3. 3
V. Los actores de la producción
Hacendados y capitalistas
Durante el periodo presidencial de Sebastián Lerdo de Tejada, la modificación
de la propiedad territorial se agilizó con la Ley General del 31 de mayo de
1875, misma que otorgó autorización al Ejecutivo Federal para deslindar los
terrenos nacionales en toda la República, por medio de particulares o
compañías que se organizaran con esta finalidad1
y, merced a diversos
decretos posteriores, las compañías deslindadoras adquirieron la tierra y
especularon con ella obteniendo en recompensa, la tercera parte de lo
negociado.
El deslinde se efectuó con el mayor brío en los sectores de terreno que
garantizaban las mejores ganancias con el menor esfuerzo. Así, al momento en
que por la Región Lagunera se litigaba por la propiedad territorial, la inaccesible
zona de las quebradas no era objeto de discordia. Sin embargo, el ejercicio del
deslinde, despojó a numerosos poblados de la sierra de sus bosques y sus
pastizales.
En este proceso de acumulación de riqueza participaron, principalmente
quienes podían disponer del dinero y las relaciones para hacerlo y en Durango,
los que tradicionalmente contaban con fondos suficientes o excedentes eran
casi siempre miembros del bando conservador; por lo cual hicieron a un lado
su, en apariencia, rígida ideología conservadora, ante la oferta de terrenos por
parte del gobierno de la dictadura liberal. “En Durango se propició un proceso
de consolidación del liberalismo económico y de conservadurismo político y
moral en el que los intereses de la burguesía empresarial que dominaba el
país, se identifican plenamente.” 2
La acumulación terrateniente se concentró de la siguiente manera:
48% en propiedades mayores de 50,000 hectáreas, siendo la más grande la
1
VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Durango en la era de la paz y del progreso, México, Tesis
de Maestría en Historia de México, FF y L/UNAM, 1993, p. 77.
2
YEN FERNÁNDEZ, MAURICIO. “La Industria y el Comercio en Durango, durante el
Porfiriato”, en: Transición, números 14 y 15, Durango. IIH, UJED, 1993, p. 27.
4. 4
Hacienda de Santa Catalina del Álamo y Anexas con un total de 412.477
hectáreas.
21% en 42 propiedades de entre 20,000 y 50,000 hectáreas.
15% en 73 propiedades de entre 10,000 y 20,000 hectáreas.
Por último, un 16% dividido en 257 propiedades menos de 10,000 hectáreas. 3
Según Pastor Rouaix: “A principios del siglo XX, treinta personas eran dueñas
de tres millones de hectáreas (…) el que fue feudo de los Condes de San
Pedro del Álamo, en tiempos de la Colonia y que subsistía casi íntegro antes
de la Revolución, contaba con cuatrocientos cuarenta mil hectáreas, siendo
mayor, en consecuencia que el estado de Tlaxcala y poco menos que Morelos.”
4
O dos veces el territorio de Belice.
La burguesía establecida en Durango tuvo dos polos principales de
concentración, uno en la capital del estado y el otro en la Región Lagunera,
mientras que los terrenos de la sierra quedaban rezagados al desarrollo del
capital y las inversiones.
Durante la treintena porfirista, el entendimiento de facto entre el Clero y el
Estado desactivó la pugna legal entre liberales y conservadores. Así, el 23 de
junio de 1891, el Papa León XIII elevaba la Diócesis de Durango a la categoría
de Arzobispado, con la Diócesis de Sonora, Sinaloa y Chihuahua y el Vicariato
Apostólico de Baja California como sufragáneas.
La paulatina recuperación económica de la Iglesia se configuró mediante las
obvenciones parroquiales o pago por conceptos sacramentales, el diezmo
voluntario (la décima parte, o menos, de la producción agrícola y ganadera o de
cualquier otro tipo de producto o ingreso que algunos católicos, de manera
voluntaria, entregan a la Iglesia para su mantenimiento), donaciones, herencias
y contentas. Este último concepto consistía en una cuota que, con el objeto de
obtener el perdón de su pecado de avaricia, daban aquellas personas que,
aprovechando la Ley de Desamortización de Bienes del Clero, habían
adquirido, a bajo costo, tierras que habían sido propiedad de la Iglesia. 5
3
ARREOLA VALENZUELA, ANTONIO. Et. Al. Summa Duranguense, Durango, Gobierno del
Estado de Durango, 1979-1980, dos vols. pp. 10 a 14.
4
ROUAIX, PASTOR. La Revolución Maderista y Constitucionalista en Durango, México, De.
Cultura, 1931, p. 7.
5
MÁRQUEZ PADILLA, PAZ CONSUELO. “La oposición católica”, en: Así fue la Revolución
mexicana. Tomo I. Crisis del porfiriato, México, Senado de la República / SEP / INAH /
CONAFE, 1985, p. 84.
5. 5
Por su parte, los indígenas del estado, sin sacerdotes católicos, desarrollaban
sus ritos sincréticos, a su manera, en sus oratorios y lugares sagrados lejos de
la burocracia eclesiástica del Vaticano.
Con respecto a la evolución del Gobierno Estatal, Guadalupe Villa nos aclara
que: “En cada toma y daca por la silla presidencial, aparecían en
correspondencia levantamientos en adhesión al pretendiente en turno.
Después de la Guerra de Intervención y hasta el triunfo de Tuxtepec, la práctica
en la entidad siguió siendo la misma. Finalmente el general Donato Guerra
designó gobernador al coronel Juan Manuel Flores, quien desde 1871, durante
la Revuelta de La Noria en Durango, había tomado las armas en favor de Díaz.
Cuando en febrero de 1877, los generales Naranjo y Jerónimo Treviño
ocuparon la ciudad de Durango, Flores asumió el gobierno provisionalmente y
electo después para el periodo que terminaría en 1880. De ahí en adelante la
suerte de Flores siguió el mismo derrotero que la de Porfirio Díaz. Las reformas
constitucionales que permitieron las sucesivas reelecciones del presidente,
fueron las mismas que en Durango permitieron las de Flores, con la sola
excepción de Manuel González en el Ejecutivo y de Francisco Gómez Palacio
en la gubernatura estatal. Sólo la muerte separó a Flores del poder6
En las postrimerías del siglo XIX sólo el bandidaje social de Heraclio Bernal e
Ignacio Parra cuestionó la legitimidad del Gobierno Estatal. Los litigios entre
terratenientes; por tierra o por aguas se multiplicaron.
Las familias oligárquicas que se constituyeron en los grupos inversionistas
predominantes de la ciudad de Durango ostentaban los apellidos de: Asúnsolo,
Bracho, Damm, Drünert, Flores, González Saravia, Gurza, Hildebrand, López
Negrete, Manzanera y Stahlknecht, entre otros; mientras que, en la Región
Lagunera, destacaban los apellidos Lavín, Brittingham, Hernández, Siller,
Torres, Martínez, Araura y Colvian y Feliciano Colvian, los De la Peña y los
Sariñana.
Es de notar que hubo una afluencia de capitalistas extranjeros que se
establecieron en Durango, procedentes de países como: Alemania, Estados
Unidos, Francia, Inglaterra, China, España y el Imperio Otomano.
6
VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Durango en la era de la paz y el progreso, México, Tesis
de Maestría en Historia de México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1993, p. 130.
6. 6
Granos, textiles, jabones, dinamita, cebo, lana, harinas, vid, ganado, minerales
y productos forestales fueron algunos de los productos que, desde los últimos
años del siglo XIX, comenzaron a salir al mercado en los vagones de ferrocarril.
Algunos negocios agrícolas, minerales e industriales, tenían tal capacidad de
producción que el tendido de vías férreas hasta el interior mismo de los centros
de trabajo era costeable. Sin embargo, el desarrollo se centró en enclaves bien
determinados y grandes extensiones del territorio, sobre todo del serrano
estatal quedaron fuera de los planes contratados del tendido de vías.
