. Una tercera variable que identifica
nuestro autor es la ‘vida de la especie’. Antes que los individuos tomen conciencia
particular del comportamiento instintivo, o que se adapten a un determinado mecanismo



38     Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
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de estimulo y respuesta mediante el ensayo y el error, lo que particulariza el
comportamiento animal es justamente la estructura genética hereditaria. Un ejemplo,
para explicar estas variables, es la observación de toda la serie de movimientos que
realiza un felino al momento de cazar una presa. En el estar agazapados entre el follaje,
con el movimiento de sigilo de todas sus extremidades, las orejas inclinas hacia atrás,
etc., todo ello hace parte del ritmo y del objetivo, o la relación de sentido, que persigue
el instinto de caza, característico en estos animales. Este mismo instinto es legado a las
generaciones futuras, de tal manera que la vida de la especie continúa sin que ningún
tipo de modificación de conducta externa, altere este orden natural.


        Conviene aclarar         que el instinto, tal y como lo plantea Scheler, no es
modificable. Mejor dicho, su estudio fenomenológico puro, descubre que la descripción
del instinto animal, no puede ser entendida de manera objetiva, si se parte del supuesto
de que a partir de un número de ensayos dirigidos por un agente externo, se podrá
modificar el comportamiento del animal. El instinto no se desenvuelve de manera
programática y mecanizada sino libre. Es recurrente observar a animales de presa
puestos en cautiverio que pierden el instinto de la caza al encontrarse en un espacio
abarrotado y estrecho. La estructura innata de los instintos reacciona de manera distinta
dependiendo de la circunstancia específica en la cual se encuentra el animal en su
medio. De ahí que el comportamiento animal responda ontológicamente al lugar natural
y a la manera de ser del instinto, que se pone en movimiento de acuerdo a la situación
de caza, de cortejo, etc. En esta medida, el instinto es fruto, particularmente, de un
proceso de adaptación de los organismos al medio natural, y no el resultado de una
respuesta deliberada y venida de afuera bajo la orden de otro ser vivo. Por ello enfatiza
nuestro autor que el instinto no es una facultad de asociación ni de aprendizaje, sino
“[…] una forma del ser y del acontecer psíquicos más primitiva […]” (SMK 42)


        Ahora bien, mientras que las formas más evolucionadas del instinto, como la
inteligencia en los mamíferos superiores, se caracteriza por la producción biopsíquica de
asociaciones entre dos cosas diferentes, el instinto, en tanto que forma biopsíquica
primitiva, es una potencia creadora, que se caracteriza por disociar lo que el
entendimiento une. Esta fractura lejos de ser destructiva es creadora, en tanto que



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garantiza la perpetuación hereditaria del instinto a los futuros miembros de la especie.
Scheler complementa esta fenomenología del instinto animal, desde una perspectiva
eidética (psíquica). Esta forma de proceder, consiste en entender el modus operandi del
instinto, justamente en medio de la disociación existente entre la preciencia y la acción.
Con lo anterior se indica, que el instinto no es un saber que ordena inmediatamente la
acción. El instinto no es una saber de la representación ni de las imágenes sino un “[…]
sentir resistencias con matices de valor, diferenciadas según impresiones de valor,
resistencias que serían atrayentes y repelentes.”(SMK 45). El instinto opera bajo el
esquema de la resistencia que valora el objeto según la atracción o la repulsión.


3.3 MEMORIA ASOCIATIVA


       No solamente los organismos vivos poseen el instinto como una forma primitiva
de comportamiento, también los caracteriza la conducta habitual, en donde tiene lugar la
memoria asociativa. La memoria, es una potencia biopsíquica que modifica la conducta
de manera progresiva, con la intención de darle mayor sentido y utilidad a los
comportamientos. Esta modificación da por entendido de que el organismo vivo es un
ser dispuesto al aprendizaje, y, sobre todo, a aquel en donde tienen lugar el aprendizaje
a través del ensayo y el error. Solamente tenemos una modificación positiva de la
conducta cuando el animal retiene los movimientos que generaron un mayor éxito en la
prueba. Este fenómeno es único y se da de manera diferente al de la vida vegetativa, ya
que en ésta se desconoce completamente los comportamientos habituales que permiten
el adiestramiento de los organismos, y, en un grado superior, el autoadiestramiento
(SMK 47). La mecanización de la vida que se obtiene mediante el aprendizaje por
asociación, define la existencia habitual de los organismos vivos en un sentido corporal
y psíquico:


         “Así como el organismo corporal va produciendo en el curso de la vida cada
         vez más un conjunto relativamente mecánico, hasta hundirse por completo en
         mecanismo cuando llega el momento de la muerte, así nuestra vida psíquica va
         produciendo cada día enlaces más puramente habituales de representaciones y
         de formas de la conducta y el hombre va tornándose en la vejez el esclavo del
         hábito.”(SMK 48)




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  • 1. 36 r e v is ta d e filo s o fía www.revistadefilosofia.com
  • 2.
  • 3. CONSEJO DE REDACCIÓN Eikasia Revista de Filosofia www.revistadefilosofia.com Consejo de Redacción (en constitución): Dr. Fernando Pérez Herranz (Universidad de Alicante), Dr. Patricio Peñalver (Catedrático Filosofía, Universidad de Murcia), Dr. Alberto Hidalgo Tuñón (Universidad de Oviedo), Dr. Román García (Dr. en Filosofía. Director Instituto de Estudios para la Paz), Mtro. Rafael Morla (Catedrático de Filosofía, Universidad de Santo Domingo, RD.), Dr. Antonio Pérez (Universidad de la Laguna), Dr. Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, Dr. Felicisimo Valbuena (Universidad Complutense de Madrid), Dr. Jose Antonio López Cerezo (Universidad de Oviedo), Dr. Silverio Sánchez Corredera, Dra. Alicia Laspra (Universidad de Oviedo), Dr. Pablo Huerga Melcón, D. Mariano Arias, Dr. Jacobo Muñoz (Catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.) Dr. Félix Duque (Catedrático Historia Moderna Universidad Autonoma Madrid), Dr. Luis Álvarez Falcón (Universidad de Zaragoza). Maquetado y diseño: Francisco Fdez. Yebra. Secretaría de redacción: Noemí Rodríguez y Pelayo Pérez Director Ejecutivo: Dr. Román García. Edita: Eikasia Ediciones Bermudez de Castro 14 bajo c 33011 Oviedo. España. T: +34 984 083 210 F: +34 985 080 902 www.eikasia.es eikasia@eikasia.es ISSN 1885-5679
  • 4.
  • 5. Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com INDICE Número 36 1.-Dr. Adolfo Vásquez Rocca. Universidad Andrés Bello – Universidad Complutense de Madrid Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria, pp.7-22. Resumen/Abstract 2.-Juan Sebastián Ballén Rodríguez. Universidad Santo Tomás (Colombia). Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler, pp.23-61. Resumen/Abstract 3.-Juan Carlos Orejudo Pedrosa. Universidad Autónoma de Zacatecas. Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana en cuestión, pp. 63-88. Resumen/Abstract 4.-Mª Carmen López Sáenz. UNED España. Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung). Fenomenología y hermenéutica filosófica, pp. 89- 120. 5.-Fernando-M. Pérez Herranz. Lenguaje e intuición espacial, pp. 121-396. 6.-Rafael Blanco Menéndez y Enrique Vera de la Puente (†). Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico, pp. 397-409. Resumen/Abstract � II.- Crítica de libros Álvarez Falcón, Luis: ‘REALIDAD, ARTE Y CONOCIMIENTO’. La deriva estética tras el pensamiento contemporáneo. Prólogo de Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina. Editorial HORSORI, Barcelona, 2010. ONTOLOGIA Y GNOSEOLOGIA: una mirada fenomenológica. Por Pelayo Pérez, pp. 413-417. � � � � � � � � � � � � � � �
  • 6. III.- Noticias � SAF. Sociedad de Filosofía Sociedad Asturiana de Filosofía Congreso 2011: III Congreso de ontología: Esencia y existencia de los Derechos Humanos http://www.sociedaddefilosofia.org/ I CONGRESO INTERNACIONAL: "EL FONDO DE LA HISTORIA. IDEALISMO, ROMANTICISMO Y SUS REPERCUSIONES." 22 - 24 noviembre 2010, Univ. Carlos III, Madrid Plazo para comunicaciones: 1 de septiembre de 2010 +Información CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SAF: "RAZÓN, CRISIS Y UTOPÍA" 2 - 4 febrero 2011, La Laguna +Información LINKS DE INTERÉS Revista Cubana de Filosofía Teoria rivista di filosofia Revista de filosofía La lámpara de Diógenes Revista Observaciones Filosóficas
  • 7. Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria 1 Dr. Adolfo Vásquez Rocca Universidad Andrés Bello – Universidad Complutense de Madrid I.- “Palacio de Cristal”: Capitalismo Posmoderno2 y Memorias del subsuelo. A partir de la metáfora del Palacio de Cristal3 Sloterdijk desarrolla un análisis filosófico-arquitectónico de cómo el capitalismo liberal encarna una particular voluntad de excluir el mundo exterior, de retirarse en un interior absoluto, confortable, decorado, suficientemente grande como para que no se perciba el encierro. La transparencia del Palacio genera la ilusión en los habitantes de los márgenes de poder participar de su confort y seguridad. El palacio se hace desear, se propone como ideal de desarrollo para los "perdedores de la Historia" ocultando las fronteras que los dividen, invisibilizando sus rigurosas medidas de control4. 1 Este Artículo forma parte del Proyecto de Investigación N° DI-10-09/JM – UNAB, “Ontología de las distancias en Sloterdijk, hacia una teoría antropotécnica de las comunicaciones”. Dirección de Investigación, Universidad Andrés Bello – Fondo Jorge Millas 2009- 2010, Facultad de Humanidades y Educación UNAB. Investigador Responsable: Prof. Dr. Adolfo Vásquez Rocca. 2 Este apartado constituye una versión ampliada del Artículo "Peter Sloterdijk y Walter Benjamin; Air Conditioning en el Mundo interior del Capital", (Adolfo Vásquez Rocca), publicado originalmente en EIKASIA, Revista de Filosofía, Nº 25 - 2009, ISSN 1885-5679 - Oviedo, España, pp. 25-38 http://revistadefilosofia.com/25-04.pdf 3 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia pronunciada en el marco del debate "Traumas urbanos. La ciudad y los desastres". Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona , 7-11 julio 2004. Y publicado -con más detalles en El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, Segunda Parte, pp. 203 – 211 [ Sloterdijk, Peter, Sphären III: Schäume, Suhrkamp, Frankfurt 2004]. Los ecos literarios de la estancia de Dostoievski en Londres se encuentran en su suplemento literario de viajes “Anotaciones de invierno sobre impresiones de verano”, 1863, un texto en el que el autor se burla, entre otras cosas, de los “sargentos primeros de la civilización» de Occidente, de los «progresistas de invernadero”, y expresa su angustia acerca del triunfalismo baálico del palacio de la Exposición Universal. Dostoievski reconoce ya en la burguesía francesa la equiparación europea occidental y posthistórica entre seres humanos y poder adquisitivo: “La posesión de dinero [es] la más elevada virtud y deber del ser humano”. 4 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de transferencia”, En AISTHESIS, Nº 45, 2009, INSTITUTO DE ESTÉTICA, Pontificia Universidad Católica de Chile, PUC, pp. 167 – 180. Revista SciELO. http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-71812009000100011&script=sci_arttext Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com 7
