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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
DEPARTAMENTO DE LITERATURA
SANTA FE DE BOGOTA, 1995
LA OBRA NARRATIVA DE ANDRES CAICEDO
ALVARO HERNAN PESCADOR RODRIGUEZ
Monografía presentada como
requisito para obtener la
Maestría en Literatura
Director: Alvaro Pineda Botero
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
DEPARTAMENTO DE LITERATURA
SANTA FE DE BOGOTA, 1995
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD
Gerardo Arango Puerta, S.J.
DIRECTOR DE LA FACULTAD
Oscar Mejía Lijano, S.J.
DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO
Cristo Rafael Figueroa Sánchez
DIRECTORA POSGRADO EN LITERATURA
Luz Mary Giraldo de Jaramillo
DIRECTOR DE LA MONOGRAFIA
Alvaro Pineda Botero
DEL REGLAMENTO DE LA UNIVERSIDAD:
Artículo 23 de la resolución No 13 de Julio de 1946:
"La Universidad no se hace responsable por los conceptos
emitidos por sus alumnos en sus trabajos de tesis, sólo
velará porque no se publique nada contrario al Dogma y a
la Moral Católica, y porque las tesis no contengan
ataques o polémicas puramente personales, antes bien se
vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la
justicia".
AGRADECIMIENTOS
El autor expresa sus agradecimientos a las siguientes personas:
A Álvaro Pineda Botero por su constante guía e inmejorables consejos,
por colocar toda su experiencia e interés en el desarrollo de esta
investigación.
A Gloria Zarama por su amable atención en la Biblioteca Luis Angel
Arango de Bogotá.
A Tamara Andrea Peña y Marcela Castro, por su apoyo e interés en esta
obra.
A Karen Ángel quien regresó como caída del cielo, por su invaluable
ayuda en la conversión informática de los archivos, e impresión del
documento final.
A mis padres, por soportar mis locuras durante el desarrollo de este
proyecto.
A todas las personas que de una forma u otra hicieron posible la
realización de este sueño.
PLAN DE TEMAS
Pag.
INTRODUCCION .......................... 9
1. LA VIDA Y LA OBRA DEL AUTOR ........... 13
1.1. La Plaza de Caicedo ................... 14
1.2. El Cine-Club de Cali .................. 15
1.3. La Literatura Urbana .................. 17
1.4. La Generación Literaria ............... 23
2. ACOGIDA Y DESACOGIDA DE ANDRES
CAICEDO POR LA CRITICA COLOMBIANA ..... 31
3. BERENICE: ANALISIS DE CUENTOS TIPICOS . 37
3.1. Berenice, Un Intertexto Cinematográfico 37
3.1.1. Berenice y la transtextualidad ........ 45
3.1.2. Intratextualidad y autoconciencia ..... 46
3.2. El Atravesado: recuperación de la
oralidad ............................. 52
3.2.1. La técnica narrativa ................. 53
3.2.1.1. El Monólogo interior ................. 53
3.2.1.2. Uso de técnicas cinematográficas ..... 55
3.2.1.3. La supresión de los interlocutores ... 59
3.2.2. El Manejo del lenguaje ............... 60
Pag.
3.3. Maternidad, una Visión de Mundo............... 67
3.4. El tiempo de la ciénaga: a la saga de Angelita,
Miguel Angel y otros personajes .............. 75
4. "¡que viva la música!": UNA PROPUESTA CULTURAL
A TRAVES DE LA RELACION MUSICA-LITERATURA .... 81
4.1. Relaciones entre Música y Literatura.. 83
4.1.1. Antecedentes Histórico-Culturales en el
Contexto Afrocaribe ................... 83
4.1.2. Relaciones entre música y literatura
al interior de "¡que viva la música!".. 86
4.2. "¡que viva la música!", una Novela
Urbana .......................... 95
4.3. Aspectos Político-Sociales ........ 103
4.4. La Técnica Narrativa en "¡que viva
la música!" ....................... 110
CONCLUSIONES ...................... 115
BIBLIOGRAFIA ......................
A las dos Alexandras,
por nuestras noches de Salsa
en Bogotá - Son Salomé
Este monografía se encuentra protegida por Derechos de Autor en
Colombia y otros países signatarios de protocolos internacionales
de Propiedad intelectual - Copy Right ©, 1995. El texto ha sido
empleado por el Autor para la elaboración del libro “Andrés
Caicedo Boom o Perpetuidad”, en propuesta de publicación por la
Editorial Serpiente Emplumada, Bogotá. Se prohíbe su
reproducción parcial o total en cualquier medio, y para fines
académicos puede ser citado reconociendo los debidos créditos.
"... Pero esa presencia no era la del momento que el
perro vivía, sino la de la hora que el Señor había
encontrado por accidente; el fuego se apagó en sus
entrañas, no pudo creer más en el retorno de su
exaltación juvenil, maldijo la noción de la madurez y
la identificó con la corrupción; maldijo la ciega
voluntad de acción que un día le había alejado y,
ahora, separado de la única eternidad posible: la de la
juventud".
Carlos Fuentes, "TERRA NOSTRA".
INTRODUCCION
Tras la muerte de Andrés Caicedo (Cali, 1951-1977), quien
apenas tuvo tiempo para recibir el Premio Nacional de
Colcultura a la mejor Novela (1977), la crítica colombiana
tuvo la oportunidad de conocer el trabajo de un escritor y
crítico de cine, que desde años atrás era reconocido en
Cali. Caicedo no sólo fue miembro fundador del Cine-Club
de Cali, sino que fue fundador y director de "Ojo al
Cine", la revista más importante sobre crítica
cinematográfica que se ha publicado en Colombia
(1973-1975).
Sin embargo, es por su actividad como escritor, que Andrés
Caicedo logra ser reconocido en el panorama cultural
colombiano. En su narrativa, se destaca por ser un
cuentista contundente. A los 19 años, con "Los Dientes de
Caperucita", fue ganador de un premio latinoamericano de
cuento, organizado por la revista "Imagen" de Caracas.
A pesar de esto, es común observar que cuando la crítica
se refiere a "la obra" de Caicedo, lo hace casi
exclusivamente sobre su novela. La aparición, en el
panorama cultural colombiano, de "¡que viva la música!",
causó diversas manifestaciones, que han ido desde el
certero rechazo, hasta la encomiada alabanza. La verdad,
es que el autor ha dado bastante de qué hablar.
Ante una "crítica polarizada entre las defensas a ultranza
de la persona de Andrés Caicedo por parte de sus
simpatizantes, y los ataques en un plano ideológico o
psicológico por parte de sus impugnadores", perdiendo
ambos una auténtica relación con su obra, y con lo
estríctamente literario, ha surgido el presente trabajo.
Los críticos de literatura colombiana, casi exclusivamente
se han ocupado de Andrés Caicedo, como novelista. No solo
se han dado juicios de valor sobre el novelista sin
atender a su obra, sino que se ha desconocido al
cuentista, la otra gran faceta que Caicedo tenía como
escritor.
Por tal motivo, esta monografía quiere ofrecer un
panorama sobre la totalidad de la narrativa caicediana.
Hay, además, otra razón para hacerlo. Tal como se verá,
tanto los cuentos del autor, como su novela, hacen parte
de una misma inquietud cultural, en la que incluso se
encuentran personajes comunes, en varios de los relatos.
En esta Obra Total, cada una de las narraciones encaja
perfectamente con las otras; así, la novela se encuentra
enriquecida por innumerables relaciones con los cuentos, y
estos, a su vez, se hallan concatenados unos con otros.
El presente estudio aborda las relaciones cine-literatura
y música-literatura, presentes en La Obra del autor
vallecaucano. Tras realizar un comentario sobre vida y
obra del autor, en el primer capítulo, se observa la
influencia de la generación beat en su literatura.
Posteriormente, se aclara la no pertenecía al nadaismo
colombiano por parte del autor, dado que suficiente se ha
especulado a ese respecto. El segundo capítulo, hace un
recuento sobre la forma como ha sido recibida la narrativa
de Caicedo por parte de críticos, tanto nacionales como
extranjeros, rescatando, inicialmente, el aporte realizado
por Raymond Williams.
El capítulo tercero, aborda la narrativa del autor, a
partir de su libro "Berenice" (1978), que anuncia un nuevo
estilo en la literatura colombiana, y ponen en entre dicho
el límite entre el cuento y la novela corta; en sus
narraciones, puede encontrarse la esencia del universo
caicediano. A partir de este libro, se exploran
relaciones temáticas e intertextuales con las otras series
de cuentos del autor: "Calicalabozo", "Destinitos Fatales"
y "Angelitos Empantanados", todas reunidas en un libro
póstumo, compilado por Luis Ospina y Sandro Romero Rey,
que toma por título "Destinitos Fatales" (1985).
Así mismo, las relaciones intertextuales que con el
escritor norteamericano Edgar Allan Poe, presentan algunos
de sus cuentos, y su novela, son estudiadas con base en la
teoría que Gerard Genette establece en "Palimpsestos".
Aún cuando parte de la producción cuentística del autor,
la monografía mantiene el panorama de su obra como un
todo; de tal forma, a partir de la relación música-
literatura, el capítulo cuarto efectúa un estudio de su
novela "¡que viva la música!". En ella, desde el
monólogo interior de María del Carmen Huerta, el lector
realiza un recorrido por el Cali de finales de los
sesenta. El descubrimiento de la ciudad, que la
protagonista realiza de Norte a Sur, posee connotaciones
que van más allá de la literatura urbana; revibran, y se
convierten en metáfora de una realidad social, política y
cultural de América Latina.
Finalmente, se ofrecen las conclusiones del estudio,
observando La Obra como una Entidad Total.
1. LA VIDA Y LA OBRA DEL AUTOR
Andrés Caicedo Estela nació en Cali en 1953, y en 1977 fue
hallado muerto en la ruta a Buenaventura, por una
sobredosis de hongos alucinógenos que fue ingiriendo a la
vera del camino. Encontraron su cadáver bajo la sombra de
un árbol, con el "Así hablaba Zaratustra" abierto cerca de
una de sus manos, y sobre él una manzana ya mordida, que
marcaba la página "del hijo y del matrimonio". En el libro
de Nietzsche, esta página antecede a la que trata sobre la
muerte voluntaria16. Hablar de la vida de Caicedo, es
narrar una rauda preparación hacia su muerte.
Desde temprana edad se interesó por el cine y la
literatura de su ciudad, viviendo su "caleñidad" en forma
intensa y apasionada: no puede concebirse la obra de un
autor como Caicedo sino en una ciudad rumbera como Cali,
cruce de culturas y de razas, de cultivadores de caña y
16 NIETZSCHE, Federico, "Así Hablaba Zaratustra", México,
Ed. Epoca S.A., 1979, p. 62.
girasol con mineros de Jamundí, y gráciles morenas que
contonean sus cuerpos evocando un Pacífico que se
encuentra a solo dos horas, por la carretera a
Buenventura.
1.1 La Plaza de Caicedo?
La plaza central de Cali recibe el nombre de Plaza de
Caicedo; Andrés parece un predestinado a caminar por la
Avenida Sexta, entrar a cine al teatro Calima, y saborear
cremas en el antiguo parqueadero de los almacenes Sears,
porque todo esto, por antonomasia, le pertenecía. Caicedo
es como la plaza de Caicedo y como su obra. Caicedo es
Cali, y es su obra. Su obra depende, hace parte y se
inscribe en la ciudad de Cali.
A Andrés Caicedo Cali se le metió por la piel: la
experimentó, la caminó, la conoció de cabo a rabo;
obsesivamente fue sacándole el tuétano, convirtiendo sus
desaforadas vivencias en una literatura que encanta por la
fuerza e irreverencia de sus personajes, por la
sorprendente rapidez con que suceden los hechos, y por el
sarcástico desenfreno de una desesperada ironía con la que
fue concibiendo a Cali como una metáfora de su propia
vida.
Desde muy niño, Andrés comenzó a producir. Tal vez ya
desde los once años, como bien lo relata en alguno de sus
cuentos, empezó a sentir con precocidad ese gusanito de la
desesperación, que lo llevaría a refugiarse en la
ametrallante impaciencia de su máquina de escribir.
A finales de los sesenta, célebre época de la música rock,
la moda psicodélica y el mundo de los alucinógenos, se
realizan en Cali los festivales estudiantiles de teatro,
que permitieron conocer sus primeras piezas dramáticas,
entre ellas "La piel del otro héroe" y "Recibiendo al
nuevo alumno", también coloca en escena "La Noche de los
Asesinos" de José Triana y "Las Sillas" de Ionesco,
montajes que coinciden con la publicación de sus primeros
cuentos en dominicales de la ciudad. La Sultana del Valle
ha sido un medio fecundo, donde la vida cultural ha
luchado por abrirse un espacio, y las expresiones
juveniles -a finales de los sesenta y principios de los
setenta- encontraron una forma inteligente y agresiva de
cuestionar su sociedad, utilizando ingeniosos recursos, y
todos los posibles excesos, llámeselos cinefilia,
precocidad, drogadicción, erudición, o dramaturgia.
1.2 El Cine-Club de Cali
Es precisamente en la sala del Teatro Experimental de Cali
(TEC), bajo el cómplice apoyo de Enrique Buenaventura, el
reconocido autor de "Los Papeles del Infierno", que
Andrés funda el Cine Club de Cali. Más tarde será
trasladado al Teatro Alameda, y finalmente al de San
Fernando, uno de los barrios más conocidos de la ciudad.
Allí, todos los Sábados a las 12:30, cineastas,
estudiantes contestatarios e intelectuales se daban cita
para observar y comentar las películas seleccionadas por
Caicedo, muchas veces acompañadas con un amplio material
crítico escrito por él mismo.
Poco a poco, el público del Cine-Club fue creando una
actitud generacional, que junto a la mezcla del rock y la
salsa, y los viajes de todo tipo, eran el ejemplo de una
juventud reaccionaria con su sociedad, en busca de valores
culturales más allá de la burguesía.
Su sed de conocimiento por la historia del séptimo arte,
lo llevó a recorrer numerosas películas, tanto del cine
americano como del europeo. Directores como Alfred
Hitchcock, Luis Buñuel, Igmar Bergman, John Huston, Roman
Polansky fueron sus favoritos; esto, sólo para nombrar a
quienes serían los imprescindibles dentro de aquel
ambiente en el que fue construyendo el sueño de Caliwood,
plasmado en los Studios del Río de su cuento “Los
Mensajeros”.
Así pues, la influencia del cine dentro de su trabajo
literario es fundamental. Recordemos que paralelamente a
su actividad como director del Cine-Club (junto a Luis
Ospina, Hernando Guerrero y Ramiro Arbeláez) Caicedo se
encargó también de la dirección de la revista "Ojo al
Cine", en la que al desarrollar su labor de crítico debía
recrear el film que había degustado en la butaca, poniendo
a prueba así el arte de su escritura; tal fue su
dedicación a dicha publicación, que llegó a convertirse en
la revista de crítica cinematográfica especializada más
importante de Colombia. Hoy en día, una publicación de
este género brilla por su ausencia en el horizonte
cultural colombiano.
Luego de un frustrado intento por llevar al cine su guión
de Angelita y Miguel Angel, codirigido por Carlos Mayolo
(1972), Andrés prosiguió tenazmente con su trabajo
literario.
1.3. La literatura urbana
1969 es el año en el que, de acuerdo con las fechas de sus
escritos, Caicedo logra imponerse una disciplina de
trabajo. Además de los cuentos producidos, dos borradores
de una novela y algunos guiones para cine, es este el año
en que escribe siete versiones del cuento "Los Dientes de
Caperucita", con el que ganaría el Concurso Latinomericano
de la revista "Imagen" de Caracas, a los diecinueve años.
Por esta misma época construye los relatos de sus
angelitos empantanados (o historias para jovencitos) en
donde introduce a Angelita y Miguel Angel, personajes que
serán recurrentes en varias de sus narraciones. Todos
estos trabajos los pensaba publicar en un extenso libro
que llevaría por título Calicalabozo. A juzgar por los
hallazgos que Sandro Romero Rey y Luis Ospina encontraron
en su casa, al quitar el candado del baúl en donde sus
padres celosamente guardaban los escritos aún no
publicados después de su muerte, el contenido de tal libro
no llegó a completarse en vida del autor.
Arrobado por los libros enormes como la Terra Nostra de
Carlos Fuentes y los cuentos completos de Edgar Allan Poe,
que en traducción de Julio Cortázar cargaba para todos
lados, tal como lo narra en su cuento "Destinitos
Fatales", Caicedo siempre soñó en conformar una obra
total, que comenzó a elaborar desde los once años: es en
esta insólita precocidad donde ya se delata la férrea
disciplina con la que desde temprana edad quiso formar a
un lector culto para así, siguiendo a Barthes, (1974, p.
63) poder plasmar en su obra problemas culturales.
Vale la pena anotar que entre los fólderes de sus
escritos, Luis Ospina y Sandro Romero encontraron uno, que
contenía comentarios de más o menos una cuartilla de
extensión, sobre cada uno de los libros que había leído.
El folder resultó bastante voluminoso, y en sus notas, los
amigos y reconocidos investigadores del autor, pudieron
seguir la huella de un plan de lecturas impuesto desde la
niñez, en el que se nota el impacto de las obras de Mario
Vargas Llosa (en especial "La ciudad y los perros" de la
cual hizo una extensísima adaptación para el teatro),
James Joyce, de quien aprendió la maestría en el uso del
monólogo interior empleado en la narración de "¡que viva
la música!", y una marcada admiración tanto por Edgar
Allan Poe como por H. P. Lovecraft, dentro de su
reconocida obsesión por lo macabro.
Calicalabozo es el nombre que Caicedo siempre quiso para
su compilación de cuentos, una vez publicados. Por esto,
llama la atención que Luis Ospina y Sandro Romero Rey,
hayan reunido sus cuentos bajo el título de "Destinitos
Fatales", pues los mismos investigadores, manifiestan en
el Prólogo de "Destinitos Fatales"17, que entre las notas
encontradas hallaron varios proyectos de unificación de
sus relatos "siempre bajo el mismo título". Inclusive se
encontró el proyecto de reunir todos sus cuentos, "¡que
viva la música!", "El Atravesado" y "Angelitos
Empantanados" en un solo volumen.
El título de Calicalabozo habla por sí mismo, sobre la
sensación de obligado encierro que le producía su ciudad
natal. Cuenta Luis Ospina que cuando alguien le preguntaba
a Andrés "¿Vé, y vos que has hecho?" él respondía "sufrir
incansablemente", tal como contesta un personaje enfermo
de cáncer en la película Gritos y Susurros de Igmar
Bergman.
Andrés llevaba su desespero a todas partes; en 1974 viajó
con su sensación de "Calicalabozo" a los Estados Unidos,
con cuatro guiones de largometraje escritos por él, con el
firme propósito de vendérselos a Roger Corman, quien había
filmado una película con Vincent Prince, cuya traducción
al español ¿cuestiones del azar?, fue "Destino Fatal".
Los guiones que habían sido traducidos al Inglés por su
17CAICEDO, Andrés, "Destinitos Fatales", Bogotá, Oveja
Negra, 1988, 326 pp.
hermana, nunca llegaron a manos de dicho productor, el
mismo que había llevado los cuentos de Edgar Allan Poe al
cine. Sin embargo, el viaje no fue en vano. Además de
darse gusto viendo todo el cine que quiso en Los Angeles y
Nueva York, consiguió las grabaciones solo para
coleccionistas de los Rolling Stones, reafirmó su alocada
pasión por el blues, e inició la redacción de un diario
que pretendía convertir en novela y que se llamaría
"Memorias de una cinesífilis". Además, empezó la redacción
de "¡que viva la música!", única novela que terminó.
En 1975, a su regreso de Estados Unidos, publicó, con el
patrocinio de su madre, "El Atravesado", narración que se
halla entre los límites del cuento y la novela. El propio
Andrés diseñó la carátula de este libro, que incluye el
cuento "Maternidad", basándose en la portada de una
grabación no autorizada de los Rolling Stones. El libro
tuvo un relativo éxito a nivel local. La angustia y
desaliento del escritor tocaron fondo, y a pesar del humor
negro que siempre lo caracterizó para afrontar sus
dificultades, durante esta época tuvo dos intentos de
suicidio.
Al pensar en los títulos de "Calicalabozo" y "Memorias de
una cinesífilis", y observar su vida, podría decirse que
para escribir Andrés Caicedo necesitaba sentirse "enfermo
de la desesperación", o estar "sufriendo incalculable-
mente".
Cali, "la sucursal del cielo", capital de la alegría, lo
sumió en la desesperación. A pesar de ello, sus relatos
se caracterizan por un excelente humor negro; hay siempre
en ellos una irrefrenable pasión juvenil, que deja
traslucir una frescura mordaz, un gusto picante por la
vida. Inclusive, sin temor a equivocarnos, podríamos
afirmar que el único lugar donde Caicedo se sintió a gusto
fue en Cali, caminando por la Sexta o entrando a dirigir
el Cine-Club de San Fernando.
El clima, y "las peladas", le fueron reconfortantes para
ayudarle a morir a gusto. "Que jartera morirse en Bogotá,
con esa mierdita de lluvia", escribe en alguno de sus
cuentos. Hizo todo lo posible para que ello no
sucediera.18 Se cortó el pelo a navajazos, desesperó otro
poquito, sonrió para los periódicos, entregó su novela a
Colcultura, se dejó entrevistar por la televisora
nacional, y regresó a Cali a cumplir una cita ya pactada
con la muerte, tal como proféticamente lo narrara en las
páginas de su novela.
1.4. La Generación Literaria
No es posible pasar los años sesenta sin observar la
influencia de Jack Kerouac y novelas como "Los Vagabundos
del Dharma" y "El Angel Subterráneo" (The Subterrans),
dejar de hablar de esa extraordinaria novela que
ridiculiza los perjuicios sexuales: "Almuerzo al desnudo"
(Naked Lunch) de William Borroughs, y en general, del
impacto que a través de la literatura significó en
norteamérica la aparición de la generación beat.
Los beatniks, se constituyeron en un tipo de repulsa
contra el American Way of Life; fueron un grupo de
escritores del camino, poetas visionarios del modo de vida
on the road, y para muchos, profetas que con su literatura
rompieron con la tradición victoriana inglesa, teniendo
consecuencias sociales mucho más amplias de las que con
sus experiencias lograron Carlos Williams y Ezra Pound.
Allan Ginsberg y William Borroughs son, sin lugar a dudas,
los padres de la corriente19. Mientras que Bokrroughs,
mentor de Ginsberg, publica su novela Nacked Lunch en
18 “Destinitos Fatales”, Op. Cit., p.22.
19 RANDALL, Margarita, "Jack Kerouac y los beatniks",
Magazín Dominical El Espectador, No 529, p. 3.
1957, ya en 1956 Ginsberg había publicado su poema Howl,
dedicado a su amigo Carl Salomon, compañero de aventura
intelectual, poeta, amigo, y ser humano. La primera
edición (1956), publicada por City Ligths en San
Francisco, fue inmediatamente recogida por la policía de
la ciudad, bajo la acusación de obscenidad.
Ginsberg llevó el caso a una corte del estado de
California alegando su derecho a libre expresión; ganó el
caso, y la actuación de la policía solo sirvió para darle
una inmensa popularidad al libro, del que inmediatamente
se vendieron 60.000 ejemplares. Howl ("Aullido") inició
así la ruta de un camino que sería transitado por una
parte de la juventud americana, conocida como la
generación beat.
Jack Kerouac, amigo de Ginsberg, es el responsable del
vocablo Beatniks o Beat. La palabra es un juego entre dos
sentidos: beat (golpear, llegar primero, tener un ritmo) y
beat en relación a la beatitud, a lo espiritual, pues
recibieron y en especial Kerouac, gran influencia de
oriente, concretamente del Budismo Zen.
Los beats se dejaron crecer el cabello, calzaron
sandalias, fumaron marihuana y llegaron al high en las
drogas. Viajaron clandestinamente en tren, o haciendo auto
stop por todo el país, y se hicieron conocer leyendo sus
poemas de costa a costa, buscando siempre un contacto más
cercano con la naturaleza.
