Arte préhispÁnica

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Arte Latinoamericano con Énfasis en Colombia
ARTE PREHISPÁNICO
Alumna: Ana Lúcia Piedade dos Santos
Orientadora: María del Carmen Falcón Tomé
Portafolio III – Modernidad en el arte y consecuencias en América.
“Su obra ha tratado leal y tenazmente en encarar un espíritu nacional. Con
más celo y angustia que los otros que le son contemporáneos, correó a la
busqueta del nacionalismo... Posiblemente no hay en Colombia otro pintor
que con mayor seriedad haya intentado da vida en el arte a un nacionalismo
más puro acusativo de sus orígenes, respetuoso de sus tradiciones,
empeñado en definirse.. Acuña ha querido dar jerarquía al tema nacional,
tanto a su presencia física como a su hombre y su esencia cósmica...”
__Marta Traba.
Tras leer esta crítica, no dudé en dedicar este portafolio a Luiz Alberto Acuña. Él volvió
los ojos a la origen aborigen, al pueblo humilde del agro santandereano y boyacense
además de al nacionalismo. Nació en Suaita, SA en 1904, creció, viajó, pero volvió a su
gente. Morriendo en Tunja, BY en 1984.
Una de las más bellas obras del maestro Acuña es el mural elaborado al óleo sobre
madera y titulado Teogonía de los dioses chibchas.
Entre 1895 y 1915 nació un grupo de pintores y escultores iniciadores del Arte Moderno
en Colombia. Esta generación se distinguió por tratar de superar definitivamente la
influencia académica procurando un arte propio y cuyos principales representantes son:
Pedro Nel Gómez, Luiz Alberto Acuña, Ignacio Gómez Jaramillo, Carlos Correa, Gonzalo
Ariza, Jose Domingo Rodríguez, Rómulo Rozo y Ramón Barba.
En el panorama político, Colombia sufría grandes transformaciones; en lo económico, la
industrialización con la consiguiente aparición de la clase obrera y un desarrollo
acelerado, politizó las masas. La fundación del partido comunista y la adopción de la
filosofía marxista por grupos de intelectuales y artistas como el caso del grupo Bachué,
son ejemplos de esa situación. A las anteriores, que fueron influencias internas, se le
sumaron las externas, como la influencia del artista español Pablo Picasso y la

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tendencia Cubista, inspirada en la cultura negra africana.
Picasso planteó a Luís Alberto Acuña y Rómulo Rozo la necesidad de realizar un arte
que estuviese orientado a la búsqueda de la identidad y raíces étnicas y culturales del
país. Además, el muralismo mexicano ejerció una influencia definitiva en la formación del
grupo, ya que tal expresión era reconocida como lo mejor del arte latinoamericano.
Para Acuña, no existe en su obra influencia del muralismo mejicano. Para él lo que
define a un artista es la peculiaridad nacional y el punto de vista personal.
El grupo Bachué dio gran valor al medio geográfico, al ambiente tropical y a las
circunstancias étnicas e históricas. Era un grupo comprometido con el país, estudiando
las temáticas, los problemas y las características, a pesar de que nunca constituyeron
un movimiento definido, pese a su aparente ideología de organizar una escuela de Arte
Colombiano; por el contrario, trabajaron en forma totalmente independiente. Aunque
todos coinciden en que no pertenecieron al grupo, los artistas de esta etapa se
distinguen, de una manera radical, por tener un arte diferente al europeo, exaltando los
valores nacionales. El movimiento bachué caracteriza el movimiento de los años treinta
y cuarenta en Colombia.
“Yo no he podido cultivar amistades por timidez y por falta de tiempo. Mi vida la he dedicado a
pintar y a hacer escultura, a sentir la vida en la música y los libros. La infancia, la viví bajo la
dictadura del miedo , miedo a los aparecidos y fantasmas, miedo a la bruja Zascandil, terror
cósmico, pienso que el valor no consiste en sentirse uno valiente, sino en dominar el miedo.”
Un importante acontecimiento artístico del año treinta y siete es para Bogotá la
exposición de Luiz A. Acuña y Pierre Daguel en el Teatro de Colón. De ella nace un gran
despertar, un apasionado grito por lo proprio, por el descubrimiento para el arte de estas
tierras, tan ricas en tesoros hasta entonces en interpretación artísticas.