  • 8. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� En Memorias del subsuelo5 que no constituye tan sólo el documento fundacional de la moderna psicología del resentimiento, sino también la primera manifestación hostil contra la globalización (si es que el empleo de dicho término no es anacrónico en este contexto)–, se halla una expresión que resume, con una fuerza metafórica aún no igualada, el “hacerse mundo” del mundo en el principio del fin de la era de la globalización: la caracterización de la civilización de Occidente como un “palacio de cristal”. La afortunada metáfora del Palacio de Cristal6 que Sloterdijk retoma de las Memorias del subsuelo7 de Dostoievski (a quien considera un precursor de la crítica a la globalización), resulta útil para que el lector acostumbrado a las desgastadas visiones de las industrias culturales en la era del neoliberalismo, aterrice en el espacio interior del capital para comprenderlo como “expresión socio-topológica, que se introduce aquí para la fuerza creadora de interior de los medios contemporáneos de tráfico y comunicación: circunscribe el horizonte de las oportunidades, que abre el dinero, de acceso a lugares, personas, mercancías y datos…la forma determinante de subjetividad dentro de la Gran Instalación está determinada por la disponibilidad de capacidad adquisitiva”8. Las redes telefónicas, los sistemas de radio y la proporción a chorro en la aviación han convertido en dos generaciones en algo natural una medida tal en la superación de la distancia que el espacio se percibe hoy como una magnitud casi desdeñable. Todo lo extenso y que exige espacio es comprimido hasta formar un bloque 5 DOSTOIEVSKI, Fedor, Memorias del Subsuelo. Traducción de Jessica Schlegel. (Prologo de George Steiner) Editorial Quadrata, Retrolecturas, Buenos Aires, 2004. Conviene saber que este relato, cuyo título se puede traducir de diversas formas (Apuntes –o Memorias, o Notas– del –o desde el– subsuelo –o sótano, o subterráneo), se publicó en la revista Epoja [Época], la Primera parte en enero - febrero, en un número doble que apareció en abril, y la Segunda parte en abril, en número que también se distribuyó con retraso, en junio de 1864. El manuscrito sufrió cortes de censura, pero Dostoievski no lo revisó cuando lo volvió a publicar en la edición de sus obras. La fama que lo acompaña comenzó décadas después de la muerte del escritor, como si hubiera sido un escrito póstumo, una bomba de efecto retardado. 6 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia, Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, 2004. 7 DOSTOIEVSKI, Fedor, Memorias del Subsuelo. Traducción de Jessica Schlegel. (Prologo de George Steiner) Editorial Quadrata, Retrolecturas, Buenos Aires, 2004. 8 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, p. 236 8 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 9. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� mínimo e inerte. La más patente manifestación de ello es el telefoneo intercontinental. Quien quiera haber confirmado el mito de la desaparición del espacio solo necesita levantar el teléfono o realizar algunos mouse-clicks9. La historia de la globalización –la superación de las distancias– es la historia de una doble conquista, la conquista de la tierra por vía marítima y la conquista de la subjetividad. Según Sloterdijk, ha llegado el momento en que ambas expansiones se han encontrado y se han fusionado en un gran espacio denominado mercado. Después de la toma del medio metafísico y del medio terrestre la tercera globalización se nos aparece como la colonización del territorio interior. Lo que antes era historia de expediciones, aventuras e intrusiones, ahora es descubrimiento de las facultades ajenas y desacoplamiento de los flujos generados en las dos globalizaciones anteriores. Hemos pasado de un reino de la necesidad a un reino de la libertad donde la tele-comunicación ya no es una herramienta sino un constitutivo ontológico de las relaciones sociales, un medio de descarga generalizada sobre la base del bienestar en un parlamento ficticio que sustituye el monoteísmo por el pluriteísmo. El espacio interior de mundo del capital abarca, demográficamente apenas un tercio de la humanidad actual, geográficamente apenas un décimo de las superficies continentales. Sin considerar aquí el mundo acuático, porque todos los cruceros y yates habitables sumados juntos sólo cubrirían un millonésima parte de las superficies marinas10. Sólo el nuevo Queen Mary 2, el transatlántico más grande, más lujoso y caro construido en la historia marítima destinado a cruceros vacacionales, que zarpó en enero del 2004 hacia Nueva York con unos 2600 pasajeros abordo para su viaje inaugural, merece quizá una mención especial, ya que, como Palacio de Cristal11 flotante, hace una ostentación particular provocadora del capitalismo postmodernista12. 9 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la Globalización, Cap. “Lo incomprimible o el redescubrimiento de lo extenso”, Editorial Siruela, Madrid, 2007, p. 296 10 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, pp. 234 – 235. 11 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia, Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, 2004. 12 Si la posmodernidad es la estación de llegada, la globalización representa el camino recorrido. Quien dice globalización, habla, pues, de un continente artificial dinamizado y animado por el confort. Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 9
  • 10. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� El capitalismo es, como lo hace ver Sloterdijk, algo más que un modo de producción; apunta más lejos, como se expresa con la figura de pensamiento "mercado mundial". Implica el proyecto de transportar todo el contexto vital de los seres humanos que se hallan en su radio de acción a la inmanencia del poder de compra. Consecuentemente, la expresión “mundo globalizado” vale exclusivamente para la instalación dinámica que sirve como envoltura de “mundo de vida” a la fracción de la humanidad de los poseedores de capacidad adquisitiva. En su interior siempre se alcanzan nuevas alturas de improbabilidad estabilizada, como si el juego de beneficios de las minorías intensamente consumidoras contra la entropía pudiera seguir de forma indefinida. Así que no es casualidad que el debate sobre la globalización se lleve casi exclusivamente como monologo de las zonas de bienestar; la mayoría de las demás regiones del mundo, por regla general, apenas conoce la palabra y –menos aún– el asunto, a no ser por sus efectos colaterales desfavorables. De todos modos, las dimensiones colosales de la instalación impulsan un cierto romanticismo cosmopolita; a cuyos medios más característicos pertenecen las revistas de abordo de las grandes líneas aéreas, por no hablar aquí de otros productos de la prensa masculina internacional. El cosmopolitismo, se puede decir, es el provincialismo de los mimados13. 13 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007. 10 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 11. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� II.- Posthistorie, mimo y el devenir inmunológico del mundo. Tras la caída del muro de Berlín, las torres gemelas de Nueva York y las explosiones de los subterráneos de Madrid y Londres, los “protegidos”, sujetos de estas relaciones, son movilizados tanto por el Estado “moderador” posmoderno como por los medios masivos de comunicación a través de las estrategias inmediatistas del mimo. A la atmósfera psicopolítica de occidente, desde comienzos de los años ochenta hasta hoy, se suman las precipitaciones, climáticamente efectivas, del 11 de septiembre de 2001 para producir un giro neo-autoritario del capitalismo ante el fondo liberal- belicista14. Es precisamente a partir del año 1979 donde cabe fijar la entrada en la situación pos-comunista: con el comienzo del fin de la Unión Soviética después de la marcha de su ejército de Afganistán, con la subida al gobierno de Margaret Thatcher y con la consolidación de la revolución islámica en Irán bajo el Ayatollah Jomeini. Después del mimo constitutivo, sin el cual los niños no sobreviven más allá de su infancia, entramos en ese núcleo trágico que el psicoanálisis denominó "el principio de realidad". La aventura del siglo XX es, precisamente, haber puesto fin a ese reinado del principio de realidad, al menos para la mayoría de quienes habitan esta vasta esfera de comodidad, este Palacio de Cristal que llamamos Occidente. Mimo, como término de la antropología histórica, designa los reflejos psicofísicos y semánticos del proceso de alivio o descarga que resulta inherente al desarrollo de la civilización desde su origen, pero que sólo en la época de la radical des- escasez de bienes pudo aparecer a plena luz. Las fuerzas efectivas de mimo constituyen un espacio de inmersión que sensibiliza a sus habitantes con las ventajas atmosféricas de un aseguramiento de la existencia ya producido fundamentalmente de antemano. En otras palabras, han desertado del mundo exterior para cultivarse a sí mismos e introducirse al invernadero del confort convertido hoy en el gran útero de la felicidad 14 SLOTERDIJK, Peter, Ira y Tiempo, Editorial Siruela, Madrid, 2010, p. 260 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 11
  • 12. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� paradójica. Tal constreñimiento tiende a no dejar nada fuera, ni siquiera las lejanas fantasías de los novelistas de ciencia ficción, quienes a estas alturas se han vuelto cronistas de la Gran Instalación –El Palacio de Cristal15– como gusta definir también Sloterdijk al ambiente planetario. Nace lo que Sloterdijk denomina la posthistorie, conjunto de relatos que matizan la absorción interna que nos permite la climatización artificial –la del Palacio de Cristal– en el que la inmanencia del poder adquisitivo atrae a la vida en todas sus manifestaciones. El ciudadano poshistórico se encuentra así en una permanente des- limitación de sus facultades, en un constante viaje interior hacia la conciencia de poder obtener siempre más beneficio. El ciudadano poshistórico habita un continente artificial dinamizado y animado por el confort. Sloterdijk viene describiendo la Posthistoria desde El mundo interior del capital. Desde 1945 está claro que se ha extinguido el poder creador de la historia de los sujetos europeos de la expansión. El Viejo Mundo ha gastado su capacidad de iniciativa en la colonización del planeta y ha apagado sus energías excedentes en dos grandes guerras. Para la proyección del futuro del mundo, visto en su conjunto, la mirada al pasado de Europa no tiene importancia alguna. Por el contrario, el presente europeo se ha hecho modélico de otro modo, ya que le es inherente un concepto casi maduro de política post- imperial: un concepto que comienza a seducir también a americanos cansados de América. Mimo y aburrimiento vienen a ser dos momentos de la constitución del sujeto poshistórico. Por ejemplo, al sujeto extático joven sus padres filiales lo miman inhibiéndole toda posibilidad de sufrimiento; ¡Que ellos no sufran las carencias que tuve cuando fui joven! suelen decir los padres cincuentones. Además, al soberano consumidor le brindan múltiples opciones de confort, incluida la rebelión que puede manifestarse al tomar un café orgánico, portando una playera con algún estampado revolucionario e incluso soñando despierto con algún documental de crítica social. A ello podemos sumar las facilidades que dan al soberano las instituciones financieras a 15 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia, Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, 2004. 12 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 13. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� través de tarjetas de crédito, las becas de instituciones estatales para estudiar, los programas sociales de entretenimiento y los proyectos de capacitación para que las nuevas generaciones puedan aprender saberes para el mundo laboral del entretenimiento. Mimo por doquier para suavizar la omnipresencia difusa del aburrimiento. Si hasta en la modernidad de la década del sesenta el aburrimiento provocaba revoluciones según rezaban las viejas consignas situacionistas, en los actuales tiempos de la Gran Instalación, el aburrimiento se alivia consumiendo la inmensidad del inacabable mundo ofrecido por las empresas de la descarga emocional. Y es que los fenómenos del estrés aparecen debido a que el soberano consumidor día a día se autoasesora, se autopersuade, se autodesinhibe para lograr el éxito, al mismo tiempo que busca herramientas para descargar su estrés. Para ello, un ejército de orientadores mediáticos le brindan soluciones cuando no logra el triunfo: puede adquirir un best seller para tomar las cosas con calma, tomar un diplomado para hablar en público, un spa para desestresarse, el gimnasio o algún complemento alimenticio. Con ello, el sujeto arquetípico del Palacio de Cristal consigue ejercitarse hasta llegar a ser dueño y propietario de sus propios padecimientos y pasiones, nadie más que él es el constructor de su fama o mediocridad. Occidente ha reemplazado el mundo de los metafísicos por un gran espacio interior organizado por el poder adquisitivo. El capitalismo liberal encarna la voluntad de excluir el mundo exterior, de retirarse en un interior absoluto, confortable, decorado, suficientemente grande como para que no nos sintamos encerrados. Para decirlo en tono sociológico, los individuos, auténticas moléculas gasificadas, pasean ansiosamente en las atmósferas maternales de los centros comerciales para calmar sus depresiones adquiriendo algún producto efímero; asisten a los festivales de entretenimiento para saciar el aburrimiento impuesto por la vida doméstica; festejan a la menor provocación cualquier suceso con tal de no interrumpir la infantil fiesta intermitente. Es más, hasta en las conmemoraciones por los derechos Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 13