7. 7
Sentado, el hacendado y gobernador de Durango, Juan Nepomuceno
Francisco Flores Alcalde, rodeado de su familia en 1866 (circa)
El hacendado y gobernador de Durango, Juan Nepomuceno Francisco Flores
Alcalde, en los 1900’s
10. 10
Portada de los títulos de propiedad de una casa del hacendado Juan
Nepomuceno Flores, en la ciudad de Durango, 1865
11. 11
Empresario y cónsul alemán Maximiliano Damm, en su juventud, 1870’s
El mismo Maximiliano Damm, en su vejez, 1890’s
12. 12
La señora Josefa Palacio de Damm, 1870’s
Santiago Lavín Cuadra, capitalista y terrateniente lagunero, 1870’s
13. 13
Otra imagen de Santiago Lavín Cuadra, 1900 (circa)
Gilberto Lavín, hacendado y empresario de La Laguna, 1900 (circa)
14. 14
Empresarios españoles en la Hacienda de Pamplona, Tlahualilo, Durango,
1893
John F. Brittingham, capitalista estadounidense radicado en La Región
Lagunera, propietario de la Jabonera La Esperanza, 1900 (circa)
15. 15
Firma y foto del empresario Ventura González Sarabia y Murua, 1905
Hermanos González Saravia y Murua, 1900’s
16. 16
Familia de Enrique González Sarabia y Murua, 1900’s
Roberto Windish socio fundador de la Fábrica de hilados y Tejidos de La
Constancia, 1903
17. 17
Luis Carlos Bosé, propietario de la Ferretería Alemana, 1900’s
Familia Bracho Zuloaga, 1900’s
18. 18
Otra imagen de la Familia Bracho Zuloaga, 1900’s
Otra imagen de la Familia Bracho Zuloaga
19. 19
Julio Curbelo terrateniente durangueño, 1900 (circa)
Cipriano Guerrero, propietario de la planta de energía eléctrica de la ciudad de
Durango, 1900’s
20. 20
Pedro Torres Saldaña, jefe de una poderosa familia durangueña, 1900’s
Empresario Felipe Pérez Gavilán, 1900’s
29. 29
Tres imágenes de la mina La Valenciana, en el Mineral de Mapimí, operado por
la Semelting Works of The Durango Mapimí Mining Company, 1876 y 1880
(circa)
Cerro de La Bufa, en Mapimí
33. 33
Seis imágenes de la American Smelting and Refining Company, ASARCO, de
Velardeña, municipio de Cuencamé, en las postrimerías del siglo XIX y
principios del XX
Ruinas del Mineral de Velardeña, municipio de Cuencamé
39. 39
Ocho imágenes del mineral de Ojuela, con su famoso puente y dos de su
fundición, concesionado a The Peñoles Mining Company at Mapimí, en las
postrimerías del siglo XIX y principios del XX
Ruinas del Mineral de Molinos, municipio de Topia
40. 40
Plano alemán del Cerro de Mercado, 1878
Cerro de Mercado a principios del siglo XX
41. 41
Presa adyacente a la fundición de La Ferrería de Flores, 1900’s
Presa de la Ferrería de Piedras Azules, 1900’s
48. 48
Lingote de metal extraído del Mineral de San Dimas
Hecatombe en el mineral de San Dimas, Durango, grabado de José Guadalupe
Posada, 1900’s (circa)
49. 49
Acción financiera del Mineral de Avino, 1897
Mineral de Avino, municipio de Topia, en su momento, el tajo abierto más
grande del mundo, 1900’s
50. 50
Mineral de Promontorio en el municipio de El Oro, 1900’s
Estatutos de la Compañía Minera de San Andrés de la Sierra, 1893
51. 51
Acción de la Compañía Minera Washington, del Mineral de Ocampo, municipio
de San Juan del Río
Membrete de Hacienda de Beneficio de Metales El Cazador, en San Juan de
Guadalupe, 1900’s
52. 52
Industrias en los llamados tiempos de la paz y el progreso
La Industrial del Nazas, Departamento de Telares, 1900’s
Edifico de la Fábrica de Hilados y Tejidos La Providencia de El Tunal, 1900’s
54. 54
Dos imágenes del Río Tunal, como fuerza motriz de la Fábrica de Hilados y
Tejidos La Providencia
Panorámica de la Fábrica de Hilados y Tejidos La Providencia, de El Tunal, por
Leon Trousset, 1884
55. 55
Fábrica de Hilados y Tejidos La Providencia de El Tunal, vista desde El
Pueblito, por León Trousset, 1884
Publicidad de Fábrica del Tunal, 1900’s
57. 57
Mapa de las Haciendas Laguneras, 1890
Fábrica de Hilados y Tejidos La Amistad, de Prince, Torres and Prince, en
Lerdo,
58. 58
Fábrica de Hilados y Tejidos La Amistad, en Gómez Palacio, propiedad de la
familia Torres Saldaña, 1900’s
Oficina de la Fábrica La Amistad, en Gómez Palacio, 1900’s
59. 59
Fábrica de Hilados y Tejidos La Constancia, en el municipio de Nombre de
Dios, 1890’s
Despepitadora de algodón en Santa Clara, municipio de Gómez Palacio, 1900’s
60. 60
Compañía Industrial Jabonera La Esperanza de La Laguna, 1900’s
Entrada principal a la Jabonera La Esperanza de La Laguna, 1900’s
61. 61
Membrete de la fábrica de jabones La Esperanza, 1900’s
Interior de La Jabonera La Esperanza, en Gómez Palacio, 1900’s
62. 62
Acción financiera de La Jabonera La Esperanza
Casa principal a la Jabonera La Esperanza, 1900’s
63. 63
Panorámica de la Jabonera La Esperanza de Gómez Palacio
Molino el Brillante en Gómez Palacio, 1900’s
64. 64
Fábrica de explosivos de Dinamita, municipio de Gómez Palacio, fundada por
John Brittingham, 1900’s
Fábrica de glicerina en el poblado Dinamita, municipio de Gómez Palacio,
1900’s
65. 65
Planta de energía eléctrica en Gómez Palacio, 1900’s
Publicidad de Vinícola Noé, municipio de Gómez Palacio, 1906
66. 66
Membrete de la Tlahualilo Company, 1900’s
Mapa de la Hacienda de San Fernando, de la Compañía Agrícola de Tlahualilo,
1904 1904
68. 68
Croquis de la ubicación de las presas sobre la corriente de Río Nazas en
Tlahualilo, 1909
Ruinas de las primeras guayuleras de Gómez Palacio, 1900’s
69. 69
Transporte de madera de los aserraderos de la Sierra, 1900’s
Membrete de la Compañía Mantequera de Gómez Palacio, 1900’s
70. 70
Membrete de empresa ganadera Torres Hermanos, 1900’s
Membrete de Gilberto Lavín en Noé, municipio de Gómez Palacio, 1900’s
71. 71
Publicidad de la compañía Vinícola de Noé. 1900’s
Lista de precios de la Compañía Vinícola Noé, 1900’s
72. 72
Corralón de la Compañía Vinícola El Vergel en Gómez Palacio, 1900’s
Una calle entre viñedos y platanar de la Compañía Vinícola El Vergel en
Gómez Palacio, 1900’s
73. 73
Publicidad de la empresa de Oscar Francke, en Gómez Palacio, 1897
Libro sobre las empresas durangueñas en el siglo XIX y principios del XX
74. 74
Las haciendas de los conservadores liberales
Plano de un denuncio de terreno baldío, en el municipio de Cuencamé, 1907
75. 75
Plano de terrenos de Melchor, municipio de Santiago Papasquiaro, en litigio,
1904
Haciendas con más de 250 hectáreas irrigables en el estado de Durango
76. 76
Haciendas con más de 250 hectáreas irrigables en la cuenca del Río Tunal
Haciendas laguneras más productivas
77. 77
Mapa de la Hacienda de Santa Catalina del Álamo y Anexas, 1900’s
78. 78
Hacienda de La Sauceda en el municipio de Canatlán
Hacienda de La Sauceda en el municipio de Canatlán, 1890
79. 79
Hacienda de San Francisco Javier de Lajas, municipio de Coneto de Comonfort
Hacienda de Pedriceña, municipio de Cuencamé
85. 85
Foto y acuarela de la Casa de la Compañía Colonizadora de Tlahualilo,
Durango, 1897, en Torreón, Coahuila
Canal de la Compañía Agrícola Tlahualilo, 1907
86. 86
Acueducto en la Región Lagunera, 1900’s