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Toda las pinturas de Acuña tiene la inconfundible marca de su
estilo: por la ponderada distribución de las masas, por la
escultural configuración de las formas por el vivo pigmento de la
superficie, por el sonoro colorido. Igual originalidad notamos en
el conceptuación de los temas, entre los cuales las
composiciones de figura humanas ocupan un lugar
preponderante.
“Las bañistas” de
Acuña son el retrato
del legado de las
culturas indígenas
colombianas que
solían pasar las tardes contemplando el agua de
los ríos que consideraban ser elementos
sagrados. Sin embargo, la aparición de las
mantas es una muestra del impacto occidental
sobre la cultura precolombina. Esa decidida
ambición de relacionar la desnudez con lo impuro
y el pecado parecerían haber cobijado a una de
las mujeres, aquella que da la espalda y se
oculta. Pero pese a la aparición de esas prendas,
la figura y los rasgos de los personajes presentes
en la obra son muestra evidente de las raíces
indígenas nacionales. Las caras chatas y
redondas, los senos grandes y la contextura
gruesa son emblemáticos y característicos de
cada una de las culturas precolombinas andinas,
especialmente aquellas que habitaban áreas frías
y montañosas.
Las bañistas

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Esta pintura de Luís Alberto Acuña titulada “Las bañistas” (1942) está compuesta por
una estructura rectangular vertical donde aparecen tres mujeres, dos de ellas desnudas
y otra cubierta por una especie de toalla. En la obra sobresalen el color blanco de la
toalla y el azul del agua del río que varía de intensidad dependiendo del reflejo que se
genera en él. De igual forma, las figuras femeninas están compuestas de un café opaco
con varias sombras en negro. En la pintura se pueden identificar cuatro planos: el agua
del río en el fondo del lienzo, la mujer desnuda de espaldas, la otra mujer que se seca el
cabello y está de frente y, por último, en primer plano, esta misteriosa figura femenina
que da la espalda y se oculta bajo una manta blanca. Podría decirse que la iluminación
del cuadro proviene del sol que está posado sobre lo que parecería ser un río, dado el
movimiento que se observa en el agua, ya que el impacto lumínico es igual sobre la
totalidad de la obra. Debe también señalarse que la obra es de un tamaño relativamente
grande, al punto que podría hablarse que la figura humana está en una escala casi real.
Biografía
En 1923 ingresó a la Academia de Bellas Artes de Bogotá y al año siguiente ganó un
concurso del Gobierno de Santander, que le costeó un viaje a Europa y una pensión. E
se mismo año inició sus estudios en la Academia Julien, con Pablo Landovsky.
En 1929 regresó a Colombia y fue nombrado Rector del Centro de Bellas Artes de
Bucaramanga. Hizo su segunda exposición individual en el Salón del Diario “El Deber”
de Bucaramanga.
En 1942 participó en el Tercer Salón De Artistas Colombianos con los óleos: Placita
Colonial y Mascarada, y obtuvo el tercer premio de pintura con este último.
Participó en el Salón Nacional de Artistas de Colombia en varias ocasiones y ganó el
primer puesto en 1950.
De 1948 a 1949 fue becado por Guggenheim Memorial Foundation.
En 1957 pintó el mural Teogonía de los Dioses Chibchas en el vestíbulo del Hotel
Tequendama y en 1960 pintó un mural al fresco en la Academia Colombiana de la
Lengua.
En Villa de Leyva existe un museo con su nombre y parte de su obra.

