1. AITOR PAGALDAY MUÑOZ
TRABAJO 1
LECTURA Y COMENTARIO ANALÍTICOCRÍTICO DE UNO
DE LOS LIBROS QUE APARECEN CITADOS EN EL
APARTADO 1 .1 DE LA BIBLIOGRAFÍA DEL PROGRAMA.
2. LA HISTORIA DE LOS HOMBRES
El presente comentario critico de la obra de Josep Fontana, La historia de los
hombres, consta de tres partes. En la primera de ellas haremos una breve mención al
autor; en la segunda analizaremos la forma y la estructura del libro; y en la tercera nos
centraremos en el análisis del contenido del mismo.
Tal y como hemos señalado en el párrafo anterior, el primero de los puntos a
analizar la persona de Josep Fontana. Nació en Barcelona en 1931 y en la actualidad es
Catedrático de Historia e Instituciones Económicas en la Universidad Pompeu Fabra de
Barcelona.
Su andadura como historiador la comenzó cuando se licencio en Filosofía y
Letras (sección de Historia) por la Universidad de Barcelona en el año 1956,
doctorándose en Historia por la misma universidad 14 años mas tarde.
En la actualidad es uno de los historiadores más prestigiosos del Estado español.
Es alumno de Vicens Vives y Ferran Soldevilla, considerándose gran admirador de
Thompson, P.Vilar y Gramsci.
Sus especialidades son la Historia económica y hacendística. No obstante, no
podemos olvidarnos de sus trabajos sobre el siglo XIX español, principalmente los
concernientes a la historia de Cataluña. Entre sus últimas obras destacamos “Historia y
proyecto social” (2004), “La revolució liberal a Catalunya” (2003) e “Introducción al
estudio de la historia” (1999).
Ha sido colaborador de las revistas de historia Recerque y l’Avenç, siendo
director durante 10 años del “Institut d´historia Jaume Vicens Vives”.
3. En lo que respecta a la estructura del libro, ha de señalarse que el libro consta de
16 capítulos, a través de los cuales, el autor nos hace un recorrido cronológico de la
historiografía principalmente europea1 desde la Antigüedad Clásica hasta nuestros días.
Este recorrido, lo realiza analizando de manera especial, los usos y abusos
habidos para con la historia. Cabe destacar el carácter de denuncia que adopta en
algunos de los capítulos, a la hora de opinar sobre las falacias que en su opinión se
esconden tras la concepción de un modelo historiográfico lineal y único de la evolución
humana.
Este modelo, según su entender, nace de la idea de que todo sucede
mecánicamente y que la evolución del hombre es un ascenso ininterrumpido de este
que le lleva desde la prehistoria hasta el estadio postmoderno actual.
Frente a esto, el profesor Fontana, nos intenta trasmitir que, debido a la
concepción maliciosa de la historia que considera como aberrante todo lo que no encaje
dentro de la mitología del progreso, es claramente constatable la existencia de variables
obviadas a lo largo de la historia por la concepción lineal de la misma.
Podemos señalar por lo tanto que el libro esta escrito de forma que el lector
percibe en todo momento y a lo largo de la mayoría de los capítulos la opinión del autor
sobre las diferentes corrientes historiográficas que se han venido sucediendo a lo largo
de la historia. Se trata de un estilo en el que se mezcla la visión objetiva con
argumentaciones personales de peso donde queda claramente manifestada la postura del
autor con respecto a algunos temas que en la evolución de la historiografía, podríamos
considerar como fundamentales.
Pese a que cuando analicemos el contenido del mismo profundizaremos más en
él, hay que señalar que en algunos de los capítulos, la contraría opinión del doctor
Fontana, queda claramente manifestada. Una clara muestra de ello, la tenemos en el
1
En uno de los capítulos del libro, el autor justifica de forma indirecta esta visión parcial de la
historiografía universal cuando señala que la historia que hoy en día conocemos no ha conseguido aún, ha
pesar de los últimos intentos, superar el eurocentrismo existente (El mayor de los desafíos que se ha
planteado la historia de la segunda mitad del siglo XX y que sigue vigente a comienzos del XX, el de
superar el viejo esquema tradicional que explicaba una fabula de progreso universal en términos
eurocéntricos; pag 329).