Las compuertas de canal cambian el curso de la corriente del Río Nazas en
Tlahualilo, 1900’s
97. 97
Escudo de la Hacienda del Conejo, municipio de Nazas
Acueducto de la Ex Hacienda de El Palmito
98. 98
Ruinas de la Hacienda de La Bolsa de Fierro, municipio de Nombre de Dios
Templo de la Ex Hacienda de La Bolsa de Fierro, municipio de Nombre de Dios
99. 99
Acueducto de la Ex Hacienda de La Ochoa, municipio de Poanas
Ruinas de la Hacienda de Juana Guerra, en el municipio de Nombre de Dios
101. 101
Tres imágenes del Templo de San Miguel Arcángel, en la Ex Hacienda de
Guatimapé, municipio de Nuevo Ideal
Hacienda de Guatimapé, municipio de Canatlán, acuarela por Paul Fisher,
1893
102. 102
Hacienda de Dolores, municipio de Durango
Hacienda de Dolores, municipio de Durango. Acuarela de José Antonio Treviño
103. 103
Hacienda de San Diego de Navacoyán, municipio de Durango. Acuarela de
José Antonio Treviño Fuentes, 1782
Casco de la Hacienda de San Lorenzo del Aire, municipio de Durango
104. 104
Casco de la Hacienda de La Ferrería, municipio de Durango
Hacienda de La Ferrería, municipio de Durango (restaurada)
105. 105
Entrada principal de la Hacienda de La Ferrería, municipio de Durango
Patio de la Hacienda La Mimbrera, municipio de Hidalgo
106. 106
Interior de la Hacienda de Navacoyán, municipio de Durango
Hacienda de Navacoyán, municipio de Durango
107. 107
Puente del diablo en Navacoyán, municipio de Durango, 1900’s
Interior de la Casa Grande La Floreña, hoy derruida, de la Hacienda de Aviléz,
hoy Ciudad Juárez
108. 108
Dos imágenes de la Hacienda de San Isidro de la Punta, municipio de Nombre
de Dios
109. 109
Casa grande de la Hacienda de La Punta, municipio de Nombre de Dios
Capilla de la Hacienda de La Punta, municipio de Nombre de Dios
110. 110
Dos imágenes de la Hacienda de El Saucillo, municipio de Guadalupe Victoria
111. 111
Publicidad de la Hacienda de El Saucillo, municipio de Guadalupe Victoria
Ruinas de la Ex Hacienda Villahermosa, municipio de Nuevo Ideal
112. 112
Ruinas de la Hacienda de Torreón de Cañas, municipio de Ocampo
Capilla de la Ex Hacienda de Guadalupe, municipio de Peñón Blanco
113. 113
Ex Hacienda de Guadalupe, municipio de Peñón Blanco
Ruinas de la Hacienda de Belén, municipio de Peñón Blanco
114. 114
Capilla de la Ex Hacienda de Labor de Guadalupe, municipio de Durango
Entrada a la Ex Hacienda Labor de Guadalupe, municipio de Durango
115. 115
Dos imágenes de la Hacienda de San Mateo de La Zarca, municipio de Hidalgo
116. 116
Hacienda de Santa Lucía, municipio de Canatlán
Hacienda de San Lorenzo y Santiago de Tetillas, hoy Santiago Bayacora,
municipio de Durango
117. 117
Hacienda de Huichapa, municipio de Rodeo
Hacienda de Menores de Abajo del Palmito, municipio de San Juan del Río,
1890’s
118. 118
Templo de la Ex Hacienda de Menores de abajo, municipio de San Juan del
Río
Ruinas del la Ex Hacienda de Menores, municipio de San Juan del Río
120. 120
Los casi invisibles peones durangueños
El proyecto de colonización afroamericana en Tlahualilo, en 1895
Promovido espiritualmente por el obispo Henry M. Turner de la Iglesia Metodista
Episcopal Africana quien, en sus prédicas, azuzaba a la colonización de los
afroamericanos estadounidenses recién liberados a otras partes de la tierra, en
diciembre de 1894, William H. Ellis, un agente contratista afroamericano estableció
contacto y trato con la Agricultural, Industrial and Colonization of Tlahualilo Company
Limited, de Durango, para el envío de varios convoyes con remesas de familias de
afroamericanas para trabajar en los campos de algodón de la Tlahualilo Company.
Hechos todos los arreglos previos, en febrero de 1895, 100 familias viajaban de
Alabama y Georgia a Tlahualilo con las promesas de $20 dólares, implementos
agrícolas, casa y comida, así como $6 dólares por familia, en los primeros tres
meses. El compromiso de los negros era sembrar sesenta acres de tierra; 40 de
algodón, 15 de maíz y 5 como hortaliza. La compañía se quedaría con el 40% del
algodón, los afroamericanos con el 50 y Ellis con el 10. Algo similar sucedería con el
maíz, aunque la hortaliza sería en su totalidad sería para los colonos. El contrato
tendría una duración de 5 años.
817 fueron los colonos; hombres, mujeres y niños afroamericanos, que llegaron a un
lugar cerca de Mapimí, alejado de la vía del ferrocarril y de toda civilización. Al llegar
a su nuevo hogar se encontraron con que nevaba y las pocas pequeñas casas de
adobe no tenían puertas y muchas, tampoco techo.
Entre los hambrientos y cansados colonos, pronto se declaró la epidemia de viruela,
mientras eran asaltados por los bandidos y soldados mexicanos y oprimidos por las
guardias blancas de la Tlahualilo Company.
Dos colonos escaparon y lograron llegar a Chihuahua, en donde se pusieron en
contacto con las autoridades consulares estadounidenses. Se inició una
investigación que involucró a los gobiernos mexicano y estadounidense y finalmente
para septiembre y octubre de 1895, los últimos colonos del fallido proyecto
retornaban a su tierra en el Ferrocarril Internacional Mexicano.
121. 121
Esta terrible historia ha sido mayormente documentada y narrada por los
investigadores afroamericanos estadounidenses.
Recorte de periódico estadounidense sobre El proyecto de colonización negro
en Tlahualilo, en 1895
122. 122
Obispo Henry M. Turner, de la Iglesia Metodista Episcopal Africana, promotor
de la colonización de los afroamericanos a otras latitudes del planeta
123. 123
Los peones laguneros
Peones laguneros haciendo pacas de algodón, 1900’s
Las pacas de algodón listas para ser embarcadas en el ferrocarril, 1900’s
124. 124
Bullicio de la gente durante las bonanzas, o temporadas de pizcas de algodón,
en La Laguna, 1900’s
En promedio, cada peón recogía 150 kilos de algodón
125. 125
Cuevas que habitaban los pizcadores de algodón en la época de los latifundios
en la Región Lagunera, 1900’s
Hombres, mujeres y niños en la pizca de algodón de La Laguna, durante la
bonanza, 1900’s
126. 126
Pizcadores de viñedos en la Región Lagunera
Transporte de las uvas en vitivinícola de la Región Lagunera
127. 127
Peones abriendo canal de irrigación de Tlahualilo, sobre el Nazas, 1900’s
Tractor de vapor utilizado para abrir un canal de irrigación en Tlahualilo, sobre
el Río Nazas, 1900’s
128. 128
Habitaciones para los peones bonanceros y sus familias en La Laguna, 1900’s
Guardias blancas de los hacendados de La Laguna, 1900’s
129. 129
Otro contingente de guardias blancas de los hacendados de La Laguna, 1900’s
Libro sobre la producción del algodón en la Región Lagunera durante la
segunda mitad del siglo XIX y principios del XX
130. 130
Las espinas del guayule
El más famoso de los litigios de comuneros contra latifundistas, fue el que
protagonizaron los pobladores de San Pedro y Santiago Ocuila, en el municipio
de Cuencamé.