  • 14. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� humanos sienten la emoción de la conversión de la memoria histórica social en parque temático. A contracorriente del sedentarismo mental de los catedráticos vitalicios, Sloterdijk pone en movimiento palabras clave como aburrimiento, existencia de invernadero y reconstrucción psicopolítica de la fracción de la humanidad como poder adquisitivo con el propósito de conectar relato histórico y filosofía, y así desenmascarar el aburrimiento del “existente sin retos” que hace de la cultura de masas, el humanismo y el biologicismo el ancla de su narcisismo primario poshistórico. La reflexión acerca del impacto que producen los influjos inhibitorios y los influjos desinhibitorios en el funcionamiento de nuestra sociedad presente es desarrollada por Sloterdijk en su conferencia “El Palacio de Cristal”, pronunciada en el marco del debate Traumas urbanos16 “La ciudad y los desastres”, la cual tuvo lugar en Barcelona, en el año 2004. En esta conferencia, Sloterdijk establece una articulación entre ambos tipos de influjo y otros temas que forman parte de la meditación contemporánea como el capitalismo, la globalización y el terrorismo17. Con la intensificación del imperativo de seguridad, hasta convertirse en un motivo que todo lo domina en las actuales democracias de medios, el espíritu de la época del 11 de septiembre se ha adaptado a un nuevo ecosistema de amenazas y de medidas de defensa en el que esta vez se interpretan sumariamente las tendencias de amenaza del terror islamista desde la perspectiva del capitalismo radicalizado en la “dirección correcta”18. Sentirse amenazado desde las fuentes, mientras tanto bien conocidas, de oriente próximo significa ahora ver los motivos por los que eventualmente ya se podría estar dispuesto a conformarse con la deriva de la cultura política occidental hacia la situación pos-democrática. La “guerra contra el terror” posee la propiedad ideal de no poder ganarse nunca y de no tener que acabarse nunca. Estas 16 Los traumas urbanos corresponden no sólo a la destrucción física, sino también a las consecuencias psicológicas de los desastres. 17 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "Peter Sloterdijk: Temblores de aire, atmoterrorismo y crepúsculo de la inmunidad", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, | Nº 17 | Enero-Junio 2008 -1º / 1 | pp. 159-168. http://www.ucm.es/info/nomadas/17/avrocca_sloterdijk3.pdf 18 SLOTERDIJK, Peter, Ira y Tiempo, Editorial Siruela, Madrid, 2010, p. 263. 14 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 15. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� perspectivas prometen a las tendencias pos-democráticas una larga vida en la que estadistas democráticamente elegidos podrían ostentar el mando supremo. Ahora bien, Sloterdijk utiliza el concepto de “densidad” para definir el estado esencial que caracteriza la convivencia en el mundo globalizado. Con la globalización el camino hacia “las sociedades de paredes finas” parece inevitable. Los lugares se entrelazan a la vez que confunden su propia identidad mientras las identidades se desplazan perdiendo su lugar natural. Nace, lo que Sloterdijk denomina, la posthistorie, conjunto de relatos que matizan la absorción interna que nos permite la climatización artificial. El mundo ha perdido la noche porque la luna y el sol ya no son los vectores del tiempo. En el mundo interior del capital siempre es de día. La energía fósil ha sido intercambiada por la energía intelectual y la síntesis de minerales por la transferencia de conocimiento. Esta idea es expresada en el libro a través de la imagen del Palacio de cristal, acuñada por Dostoievski en Memorias del subsuelo19 refiriéndose al famoso recinto de la Exposición Universal de Londres de 1851. Metáfora voyeurista de la absorción de realidad desde unas condiciones inmunológicas perfectamente estudiadas Sloterdijk se ha dedicado sistemáticamente a describir el devenir inmunológico del mundo en que vivimos. Percibe la filosofía como una “teoría narrativa de la génesis del universo”, como “una meditación sobre el ser-en-situaciones”, como “el estar-en-el mundo. A ello le da el nombre de “teoría de la inmersión”, o teoría del “estar juntos.” Vivir es crear esferas. Las historias amorosas y las comunidades solidarias no son sino 19 DOSTOIEVSKI, Fedor, Memorias del Subsuelo. Traducción de Jessica Schlegel. (Prologo de George Steiner); Editorial Quadrata, Retrolecturas,125 pgs. / Más detalles al respecto en: SLOTERDIJK, Peter, Sphären III: Schäume, Suhrkamp, Frankfurt 2004. Los ecos literarios de la estancia de Dostoievsky en Londres se encuentran en su suplemento literario de viajes “Anotaciones de invierno sobre impresiones de verano”, 1863, un texto en el que el autor se burla, entre otras cosas, de los «sargentos primeros de la civilización» de Occidente, de los «progresistas de invernadero», y expresa su angustia acerca del triunfalismo baálico del palacio de la Exposición Universal. Dostoievsky reconoce ya en la burguesía francesa la equiparación europea occidental y posthistórica entre seres humanos y poder adquisitivo: “La posesión de dinero [es] la más elevada virtud y deber del ser humano”. Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 15
  • 16. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� la creación de espacios interiores para las emociones escindidas20, un sistema inmunitario simbólico que construye una película protectora en torno del ser humano. El rasgo distintivo de la globalidad establecida es la situación de proximidad forzosa con todo tipo de elementos. Creemos que lo más adecuado es designarla con el término topológico “densidad”. Este término designa el grado de presión para la coexistencia entre un número indefinidamente grande de partículas y centros de acción. Mediante el concepto de densidad, se puede superar el romanticismo de la cercanía con el que los moralistas modernos han querido explicar la abertura del sujeto hacia el Otro21. En El Palacio de Cristal22 Sloterdijk desarrolla una metáfora que permite describir el estado actual de la evolución económica y social, especialmente en los países desarrollados de Occidente, cuestión que profundizará en el reciente “En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la Globalización”23. El mundo que él denomina capitalismo integral, donde el espacio exterior es absorbido y extrapolado hacia un espacio interior completamente delineado y esquematizado. Este Palacio de Cristal desempeña el rol de cápsula que separa y protege a sus miembros de las amenazas del mundo exterior; en él, los consumidores pueden acceder a distintos tipos de productos provenientes de todas partes del globo sin tener que abandonar su burbuja de privilegio. Los habitantes contemporáneos del Palacio de Cristal llevan a cabo una vida marcada por el bienestar social, esto influye en el modo en que se interrelacionan, ya no 20 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "Peter Sloterdijk: Esferas, flujos, sistemas metafísicos de inmunidad y complejidad extrahumana" En NÓMADAS Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID, | Nº 17 | Enero-Junio 2008 | 1º / 1 pp. 145-149, http://www.ucm.es/info/nomadas/17/avrocca_sloterdijk.pdf 21 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia pronunciada en el marco del debate "Traumas urbanos. La ciudad y los desastres". Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona , 7-11 julio 2004. Y publicado en En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, Segunda Parte, pp. 203 – 211. 22 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia pronunciada en el marco del debate "Traumas urbanos. La ciudad y los desastres". Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona , 7-11 julio 2004. Y publicado en En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, Segunda Parte, pp. 203 – 211. 23 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007. 16 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 17. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� se consideran unos a otros competidores en la batalla por la supervivencia, ni tampoco existen acentuados antagonismos entre las clases sociales que puedan dar pie a revoluciones o golpes de estado, manifestaciones unilaterales de la agresión24. En Espumas, el último volumen de su trilogía, Esferas III25, Sloterdijk se ocupa de pensar el espacio contemporáneo, para ello ofrece una teoría filosófica que destaca el carácter multifocal con que la vida se desarrolla, esto bajo un nuevo régimen de complejidad donde la tensión se produce entre el fenómeno de apartamento de la burbuja-tipo –de la vida individual– y los nuevos conectores o espacios interrelacionales. Como forma elemental egosférica, el apartamento es el lugar en el que la simbiosis de los miembros de la familia, que desde tiempos inmemoriales constituyen las comunidades habitacionales primarias, se supera en favor de la simbiosis del individuo que vive solo consigo mismo y con su entorno. Es particularmente interesante que en las teorías éticas más recientes: efectivamente, el “otro” solo puede ser descubierto como otro real –motivo central de la filosofía moral contemporánea– en una época en la que se han vuelto epidémicos el autodesdoblamiento del uno en sí mismo y la multiplicidad de los otros interiores virtuales. Sólo ahora se hace patente, de modo general y público, el abismo que hay entre el otro narcisista de la reflexión en sí mismo y el otro trascendente del encuentro o desencuentro real. Todo el “conglomerado de mecanismos vitales” –por recordar la formulación de Hermann Broch26, que evoca 24 Actualmente existe un conflicto de carácter étnico en muchos de los países desarrollados. Una cantidad elevada de inmigrantes, provenientes principalmente de África, Medio-Oriente y América Latina, tanto legales como ilegales, ingresa diariamente a Europa y Estados Unidos. Esto produce serias alteraciones en el orden social. Una parte de la población residente no ve con buenos ojos la llegada de extranjeros, lo consideran una invasión al Palacio de cristal. Los ciudadanos de menos recursos afrontan este hecho con mayor malestar, en tanto son los principales afectados, ya que los inmigrantes constituyen una mano de obra más económica que compite con ellos en forma ventajosa, en la carrera por conseguir empleos de baja calificación. Adicionalmente, este problema étnico produce otro tipo de repercusiones. El incremento progresivo de extranjeros provoca que éstos vayan adquiriendo mayor poder e influencia en la construcción de la sociedad. Los extranjeros introducen sus costumbres y su religión en el contexto general, modificando –a través de procesos de hibridación– el panorama cultural de cada país. 25 SLOTERDIJK, Peter, Esferas III , Espumas, Editorial Siruela, Barcelona, 2005. 26 Escritor austriaco cuya reputación descansa en varias novelas formalmente inventivas e intelectualmente ambiciosas. El tema de su obra maestra, Der Tod des Vergil (1945, la muerte de Virgilio) es el dilema del artista en un periodo de crisis histórica. El intento de Broch de reconciliar la visión científica del mundo con una concepción mística de la experiencia es a veces próxima a la de su Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 17
