1. Autor: Ana Gisselle Macías Álava
Docente: Dr. Jorge Cañarte
Universidad Técnica de Manabí – Medicina - Cuarto Nivel “C”
Inmunoglobulina E: Inmunoglobulina involucrada en reacciones de
hipersensibilidad inmediata con capacidad de unirse a basófilos y
mastocitos a través de receptores de gran afinidad que estas células poseen
para su extremo Fc.
Introducción
Alrededor del 30% al 40%
aproximadamente de la población
mundial, presenta algún tipo de reacción
de hipersensibilidad inmediata, por lo
que cada año se destinan millones de
dólares en salud para el tratamiento de
estas enfermedades ya que se sabe que
este tipo de patologías afecta la calidad
de vida de las personas que las padecen
(1).
Una de las enfermedades más comunes
relacionada a reacciones alérgicas es el
asma, que afecta a millones de personas
en todo el mundo; sin embargo la
mayoría de ellos tienen tratamiento con
broncodilatadores beta-adrenérgicos y
glucocorticoides inhalados, lo que
supone un control de la enfermedad (1).
Existe otro grupo de pacientes que
exponen un asma grave que se
caracteriza por no responder al
tratamiento habitual, lo que permite que
la persona afectada tenga
hospitalizaciones recurrentes debido a
las frecuentes exacerbaciones de la
enfermedad (1).
Gracias a estudios se ha logrado
demostrar que la inmunoglobulina E se
encuentra involucrada en la patogenia de
reacciones de hipersensibilidad
inmediata como las mencionadas
anteriormente. Entre otras enfermedades
mediadas por IgE se encuentran las
urticarias crónicas, la poliposis nasal y la
rinitis alérgica (1).
Esta investigación se centra en el papel
que tiene la IgE en diferentes patologías
relacionadas a hipersensibilidad
inmediata y en la revisión de
tratamientos innovadores para las
enfermedades alérgicas.
2. Desarrollo
La hipersensibilidad inmediata es una de
las reacciones patológicas más intensas
del sistema inmune donde participan
diferentes componentes de este, como
son los mastocitos, basófilos y la
inmunoglobulina E. El sistema
inmunitario produce anticuerpos IgE, a
partir de la estimulación de un alérgeno,
como polen, el cual es una sustancia
ambiental natural, de esta manera la IgE,
por medio de su región Fc, se unirá a
receptores para esta región, encontrados
en algunas células del sistema
inmunitario; estos receptores son de dos
tipos: los receptores de gran afinidad y
los receptores de poca afinidad, sin
embargo los más investigados son los
receptores de gran afinidad (FcεRI),
expresados, principalmente, en la
superficie de las APC, basófilos y
mastocitos, quienes liberarán histamina,
produciéndose de esta manera una
reacción alérgica.
Las manifestaciones clínicas de las
enfermedades alérgicas humanas
dependen, sobre todo, de los tejidos en
que los mediadores de los mastocitos
ejercen sus efectos y de la cronicidad del
proceso inflamatorio resultante. A
continuación se expondrá la
inmunopatología, factores
desencadenantes y tratamientos de una
enfermedad alérgica que afecta a niños,
adolescentes y adultos alrededor de todo
el mundo: la dermatitis atópica.
Dermatitis atópica
La dermatitis atópica (DA) es una
patología inflamatoria crónica de la piel
que se caracteriza por prurito intenso,
lesiones y resequedad cutánea y huellas
de rascado. Está asociada a otras
enfermedades alérgicas como la rinitis
alérgica y el asma. Empieza a aparecer,
generalmente, en los primeros años de
vida afectando así hasta un 20% de
infantes; en el caso de los adultos la
prevalencia es menor (2, 3,4).
La dermatitis atópica se caracteriza por
presentar dos fases: la fase aguda y la
fase crónica, dependiendo cada una de
diferentes factores, pero ambas están
asociadas a una mayor actividad de los
linfocitos B para producir
inmunoglobulina E. La fase aguda está
mediada principalmente por linfocitos
Th2 con la subsiguiente liberación de
varias interleucinas (IL-4, IL-5, IL-10 e
IL-13). La fase crónica está mediada
principalmente por los linfocitos Th1,
interferón gamma, la interleucina 5 y un
aumento de basófilos, mastocitos y APC
(2, 5, 6).
3. Este tipo de dermatosis inflamatoria es
muy frecuente y se asocia a factores
ambientales y otras circunstancias
desconocidas que proporcionan la
aparición de esta enfermedad alérgica,
además se destacan las interacciones
tanto inmunológicas como genéticas (2).