Los ocuilas se ganaban la vida labrando la tierra y, dadas sus necesidades de
terreno, se extendieron hacia unos parajes con manantiales y pequeños
regadíos heredados por sus ancestros. Desde la época colonial el rey Carlos V
había reconocido la propiedad de los territorios a los ocuilas, y los miembros de
la comunidad guardaban con mucho cuidado los documentos que legalizaban
su propiedad. Sin embargo, gracias a la oferta de territorios baldíos que suscitó
la aplicación de las Leyes de Reforma durante el porfirismo, por parte de las
Compañías deslindadoras, la familia López Negrete logró que los terrenos
ocuilas en cuestión le fueran adjudicados como porción de su gran hacienda de
Sombreretillo de Campa. Durante algún tiempo no hubo fricciones entre los
campesinos ocuilas y los latifundistas López Negrete.
A principios del siglo XX la invención del automóvil abrió la demanda mundial
de materias primas para las fábricas del nuevo y rápidamente desarrollado
medio de transporte. El hule, como materia prima indispensable para la
fabricación de neumáticos, inició la explotación industrial de los vegetales
huleros, como el caucho y el guayule y éstos vertiginosamente adquirieron
precios de mercado que hacían costeable su explotación.
El guayule, cuyo nombre científico es Parthenium argentatum, era usado por
los indígenas para manufacturar pelotas de hule macizo, las que a su vez eran
usadas en sus originales juegos rituales y los niños masticaban los tallos de
guayule a manera de goma de mascar. En el este del estado de Durango se
localizaron grandes cantidades de guayule silvestre en los municipios de Ma-
pimí, Cuencamé y San Juan de Guadalupe; en algunos lugares el arbustillo
guayulero alcanzaba entre 70 centímetros y un metro de altura y su color
variaba de acuerdo con la región, aunque se debe mencionar el caso de que el
131. 131
guayule azuloso y azul es el que produce mayor cantidad de hule. De manera
coincidente, el guayule azul crecía más en la zona guayulera de Sombreretillo,
Terreno, Pasaje y la Cuesta de la Culebra, cerca de Pedriceña, abarcando la
parte de la tierra de cultivo de los ocuilas.
Desde 1887 se inició la explotación del guayule en la industria de los
neumáticos y, a principios del siglo XX, en la ciudad de Torreón, Coahuila, se
había establecido una planta beneficiadora de guayule cuya razón social era
Continental Rubber Company, misma que comenzó a tratar en sus prensas el
guayule del semidesierto y los llanos de los ocuilas.
Así, los López Negrete, en especial don Laureano López Negrete y doña Petra
Salcido viuda de López Negrete, en el año de 1905 iniciaron los autos judiciales
para la legalización del despojo de los terrenos de los ocuilas, contando con el
apoyo de la fuerza pública, proporcionada por el Gobierno del Estado.
Al intentar recuperar sus labores, los ocuilas fueron arrojados de su
propiedad de manera inmisericorde, por medio del uso de la fuerza;
en la acción, las casas de los campesinos fueron quemadas y sus
escasos bienes pasaron violentamente a cambiar de propietario.
Para aplacar la posible resistencia, un destacamento de fuerzas
federales fue acantonado en el lugar como salvaguarda de los López
Negrete.
A pesar del laudo oficial a favor de la viuda de López Negrete, los ocuilas
continuaron el litigio, incluso ante el presidente de la República don Porfirio
Díaz Mori, demandando la restitución de sus terrenos. Sin embargo, sólo
recibieron el silencio como única respuesta a sus peticiones, mientras que en la
ciudad de Torreón, el capitalista John D. Rockefeller adquiría la Continental
Rubber, con la promesa oficial y de los hacendados de recibir constantemente
el surtido indispensable de materia prima para las prensas de las guayuleras.
Para calmar los ánimos y en aparente actitud conciliadora, don Laureano López
Negrete invitó a los representantes de los ocuilas a tener una plática con él, el
20 de enero de 1909, a la conferencia acudieron los vecinos Ramón Saldaña
Hernández, Jesús Ávila, Francisco Saldaña Hernández y Martín Martínez,
todos ellos desarmados, como lo había condicionado el hacendado.
Al llegar al lugar de la cita, la traición personificada en las carabinas de la
Acordada de Octaviano Meraz segó la vida de los dirigentes ocuilas, echándole
132. 132
más leña verde a una lumbre que apenas soltaba el humo blanco del odio y la
indignación popular, haciendo de los ocuileños, los mejores guerreros de la
Revolución, con su jefe Calixto Contreras.
En 1910, el corte y procesamiento del guayule daba empleo a 11 mil
trabajadores, cuya labor y salario dependían del estado general de los
negocios industriales de Torreón y Gómez Palacio.
El litigio del guayule sobrevivió a la Revolución, y las bonanzas de la
Continental Rubber, se evidenciaron con los altos índices de producción como
el de 1937 con 19, 743,517 toneladas y el de 1942 con 55, 727,554 toneladas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el cambio de materia prima de las plantas
hulíferas por los hidrocarburos, para la fabricación de los neumáticos, no
terminó con el litigio judicial por una fracción del territorio ocuileño y el pleito en
los tribunales se prolongaría hasta la novena década del silgo XX. En las
últimas décadas del siglo XX, la Revolución sexual produjo una nueva alza en
la demanda del guayule, esta vez para la producción de látex, materia prima de
los condones para prevenir las enfermedades de Transmisión sexual y el VIH-
SIDA.
138. 138
Tres imágenes de los primeros transportes de madera en El Salto, Pueblo
Nuevo, 1900’s
Peones de hacienda en labores del campo, 1900’s
139. 139
Algunas monedas, fichas y billetes internos de las empresas
durangueñas
Para efectuar los pagos a los trabajadores y controlar el consumo, deudas e
ingresos de los peones, mediante las tiendas de raya, o como vales para
transferir fondos y pagos a proveedores, algunas empresas: agrícolas,
industriales, madereras y mineras, acuñaron moneda propia e imprimieron
papel moneda, práctica muy común en la época, que incrementaba las
ganancias de los capitalistas al recibir lo que pagaban a sus trabajadores, en
sus propios comercios, a los precios que ellos mismos imponían.
Tlacos, pilones y vales interiores de diversas empresas durangueñas
141. 141
Anverso y reverso de un peso en papel moneda de La Fábrica del Tunal, sin
fecha
Anverso de billete de veinticinco centavos de La Fábrica del Tunal, 1884
153. 153
Gobernadores de Durango
Lista de gobernadores de 1868 a 1911
1867 a 1868, 1880 a 1882, 1883. Francisco Gómez Palacio
1868 a 1869. Manuel Balda
1869. José María Pereyra
1868 a 1871, 1872 a 1874, 1874 a 1875, 1875 a 1876. Juan Hernández y Marín
1871 a 1872. Tomás Borrego
1872. Florentino Carrillo
1874. José de la Bárcena
1875. Carlos Bravo
1876 a 1877. Carlos Fuero
1877 a 1897. Gobernador constitucional, con varios sustitutos interinos. Juan
Manuel Flores
1882 a 1897, varias veces interino. Juan Ignacio Zubiría del Campo
1883 a 1884. Abel Pereyra
1884 a 1897, varias veces interino. Leonardo de la Parra
1897 a 1911, varias veces interino. Cipriano Guerrero
1897 a 1900. Leandro Fernández
1900 a 1905. Juan Santa Marina
1905 a 1911. Esteban Fernández
154. 154
Dos imágenes de Francisco Gómez Palacio, gobernador de Durango de 1867 a
1868
155. 155
Caricatura de Francisco Gómez Palacio, aparecida en un periódico durangueño
de la época
Libro sobre Francisco Gómez Palacio
156. 156
Juan Hernández y Martín, gobernador de Durango de 1868 a 1871
Monumento a Juan Hernández y Marín en la Escuela Normal del Estado
157. 157
José María Pereyra. Republicano y gobernador en 1869
Manuel Balda García. Gobernador interino entre 1868 y 1869
161. 161
Dos imágenes de Juan Manuel Flores. Gobernó de manera interina en 1880 y
en propiedad de 1884 a 1897
Juan Ignacio Zubiría del Campo, gobernador de 1882 a 1883
162. 162
Leonardo de la Parra. Gobernador interino en varias ocasiones, entre 1884 y
1997
Leandro Fernández, gobernador de 1897 a 190
163. 163
Arco triunfal de bienvenida al gobernador Leandro Fernández en la ciudad de
Durango, 1900 (circa)
Juan Santa Marina, gobernador de 1900 a 1905
165. 165
Los cuerpos de seguridad y represión
Cuerpo de Rurales o Acordada de Gómez Palacio
Cuartel de la gendarmería montada de Santiago Papasquiaro, 1910
168. 168
Cinco imágenes del Cuartel Juárez de Caballería del Ejército Federal en la
ciudad de Durango
Sello de la Inspección de Vigilancia de Mujeres Públicas de Durango, 1880’s
169. 169
Bernardo Saldaña
En los meses de septiembre y diciembre de 1858, el entonces Gobernador de
Coahuila y Nuevo León, General Santiago Vidaurri, ordenó al ejército de esa
entidad (en aquel entonces Coahuila y Nuevo León formaban un solo estado)
que se apoderaran de la población de San Juan de Guadalupe, para anexarla
al territorio de su jurisdicción.