  • 18. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� situaciones globales esféricas de coexistencia familiar desarrolladas tradicionalmente, y totalidades indistintas en estado de asociación sonambúlica y seminarcosis simbiótica– cae durante el siglo XX dentro de una fuerza centrífuga que dispersa a los individuos, separándolos en células de mundo propias y micrototalidades activo-pasivas. Desde este punto de vista, el socioanálisis por disgregación y aislamiento corre paralelo al psicoanálisis por autoexploración en una situación diádica artificial. contemporáneo austriaco Robert Musil (El hombre sin atributos). A la edad de 45 años Broch publicó su primera novela, la trilogía Die Schlafwandler (Los sonámbulos), que refleja la convicción spengleriana del autor de que la historia progresa en ciclos de desintegración y reintegración de sistemas de valores. Su tema central era la desintegración de los valores culturales en la Alemania del periodo entre 1880 y 1920. Los personajes de la novela experimentan los problemas sociales, políticos y económicos como periodos de dificultades personales y de transición. Paserow, un aristócrata prusiano y oficial del ejército, rompe con las opresivas convenciones para relacionarse con la prostituta bohemia Ruzena, pero termina en un feliz matrimonio con Elisabeth, su vecina y socialmente igual. Esch, el impetuoso contable, es una figura de transición. Su mundo se viene abajo cuando es despedido de su trabajo. Al final de un periodo de vagabundeo, se casa con la propietaria de un restaurante. Huguenau es la persona carente de valores, quien estafa y asesina en su camino al éxito social y financiero. Él resume un sistema social de valores tradicionales devaluados. Huguenau deserta del ejército, asesina a Esch, viola a Frau Esch y se convierte en un respetado hombre de negocios. La estructura de la novela consta de fragmentos de ensayos filosóficos, artículos periodísticos, diálogos y fantasías una tras otra. 18 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 19. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� III.- Espumas: “poliesferologia” o ciencia ampliada de invernaderos27. “La esfera una ha implosionado, ahora bien, las espumas viven” (Esferas III -Espumas) Peter Sloterdijk La imagen de la espuma es funcional para describir el actual estado de cosas, marcado por el pluralismo de las invenciones del mundo, por la multiplicidad de micro- relatos que interactúan de modo agitado, así como para formular una interpretación antropológico-filosófica del individualismo moderno. Con ello Espumas responde a la pregunta de cuál es la naturaleza del vínculo que reúne a los individuos, formando lo que la tradición sociológica llama “sociedad”, el espacio interrelacional del mundo contemporáneo. En Espumas se da cuenta de los círculos de expansión y movimiento de las múltiples esferas en las que –al modo de celdillas de enclaustramiento– los sujetos se trasladan y aglomeran hasta formar espumas evanescentes donde establecen complejas interrelaciones. Espumas es así definida por Sloterdijk como el ensayo de una “poliesferologia o ciencia ampliada de invernaderos; [una] teoría tecnológica de los espacios humanamente y simbólicamente habitados, como una instrucción científico-ingeniera y política para la construcción y mantenimiento de unidades civilizatorias.”28 Espumas29 cierra el ciclo del ambicioso proyecto de Sloterdijk de comprender la ontogénesis del ser humano y su historia como conformador de esferas. Estar en el mundo, nos recuerda Sloterdijk30, es vivir en esferas, espacios de relación, climas o atmósferas, cuyo análisis dice más de la vida humana que la consideración del individuo 27 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “Espumas, mundo poliesférico y ciencia ampliada de invernaderos”, En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, |Nº 18 | Enero-Junio.2008 (II), [315-322] http://www.ucm.es/info/nomadas/18/avrocca.pdf 28 SLOTERDIJK, Peter, Esferas III, Espumas, Editorial Siruela, Madrid, 2005, p. 35 29 SLOTERDIJK, Peter, Esferas III , Espumas, Editorial Siruela, Barcelona, 2005 30 SLOTERDIJK, Peter, Esferas I Burbujas, Ediciones Siruela, Madrid, 2003 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 19
  • 20. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� autónomo o de las diversas posiciones que la ciencia y la metafísica le han asignado. Ahora bien, si Esferas I había desarrollado un sugestivo esfuerzo por mostrar que la esfera humana primaria -”burbuja”- era esencialmente relacional, bipolar, y Esferas II había llevado a cabo una narración completa de las tensiones inherentes a la constitución de las macroesferas -“globos”-, donde se narraba de qué forma el pensamiento metafísico clásico, como contemplación del todo redondo, se propaga por el mundo, el globo, y pone en marcha formas diversas de globalización31, fundando lugares absolutos que daban vida a la idea del Todo; Esferas III tenía asignado proponer una teoría que se hiciera cargo del nuevo espacio interrelacional del mundo contemporáneo, un mundo que, a pesar del generalizado discurso de la globalización, está marcado por el fin de la imagen centralizada del globo omnicomprensivo y unitario32. A diferencia de la red, la metáfora inevitable desde la abrumadora expansión de Internet, la espuma subraya el aislamiento conectado, la diversidad de las conexiones, la constante movilidad de los puntos conectados y la irregularidad de la estructura total. Esferas III representa así el intento de comprender la situación actual como la conexión entre sí de “burbujas”, pequeños ambientes que revisten múltiples formas (individuos, parejas, asociaciones de todo orden, consumidores, partidos, etc.), en ausencia de toda visión panóptica, de toda metáfora integradora33. Allí donde todo es centro no puede existir un verdadero centro. Allí donde todo emite, el supuesto centro emisor se pierde entre los mensajes imbricados. Esta situación es lo que Sloterdijk quiere describir con la metafórica de la Espuma, un agregado de múltiples celdillas, frágiles, desiguales, aisladas, permeables, pero sin efectiva comunicación. La esfera deja así de ser la imagen morfológica del mundo poliesférico que habitamos para dar paso a la espuma. Fragilidad, ausencia de centro y movilidad expansiva o decreciente son las características esta nueva estructura que mantiene una “estabilidad por liquidez”, divisa posmoderna que refleja la íntima conformación de la espuma. 31 VÁSQUEZ ROCCA, Liliana, “Sloterdijk; De la ontología de las distancias al surgimiento del 'provincianismo global'”, En Psikeba, Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales, Nº 5, 2007, Buenos Aires, http://www.psikeba.com.ar/articulos/LVR_Sloterdijk_Ontologia_de_las_distancias.htm 32 RODRÍGUEZ, Ramón, “Sloterdijk en la era de la levitación”, Sobre Esferas III. Espumas, de Peter Sloterdijk. Originalmente en abc.es, 2006. 33 Ibid. 20 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 21. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� Tenemos formas dispares de articular el espacio interrelacional, el que se ve curiosamente polarizado en las ciudades donde las "miradas impersonales" desde el afuera de nuestra tribu particular, más allá de nuestra esfera de cercanía, se tornan huidizas. Ahora bien, la intersección telecomunicativa entre las burbujas individuales a través de sus particulares modos de interconexión, la conformación de audiencias y públicos, sustraídos a la "micro"-exterioridad-social de los gestos, requiere –de cualquier manera– un movimiento de ampliación de burbujas, allí tiene lugar la espuma34, que -a su vez- se verá apremiada a conformar certeras separaciones y diferenciaciones, lo que el lenguaje telecomunicativo llamará segmentos. Este espacio telecomunicativo no es -sin embargo- un a priori diferenciable de "la política" solidificada en nuestras sociedades "facilitadoras" y masificantes. Tampoco se puede diferenciar del espacio que nos creamos en la gestión del entretenimiento o nuestras demandas más o menos exigentes de cuidados en la sociedad del confort, demandas de atención a nuevos intereses asociados al prestigio y al lujo. Ahora bien, estos individuos mimados no se ocupan de cultivar la "amistad", su principal interés es la autoconstrucción de infraestructuras espaciales ultraindividualistas airosas. Todo es en principio un contener y ser contenido en la compleja intersección de burbujas insospechadas. Los otros aparecen difusos en el horizonte proto-social –en el momento de entrada en el mundo hipercomplejo–, en el “espacio fetal” donde los otros -los menos próximos- son sólo objetos difusos que excitan la curiosidad y el interrogar intuitivo. La problemática configuración de la esfera social obedece al hecho que las burbujas son ante todo un invernadero, un ámbito acondicionado y cerrado a un exterior tóxico, formado cada vez más por toda suerte de prótesis auditivas y visuales. Sloterdijk 34 SLOTERDIJK, Peter, Esferas III , Espumas, Editorial Siruela, Barcelona, 2005 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 21
  • 22. Vásquez Rocca, Adolfo: �Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria� ve este fenómeno de explicitación creciente, mediante la técnica, de todos los elementos ocultos del cuerpo y del medio ambiente el rasgo más decisivo de la modernidad. De aquí surge una extraordinaria preocupación por las condiciones de vida y la producción del bienestar, cuestión indisociable de nuestro modo de pensar y diseñar la vida en el momento post-histórico. Sloterdijk en esta última parte de su proyecto despliega su capacidad provocativa para denunciar la disparidad entre el Primer Mundo y las zonas menos desarrolladas, entre la sociedad del bienestar y la “psicosemántica de la necesidad”. De acuerdo a las perspectivas propuestas, en el Primer Mundo se abre la posibilidad de una conducta no marcada por la necesidad, por la carga de la subsistencia y su ética de la sobrevivencia, sino por la abundancia y el derroche, una sociedad mimada por el confort, marcada por la levitación. 22 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 23. Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler . 1 Juan Sebastián Ballén Rodríguez juanballen@usantotomas.edu.co Departamento de Humanidades de la Universidad Santo Tomás (Colombia) A Eudoro Rodríguez Albarracín, Maestro y amigo Soy cuerpo y nada más; alma es sólo una palabra para designar algo del cuerpo. Friedrich Nietzsche: Así habló Zarathustra Pero aunque la “vida” y el espíritu son esencialmente distintos, ambos principios están en el hombre en relación mutua: el espíritu idea la vida; y la vida es la única que puede poner en actividad y realizar el espíritu, desde el más simple de sus actos hasta la ejecución de una de esas obras a que atribuimos valor y sentido espiritual. Max Scheler: El puesto del hombre en el cosmos INTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA Asistimos hoy día a la objetivación del cuerpo. Este fenómeno se entiende como la exteriorización y posterior cosificación del mundo de la corporalidad. El cuerpo objetivado, es justamente el cuerpo sir órganos internos, esto es, la ausencia de una relación armónica que dé cuenta de la vida interior que la anima. En la actualidad son diversas la formas de objetivación del cuerpo, tales como la manipulación médica en donde se pone en evidencia la capacidad de disponer del mismo instrumentalmente, para valerse del mismo a la manera de un simple medio que se deja moldear, transformar, lucir y explotar. Al tiempo que se pierde el carácter único y compartido del 1 Licenciado en Filosofía y Lengua Castellana. Magister en Filosofía. Docente del Departamento de Humanidades de la Universidad Santo Tomás. Texto elaborado en el marco del Coloquio La antropología de Max Scheler: la propuesta del filósofo de Múnich, celebrado los días 16 y 17 de octubre de 2008, en la sede central (Bogotá) de la Universidad Santo Tomás. Apartes de este escrito pertenecen a la investigación “La propuesta fenomenológica de Michel Henry: la subjetividad a flor de piel” que dirige el profesor Guillermo Hoyos Vásquez. Miembro ordinario del Círculo Latinoamericano de Fenomenología (CLAFEN) Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com 23