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Críticas:
(...) Pero la intuición pictórica resuelve con más acierto un problema que el pusilánime
intelecto no se atreve a abocar. En su obra se observa un continuo y paulatino
desprendimiento de la pomposidad y artificio del arte colonial y un constante y
progresivo olvido de las máximas y cánones del arte europeo, que con tanta fuerza se
traslucían en sus ilustraciones de los años 1931-32.
Si las “Bañistas” cuadro pintado en 1934 y que actualmente se conserva en el Museo de
Bellas Artes de Medellín, recuerda las composiciones de Rubens, tanto por la aparente
voluptuosidad como por los colores carnales de los cuerpos, un atento espectador
puede constatar diferencias fundamentales: Pues si aquellas representan, con una
plasticidad inigualada por cierto, la mórbida y sensual voluptuosidad de una sociedad
lujuriosa, rica y frívola, Acuña pinta la sana voluminosidad corpórea. Su fuerte y
elemental. El ideal de la belleza femenina tampoco es rubensniano: los oblicuos ojos de
las campesinas santandereanas, los grandes, redondos y duros pechos, el tono
bronceado del cuerpo expresan un nuevo ideal de belleza y anuncian el próximo
desprendimiento de influencias extranjeras(...) _ Juan Fride.
Lo primero que impresiona en la obra de Acuña es el color, cálido y brillante. La calidez
la dan tonos rojos profundos, los amarillos dorados, lo verdes húmedos, los azules
nocturnos. En su obra hay clima de trópico y de montaña. Está la densidad de la selva y
la vista de la cordillera, abarcando con su emoción toda la geografía de Colombia. _
Arnando Zegri.
Si imaginamos la tensión interior que organiza la presencia de una fruta , su deslumbre
aparición sencilla, su milagro patente, quizá podríamos acercanos a esa severa gracia
que acuerda colores, deseos, en la parte mejor de la pintura de Luiz Alberto Acuña.(...) _
Fernando Guillén Martinez.
Escritos de Luiz acerca de los Ticunas

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(...) Arte muy digno de toda atención, y aún de especial estudio, y hermana inseparable
de la pintura indígena, es la tintorería Si gracias a su intuición el indio alcanzó en las
artes de los metales y textiles un adelanto a todas luces admirable, a esta maravillosa
condición debió, igualmente , y a algunas felices casualidades sus grandes
conocimientos sobre las propriedades tintóreas de las plantas.
Vegetales eran sus principales colorantes empleados en la decoración de sus tejidos y
en la pintura de sus personas.
Vegetales eran los azules, morados, bermellones y el amarillo cromo. El blanco debió
ser de origen mineral, así como el acre obscuro, el pardo, algunos rojos y el azul
grisáceo, porque todos ellos si obtienen con tierras. Además de unos colores animales
debieran emplear, como el carmelita cálido muy prieto, producido mediante el
aprovechamiento de la sangre. El negro muy intenso, obtenido con el hollín de huesos
calcinados, y el amarillo comúnmente llamado indio, que resulta de la orina de ciertas
serpientes. La tonalidad morada más rica y transparente, a la vez que la más firme, la
obtuvieron con el frotamiento de la hoja verde de la púnciga. De la tan común planta
llamada añil extrafiron una gama de azules tan rica a que va desde el más profundo
ultramarino hasta el celeste pálido. Del trompeteo sacaron el bermellón anaranjado, y
del azafrán un tonalidad dorada deliciosa.
Una planta hubo popular entre todas las demás por su frecuentísimo uso. El achote que
si produce en regiones cálidas y cuya semilla se obtiene una violenta tonalidad roja. Al
achote, nombre conque se le llama más comúnmente bija, palabra de origen caribe, que
significa rojo encarnado.
*Nosotros,los brasileños, la llamamos urucum.

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Del Achote
Este arbusto o planta producido de sí mismo por obra de la natura. Pero también este
plantan los indios guando quieren. Ese es tan alto como estado y medio del algodón y
echa unos frutos en capullos que quieren parecer a los del algodón, salvo por de fuera
tiene un vello grosezuelo por ciertas venas que de fuera señalan los apartamientos o
partes que dentro tiene el capullo, dentro del cual están unos granos colorados, o rojos
que se pegan como cera o más viscoso y de aquellos hacen unas pelotas los indios con
que después se pintan las caras. Él lo mezclan con curtas gomas y se hacen unas
pintas como bermellón fino, y de aquella color se pintan las caras y el cuerpo, de tan
buena gracias que parecen al mismo diablo.
Y las indias hacen lo mismo, cuando quieren hacer sus fiestas, bales y los indios cuando
quieren parecer bien o cuando van a pelear por parecer feroces.
El color es muy malo de quitar hasta que pasan muchos días, pero ellos pasan muy bien
con ella, cuando están así pintados aunque los hieran, como es la pintura colorada es
como el color de la sangre, no desmayan tanto como los que no están pintados de
aquella color roja. Ellos atribuye a la virtud de la bija y no es por ser de color sanguina.
Ella es pintura que no tiene buen color, pero servía a los romanos que cuando
triunfaban, iban en el carro en silla colorada, con vestidura palmada y el rostro tinto de
rojo, a imitación del elemento del fuego. _Fernadez de Oviedo, cronista.
Indio amazonense