Bernardo, nativo de esa población y entonces jefe político del partido que tenía
la cabecera en ese lugar, y en base a su condición de autoridad, al frente de un
grupo de vecinos armados, rechazó pretendida invasión del Gobierno del
Estado de Zacatecas que con diversos pretextos intento apoderarse de la
ciudad y territorios del partido de San Juan de Guadalupe.
No solamente se manifestó como un valiente duranguense, defensor de la
soberanía del estado, sino fue también un gran impulsor del desarrollo cultural
de su pueblo ya que, siendo un rico minero que explotó con buena suerte las
minas de la Sierra de Ramírez en ese partido, había acumulado una gran
fortuna, lo cual le permitió de su peculio propio fundar a mediados del siglo XIX,
la primera escuela primaria que se estableció en San Juan de Guadalupe,
contrató maestros de la ciudad de Durango, construyó un edificio escolar y
puso a funcionar la escuela de primeras letras que por primera vez abrió sus
puertas en 1859.
Saldaña también defendió a su municipio del ataque de los bandidos Tulises,
comandados por el jefe conservador Domingo Cajén, en 1859.
Como minero, Saldaña progresó con la explotación de minerales en la Sierra
de Ramírez y es recordado como héroe municipal en San Juan de Guadalupe.
En medio de intrigas políticas municipales, Saldaña falleció en 29 de abril de
1903.
170. 170
1890's. Bernardo Saldaña. Jefe del Partido de San Juan de Guadalupe, 1890’s
Membrete de Hacienda de Beneficio de Metales. el Cazador, en San Juan de
Guadalupe, propiedad de Bernardo Saldaña, 1900’s
172. 172
Los bandidos de la Sierra
Heraclio Bernal Zazueta, también conocido como El Rayo de Sinaloa, de
acuerdo con Nicole Girón nació en el año de 1855, en el rancho de El Chaco,
municipio de San Ignacio, Sinaloa, aunque otras fuentes afirman que fue
oriundo de Santiago Papasquiaro, Durango. Durante la infancia de Heraclio, la
familia Bernal recorrió los minerales de la zona limítrofe de los estados de
Durango y Sinaloa. En ese contexto, el niño Heraclio pudo tomar estudios
elementales con el profesor Bonilla, en Guadalupe de los Reyes, Sinaloa.
Cuando Heraclio Bernal contaba los dieciséis años de edad, él y su familia se
vieron involucrados, a favor de Benito Juárez, contra los adictos al Plan de la
Noria y, por defender los intereses de los trabajadores de las minas, Heraclio
Bernal fue acusado del robo de unas barras de hierro, por lo que fue
perseguido atendiendo las demandas de los propietarios de los reales de
minas, quienes propiciaron que el jefe político Epifanio Lomelí, ordenara que la
Policía Rural o acordada actuara en contra de Bernal.
Ante el asedio, Heraclio Bernal inició su carrera de bandido y, en el año de
1876, el mineral de San Vicente, de capital estadounidense, fue el blanco del
asalto del nuevo bandolero. Después de esta acción, Bernal fue aprehendido y
encarcelado en el Cuartel de Artillería de Mazatlán, Sinaloa.
En noviembre de 1876, el general Jesús Ramírez Terrón se levantó en armas
apoyando al Plan de Tuxtepec, adherido a la facción de José María Iglesias.
Sin embargo, en el mes de diciembre, Ramírez Terrón defeccionó y se pasó al
bando de los porfiristas y su tropa se transformó en la fuerza militar de Porfirio
Díaz en Sinaloa.
Al entrar al puerto de Mazatlán, Ramírez Terrón ordenó la liberación de
Heraclio Bernal y le dio el grado de teniente. Sin mayores compromisos con
Ramírez Terrón, el liberado Bernal volvió a su vida de asaltante, atacando los
minerales, diligencias y casas de funcionarios públicos y hombres ricos de la
región de Guadalupe de los Reyes, en donde su principal apoyo logístico
173. 173
fueron los trabajadores mineros, a quienes, de vez en cuando, daba parte de
los botines obtenidos en las correrías. Aunque el principal objetivo de los
asaltos de Bernal era la obtención de armas, parque y dinero.
Los hombres que conformaban la banda de Bernal eran en su mayoría nativos
de la Sierra Madre Occidental de los estados de Durango y Sinaloa. Ellos, al
participar por periodos en la gavilla de Bernal, encontraban la manera de suplir
la falta de trabajo y la miseria. Para esa época, Bernal estableció su cuartel en
El Maguey, municipio de San Dimas, Durango, lugar encubierto por las
inaccesibles quebradas de la sierra.
En 1879, Heraclio Bernal apoyó la rebelión antiporfirista del general Jesús
Ramírez Terrón quien, el 2 de noviembre de 1879, lanzó el Plan de Copala, en
el que se exigía la aplicación estricta de la Constitución de 1857 y se
desconocía el gobierno de Porfirio Díaz. Durante la rebelión de Ramírez
Terrón, Bernal y su gente ocuparon la ciudad de Mazatlán, en junio de 1880, al
tiempo que el general Bernardo Reyes era comisionado para combatir a los
seguidores del Plan de Copala. En los siguientes meses, Bernal siguió
ocupando importantes plazas de Sinaloa, las que posteriormente serían
perdidas por las tropas de Ramírez Terrón, quien murió combatiendo el 22 de
septiembre de 1880, en El Salto, Sinaloa.
Tras la muerte de Ramírez Terrón, Bernal extendió sus movimientos de
bandolero, desde Nayarit hasta la Sierra Tarahumara, trashumando entre los
estados de Durango, Nayarit, Sinaloa y parte de Chihuahua, siguiendo siempre
la extensa línea de la Sierra Madre Occidental, haciendo objeto de sus asaltos
sobre todo a las conductas, diligencias y minerales. Ante la creciente fuerza y
fama de Bernal y sus seguidores, el gobernador de Sinaloa, Francisco Cañedo
Belmonte, organizó varias acordadas para combatir vanamente a la gavilla,
mientras que la guerra contra los yaquis de Sonora distrajo las tropas federales
y Bernal tuvo poca resistencia durante los años de 1882 a 1885.
En 1885, Heraclio Bernal Zazueta expidió el Plan de La Rastra, Sinaloa, en el
que justificaba e intentaba legitimar sus acciones con base en los postulados
del Plan de Copala. En ese momento la fama de El Rayo de Sinaloa es tal que,
en el informe presidencial de abril de 1886, Porfirio Díaz mencionó las acciones
que el gobierno federal emprendió contra el pronunciado bandido de la Sierra
de Durango y Sinaloa.