Políticamente eran pacifistas, actitud que heredaron tanto
de Whitman como de Thoreau. Muy pronto los beats se
multiplicaron, y tuvieron una multitud de imitadores,
dentro de los cuales aparecieron algunos escritores
importantes. Su subcultura no debe confundirse con el
movimiento hippie, mucho más reciente, que poco a poco fue
perdiendo la filosofía. Las drogas que utilizaron los
beats (marihuana, peyote, mescalina) los llevaron a un
estado de contemplación y reflexión consigo mismos y
comunión con la naturaleza, en contraste total con las
alucinaciones producidas por el LSD, utilizadas por los
hippies, mucho más fuerte y dañino para el cerebro.
Los poetas beats estuvieron en continuo contacto con el
sufrimiento humano y con el dolor, y su solución a todos
los problemas consistía en aplicar un amor que lo
englobara y lo comprendiera todo. Sus poemas constituían
el reconocimiento de la verdad y la belleza, en toda la
naturaleza y en cada uno de los actos humanos.
En algunos países existe la tendencia a agrupar a los
poetas norteamericanos de los sesentas y sus alrededores
bajo la denominación beat. Probablemente ello se deba a
que los beat recibieron un buen trato por parte de los
medios informativos, ya que el orden establecido los
encontró bastante pintorescos como para convertirlos en
"producto de exportación".
La influencia de Jack Kerouac y los escritores de la
generación beat llega a la literatura latinoamericana a
mediados de los sesenta. En México pueden seguirse sus
huellas en los llamados escritores de la "onda", entre los
cuales se destaca la novela "Final en Laguna" de José
Agustín, en la que muchos lectores pierden la cuenta del
número de cigarrillos de marihuana que se fuman sus
protagonistas.
En Colombia, es innegable el influjo que tiene sobre el
nadaismo, aunque desafortunadamente el movimiento
colombiano nunca llegó a tener los soportes filosóficos
que inspiraron a los beats.
Dentro de este ambiente, y teniendo en cuanta las
influencias de Vargas Llosa, en cuanto a la literatura
urbana y los protagonistas jóvenes, Joyce, por el uso del
monólogo interior20 y Poe, en su obsesión por lo macabro,
la literatura de Caicedo surge en la década de los
setenta, cuando en la narrativa colombiana se destacan
entre otras las siguientes novelas:
"Cola de Zorro" de Fanny Buitrago (1970).
"Viaje a la claridad" de Fernando Soto Aparicio (1971)
"Dabeiba" de Gustavo Alvarez Gardeazabal (1972).
"Aire de Tango" de Manuel Mejía Vallejo (1973).
"El bazar de los idiotas" de Gustavo Alvarez G. (1974)
"El Otoño del Patriarca" de Gabriel García M. (1975).
"Sin nada entre las manos" de Héctor Sánchez (1976).
"¡que viva la música!" de Andrés Caicedo (1977).
"Los sueños del poder" de Flor Romero de Nohra (1978).
"Años de Fuga" de Plinio Apuleyo Mendoza (1979).
Entre las novelas que fueron publicadas en 1977, y que por
lo menos vale la pena mencionar, se encuentran "Juego de
Damas" de R. H. Moreno-Durán, "La otra raya del tigre" de
Pedro Gómez Valderrama, "El Titiritero" de Gustavo Alvarez
20"Sal del fondo de tu ser, y con tus ojos muy abiertos
lánzate al mar del lenguaje. Relata la historia
verdadera del mundo en monólogo interior". KEROUAC,
Jack, "Visiones de Cody", Colección el espejo de tinta,
Barcelona, Grijalbo, 1975.
Gardeazabal, "Mi revólver es más largo que el tuyo" de
Alberto Duque López, y "Cachaco, Palomino y gato" de David
Sánchez Juliao.
En "Una Década de la Novela Colombiana", Raymond
Williams21 da su concepto de "¡que viva la música!", en
relación con las otras novelas de los setenta, en la
siguiente forma:
¡Que viva la música!" es la novela que mejor
expresa y sintetiza las ambigüedades culturales
de Colombia entre las obras publicadas durante
la década. Caicedo se balancea delicadamente
en el filo de una cultura en crisis; ni Caicedo
ni su protagonista encuentran soluciones a
estas ambigüedades, a la crisis o a las
contradicciones, pero las experiencias creadas
por el autor figuran entre las más intensas de
la ficción colombiana reciente. En cuanto a su
técnica narrativa es una novela de increíble
madurez artística para ser la primera de un
autor de venitiseis años. Caicedo ha concebido
la obra total con la presición y nitidez de un
García Márquez o de un Alvarez Gardeazábal.
Aunque los elogios de Williams parecen desmedidos, al
comparar la obra de Caicedo con las de García Márquez y
Alvarez Gardeazábal, el lector que entre en contacto no
sólo con la novela sino con sus cuentos, observará que las
21WILLIAMS, Raymond Leslie, "Una década de la novela
colombiana: la experiencia de los setenta", Bogotá,
Plaza & Janés, 1981.
palabras de Williams son fieles a una realidad por la que
Andrés Caicedo siempre trabajó: elaborar una obra total,
en la que los personajes que en forma recurrente aparecen
en sus narraciones, dieran cuenta de una juventud en
crisis con su sociedad. Así mismo, muestra la agitada
vida de los años sesenta, la liberación sexual y la
cultura del rock, en forma similar a como lo harían los
escritores de la "onda" en México.
De otro lado, vale la pena señalar que en ningún momento
Andrés Caicedo hizo parte del movimiento nadaista
colombiano. Mucho se ha especulado a este respecto, y en
realidad lo único que tiene en común es su radical epáter
le burgueois (escandalizar al burgués) actitud crítica ya
presente en el modernismo francés.
Andrés Holguín22 llamó al nadaismo "una subversión
estética que puso todo en duda: Dios, la sociedad, el
establecimiento, las sanas costumbres, la tradición e
incluso la literatura... un intento por desquiciar los
valores aceptados, tanto en poesía como también en
política, filosofía y moral".
22HOLGUIN, Andrés, "Antología crítica de la poesía
colombiana", Bogotá, Tercer Mundo, 1979, p 165.
Periódicos como EL TIEMPO, críticos como Juan Gustavo Cobo
Borda23, y hasta el mismo presidente Alfonso López
Michelsen24 dieron publicidad al movimiento nadaísta, que
con expresiones rudas, algunas veces ingeniosas y otras
grotescas, logró escandalizar a una sociedad hipócrita y
pacata. Por el contrario, Andrés Caicedo trabajó en
solitario, desde el silencio de su habitación, fuera para
producir la quinta versión de algún cuento que aún no
considerara valiera la pena publicar, o para expresar sus
puntos de vista sobre algún film en "Ojo al Cine", la
revista en la que de nadie dependía para lograr un
artículo, pues el mismo fue su fundador y director.
23COBO BORDA, Juan Gustavo, "El Nadaísimo: 1958-1963" en
Manual de Literatura Colombiana, vol 2 Procultura, Bogotá,
p. 195 - ss.
24LOPEZ MICHELSEN, Alfonso, "Doblan las campanas por los
conceptos obsoletos", en L.D. de El Tiempo, Bogotá, Dic.
21 de 1980.
2. ACOGIDA Y DESACOGIDA DE ANDRES CAICEDO
POR LA CRITICA COLOMBIANA
La tradición literaria colombiana ha juzgado la obra
caicediana más con a prioris morales que desde la
narrativa misma, lo que no ha permitido realizar un
estudio objetivo sobre el autor.
María Dolores Jaramillo en su ensayo "Andrés Caicedo:
notas para una lectura", se queja de este hecho:
En las distintas universidades del país se han
desarrollado ciclos de conferencias sobre la obra
de Caicedo. La biblioteca Luis Angel Arango
realizó mesas redondas y publicaciones sobre la
narrativa de los años setenta. En diferentes
ciudades la crítica se ha polarizado entre las
defensas a ultranza de la persona de Andrés
Caicedo por parte de sus simpatizantes y los
ataques de sus impugnadores en un plano
ideológico o psicológico, perdiendo unos y otros
la perspectiva del análisis literario de la obra25.
25JARAMILLO SALAZAR, María Dolores, "Andrés Caicedo: notas
para una lectura", Revista Universitas Humanística,
Bogotá, Universidad Javeriana, Vol. 15, No 25, p. 40.
Los análisis, incluido el que aquí se cita, hablan de "un
escritor promisorio que no alcanzó la madurez literaria"
(Op. cit, p.48) y se han centrado casi exclusivamente en
su novela ¡que viva la música!, de la cual críticos
literarios tan reconocidos como Juan Gustavo Covo Borda,
han afirmado:
Pese a la autenticidad de su contenido
"apocalíptico" la novela no se salva de cierto
enclaustramiento en una problemática enlocada, sin
perspectiva, por lo que hasta su valor documental se
halla limitado histórica-cultural y
geográficamente26.
César Valencia Solanillo en "La novela colombiana en la
modernidad" acuña el siguiente comentario:
Caicedo indaga elementos específicos de una
problemática social contemporánea, su obra hace un
planteamiento de la marginalidad de ciertos sectores
que se identifican en la música como expresión
de búsqueda de identidad individual y colectiva,
desarraigo existencial, descontento con una realidad
vacía, violenta, sin rumbo27.
Pero es sólo hasta el estudio realizado por Raymond L.
26COVO BORDA, Juan Gustavo, "La novela colombiana después de
Gabriel García Márquez", Bogotá, Norma, 1983.
27JARAMILLO, Samuel, "La lucidez del sonámbulo", en Gaceta
No 27, Bogotá, Colcultura, 1980, p.22.
Williams sobre la narrativa colombiana en la década de los
setenta, que se hace un análisis a fondo por parte de la
crítica sobre la novela de Caicedo; Williams afirma:
Madurez artística parece ser la primera
característica del autor... ¡que viva la música!
capta las ambigüedades y las crisis culturales de
Cali y América Latina con una sutileza refinada y un
impacto avasallador que la hace una de las novelas
más destacadas de la década. Uno de sus múltiples
aciertos es la estructura total, tan cuidadosamente
concebida alrededor de la escena alegórica al final.
Hasta esa escena, la novela es comprable a la
producción de los escritores de "la onda" en México
para los que el arte de la prosa es un fenómeno
cultural de una generación específica. También hay
ciertas semejanzas en el empleo del lenguaje de una
juventud. Pero al experimentar esa escena todo lo
anterior cobra nuevo valor y la novela de Caicedo
pasa de un testimonio entretenido e informativo de
la generación de los 6O, a una indagación de la
problemática cultural y social que enfrenta Colombia
y América Latina28.
Como puede verse, todos los estudios realizados sobre
Andrés Caicedo hablan exclusivamente sobre su novela. En
realidad, la crítica colombiana ha asociado continuamente
la obra de Caicedo únicamente con su novela, y solamente
hasta el análisis efectuado por Williams, un crítico
norteamericano, parece habérsele hecho justicia a ¡que
viva la música!.
28Op cit., p. 163.
Sin embargo, sobre sus cuentos, además del análisis
introductorio que Sandro Romero Rey y Luis Ospina
hacen en "Destinitos Fatales"29 y de una breve nota
colocada por Harold Kremer a su cuento Maternidad en el
libro "Antología del cuento vallecaucano"30, no se han
llevado a cabo estudios a profundidad.
Ante este vacío de la crítica colombiana, y ante los
problemas mencionados atrás, entre otros por María Dolores
Jaramillo en el citado ensayo "Andrés Caicedo: notas para
una lectura", donde comienza quejándose por una crítica
polarizada entre las defensas a ultranza de la persona de
Andrés Caicedo por parte de sus simpatizantes, y los
ataques en un plano ideológico o psicológico por parte de
sus impugnadores, y termina refiriéndose al autor como "un
escritor promisorio que no alcanzó la madurez literaria",
se hace necesaria una mayor objetividad.
Por tal motivo, el presente estudio quiere abarcar la
totalidad de la narrativa caicediana, pues tal como se
mencionó en el primer capítulo, los cuentos y la novela
son parte de una misma inquietud cultural, en la que se
29Op. cit., p. 19-25.
30KREMER, Harold, "Antología del cuento vallecaucano", Cali,
Univerdidad del Valle, 1977.
encuentran inmersos los mismos personajes.
Andrés Caicedo, de acuerdo al material encontrado en los
baúles de su habitación después de su muerte ("Destinitos
Fatales ", Op. cit, p. 16), diseñó sus creaciones
literarias apuntando desde un principio hacia la obra
total. En esta obra cada una de sus narraciones encaja
perfectamente con las otras; así, la novela se encuentra
enriquecida por innumerables relaciones con sus cuentos, y
estos se hallan concatenados unos con otros.
Este ensayo parte de la producción cuentística de Caicedo,
pues quiere llenar un vacío de la crítica en este sentido.
Analizará las narraciones publicadas en el libro de
cuentos "Berenice"31, que anuncian un nuevo estilo en la
literatura colombiana, y ponen en entre dicho el límite
entre el cuento y la novela corta; en ellas puede
encontrarse la esencia del universo caicediano. A partir
de este libro se explorarán relaciones temáticas e
intratextuales con las otras series de cuentos del autor:
Calicalabozo, Destinitos Fatales y Angelitos Empantanados,
todas reunidas como homenaje póstumo en el libro que toma
por título "Destinitos Fatales".
31 CAICEDO, Andrés, "Berenice", Bogotá, Plaza&Janés, 1978,
136 pp.
Aún cuando parte de la producción cuentística caicediana,
“Relaciones Cine-Literatura y Música Literatura al
Interior de la Obra Narrativa de Andrés Caicedo”,
mantiene el panorama de su obra como un todo; así, se
dedica casi la mitad del ensayo a su novela ¡que viva la
música!, de la que se hace un análisis manteniendo la
visión del amplio panorama cultural en que la novela se
inscribe, dentro del contexto latinoamericano.
Igualmente, se explican las relaciones música-literatura y
cine-literatura como un continuo temático en la vida del
autor, y la inquietante presencia de “Berenice” en su
obra, personaje extraído de las “Narraciones
Extraordinarias” de Edgar Allan Poe.
3. BERENICE: ANALISIS DE CUENTOS TIPICOS
El libro de cuentos "Berenice", (Op. Cit., 136pp) cuya
primera edición fue publicada en 1978 a pocos meses de la
desaparición de Andrés Caicedo Estela, dejó conocer un
material por él seleccionado y entregado a Plaza & Janés
antes de su muerte. La serie está compuesta por los
cuentos "Berenice" y "Maternidad", y las narraciones "El
Atravesado" y "El Tiempo de la Ciénaga", que como se verá
a continuación, contienen los elementos típicos del
universo caicediano.
3.1. Berenice, un intertexto cinematográfico
El cuento que abre la compilación y a su vez da título al
libro "Berenice", es un palimpsesto en el que también
puede leerse el "Berenice" de Edgar Allan Poe32.
32 POE, Edgar Allan, "Narraciones Extraordinarias", México,
Editores Mexicanos Unidos, 1978, 215p.
La influencia de Poe es bastante notoria no sólo por la
presencia del intertexto en este cuento, sino en general
en toda la obra de Caicedo, dada su afición a temas tales
como el vampirismo y el canibalismo.
En general, lo macabro será tratado por Caicedo unas veces
con humor, otras con la mayor naturalidad, tal como
aparece en este cuento. Para estudiar mejor la relación
intertextual, remito al lector al "Berenice" de Poe, que
en su traducción al castellano comienza de la siguiente
forma:
En la tierra, el dolor y la desgracia son múltiples
y de forma diversa. Dominan, como el arco iris el
amplio horizonte, y aparecen tan inminentemente
fundidos, y a la vez tan diferentes, como los
matices de dicho arco. ¡Dolor y desgracia dominan
el inmenso horizonte, igual que el arco iris!.
¿Cómo de tal belleza es posible deducir un motivo
desagradable?, y un símil de tristeza de este
nuncio de paz?. Pero igual que en ética el mal es
la consecuencia del bien, así el dolor nace de la
alegría: ya sea que el recuerdo del pasado engendre
la angustia de hoy, o ya que los actuales
sufrimientos tengan su causa en la felicidad que
pudo haber sido18.
Basta con leer este párrafo para reconocer al inquietante
Poe. La historia de Berenice así iniciada, es narrada en
monólogo interior por un primo de ésta, de nombre Egeo,
18POE, Op cit., p. 12.
cuya desolación y desespero pueden sentirse desde las
primeras líneas. Una breve síntesis del argumento,
necesaria para analizar lo que Gerard Genette denomina
relaciones transtextuales19 entre los dos cuentos, aparece
en seguida.
Cuenta Egeo haber compartido su niñez y adolescencia con
su prima Berenice. Pero desde su crianza fueron muy
distintos: mientras el protagonista se describe como un
púber "enfermizo y melancólico" su prima aparece "ágil,
graciosa y desbordante de energía".
De repente, una funesta enfermedad cae sobre Berenice,
cambiando tanto su belleza física como su carácter: se
trata de una "especie de epilepsia" luego de cuyos ataques
Berenice entra en un estado catatónico muy parecido al de
la muerte. Confiesa Egeo no haber experimentado pasión
por su prima durante sus días de salud e incomparable
belleza. Sólo ahora, su palidez, despierta un sentimiento
de interés en él. Enferma Berenice, puede hacerla parte
de su mundo de divagaciones, convirtiéndola en una
mujer-objeto para la contemplación; es así como decide
esposarla.
19GENETTE, Gerard, "Palimpsestos: la literatura en segundo
grado", Madrid, Tauros, 1989, p.19.
A partir de allí, el cuento de Poe se centra obsesivamente
en una imagen: la noche en que Berenice entra al estudio
de Egeo hallándose aquel en estado de meditación. Tras un
instante eterno, al sonreír, Berenice revela la belleza de
sus dientes.
En adelante, el spectrum de sus dientes no podrá
borrársele de la memoria. El narrador crea una imagen de
los dientes de Berenice perfectamente fotográfica:
Ni una palabra me habló y yo por nada del mundo
hubiera podido pronunciar una sola sílaba. Un frío
estremecimiento recorrió mi cuerpo; una sensación
de ansiedad insufrible me oprimió. Mi ardiente
mirada se posó, al fin, sobre su semblante. Sus
ojos sin vida, sin brillo, en apariencia sin
pupilas, miraban con una mirada vítrea que hizo
apartarme involuntariamente de su contemplación
para considerar los labios finos y sumidos que, al
desplegarse con una sonrisa significativa, me
permitieron ver los dientes de la transformada
Berenice. ¡Dios hubiera permitido que no los
contemplase o que, luego de hacerlo, yo me hubiese
muerto!20.
Todo lo demás, todo interés diverso será en adelante
absorbido por el recuerdo de esta contemplación única.
Tras dos noches de encierro en el estudio, poseído por la
imagen de los dientes, una criada informa a Egeo que su
prima ha muerto al amanecer, a causa de un ataque de
epilepsia.
20 POE, Op. cit., p. 18.
Egeo se encuentra solo, sentado en su biblioteca. Sabe que
es medianoche, y que desde la puesta del sol Berenice se
halla en su tumba. No obstante, su espíritu está inundado
por el horror de una incertidumbre, que se incrementa al
mirar hacia una cajita que se halla a su lado. De
repente, golpean en la puerta de la biblioteca y aparece
un criado, cuyos ojos reflejan un terror loco, y cuya voz
habla de un desgarrador grito en el silencio de la noche,
de toda la familia y servidumbre acudiendo en la dirección
del grito, y algo murmura sobre una tumba violada, un
cuerpo desfigurado, respirando aún, ¡vivo todavía!. En la
mano de Egeo pueden verse las huellas de unas uñas
humanas. Lanzando un grito se lanza sobre la caja, pero es
tanto su temblor que la caja cae al suelo, haciéndose
pedazos.
De ella salieron, con un sonido metálico, algunos
instrumentos de odontología, mezclados con treinta y
dos objetos pequeños, blancos, marfilíneos, que se
desparramaron por la biblioteca21.
Inevitable es vivir la intensa serie de fotografías que
permiten el movimiento en la imaginación: los blancos
dientes de Berenice, desparramándose sobre la biblioteca,
animación, con la que Edgar Allan Poe, da fin a su cuento.
21 POE, Op. cit., p. 21.
El "Berenice" de Caicedo es lo que Gerard Genette denomina
un hipertexto22 del cuento original de Poe. Con su negro
humor, Caicedo recrea a la pulcra prima de Egeo como una
prostituta caleña, de la que se enamoran tres adolescentes
que llegan a conocer todos los límites de la pasión en sus
brasos; algún domingo, celebrarán una especie de
eucaristía como grupo en perfecta unión.
Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho letras:
Berenice, "¿cómo es posible semejante nombre para una
puta?" se pregunta uno de los tres jóvenes protagonistas
de la historia, como si la parodia, a la vez uno de los
géneros intertextuales de los que habla Genette, no fuera
ya suficiente, y la metaficción se hiciera presente al
interior del cuento, en el que una y otra vez aparecerá la
obsesiva imagen del "Berenice" de Poe:
Y te ibas a ir después de que fuí llevado a
tí, después de ver tus ojos y comprender que
eran como Sebastián me había contado.
Sabes lo que significaba eso: irte después
de que tus dientes estaban allí, después de
que yo te acaricio esos dientes con la
lengua, y hasta Clara, mi novia, me preguntó
qué era lo que me pasaba, que a toda hora
quería lamerle sus dientes, Alfonso, que te
pasa. Y no sé, Berenice, jamás podré saber,
Clara, tal vez es porque los tenés muy bonitos,
y ella sonrió y me dijo besámelos otra vez y le
22GENETTE, Op. cit., p. 23.
obedecí, pero cómo iba a ser lo mismo,
Berenice, jamás nada se podía asemejar a lo
tuyo, amor, igual que mi vida y la de Sebastián
y la de Guillermo después de haberte pagado el
primer billete de veinte y de preguntarte si
eso le cobrabas a todos y supimos que no, que
era únicamente a nosotros, y que nos querías
de la misma manera como se quiere en las
canciones. Te ibas a ir después de haber
transformado nuestras vidas. (Eso también lo
dicen las canciones, Berenice). Te ibas a ir
después de las mentiras de Sebastián acerca de
tus senos y acerca de tus ojos y después de que
tus dientes y de que tu pelo y todo, amor, no
puedo decirlo de otra manera, no sé, después
de que todo eso era la respuesta a tu nombre,
el motivo por el cual te llamabas Berenice, con
ese nombre de una, dos, tres, cuatro, cinco,
seis, siete, ocho letras23.
El motivo por el que la mujer del cuento se llama Berenice
aparece oculto para muchos lectores, y no es otro que la
relación paratextual con el "Berenice" de Poe, y a la vez,
como un destino en la vida de los protagonistas, la
belleza de sus dientes. Al igual que Egeo, Sebastián,
Guillermo y Alfonso se obsesionan con los dientes de
Berenice; el palimpsesto, llega a hacerse explícito
"metatextual"24 al final del cuento:
Te cuento que Alfonso sigue chupándole los
dientes a Clara. Hace quince días salimos
graduados de bachilleres, hasta salió foto de
nosotros en el periódico, muchacha. Nos
hubiera gustado que estuvieras presente en el
23CAICEDO, Andrés, "Berenice", Op. cit., p. 10.
24GENETTE, Op. cit., p 24.
acto de clausura, para que oyeras al cura
rector pronunciar un discurso solemne en el
cual ensalzaba de un modo increíble el dechado
de virtudes nuestras, merced a las cuales
seríamos, sin ninguna duda, el auténtico futuro
de la patria.
Recuerdas que el hombre tuvo que enterrar viva
a su amada para extraerle los dientes, eso lo
relató su mayordomo, y los dientes cayeron de
la cajita transparente y rodaron por el suelo.
Cuando quieras volver, te mostramos los siete
trocitos blancos que guardamos de tu dentadura,
porque los otros los botamos, estaban llenos de
caries, ¿lo sabías?, y la caja negra, redonda,
donde guardamos las puntas de tus senos y bien
conservado ese par tuyo de ojos y un poco de tu
pelo y mira que hasta vamos a comprar un equipo
completísimo de aire acondicionado. Ven a
visitarnos"25.
Hasta el macabro Poe, podría quedarse pálido ante este
final del cuento de Caicedo. Tal vez, lo más inquietante
del relato sea la tranquilidad con el que el narrador
menciona haber extraído los dientes, los ojos, y las
puntas de los senos a Berenice, en un acto tan cotidiano
como la compra de un equipo de aire acondicionado.