Varios estudios recientes han
determinado que la dieta deficiente con
vitamina D puede ser de gran influencia
en la manifestación de la enfermedad, ya
que la vitamina D tiene participación
tanto en la inmunidad innata como la
adaptativa. Se ha encontrado que el
receptor de esta vitamina está presente en
varias células del sistema inmunitario,
además este impide el desarrollo de los
linfocitos T, sobre todo los Th1, que
producen IF-y, interleucina 2 y son
capaces de activar los macrófagos, y el
desarrollo de linfocitos Th17, que
producen interleucina 17 e interleucina
22, todos estos componentes productores
de la inflamación. La vitamina D
también se relaciona con la producción
de péptidos microbianos en los
queratinocitos y además participa en la
diferenciación celular e
inmunomodulación; por lo tanto, la falta
o la escasez de vitamina D deja como
consecuencia un desequilibrio del calcio
y una alteración de la transcripción de
genes debido a que se modifica la unión
a receptores nucleares que regulan este
proceso. Por esta razón, la baja
administración de vitamina D en la dieta
tiene un papel muy importante en la
presentación de enfermedades como el
acné, la psoriasis, el vitíligo y claro está,
en la dermatitis atópica (6).
Como se destacó anteriormente, los
factores ambientales influyen mucho en
la dermatitis atópica, es por esto que la
ingesta de varios alimentos puede ser
causa de expresión de esta enfermedad.
Uno de los alimentos que se relaciona
con este tipo de reacción de
hipersensibilidad inmediata o alérgica es
la leche de vaca, ya que sus proteínas
(caseínas y beta-lactoglobulinas) actúan
como alérgenos. Las caseínas son
fosfoproteínas “que se encuentran en
forma soluble asociadas al fosfato de
calcio y que constituyen cerca del 80%
del total de las proteínas de la leche de
vaca” y las beta-lactoglobulinas son
proteínas que son termoestables y que
constituyen cerca del 10% del total de las
proteínas de la leche de vaca; estas
últimas proteínas, al ser termoestables no
se degradan de manera fácil con el calor,
lo que permite que tengan una capacidad
alergénica potente en personas
susceptibles si no se disminuye esta
4. capacidad mediante la cocción a altas
temperaturas de manera prolongada (7).
Alrededor de las dos primeras horas
después del consumo de leche de vaca,
aparece la dermatitis atópica en personas
susceptibles, generalmente debido a un
mecanismo que se encuentra mediado
por la inmunoglobulina E, sin embargo
también existen otros mecanismos que
no son mediados por la inmunoglobulina
E y se relacionan sobre todo a activación
celular; estas son respuestas tardías, es
decir, son reacciones que aparecen
alrededor de dos días hasta una semana
luego del consumo de la leche de vaca.
Es importante tener esto en cuenta ya que
en el 50% de los pacientes se pueden
presentar ambos mecanismos al mismo
tiempo (7).
La ingesta de huevo también se ha
asociado a reacciones de
hipersensibilidad inmediata o de tipo 1,
y por lo tanto a una mayor probabilidad
de aparición de dermatitis atópica en
niños que al consumir este alimento,
producen anticuerpos IgE que serán
enviados contra diferentes tipos de
proteínas encontradas en el huevo y que
actuarán como alérgenos
desencadenando la respuesta alérgica.
Entre estos están: la albúmina,
ovoalbúmina, ovotransferrina,
ovomucoide y la lisozima (8).
La mayor concentración de estos
alérgenos se encuentra en la clara del
huevo, ya que en esta se encuentran
cuatro (ovoalbúmina, ovotransferrina,
ovomucoide y lisozima) mientras que en
la yema encontramos solo uno: la
albúmina. De todas estas proteínas, la
más abundante es la ovoalbúmina y la
que tiene mayor potencial alergénico es
la ovomucoide, ya que esta es resistente
a las enzimas que se encuentran en el
tracto gastrointestinal y al calor (8).
En el diagnóstico de la dermatitis atópica
por causa del consumo de alguno de
estos alimentos, se pueden realizar
pruebas complementarias como IgE
específica y pruebas cutáneas. La IgE
específica se puede medir de manera
cuantitativa mediante estudios de IgE in
vitro, mientras que las pruebas cutáneas
son imprescindibles y muy útiles para
“determinar la existencia de anticuerpos
IgE específicos” a cualquiera de estos
alimentos, ya sea al huevo o a la leche de
vaca. Existe también un patrón de
referencia que sirve para el diagnóstico
de la dermatitis atópica por factores
alimentarios y es el reto oral
estandarizado, doble ciego, controlado
por placebo (8).