174. 174
A partir del año de 1886, el peligro más poderoso para la gente de Bernal fue
la acordada durangueña bajo las órdenes del jefe Octaviano Meraz quien, a
pesar de seguir muy de cerca los movimientos y desarrollar ataques constantes
a la tropilla de Bernal, nunca pudo someterlo ni vencerlo totalmente. Al
momento de la fallida rebelión antiporfirista del general Trinidad García de la
Cadena, en Zacatecas, Bernal de adhirió a su Plan de Cañitas, aunque sin
llegar a tener contacto personal con García de la Cadena, toda vez que la
efímera acción de los cadenistas obligó a Bernal a retornar a sus territorios de
origen. La fuerza numérica de la guerrilla de Bernal variaba, dependiendo de
las circunstancias y de la acción política del movimiento. Así, El Rayo de
Sinaloa, en diversas épocas contó con 10, 40, 100 y hasta 200 hombres.
Sin base política, tras la muerte de García de la Cadena, en enero de 1887,
Heraclio Bernal lanzó el Plan de Conitaca, firmado en Conitaca, municipio de
San Ignacio, Sinaloa. El texto del Plan de Conitaca supera en conceptos al de
La Rastra, toda vez que, además del desconocimiento del gobierno de Porfirio
Díaz y la exigencia de la aplicación de la Constitución de 1857, Bernal incluyó
diversos puntos regionales como el de la erección de los estados del Valle de
México, Cantón de Tepic y Laguna de Tlahualilo, procurando incluir entre sus
simpatizantes a los demás rebeldes antiporfiristas. El Plan de Conitaca fue
publicado y firmado por Heraclio Bernal Zazueta como Jefe del Movimiento
Restaurador de la Constitución de 1857. Ante la rebeldía de Bernal, en 1887, el
gobernador Cañedo Belmonte ofreció diez mil pesos de recompensa por la
cabeza del Rayo de Sinaloa y, para no quedarse atrás, el gobernador de
Durango, Juan Manuel Flores, ofreció la mitad de la recompensa.
Las historias y mitologías en torno a la muerte de Bernal son múltiples. En ellas
se cuenta que en la cueva que era su guarida, enfermo de gravedad, Bernal dio
a Crispín García, su segundo, la orden de que, una vez muerto, lo baleara para
fingir una muerte violenta y así pudiera cobrar la recompensa que se ofrecía
por su cabeza. García cumplió la orden al pie de la letra, por lo que, todavía
después de muerto, Bernal cobraba botín. Por su parte, Nicole Girón apunta
que Bernal: “Denunciado, fue cercado en una montaña próxima a las minas de
Nuestra Señora, Sinaloa y falleció el 5 de enero de 1888”.
Según Francisco Castillo Nájera: “Los oprimidos miraban, en el bandolero, a
una reivindicación con tendencias redentoras. La simpatía por Heraclio Bernal
175. 175
fue tanta, que, muchos años después de muerto, su tragedia sólo se cantaba
en la intimidad: en mi niñez supe que estaba prohibida por el Gobierno; ignoro
la veracidad sobre la prohibición, pero, repito, nadie se atrevía a cantarla
públicamente.” 7
Ignacio Parra, oriundo de La Cañada, municipio de Canatlán, Durango se inició
como bandido en la gavilla de Heraclio Bernal y, a la muerte de su mentor,
continuó sus correrías en la región de la Sierra Madre Occidental, en los
actuales municipios de Santiago Papasquiaro, Canatlán y San Juan del Río.
Los principales compinches de Ignacio Parra fueron: Federico Arreola, Refugio
Alvarado y los hermanos de Ignacio: Matías y Vicente Parra.
La importancia de Ignacio Parra, más que política, es con respecto a la relación
que Doroteo Arango, quien posteriormente sería conocido como Francisco
Villa, tuvo con la banda de Ignacio Parra. Por el hecho de que Doroteo Arango,
a la edad de 17 años, huyendo de la injusticia del Estado porfirista, se
incorporó a la gavilla de Ignacio Parra y permaneció en la misma por espacio
de tres años aproximadamente.
En noviembre de 1898, Octaviano Meraz, comandante de la Policía Rural o
Acordada del estado de Durango, organizó una batida contra los bandoleros de
Parra y, en el Puerto del Alacrán, cercano a la Hacienda de Santa Isabel de los
Berros, municipio de Canatlán, la Acordada de Meraz trabó combate contra la
tropilla de Parra. En la acción murieron: Ignacio Parra, Refugio Alvarado y
Federico Arreola.
7
CASTILLO NÁJERA, FRANCISCO. Corridos y canciones del siglo XIX. Glosa al programa de
Concha Michel (Palacio de Bellas Artes) 25 de mayo de 1946, Durango, Dgo. Editorial del
Supremo Tribunal de Justicia, 1987, pp. 22 y 23.
184. 184
Los sangrientos sucesos de Velardeña
El 13 de abril de 1908, la Mina de Terneras, del Real de Velardeña, municipio
de Cuencamé, que entonces era propiedad de la Compañía Velardeña Mining
and Smelting Company, del capitalista estadounidense Guggenheim, y de la
cual se extraía cobre, fue el escenario de un incendio. Algunos de los deudos
de las noventa víctimas del siniestro fueron pobremente indemnizados, otros
fueron reprimidos y no pocos desterrados hacía el sur del país.
Un año después del incendio, los pobladores de Velardeña, dirigidos por el
sacerdote católico Ramón Valenzuela, organizaron una peregrinación con la
finalidad de festejar el día de La Pasión y la quema de los Judas. Esta
peregrinación religiosa fue realizada sin permiso oficial y únicamente contó con
la anuencia de los directivos extranjeros de la compañía minera.
El jefe político de Velardeña, José Antonio Fabián, consideró el ritual católico
como un acto de protesta por los acontecimientos del año anterior, sobre todo
que coincidía con la fecha del incendio, 13 de abril. Por otro lado, las
manifestaciones religiosas en la época porfirista eran consideradas como
violaciones a la Ley de Culto Externo.
Con estos antecedentes, José Antonio Fabián se apresuró a disolver a los
peregrinos y, con la ayuda de cuatro policías locales, se enfrentó a la multitud,
detuvo al sacerdote Valenzuela y lo encerró en el interior de la jefatura de
Velardeña. Los más de mil manifestantes-peregrinos católicos, enardecidos por
la acción del jefe político, se dirigieron a la jefatura y liberaron al padre
Valenzuela. Enseguida los policías de Velardeña, armados con fusiles atacaron
a los peregrinos, armados con piedras. La superioridad numérica de los
católicos obligó a los gendarmes a refugiarse en las propiedades de la
compañía minera mientras que la multitud velardeñense se ocupaba de
saquear las pocas tiendas del lugar.
Sin pérdida de tiempo, Fabián telegrafió a Durango pidiendo auxilio y el
gobernador del estado licenciado Esteban Fernández, decidió imponer un
castigo ejemplar a los amotinados de Velardeña. Para lograr su cometido,
185. 185
Fernández juntó a los 30 rurales de la Acordada de Octaviano Meraz, quienes
pocos días antes habían tenido acción en Avino. Para incrementar la fuerza,
Fernández pidió al Ejército Federal 60 soldados y de inmediato, el jefe político
estatal se ofreció para coordinar los movimientos de las fuerzas del Gobierno.
Al momento del arribo de la Acordada y el Ejército a Velardeña, muchos de los
amotinados habían huido, otros fueron aprehendidos y, de entre estos, los
esbirros porfiristas escogieron a 48 hombres al azar, a los que, sin formación
de causa, los pasaron por las armas, no sin antes obligarlos a cavar sus
propias tumbas en el lugar mismo de la masacre.