El acaso más espeluznante "Ven a visitarnos", posibilita,
como en el cuento de Poe, a una Berenice sin dientes,
además sin ojos y sin pezones, aún viva.
25CAICEDO, Andrés, "Berenice", Op. cit. p. 11.
3.1.1. Berenice y la transtextualidad
De acuerdo con la teoría que Genette expone en su ya
citada obra, "Palimpsestos", las relaciones transtextuales
enunciadas en el numeral anterior, entre los cuentos de
Caicedo y de Poe, pueden analizarse, así:
a. Paratextualidad
Se encuentra en la relación existente entre el título de
los dos cuentos: Caicedo da como pista inicial para su
aproximación al relato el mismo nombre a la protagonista
de su cuento: Berenice. A su vez, ambos cuentos llevan por
título el nombre de la víctima.
b. Hipertextualidad
La hipertextualidad se halla desarrollada a lo largo del
cuento, en la recurrente obsesión de sus protagonistas por
los dientes de Berenice: la imagen de los dientes creada
en el cuento de Poe, es ampliada en el de Caicedo y
constituye el leit motive de ambas narraciones. Los
dientes de Berenice son como una fotografía que hace parte
de ambas historias.
c. Metatextualidad
Caicedo evoca al final de su cuento la última escena del
cuento de Poe, en la que los marfilíneos objetos caen de
la cajita y ruedan sobre la biblioteca, haciendo explícito
el palimpsesto y uniendo en el mismo trágico desenlace los
dos relatos: tanto Egeo, como Sebastían, Guillermo y
Alfonso, extraen la dentadura al cuerpo de Berenice, aún
viva.
Hay una diferencia moral, fundamental entre los dos
textos: mientras en el cuento de Poe, Egeo se aterroriza
de su crimen, en el "Berenice" de Caicedo no hay cabida
para el arrepentimiento. Más bien, los adolescentes
aparecen felices con su cajita de objetos de colección,
deseando con su nuevo equipo de aire acondicionado, es
decir, "frescos", a que una Berenice ¿muerta o viva? pero
en todo caso sin dientes, sin ojos y sin pezones, regrese
a visitarlos.
3.1.2. Intratextualidad y autoconciencia
En el cuento "Angelita y Miguel Angel" que hace parte de
la serie "Angelitos empantanados o historias para
jovencitos" compuesta por "El Pretendiente", "Angelita y
Miguel Angel" y "El tiempo de la ciénaga", reunidos en
"Destinitos Fatales" (op. cit.) aparece nuevamente el
personaje de Berenice. "Angelita y Miguel Angel" narra la
historia de una quinceañera que detesta tener que
levantarse todos los días con el sonido del despertador
que le regaló su madre, para ir al "Sagrado Corazón", el
colegio femenino de más tradición en Cali. Angelita se
enamora de su padre, que decide madrugar todas las mañanas
para despertarla suavemente, y evitar que dure de mal
genio todo el día por el ruido del reloj. Miguel Angel, a
quien conoce en una fiesta, reemplazará en su labor al
padre, sustituyendo su "complejo de Electra" por un amor
posible, encargado de despertarla todos los días con una
llamada telefónica.
En este cuento, escrito en 1971, se presenta la
autoconciencia. Andrés Caicedo interviene directamente en
el relato con la siguiente nota:
"NOTA: El Viernes 19 del presente año, Miguel Angel
Valderrama Ríos fue a mi casa, y al no encontrarme
-los viernes los dedico desde muy temprano a la
saludable vida campestre- dejó un paquete a mi
nombre. Al regresar acá a la ciudad, ese mismo día
me enteré de su escandalosa muerte. Cuál no sería mi
sorpresa cuando llegué a mi casa y encontré un
cuaderno de 1OO hojas cuadriculado, totalmente
escrito... Me escogió, supongo, en vista de mi
permanente interés por el arte, y son precisamente
las excelentes relaciones que mantengo con sus
cultores, lo que hace posible la publicación de
estas páginas". A.C.26
A partir de allí el cuento es narrado por Miguel Angel.
Un Sábado, Miguel Angel llama por teléfono a su novia
Angelita para despertarla, ella le cuelga con rabia por
recibir la llamada media hora más tarde de lo esperado, y
al volverla a llamar, no le contesta. Piensa entonces
Miguel Angel en llamar a Berenice, recordando con
remordimiento la noche anterior en su compañía. De allí
en adelante, en forma recurrente, una y otra vez será
evocada Berenice:
Tal vez volver a nacer. Y si algún día se me
ocurría escribir un poema o una novela de
vampiros sería inútil: todo lo que tenía que
decir se lo había regalado ya a Angelita. Y
quedé agotado, pero después puro, y luego
libre como un pájaro, libre de cultura y
de conocimiento. Ayer fue cuando vine a saber
que sólo una historia en el mundo me faltó
por contarle, el nombre de una mujer:
Berenice.27
Poco a poco la obsesión por esta mujer se apodera de
Miguel Angel. Igual que en "Berenice" aparecerá el colegio
de Kinder Primaria y Bachillerato aprobado que funciona en
el piso bajo de una casa, mientras en el segundo hay una
26CAICEDO, Andrés, "Destinitos Fatales", p. 171.
27Ob. cit., p. 181.
sala de billares; el pintoresco colegio, a su vez, está
situado al frente del burdel atendido por la vieja Carmen,
en donde trabaja Berenice.
El irónico lugar es testigo en ambos cuentos del mismo
acto de violencia, violencia sin el más mínimo reparo
moral, característica de la literatura caicediana:
Ella les dijo que estaba enferma, una vez que
leían "Berenice" en voz alta en la sala de la
vieja Carmen. Había sido ese empleado de banco
que venía en motocicleta, y ellos lo
comenzaron a matar inmediatamente; el hombre
se bajó esa noche de su vehículo y gritó el
nombre de ella, averiguando por su
presencia. De todos modos, los que jugaban
billar al frente, se prestaron a golpearlo
con los tacos y las bolas de marfil. Y había
que ver a los alumnos del colegio del
segundo piso, tirando piedra y tiza sobre
el cuerpo ese, había que ver a los de
cuarto de bachillerato, arrojando los
tarros de basura donde las muchachas tiraban
sus kótex sucios. La policía llegó y
clausuró el colegio del segundo piso.
Realmente -y en eso estuvieron todos de
acuerdo- era un peligro dejar funcionar
libremente un colegio de kinder, primaria y
bachillerato aprobado, encima de un salón de
billares. Veíamos a los niños y las niñas de
kinder humedecer sus tizas en la sangre del
tipo para hacer las operaciones de
aritmética a varios colores en los tableros,
pero la sangre se secaba antes de tiempo y
los resultados no llegaban a entenderse"28.
28CAICEDO, Andrés, "Berenice", Op. cit., p. 16-17.
Miguel Ángel, obsesionado, a todos los lugares irá
pensando en Berenice. En el colegio no volverá a coger un
libro. A cambio, luego de una clase de literatura no
saldrá a recreo, y se quedará para escribir en el tablero
las letras de su nombre:
B E R E N I C E
Como en "Berenice" el protagonista llevará ante la mujer a
sus dos mejores amigos, naturalmente del San Juan
Berchmans, su colegio, y a la vez, en forma
autobiográfica, el mismo donde Andrés Caicedo hizo su
bachillerato.
Al otro día Ricaurte compró un cuaderno Norma de
1OO hojas para llenarlo con su nombre... Y
comenzamos a llenar los tableros de la clase con
las 8 letras de su nombre, a dos colores, y los
muchachos que me preguntaban qué quiere decir
eso, ¿es el nombre de una hembra?. Cuál hembra,
les decía yo, es el nombre de un cuento29.
Se entreteje así un laberinto entre la intratextualidad y
la transtextualidad El cuento al que se hace alusión
puede ser el propio cuento de Caicedo, o el "Berenice" de
Edgar Allan Poe. Más adelante se llega, siguiendo a
Genette (Op. cit. p.23), a una metatextualidad en la que
29 CAICEDO, Andrés, "Destinitos Fatales", p. 191.
el palimpsesto con Poe es explícito:
Eran esos días felices, mucho antes de que yo
fuera a regalarle el cuento de Edgar Allan Poe
que se llama "Berenice", en el que un hombre
le arranca sus dientes a su esposa. La entierra
viva nada más que para sacarle los dientes y
meterlos en una cajita transparente. Entonces,
después cuando nos reuníamos donde la vieja
Carmen, y Berenice leía el cuento en voz alta,
una y otra vez, mientras Bolívar, manso y solo,
escuchaba, yo ya iba comprendiendo, palabra a
palabra, la razón de mi sabiduría, y proclamaba
de antemano mi inocencia30.
Con algo de temor, dada la complejidad de las relaciones,
pero siendo fiel a la obra de Caicedo, es importante
anotar que a lo largo del cuento de "Angelita y Miguel
Angel" no sólo se dan relaciones intratextuales y
transtextuales a partir de la literatura, sino también del
cine, concretamente con la película "Irma la Dulce". Irma
es el nombre de la madre de Miguel Ángel. Este la llama
"Irma la dulce". Sutilmente, Caicedo abre dos inquietudes
en el lector: a. la posibilidad de que Irma, tal como en
la película, a pesar de su posición social y de la ternura
que la caracteriza, sea prostituta, y b. la posibilidad de
que Miguel Ángel esté enamorado de ella.
Por último, el final de "Angelita y Miguel Angel" es un
30(31) CAICEDO, Andrés, Op. cit., p. 192.
palimpsesto, donde aparecen como hipotextos tanto el
"Berenice" de Poe, como el del propio Caicedo. La voz del
narrador se halla en monólogo interior, contrario a la
forma plural como ha sido narrado el cuento de "Berenice":
Recuerdo que el hombre tuvo que enterrar viva a su
amada para extraerle los dientes que le habían
negado toda paz; esto lo relató el mayordomo, que
los dientes cayeron de la cajita transparente y
rodaron por el suelo. Soy nave sin regreso, un
amor en vano, un terco peliador de media noche. Yo
guardo los 7 trocitos blancos que arranqué de sus
encías. Tuve que botar el resto porque estaban
llenos de caries. Raíces del cielo. Yo poseo una
caja negra, pulida, redonda, en donde guardo las
puntas de sus senos y bien conservado ese par suyo
de ojos, y un poco de su pelo. Y ahora voy a
comprar un equipo completísimo de aire acondicionado.
Ven a visitarme"31.
Como puede observarse el final de "Angelita y Miguel
Angel" es casi idéntico al de "Berenice", cerrándose así
la intratextualidad; a su vez, tal como fue analizado,
ambos cuentos poseen relaciones intertextuales con el
"Berenice" de Edgar Allan Poe.
3.2. El Atravesado: Recuperación de la Oralidad
Escrita en 1971, la segunda narración de su libro
"Berenice", "El Atravesado", nos coloca en el límite entre
31 CAICEDO, Andrés, "Destinitos Fatales", p. 195.
el cuento y la novela corta. Los elementos típicos de la
narrativa caicediana como el manejo del monólogo interior,
la recuperación de un lenguaje oral y juvenil, el gusto
por el cine, y la rebeldía del personaje, se hallan
presentes en él. Estas y otras características son
analizadas a continuación, enriqueciendo cada tema con
ejemplos típicos extraídos de otros cuentos, o partiendo
de dichos ejemplos, para observar cómo se hallan también
plasmados en "El Atravesado".
3.2.1. La técnica narrativa
3.2.1.1. El monólogo interior
Hay una característica en los cuentos y la novela de
Caicedo: ninguno de ellos, ni aquella, son narrados en
tercera persona: todos los relatos de Caicedo aparecen en
monólogo interior. El protagonista, sea hombre o mujer
generalmente será un adolescente que "conoce de la vida" y
es víctima de las circunstancias relatadas. La derrota
dará un tono de sabiduría a sus personajes, que en
ocasiones se dirigen a un interlocutor ficticio, en
segunda persona, ¿acaso al lector? dándole mayor cercanía
al relato. Observemos el inicio de su cuento "El
Atravesado"32:
A mi el primero que me enseñó a peliar fue mi
amigo Edgar Piedrahita que fue el que fundó
con su novia Rebeca la "Tropa Brava". Fue el
que me enseñó a usar la derecha, bien pueda,
tóquela.
Ahora toque la izquierda, que diferencia ¿no?
Claro que antes de que Edgar me enseñara,
Yo ya me daba con todos los de mi clase,
en tercero, en el Pilar. Mejor dicho me
daba con todos, y a todos les daba. Con todos,
con Pirela, con Franco, con Rizo, con todos
me dí a la salida, y todos se dieron cuenta
tarde o temprano que conmigo no había caso".
En este fragmento se observa tanto la técnica del monólogo
interior, constante de todas sus narraciones, como el
acudir a un interlocutor ficticio: "... bien pueda,
tóquela. Ahora toque la izquierda, que diferencia ¿no?".
Como esta frase, muchas otras se encuentran insertadas a
lo largo de "El Atravesado". Todo el relato está dirigido
desde el monólogo interior hacia un interlocutor que nunca
toma parte en los sucesos. De tal forma, el lector puede
sentir que las preguntas que son lanzadas al interlocutor
hipotético le son lanzadas a él, rompiéndose así la
barrera entre escritor y lector, permitiendo un encuentro
más cercano entre los dos.
32 CAICEDO, Andrés, "El Atravesado" en "Berenice",
Op. cit., p. 23.
3.2.1.2 Uso de técnicas cinematográficas
El mismo ejemplo citado arriaba nos sirve para hablar del
Flash back, técnica tomada del cine (Amount, 1983, p. 45),
que Caicedo utiliza en muchas de sus narraciones. Una vez
se ha creado una imagen dentro del relato, se narran otros
sucesos, paro luego regresar a la imagen inicial. Diez
páginas adelante del fragmento inicial, ya citado, aparece
la siguiente cuartilla:
Yo seguí de amigo de Edgar mucho tiempo. Aprendí
muchas cosas a su lado, a usar la derecha, ¿ya
tocaste mi derecha?, a soltármele al man cuando
me tuviera cogido por la espalda, a usar la pata
de media vuelta y de chalaca, a retretar sin
darle tiempo, de una, y sobre todo, me decía
Edgar, a dar el primer tote. El que da el primer
tote y no gana es porque es un pendejo o porque
está muy de malas33.
Aquí, el narrador ha regresado al tema del street figthing
man, canción de los Rolling Stones que aparece como
epígrafe del cuento, manteniendo así la tensión narrativa
que incorpora al lector, al llamar la atención del
interlocutor ficticio, recordándole lo diferentes que son
las manos derecha e izquierda de un "peliador" callejero,
tema con el que dió inicio al relato.
33 CAICEDO, Andrés, Op. cit, p. 31.
A continuación analizaremos la técnica del Flash back, que
si bien se halla presente en "El Atravesado", puede
observarse más claramente en el cuento "De arriba a abajo,
de izquierda a derecha", en "Destinitos Fatales" (Op. cit,
p. 43-52) que presenta una concepción plenamente
cinematográfica.
En dicho cuento, los hechos sucedidos se relatan como si
fuesen vistos por una cámara de cine que recorre la ciudad
de Cali, focalizando en esencia dos planos narrativos (dos
fiestas), a las que los protagonistas del cuento, Mauricio
y Miriam asisten en medio del deseo de hacer el amor,
deseo creciente que los acompaña durante toda la noche.
En "De arriba a abajo, de izquierda a derecha", los
espacios se ven sometidos a cambios de tiempo, siendo los
sucesos de la historia los que se repiten en un continuo
presente. Así, se logra la sensación de que los hechos
estén ocurriendo allí mismo, siendo el lector capaz de
observar que lo que se está haciendo es recordar alguna
escena de las dos fiestas, dado que continuamente se
regresa a imágenes ya creadas en la narración (Flash
back). Veamos:
No los dejaron entrar a la fiesta: les cerraron la
puerta en la cara. Entonces se pusieron a hacer
escándalo hasta que la puerta volvió a abrirse de
repente y por ella salió un puñado de galanes
encorbatados con intensión de repartir trompadas a
diestra y siniestra, esta es una casa decente qués
la joda, a hacer escándalo a otra parte (p. 44).
El narrador -excepcionalmente en tercera persona- que
Caicedo combina durante el cuento con el monólogo interior
de Mauricio, cuenta como los sacan de la fiesta de los
amigos de Mauricio, dada "la pinta" de Miriam.
Posteriormente, sucederá algo similar en la fiesta de los
amigos de ella. Ya cerca del edificio, el narrador
recuerda lo acontecido en la fiesta de sus amigos:
- Creo que ya sé cuál es el edificio, así que dejá
de joder. Caminá.
Ponete a ver que llegamos a esa fiesta y al
momentico me doy cuenta que la gente ya está
mirando feo a Miriam... Entonces fue cuando nos
arrastraron a Miriam y a mí a la salida y nos
cerraron la puerta. Nos la cerraron en la nariz te
digo, y palabra que me dio pena con Miriam,
hermano, cómo es que le hacen semejante cagada; la
pobrecita al lado mío, sonriéndome con cara de
pajarito muerto... (p. 46)
Este montaje permite ver el cambio de espacios y de
tiempos, pues inicialmente se podría creer que ya se está
narrando los aconteciemitos de la nueva fiesta: "Ponete a
ver que llegamos a esa fiesta...", cuando en realidad se
está regresando a lo ya sucedido. Posteriormete se retoma
el tiempo presente, con una responsabilidad que acompaña a
Mauricio durante todo el cuento:
- Mañana tengo exámen final de química.
Pero Miriam no lo está escuchando. Subieron
cuatro tramos más de escaleras, y se detuvieron
frente a una puerta de lo más simpáticamente
descarachada. Miriam dijo aquí es y golpeó con
el puño... y comienza a explicar todo: mire que
no tenemos plata y este es mi amigo y etcétera y
etcétera y Mauricio que sonríe de la mejor manera
que conoce y que mira hacia adentro y ve a los
invitados, sentados en círculo, conversando.
Cuando Miriam acaba de explicar todo a su amiga,
la mujer dice bueno, pero ese no es problema mío,
y diciendo mija, cierra la puerta. (p. 46-47).
Inmediatamente continúa con los acontecimientos de la
fiesta anterior, y se producen varias analepsis, entre las
que se destaca el regreso a la escena del apartamento de
la amiga de Miriam:
"Como ya te dije o no sé si te lo he dicho: cogimos
un taxi y quedé sin cinco en el bolsillo y fuimos
a dar al apartamento ése. Tocamos a la puerta y
apareció la diminuta cabeza de voz inmensamente
ronca... Miriam le pidió permiso a su amiga para
ver si nos dejaban entrar a cualquier cuarto por
un ratico nada más, no importa que no hubiera
sofá, ni hubiera alfombra, pero la amiga respondió
con esa voz tan suya que ese no era problema suyo,
y diciendo mija cerró la puerta..." (p. 48).
En estos fragmentos puede observarse cómo la técnica
narrativa, que va y vuelve sobre determinadas escenas,
permite contar la historia a la manera de una película,
saltando de una toma a otra -planos narrativos, siguiendo
a Company (1989, p.56)-, a los que se regresa en forma
recurrente, lo que en cine se conoce como Flash back
(Gimferrer, 1985).
3.1.1.3 La supresión de los interlocutores
La narración sin interlocutores, en la que se suprimen los
guiones que identifica la intervención de una nueva voz en
la narración, es una característica tan notoria en sus
relatos, como el uso del monólogo interior.
Esta técnica hace que el relato avance más rápidamente.
Las voces aparecen de manera sorpresiva, como si los
personajes estuvieran prestos a hablar en cualquier
momento, en un continuo presente que caracteriza al
monólogo de los protagonistas, a la vez relatores de sus
historias. Observemos la utilización de dicha técnica en
el siguiente párrafo de "El Atravesado" (Op. cit. p.29):
Yo venía de donde mi tía Esther y tal, cuando
paso por el parque y adiós, pa dónde vas
pelado. Yo me paré y le dije, a vos que te
importa, que era grande el hombre y cuajado
y todo pero a mí no me dio miedo, y además que
como yo era más chicorio lo más seguro era
que no me dieran, pero ¡zuas!, el hombre me
dio en la jeta sin dejarme ni siquiera cuadrar.
Es verdad que uno ve estrellas, pero solo un
instante en un inmenso fondo negro.
Yo me paré y me le fuí gritando y le alcancé
a poner sus dos patadas. ¡Culicagado alzado
y zuas!, otro golpe en la jeta, y ahora sangre
y más estrellas. De colores. Y de pronto un
cansancio en todo el cuerpo, ¿querés más? Ya,
déjalo ya, dijo alguien, cómo que déjalo, ¿no
ves que se me alzó? Pero déjalo que es mucho
más chicorio mano, que lo dejes pues,
¿entendés o no?.
Aunque participan tres voces, entre ellas la del
protagonista relator de la historia, la de quien lo
golpea, y la de quien lo defiende, estas se encuentran
entremezcladas en la narración, sin guiones que distingan
a los interlocutores como entidades individuales. A pesar
de esto, las voces pueden diferenciarse en el contexto de
la narración, dado que su acción se produce como
consecuencia directa de los hechos relatados.
3.2.2. El Manejo del Lenguaje
Una de las características de la narrativa caicediana es
la utilización de un lenguaje cercano a la oralidad, que
tipifica a una cultura regional, la del Valle del Cauca.
Al leer tanto sus cuentos como su novela se observará que
esta es una tendencia constante en sus narraciones,
tendencia que llegó a convertirse en parte esencial de su
estilo: la marca de la oralidad dará siempre mayor
informalidad al relato, informalidad a la vez
característica de sus personajes.
Antes de observar las huellas de la oralidad en "El
Atravesado", como primer acercamiento analizaremos el
inicio de su cuento "Infección", de la serie Calicalabozo
en "Destinitos Fatales" (Op. cit. p. 29):
El sol. Como estar sentado en un parque y no decir
nada. La una y media de la tarde. Camino caminas.
Caminar con un amigo y mirar a todo el mundo. Cali
a estas horas es una ciudad extraña. Por eso es que
digo esto. Por ser Cali y por ser extraña, y por
ser a pesar de todo una ciudad ramera.
- Mirá, allá viene la negra esa.
Francisco es así, como esas palabras, mientras se
organiza el pelo con la mano y espera a que pase
ella. ¡Já! Ser igual a todo el mundo".
El "mirá", "vé", "oís", y otros vocablos y muletillas tan
utilizadas en el lenguaje común del vallecaucano, se
encuentran insertados continuamente en sus cuentos. En
este caso, a partir de una frase, el autor deja entrever
toda una forma de ser y de sentir. Una vez el interlocutor
ha pronunciado la frase "Mirá, allá viene la negra esa",
el narrador continua su relato, diciendo "Francisco es
así, como esas palabras... ¡Já! ser igual a todo el
mundo!".
Por otra parte, la frase "todo el mundo" se halla
enmarcada en el cuento por la descripción espacial del
primer párrafo, haciendo referencia concreta a la ciudad
de Cali. A su vez, el entorno geográfico y cultural se ve
expresado o tipificado por la forma de hablar de
Francisco, un caleño igual a todo el mundo.
Oralidad y regionalismo resaltan en el siguiente aparte de
su cuento "Felices Amistades" en "Destinitos Fatales" (Op.
cit. p. 61), cuento de matones, que por su buen humor vale
la pena recordar:
Mterino Cuyo, estaba diciendo ahora el
italiano y yo le respondí ajá, comé mierda,
te digo que comás mierda italiano marica
¿esto sí lo entendés? Yo hablo en caleño,
italiano, y diciendo eso comencé a subirme
al carro, italiano mierda es lo que debés
comer, y no me había dado cuenta que el
tipo se estaba poniendo verde desde hacía
mucho rato y cuando acabé de sentarme el
hombre gritó ¡pequé céccipe tautaro pecas! y
se tiró a agarrarme de la camisa y yo
estaba con la boca abierta de lo más
azarado porque no tenía ni idea que el italiano
entendiera caleño.
En "El Espectador", otro de los cuentos de la serie
Calicalabozo (Op.cit. p. 53-59), la oralidad salta en el
momento más intenso de la narración: Ricardo González,
solitario fanático del cine, sale de ver una película de
Francis Ford Copolla titulada "Ya eres un hombre" un
Sábado por la tarde. Siente grandes deseos de comentar la
película con alguien, y se da a la persecución por la
Avenida Sexta de un muchacho gordo, el único de la sala
que salió diciendo "es una gran película". Ricardo es
tímido, pero quiere compartir su sentimiento con alguien.