4. capitulo segundo cuando aborda la los esquemas historiográficos cristianos de
comienzos de la Edad Media2 como fuentes de no mucha utilidad por su falta de rigor
histórico y veracidad.
En lo que respecta al contenido del libro, hay que señalar que los primeros
capítulos están elaborados de forma que el lector se vaya familiarizando con términos y
situaciones que en los capítulos siguientes se profundizan más y que en los últimos
capítulos usa como argumentos a su favor y defender así su visión de la historia3.
El primer capítulo se centra en analizar la historiografía clásica (Egipto,
Mesopotamia, China y sobre todo Grecia y Roma), destacando la temática, la función y
las características generales que cumplía la historia en aquellos tiempos4. Hay que
señalar que hace especial hincapié en los autores clásicos más importantes tanto griegos
como romanos.
En el segundo capítulo, se hace un recorrido historiográfico medieval, desde los
historiadores musulmanes, hasta los feudales europeos, pasando por la historiografía
india, persa y bizantina. En este capítulo destaca de manera especial la atención que
presta a la historiografía cristiana, comparándola con la historiografía hasta entonces
existente, analizando sus características y remarcando las figuras de san Agustín y su
Ciudad de Dios, Gregorio de Tours y San Isidoro de Sevilla5.
El tercer capítulo, se centra en comentar los avances metodológicos en la ciencia
histórica, sobretodo en cuanto a la interpretación y comprensión de los textos bíblicos
que se produjo en el Renacimiento hace referencia. En este capítulo queda bien clara la
2
Op cit. Pag 53. Establecer la veracidad de los hechos tal y como lo entendemos hoy era de un interés
secundario para el historiador cristiano. Si el relato era correcto desde el punto de vista del discurso
religioso, poco importaba que los hechos con los que estaba elaborado se hubieran verificado o no. No se
podía esperar que unos hombres que aceptaban una representación geográfica donde lo real se mezclaba
con lo simbólico y el mundo era un espacio cuadrado, identificado a menudo con el cuerpo de cristo,
tuvieran problemas con la reducción de la evolución humana a historia de la salvación. Los
acontecimientos prodigiosos abundaban naturalmente en la historiografía cristiana, que no vacilaba en
llegar a la falsificación. (De este pasaje del texto se desprende claramente la contrariedad absoluta del
profesor fontana a las fuentes historiográficas cristianas de comienzos de la Edad Media).
3
La cual la desarrollaremos más adelante.
4
Fontana, Josep: La historia de los hombres, Barcelona, Crítica, 2001. Pag 25-31.
5
Op cit. Pag 53 (Lo que distingue sobre todo los nuevos esquemas de la historiografía cristiana de los de
la clásica, es el hecho de que no busca la explicación de los fenómenos históricos en el interior de la
propia sociedad, en causas naturales o como consecuencia de los actos de los individuos, sino que supone
que existe un designio divino que determina por completo el curso de la historia.
5. personalidad humanista del autor, debido a que considera como renovadores
historiográficos a ilustres personajes renacentistas como Maquiavelo, Guicciardini y
Bodin entre otros. Tampoco en esta ocasión deja pasar la oportunidad de criticar la
Iglesia por perseguir con la hoguera a los nuevos teóricos que cuestionaban el orden
establecido.
En cuanto al enfoque que le da a cada uno de los autores anteriormente
mencionados, Josep Fontana se centra en hablar de sus obras y de las características
historiográficas de la mismas. Así por ejemplo, de Maquiavelo destaca sus obras (El
Príncipe y Discurso sobre la primera década de Tito Livio) y como desarrolló un
método histórico para elaborar un tipo de historia que sirviese para hacer una reflexión
general sobre la sociedad, ligando filosofía y política, y tomando como eje el análisis de
las causas de los sucesos. De Guicciardini además de mencionar sus obras, lo diferencia
de Maquiavelo, en que este era un cronista de la época y no un investigador porque no
analizaba las causas de los acontecimientos. De Bodin destaca su importancia por la
novedad que supuso para la ciencia histórica el incipiente uso de las ciencias auxiliares
de la historia, para mejorar el método histórico.