La matanza de Velardeña provocó un gran escándalo en la prensa nacional y el
Gobierno aseguró que se haría justicia y aunque los esbirros porfiristas, entre
ellos Antonio Calvillo y Octaviano Meraz, fueron consignados y sentenciados a
prisión y a la pena capital, poco después dejarían de ser huéspedes de la
Penitenciaria del Estado; merced a sus influencias y complicidades con las
autoridades estatales. En el cínico ejercicio de la impunidad, al inicio de la
guerra revolucionaria, la mayoría de los rurales de Durango fueron parte
integrante del Ejército Federal. 8
8
PARRA DURÁN, LORENZO. Cómo empezó la Revolución en Durango, Mérida, Yucatán,
Talleres de la Compañía Tipográfica Yucateca, 1930, p. 58. Ver también: ALTAMIRANO
COZZI, GRAZIELLA. Los años de la Revolución en Durango, 1910-1920, México, tesis de
maestría en Historia de México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1993, pp. 44 a 46.
VANDERWOOD, PAUL J. Los Rurales mexicanos, México, Fondo de Cultura Económica,
1982, pp. 136 a 138.
186. 186
Texto y gráfica sobre los sucesos de Velardeña publicado en el periódico El
imparcial, de la ciudad de México, el 16 de junio de 1909
Texto y gráfica sobre los sucesos de Velardeña publicado en el periódico El
imparcial, de la ciudad de México, el 17 de junio de 1909
187. 187
Texto y gráfica sobre los sucesos de Velardeña publicado en el periódico El
imparcial, de la ciudad de México, el 6 de julio de 1909
Ruinas de la mina de Terneras
189. 189
VII. El sector financiero
Casa de moneda de Durango. Última sede, de 1881 a 1895
Edificio de la última sede de la Casa de Moneda de Durango
Un centavo de cobre. Durango, 1880
190. 190
Cincuenta centavos de plata. Durango, 1884
Diez centavos de plata. Durango, 1888
Cinco centavos de plata. Durango, 1890
192. 192
El Banco de Durango
Con el antecedente de que la iglesia Católica era la opción financiera casi
única, durante toda la época colonial, y ese mismo papel jugaron algunos
particulares, sobre todo alemanes, en los primeros tiempos republicanos.
Inaugurado el 9 de junio de 1891, el Banco de Durango tenía como objetivo
primordial el manejo de recursos financieros para facilitar la inversión en la
minería, la industria, la agricultura, la ganadería y la extracción de la madera,
entre otros. Como sociedad anónima el banco funcionó de buena manera e
incrementó varias veces su capital, al tiempo que cambió de sede en dos
ocasiones, para finalmente establecerse, a partir del primer día de enero de
1904, en la esquina de Calle Mayor (hoy 20 de noviembre) y Constitución, en el
edificio que se muestra. El banco emitía su propio papel moneda respaldado en
los depósitos de sus asociados, la mayoría de los capitalistas locales de
Durango.
Luego de apoyar los negocios de los dueños del dinero, después de sortear
múltiples descalabros financieros y de falta de circulante, con las limitaciones
legales del Gobierno Constitucionalista, el Banco de Durango dejó de ser la
institución financiera más importante de la entidad y para 1927, dejó de
funcionar definitivamente.
En su mejor momento el Banco de Durango tuvo a Carlos Bracho como su
presidente y a Francisco Asúnsolo como su cajero.9
9
RODRÍGUEZ LÓPEZ, MA. GUADALUPE. “Préstamo y progreso”, en: VILLA GUERRERO,
GUADALUPE Y FRANCISCO DURÁN (Coord.) Durango. Tierra de retos, Tomo I, México,
Milenio / La Opinión / Multimedios /Gobierno del Estado de Durango / Gobierno Municipal de
Durango 2007-2010 / PEÑOLES / ¡Vamos! Gómez Palacio / LXIV Legislatura del Estado de
Durango 2007-2010, 2009, pp. 141 a 162.
193. 193
Banco en Ciudad Lerdo, ubicado en el Edificio de los Hermanos Luengas,
municipio de Lerdo, inaugurado en 1897
194. 194
Dos imágenes de la última sede del Banco de Durango, inaugurado el primer
día de enero de 1904
Interior del Banco de Durango, 1906
199. 199
Billete de cincuenta centavos. Banco de Durango, 1882
Billete de un peso. Banco de Durango, 1882
200. 200
Billete de un peso. Banco de Durango, 1892
Cheque del Banco de Durango, 1900
201. 201
Anverso y reverso de billete de cinco pesos del Banco de Durango, 1914
Billete de cinco pesos del Banco de Durango, 1891
202. 202
Anverso y reverso de billete de diez pesos, del Banco de Durango, 1914
Anverso y reverso del billete de cincuenta pesos del Banco de Durango, 1914
203. 203
Anverso de billete e diez pesos del Banco de Durango, 1914
Anverso de billete de veinte pesos del Banco de Durango, 1914
204. 204
Anverso y reverso de billete de cien pesos. Banco de Durango, 1914
Anverso de billete de quinientos pesos. Banco de Durango, sin fecha
205. 205
Otros bancos en Durango
Membrete de Banco de Londres y México, 1900’s
Membrete de Banco Minero Chihuahua, sucursal de Gómez Palacio, 1900’s
206. 206
Acción de la Mapimí Mining Company emitida en 1882
Acción de la Compañía Minera La Purísima y Anexas del municipio de
Guanaceví, emitida en 1895
207. 207
Acción de la Tenería y Fábrica de calzado La unión de Gómez Palacio y
Mapimí, emitida en 1902
Acción de la Compañía Minera El Duraznito de Tejamen, municipio de
Canatlán, emitida en 1906
208. 208
Dos imágenes de una Acción de la Compañía Maderera de Durango, emitida
en 1912
213. 213
VIII. Los medios de transporte
Arrieros, conductas, recuas y diligencias
Hasta el presente aún hay lugares en el estado a los que solamente se puede
acceder mediante el uso de cabalgaduras, remudas, bestias de carga, o
acémilas, transitando por los llamados caminos de herradura.
A finales del siglo XIX arribaron a Durango los primeros ferrocarriles
franqueando los llanos pero dejando aisladas a las zonas serranas. Antes del
ferrocarril, los viajes largos se hacían en las diligencias o acompañando a las
conductas o conjuntos de arrieros que, con escolta armada, transportaban los
metales, desde los minerales hasta las ciudades.
Antiguo escudo del municipio de Vicente Guerrero
215. 215
Cartón de Xavier Gómez sobre los viajes en diligencia de Durango a la ciudad
de México
Carretas de la Hacienda de La Punta
216. 216
Conductores de plata del mineral de Bacís, dirigida por Braulio Meraz Quintero,
1900’s
Preparando la conducta de plata del mineral de Bacis, dirigida por Braulio
Meraz Quintero, 1900’s
218. 218
Ferrocarriles
Los Tramos del Ferrocarril Central Mexicano en Durango
Durante el primer periodo de gobierno del general Porfirio Díaz (1876-1881), se
otorgó a la compañía Ferrocarril Central Mexicano, organizada en Boston,
Massachusetts, la concesión y subvenciones para construir el ferrocarril de vía
ancha entre la ciudad de México y Ciudad Juárez, (antes Paso del Norte)
Chihuahua. Según los historiadores durangueños*
, el primer trazo del
ferrocarril Central incluía el paso por las ciudades de México, Querétaro,
Celaya, Salamanca, Irapuato, Guanajuato, León, Aguascalientes, Zacatecas,
Durango, Chihuahua y Paso del Norte. El gobernador de Durango, Francisco
Gómez Palacio, ya estaba pensando en celebrar la llegada del Ferrocarril
Central a la ciudad de Durango, cuando de pronto se enteró de que el trazo de
la vía cambiaba y excluía a la capital del estado, esto significaba postergarla de
la comunicación con el centro del país y la frontera con los Estados Unidos.