Persigue por medio Cali al gordo, hasta que a las siete de
la noche, en una esquina lo pierde. Al rato lo ve salir de
su casa:
- Buenas tardes - dijo Ricardo. Comencé mal. En esta
ciudad saludan diciendo hola o quiubo.
El gordo no respondió: se limitó a clavarle la mirada.
Detrás de él estaban saliendo cuatro muchachos; un
quinto cerró la puerta de la casa amarilla.
- Le gustó la película ¿cierto? - balbuceó Ricardo,
acercándose.
- No me toqués marica, -amenazó el gordo después de
un instante de vacilación-, no te me acerqués si
quiera".
La respuesta del perseguido es tajante, y está llena de un
tono típicamente caleño. Se produce, además, en el clímax
o como clímax de la narración, pues en el contexto del
cuento la gran expectativa es ¿cómo irá a reaccionar el
perseguido?. Si Francisco en Infección es tal como son sus
palabras, y el protagonista de Felices Amistades "habla en
caleño", el perseguido de El Espectador queda definido en
un instante, no tanto por el mensaje de su respuesta como
por la forma de responder: "No me toqués marica, no te me
acerqués si quiera".
Walter Ong nos recuerda que nunca ha existido escritura
sin oralidad. La escritura aparece sólo en algunas
culturas, y es siempre posterior a la oralidad. Nunca se
ha presentado el caso de una cultura que llegue a la
escritura sin haber pasado por la oralidad. "Aunque
intensa y hermosa, la oralidad está destinada a producir
la escritura, indispensable para el desarrollo de la
ciencia, la filosofía y la historia"34.
Al recuperar una oralidad propia de su entorno geográfico
y cultural, Caicedo regresa a los propios orígenes de la
escritura, tal como lo muestra Ong.
La recuperación de un lenguaje oral, hace que la acción de
los personajes se encuentre más cerca de un "mundo humano
vital", en forma análoga a como se hallan las culturas
orales (Ong, Op.cit, p. 48-49). Tal vez sea ésta una de
las razones por la que los personajes de Caicedo poseen
tanta fuerza. Ellos son como son sus palabras, y sus
palabras provienen de la oralidad, de la vida misma. De
tal forma, el lector llega a escucharlos aparentemente no
mediatizados por la escritura, sino directamente desde la
oralidad.
34ONG, Walter, "Oralidad y Escritura", México, Fondo de
Cultura Económica, 1989, p. 18.
Regresemos a "El Atravesado", para corroborar lo
anteriormente dicho con el siguiente fragmento:
"A Omar el crespo lo pararon y todavía quería
seguir peliando, yo le dije, ¿querés más?
Déjenmelo. Dejá que ya te dieron, le decían,
mirá como tenés esa cara, vámonos, caminá.
Sí, mirá cómo te he dejado la cara, y me le
reí en la cara. Y el hombre me tiró y casisito
me da, pero yo por esa época era muy ágil de
tanto gorro que cumplía, y le hice un quite
full y el hombre fue a dar a una chamba y ahí
fue cuando lloró, me acuerdo. Y cuando lo
vieron llorando comenzaron a ponerse bravos
conmigo, por qué no lo dejás tranquilo. ¿No
vieron que el que me tiró fue él?. Conmigo
zona. Alguien fue que dijo, ¿con ese nadie
puede? ¿Nos jodimos? Hay que hacerse amigo
de él, ¿con ese nadie puede? ¿Fue Gutiérrez,
el Cholo Prado, Gomecito, Pirela, Varela,
Arracacho, Mediometro? No sé mano, todo el
mundo hablaba, limpiaban a Omar el crespo, no
pude ver quién fue el que dijo eso"35.
En este aparte se observa la presencia de la oralidad no
sólo por lo ya mencionado, sino por la utilización de
modismos tales como "peliando", en lugar de peleando y
"mano" en lugar de hermano; así mismo la recuperación de
un lenguaje juvenil en el que es común la presencia de
extranjerismos, como en la frase "le hice un quite full".
De otro lado, muchos de sus relatos efectúan la
recuperación de un lenguaje juvenil proveniente del mundo
35CAICEDO, Andrés, "Berenice", Bogotá, Plaza &
Janés, p. 27.
de los alucinógenos, en medio de situaciones generalmente
violentas. En "El Atravesado", dicha característica
aparece al final de la narración. El joven, a través de su
monólogo ha ido recordando la rebeldía con que ha vivido
los años de su bachillerato, hasta llegar a sexto.
Observemos el final del cuento (Op. cit. p. 92- 93):
"Yo estoy por la onda de la popularidad. Volverse
popular sin necesidad de meterse de cantante,
eso fue lo que me enseñó mi madre. Que la
gente chévere lo vea venir a uno y que
digan allá viene, caminando de frescura, y se
expresa con el fuego. Saltamontes. Que si en
Cali arman chichonera yo hago casi todos los
chichones. Que me la paso por allí voltiando.
Trotacalles. Que si me invitan entre salsa y
salsa a meter, yo meto. Y todo torci armo
gallada, para que vamos, otra vez, a quebrarle
los vidrios a los ricos... que di piedra y
me contestaron con metralla. Que cuando hubo
que correr corrí como nadie en Cali. Que no hay
caso, mi conciencia es la tranquilidad en
pasta, por eso soy yo el que siempre tira la
primera piedra".
La rebeldía del personaje se siente desde el principio
hasta el final del relato, que desde el mismo título "El
Atravesado" cobra fuerza, y es plasmada con humor e ironía
en medio del marco urbano caleño, universo en que se
inscriben sus historias.
Por otra parte, este cuento, que por su extensión podría
ser considerado como una novela corta, se haya
"atravesado" en el límite de los dos géneros, y es claro
ejemplo de una literatura urbana cargada de violencia,
expresada aquí en las peleas callejeras de las pandillas
juveniles, y en la matanza de los miembros de la "Tropa
Brava" por parte de la Guardia Civil (manejada por "los
ricos del norte"), lo que deja traslucir una marcada
diferencia social entre los opulentos barrios del norte y
los populares barrios del sur.
Esta división de Cali en Norte y Sur en la obra de Caicedo
no corresponde solamente a un hecho geográfico, sino
fundamentalmente social. Dicha particularidad, ver a Cali
dividida en Norte y Sur, puede observarse también en "El
Tiempo de la Ciénaga", relato que más tarde será
analizado, y constituye uno de los pilares
socio-culturales de "¡que viva la música!", en donde tal
idea fue plasmada y desarrollada a fondo, tal como se verá
en el cuarto capítulo del presente estudio.
3.3. "Maternidad", Una Visión de Mundo.
Yo me sentí libre de la noche, de
su muerte, superior a su extravío.
Andrés Caicedo, Maternidad.
Este cuento fue seleccionado sobre los demás relatos del
autor, por Harold Kremer, al realizar su antología sobre
el cuento vallecaucano36. El propio Caicedo se expresaba
sobre "Maternidad", "modestamente como mi obra maestra"37,
y aunque muchos de sus relatos son igualmente memorables,
no son exageradas las siguientes palabras de Luis Ospina y
Sandro Romero Rey, con respecto a "Maternidad" (Ibid. p.
20):
El tono del cuento es inmejorable y su
delicioso ambiente decadente lo convierte en el
mejor ejemplo de cinismo y agite que cualquier
autor colombiano haya tenido.
Dado la ironía que acompaña la narración, es sin lugar a
dudas desde la perspectiva psicológica, como mejor puede
ser abordada.
El tema de la muerte se hace presente a lo largo del
cuento, desde su mismo inicio:
A las vacaciones de quinto de bachillerato
salimos con un saldo de muertos. "Es una
verdadera tragedia terminar un año marcado por
el triunfo -la construcción de un nuevo
pabellón deportivo, por ejemplo- con la
desaparición de seis jóvenes que apenas
despuntaban la que sería una brillante
carrera", se lamentó el padre rector en el
discurso de clausura. (Op. cit. p. 97).
36KREMER, Harold "Antología del cuento vallecuacano", Cali,
Universidad del Valle, 1977.
37CAICEDO, Andrés, "Destinitos Fatales", Ob. cit., p.20.
En seguida, el relator describe la muerte de los seis
jóvenes todas ellas ocurridas en violentas circunstancias,
la mayoría de las ocasiones bajo el efecto de las drogas.
La narración es desenfrenada, una tras otra la muerte de
cada estudiante es referida casi que compulsivamente; dos
de los adolescentes se suicidan con una belleza singular
en la que se entrevé el deseo de no hacer parte de la
sociedad. En la escena, los protagonistas dan la espalda a
la ciudad, y van en busca de la naturaleza, hasta ser
tragados por la creciente de un río, del que se quejan en
un manuscrito, estaba siendo devorado por las modernas
urbanizaciones.
Antes de morir, otro de ellos conocerá la locura; en ella,
el complejo de Edipo se exaltará, y desde el manicomio
exigirá la presencia de su madre. Sea este el momento
para observar que en varios cuentos, Caicedo coloca a sus
personajes como víctimas de agudos complejos. En
"Angelita y Miguel Angel" la obsesión de Miguel Angel por
Berenice, prostituta como al parecer lo es su madre,
tendría origen en una sustitución de su complejo de Edipo.
A su vez, Angelita, quien rivaliza con su madre por el
amor del mismo hombre, sustituye su complejo de Electra en
su amor hacia Miguel Ángel.
Así mismo, es un amor aberrado, el que permite en
Maternidad a la madre de "Castrico" tenerle su frasco de
pepas, para que éste se quedara "calmado, acariciando las
flores, jugando con los gatos" (Op. cit., p. 99).
El tono imperturbable para narrar los sucesos más
descabellados, es una de las características psicológicas
del autor, que continuamente dialoga consigo mismo a
través de sus personajes. Si de acuerdo con Bajtin, los
personajes de Dostoyevsky son "dialógicos"38, en el
sentido de que a través de sus monólogos dialogan consigo
mismos, y a la vez unos con otros, apareciendo como
autónomos e independientes de las opiniones del autor39,
los personajes de Caicedo serían en cambio "monológicos",
dado que el autor expresa siempre las mismas ideas a
través de los distintos personajes: sea el gusto por la
música, el cine o los alucinógenos, la nostalgia de los
sesentas (que llegará a convertirse en nostalgia de la
38"Grossman se inclinaba a explicar este dialogismo por
una contradicción jamás superada en la visión de mundo
de Dostoyevsky: En su conciencia se enfrentaron dos
fuerzas poderosas - el escepticismo humanístico y la fe
-para luchar constantemente por el dominio de su visión
de mundo".(BAJTIN, Mijail, "La Poética de Dostoyevsky",
México, Fondo de Cultura Económica, 1986, p. 30).
39"La asombrosa autonomía interior de los personajes de
Dostoyevsky, fue lograda gracias a determinados
procedimientos literarios. Ante todo, se trata de su
libertad e independencia con respecto el autor". (Ob.
cit. p. 26).
muerte), el desprecio por la sociedad, la rebeldía, etc.
En Maternidad, es precisamente la visión de mundo del
autor la que está reflejada en un desprecio a la sociedad
por parte del protagonista, en su inmensa precocidad, y en
el deseo de trascender la muerte, dejando una obra que con
el tiempo, diera prueba de su paso por la vida:
Es una lástima, una serie así de muertes sin
ningún, sin ningún sentido". Y yo, agarrado a
mi asiento, con una rabia inmensa, sabía qué
sentido había. Nos habían escogido como
primeras víctimas de la decadencia de todo,
pero yo no iba a llevar del bulto. "Haré mi
afirmación de vida", pensaba, y no sonreí una
sola de las seis veces que me llamaron para
recibir diplomas de matemáticas, historia,
religión, inglés, geografía y excelencia.
Miraba a ese público compuesto por curas,
alumnos y padres de familia, y recibía los
aplausos con apretón de dientes. "Haré mi
afirmación de vida".
¿Qué te pasaba?", me decían los compañeros,
luego. "Como si no te gustara el éxito", y yo,
a todos, silencio. Y me negué a ir a la fiesta
de fin de curso que organizaba Mauricio Gamboa.
A mi casa llegué en el carro de mis padres,
entre sus cuerpos blandos. Ya me habían
felicitado por tanto triunfo, y no se habló de
más en el camino. Yo no me aburrí, pues llovió
y me distraje pensando que las gotas en el para
brisas eran gente, personitas con hombros y
cabezas bien formadas, y venían las plumillas y
¡chas!, las barrían dejando minúsculas
porciones de la primera gota, irrecuperable
para siempre. (Ob. cit, p. 100)
Si el thymos, el deseo de reconocimiento por parte de la
sociedad, es una de las mayores motivaciones que tiene el
individuo, el desprecio por el triunfo ante dicha sociedad
es un rechazo intrínseco a sus valores. La visión de mundo
del narrador manifiesta un rechazo hacia el sistema
social, con un tono de rebeldía típicamente caicediano. El
rechazo del protagonista es hacia toda la sociedad:
instituciones, familia, amigos, llegando incluso a una
cínica misantropía.
"Haré mi afirmación de vida", frase que se haya como leit
motive del cuento, aparece en varias ocasiones como
solución a la angustiante sensación que produce la vida en
medio de una sociedad, cuyos valores no se comparten.
El irrefrenable deseo de salvación llega a convertirse en
la obsesión del protagonista por engendrar un hijo; tal
será su "afirmación de vida". De tal forma, el
adolescente conoce a una muchacha de nombre Patricia
Simón, y el mismo día que se la presentan, decide: "le
haré un hijo a esta mujer".
Aquí, la gran paradoja de Maternidad: el adolescente
siente desprecio por su sociedad y rechaza sus valores; de
otro lado, resuelve que la única forma de trascender es
teniendo un hijo, que en realidad es la forma típicamente
adulta, y además burguesa, de participar en la sociedad.
El sarcasmo no podría ser mayor.
Y en los cines me le pegaba mucho o suspiraba
cada vez que había un pasaje de maternidad, y
ella salía conmovida toda, aún sin decirme nada
pero ya pensando en la idea de que la única
manera de trascender sería quedando preñada y
pariendo un hijo. (Op. cit, p. 103).
El suicidio de un amigo de infancia, que luego de una
discusión con sus padres se pega un tiro en la cabeza,
lleva finalmente a Patricia a la decisión de querer
engendrar un hijo: la muerte actuando como propulsora de
vida, y dadas las circunstancias del suicidio, ¿no se
trata de una ironía?
"Fuí toda una celebridad en el colegio, padre a los 16
años" (p. 105). La precocidad, que aún con más fuerza se
hace sentir a partir del alumbramiento, irá acompañada por
un desmoronamiento tanto físico como psicológico del
personaje femenino, a la par que el adolescente va
reemplazándola en sus labores domésticas, y en la crianza
del niño, consolidando una verdadera posición "maternal".
Ella, que ha empezado a salir con otros hombres, se
envicia por la cocaína, y ante la indiferencia del joven,
cuyo mundo ahora gira sólo alrededor de su hijo, abandona
el hogar.
Es así, como en el desenlace, se resuelve la principal
antinomia del cuento. Si el título "Maternidad" hace
pensar en la figura femenina, encarnada durante el relato
en el personaje de Patricia, será en realidad con el
desarrollo de la trama, como llegará a observarse que la
maternidad se produce en un plano psicológico: el enorme
deseo de tener un hijo y vivir para éste, que lleva al
precoz adolescente "rebelde sin causa", a realizar su
"afirmación de vida", sustituyendo a la madre (que toma la
posición del típico padre irresponsable, llegando tarde a
casa, pasado de tragos), al encargarse tanto del cuidado
de la casa como del bebé, con quien se porta excesivamente
tierno.
Así pues, el lector atento encontrará en "Maternidad" una
ironía, precocidad y rebeldía que mucho tienen que ver con
la "visión de mundo" del autor, plasmada en el monólogo
interior del personaje principal; tal vez, el cínico tono
del texto y su final, sean la mejor fuente para apreciar
directamente dichas características (Op. cit. p. 107):
Cuando regresaba, nunca conversábamos. Se
tiraba por ahí, sin dormir, o a oír música.
Supe que estaba metiendo droga. Me importó un
comino. Conseguí una hipodérmica desechable,
con mi amigo Gómez un gramo de la mejor cocaína
y una noche la esperé. Llegó muy tarde,
cayéndose de la borrachera, bajando de todas
las trabas. Yo la recibí, le sobé su cabecita
hasta que se quedó dormida en mi pecho.
Preparé la cocaína, tomé uno de sus brazos,
cuando lo estiré y palpé sus buenas venas abrió
los ojos, y me miró, perpleja. Yo le sonreí.
Creo que le inyecté medio gramo, en empujaditas
leves. Ella hizo caras y risitas y yo sentí
celos: nunca se portó así con mis orgasmos.
Luego se levantó y comenzó a saltar por toda la
casa, puso el estéreo a todo volumen y a mí no
me importó que despertará a Augusto. Yo reí con
ella.
Hace días que no la veo. Se fue a paseo creo
que a San Agustín, con una manada de gringos.
Espero que no vuelva, que se muera o que reciba
allá su merecido. Yo he terminado sexto con
todos los honores, leo comics y espero con mi
hijo una mejor época.
3.4. "El Tiempo de la Ciénaga": a la saga de
Angelita, Miguel Ángel y otros personajes.
"El Tiempo de la Ciénaga" es el último de los relatos de
su libro "Berenice" (p. 111-136), que se tomó como punto
de partida para el análisis de la obra cuentística del
autor, por las razones explicadas en la introducción de
este trabajo. Vale la pena anotar que éste cuento hace
parte de una trilogía, publicada bajo el título de
"Angelitos Empantanados o Historias para Jovencitos" en
"Destinitos Fatales" (Op. cit. p. 133-208). Además de "El
tiempo de la Ciénaga", dicha trilogía está compuesta por
los cuentos "El Pretendiente", y "Angelita y Miguel
Angel".
Los tres relatos poseen relaciones intratextuales con su
cuento "Berenice", relación que se observa más fuerte en
"Angelita y Miguel Ángel"; el palimpsesto así conformado
fue estudiado a fondo en el numeral 3.1. Dicha pareja de
adolescentes protagoniza los tres cuentos; al mismo
tiempo, personajes secundarios como Danielito Bang, Solano
Patiño y Carevaca, aparecen en forma recurrente en estas
historias.
Igualmente, hay caracteres que se hallan tanto en los
"Angelitos Empantanados", como en otros cuentos del autor:
tal es el caso de Edgar Piedrahita, el gran amigo de "El
Atravesado", quien como se recordará, le enseña a pelear
al joven protagonista de la historia; Edgar Piedrahita
también aparece en "El Pretendiente" como integrante de un
"grupo de madrugadores del San Juan Berchmans": Solano
Patiño, Danielito Bang, el propio Edgar Piedrahita y
Miguel Angel Valderrama Ríos, quien relata la historia:
"El único que terminó bachillerato fue Héctor Piedrahita
Lovecraft. Los demás, topamos con la fatalidad".
En forma similar, la Patricia de "El Atravesado", es sin
lugar a dudas la inspiradora de "Patricialinda", y
también, la misma Patrica de ¡que viva la música!. A
continuación, un seguimiento a este personaje, que llegó a
convertirse en una obsesión del universo caicediano:
Que cuando conocí a Patricialinda me acostaba
bien temprano sólo pa tener más tiempo de
pensar en ella, antes de que me diera sueño y
me durmiera. Si me fuera pa los llanos,
¿lloraría Patricialinda?... que si ella hubiera
sabido que al dejarme me iba a dejar sin saber
pensar más en la gente, mejor no me hubiera
dejado, hubiera hecho un último esfuerzo,
¿cogerme de la mano?
Tomado de "Patricialinda" en "Destinitos
Fatales" Op. cit. p. 94.
En mi clase todo el mundo comenzó a hablar de
peladas de un momento a otro. Y yo me mantenía
solo en los recreos porque yo no sabía nada de
eso, y era barro mano, no sé qué le pasó a la
gente que dejó de pelear de un momento a otro,
y todo el mundo se mantenía con cara de tonto,
escribiendo cartas y güevonadas en el tablero,
flores y corazones y nombres de peladas. La
otra vez un mancito nuevo escribió "Patricia" y
al lado mi nombre, y lo encerró todo en un
corazón. Yo, sin entender nada, fui y le di su
tote y no volvió a joder más con eso.
Tomado de "El Atravesado", en "Berenice", Op.
cit. p. 48.
"Bien venidos -dijeron-. Buena música.
Coincidimos".
"Lo que podría indicar un rumbo común para este
día, ¿no? ¿Cuántas rumbas hay?".
"Tres", me respondieron. "Una donde Patricia
la linda (que era malvada con los hombres),
otra donde el flaco Flores que acaba de llegar
de USA y trajo un montón de discos, y la última
sin sitio fijo: la gente se reúne en el parque
del viejo teatro Bolívar y allí se decide40.
40CAICEDO, Andrés, "¡que viva la música!", Bogotá, Plaza &
Janés, 4a ed., 1990, p. 31.
Los anteriores, entre otros tantos, son ejemplos que
apuntan a demostrar la hipótesis que se había planteado
desde un principio: Andrés Caicedo escribió sus cuentos y
su novela como partes de una obra total, en la que se
entretejen múltiples relaciones, intertextuales,
psicológicas y temáticas.
Los personajes, que aparecen en diversos cuentos y en la
novela, llegan a conformar un mundo: son protagonistas de
historias urbanas, son todos adolescentes en contravía con
su sociedad, algunos rebeldes, otros tímidos y llenos de
temor, como los Angelitos Empantanados de los que nos
ocuparemos a continuación.
Angelita y Miguel Ángel conforman una pareja de novios,
estereotipo de la burguesía, que sienten una gran
curiosidad por los bajos mundos, a los que descienden
atraídos por el encanto de lo desconocido. De su seguro
mundo del norte, vigilado siempre por la policía, irán a
parar a los populares barrios del sur, en donde el
reconocimiento de personajes lumpescos y situaciones
grotescas, los conducirá a un rechazo del sistema social,
que causará su encierro o su muerte.
En "El Tiempo de la Ciénaga", el destino de los personajes
se encuentra marcado por la yuxtaposición de sus estratos
sociales; la aventura de ir a cine a uno de los teatros
del sur, hará que Angelita y Miguel Ángel entren en
contacto con tres jóvenes pertenecientes a este mundo del
esperpento: el Mico, el Indio y el Marucaco (p. 122):
Había uno lleno de granos y otro mueco, el
tercero si tenía la piel lisa, era moreno y
cuajado, hasta buen mozo, se quedó mirándome y
me preguntó: "¿ustedes son del norte, verdad?",
sí, por qué, le respondí yo, "se les nota no
más", dijo el granujiento y yo me reí, Angelita
fue la que dijo pero nos gusta ver cine por
acá, y ellos se rieron y nos ofrecieron
cigarrillos.
La amistad así iniciada, hace que la inocente pareja
invite a estos personajes, para que conozcan su mundo. Ya
en el lujoso norte, al darse cuenta que la brecha social
es insalvable, quieren safarse de ellos, pero terminan
siendo víctimas de su aventura: Al ser rechazados por
Angelita, los lumpescos Mico, Indio y Marucaco la
apuñalan, y ella muere ante la cobarde mirada de Miguel
Ángel, quien huye de la escena. Días más tarde, morirá a
manos de los mismos personajes, en su propia casa.
Finalmente, resulta interesante recordar cómo en "El
Atravesado" el protagonista le cuenta a un interlocutor
ficticio su edad de oro como peleador callejero, con el
tono de "Rebelde sin Causa", y una evidente nostalgia de
los sesentas, en medio de los ambientes duros del Sur de
Cali y el espíritu de las "galladas". Es decir, en "El
Atravesado" quien narra es portador de la violencia,
mientras que en "El Tiempo de la Ciénaga" el narrador,
Miguel Ángel, y su novia Angelita (los personajes
principales del cuento) son víctimas de ella.
4. "¡que viva la música!"41: UNA PROPUESTA CULTURAL
A TRAVES DE LA RELACION MUSICA - LITERATURA.
"¡que viva la música!" (1977) es la única novela que
Andrés Caicedo concluyó, obra que como se verá tiene
méritos suficientes para asegurarle un espacio más allá de
la narrativa colombiana, en el contexto latinoamericano,
dadas las connotaciones histórico-culturales plasmadas en
ella.
