2. José Canalejas Méndez nació en Ferrol, La Coruña, el día 31 de Julio de 1854 y murió en Madrid el 12 de Noviembre de 1912. Fue un abogado y político regeneracionista y liberal progresista español, ministro de fomento, de Gracia y Justicia, de Hacienda y ministro de Agricultura, Industrias, Comercio y Obras públicas. Durante la regencia de Cristina de Habsburgo-Lorena fue Presidente del Consejo de Ministros. Fue elegido Presidente del Congreso de los Diputados de España durante la legislatura de 1906-1907.
3. Era hijo de uno de los ingenieros de ferrocarriles José Canalejas y Casa y María del Amparo Méndez Romero. Estudió bachillerato en Madrid y obtuvo las licenciaturas de Derecho en 1871 y las de Filosofía en 1872. En 1873 fue auxiliar de cátedra pero fracasó.
4. Contrajo matrimonio en Septiembre de 1878 con María Saint-Aubier y Bonnefon que sin hijos moriría en 1897. Se casó en segundas con María de la Purificación Fernández y Cadenas, I Duquesa de Canalejas y I Marquesa de Otero de Herreros
5. María de la Purificación Fernández Y José Canalejas José María Canalejas y Fernández María de la Asunción María Luisa Rosa Blanca Enriqueta
6. José Canalejas Méndez con 58 años se dirigía, en la mañana del 12 de noviembre de 1912, desde su casa situada en la madrileña calle de Huertas hasta el Ministerio de la Gobernación, dando un agradable paseo. No le dejaron terminarlo: a las 11.25 caía asesinado.
7. Los tres policías que le acompañaban se habían distanciado bastante de él, tal vez por exceso de confianza. Uno de ellos le había rebasado para comprobar que el trayecto al ministerio estaba despejado; los otros dos se habían quedado algo rezagados. En la Puerta del Sol no había demasiado movimiento, no se apreciaba nada anormal. Canalejas, gran amante de los libros, se detuvo un momento a mirar las portadas de las novedades expuestas en el escaparate de la librería San Martín. Fue sólo un instante. Ya se marchaba cuando vio que se le echaba encima un individuo alto, barbilampiño, con un bigote escaso, vestido con un traje oscuro y una perilla, llevaba en la mano un revólver. Antes de que pudiera hacer nada por evitarlo, el individuo aquel le disparó dos veces en la cabeza, a menos de treinta centímetros.
8. Una de las balas penetró por debajo del oído derecho, atravesó el bulbo raquídeo y salió por el oído izquierdo. Canalejas se echó las manos a la cara y cayó al suelo, agonizante. Testigo privilegiado del crimen fue Roberto San Martín, hijo del librero y dueño de la tienda, que miraba hacia la calle desde el interior de ésta. Roberto se acercó a Canalejas después de que el asesino le descerrajara un segundo disparo; también lo hicieron otros dos individuos: uno vestido de levita y otro con apariencia de sirviente, según el relato del propio librero. Varias personas se abalanzaron sobre el criminal. Víctor Galán, ordenanza de la Sociedad Filarmónica, intentó sujetarle por los hombros después de que el rebote de una bala le ocasionara daños en el rostro. No fue el único herido leve del atentado. Así, Carmen Sanz del Moral, una joven de veinte años que acababa de descender de un tranvía y se dirigía a la calle Carretas, recibió el impacto de un abejorro de plomo en la mejilla, de la que inmediatamente salió sangre.
9. Pero el agresor no se detuvo: dio un salto, rodeó la caja de un carruaje aparcado al borde de la acera y, sin que nadie pudiera impedirlo, cuando se podía esperar cualquier cosa menos eso, se descerrajó un tiro en la sien derecha. Acto seguido hizo una extraña pirueta, dio unos pasos y se derrumbó, a unos cuatro metros de la acera. Sea como fuere, quienes recogieron a Canalejas del suelo apreciaron que éste estaba inconsciente, y que brotaba abundante sangre de dos agujeros abiertos en su cabeza. Lo trasladaron, envuelto en una manta, al Ministerio de la Gobernación. Allí falleció, pocos minutos después; en concreto, a las 11.35, según se refería en las crónicas periodísticas.
10. El asesino de Canalejas permaneció con vida hasta las 14.23, cuando expiró en la mesa de operaciones. Las razones por las que aquel pintor-revocador que había trabajado en las obras del hotel Palace se convirtió en magnicida nunca se aclararon. La hipótesis más audaz sostiene que se había comprometido con otros anarquistas a asesinar al rey Alfonso XIII. De hecho, estaría esperándole; pero al ver a Canalejas solo, tan cerca y a su merced, decidió matarle y no seguir aguardando a Su Majestad, pues tanto le daba uno como otro. Canalejas había expresado a un grupo de amigos, en el transcurso de una cena, sus temores a sufrir un atentado, por lo que seguramente disponía de buena información; lo cual, al mismo tiempo, descarta que fuera asesinado por pura casualidad. Su entierro, en el Pabellón de Hombres Ilustres, dio ocasión a una de las más grandes manifestaciones de duelo del pueblo español.