En los tres capítulos siguientes, que van desde la Ilustración hasta la Revolución
francesa, el autor del libro nos hace un recorrido a través de los siglos XVII, XVIII y
comienzos del XIX, centrándose en la gran cantidad de autores que abordan la historia
como ciencia, en el estilo y método de cada uno de ellos y en las características más
importantes de sus obras. Según se desprende de las opiniones del autor, estos tres
siglos fueron el comienzo de una nueva visión del hombre por parte de los
historiadores; mucho mas universalista y globalizada que la de los historiadores
anteriores6 donde todo parecía estar determinado y solo hacía falta buscar todos los
datos para conocer el porqué de los acontecimientos. Sin embargo, pese a que cada uno
de los autores se centrara en dar respuesta a los problemas de su época, hay una clara
6
Op cit. Pag 83. La Ilustración...visión abstracta y universalista del hombre, y sostiene que su
racionalismo y la búsqueda de las explicaciones totales coherentes con las de la nueva ciencia, han
llevado a los ilustrados a una concepción mecanicista del hombre y de la sociedad. Habrían pretendido
que todo en el universo está determinado y que lo único que es necesario para conocer un acontecimiento
es tener todos los datos sobre sus antecedentes.
Pag 115. Una visión determinista de la historia en la que sostenía que la naturaleza del gobierno
dependía de la balanza del dominio o de la propiedad...
6. 7
divergencia entre los historiadores de la Ilustración y los del periodo de la
Revolución8. De todos modos, todos ellos defienden mediante sus planteamientos la
propiedad privada como uno de los fundamentos naturales de la sociedad, por lo que
resulta imposible evitar la desigualdad que genera su propia existencia9.
El siguiente capítulo, habla de Marx y el materialismo histórico, con el cual
Fontana muestra una actitud muy favorable. En él, se nos da una rigurosa explicación de
lo que es el materialismo histórico y de lo que debería suponer enfocar la historia según
el método histórico que defendían tanto Karl Marx como Frederic Engels mediante el
“Manifiesto Comunista” y las “Guerra de los campesinos en Alemania”.Hay que señalar
en este capítulo que hace especial hincapié en la necesidad del rigor empírico como base
para el correcto estudio de la historia.
En los siguientes dos capítulos se nos habla de la evolución, auge y decadencia
de los historiadores nacionales. En ellos se citan a historiadores como von Ranke,
Langlois, Seignobos e incluso Canovas, como los mayores impulsores de las historias
nacionales. De ellos, dice el doctor Fontana que eran grandes eruditos y muy buenos
conocedores de las técnicas auxiliares, las cuales les servían para buscar las
peculiaridades de cada nación según criterios étnicos, culturales y teológicos, para
justificar así el estado que a su entender eran los que estaba fijado por Dios.
En lo que al agotamiento de esta visión de la historia hace referencia, según
Fontana se produjo por la imposibilidad por parte de estos historiadores de dar respuesta
a los nuevas problemas que se le planteaba a la sociedad a comienzos del siglo XX 10.
Los siguientes dos capítulos, en los que se centra en analizar la “Historia
económica y social” por un lado y la “Historia Marxista” por el otro, nos da una serie de
7
Consideran el desarrollo económico como motor de la historia, dejando en un segundo plano los
acontecimientos políticos (son considerados consecuencias de los anteriores).
8
Toman como referencia los acontecimientos políticos y sus transformaciones, como eje del desarrollo
histórico de las sociedades.
9
Op cit. Pag 131.