La novela, en parte construida con base en intertextos de
canciones de música "salsa", es un relato alegre en la voz
de María del Carmen Huerta, quien desde el monólogo
interior hace un recuento de su vida, inscrita en medio de
los conflictos generacionales de los años sesenta: la
"cultura del rock", la moda psicodélica, la liberación
sexual y el mundo de los alucinógenos.
41 Tal es el título original de la novela. Sobre la
importancia del mismo, y sus connotaciones, se
habla en el numeral 4.1.2.
La llegada desde las antillas de la música salsa, posee
una influencia decisiva en el desarrollo de la obra,
constituyéndose en la esencia misma de la novela.
La trama tiene lugar en el interior, y en ocasiones
privilegiadas, en las afueras de una ciudad, pues ante
todo ¡que viva la música! es una novela urbana.
Se trata, al igual que en los cuentos y narraciones cortas
del autor, de la ciudad de Cali "la sultana del Valle", en
donde un cruce de razas, sincretismo cultural del que se
hablará más adelante, puede palparse en forma intensa con
el simple hecho de subirse a un bus, tal como sucederá en
la novela, en un viaje hacia Jamundí.
Las relaciones entre la obra cuentística de Caicedo y ¡que
viva la música! son múltiples. Si bien los conflictos
planteados son los mismos, la diferencia acaso subyace en
que en la novela existe una propuesta política y cultural
mucho más estructurada.
La técnica narrativa del Flash back, ya analizada en
algunos de sus cuentos (numeral 3.2.1.2.) es empleada en
determinadas partes de la novela; la alusión a Poe
(numeral 3.1) presente en "Berenice" y "Los Angelitos
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La Obra Narrativa de Andrés Caicedo

  • 1. PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE LITERATURA SANTA FE DE BOGOTA, 1995 LA OBRA NARRATIVA DE ANDRES CAICEDO ALVARO HERNAN PESCADOR RODRIGUEZ Monografía presentada como requisito para obtener la Maestría en Literatura Director: Alvaro Pineda Botero PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE LITERATURA SANTA FE DE BOGOTA, 1995
  • 2. PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES RECTOR DE LA UNIVERSIDAD Gerardo Arango Puerta, S.J. DIRECTOR DE LA FACULTAD Oscar Mejía Lijano, S.J. DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO Cristo Rafael Figueroa Sánchez DIRECTORA POSGRADO EN LITERATURA Luz Mary Giraldo de Jaramillo DIRECTOR DE LA MONOGRAFIA Alvaro Pineda Botero
  • 3. DEL REGLAMENTO DE LA UNIVERSIDAD: Artículo 23 de la resolución No 13 de Julio de 1946: "La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus alumnos en sus trabajos de tesis, sólo velará porque no se publique nada contrario al Dogma y a la Moral Católica, y porque las tesis no contengan ataques o polémicas puramente personales, antes bien se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia".
  • 4. AGRADECIMIENTOS El autor expresa sus agradecimientos a las siguientes personas: A Álvaro Pineda Botero por su constante guía e inmejorables consejos, por colocar toda su experiencia e interés en el desarrollo de esta investigación. A Gloria Zarama por su amable atención en la Biblioteca Luis Angel Arango de Bogotá. A Tamara Andrea Peña y Marcela Castro, por su apoyo e interés en esta obra. A Karen Ángel quien regresó como caída del cielo, por su invaluable ayuda en la conversión informática de los archivos, e impresión del documento final. A mis padres, por soportar mis locuras durante el desarrollo de este proyecto. A todas las personas que de una forma u otra hicieron posible la realización de este sueño.
  • 5. PLAN DE TEMAS Pag. INTRODUCCION .......................... 9 1. LA VIDA Y LA OBRA DEL AUTOR ........... 13 1.1. La Plaza de Caicedo ................... 14 1.2. El Cine-Club de Cali .................. 15 1.3. La Literatura Urbana .................. 17 1.4. La Generación Literaria ............... 23 2. ACOGIDA Y DESACOGIDA DE ANDRES CAICEDO POR LA CRITICA COLOMBIANA ..... 31 3. BERENICE: ANALISIS DE CUENTOS TIPICOS . 37 3.1. Berenice, Un Intertexto Cinematográfico 37 3.1.1. Berenice y la transtextualidad ........ 45 3.1.2. Intratextualidad y autoconciencia ..... 46 3.2. El Atravesado: recuperación de la oralidad ............................. 52 3.2.1. La técnica narrativa ................. 53 3.2.1.1. El Monólogo interior ................. 53 3.2.1.2. Uso de técnicas cinematográficas ..... 55 3.2.1.3. La supresión de los interlocutores ... 59 3.2.2. El Manejo del lenguaje ............... 60
  • 6. Pag. 3.3. Maternidad, una Visión de Mundo............... 67 3.4. El tiempo de la ciénaga: a la saga de Angelita, Miguel Angel y otros personajes .............. 75 4. "¡que viva la música!": UNA PROPUESTA CULTURAL A TRAVES DE LA RELACION MUSICA-LITERATURA .... 81 4.1. Relaciones entre Música y Literatura.. 83 4.1.1. Antecedentes Histórico-Culturales en el Contexto Afrocaribe ................... 83 4.1.2. Relaciones entre música y literatura al interior de "¡que viva la música!".. 86 4.2. "¡que viva la música!", una Novela Urbana .......................... 95 4.3. Aspectos Político-Sociales ........ 103 4.4. La Técnica Narrativa en "¡que viva la música!" ....................... 110 CONCLUSIONES ...................... 115 BIBLIOGRAFIA ......................
  • 7. A las dos Alexandras, por nuestras noches de Salsa en Bogotá - Son Salomé Este monografía se encuentra protegida por Derechos de Autor en Colombia y otros países signatarios de protocolos internacionales de Propiedad intelectual - Copy Right ©, 1995. El texto ha sido empleado por el Autor para la elaboración del libro “Andrés Caicedo Boom o Perpetuidad”, en propuesta de publicación por la Editorial Serpiente Emplumada, Bogotá. Se prohíbe su reproducción parcial o total en cualquier medio, y para fines académicos puede ser citado reconociendo los debidos créditos.
  • 8. "... Pero esa presencia no era la del momento que el perro vivía, sino la de la hora que el Señor había encontrado por accidente; el fuego se apagó en sus entrañas, no pudo creer más en el retorno de su exaltación juvenil, maldijo la noción de la madurez y la identificó con la corrupción; maldijo la ciega voluntad de acción que un día le había alejado y, ahora, separado de la única eternidad posible: la de la juventud". Carlos Fuentes, "TERRA NOSTRA".
  • 9. INTRODUCCION Tras la muerte de Andrés Caicedo (Cali, 1951-1977), quien apenas tuvo tiempo para recibir el Premio Nacional de Colcultura a la mejor Novela (1977), la crítica colombiana tuvo la oportunidad de conocer el trabajo de un escritor y crítico de cine, que desde años atrás era reconocido en Cali. Caicedo no sólo fue miembro fundador del Cine-Club de Cali, sino que fue fundador y director de "Ojo al Cine", la revista más importante sobre crítica cinematográfica que se ha publicado en Colombia (1973-1975). Sin embargo, es por su actividad como escritor, que Andrés Caicedo logra ser reconocido en el panorama cultural colombiano. En su narrativa, se destaca por ser un cuentista contundente. A los 19 años, con "Los Dientes de Caperucita", fue ganador de un premio latinoamericano de cuento, organizado por la revista "Imagen" de Caracas. A pesar de esto, es común observar que cuando la crítica se refiere a "la obra" de Caicedo, lo hace casi exclusivamente sobre su novela. La aparición, en el panorama cultural colombiano, de "¡que viva la música!", causó diversas manifestaciones, que han ido desde el
  • 10. certero rechazo, hasta la encomiada alabanza. La verdad, es que el autor ha dado bastante de qué hablar. Ante una "crítica polarizada entre las defensas a ultranza de la persona de Andrés Caicedo por parte de sus simpatizantes, y los ataques en un plano ideológico o psicológico por parte de sus impugnadores", perdiendo ambos una auténtica relación con su obra, y con lo estríctamente literario, ha surgido el presente trabajo. Los críticos de literatura colombiana, casi exclusivamente se han ocupado de Andrés Caicedo, como novelista. No solo se han dado juicios de valor sobre el novelista sin atender a su obra, sino que se ha desconocido al cuentista, la otra gran faceta que Caicedo tenía como escritor. Por tal motivo, esta monografía quiere ofrecer un panorama sobre la totalidad de la narrativa caicediana. Hay, además, otra razón para hacerlo. Tal como se verá, tanto los cuentos del autor, como su novela, hacen parte de una misma inquietud cultural, en la que incluso se encuentran personajes comunes, en varios de los relatos. En esta Obra Total, cada una de las narraciones encaja perfectamente con las otras; así, la novela se encuentra
  • 11. enriquecida por innumerables relaciones con los cuentos, y estos, a su vez, se hallan concatenados unos con otros. El presente estudio aborda las relaciones cine-literatura y música-literatura, presentes en La Obra del autor vallecaucano. Tras realizar un comentario sobre vida y obra del autor, en el primer capítulo, se observa la influencia de la generación beat en su literatura. Posteriormente, se aclara la no pertenecía al nadaismo colombiano por parte del autor, dado que suficiente se ha especulado a ese respecto. El segundo capítulo, hace un recuento sobre la forma como ha sido recibida la narrativa de Caicedo por parte de críticos, tanto nacionales como extranjeros, rescatando, inicialmente, el aporte realizado por Raymond Williams. El capítulo tercero, aborda la narrativa del autor, a partir de su libro "Berenice" (1978), que anuncia un nuevo estilo en la literatura colombiana, y ponen en entre dicho el límite entre el cuento y la novela corta; en sus narraciones, puede encontrarse la esencia del universo caicediano. A partir de este libro, se exploran relaciones temáticas e intertextuales con las otras series de cuentos del autor: "Calicalabozo", "Destinitos Fatales" y "Angelitos Empantanados", todas reunidas en un libro póstumo, compilado por Luis Ospina y Sandro Romero Rey,
  • 12. que toma por título "Destinitos Fatales" (1985). Así mismo, las relaciones intertextuales que con el escritor norteamericano Edgar Allan Poe, presentan algunos de sus cuentos, y su novela, son estudiadas con base en la teoría que Gerard Genette establece en "Palimpsestos". Aún cuando parte de la producción cuentística del autor, la monografía mantiene el panorama de su obra como un todo; de tal forma, a partir de la relación música- literatura, el capítulo cuarto efectúa un estudio de su novela "¡que viva la música!". En ella, desde el monólogo interior de María del Carmen Huerta, el lector realiza un recorrido por el Cali de finales de los sesenta. El descubrimiento de la ciudad, que la protagonista realiza de Norte a Sur, posee connotaciones que van más allá de la literatura urbana; revibran, y se convierten en metáfora de una realidad social, política y cultural de América Latina. Finalmente, se ofrecen las conclusiones del estudio, observando La Obra como una Entidad Total.
  • 13. 1. LA VIDA Y LA OBRA DEL AUTOR Andrés Caicedo Estela nació en Cali en 1953, y en 1977 fue hallado muerto en la ruta a Buenaventura, por una sobredosis de hongos alucinógenos que fue ingiriendo a la vera del camino. Encontraron su cadáver bajo la sombra de un árbol, con el "Así hablaba Zaratustra" abierto cerca de una de sus manos, y sobre él una manzana ya mordida, que marcaba la página "del hijo y del matrimonio". En el libro de Nietzsche, esta página antecede a la que trata sobre la muerte voluntaria16. Hablar de la vida de Caicedo, es narrar una rauda preparación hacia su muerte. Desde temprana edad se interesó por el cine y la literatura de su ciudad, viviendo su "caleñidad" en forma intensa y apasionada: no puede concebirse la obra de un autor como Caicedo sino en una ciudad rumbera como Cali, cruce de culturas y de razas, de cultivadores de caña y 16 NIETZSCHE, Federico, "Así Hablaba Zaratustra", México, Ed. Epoca S.A., 1979, p. 62.
  • 14. girasol con mineros de Jamundí, y gráciles morenas que contonean sus cuerpos evocando un Pacífico que se encuentra a solo dos horas, por la carretera a Buenventura. 1.1 La Plaza de Caicedo? La plaza central de Cali recibe el nombre de Plaza de Caicedo; Andrés parece un predestinado a caminar por la Avenida Sexta, entrar a cine al teatro Calima, y saborear cremas en el antiguo parqueadero de los almacenes Sears, porque todo esto, por antonomasia, le pertenecía. Caicedo es como la plaza de Caicedo y como su obra. Caicedo es Cali, y es su obra. Su obra depende, hace parte y se inscribe en la ciudad de Cali. A Andrés Caicedo Cali se le metió por la piel: la experimentó, la caminó, la conoció de cabo a rabo; obsesivamente fue sacándole el tuétano, convirtiendo sus desaforadas vivencias en una literatura que encanta por la fuerza e irreverencia de sus personajes, por la sorprendente rapidez con que suceden los hechos, y por el sarcástico desenfreno de una desesperada ironía con la que fue concibiendo a Cali como una metáfora de su propia vida.
  • 15. Desde muy niño, Andrés comenzó a producir. Tal vez ya desde los once años, como bien lo relata en alguno de sus cuentos, empezó a sentir con precocidad ese gusanito de la desesperación, que lo llevaría a refugiarse en la ametrallante impaciencia de su máquina de escribir. A finales de los sesenta, célebre época de la música rock, la moda psicodélica y el mundo de los alucinógenos, se realizan en Cali los festivales estudiantiles de teatro, que permitieron conocer sus primeras piezas dramáticas, entre ellas "La piel del otro héroe" y "Recibiendo al nuevo alumno", también coloca en escena "La Noche de los Asesinos" de José Triana y "Las Sillas" de Ionesco, montajes que coinciden con la publicación de sus primeros cuentos en dominicales de la ciudad. La Sultana del Valle ha sido un medio fecundo, donde la vida cultural ha luchado por abrirse un espacio, y las expresiones juveniles -a finales de los sesenta y principios de los setenta- encontraron una forma inteligente y agresiva de cuestionar su sociedad, utilizando ingeniosos recursos, y todos los posibles excesos, llámeselos cinefilia, precocidad, drogadicción, erudición, o dramaturgia. 1.2 El Cine-Club de Cali Es precisamente en la sala del Teatro Experimental de Cali
  • 16. (TEC), bajo el cómplice apoyo de Enrique Buenaventura, el reconocido autor de "Los Papeles del Infierno", que Andrés funda el Cine Club de Cali. Más tarde será trasladado al Teatro Alameda, y finalmente al de San Fernando, uno de los barrios más conocidos de la ciudad. Allí, todos los Sábados a las 12:30, cineastas, estudiantes contestatarios e intelectuales se daban cita para observar y comentar las películas seleccionadas por Caicedo, muchas veces acompañadas con un amplio material crítico escrito por él mismo. Poco a poco, el público del Cine-Club fue creando una actitud generacional, que junto a la mezcla del rock y la salsa, y los viajes de todo tipo, eran el ejemplo de una juventud reaccionaria con su sociedad, en busca de valores culturales más allá de la burguesía. Su sed de conocimiento por la historia del séptimo arte, lo llevó a recorrer numerosas películas, tanto del cine americano como del europeo. Directores como Alfred Hitchcock, Luis Buñuel, Igmar Bergman, John Huston, Roman Polansky fueron sus favoritos; esto, sólo para nombrar a quienes serían los imprescindibles dentro de aquel ambiente en el que fue construyendo el sueño de Caliwood, plasmado en los Studios del Río de su cuento “Los
  • 17. Mensajeros”. Así pues, la influencia del cine dentro de su trabajo literario es fundamental. Recordemos que paralelamente a su actividad como director del Cine-Club (junto a Luis Ospina, Hernando Guerrero y Ramiro Arbeláez) Caicedo se encargó también de la dirección de la revista "Ojo al Cine", en la que al desarrollar su labor de crítico debía recrear el film que había degustado en la butaca, poniendo a prueba así el arte de su escritura; tal fue su dedicación a dicha publicación, que llegó a convertirse en la revista de crítica cinematográfica especializada más importante de Colombia. Hoy en día, una publicación de este género brilla por su ausencia en el horizonte cultural colombiano. Luego de un frustrado intento por llevar al cine su guión de Angelita y Miguel Angel, codirigido por Carlos Mayolo (1972), Andrés prosiguió tenazmente con su trabajo literario. 1.3. La literatura urbana 1969 es el año en el que, de acuerdo con las fechas de sus escritos, Caicedo logra imponerse una disciplina de
  • 18. trabajo. Además de los cuentos producidos, dos borradores de una novela y algunos guiones para cine, es este el año en que escribe siete versiones del cuento "Los Dientes de Caperucita", con el que ganaría el Concurso Latinomericano de la revista "Imagen" de Caracas, a los diecinueve años. Por esta misma época construye los relatos de sus angelitos empantanados (o historias para jovencitos) en donde introduce a Angelita y Miguel Angel, personajes que serán recurrentes en varias de sus narraciones. Todos estos trabajos los pensaba publicar en un extenso libro que llevaría por título Calicalabozo. A juzgar por los hallazgos que Sandro Romero Rey y Luis Ospina encontraron en su casa, al quitar el candado del baúl en donde sus padres celosamente guardaban los escritos aún no publicados después de su muerte, el contenido de tal libro no llegó a completarse en vida del autor. Arrobado por los libros enormes como la Terra Nostra de Carlos Fuentes y los cuentos completos de Edgar Allan Poe, que en traducción de Julio Cortázar cargaba para todos lados, tal como lo narra en su cuento "Destinitos Fatales", Caicedo siempre soñó en conformar una obra total, que comenzó a elaborar desde los once años: es en esta insólita precocidad donde ya se delata la férrea disciplina con la que desde temprana edad quiso formar a
  • 19. un lector culto para así, siguiendo a Barthes, (1974, p. 63) poder plasmar en su obra problemas culturales. Vale la pena anotar que entre los fólderes de sus escritos, Luis Ospina y Sandro Romero encontraron uno, que contenía comentarios de más o menos una cuartilla de extensión, sobre cada uno de los libros que había leído. El folder resultó bastante voluminoso, y en sus notas, los amigos y reconocidos investigadores del autor, pudieron seguir la huella de un plan de lecturas impuesto desde la niñez, en el que se nota el impacto de las obras de Mario Vargas Llosa (en especial "La ciudad y los perros" de la cual hizo una extensísima adaptación para el teatro), James Joyce, de quien aprendió la maestría en el uso del monólogo interior empleado en la narración de "¡que viva la música!", y una marcada admiración tanto por Edgar Allan Poe como por H. P. Lovecraft, dentro de su reconocida obsesión por lo macabro. Calicalabozo es el nombre que Caicedo siempre quiso para su compilación de cuentos, una vez publicados. Por esto, llama la atención que Luis Ospina y Sandro Romero Rey, hayan reunido sus cuentos bajo el título de "Destinitos Fatales", pues los mismos investigadores, manifiestan en
  • 20. el Prólogo de "Destinitos Fatales"17, que entre las notas encontradas hallaron varios proyectos de unificación de sus relatos "siempre bajo el mismo título". Inclusive se encontró el proyecto de reunir todos sus cuentos, "¡que viva la música!", "El Atravesado" y "Angelitos Empantanados" en un solo volumen. El título de Calicalabozo habla por sí mismo, sobre la sensación de obligado encierro que le producía su ciudad natal. Cuenta Luis Ospina que cuando alguien le preguntaba a Andrés "¿Vé, y vos que has hecho?" él respondía "sufrir incansablemente", tal como contesta un personaje enfermo de cáncer en la película Gritos y Susurros de Igmar Bergman. Andrés llevaba su desespero a todas partes; en 1974 viajó con su sensación de "Calicalabozo" a los Estados Unidos, con cuatro guiones de largometraje escritos por él, con el firme propósito de vendérselos a Roger Corman, quien había filmado una película con Vincent Prince, cuya traducción al español ¿cuestiones del azar?, fue "Destino Fatal". Los guiones que habían sido traducidos al Inglés por su 17CAICEDO, Andrés, "Destinitos Fatales", Bogotá, Oveja Negra, 1988, 326 pp.
  • 21. hermana, nunca llegaron a manos de dicho productor, el mismo que había llevado los cuentos de Edgar Allan Poe al cine. Sin embargo, el viaje no fue en vano. Además de darse gusto viendo todo el cine que quiso en Los Angeles y Nueva York, consiguió las grabaciones solo para coleccionistas de los Rolling Stones, reafirmó su alocada pasión por el blues, e inició la redacción de un diario que pretendía convertir en novela y que se llamaría "Memorias de una cinesífilis". Además, empezó la redacción de "¡que viva la música!", única novela que terminó. En 1975, a su regreso de Estados Unidos, publicó, con el patrocinio de su madre, "El Atravesado", narración que se halla entre los límites del cuento y la novela. El propio Andrés diseñó la carátula de este libro, que incluye el cuento "Maternidad", basándose en la portada de una grabación no autorizada de los Rolling Stones. El libro tuvo un relativo éxito a nivel local. La angustia y desaliento del escritor tocaron fondo, y a pesar del humor negro que siempre lo caracterizó para afrontar sus dificultades, durante esta época tuvo dos intentos de suicidio. Al pensar en los títulos de "Calicalabozo" y "Memorias de una cinesífilis", y observar su vida, podría decirse que
  • 22. para escribir Andrés Caicedo necesitaba sentirse "enfermo de la desesperación", o estar "sufriendo incalculable- mente". Cali, "la sucursal del cielo", capital de la alegría, lo sumió en la desesperación. A pesar de ello, sus relatos se caracterizan por un excelente humor negro; hay siempre en ellos una irrefrenable pasión juvenil, que deja traslucir una frescura mordaz, un gusto picante por la vida. Inclusive, sin temor a equivocarnos, podríamos afirmar que el único lugar donde Caicedo se sintió a gusto fue en Cali, caminando por la Sexta o entrando a dirigir el Cine-Club de San Fernando. El clima, y "las peladas", le fueron reconfortantes para ayudarle a morir a gusto. "Que jartera morirse en Bogotá, con esa mierdita de lluvia", escribe en alguno de sus cuentos. Hizo todo lo posible para que ello no sucediera.18 Se cortó el pelo a navajazos, desesperó otro poquito, sonrió para los periódicos, entregó su novela a Colcultura, se dejó entrevistar por la televisora nacional, y regresó a Cali a cumplir una cita ya pactada con la muerte, tal como proféticamente lo narrara en las páginas de su novela.
  • 23. 1.4. La Generación Literaria No es posible pasar los años sesenta sin observar la influencia de Jack Kerouac y novelas como "Los Vagabundos del Dharma" y "El Angel Subterráneo" (The Subterrans), dejar de hablar de esa extraordinaria novela que ridiculiza los perjuicios sexuales: "Almuerzo al desnudo" (Naked Lunch) de William Borroughs, y en general, del impacto que a través de la literatura significó en norteamérica la aparición de la generación beat. Los beatniks, se constituyeron en un tipo de repulsa contra el American Way of Life; fueron un grupo de escritores del camino, poetas visionarios del modo de vida on the road, y para muchos, profetas que con su literatura rompieron con la tradición victoriana inglesa, teniendo consecuencias sociales mucho más amplias de las que con sus experiencias lograron Carlos Williams y Ezra Pound. Allan Ginsberg y William Borroughs son, sin lugar a dudas, los padres de la corriente19. Mientras que Bokrroughs, mentor de Ginsberg, publica su novela Nacked Lunch en 18 “Destinitos Fatales”, Op. Cit., p.22. 19 RANDALL, Margarita, "Jack Kerouac y los beatniks", Magazín Dominical El Espectador, No 529, p. 3.