  • 24. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� cuerpo2, se lleva a cabo un proceso de pérdida de la identidad de la subjetividad, en donde el cuerpo ya no es la puerta de entrada al mundo de lo humano sino la vía por la cual se produce el mensaje publicitario, la venta de un producto, la comunicación de una noticia, incluso la promesa de que una intervención médica hace posible el sueño de tener un cuerpo perfecto, según los cánones estéticos de los modelos que se muestran esbeltos y voluptuosos en las pantallas. La estandarización del cuerpo ideal por obra de la sociedad de consumo, ha hecho que el carácter único del cuerpo pierda su sentido y se abandone a la pura exterioridad, esto es, a la inercia de la cosificación: “[…] La exterioridad humana nunca debería reducirse a la materialidad contable de las relaciones inmanentes propias de los artefactos físicos y químicos, sino que siempre tendría que ser la expresión de una trascendencia que sobrepasa infinitamente cualquier cuantificación o reducción al esquematismo oferta-demanda y que tan sólo puede ser expresada por aproximación y siempre provisionalmente.” (Lluis Duch y Mélich Joan-Carles 237) El reduccionismo en el cual ha caído la percepción del cuerpo en nuestros días tiene diversas causas. Bien sea por la necesidad de reivindicar el éxito social, o por la exigencia mediática de comunicar que el cuerpo es un mecanismo para la obtención de fuerza y empoderamiento individual desde los ámbitos económico, político y deportivo. Otros ejemplos que responden a esta misma lógica reduccionista se muestran en los cuerpos de las mujeres y de los infantes humillados y sometidos por el secuestro, la trata de blancas, el maltrato físico, la explotación laboral, etc., todo ello hace parte del círculo de las mediaciones instrumentales que tiende a desdibujar su carácter intangible y sagrado. Aparentemente en el contexto de la masificación y la comercialización, formarse un punto de vista integral sobre la condición corporal de la subjetividad resulta una banalidad. Ahora bien, la reflexión fenomenológica se ofrece como una alternativa filosófica que da lugar a explorar nuevas y diversas maneras de entender la relación 2 Cuando nos referimos al carácter único del cuerpo entendemos que se trata de una realidad fenoménica diferente. Ello supone que su naturaleza no puede ser estandarizada, masificada y en general convertida en un producto que se exhibe dentro de las lógicas del mercado. De otra parte, asumimos que el cuerpo en tanto que experiencia compartida del mundo, es la apertura hacia las relaciones intersubjetivas, en donde el yo se abre al otro desde diversas modalidades fenomenológicas como lo son el amor, la amistad, la afectividad, etc. 24 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 25. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� entre el cuerpo, la subjetividad y el mundo. Siendo así, nos acercaremos en un primer momento a las bases del pensamiento fenomenológico, que han asumido el problema de la egoidad desde la subjetividad encarnada en el cuerpo. Partiendo de la correlación hombre-mundo, que se plantea en las investigaciones emprendidas por Edmund Husserl en su Crisis de las ciencias europeas (1937), se abre el espectro filosófico para indagar acerca de la condición del Yo-cuerpo en la fenomenología. La continuación y radicalización de esta empresa filosófica se muestra en la obra antropológica de Max Scheler. Desde Scheler descubrimos que la unión entre alma y cuerpo es el retorno a una comprensión que lleva a cabo la correlación sustancial-espiritual del hombre, es decir, que asume la constitución ontológica del yo. Esto es, el giro hacia una concepción antropológica donde cuerpo y alma se corresponden mutuamente: “el proceso de la vida fisiológica y el de la vida psíquica son rigurosamente idénticos desde el punto de vista ontológico.”(SMK 111). Ambos procesos, según Scheler, son mecánicos y teleoklinos. Esto quiere decir, que la vida fisiológica como la psíquica, responden mutuamente al funcionamiento mecánico (causal) y a la vez teleológico (finalidad) que comprende la dinámica de la naturaleza humana, y en donde la vía corporal se integra a la vía psíquica. Por ello sostenemos que en Scheler se propone una antropología fenomenológica, que se explica a partir de una comprensión dinámica de la naturaleza humana, en donde se incluyen los procesos fisiológicos y psíquicos de manera paralela. No es extraño entonces, que en nuestro filósofo identifiquemos estudios en donde se analizan desde las estructuras más elementales del sistema nervioso, hasta llegar a considerar los procesos puramente psicológicos, incluyendo en su desarrollo todas las estructuras orgánicas, partiendo de las más primitivas y llegando a las más complejas. La propuesta scheleriana busca comprender al hombre como una entidad en permanente cambio: desde la estructura biopsíquica de los cuerpos inorgánicos, pasando por las plantas, hasta llegar a las formas animales más complejas. En este sentido, sostenemos que el problema de la subjetividad-corporal en Scheler, no se resuelve a partir de la sola naturaleza espiritual, -la cual abstrae la condición material de la existencia del hombre-, sino asumiendo la transformación, o gradación, biológica y Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 25
  • 26. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� psíquica3. Tal movimiento se comprende en el encuentro entre el cuerpo y el alma, la vida y el espíritu, la conciencia trascendental y la corporalidad. Por ello la descripción fenomenológica de la naturaleza mecánica y teleológica del ego, deviene, según el mismo Scheler, en una ontología de la existencia humana. Esta gradación es la que pretendemos poner de presente en nuestra reflexión sobre El puesto del hombre en el cosmos (Stellung des Menschen im Kosmos)4. Pero, en primer lugar, es necesario mostrar las bases metodológicas, que sirven de base a la antropología fenomenológica de Max Scheler. 1. EL PROBLEMA DEL YO-CUERPO EN LA FENOMENOLOGÍA DE HUSSERL Y SUS IMPLICACIONES EN LA ANTROPOLOGÍA FENOMENOLÓGICA DE SCHELER Antes de examinar el lugar que ocupa el Yo-cuerpo en la fenomenología de Husserl, conviene tener en cuenta, de manera muy breve, el movimiento del pensar del filósofo alemán hacia el mundo de la vida, y en especial en dirección a la correlación hombre-mundo que es explorada en su obra Crisis de las ciencias europeas, publicada póstumamente en el año de1937. El arribo al mundo de la vida (lebenswelt) en el pensamiento husserliano tiene lugar en las producciones finales de su obra. Hablamos concretamente de Crisis de las 3 En este sentido nos apartamos de la lectura que propone Danilo Cruz Vélez en sus ensayos sobre el hombre y la cultura. Para el filósofo colombiano, la postura de Scheler convierte a la antropología filosófica, en la disciplina que explica todo fenómeno humano a partir del espíritu, cayendo inevitablemente en el antropologismo que afirma la superioridad del hombre respecto de cualquier otro organismo viviente. Nuestra interpretación parte justamente del giro que acaece en el pensamiento filosófico de comienzos del s. XX, con la irrupción de la fenomenología, que rompe con la historia de los racionalismos que surgen con Descartes, y en general, con los objetivismos de las ciencias exactas que se desprenden del ya consolidado positivismo, extendido en la práctica por las teorías evolucionistas. La antropología de Scheler continúa, por un lado, la crítica que desde la fenomenología de Husserl se hace a la filosofía moderna, que entrona a la razón como eje sobre el cual gravita toda comprensión de la realidad, y, por otra parte, asume un debate abierto sobre las pretensiones epistémicas de las teorías biológicas, que para la época tienden a reducir desde el evolucionismo darwiniano, un problema que desde antaño la filosofía viene preguntándose: el de la dificultad metafísica que implica responder a la pregunta de “¿qué es el hombre?” La influencia de la preocupación fenomenológica en la antropología de Scheler atiende a esta doble crítica, de tal manera que su propuesta no deviene necesariamente en un antropologismo, como usualmente se la ha reconocido. 4 Esta obra, que da a luz en 1927, hace parte del tercer grupo de investigaciones fenomenológicas inconclusas, realizadas durante los años de 1921 a 1928. Con la muerte prematura del filósofo, estos ensayos preparatorios dejaron esbozos de un trabajo más profundo sobre metafísica, y, en el caso que nos concierne la anticipación de una serie de grandes problemas que asumiría la antropología filosófica. Nos referiremos a dicha obra con la abreviatura canónica SMK. 26 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 27. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� ciencias europeas, obra en la que a juicio de Daniel Herrera, Husserl da a conocer la intuición creadora, de la que ya tenía noticia el filósofo alemán en 1898, según la cual la correlación entre hombre y mundo se hace patente (cf. Herrera 1999). La lectura que propone Daniel Herrera tiene por objeto profundizar en la reflexión o intuición originaria que propicia Husserl en el marco de la correlación entre el sentido del hombre y el sentido del mundo. Es también su intención explorar los caminos conciliadores y no optar, por un lado, por la versión realista de la fenomenología que se desarrolla en las Investigaciones lógicas (1900-1901) husserlianas, o por otro lado, por la lectura idealista de la fenomenología de la que se tiene noticia en su obra Ideas. El giro que acaece en el pensamiento de Husserl a partir de Crisis, es una continua explicitación de esta correlación. Pues al mismo tiempo va superando problemas gnoseológicos que de manera unívoca dio respuesta la tradición filosófica, como ocurre en la teoría de la adecuación de pensamiento y realidad desde el realismo ontológico, o la que fundamenta la asimilación noética de la realidad por obra del espíritu, según el idealismo trascendental. La inversión radical llevada a cabo por Husserl plantea que el principio gnoseológico por excelencia es la vida: conocer es vivir. La fenomenología se abre paso en el límite de esta correlación, al describir las diferentes maneras en las que se da al sujeto un mundo vivido. Mundo que se experimenta en la inmanencia de la cotidianidad, y donde predominan las autoevidencias relativas al punto de vistas del observador5. El cometido metódico de la descripción fenomenológica es la explicitación de las diferentes estructuras vivenciales que atraviesa la subjetividad, al momento de desplegarse la correlación hombre-mundo, produciendo el sentido fenomenológico de las cosas. El objetivo de éste método del pensar, se encuentra más allá de pretender constituir a la misma fenomenología en un cuerpo de doctrina sistemático. Al respecto, el profesor Daniel Herrera esgrime lo siguiente 5 Tal es el sentido que tiene para Husserl el descubrimiento del mundo de la vida en Crisis. Se trata pues de […] el mundo espacio-temporal de las cosas tal y como las experimentamos en nuestra vida pre- y extracientífica y tal y como las sabemos cómo experimentables […] (Husserl. 145-146). El mundo de la vida se presenta así como el horizonte de significado que varía según la experiencia que tiene cada quien. El reconocimiento subjetivo-relativo que tiene para un indio de la selva amazónica el agua con relación al río amazonas, varía de la visión que tiene un mongol de este mismo recurso natural en medio de una tierra árida como la estepa tibetana. Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 27