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Escritos de Luiz acerca de los Trajes
Sobriedad, naturalidad y economía constituyen las más salientes características del traje
popular colombiano, así nos refiramos a los habitantes del litoral ardiente, de la zona
templada o de los altos páramos andinos. Es nuestro propósito presentar a los
detectores de Ximenez de Quesada, en sucesivas entregas, una adecuada información
gráfica y descriptiva de este aspecto de nuestro folclore que es el traje del pueblo y de
manera especial el femenino.
Traje que, si fuésemos a estudiar en forma sistemática tendríamos que dividirlo en dos
principales sectores, por lo que a su aspecto exterior se refiere, a saber, el de dos piezas
o compuesto y el simples o enterizo, como lo denominan en algunos lugares del interior
del país.
Se compone el primero de falda y blusa, segundo es solamente un camisón que suele
ser de vivos colores, mangas largas y con perifollos y arrumacos.
Las faldas suelen ser de paño o ballestilla entre las mujeres de clase acomodada, las
campesinas pueblos las usan de cualquiera tela barata.
La blusa blanca siempre, muy descotada y armada de colgantes se ceñe
estrechamente, y la manga nunca pasa del codo. No es sólo la calidad del género en
que dichas piezas se hallen confeccionadas lo que deferencia la posibilidad económica
de quien las lleva, sino los bordados y primores de aguja que las decoran, con labores
que representan hojas, flores y aves estilizadas o simples combinaciones lineales
geométricas depuestas en zonas, ejecutadas en seda de diversos y muy vivos colores,
los cuales resaltan mayormente sobre el fondo de la tela, que es casi siempre negro o
de cualquier tonalidad muy oscura.
Idénticos temas a los ostentados en la falda aparecen decorado los volantes de la blusa,
en seda o hilo de algodón de colores negro o rojo, pero no combinados.
Una y otra pieza se llevan holgadamente, si bien muy ceñidas como ya se dijo. Las
faldas cuando muy largas, nunca pasan del tobillo, y si muy cortas, jamás suben más
allá del tercio inferior de la pantorrilla, y eso sólo entre las solteras y muy jóvenes.
Su extraordinaria amplitud es condición de las faldas veleñas, pues motivo de orgullo
campesino que las faldas formen múltiplos y profundos pliegues. Y no es menos
importante que sea muy notoria la silueta esponjosa y acampanada, la aque se logra

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mediante el empleo de dos o más faldas interiores las cuales a su vez no solamente se
hallan confeccionadas en no pocas varas de tela cada una, sino que van cuidadosa y
rigurosamente almidonadas, de tal suerte que al andar producen un rodillo característico
que a los oídos de los mozos suena a gloria. Estas enaguas blancas o interiores suelen
dejarse ligeramente más largas que la oscura saya que las cubre, con el fin de señalar
coquetamente la línea de encaje en que terminan.
Completan la indumentaria las alpargatas, la mantilla y el sombreo. Las primeras son por
lo regular de jeque, aun cuando también son muy usada las de suela o material
confeccionado en cuero y lona. Unas u otras se sujetan con atadores o cordones tejidos
en lana de vistosos colores. El sombrero es de paja, crezneja de caño o jipijapa, muy
blanco, de cortas alas y angosto cintillo negro. Negra es igual la cinta que sujeta a la
garganta una pequeña cruz de plata o cualquier otro pinjante.
Escritos de Luiz acerca de los Refranes
“Originario de Santander, tierra de gentes bravas y de mucho ardimiento, es la
sentencia. Los hombres devén oler a tabaco, aguardiente y pólvora.”
Ninguna sentencia fue más breve, ninguna conducción más elocuente, ninguna verdad
más oportuna; y sin embargo de tales maravillas el refrán desdeña lo erudito, se disocia
de lo cortesano y se resurgía para vivir muy a sus anchas en cuanto es popular y
castizo. (...)
Visita:
Biblioteca Nacional – Iconografia – Rio de Janeiro - RJ
Referencias Bibliográficas:
“Acuña, pintor colombiano” - Biblioteca Santandereana
Varios sites: Wikipedia; Museo Alberto Acuña; y otros.