  • 24. 1957, ya en 1956 Ginsberg había publicado su poema Howl, dedicado a su amigo Carl Salomon, compañero de aventura intelectual, poeta, amigo, y ser humano. La primera edición (1956), publicada por City Ligths en San Francisco, fue inmediatamente recogida por la policía de la ciudad, bajo la acusación de obscenidad. Ginsberg llevó el caso a una corte del estado de California alegando su derecho a libre expresión; ganó el caso, y la actuación de la policía solo sirvió para darle una inmensa popularidad al libro, del que inmediatamente se vendieron 60.000 ejemplares. Howl ("Aullido") inició así la ruta de un camino que sería transitado por una parte de la juventud americana, conocida como la generación beat. Jack Kerouac, amigo de Ginsberg, es el responsable del vocablo Beatniks o Beat. La palabra es un juego entre dos sentidos: beat (golpear, llegar primero, tener un ritmo) y beat en relación a la beatitud, a lo espiritual, pues recibieron y en especial Kerouac, gran influencia de oriente, concretamente del Budismo Zen. Los beats se dejaron crecer el cabello, calzaron sandalias, fumaron marihuana y llegaron al high en las
  • 25. drogas. Viajaron clandestinamente en tren, o haciendo auto stop por todo el país, y se hicieron conocer leyendo sus poemas de costa a costa, buscando siempre un contacto más cercano con la naturaleza. Políticamente eran pacifistas, actitud que heredaron tanto de Whitman como de Thoreau. Muy pronto los beats se multiplicaron, y tuvieron una multitud de imitadores, dentro de los cuales aparecieron algunos escritores importantes. Su subcultura no debe confundirse con el movimiento hippie, mucho más reciente, que poco a poco fue perdiendo la filosofía. Las drogas que utilizaron los beats (marihuana, peyote, mescalina) los llevaron a un estado de contemplación y reflexión consigo mismos y comunión con la naturaleza, en contraste total con las alucinaciones producidas por el LSD, utilizadas por los hippies, mucho más fuerte y dañino para el cerebro. Los poetas beats estuvieron en continuo contacto con el sufrimiento humano y con el dolor, y su solución a todos los problemas consistía en aplicar un amor que lo englobara y lo comprendiera todo. Sus poemas constituían el reconocimiento de la verdad y la belleza, en toda la naturaleza y en cada uno de los actos humanos.
  • 26. En algunos países existe la tendencia a agrupar a los poetas norteamericanos de los sesentas y sus alrededores bajo la denominación beat. Probablemente ello se deba a que los beat recibieron un buen trato por parte de los medios informativos, ya que el orden establecido los encontró bastante pintorescos como para convertirlos en "producto de exportación". La influencia de Jack Kerouac y los escritores de la generación beat llega a la literatura latinoamericana a mediados de los sesenta. En México pueden seguirse sus huellas en los llamados escritores de la "onda", entre los cuales se destaca la novela "Final en Laguna" de José Agustín, en la que muchos lectores pierden la cuenta del número de cigarrillos de marihuana que se fuman sus protagonistas. En Colombia, es innegable el influjo que tiene sobre el nadaismo, aunque desafortunadamente el movimiento colombiano nunca llegó a tener los soportes filosóficos que inspiraron a los beats. Dentro de este ambiente, y teniendo en cuanta las influencias de Vargas Llosa, en cuanto a la literatura urbana y los protagonistas jóvenes, Joyce, por el uso del
  • 27. monólogo interior20 y Poe, en su obsesión por lo macabro, la literatura de Caicedo surge en la década de los setenta, cuando en la narrativa colombiana se destacan entre otras las siguientes novelas: "Cola de Zorro" de Fanny Buitrago (1970). "Viaje a la claridad" de Fernando Soto Aparicio (1971) "Dabeiba" de Gustavo Alvarez Gardeazabal (1972). "Aire de Tango" de Manuel Mejía Vallejo (1973). "El bazar de los idiotas" de Gustavo Alvarez G. (1974) "El Otoño del Patriarca" de Gabriel García M. (1975). "Sin nada entre las manos" de Héctor Sánchez (1976). "¡que viva la música!" de Andrés Caicedo (1977). "Los sueños del poder" de Flor Romero de Nohra (1978). "Años de Fuga" de Plinio Apuleyo Mendoza (1979). Entre las novelas que fueron publicadas en 1977, y que por lo menos vale la pena mencionar, se encuentran "Juego de Damas" de R. H. Moreno-Durán, "La otra raya del tigre" de Pedro Gómez Valderrama, "El Titiritero" de Gustavo Alvarez 20"Sal del fondo de tu ser, y con tus ojos muy abiertos lánzate al mar del lenguaje. Relata la historia verdadera del mundo en monólogo interior". KEROUAC, Jack, "Visiones de Cody", Colección el espejo de tinta, Barcelona, Grijalbo, 1975.
  • 28. Gardeazabal, "Mi revólver es más largo que el tuyo" de Alberto Duque López, y "Cachaco, Palomino y gato" de David Sánchez Juliao. En "Una Década de la Novela Colombiana", Raymond Williams21 da su concepto de "¡que viva la música!", en relación con las otras novelas de los setenta, en la siguiente forma: ¡Que viva la música!" es la novela que mejor expresa y sintetiza las ambigüedades culturales de Colombia entre las obras publicadas durante la década. Caicedo se balancea delicadamente en el filo de una cultura en crisis; ni Caicedo ni su protagonista encuentran soluciones a estas ambigüedades, a la crisis o a las contradicciones, pero las experiencias creadas por el autor figuran entre las más intensas de la ficción colombiana reciente. En cuanto a su técnica narrativa es una novela de increíble madurez artística para ser la primera de un autor de venitiseis años. Caicedo ha concebido la obra total con la presición y nitidez de un García Márquez o de un Alvarez Gardeazábal. Aunque los elogios de Williams parecen desmedidos, al comparar la obra de Caicedo con las de García Márquez y Alvarez Gardeazábal, el lector que entre en contacto no sólo con la novela sino con sus cuentos, observará que las 21WILLIAMS, Raymond Leslie, "Una década de la novela colombiana: la experiencia de los setenta", Bogotá, Plaza & Janés, 1981.
  • 29. palabras de Williams son fieles a una realidad por la que Andrés Caicedo siempre trabajó: elaborar una obra total, en la que los personajes que en forma recurrente aparecen en sus narraciones, dieran cuenta de una juventud en crisis con su sociedad. Así mismo, muestra la agitada vida de los años sesenta, la liberación sexual y la cultura del rock, en forma similar a como lo harían los escritores de la "onda" en México. De otro lado, vale la pena señalar que en ningún momento Andrés Caicedo hizo parte del movimiento nadaista colombiano. Mucho se ha especulado a este respecto, y en realidad lo único que tiene en común es su radical epáter le burgueois (escandalizar al burgués) actitud crítica ya presente en el modernismo francés. Andrés Holguín22 llamó al nadaismo "una subversión estética que puso todo en duda: Dios, la sociedad, el establecimiento, las sanas costumbres, la tradición e incluso la literatura... un intento por desquiciar los valores aceptados, tanto en poesía como también en política, filosofía y moral". 22HOLGUIN, Andrés, "Antología crítica de la poesía colombiana", Bogotá, Tercer Mundo, 1979, p 165.
  • 30. Periódicos como EL TIEMPO, críticos como Juan Gustavo Cobo Borda23, y hasta el mismo presidente Alfonso López Michelsen24 dieron publicidad al movimiento nadaísta, que con expresiones rudas, algunas veces ingeniosas y otras grotescas, logró escandalizar a una sociedad hipócrita y pacata. Por el contrario, Andrés Caicedo trabajó en solitario, desde el silencio de su habitación, fuera para producir la quinta versión de algún cuento que aún no considerara valiera la pena publicar, o para expresar sus puntos de vista sobre algún film en "Ojo al Cine", la revista en la que de nadie dependía para lograr un artículo, pues el mismo fue su fundador y director. 23COBO BORDA, Juan Gustavo, "El Nadaísimo: 1958-1963" en Manual de Literatura Colombiana, vol 2 Procultura, Bogotá, p. 195 - ss. 24LOPEZ MICHELSEN, Alfonso, "Doblan las campanas por los conceptos obsoletos", en L.D. de El Tiempo, Bogotá, Dic. 21 de 1980.
  • 31. 2. ACOGIDA Y DESACOGIDA DE ANDRES CAICEDO POR LA CRITICA COLOMBIANA La tradición literaria colombiana ha juzgado la obra caicediana más con a prioris morales que desde la narrativa misma, lo que no ha permitido realizar un estudio objetivo sobre el autor. María Dolores Jaramillo en su ensayo "Andrés Caicedo: notas para una lectura", se queja de este hecho: En las distintas universidades del país se han desarrollado ciclos de conferencias sobre la obra de Caicedo. La biblioteca Luis Angel Arango realizó mesas redondas y publicaciones sobre la narrativa de los años setenta. En diferentes ciudades la crítica se ha polarizado entre las defensas a ultranza de la persona de Andrés Caicedo por parte de sus simpatizantes y los ataques de sus impugnadores en un plano ideológico o psicológico, perdiendo unos y otros la perspectiva del análisis literario de la obra25. 25JARAMILLO SALAZAR, María Dolores, "Andrés Caicedo: notas para una lectura", Revista Universitas Humanística, Bogotá, Universidad Javeriana, Vol. 15, No 25, p. 40.
  • 32. Los análisis, incluido el que aquí se cita, hablan de "un escritor promisorio que no alcanzó la madurez literaria" (Op. cit, p.48) y se han centrado casi exclusivamente en su novela ¡que viva la música!, de la cual críticos literarios tan reconocidos como Juan Gustavo Covo Borda, han afirmado: Pese a la autenticidad de su contenido "apocalíptico" la novela no se salva de cierto enclaustramiento en una problemática enlocada, sin perspectiva, por lo que hasta su valor documental se halla limitado histórica-cultural y geográficamente26. César Valencia Solanillo en "La novela colombiana en la modernidad" acuña el siguiente comentario: Caicedo indaga elementos específicos de una problemática social contemporánea, su obra hace un planteamiento de la marginalidad de ciertos sectores que se identifican en la música como expresión de búsqueda de identidad individual y colectiva, desarraigo existencial, descontento con una realidad vacía, violenta, sin rumbo27. Pero es sólo hasta el estudio realizado por Raymond L. 26COVO BORDA, Juan Gustavo, "La novela colombiana después de Gabriel García Márquez", Bogotá, Norma, 1983. 27JARAMILLO, Samuel, "La lucidez del sonámbulo", en Gaceta No 27, Bogotá, Colcultura, 1980, p.22.
  • 33. Williams sobre la narrativa colombiana en la década de los setenta, que se hace un análisis a fondo por parte de la crítica sobre la novela de Caicedo; Williams afirma: Madurez artística parece ser la primera característica del autor... ¡que viva la música! capta las ambigüedades y las crisis culturales de Cali y América Latina con una sutileza refinada y un impacto avasallador que la hace una de las novelas más destacadas de la década. Uno de sus múltiples aciertos es la estructura total, tan cuidadosamente concebida alrededor de la escena alegórica al final. Hasta esa escena, la novela es comprable a la producción de los escritores de "la onda" en México para los que el arte de la prosa es un fenómeno cultural de una generación específica. También hay ciertas semejanzas en el empleo del lenguaje de una juventud. Pero al experimentar esa escena todo lo anterior cobra nuevo valor y la novela de Caicedo pasa de un testimonio entretenido e informativo de la generación de los 6O, a una indagación de la problemática cultural y social que enfrenta Colombia y América Latina28. Como puede verse, todos los estudios realizados sobre Andrés Caicedo hablan exclusivamente sobre su novela. En realidad, la crítica colombiana ha asociado continuamente la obra de Caicedo únicamente con su novela, y solamente hasta el análisis efectuado por Williams, un crítico norteamericano, parece habérsele hecho justicia a ¡que viva la música!. 28Op cit., p. 163.
  • 34. Sin embargo, sobre sus cuentos, además del análisis introductorio que Sandro Romero Rey y Luis Ospina hacen en "Destinitos Fatales"29 y de una breve nota colocada por Harold Kremer a su cuento Maternidad en el libro "Antología del cuento vallecaucano"30, no se han llevado a cabo estudios a profundidad. Ante este vacío de la crítica colombiana, y ante los problemas mencionados atrás, entre otros por María Dolores Jaramillo en el citado ensayo "Andrés Caicedo: notas para una lectura", donde comienza quejándose por una crítica polarizada entre las defensas a ultranza de la persona de Andrés Caicedo por parte de sus simpatizantes, y los ataques en un plano ideológico o psicológico por parte de sus impugnadores, y termina refiriéndose al autor como "un escritor promisorio que no alcanzó la madurez literaria", se hace necesaria una mayor objetividad. Por tal motivo, el presente estudio quiere abarcar la totalidad de la narrativa caicediana, pues tal como se mencionó en el primer capítulo, los cuentos y la novela son parte de una misma inquietud cultural, en la que se 29Op. cit., p. 19-25. 30KREMER, Harold, "Antología del cuento vallecaucano", Cali, Univerdidad del Valle, 1977.
  • 35. encuentran inmersos los mismos personajes. Andrés Caicedo, de acuerdo al material encontrado en los baúles de su habitación después de su muerte ("Destinitos Fatales ", Op. cit, p. 16), diseñó sus creaciones literarias apuntando desde un principio hacia la obra total. En esta obra cada una de sus narraciones encaja perfectamente con las otras; así, la novela se encuentra enriquecida por innumerables relaciones con sus cuentos, y estos se hallan concatenados unos con otros. Este ensayo parte de la producción cuentística de Caicedo, pues quiere llenar un vacío de la crítica en este sentido. Analizará las narraciones publicadas en el libro de cuentos "Berenice"31, que anuncian un nuevo estilo en la literatura colombiana, y ponen en entre dicho el límite entre el cuento y la novela corta; en ellas puede encontrarse la esencia del universo caicediano. A partir de este libro se explorarán relaciones temáticas e intratextuales con las otras series de cuentos del autor: Calicalabozo, Destinitos Fatales y Angelitos Empantanados, todas reunidas como homenaje póstumo en el libro que toma por título "Destinitos Fatales". 31 CAICEDO, Andrés, "Berenice", Bogotá, Plaza&Janés, 1978, 136 pp.
  • 36. Aún cuando parte de la producción cuentística caicediana, “Relaciones Cine-Literatura y Música Literatura al Interior de la Obra Narrativa de Andrés Caicedo”, mantiene el panorama de su obra como un todo; así, se dedica casi la mitad del ensayo a su novela ¡que viva la música!, de la que se hace un análisis manteniendo la visión del amplio panorama cultural en que la novela se inscribe, dentro del contexto latinoamericano. Igualmente, se explican las relaciones música-literatura y cine-literatura como un continuo temático en la vida del autor, y la inquietante presencia de “Berenice” en su obra, personaje extraído de las “Narraciones Extraordinarias” de Edgar Allan Poe.
  • 37. 3. BERENICE: ANALISIS DE CUENTOS TIPICOS El libro de cuentos "Berenice", (Op. Cit., 136pp) cuya primera edición fue publicada en 1978 a pocos meses de la desaparición de Andrés Caicedo Estela, dejó conocer un material por él seleccionado y entregado a Plaza & Janés antes de su muerte. La serie está compuesta por los cuentos "Berenice" y "Maternidad", y las narraciones "El Atravesado" y "El Tiempo de la Ciénaga", que como se verá a continuación, contienen los elementos típicos del universo caicediano. 3.1. Berenice, un intertexto cinematográfico El cuento que abre la compilación y a su vez da título al libro "Berenice", es un palimpsesto en el que también puede leerse el "Berenice" de Edgar Allan Poe32. 32 POE, Edgar Allan, "Narraciones Extraordinarias", México, Editores Mexicanos Unidos, 1978, 215p.
  • 38. La influencia de Poe es bastante notoria no sólo por la presencia del intertexto en este cuento, sino en general en toda la obra de Caicedo, dada su afición a temas tales como el vampirismo y el canibalismo. En general, lo macabro será tratado por Caicedo unas veces con humor, otras con la mayor naturalidad, tal como aparece en este cuento. Para estudiar mejor la relación intertextual, remito al lector al "Berenice" de Poe, que en su traducción al castellano comienza de la siguiente forma: En la tierra, el dolor y la desgracia son múltiples y de forma diversa. Dominan, como el arco iris el amplio horizonte, y aparecen tan inminentemente fundidos, y a la vez tan diferentes, como los matices de dicho arco. ¡Dolor y desgracia dominan el inmenso horizonte, igual que el arco iris!. ¿Cómo de tal belleza es posible deducir un motivo desagradable?, y un símil de tristeza de este nuncio de paz?. Pero igual que en ética el mal es la consecuencia del bien, así el dolor nace de la alegría: ya sea que el recuerdo del pasado engendre la angustia de hoy, o ya que los actuales sufrimientos tengan su causa en la felicidad que pudo haber sido18. Basta con leer este párrafo para reconocer al inquietante Poe. La historia de Berenice así iniciada, es narrada en monólogo interior por un primo de ésta, de nombre Egeo, 18POE, Op cit., p. 12.
  • 39. cuya desolación y desespero pueden sentirse desde las primeras líneas. Una breve síntesis del argumento, necesaria para analizar lo que Gerard Genette denomina relaciones transtextuales19 entre los dos cuentos, aparece en seguida. Cuenta Egeo haber compartido su niñez y adolescencia con su prima Berenice. Pero desde su crianza fueron muy distintos: mientras el protagonista se describe como un púber "enfermizo y melancólico" su prima aparece "ágil, graciosa y desbordante de energía". De repente, una funesta enfermedad cae sobre Berenice, cambiando tanto su belleza física como su carácter: se trata de una "especie de epilepsia" luego de cuyos ataques Berenice entra en un estado catatónico muy parecido al de la muerte. Confiesa Egeo no haber experimentado pasión por su prima durante sus días de salud e incomparable belleza. Sólo ahora, su palidez, despierta un sentimiento de interés en él. Enferma Berenice, puede hacerla parte de su mundo de divagaciones, convirtiéndola en una mujer-objeto para la contemplación; es así como decide esposarla. 19GENETTE, Gerard, "Palimpsestos: la literatura en segundo grado", Madrid, Tauros, 1989, p.19.
  • 40. A partir de allí, el cuento de Poe se centra obsesivamente en una imagen: la noche en que Berenice entra al estudio de Egeo hallándose aquel en estado de meditación. Tras un instante eterno, al sonreír, Berenice revela la belleza de sus dientes. En adelante, el spectrum de sus dientes no podrá borrársele de la memoria. El narrador crea una imagen de los dientes de Berenice perfectamente fotográfica: Ni una palabra me habló y yo por nada del mundo hubiera podido pronunciar una sola sílaba. Un frío estremecimiento recorrió mi cuerpo; una sensación de ansiedad insufrible me oprimió. Mi ardiente mirada se posó, al fin, sobre su semblante. Sus ojos sin vida, sin brillo, en apariencia sin pupilas, miraban con una mirada vítrea que hizo apartarme involuntariamente de su contemplación para considerar los labios finos y sumidos que, al desplegarse con una sonrisa significativa, me permitieron ver los dientes de la transformada Berenice. ¡Dios hubiera permitido que no los contemplase o que, luego de hacerlo, yo me hubiese muerto!20. Todo lo demás, todo interés diverso será en adelante absorbido por el recuerdo de esta contemplación única. Tras dos noches de encierro en el estudio, poseído por la imagen de los dientes, una criada informa a Egeo que su prima ha muerto al amanecer, a causa de un ataque de epilepsia. 20 POE, Op. cit., p. 18.
  • 41. Egeo se encuentra solo, sentado en su biblioteca. Sabe que es medianoche, y que desde la puesta del sol Berenice se halla en su tumba. No obstante, su espíritu está inundado por el horror de una incertidumbre, que se incrementa al mirar hacia una cajita que se halla a su lado. De repente, golpean en la puerta de la biblioteca y aparece un criado, cuyos ojos reflejan un terror loco, y cuya voz habla de un desgarrador grito en el silencio de la noche, de toda la familia y servidumbre acudiendo en la dirección del grito, y algo murmura sobre una tumba violada, un cuerpo desfigurado, respirando aún, ¡vivo todavía!. En la mano de Egeo pueden verse las huellas de unas uñas humanas. Lanzando un grito se lanza sobre la caja, pero es tanto su temblor que la caja cae al suelo, haciéndose pedazos. De ella salieron, con un sonido metálico, algunos instrumentos de odontología, mezclados con treinta y dos objetos pequeños, blancos, marfilíneos, que se desparramaron por la biblioteca21. Inevitable es vivir la intensa serie de fotografías que permiten el movimiento en la imaginación: los blancos dientes de Berenice, desparramándose sobre la biblioteca, animación, con la que Edgar Allan Poe, da fin a su cuento. 21 POE, Op. cit., p. 21.
  • 42. El "Berenice" de Caicedo es lo que Gerard Genette denomina un hipertexto22 del cuento original de Poe. Con su negro humor, Caicedo recrea a la pulcra prima de Egeo como una prostituta caleña, de la que se enamoran tres adolescentes que llegan a conocer todos los límites de la pasión en sus brasos; algún domingo, celebrarán una especie de eucaristía como grupo en perfecta unión. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho letras: Berenice, "¿cómo es posible semejante nombre para una puta?" se pregunta uno de los tres jóvenes protagonistas de la historia, como si la parodia, a la vez uno de los géneros intertextuales de los que habla Genette, no fuera ya suficiente, y la metaficción se hiciera presente al interior del cuento, en el que una y otra vez aparecerá la obsesiva imagen del "Berenice" de Poe: Y te ibas a ir después de que fuí llevado a tí, después de ver tus ojos y comprender que eran como Sebastián me había contado. Sabes lo que significaba eso: irte después de que tus dientes estaban allí, después de que yo te acaricio esos dientes con la lengua, y hasta Clara, mi novia, me preguntó qué era lo que me pasaba, que a toda hora quería lamerle sus dientes, Alfonso, que te pasa. Y no sé, Berenice, jamás podré saber, Clara, tal vez es porque los tenés muy bonitos, y ella sonrió y me dijo besámelos otra vez y le 22GENETTE, Op. cit., p. 23.
  • 43. obedecí, pero cómo iba a ser lo mismo, Berenice, jamás nada se podía asemejar a lo tuyo, amor, igual que mi vida y la de Sebastián y la de Guillermo después de haberte pagado el primer billete de veinte y de preguntarte si eso le cobrabas a todos y supimos que no, que era únicamente a nosotros, y que nos querías de la misma manera como se quiere en las canciones. Te ibas a ir después de haber transformado nuestras vidas. (Eso también lo dicen las canciones, Berenice). Te ibas a ir después de las mentiras de Sebastián acerca de tus senos y acerca de tus ojos y después de que tus dientes y de que tu pelo y todo, amor, no puedo decirlo de otra manera, no sé, después de que todo eso era la respuesta a tu nombre, el motivo por el cual te llamabas Berenice, con ese nombre de una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho letras23. El motivo por el que la mujer del cuento se llama Berenice aparece oculto para muchos lectores, y no es otro que la relación paratextual con el "Berenice" de Poe, y a la vez, como un destino en la vida de los protagonistas, la belleza de sus dientes. Al igual que Egeo, Sebastián, Guillermo y Alfonso se obsesionan con los dientes de Berenice; el palimpsesto, llega a hacerse explícito "metatextual"24 al final del cuento: Te cuento que Alfonso sigue chupándole los dientes a Clara. Hace quince días salimos graduados de bachilleres, hasta salió foto de nosotros en el periódico, muchacha. Nos hubiera gustado que estuvieras presente en el 23CAICEDO, Andrés, "Berenice", Op. cit., p. 10. 24GENETTE, Op. cit., p 24.
  • 44. acto de clausura, para que oyeras al cura rector pronunciar un discurso solemne en el cual ensalzaba de un modo increíble el dechado de virtudes nuestras, merced a las cuales seríamos, sin ninguna duda, el auténtico futuro de la patria. Recuerdas que el hombre tuvo que enterrar viva a su amada para extraerle los dientes, eso lo relató su mayordomo, y los dientes cayeron de la cajita transparente y rodaron por el suelo. Cuando quieras volver, te mostramos los siete trocitos blancos que guardamos de tu dentadura, porque los otros los botamos, estaban llenos de caries, ¿lo sabías?, y la caja negra, redonda, donde guardamos las puntas de tus senos y bien conservado ese par tuyo de ojos y un poco de tu pelo y mira que hasta vamos a comprar un equipo completísimo de aire acondicionado. Ven a visitarnos"25. Hasta el macabro Poe, podría quedarse pálido ante este final del cuento de Caicedo. Tal vez, lo más inquietante del relato sea la tranquilidad con el que el narrador menciona haber extraído los dientes, los ojos, y las puntas de los senos a Berenice, en un acto tan cotidiano como la compra de un equipo de aire acondicionado. El acaso más espeluznante "Ven a visitarnos", posibilita, como en el cuento de Poe, a una Berenice sin dientes, además sin ojos y sin pezones, aún viva. 25CAICEDO, Andrés, "Berenice", Op. cit. p. 11.