5. En el tratamiento para la dermatitis
atópica se encuentran diferentes medidas
terapéuticas convencionales. Una de las
principales es la terapia de inducción,
que consiste en la administración de
corticoides tópicos e inhibidores de la
calcineurina; la terapia de
mantenimiento, que se utiliza sobre todo
en casos de pacientes con la enfermedad
(DA) persistente, recaídas frecuentes o
muy severas y consiste en la
administración de corticoides tópicos en
pauta intermitente (fin de semana) e
inhibidores de la calcineurina en terapia
de mantenimiento (2veces/semana). Por
último también se menciona como una
medida terapéutica la terapia de casos
refractarios, que consiste en la
administración de ciclosporina oral,
corticoides tópicos muy potentes,
fototerapia y el suministro de corticoides
orales (5,10).
Además se deben realizar
recomendaciones sobre el baño, la
reducción de estrés, la hidratación con
emolientes, el apoyo psicológico y evitar
factores desencadenantes como los
detergentes, solventes, irritantes,
aeroalérgenos, y como se ha mencionado
a lo largo de esta investigación,
alimentos determinados (5, 9,11).
Un tratamiento que ha resultado eficaz,
según prueban estudios, es el uso del
omalizumab, el cual es un anticuerpo
monoclonal humanizado que tiene la
capacidad de unirse a la
inmunoglobulina E por medio de su
región Fc con el objetivo de regular la
respuesta alérgica por parte de este
anticuerpo, o dicho en otras palabras,
para evitar la unión de la
inmunoglobulina E a los basófilos y
mastocitos y así evitar la degranulación
por parte de estos para que no se liberen
los correspondientes mediadores de la
inflamación como los leucotrienos, las
prostaglandinas, las IL-13, IL-15, IL-8 y
el TNF; como un breve recordatorio la
degranulación es el proceso por el cual
los gránulos citoplasmáticos de los
basófilos y mastocitos se funden con la
membrana celular para liberar el
contenido de los mismos. También es
importante destacar que el omalizumab
“bloquea la cascada de eventos de Th2”,
lo cual es importante, hablando de la
fisiopatología de la atopia (1, 12, 13).
Cabe recalcar que, debido al efecto que
tiene el omalizumab sobre la IgE con
referencia a los mastocitos, habrá una
disminución en la expresión de los
receptores de gran afinidad de los
mastocitos y basófilos, influyendo de
6. esta manera en la actividad de las células
dendríticas, de manera que se reducirá su
función como células presentadoras de
antígenos, para que los alérgenos sean
presentados a los linfocitos T
cooperadores (1, 14,15).
Esta alternativa terapéutica es muy
importante para el tratamiento de la
dermatitis atópica, sobre todo en casos
de pacientes que presentan IgE elevada y
que no responden a tratamientos
habituales.
Conclusiones
Las reacciones de hipersensibilidad
inmediata se producen por sustancias
ambientales naturales que generalmente
son inofensivas denominadas alérgenos,
además son las reacciones patológicas
más intensas del sistema inmune, donde
participan diferentes componentes de
este, como son los mastocitos, basófilos.
La dermatitis atópica (DA) es una
patología inflamatoria crónica de la piel
que se caracteriza por prurito intenso,
lesiones y resequedad cutánea y huellas
de rascado. Está asociada a otras
enfermedades alérgicas como la rinitis
alérgica y el asma.
La dermatitis atópica es una dermatosis
inflamatoria que se encuentra asociada a
factores ambientales principalmente y a
otras circunstancias desconocidas que
proporcionan la aparición de esta
enfermedad alérgica, además se destacan
las interacciones tanto inmunológicas
como genéticas.
Entre los alimentos que pueden
desencadenar una dermatitis atópica se
encuentran sobre todo la leche de la vaca
y el huevo, cuyas proteínas de ambos
alimentos actúan como alérgenos para un
individuo susceptible. Sin embargo en
estudios recientes se ha destacado que la
deficiencia de la vitamina D también
tiene una fuerte influencia en la aparición
de esta enfermedad alérgica.
Uno de los tratamientos más innovadores
para la dermatitis atópica es el uso del
omalizumab (anticuerpo monoclonal
humanizado capaz de unirse a la IgE por
medio de su región Fc con el objetivo de
regular la respuesta alérgica por parte de
este anticuerpo), que ha presentado
efectos favorables en pacientes que
presentan IgE elevada y que no
responden a tratamientos habituales.
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