  • 28. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� “Conocer es vivir. A través de cada una de sus vivencias el hombre capta el sentido de la realidad vivenciada. La reflexión al volver sobre lo vivido, reconoce el cómo (la constitución) del surgimiento de este sentido, pudiendo describir este sentido en lo que es esencial y la vivencia en la cual ella se hizo presente. La intuición de esta correlación hombre-mundo le permitió a Husserl, igualmente, superar la tentación inicial de hacer de la filosofía un sistema. Al término de su desarrollo intelectual, la filosofía se revela fundamentalmente como un método que se identifica con la vida de la conciencia y con la visión de conjunto de las relaciones de la conciencia y su mundo. ” (Herrera 15) Sin embargo, en Crisis afloran diversos planteamientos que si bien se proponen efectivamente hacer una aproximación que esclarezca el sentido de la intuición originaria, es de anotar que como intuición se cierne todo un manto de oscuridad. En ciertos momentos la intuición parece inclinarse al polo objetivo de la correlación, siendo en este caso el mundo la última conquista de la fenomenología. En otros es el sujeto y la experiencia reflexiva o actitud filosófica, la que permite apresar el sentido fenomenológico del mundo. Al respecto el profesor Daniel Herrera ha señalado el carácter ambiguo que comporta el análisis del ego en Crisis, en razón del predominio que tiene por momentos el mundo de la contingencia mundano-vital que determina a la subjetividad, y, en otros, donde la subjetividad dota de sentido al carácter natural que gobierna al mundo de la vida: “Captar con una sola mirada todo el significado de la correlación no es, sin embargo, empresa fácil. Inclusive, creo que es imposible: la experiencia humana no se deja plenamente explicitar ni mucho menos racionalizar. Ella nunca entrega toda la verdad de su sentido. La correlación se revela a veces como mundo vivido ocultando la vida que vive este mundo. Otras veces se nos revela como la vida que experimenta este mundo, ocultando todo el sentido del mundo vivido. Husserl padeció conscientemente hasta el final de sus días ante esta dialéctica de una realidad que simultáneamente se revela y se oculta.” (Id.17) El rostro jánico6 que sobreviene en la correlación hombre-mundo ya es un indicio para leer el lugar que ocupa el ego en la construcción de una fenomenología del encuentro entre el mundo de la subjetividad y el mundo de la facticidad. La paradoja ínsita en el rostro jánico de la correlación, da cuenta, desde una mitad de su apariencia, de la disposición afirmativa que adquiere la determinación mundano vital de la 6 En la mitología romana Jano es el Dios de las dos caras, que custodia las puertas en su final y su comienzo. Esta imagen nos permite pensar la ambivalencia en la cual se debate el ego husserliano. 28 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 29. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� existencia humana a través de la actitud natural, y, en la otra mitad del rostro, muestra su movimiento negativo al cobrar sentido para la subjetividad reflexiva, provista de intencionalidad y de determinación objetiva, es decir, de la actitud filosófica. En el límite que separa y a la vez reúne al mundo objetivo y al subjetivo se plantean las diversas maneras que tiene el Yo para darse como una entidad antropológica de sentido. Al respecto J. Wild, en Les Cahiers de Royaumont (coloquio de filosofía celebrado en 1957 cuyo tema fue Husserl), plantea que, en Crisis, Husserl no hablaba propiamente de una antropología filosófica, sino que se refería al problema del hombre bajo diferentes títulos, ya fuera con el término de ‘psicología descriptiva’, el de ‘psicología fenomenológica’, o incluso, bajo el rótulo de ‘psicología pura’. Husserl encaró el problema metodológico que implicaba el estudio del hombre en medio del debate librado entre la psicología natural o racional, que por medio de una actitud objetiva reduce el estudio del hombre a los hechos verificables, esto es, a los datos cuantificables registrados en la experiencia empírica, y, una psicología fenomenológica que atiende la región subjetiva de los deseos, las querencias, las frustraciones, los motivos, las intenciones, etc., y que tiene por cometido fundamental: “(…) describir y, en lo posible, de aclarar esas estructuras necesarias que se encuentran en todo y que siempre caracterizan la existencia humana en el mundo.” (Wild 246) Este mismo debate, pero con la psicología clásica, lo encontramos en Merleau- Ponty en la obra cumbre la Fenomenología de la percepción y del mismo modo en Michel Henry, quien valiéndose de las tesis ontológicas de la afectividad y de carne7, 7 La propuesta fenomenológica del filósofo francés Michel Henry (1992-2002) arroja luces acerca de la reconstrucción de la gramática de la afectividad y en general del mundo de la corporeidad encarnada en las modalidades más primitivas de la experiencia humana como lo son el sufrimiento, el dolor, el gozo etc. Se trata de un proyecto que busca descifrar el lenguaje de la materialidad en el cual se está definiendo la egoidad, desde los horizontes del cuerpo y de la afectividad. Así como en su momento Scheler plantea que la codificación que hace la filosofía moral de las pasiones y de los deberes, ha de ser complementada por una primera reconstrucción del lenguaje de los sentimientos, las motivaciones y en general de las emociones que se disponen como móviles reales en las decisiones y los juicios de tipo moral (Scheler, M. 2003), Henry sugiere que el análisis eidético de la conciencia trascendental, que hace parte de la gramática que construye la fenomenología husserliana, no es suficiente para descifrar el sentido de la subjetividad hecha carne, la cual se erige a partir de la inmanencia y de la condición ontológica en la cual se funda la existencia humana. Condición humana que se debate entre el ser y la nada, los significados y los significantes que se condensan alrededor de una descripción fenomenológica del lenguaje del cuerpo y de la afectividad. Desde La esencia de la manifestación (Henry 1963) donde se establecen los presupuestos fenomenológicos fundamentales de la inmanencia y la afectividad del ego, pasando por el Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 29
  • 30. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� expone en una de sus obras programáticas titulada Filosofía y fenomenología del cuerpo. Ensayo sobre la ontología de Maine de Biran, el olvido en el que incurre la filosofía moderna: la corporalidad. En Scheler el debate entre psicologismo y psicología fenomenológica es integrado bajo un tercer elemento que los reúne: nos referimos a la antropología, la cual recoge elementos de la psicología (en tanto que el problema del hombre es leído como el estudio trascendental sobre las formas de la interioridad psíquica) y de la biología (en tanto que el problema del hombre es asumido como la indagación por el movimiento y la transformación de las formas de vida exteriores). Sin embargo, desde la misma preocupación husserliana por los sentidos que cohabitan en el mundo de la vida, ya viene sugerido el debate entre el psicologismo empírico y el fenomenológico. En Crisis se asume como un presupuesto antropológico indubitable el hecho de que el hombre se define en función de las diversas maneras de vivenciar el mundo de la vida (lebenswelt). La pregunta que surge, entonces es, la siguiente: ¿cómo se da a la conciencia inmanente, que es la misma conciencia fenomenológica que dirige su mirada hacia las cosas mismas, las diversas maneras en las que el Yo habita vitalmente el mundo de la vida? Una antropología filosófica de corte fenomenológico se encargaría de mostrar mediante la descripción, las diferentes estructuras mundano vitales que experimenta el Yo en su correlación con el mundo. Hacer comprensible la obviedad de que el hombre se encuentra en relación con el mundo de la vida, es el sentido que adquiere en Crisis el realismo radical que propone Husserl para la fenomenología: “[…] no puede haber un realismo más fuerte, si es que esta palabra no indica más que lo siguiente: estoy seguro de ser un hombre que vive en este mundo, etc., y acerca de esto no abrigo la menor duda. Pero el gran problema consiste precisamente en comprender esta autoevidencia.” (Krisis 197) estudio Encarnación. Una filosofía de la carne (2000), obra en la que se exponen de manera sistemática los presupuestos fenomenológicos que gravitan alrededor del fenómeno teológico de la encarnación. En estos últimos estudios la afectividad deviene como fundamento de una experiencia radical de l’etre-Soi. Jean Greisch (2009) sostiene que toda investigación fenomenológica tendrá que vérselas con tres interrogantes fundamentales. El primero pretender determinar la idea de lo que es la fenomenología. El segundo apunta hacia el fenómeno originario sobre el cual se emprenderá la investigación filosófica (el archifenómeno). Y el tercero es la identificación de la crisis o la lectura de la historia de la filosofía moderna comenzando desde Descartes. Henry, como lo hace Husserl, responde indistintamente a estos tres planteamientos. Con la salvedad de que ambos coinciden de manera definitiva en un cuarto problema que subsume a los tres anteriores. Rememorando la antropología kantiana, se sostiene que la cuestión fenomenológica fundamental es una aproximación radical a la pregunta de ¿Qué somos nosotros? 30 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 31. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� La tarea consiste, entonces, en explicitar aquellas estructuras que atañen a la realidad mundano-vital y que constituyen el conjunto de las vivencias en las cuales el hombre establece su relación con el mundo de la vida. De ahí que la primer estructura que define el carácter inmanente de la relación mundano-vital experimentada por el hombre sea el Yo cuerpo. Previo a la consideración corporal de la experiencia mundano-vital del hombre, conviene tener en cuenta que el yo de la fenomenología husserliana no consiste en ser un receptáculo espiritual que se encuentra atrapado en la materia extensa que es el cuerpo. Tampoco se erige desde el dualismo, donde el alma racional se distingue de manera radical de los sentidos y del cuerpo en general. En esta medida Daniel Herrera argumenta lo siguiente: “El hombre es para Husserl una totalidad estructurada dinámica, intencional y teleológicamente; gracias a lo cual puede experimentar el mundo significativamente. Si hay una denominación que exprese el ser del hombre y, por consiguiente, su sentido, es el de ‘vida que experimenta el mundo’ (Welterfahrendes Leben)” (Herrera 16) Evidentemente, –como lo señala el profesor Daniel Herrera- en Husserl no solamente tenemos noticia de un Yo-cuerpo, también es posible hablar de un Yo- instinto (Id. 16), de un Yo-persona (Id. 17) y de un Yo-Trascendental (Id. 18). No hay, entonces, un carácter unívoco que defina la naturaleza del ego en la fenomenología de Husserl, sino más bien un movimiento exploratorio por las distintas experiencias mundano-vitales que atraviesa la subjetividad en la correlación con el mundo de la vida. Movimiento exploratorio que se afianza con la propuesta de Max Scheler, quien, además, prepara el camino de lo que hará la fenomenología francesa, que durante el siglo XX, desde múltiples miradas ha explorado las diversas maneras en las que la vida anímica del hombre experimenta el mundo (Pintor Ramos 129). Bien sea desde la inmanencia radical del yo arrojado al mundo en Sartre, pasando por la experiencia subjetiva del absurdo en Camus, llegando con Levinas a la experiencia del otro, hasta arribar a Michel Henry, quien influenciado de manera poderosa por la fenomenología de la percepción de Maurice Merleau Ponty, nos plantea una fenomenología del yo desde la triple relación entre afectividad, corporalidad y sensibilidad. Si en Husserl se asume que el conjunto de las potencias intencionales define la naturaleza del yo, en Scheler, tal supuesto lo lleva a situar el problema de la egoidad, más allá del asociacionismo de Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 31