  • 45. 3.1.1. Berenice y la transtextualidad De acuerdo con la teoría que Genette expone en su ya citada obra, "Palimpsestos", las relaciones transtextuales enunciadas en el numeral anterior, entre los cuentos de Caicedo y de Poe, pueden analizarse, así: a. Paratextualidad Se encuentra en la relación existente entre el título de los dos cuentos: Caicedo da como pista inicial para su aproximación al relato el mismo nombre a la protagonista de su cuento: Berenice. A su vez, ambos cuentos llevan por título el nombre de la víctima. b. Hipertextualidad La hipertextualidad se halla desarrollada a lo largo del cuento, en la recurrente obsesión de sus protagonistas por los dientes de Berenice: la imagen de los dientes creada en el cuento de Poe, es ampliada en el de Caicedo y constituye el leit motive de ambas narraciones. Los dientes de Berenice son como una fotografía que hace parte de ambas historias.
  • 46. c. Metatextualidad Caicedo evoca al final de su cuento la última escena del cuento de Poe, en la que los marfilíneos objetos caen de la cajita y ruedan sobre la biblioteca, haciendo explícito el palimpsesto y uniendo en el mismo trágico desenlace los dos relatos: tanto Egeo, como Sebastían, Guillermo y Alfonso, extraen la dentadura al cuerpo de Berenice, aún viva. Hay una diferencia moral, fundamental entre los dos textos: mientras en el cuento de Poe, Egeo se aterroriza de su crimen, en el "Berenice" de Caicedo no hay cabida para el arrepentimiento. Más bien, los adolescentes aparecen felices con su cajita de objetos de colección, deseando con su nuevo equipo de aire acondicionado, es decir, "frescos", a que una Berenice ¿muerta o viva? pero en todo caso sin dientes, sin ojos y sin pezones, regrese a visitarlos. 3.1.2. Intratextualidad y autoconciencia En el cuento "Angelita y Miguel Angel" que hace parte de la serie "Angelitos empantanados o historias para jovencitos" compuesta por "El Pretendiente", "Angelita y
  • 47. Miguel Angel" y "El tiempo de la ciénaga", reunidos en "Destinitos Fatales" (op. cit.) aparece nuevamente el personaje de Berenice. "Angelita y Miguel Angel" narra la historia de una quinceañera que detesta tener que levantarse todos los días con el sonido del despertador que le regaló su madre, para ir al "Sagrado Corazón", el colegio femenino de más tradición en Cali. Angelita se enamora de su padre, que decide madrugar todas las mañanas para despertarla suavemente, y evitar que dure de mal genio todo el día por el ruido del reloj. Miguel Angel, a quien conoce en una fiesta, reemplazará en su labor al padre, sustituyendo su "complejo de Electra" por un amor posible, encargado de despertarla todos los días con una llamada telefónica. En este cuento, escrito en 1971, se presenta la autoconciencia. Andrés Caicedo interviene directamente en el relato con la siguiente nota: "NOTA: El Viernes 19 del presente año, Miguel Angel Valderrama Ríos fue a mi casa, y al no encontrarme -los viernes los dedico desde muy temprano a la saludable vida campestre- dejó un paquete a mi nombre. Al regresar acá a la ciudad, ese mismo día me enteré de su escandalosa muerte. Cuál no sería mi sorpresa cuando llegué a mi casa y encontré un cuaderno de 1OO hojas cuadriculado, totalmente escrito... Me escogió, supongo, en vista de mi permanente interés por el arte, y son precisamente las excelentes relaciones que mantengo con sus cultores, lo que hace posible la publicación de
  • 48. estas páginas". A.C.26 A partir de allí el cuento es narrado por Miguel Angel. Un Sábado, Miguel Angel llama por teléfono a su novia Angelita para despertarla, ella le cuelga con rabia por recibir la llamada media hora más tarde de lo esperado, y al volverla a llamar, no le contesta. Piensa entonces Miguel Angel en llamar a Berenice, recordando con remordimiento la noche anterior en su compañía. De allí en adelante, en forma recurrente, una y otra vez será evocada Berenice: Tal vez volver a nacer. Y si algún día se me ocurría escribir un poema o una novela de vampiros sería inútil: todo lo que tenía que decir se lo había regalado ya a Angelita. Y quedé agotado, pero después puro, y luego libre como un pájaro, libre de cultura y de conocimiento. Ayer fue cuando vine a saber que sólo una historia en el mundo me faltó por contarle, el nombre de una mujer: Berenice.27 Poco a poco la obsesión por esta mujer se apodera de Miguel Angel. Igual que en "Berenice" aparecerá el colegio de Kinder Primaria y Bachillerato aprobado que funciona en el piso bajo de una casa, mientras en el segundo hay una 26CAICEDO, Andrés, "Destinitos Fatales", p. 171. 27Ob. cit., p. 181.
  • 49. sala de billares; el pintoresco colegio, a su vez, está situado al frente del burdel atendido por la vieja Carmen, en donde trabaja Berenice. El irónico lugar es testigo en ambos cuentos del mismo acto de violencia, violencia sin el más mínimo reparo moral, característica de la literatura caicediana: Ella les dijo que estaba enferma, una vez que leían "Berenice" en voz alta en la sala de la vieja Carmen. Había sido ese empleado de banco que venía en motocicleta, y ellos lo comenzaron a matar inmediatamente; el hombre se bajó esa noche de su vehículo y gritó el nombre de ella, averiguando por su presencia. De todos modos, los que jugaban billar al frente, se prestaron a golpearlo con los tacos y las bolas de marfil. Y había que ver a los alumnos del colegio del segundo piso, tirando piedra y tiza sobre el cuerpo ese, había que ver a los de cuarto de bachillerato, arrojando los tarros de basura donde las muchachas tiraban sus kótex sucios. La policía llegó y clausuró el colegio del segundo piso. Realmente -y en eso estuvieron todos de acuerdo- era un peligro dejar funcionar libremente un colegio de kinder, primaria y bachillerato aprobado, encima de un salón de billares. Veíamos a los niños y las niñas de kinder humedecer sus tizas en la sangre del tipo para hacer las operaciones de aritmética a varios colores en los tableros, pero la sangre se secaba antes de tiempo y los resultados no llegaban a entenderse"28. 28CAICEDO, Andrés, "Berenice", Op. cit., p. 16-17.
  • 50. Miguel Ángel, obsesionado, a todos los lugares irá pensando en Berenice. En el colegio no volverá a coger un libro. A cambio, luego de una clase de literatura no saldrá a recreo, y se quedará para escribir en el tablero las letras de su nombre: B E R E N I C E Como en "Berenice" el protagonista llevará ante la mujer a sus dos mejores amigos, naturalmente del San Juan Berchmans, su colegio, y a la vez, en forma autobiográfica, el mismo donde Andrés Caicedo hizo su bachillerato. Al otro día Ricaurte compró un cuaderno Norma de 1OO hojas para llenarlo con su nombre... Y comenzamos a llenar los tableros de la clase con las 8 letras de su nombre, a dos colores, y los muchachos que me preguntaban qué quiere decir eso, ¿es el nombre de una hembra?. Cuál hembra, les decía yo, es el nombre de un cuento29. Se entreteje así un laberinto entre la intratextualidad y la transtextualidad El cuento al que se hace alusión puede ser el propio cuento de Caicedo, o el "Berenice" de Edgar Allan Poe. Más adelante se llega, siguiendo a Genette (Op. cit. p.23), a una metatextualidad en la que 29 CAICEDO, Andrés, "Destinitos Fatales", p. 191.
  • 51. el palimpsesto con Poe es explícito: Eran esos días felices, mucho antes de que yo fuera a regalarle el cuento de Edgar Allan Poe que se llama "Berenice", en el que un hombre le arranca sus dientes a su esposa. La entierra viva nada más que para sacarle los dientes y meterlos en una cajita transparente. Entonces, después cuando nos reuníamos donde la vieja Carmen, y Berenice leía el cuento en voz alta, una y otra vez, mientras Bolívar, manso y solo, escuchaba, yo ya iba comprendiendo, palabra a palabra, la razón de mi sabiduría, y proclamaba de antemano mi inocencia30. Con algo de temor, dada la complejidad de las relaciones, pero siendo fiel a la obra de Caicedo, es importante anotar que a lo largo del cuento de "Angelita y Miguel Angel" no sólo se dan relaciones intratextuales y transtextuales a partir de la literatura, sino también del cine, concretamente con la película "Irma la Dulce". Irma es el nombre de la madre de Miguel Ángel. Este la llama "Irma la dulce". Sutilmente, Caicedo abre dos inquietudes en el lector: a. la posibilidad de que Irma, tal como en la película, a pesar de su posición social y de la ternura que la caracteriza, sea prostituta, y b. la posibilidad de que Miguel Ángel esté enamorado de ella. Por último, el final de "Angelita y Miguel Angel" es un 30(31) CAICEDO, Andrés, Op. cit., p. 192.
  • 52. palimpsesto, donde aparecen como hipotextos tanto el "Berenice" de Poe, como el del propio Caicedo. La voz del narrador se halla en monólogo interior, contrario a la forma plural como ha sido narrado el cuento de "Berenice": Recuerdo que el hombre tuvo que enterrar viva a su amada para extraerle los dientes que le habían negado toda paz; esto lo relató el mayordomo, que los dientes cayeron de la cajita transparente y rodaron por el suelo. Soy nave sin regreso, un amor en vano, un terco peliador de media noche. Yo guardo los 7 trocitos blancos que arranqué de sus encías. Tuve que botar el resto porque estaban llenos de caries. Raíces del cielo. Yo poseo una caja negra, pulida, redonda, en donde guardo las puntas de sus senos y bien conservado ese par suyo de ojos, y un poco de su pelo. Y ahora voy a comprar un equipo completísimo de aire acondicionado. Ven a visitarme"31. Como puede observarse el final de "Angelita y Miguel Angel" es casi idéntico al de "Berenice", cerrándose así la intratextualidad; a su vez, tal como fue analizado, ambos cuentos poseen relaciones intertextuales con el "Berenice" de Edgar Allan Poe. 3.2. El Atravesado: Recuperación de la Oralidad Escrita en 1971, la segunda narración de su libro "Berenice", "El Atravesado", nos coloca en el límite entre 31 CAICEDO, Andrés, "Destinitos Fatales", p. 195.
  • 53. el cuento y la novela corta. Los elementos típicos de la narrativa caicediana como el manejo del monólogo interior, la recuperación de un lenguaje oral y juvenil, el gusto por el cine, y la rebeldía del personaje, se hallan presentes en él. Estas y otras características son analizadas a continuación, enriqueciendo cada tema con ejemplos típicos extraídos de otros cuentos, o partiendo de dichos ejemplos, para observar cómo se hallan también plasmados en "El Atravesado". 3.2.1. La técnica narrativa 3.2.1.1. El monólogo interior Hay una característica en los cuentos y la novela de Caicedo: ninguno de ellos, ni aquella, son narrados en tercera persona: todos los relatos de Caicedo aparecen en monólogo interior. El protagonista, sea hombre o mujer generalmente será un adolescente que "conoce de la vida" y es víctima de las circunstancias relatadas. La derrota dará un tono de sabiduría a sus personajes, que en ocasiones se dirigen a un interlocutor ficticio, en segunda persona, ¿acaso al lector? dándole mayor cercanía al relato. Observemos el inicio de su cuento "El
  • 54. Atravesado"32: A mi el primero que me enseñó a peliar fue mi amigo Edgar Piedrahita que fue el que fundó con su novia Rebeca la "Tropa Brava". Fue el que me enseñó a usar la derecha, bien pueda, tóquela. Ahora toque la izquierda, que diferencia ¿no? Claro que antes de que Edgar me enseñara, Yo ya me daba con todos los de mi clase, en tercero, en el Pilar. Mejor dicho me daba con todos, y a todos les daba. Con todos, con Pirela, con Franco, con Rizo, con todos me dí a la salida, y todos se dieron cuenta tarde o temprano que conmigo no había caso". En este fragmento se observa tanto la técnica del monólogo interior, constante de todas sus narraciones, como el acudir a un interlocutor ficticio: "... bien pueda, tóquela. Ahora toque la izquierda, que diferencia ¿no?". Como esta frase, muchas otras se encuentran insertadas a lo largo de "El Atravesado". Todo el relato está dirigido desde el monólogo interior hacia un interlocutor que nunca toma parte en los sucesos. De tal forma, el lector puede sentir que las preguntas que son lanzadas al interlocutor hipotético le son lanzadas a él, rompiéndose así la barrera entre escritor y lector, permitiendo un encuentro más cercano entre los dos. 32 CAICEDO, Andrés, "El Atravesado" en "Berenice", Op. cit., p. 23.
  • 55. 3.2.1.2 Uso de técnicas cinematográficas El mismo ejemplo citado arriaba nos sirve para hablar del Flash back, técnica tomada del cine (Amount, 1983, p. 45), que Caicedo utiliza en muchas de sus narraciones. Una vez se ha creado una imagen dentro del relato, se narran otros sucesos, paro luego regresar a la imagen inicial. Diez páginas adelante del fragmento inicial, ya citado, aparece la siguiente cuartilla: Yo seguí de amigo de Edgar mucho tiempo. Aprendí muchas cosas a su lado, a usar la derecha, ¿ya tocaste mi derecha?, a soltármele al man cuando me tuviera cogido por la espalda, a usar la pata de media vuelta y de chalaca, a retretar sin darle tiempo, de una, y sobre todo, me decía Edgar, a dar el primer tote. El que da el primer tote y no gana es porque es un pendejo o porque está muy de malas33. Aquí, el narrador ha regresado al tema del street figthing man, canción de los Rolling Stones que aparece como epígrafe del cuento, manteniendo así la tensión narrativa que incorpora al lector, al llamar la atención del interlocutor ficticio, recordándole lo diferentes que son las manos derecha e izquierda de un "peliador" callejero, tema con el que dió inicio al relato. 33 CAICEDO, Andrés, Op. cit, p. 31.
  • 56. A continuación analizaremos la técnica del Flash back, que si bien se halla presente en "El Atravesado", puede observarse más claramente en el cuento "De arriba a abajo, de izquierda a derecha", en "Destinitos Fatales" (Op. cit, p. 43-52) que presenta una concepción plenamente cinematográfica. En dicho cuento, los hechos sucedidos se relatan como si fuesen vistos por una cámara de cine que recorre la ciudad de Cali, focalizando en esencia dos planos narrativos (dos fiestas), a las que los protagonistas del cuento, Mauricio y Miriam asisten en medio del deseo de hacer el amor, deseo creciente que los acompaña durante toda la noche. En "De arriba a abajo, de izquierda a derecha", los espacios se ven sometidos a cambios de tiempo, siendo los sucesos de la historia los que se repiten en un continuo presente. Así, se logra la sensación de que los hechos estén ocurriendo allí mismo, siendo el lector capaz de observar que lo que se está haciendo es recordar alguna escena de las dos fiestas, dado que continuamente se regresa a imágenes ya creadas en la narración (Flash back). Veamos: No los dejaron entrar a la fiesta: les cerraron la puerta en la cara. Entonces se pusieron a hacer
  • 57. escándalo hasta que la puerta volvió a abrirse de repente y por ella salió un puñado de galanes encorbatados con intensión de repartir trompadas a diestra y siniestra, esta es una casa decente qués la joda, a hacer escándalo a otra parte (p. 44). El narrador -excepcionalmente en tercera persona- que Caicedo combina durante el cuento con el monólogo interior de Mauricio, cuenta como los sacan de la fiesta de los amigos de Mauricio, dada "la pinta" de Miriam. Posteriormente, sucederá algo similar en la fiesta de los amigos de ella. Ya cerca del edificio, el narrador recuerda lo acontecido en la fiesta de sus amigos: - Creo que ya sé cuál es el edificio, así que dejá de joder. Caminá. Ponete a ver que llegamos a esa fiesta y al momentico me doy cuenta que la gente ya está mirando feo a Miriam... Entonces fue cuando nos arrastraron a Miriam y a mí a la salida y nos cerraron la puerta. Nos la cerraron en la nariz te digo, y palabra que me dio pena con Miriam, hermano, cómo es que le hacen semejante cagada; la pobrecita al lado mío, sonriéndome con cara de pajarito muerto... (p. 46) Este montaje permite ver el cambio de espacios y de tiempos, pues inicialmente se podría creer que ya se está narrando los aconteciemitos de la nueva fiesta: "Ponete a ver que llegamos a esa fiesta...", cuando en realidad se está regresando a lo ya sucedido. Posteriormete se retoma el tiempo presente, con una responsabilidad que acompaña a
  • 58. Mauricio durante todo el cuento: - Mañana tengo exámen final de química. Pero Miriam no lo está escuchando. Subieron cuatro tramos más de escaleras, y se detuvieron frente a una puerta de lo más simpáticamente descarachada. Miriam dijo aquí es y golpeó con el puño... y comienza a explicar todo: mire que no tenemos plata y este es mi amigo y etcétera y etcétera y Mauricio que sonríe de la mejor manera que conoce y que mira hacia adentro y ve a los invitados, sentados en círculo, conversando. Cuando Miriam acaba de explicar todo a su amiga, la mujer dice bueno, pero ese no es problema mío, y diciendo mija, cierra la puerta. (p. 46-47). Inmediatamente continúa con los acontecimientos de la fiesta anterior, y se producen varias analepsis, entre las que se destaca el regreso a la escena del apartamento de la amiga de Miriam: "Como ya te dije o no sé si te lo he dicho: cogimos un taxi y quedé sin cinco en el bolsillo y fuimos a dar al apartamento ése. Tocamos a la puerta y apareció la diminuta cabeza de voz inmensamente ronca... Miriam le pidió permiso a su amiga para ver si nos dejaban entrar a cualquier cuarto por un ratico nada más, no importa que no hubiera sofá, ni hubiera alfombra, pero la amiga respondió con esa voz tan suya que ese no era problema suyo, y diciendo mija cerró la puerta..." (p. 48). En estos fragmentos puede observarse cómo la técnica narrativa, que va y vuelve sobre determinadas escenas, permite contar la historia a la manera de una película,
  • 59. saltando de una toma a otra -planos narrativos, siguiendo a Company (1989, p.56)-, a los que se regresa en forma recurrente, lo que en cine se conoce como Flash back (Gimferrer, 1985). 3.1.1.3 La supresión de los interlocutores La narración sin interlocutores, en la que se suprimen los guiones que identifica la intervención de una nueva voz en la narración, es una característica tan notoria en sus relatos, como el uso del monólogo interior. Esta técnica hace que el relato avance más rápidamente. Las voces aparecen de manera sorpresiva, como si los personajes estuvieran prestos a hablar en cualquier momento, en un continuo presente que caracteriza al monólogo de los protagonistas, a la vez relatores de sus historias. Observemos la utilización de dicha técnica en el siguiente párrafo de "El Atravesado" (Op. cit. p.29): Yo venía de donde mi tía Esther y tal, cuando paso por el parque y adiós, pa dónde vas pelado. Yo me paré y le dije, a vos que te importa, que era grande el hombre y cuajado y todo pero a mí no me dio miedo, y además que como yo era más chicorio lo más seguro era que no me dieran, pero ¡zuas!, el hombre me dio en la jeta sin dejarme ni siquiera cuadrar. Es verdad que uno ve estrellas, pero solo un instante en un inmenso fondo negro.
  • 60. Yo me paré y me le fuí gritando y le alcancé a poner sus dos patadas. ¡Culicagado alzado y zuas!, otro golpe en la jeta, y ahora sangre y más estrellas. De colores. Y de pronto un cansancio en todo el cuerpo, ¿querés más? Ya, déjalo ya, dijo alguien, cómo que déjalo, ¿no ves que se me alzó? Pero déjalo que es mucho más chicorio mano, que lo dejes pues, ¿entendés o no?. Aunque participan tres voces, entre ellas la del protagonista relator de la historia, la de quien lo golpea, y la de quien lo defiende, estas se encuentran entremezcladas en la narración, sin guiones que distingan a los interlocutores como entidades individuales. A pesar de esto, las voces pueden diferenciarse en el contexto de la narración, dado que su acción se produce como consecuencia directa de los hechos relatados. 3.2.2. El Manejo del Lenguaje Una de las características de la narrativa caicediana es la utilización de un lenguaje cercano a la oralidad, que tipifica a una cultura regional, la del Valle del Cauca. Al leer tanto sus cuentos como su novela se observará que esta es una tendencia constante en sus narraciones, tendencia que llegó a convertirse en parte esencial de su estilo: la marca de la oralidad dará siempre mayor informalidad al relato, informalidad a la vez
  • 61. característica de sus personajes. Antes de observar las huellas de la oralidad en "El Atravesado", como primer acercamiento analizaremos el inicio de su cuento "Infección", de la serie Calicalabozo en "Destinitos Fatales" (Op. cit. p. 29): El sol. Como estar sentado en un parque y no decir nada. La una y media de la tarde. Camino caminas. Caminar con un amigo y mirar a todo el mundo. Cali a estas horas es una ciudad extraña. Por eso es que digo esto. Por ser Cali y por ser extraña, y por ser a pesar de todo una ciudad ramera. - Mirá, allá viene la negra esa. Francisco es así, como esas palabras, mientras se organiza el pelo con la mano y espera a que pase ella. ¡Já! Ser igual a todo el mundo". El "mirá", "vé", "oís", y otros vocablos y muletillas tan utilizadas en el lenguaje común del vallecaucano, se encuentran insertados continuamente en sus cuentos. En este caso, a partir de una frase, el autor deja entrever toda una forma de ser y de sentir. Una vez el interlocutor ha pronunciado la frase "Mirá, allá viene la negra esa", el narrador continua su relato, diciendo "Francisco es así, como esas palabras... ¡Já! ser igual a todo el mundo!". Por otra parte, la frase "todo el mundo" se halla
  • 62. enmarcada en el cuento por la descripción espacial del primer párrafo, haciendo referencia concreta a la ciudad de Cali. A su vez, el entorno geográfico y cultural se ve expresado o tipificado por la forma de hablar de Francisco, un caleño igual a todo el mundo. Oralidad y regionalismo resaltan en el siguiente aparte de su cuento "Felices Amistades" en "Destinitos Fatales" (Op. cit. p. 61), cuento de matones, que por su buen humor vale la pena recordar: Mterino Cuyo, estaba diciendo ahora el italiano y yo le respondí ajá, comé mierda, te digo que comás mierda italiano marica ¿esto sí lo entendés? Yo hablo en caleño, italiano, y diciendo eso comencé a subirme al carro, italiano mierda es lo que debés comer, y no me había dado cuenta que el tipo se estaba poniendo verde desde hacía mucho rato y cuando acabé de sentarme el hombre gritó ¡pequé céccipe tautaro pecas! y se tiró a agarrarme de la camisa y yo estaba con la boca abierta de lo más azarado porque no tenía ni idea que el italiano entendiera caleño. En "El Espectador", otro de los cuentos de la serie Calicalabozo (Op.cit. p. 53-59), la oralidad salta en el momento más intenso de la narración: Ricardo González, solitario fanático del cine, sale de ver una película de Francis Ford Copolla titulada "Ya eres un hombre" un Sábado por la tarde. Siente grandes deseos de comentar la
  • 63. película con alguien, y se da a la persecución por la Avenida Sexta de un muchacho gordo, el único de la sala que salió diciendo "es una gran película". Ricardo es tímido, pero quiere compartir su sentimiento con alguien. Persigue por medio Cali al gordo, hasta que a las siete de la noche, en una esquina lo pierde. Al rato lo ve salir de su casa: - Buenas tardes - dijo Ricardo. Comencé mal. En esta ciudad saludan diciendo hola o quiubo. El gordo no respondió: se limitó a clavarle la mirada. Detrás de él estaban saliendo cuatro muchachos; un quinto cerró la puerta de la casa amarilla. - Le gustó la película ¿cierto? - balbuceó Ricardo, acercándose. - No me toqués marica, -amenazó el gordo después de un instante de vacilación-, no te me acerqués si quiera". La respuesta del perseguido es tajante, y está llena de un tono típicamente caleño. Se produce, además, en el clímax o como clímax de la narración, pues en el contexto del cuento la gran expectativa es ¿cómo irá a reaccionar el perseguido?. Si Francisco en Infección es tal como son sus palabras, y el protagonista de Felices Amistades "habla en caleño", el perseguido de El Espectador queda definido en un instante, no tanto por el mensaje de su respuesta como por la forma de responder: "No me toqués marica, no te me acerqués si quiera".