10
Op cit. Pag 181. Todo estaba cambiando. Lo hacia la ciencia, que seguía los caminos de Eistein, Bohr
y Heisenberg y dejaba de ser una fuente certezas inmutables. Y lo hacían también, y eso era aún mucho
peor, la sociedad, donde aparecían nuevos problemas para los cuales los historiadores académicos
parecían tener menos respuestas que los cultivadores de otras ramas de las ciencias sociales que
regatearían ahora a la historia su utilidad como herramienta para analizar eficazmente la sociedad.
7. argumentaciones que justifican la ineficacia de la historia política 11 como ciencia capaz
de dar respuesta a los problemas de la sociedad occidental del siglo XX. Por ello,
considera que esta “Historia económica y social” fue una reacción a la vieja historia
política12.
Es en el primero de estos dos capítulos cuando nos habla de la Escuela de
Annales, de cómo aquella nueva tendencia historiográfica tenía intención de integrar en
el relato los datos referidos a la actividad económica y el propósito de ocuparse del
conjunto de la sociedad, superando así los limites que imponía la historia política.
En el segundo capitulo, referente al “Marxismo”, Josep Fontana, trata de separar
el auténtico Marxismo de la versión que hizo de mismo el régimen estalinista,
señalando que el materialismo histórico y el Marxismo habían acabado convirtiéndose
en esta época en una filosofía de la historia13, y que la “ciencia histórica” se acomodaba
en cada momento al curso político que señalaban los dirigentes del partido comunista
soviético14.
Los últimos capítulos, son un cúmulo de conclusiones sobre la situación actual
de la historia, tanto a nivel estatal como a nivel europeo, donde se centra sobre todo en
transmitirnos las diferentes lecturas que han hecho las variadas corrientes
historiográficas actuales de los acontecimientos mas trascendentales acaecidos a lo largo
del siglo XX.
11
La cual era el tipo de historia empleada por los historiadores nacionales del siglo XIX, para la
exaltación del estado nación.
12
Op cit. Pag 195. Al hablar de historia económica y social, en términos generales, nos referimos al
conjunto de respuestas que se dieron a la insatisfacción por el viejo modelo de historia limitado a la
actividad política, y de manera tangencial a la alta cultura, que se ocupaba sobre todo de la actuación de
las minorías dirigentes.
13
Op cit. Pag 233.
14
Op cit. Pag 234. En la unión soviética, y en los países que seguían su modelo...se intentaba convencer a
los fieles de que los filósofos marxistas unen las palabras a los hechos , la teoría con la práctica, la
filosofía con la política del Partido Comunista y del Estado Soviético. Donde la visión de la historia se
reducía a simplificaciones elementales. Mientras los trabajos políticamente mas comprometidos, como las
historias oficiales de la revolución bolchevique, si bien eran productos positivistas, simples relatos de
hechos, podían tener que modificarse en cualquier momento para ponerlos de acuerdo con las consignas
vigentes.
8. Hay que señalar el especial hincapié que hace en la crisis de 1989, criticando a
aquellos que consideran concluida la ciencia histórica15, y abogando por las nuevas
corrientes que buscan nuevas fuentes de investigación como son las fuentes orales. Hay
que destacar para concluir que se muestra partidario de la democratización de la
historia, de la superación del eurocentrismo16, de la necesidad de superar la
consideración de la historia como mera narración burguesa y de la importancia de
ampliar los campos de investigación a otros terrenos, otros grupos sociales, otros temas
y otras inquietudes.
De sus opiniones y argumentaciones, se desprende que el historiador debe tener
una conciencia critica para con la sociedad en la que vive, debiendo esforzarse en
construir una historia nueva en la que se permita escuchar, y recuperar así unos
fundamentos teóricos y metodológicos lo suficientemente sólidos como para que el
trabajo del historiador vuelva a ser un referente a la hora de solucionar los problemas
reales de este mundo.
15
Centrándose principalmente en Francis Fukuyama y su libro “El fin de la historia”.
16
Resulta significativo que abogue por la superación del eurocentrismo en la historia, cuando en la
presente obra tan solo se han tratado las corrientes historiográficas occidentales.