  • 32. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� la psicología empírica y del solipsismo en el que incurre la pura descripción eidética de la vida consciente. En esta medida nuestro filósofo entiende que: “El yo no es nunca el producto de una asociación de elementos sueltos y aislados, asociación que necesitaría como medidora de la sensibilidad corpórea. La consideración fenomenológica lleva a ver el yo como una unidad originaria que implica una inclusión mutua de sus componentes.” (Pintor Ramos 141) La tesis scheleriana asume que el fundamento antropológico del ego, está en la unidad ontológica originaria, desde la cual se despliegan simultáneamente las funciones psíquicas y corporales. Tal planteamiento presupone la crítica que desde la fenomenología se hace al epígono de la filosofía moderna. Efectivamente, las réplicas a Descartes resuenan igualmente en la postura scheleriana. La reducción de todo lo anímico a la región psíquica del cerebro, y la consecuente escisión entre la vida material y la consciente, que produce la tesis mecanicista del cuerpo, es superada por los avances de la fisiología de comienzos del siglo XX (SMK 109). Los resultados de estas investigaciones8 indican que las actividades puramente psíquicas, no dependen del cerebro sino de estructuras vitales mucho más primarias como las afectivas, las cuales, se hallan en las glándulas del sistema endocrino. Éstas, dependiendo de su estado, inciden directamente en la vida impulsiva y afectiva de los seres humanos; y su estudio puede explicar también el desarrollo de la altura, la anchura, las características étnicas e, incluso, las patologías (gigantismo, enanismo, etc.) en los seres humanos. A partir de los trabajos de Braus y Tschermack en los campos de la anatomía y la fisiología, Scheler concluye que la división cartesiana entre res extensa y res cogitans deja de explicar la funcionalidad que genera la unidad entre pisque y cuerpo: “El campo fisiológico paralelo a los procesos psíquicos vuelve a ser hoy el cuerpo entero y no sólo el cerebro. Por ende, no cabe seguir hablando seriamente de un nexo entre la sustancia psíquica y la sustancia corporal, tan externo como el supuesto por Descartes. Es una y la misma vida la que posee, en su “ser íntimo”, forma psíquica y, en su ser para los demás, forma corporal.”(SMK 109-110) 8 Scheler menciona las investigaciones del anatomista de Heidelberg Braus y de la fisiología de Tschermack. (SMK 112.) 32 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 33. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� La tarea, entonces, de la antropología fenomenológica de Scheler consistirá en explicitar la correlación existente entre los movimientos fisiológicos y las formas de la vida consciente; de ahí que para explicar la condición vital del puesto que ocupa el ser humano en el cosmos, tenga que valerse de la gradación psicofísica9. Esta forma de abordar el problema, le permite al filósofo escapar del solipsismo antropológico en el que incurre Descartes con la duda metódica: método que termina por dividir la naturaleza humana en dos polos contrapuestos. Para Scheler el dualismo cartesiano pierde de vista la unidad ontológica en la cual se compenetran ambos procesos. Que la percepción de un manjar sea una imagen psíquica que activa un estímulo, para luego originar un movimiento, antes, claro, de que el cerebro genere un proceso de deliberación sobre la conveniencia o inconveniencia de probar un bocado, resulta del todo una ficción, si se considera que el impulso del cuerpo por saciar su hambre responde a los jugos gástricos que actúan sobre el estómago y que exigen eventualmente el alimento (SMK 113-114). No menos es la acción de la conciencia, que estimula al deseo y abre el apetito. 2. LA GRADACIÓN PSICOFÍSICA Y EL PUESTO METAFÍSICO DEL HOMBRE EN EL COSMOS En El puesto del hombre en el cosmos, Max Scheler se propone estudiar la esencia del hombre con relación a los diferentes organismos de vida que habitan el mundo, como lo son los cuerpos inorgánicos, la planta, el animal, y, finalmente el mismo hombre. El puesto metafísico que le corresponde a la esencia del hombre, lejos de ubicarse más allá de los otros miembros que habitan el mundo de la naturaleza, está directamente relacionada con estos: “La palabra hombre indica en primer lugar los caracteres morfológicos distintivos que posee el hombre como subgrupo de los vertebrados y de los mamíferos.”(Id. 27) La familiaridad esencial que hay entre las plantas, los animales y los hombres hace parte del estudio sistemático natural de la antropología que propone Scheler. Sin embargo, su exposición, por lo menos en la obra señalada, no descarta la indagación por la legitimidad que tenga esta sistemática cuando se refiera al hombre en un sentido 9 La gradación psicofísica de los organismos vivos, es el hilo conductor que orienta nuestro estudio dedicado a la obra de Scheler El puesto del hombre en el cosmos. Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 33
  • 34. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� singular, pues, de lo contrario, no estaríamos hablando de antropología en un sentido filosófico sino de ciencia natural. Se trata, entonces, de una presentación que se esfuerza por identificar los grados psicofísicos que son propios de los reinos vegetal y animal, pero perfectamente análogos al ser del hombre, y que busca, al mismo tiempo, las notas distintivas que hacen a la especie humana única en su género. Esta gradación de los diferentes estados ontológicos que atraviesan los organismos vivos se presenta, a su vez, no como una lectura naturalista-evolucionista de los seres vivos, que se propone identificar los estratos orgánicos superiores avanzando progresivamente hacia el ser vivo mejor dotado, ni tampoco como una antropología eidética donde finalmente las cualidades espirituales superiores terminan por anular las formas naturales más primitivas. Hablamos, más bien, de una ‘fenomenología de la gradación de los seres vivos’ en donde la antropología filosófica recurre a la ciencia natural para explicar su devenir biopsíquico. La gradación responde a la dinámica interna y externa de la vida. No hay superaciones radicales entre un estado inferior a otro superior, sino, más bien, cambio y conservación entre los diferentes grados de la vida (Pintor Ramos 92.) 3. LOS GRADOS DEL SER PSICOFÍSICO La relación entre los diferentes mundos, el animal, el vegetal y el humano comienza con la categorización que emplea Scheler, al momento de hablar de una gradación biopsíquica que atraviesa a todos los seres vivos (Pintor Ramos 92). Hablar de gradación, en lugar de evolución, presupone que las diferentes etapas de la transformación de los seres vivos, no son superadas radicalmente por la ley natural de la reproductibilidad, en donde los organismos más fuertes y mejor adaptados (según la premisa evolucionista de la selección natural), prolongarán su estructura genética a las generaciones futuras, asegurando al mismo tiempo la supervivencia de la especie. El concepto de materia en Scheler está mediado por la lógica- teleológica, que es una forma de explicación no causal del movimiento de los organismos vivos, los cuáles, según la idea de telos (finalidad), responden tendencialmente hacia la realización de un fin específico (Pintor Ramos 90-94). La teoría de la gradación se enmarca en la ‘teleología de los organismos vivos’, en la medida en que da cuenta de que los cambios acaecidos entre los seres vivos, no son superados por formas superiores, sino, que, más 34 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 35. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� bien los va incorporando10, como partes estructurantes de un todo que no las rechaza completamente, sino que las incluye en su propia estructura ontológica: “Dijérase, pues, que hay una gradación, en la cual un ser primigenio se va inclinando cada vez más sobre sí mismo, en la arquitectura del universo, e intimando consigo mismo por grados cada vez más altos y dimensiones siempre nuevas, hasta comprenderse y poseerse íntegramente en el hombre.” (SMK 70-71) Así, Scheler sostiene que la sustancia del hombre participa gradualmente de la sustancia vegetal y animal y viceversa. Por esto, lo que se trata es identificar, previamente a la taxonomía y a la clasificación natural de los seres vivos que los hacen diferentes unos de otros, “la más estrecha comunidad ontológica con aquellos fenómenos objetivos de la vida.”(SMK 30). A continuación pasaremos revista de los diferentes grados que hacen parte de la ‘teleología de los organismos vivos’, y que explican gradualmente la estructura ontológica del ser humano como un organismos psicofísico. 3.1 IMPULSO AFECTIVO El impulso afectivo se presenta como un grado inferior en la objetivación gradual de los seres vivos. El impulso no es una fuerza propia de la sensación, de la conciencia o de la representación. A diferencia del instinto o del sentimiento, los cuales, usualmente son potencias que van dirigidas hacia la obtención de algo, el impulso afectivo es un movimiento que carece de la intencionalidad para apresar un objeto determinado; ya que se trata de ‘un placer sin objeto’. Esta primera estructura en la gradación biopsíquica corresponde a las plantas. El movimiento de las plantas responde al ‘impulso afectado’, que, careciendo por completo de una fuerza que provenga desde dentro del organismo, depende totalmente de la fuerza externa de la luz y de la tierra, siendo su única dirección el ir hacia arriba o hacia abajo. Justamente, el sentido que le da Scheler a la palabra de afecto tiene que ver con la situación de plena afectación en la cual se encuentra la planta, al no ser ella misma la que produce su propio movimiento, 10 Un ejemplo de la inclusión de las partes dentro de una totalidad es propiamente el hombre, pues en él podemos identificar elementos del impulso afectivo, la memoria asociativa, etc. Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 35