  • 64. Walter Ong nos recuerda que nunca ha existido escritura sin oralidad. La escritura aparece sólo en algunas culturas, y es siempre posterior a la oralidad. Nunca se ha presentado el caso de una cultura que llegue a la escritura sin haber pasado por la oralidad. "Aunque intensa y hermosa, la oralidad está destinada a producir la escritura, indispensable para el desarrollo de la ciencia, la filosofía y la historia"34. Al recuperar una oralidad propia de su entorno geográfico y cultural, Caicedo regresa a los propios orígenes de la escritura, tal como lo muestra Ong. La recuperación de un lenguaje oral, hace que la acción de los personajes se encuentre más cerca de un "mundo humano vital", en forma análoga a como se hallan las culturas orales (Ong, Op.cit, p. 48-49). Tal vez sea ésta una de las razones por la que los personajes de Caicedo poseen tanta fuerza. Ellos son como son sus palabras, y sus palabras provienen de la oralidad, de la vida misma. De tal forma, el lector llega a escucharlos aparentemente no mediatizados por la escritura, sino directamente desde la oralidad. 34ONG, Walter, "Oralidad y Escritura", México, Fondo de Cultura Económica, 1989, p. 18.
  • 65. Regresemos a "El Atravesado", para corroborar lo anteriormente dicho con el siguiente fragmento: "A Omar el crespo lo pararon y todavía quería seguir peliando, yo le dije, ¿querés más? Déjenmelo. Dejá que ya te dieron, le decían, mirá como tenés esa cara, vámonos, caminá. Sí, mirá cómo te he dejado la cara, y me le reí en la cara. Y el hombre me tiró y casisito me da, pero yo por esa época era muy ágil de tanto gorro que cumplía, y le hice un quite full y el hombre fue a dar a una chamba y ahí fue cuando lloró, me acuerdo. Y cuando lo vieron llorando comenzaron a ponerse bravos conmigo, por qué no lo dejás tranquilo. ¿No vieron que el que me tiró fue él?. Conmigo zona. Alguien fue que dijo, ¿con ese nadie puede? ¿Nos jodimos? Hay que hacerse amigo de él, ¿con ese nadie puede? ¿Fue Gutiérrez, el Cholo Prado, Gomecito, Pirela, Varela, Arracacho, Mediometro? No sé mano, todo el mundo hablaba, limpiaban a Omar el crespo, no pude ver quién fue el que dijo eso"35. En este aparte se observa la presencia de la oralidad no sólo por lo ya mencionado, sino por la utilización de modismos tales como "peliando", en lugar de peleando y "mano" en lugar de hermano; así mismo la recuperación de un lenguaje juvenil en el que es común la presencia de extranjerismos, como en la frase "le hice un quite full". De otro lado, muchos de sus relatos efectúan la recuperación de un lenguaje juvenil proveniente del mundo 35CAICEDO, Andrés, "Berenice", Bogotá, Plaza & Janés, p. 27.
  • 66. de los alucinógenos, en medio de situaciones generalmente violentas. En "El Atravesado", dicha característica aparece al final de la narración. El joven, a través de su monólogo ha ido recordando la rebeldía con que ha vivido los años de su bachillerato, hasta llegar a sexto. Observemos el final del cuento (Op. cit. p. 92- 93): "Yo estoy por la onda de la popularidad. Volverse popular sin necesidad de meterse de cantante, eso fue lo que me enseñó mi madre. Que la gente chévere lo vea venir a uno y que digan allá viene, caminando de frescura, y se expresa con el fuego. Saltamontes. Que si en Cali arman chichonera yo hago casi todos los chichones. Que me la paso por allí voltiando. Trotacalles. Que si me invitan entre salsa y salsa a meter, yo meto. Y todo torci armo gallada, para que vamos, otra vez, a quebrarle los vidrios a los ricos... que di piedra y me contestaron con metralla. Que cuando hubo que correr corrí como nadie en Cali. Que no hay caso, mi conciencia es la tranquilidad en pasta, por eso soy yo el que siempre tira la primera piedra". La rebeldía del personaje se siente desde el principio hasta el final del relato, que desde el mismo título "El Atravesado" cobra fuerza, y es plasmada con humor e ironía en medio del marco urbano caleño, universo en que se inscriben sus historias. Por otra parte, este cuento, que por su extensión podría ser considerado como una novela corta, se haya
  • 67. "atravesado" en el límite de los dos géneros, y es claro ejemplo de una literatura urbana cargada de violencia, expresada aquí en las peleas callejeras de las pandillas juveniles, y en la matanza de los miembros de la "Tropa Brava" por parte de la Guardia Civil (manejada por "los ricos del norte"), lo que deja traslucir una marcada diferencia social entre los opulentos barrios del norte y los populares barrios del sur. Esta división de Cali en Norte y Sur en la obra de Caicedo no corresponde solamente a un hecho geográfico, sino fundamentalmente social. Dicha particularidad, ver a Cali dividida en Norte y Sur, puede observarse también en "El Tiempo de la Ciénaga", relato que más tarde será analizado, y constituye uno de los pilares socio-culturales de "¡que viva la música!", en donde tal idea fue plasmada y desarrollada a fondo, tal como se verá en el cuarto capítulo del presente estudio. 3.3. "Maternidad", Una Visión de Mundo. Yo me sentí libre de la noche, de su muerte, superior a su extravío. Andrés Caicedo, Maternidad. Este cuento fue seleccionado sobre los demás relatos del
  • 68. autor, por Harold Kremer, al realizar su antología sobre el cuento vallecaucano36. El propio Caicedo se expresaba sobre "Maternidad", "modestamente como mi obra maestra"37, y aunque muchos de sus relatos son igualmente memorables, no son exageradas las siguientes palabras de Luis Ospina y Sandro Romero Rey, con respecto a "Maternidad" (Ibid. p. 20): El tono del cuento es inmejorable y su delicioso ambiente decadente lo convierte en el mejor ejemplo de cinismo y agite que cualquier autor colombiano haya tenido. Dado la ironía que acompaña la narración, es sin lugar a dudas desde la perspectiva psicológica, como mejor puede ser abordada. El tema de la muerte se hace presente a lo largo del cuento, desde su mismo inicio: A las vacaciones de quinto de bachillerato salimos con un saldo de muertos. "Es una verdadera tragedia terminar un año marcado por el triunfo -la construcción de un nuevo pabellón deportivo, por ejemplo- con la desaparición de seis jóvenes que apenas despuntaban la que sería una brillante carrera", se lamentó el padre rector en el discurso de clausura. (Op. cit. p. 97). 36KREMER, Harold "Antología del cuento vallecuacano", Cali, Universidad del Valle, 1977. 37CAICEDO, Andrés, "Destinitos Fatales", Ob. cit., p.20.
  • 69. En seguida, el relator describe la muerte de los seis jóvenes todas ellas ocurridas en violentas circunstancias, la mayoría de las ocasiones bajo el efecto de las drogas. La narración es desenfrenada, una tras otra la muerte de cada estudiante es referida casi que compulsivamente; dos de los adolescentes se suicidan con una belleza singular en la que se entrevé el deseo de no hacer parte de la sociedad. En la escena, los protagonistas dan la espalda a la ciudad, y van en busca de la naturaleza, hasta ser tragados por la creciente de un río, del que se quejan en un manuscrito, estaba siendo devorado por las modernas urbanizaciones. Antes de morir, otro de ellos conocerá la locura; en ella, el complejo de Edipo se exaltará, y desde el manicomio exigirá la presencia de su madre. Sea este el momento para observar que en varios cuentos, Caicedo coloca a sus personajes como víctimas de agudos complejos. En "Angelita y Miguel Angel" la obsesión de Miguel Angel por Berenice, prostituta como al parecer lo es su madre, tendría origen en una sustitución de su complejo de Edipo. A su vez, Angelita, quien rivaliza con su madre por el amor del mismo hombre, sustituye su complejo de Electra en su amor hacia Miguel Ángel.
  • 70. Así mismo, es un amor aberrado, el que permite en Maternidad a la madre de "Castrico" tenerle su frasco de pepas, para que éste se quedara "calmado, acariciando las flores, jugando con los gatos" (Op. cit., p. 99). El tono imperturbable para narrar los sucesos más descabellados, es una de las características psicológicas del autor, que continuamente dialoga consigo mismo a través de sus personajes. Si de acuerdo con Bajtin, los personajes de Dostoyevsky son "dialógicos"38, en el sentido de que a través de sus monólogos dialogan consigo mismos, y a la vez unos con otros, apareciendo como autónomos e independientes de las opiniones del autor39, los personajes de Caicedo serían en cambio "monológicos", dado que el autor expresa siempre las mismas ideas a través de los distintos personajes: sea el gusto por la música, el cine o los alucinógenos, la nostalgia de los sesentas (que llegará a convertirse en nostalgia de la 38"Grossman se inclinaba a explicar este dialogismo por una contradicción jamás superada en la visión de mundo de Dostoyevsky: En su conciencia se enfrentaron dos fuerzas poderosas - el escepticismo humanístico y la fe -para luchar constantemente por el dominio de su visión de mundo".(BAJTIN, Mijail, "La Poética de Dostoyevsky", México, Fondo de Cultura Económica, 1986, p. 30). 39"La asombrosa autonomía interior de los personajes de Dostoyevsky, fue lograda gracias a determinados procedimientos literarios. Ante todo, se trata de su libertad e independencia con respecto el autor". (Ob. cit. p. 26).
  • 71. muerte), el desprecio por la sociedad, la rebeldía, etc. En Maternidad, es precisamente la visión de mundo del autor la que está reflejada en un desprecio a la sociedad por parte del protagonista, en su inmensa precocidad, y en el deseo de trascender la muerte, dejando una obra que con el tiempo, diera prueba de su paso por la vida: Es una lástima, una serie así de muertes sin ningún, sin ningún sentido". Y yo, agarrado a mi asiento, con una rabia inmensa, sabía qué sentido había. Nos habían escogido como primeras víctimas de la decadencia de todo, pero yo no iba a llevar del bulto. "Haré mi afirmación de vida", pensaba, y no sonreí una sola de las seis veces que me llamaron para recibir diplomas de matemáticas, historia, religión, inglés, geografía y excelencia. Miraba a ese público compuesto por curas, alumnos y padres de familia, y recibía los aplausos con apretón de dientes. "Haré mi afirmación de vida". ¿Qué te pasaba?", me decían los compañeros, luego. "Como si no te gustara el éxito", y yo, a todos, silencio. Y me negué a ir a la fiesta de fin de curso que organizaba Mauricio Gamboa. A mi casa llegué en el carro de mis padres, entre sus cuerpos blandos. Ya me habían felicitado por tanto triunfo, y no se habló de más en el camino. Yo no me aburrí, pues llovió y me distraje pensando que las gotas en el para brisas eran gente, personitas con hombros y cabezas bien formadas, y venían las plumillas y ¡chas!, las barrían dejando minúsculas porciones de la primera gota, irrecuperable para siempre. (Ob. cit, p. 100) Si el thymos, el deseo de reconocimiento por parte de la sociedad, es una de las mayores motivaciones que tiene el
  • 72. individuo, el desprecio por el triunfo ante dicha sociedad es un rechazo intrínseco a sus valores. La visión de mundo del narrador manifiesta un rechazo hacia el sistema social, con un tono de rebeldía típicamente caicediano. El rechazo del protagonista es hacia toda la sociedad: instituciones, familia, amigos, llegando incluso a una cínica misantropía. "Haré mi afirmación de vida", frase que se haya como leit motive del cuento, aparece en varias ocasiones como solución a la angustiante sensación que produce la vida en medio de una sociedad, cuyos valores no se comparten. El irrefrenable deseo de salvación llega a convertirse en la obsesión del protagonista por engendrar un hijo; tal será su "afirmación de vida". De tal forma, el adolescente conoce a una muchacha de nombre Patricia Simón, y el mismo día que se la presentan, decide: "le haré un hijo a esta mujer". Aquí, la gran paradoja de Maternidad: el adolescente siente desprecio por su sociedad y rechaza sus valores; de otro lado, resuelve que la única forma de trascender es teniendo un hijo, que en realidad es la forma típicamente adulta, y además burguesa, de participar en la sociedad.
  • 73. El sarcasmo no podría ser mayor. Y en los cines me le pegaba mucho o suspiraba cada vez que había un pasaje de maternidad, y ella salía conmovida toda, aún sin decirme nada pero ya pensando en la idea de que la única manera de trascender sería quedando preñada y pariendo un hijo. (Op. cit, p. 103). El suicidio de un amigo de infancia, que luego de una discusión con sus padres se pega un tiro en la cabeza, lleva finalmente a Patricia a la decisión de querer engendrar un hijo: la muerte actuando como propulsora de vida, y dadas las circunstancias del suicidio, ¿no se trata de una ironía? "Fuí toda una celebridad en el colegio, padre a los 16 años" (p. 105). La precocidad, que aún con más fuerza se hace sentir a partir del alumbramiento, irá acompañada por un desmoronamiento tanto físico como psicológico del personaje femenino, a la par que el adolescente va reemplazándola en sus labores domésticas, y en la crianza del niño, consolidando una verdadera posición "maternal". Ella, que ha empezado a salir con otros hombres, se envicia por la cocaína, y ante la indiferencia del joven, cuyo mundo ahora gira sólo alrededor de su hijo, abandona el hogar.
  • 74. Es así, como en el desenlace, se resuelve la principal antinomia del cuento. Si el título "Maternidad" hace pensar en la figura femenina, encarnada durante el relato en el personaje de Patricia, será en realidad con el desarrollo de la trama, como llegará a observarse que la maternidad se produce en un plano psicológico: el enorme deseo de tener un hijo y vivir para éste, que lleva al precoz adolescente "rebelde sin causa", a realizar su "afirmación de vida", sustituyendo a la madre (que toma la posición del típico padre irresponsable, llegando tarde a casa, pasado de tragos), al encargarse tanto del cuidado de la casa como del bebé, con quien se porta excesivamente tierno. Así pues, el lector atento encontrará en "Maternidad" una ironía, precocidad y rebeldía que mucho tienen que ver con la "visión de mundo" del autor, plasmada en el monólogo interior del personaje principal; tal vez, el cínico tono del texto y su final, sean la mejor fuente para apreciar directamente dichas características (Op. cit. p. 107): Cuando regresaba, nunca conversábamos. Se tiraba por ahí, sin dormir, o a oír música. Supe que estaba metiendo droga. Me importó un comino. Conseguí una hipodérmica desechable, con mi amigo Gómez un gramo de la mejor cocaína y una noche la esperé. Llegó muy tarde, cayéndose de la borrachera, bajando de todas las trabas. Yo la recibí, le sobé su cabecita hasta que se quedó dormida en mi pecho.
  • 75. Preparé la cocaína, tomé uno de sus brazos, cuando lo estiré y palpé sus buenas venas abrió los ojos, y me miró, perpleja. Yo le sonreí. Creo que le inyecté medio gramo, en empujaditas leves. Ella hizo caras y risitas y yo sentí celos: nunca se portó así con mis orgasmos. Luego se levantó y comenzó a saltar por toda la casa, puso el estéreo a todo volumen y a mí no me importó que despertará a Augusto. Yo reí con ella. Hace días que no la veo. Se fue a paseo creo que a San Agustín, con una manada de gringos. Espero que no vuelva, que se muera o que reciba allá su merecido. Yo he terminado sexto con todos los honores, leo comics y espero con mi hijo una mejor época. 3.4. "El Tiempo de la Ciénaga": a la saga de Angelita, Miguel Ángel y otros personajes. "El Tiempo de la Ciénaga" es el último de los relatos de su libro "Berenice" (p. 111-136), que se tomó como punto de partida para el análisis de la obra cuentística del autor, por las razones explicadas en la introducción de este trabajo. Vale la pena anotar que éste cuento hace parte de una trilogía, publicada bajo el título de "Angelitos Empantanados o Historias para Jovencitos" en "Destinitos Fatales" (Op. cit. p. 133-208). Además de "El tiempo de la Ciénaga", dicha trilogía está compuesta por los cuentos "El Pretendiente", y "Angelita y Miguel Angel".
  • 76. Los tres relatos poseen relaciones intratextuales con su cuento "Berenice", relación que se observa más fuerte en "Angelita y Miguel Ángel"; el palimpsesto así conformado fue estudiado a fondo en el numeral 3.1. Dicha pareja de adolescentes protagoniza los tres cuentos; al mismo tiempo, personajes secundarios como Danielito Bang, Solano Patiño y Carevaca, aparecen en forma recurrente en estas historias. Igualmente, hay caracteres que se hallan tanto en los "Angelitos Empantanados", como en otros cuentos del autor: tal es el caso de Edgar Piedrahita, el gran amigo de "El Atravesado", quien como se recordará, le enseña a pelear al joven protagonista de la historia; Edgar Piedrahita también aparece en "El Pretendiente" como integrante de un "grupo de madrugadores del San Juan Berchmans": Solano Patiño, Danielito Bang, el propio Edgar Piedrahita y Miguel Angel Valderrama Ríos, quien relata la historia: "El único que terminó bachillerato fue Héctor Piedrahita Lovecraft. Los demás, topamos con la fatalidad". En forma similar, la Patricia de "El Atravesado", es sin lugar a dudas la inspiradora de "Patricialinda", y también, la misma Patrica de ¡que viva la música!. A continuación, un seguimiento a este personaje, que llegó a
  • 77. convertirse en una obsesión del universo caicediano: Que cuando conocí a Patricialinda me acostaba bien temprano sólo pa tener más tiempo de pensar en ella, antes de que me diera sueño y me durmiera. Si me fuera pa los llanos, ¿lloraría Patricialinda?... que si ella hubiera sabido que al dejarme me iba a dejar sin saber pensar más en la gente, mejor no me hubiera dejado, hubiera hecho un último esfuerzo, ¿cogerme de la mano? Tomado de "Patricialinda" en "Destinitos Fatales" Op. cit. p. 94. En mi clase todo el mundo comenzó a hablar de peladas de un momento a otro. Y yo me mantenía solo en los recreos porque yo no sabía nada de eso, y era barro mano, no sé qué le pasó a la gente que dejó de pelear de un momento a otro, y todo el mundo se mantenía con cara de tonto, escribiendo cartas y güevonadas en el tablero, flores y corazones y nombres de peladas. La otra vez un mancito nuevo escribió "Patricia" y al lado mi nombre, y lo encerró todo en un corazón. Yo, sin entender nada, fui y le di su tote y no volvió a joder más con eso. Tomado de "El Atravesado", en "Berenice", Op. cit. p. 48. "Bien venidos -dijeron-. Buena música. Coincidimos". "Lo que podría indicar un rumbo común para este día, ¿no? ¿Cuántas rumbas hay?". "Tres", me respondieron. "Una donde Patricia la linda (que era malvada con los hombres), otra donde el flaco Flores que acaba de llegar de USA y trajo un montón de discos, y la última sin sitio fijo: la gente se reúne en el parque del viejo teatro Bolívar y allí se decide40. 40CAICEDO, Andrés, "¡que viva la música!", Bogotá, Plaza & Janés, 4a ed., 1990, p. 31.
  • 78. Los anteriores, entre otros tantos, son ejemplos que apuntan a demostrar la hipótesis que se había planteado desde un principio: Andrés Caicedo escribió sus cuentos y su novela como partes de una obra total, en la que se entretejen múltiples relaciones, intertextuales, psicológicas y temáticas. Los personajes, que aparecen en diversos cuentos y en la novela, llegan a conformar un mundo: son protagonistas de historias urbanas, son todos adolescentes en contravía con su sociedad, algunos rebeldes, otros tímidos y llenos de temor, como los Angelitos Empantanados de los que nos ocuparemos a continuación. Angelita y Miguel Ángel conforman una pareja de novios, estereotipo de la burguesía, que sienten una gran curiosidad por los bajos mundos, a los que descienden atraídos por el encanto de lo desconocido. De su seguro mundo del norte, vigilado siempre por la policía, irán a parar a los populares barrios del sur, en donde el reconocimiento de personajes lumpescos y situaciones grotescas, los conducirá a un rechazo del sistema social, que causará su encierro o su muerte.
  • 79. En "El Tiempo de la Ciénaga", el destino de los personajes se encuentra marcado por la yuxtaposición de sus estratos sociales; la aventura de ir a cine a uno de los teatros del sur, hará que Angelita y Miguel Ángel entren en contacto con tres jóvenes pertenecientes a este mundo del esperpento: el Mico, el Indio y el Marucaco (p. 122): Había uno lleno de granos y otro mueco, el tercero si tenía la piel lisa, era moreno y cuajado, hasta buen mozo, se quedó mirándome y me preguntó: "¿ustedes son del norte, verdad?", sí, por qué, le respondí yo, "se les nota no más", dijo el granujiento y yo me reí, Angelita fue la que dijo pero nos gusta ver cine por acá, y ellos se rieron y nos ofrecieron cigarrillos. La amistad así iniciada, hace que la inocente pareja invite a estos personajes, para que conozcan su mundo. Ya en el lujoso norte, al darse cuenta que la brecha social es insalvable, quieren safarse de ellos, pero terminan siendo víctimas de su aventura: Al ser rechazados por Angelita, los lumpescos Mico, Indio y Marucaco la apuñalan, y ella muere ante la cobarde mirada de Miguel Ángel, quien huye de la escena. Días más tarde, morirá a manos de los mismos personajes, en su propia casa. Finalmente, resulta interesante recordar cómo en "El Atravesado" el protagonista le cuenta a un interlocutor ficticio su edad de oro como peleador callejero, con el
  • 80. tono de "Rebelde sin Causa", y una evidente nostalgia de los sesentas, en medio de los ambientes duros del Sur de Cali y el espíritu de las "galladas". Es decir, en "El Atravesado" quien narra es portador de la violencia, mientras que en "El Tiempo de la Ciénaga" el narrador, Miguel Ángel, y su novia Angelita (los personajes principales del cuento) son víctimas de ella.
  • 81. 4. "¡que viva la música!"41: UNA PROPUESTA CULTURAL A TRAVES DE LA RELACION MUSICA - LITERATURA. "¡que viva la música!" (1977) es la única novela que Andrés Caicedo concluyó, obra que como se verá tiene méritos suficientes para asegurarle un espacio más allá de la narrativa colombiana, en el contexto latinoamericano, dadas las connotaciones histórico-culturales plasmadas en ella. La novela, en parte construida con base en intertextos de canciones de música "salsa", es un relato alegre en la voz de María del Carmen Huerta, quien desde el monólogo interior hace un recuento de su vida, inscrita en medio de los conflictos generacionales de los años sesenta: la "cultura del rock", la moda psicodélica, la liberación sexual y el mundo de los alucinógenos. 41 Tal es el título original de la novela. Sobre la importancia del mismo, y sus connotaciones, se habla en el numeral 4.1.2.
  • 82. La llegada desde las antillas de la música salsa, posee una influencia decisiva en el desarrollo de la obra, constituyéndose en la esencia misma de la novela. La trama tiene lugar en el interior, y en ocasiones privilegiadas, en las afueras de una ciudad, pues ante todo ¡que viva la música! es una novela urbana. Se trata, al igual que en los cuentos y narraciones cortas del autor, de la ciudad de Cali "la sultana del Valle", en donde un cruce de razas, sincretismo cultural del que se hablará más adelante, puede palparse en forma intensa con el simple hecho de subirse a un bus, tal como sucederá en la novela, en un viaje hacia Jamundí. Las relaciones entre la obra cuentística de Caicedo y ¡que viva la música! son múltiples. Si bien los conflictos planteados son los mismos, la diferencia acaso subyace en que en la novela existe una propuesta política y cultural mucho más estructurada. La técnica narrativa del Flash back, ya analizada en algunos de sus cuentos (numeral 3.2.1.2.) es empleada en determinadas partes de la novela; la alusión a Poe (numeral 3.1) presente en "Berenice" y "Los Angelitos