  • 36. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� sino que éste es efectuado debido a la fuerza que ejercen los factores externos como la luz, el agua y la tierra (SMK 30-31). Ahora bien, el impulso afectivo no se presenta propiamente como una sensación, pues ésta última presupone dos momentos: primero, el organismo produce un anuncio interno en donde el ser vivo identifica el tipo de movimiento que genera la sensación; y segundo, una modificación inmediata de los movimientos del organismo en respuesta al anuncio interno. La planta no logra responder al movimiento de la sensación porque carece de una memoria asociativa que enlace tanto la acción de sentir como la reacción o movimiento que surge en respuesta. La existencia biopsíquica de las plantas se explica como una pasividad afectiva, en donde ellas no producen el impulso, sino que, antes bien, le sirven de medio enlazando los procesos de transformación de la energía solar e hídrica, que generan factores energéticos externos: “La planta suministra, por tanto, la prueba, más clara de que la vida no es esencialmente voluntad de poderío (Nietzsche), puesto que ni busca espontáneamente su sustento, ni en la reproducción elige de un modo activo su pareja. Es fecundada pasivamente por el viento, las aves y los insectos; y, puesto que ella misma se prepara en general el alimento que necesita, con materias inorgánicas, que existen en cierta medida por todas partes, no ha menester como el animal dirigirse a determinados lugares para encontrar su sustento.” (SMK 33) La estructura ontológica que domina a la planta no tiene que ver con el sentimiento, con el instinto, con la memoria asociativa, ni con un sistema nervioso cerebral o la ‘voluntad de poder’ nietzscheana, sino del arrojo total de su ser al entorno que lo circunda. Como bien lo precisa nuestro autor, la nota esencial de la vida vegetal es el impulso de todo el organismo dirigido hacia afuera. En tal situación, decimos que el modo de ser de las plantas es extático11, y que el impulso afectivo es la ausencia de reflexión de la planta, esto es, que su condición vital consiste en revertir la situación de los organismos superiores y dirigir su movimiento desde adentro hacia afuera. La existencia de la planta se reduce al cumplimiento extático de un movimiento propio de 11 La condición extática de las plantas explica el carácter de exteriorización en el que se halla su movimiento siembre dirigido hacia fuera. Carece por completo de un centro vital, que le permita el recogimiento y la reflexión desde sí misma. (Pintor Ramos 96). 36 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 37. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� la vida, y que se hace patente en las funciones biológicas de la nutrición, el crecimiento, la reproducción y la muerte. Si bien a las plantas las caracteriza su estado de mera pasividad, lo que las hace únicas es la expresión, pues lo que admiramos justamente de las plantas es su estructura fisionómica que nos da noticia de su talante externo como el estar lozano, marchito, exuberante, pobre, radiante, etc. Se trata, pues, de la expresión particular de la planta y no solamente de una manera específica que ha tenido el organismo al adaptarse a su medio, como lo sostiene Darwin (Pintor Ramos 96). No es propio de las plantas el negar su situación existencial primigenia, pues difícilmente encontraremos en el mundo vegetal la emancipación de los organismos, o, siquiera la decisión de las rosas de desplazarse hacia otro lugar en razón de que las condiciones del medio natural en el que viven no son del todo favorables. Uno de los postulados teóricos del evolucionismo, determina que dos son las pautas definitorias en la evolución de las especies: el uso y la utilidad. Tales criterios, explican el desarrollo de ciertos organismos superiores a diferencia de otros inferiores. Las estructuras orgánicas, de manera autónoma, van incorporándose a la dinámica evolutiva, asumiendo nuevas estructuras y abandonado otras. Sin embargo, en este proceso que varía entre la pérdida y la ganancia, no se explica la evolución en las plantas, pues justamente la dinámica entre el uso y la utilidad está mediada, en principio, por el movimiento de los organismos, que responde indistintamente, o a los cambios en su estructura interna, o a la competencia que se desata en la lucha entre las especies. La supervivencia de las plantas depende del movimiento que se produce en el mundo externo (ya sea el del aire, el agua, la luz, la intervención humana, etc.). Ellas mismas no producen un movimiento direccionado hacia el uso o la utilidad. De ahí que las plantas, sean una excepción a ésta dinámica de la evolución, pues lo que se admira en ellas no es tanto la utilidad que proporciona, como la belleza que produce su propia expresión, que en principio, es de carácter pasivo. Ellas mismas irradian la belleza o eventualmente la fealdad, según las condiciones naturales del medio que las afecta o el uso que se hace de ellas. Las plantas que generan el gusto y el encanto resultan no ser las más aptas para determinados ambientes o ciertos usos, pero si las más admiradas. Al no responder a los criterios del Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 37
  • 38. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� uso y de la utilidad, Scheler considera que la pasividad, que genera la afectación externa sobre la planta, produce su expresión, y en general, su admiración. Ahora bien, la presencia del impulso afectivo se identifica, de manera análoga, en la estructura ontológica del hombre. El encuentro entre el hombre y la planta es la vida afectiva. En el sentido de que la vida humana también puede ser entendida como una afectación que se produce en el afuera. La vida de la planta, como la del hombre, es entendida como el impulso inicial de todo organismo de ir hacia afuera. Scheler sitúa el impulso afectivo en medio del sueño y la vigilia, en el que permanecen en unidad todos los instintos (SMK 37-38). El estado vegetativo en el hombre se encuentra más en el sueño que en la vigilia. 3.2 INSTINTO ANIMAL El instinto es la segunda gradación en la comunidad ontológica de los seres vivos. Según Scheler, el instinto es “(…) La conducta del ser vivo” (SMK 38). En la observación de esta conducta instintiva, sobresale, antes que el estímulo y la respuesta, la orientación de la acción hacia algún objeto. No se trata de una mera respuesta motivada por una influencia externa en donde el cuerpo orgánico responde de manera inmediata. Más bien, es el resultado de una experiencia mediada, que la identificación de un instinto. En el estudio fenomenológico del comportamiento animal, Scheler descubre que la conducta externa que apreciamos en la acción instintiva corresponde paralelamente a un movimiento interno. Puesta la mirada en la interioridad de la conducta instintiva, Scheler sostiene que su existencia comienza con la “relación de sentido” (SMK 39). Entiende Scheler por ‘relación de sentido’, el movimiento al cual va dirigido el comportamiento instintivo del animal. Determinado el objeto que se pretende obtener, el cuerpo procede en la ejecución de una serie de movimientos, los cuales son el resultado de una combinación de reflejos. A esto lo denomina nuestro autor ritmo (SMK 39). Tanto la relación de sentido como el ritmo son momentos que producen el movimiento del cuerpo y que están al servicio de una cierta prevención instintiva frente a los acontecimientos que ocurran en el futuro. Una tercera variable que identifica nuestro autor es la ‘vida de la especie’. Antes que los individuos tomen conciencia particular del comportamiento instintivo, o que se adapten a un determinado mecanismo 38 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com
  • 39. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� de estimulo y respuesta mediante el ensayo y el error, lo que particulariza el comportamiento animal es justamente la estructura genética hereditaria. Un ejemplo, para explicar estas variables, es la observación de toda la serie de movimientos que realiza un felino al momento de cazar una presa. En el estar agazapados entre el follaje, con el movimiento de sigilo de todas sus extremidades, las orejas inclinas hacia atrás, etc., todo ello hace parte del ritmo y del objetivo, o la relación de sentido, que persigue el instinto de caza, característico en estos animales. Este mismo instinto es legado a las generaciones futuras, de tal manera que la vida de la especie continúa sin que ningún tipo de modificación de conducta externa, altere este orden natural. Conviene aclarar que el instinto, tal y como lo plantea Scheler, no es modificable. Mejor dicho, su estudio fenomenológico puro, descubre que la descripción del instinto animal, no puede ser entendida de manera objetiva, si se parte del supuesto de que a partir de un número de ensayos dirigidos por un agente externo, se podrá modificar el comportamiento del animal. El instinto no se desenvuelve de manera programática y mecanizada sino libre. Es recurrente observar a animales de presa puestos en cautiverio que pierden el instinto de la caza al encontrarse en un espacio abarrotado y estrecho. La estructura innata de los instintos reacciona de manera distinta dependiendo de la circunstancia específica en la cual se encuentra el animal en su medio. De ahí que el comportamiento animal responda ontológicamente al lugar natural y a la manera de ser del instinto, que se pone en movimiento de acuerdo a la situación de caza, de cortejo, etc. En esta medida, el instinto es fruto, particularmente, de un proceso de adaptación de los organismos al medio natural, y no el resultado de una respuesta deliberada y venida de afuera bajo la orden de otro ser vivo. Por ello enfatiza nuestro autor que el instinto no es una facultad de asociación ni de aprendizaje, sino “[…] una forma del ser y del acontecer psíquicos más primitiva […]” (SMK 42) Ahora bien, mientras que las formas más evolucionadas del instinto, como la inteligencia en los mamíferos superiores, se caracteriza por la producción biopsíquica de asociaciones entre dos cosas diferentes, el instinto, en tanto que forma biopsíquica primitiva, es una potencia creadora, que se caracteriza por disociar lo que el entendimiento une. Esta fractura lejos de ser destructiva es creadora, en tanto que Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 39
  • 40. Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: �Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler� garantiza la perpetuación hereditaria del instinto a los futuros miembros de la especie. Scheler complementa esta fenomenología del instinto animal, desde una perspectiva eidética (psíquica). Esta forma de proceder, consiste en entender el modus operandi del instinto, justamente en medio de la disociación existente entre la preciencia y la acción. Con lo anterior se indica, que el instinto no es un saber que ordena inmediatamente la acción. El instinto no es una saber de la representación ni de las imágenes sino un “[…] sentir resistencias con matices de valor, diferenciadas según impresiones de valor, resistencias que serían atrayentes y repelentes.”(SMK 45). El instinto opera bajo el esquema de la resistencia que valora el objeto según la atracción o la repulsión. 3.3 MEMORIA ASOCIATIVA No solamente los organismos vivos poseen el instinto como una forma primitiva de comportamiento, también los caracteriza la conducta habitual, en donde tiene lugar la memoria asociativa. La memoria, es una potencia biopsíquica que modifica la conducta de manera progresiva, con la intención de darle mayor sentido y utilidad a los comportamientos. Esta modificación da por entendido de que el organismo vivo es un ser dispuesto al aprendizaje, y, sobre todo, a aquel en donde tienen lugar el aprendizaje a través del ensayo y el error. Solamente tenemos una modificación positiva de la conducta cuando el animal retiene los movimientos que generaron un mayor éxito en la prueba. Este fenómeno es único y se da de manera diferente al de la vida vegetativa, ya que en ésta se desconoce completamente los comportamientos habituales que permiten el adiestramiento de los organismos, y, en un grado superior, el autoadiestramiento (SMK 47). La mecanización de la vida que se obtiene mediante el aprendizaje por asociación, define la existencia habitual de los organismos vivos en un sentido corporal y psíquico: “Así como el organismo corporal va produciendo en el curso de la vida cada vez más un conjunto relativamente mecánico, hasta hundirse por completo en mecanismo cuando llega el momento de la muerte, así nuestra vida psíquica va produciendo cada día enlaces más puramente habituales de representaciones y de formas de la conducta y el hombre va tornándose en la vejez el esclavo del hábito.”(SMK 48) 40 Eikasia. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com