De nada sirvieron las gestiones de Gómez Palacio, ante el presidente de la
República, Manuel González y ante la compañía del Ferrocarril Central. El tren
no pasaría por la ciudad de Durango. Las razones que alegaron para hacer el
cambio de la ruta fueron muy variadas: se habló de que don Francisco Gómez
Palacio no quiso pagar una cantidad exagerada, por la gracia de que el
ferrocarril pasara por Durango, otro argumento fue que algunos capitalistas que
tenían inversiones en la entonces inhóspita Región Lagunera, presionaron por
el cambio de la ruta; se llegó también a correr el rumor de que el gobernador no
dejó pasar el tren por Durango porque traía consigo enfermedades, microbios y
moscos. Sin embargo, la razón más creíble de la desviación del Central fue la
del ahorro de costos de construcción de la subvención otorgada al hacer pasar
la vía por la sólida y árida planicie del Bolsón de Mapimí, región con mayores
posibilidades de desarrollo minero que el centro del estado.
*
José Ignacio Gallegos, Everardo Gámiz y Arnulfo Reyna.
219. 219
El 10 de abril de 1884 se inauguró el Ferrocarril Central Mexicano que, en
tierras durangueñas tiene tres tramos; uno en el municipio de San Juan de
Guadalupe, al extremo este del estado en los límites semidesérticos con
Zacatecas y Coahuila, con tres estaciones que siguen el curso del Río
Aguanaval, San Isidro, Symón y Acacia. El segundo tramo, el más pequeño,
incluye las estaciones de Picardías y Nazareno en el municipio de Lerdo, al
este de Durango y en los límites con el suroeste de Coahuila. El último tramo
del Central en territorio durangueño se tiende, luego de la ciudad de Torreón,
Coahuila, por los municipio de Gómez Palacio y Mapimí, con estaciones en:
Gómez Palacio, Vergel, Noé, Brittingham, Santa Clara, Bermejillo, Peronal,
Conejos, Yermo y Zavalza, de allí la vía continúa su ruta por el estado de
Chihuahua.
Los trenes de vapor que comenzaron a cruzar la Región Lagunera propiciaron
en la zona un gran movimiento de capitales y de atracción de población, sobre
todo de peones acasillados y bonanceros. De esta manera, en 1886, la
estación Lerdo, situada en la hacienda de Santa Rosa, cercana a la población
de Lerdo, Durango, fue llamada Gómez Palacio y su rápido desarrollo industrial
dio lugar a la formación del municipal de Gómez Palacio, segregado del de
Lerdo.
Establecida la línea trocal de Ciudad Juárez a México, la ruta se trazó, tal como
está, para sacar plata, plomo, oro, cobre y mármol de Mapimí, Bermejillo, San
Juan de Guadalupe y Dinamita (antes La Tinaja). A los metales se añadieron
algunos productos como vinos, jabones, calzado, harinas; cultivos como
algodón y trigo. Otros productos que empezaron a ser trabajados en la Región
Lagunera con los capitales de los Lavín, Brittingham, Sánchez, Prince, Torres,
Siller, Rockefeller y la Tlahualilo Company, entre otros, fueron la candelilla y el
guayule. Para el mejor funcionamiento de la industria se tendieron múltiples
líneas ferroviarias ramales en la Región Lagunera.
221. 221
El Ferrocarril Central Mexicano nunca llegaría a la ciudad de Durango
(caricatura de Xavier Gómez)
Tren del Ferrocarril Central Mexicano cruzando el puente sobre el Río Nazas,
1883
222. 222
Mapa de terrenos cedidos al Ferrocarril Central Mexicano por el gobierno del
Estado de Durango en Gómez Palacio
Casa redonda de la antigua estación ferrocarril Gómez Palacio
226. 226
Dos imágenes de ferrocarril de cremallera de la Mina de Ojuela, perteneciente
a la Compañía Minera Peñoles en Mapimí
227. 227
Locomotora de la Compañía Minera Peñoles
Tren de vía angosta en Tlahualilo, Durango
228. 228
Vía de acceso a la fábrica y pueblo de Dinamita, Durango
Ferrocarril de mulitas, también llamado de sangre, en Tlahualilo
229. 229
Ferrocarril Urbano de Durango
En 1884 John B. Olagaray formó una sociedad con 21 firmas accionistas de la
localidad para construir los ferrocarriles urbanos de la ciudad de Durango; la
razón social de los inversionistas fue Compañía Limitada de Tranvías de
Durango.
Los tranvías de Durango fueron de tracción animal (ferrocarril de sangre) y
fueron conocidos como “de mulitas”. La compañía de tranvías puso en servicio
tres líneas: 1.- Plaza de Armas – Panteón de Oriente. 2.- Plaza de Armas –
Santuario de Guadalupe. (Cuando el Ferrocarril Internacional llegó a la ciudad
de Durango (1892) esta línea dio servicio a la estación del ferrocarril). 3.- Plaza
de Armas – Baños de Canoas. La línea llegaba hasta el puente Fugeman,
sobre la Acequia Grande, conocido después como puente de El Ariel, que fue
demolido al ser entubada la Acequia Grande de la década de 1980 del siglo
XX. Los tranvías de la ciudad de Durango nunca tuvieron energía eléctrica.
230. 230
Tres imágenes de unidades de servicio de la Compañía Limitada de Tranvías
de Durango
231. 231
Estación de tranvías en la ciudad de Durango
Calles de Durango con carretas y tranvía, 1900’s
232. 232
Caricaturas de Xavier Gómez sobre los ferrocarriles urbanos de Durango
Una acción financiera de la Compañía Limitada de Tranvías de Durango
233. 233
Ferrocarril Internacional Mexicano
Obedeciendo más a las órdenes e intereses de las inversiones de capital, que
a las pasiones políticas regionales, durante el periodo presidencial de Manuel
González (1880-1884), el 7 de febrero de 1881 se autorizó la concesión del
Ferrocarril Internacional Mexicano a la Southern Pacific Railroad. Esta
empresa se comprometió a trabajar sin subsidios federales, pero con plazos
mayores de construcción. El trazo de Internacional incluía a las ciudades de
Piedras Negras (antes Porfirio Díaz) y Torreón, con extensión hacia la ciudad
de Durango.
El gobierno duranguense del general Juan Nepomuceno Flores firmó, el 27 de
abril de 1886, el contrato de construcción y explotación del Ferrocarril
Internacional, en su tramo Durango-Torreón. Para el primer día de marzo de
1888 el Internacional entroncó en Torreón con el Central y de manera muy
lenta se comenzó a introducir en el estado de Durango. En 1889 se incluyeron
en el contrato del Durango-Torreón, los intereses de la Steel and Iron Co.,
Septimus Hedges, H. Huntington y un sindicato inglés.
Tres años después se fundieron los clavos de plata para clavar el último trozo
de vía del Torreón-Durango y el 16 de octubre de 1892, se inició la gran fiesta
por la llegada del primer tren a la Perla del Guadiana, y por la inauguración de
los talleres de reparación de máquinas, conocidos como Casa Redonda.
Los trenes que van de Durango a Torreón pasan por las estaciones de Labor
de Guadalupe, General Carlos Real, Villa Montemorelos y estación El Chorro,
en el municipio de Durango; Francisco I. Madero (antes Avilés y hoy Ciudad
Juárez) y San Carlos, en el municipio de Lerdo. De allí el ferrocarril se dirige a
la ciudad de Torreón y se interna en el estado de Coahuila. La longitud del
Ferrocarril Internacional en territorio durangueño es de 253 kilómetros.
El Internacional, además de comunicar a la ciudad de Durango con la ciudad
de México y la frontera con los Estados Unidos, facilitó la transportación de los
minerales de la región de Cuencamé, Velardeña, Pedriceña y la ciudad de
234. 234
Durango (Cerro del Mercado), así como los productos agrícolas de las
haciendas del este y el centro del estado.
Las boletas de los fletes del Internacional comenzaron a llenarse con los
nombres de los Asúnsolo, Escárcega, Cincúnegui, Fernández, Harzer, Weber,
Windisn, Torres, Curbelo, Gómez Palacio, Damm Drünert, Flores, González,
Sarabia, Gurza, Hildebrand, López Negrete, Manzanera, Mendarozqueta y
Rodríguez Cristóbal, entre otros nacionales e internacionales.
Los vagones de carga que mayormente salen de Durango son los que
transportan ganado, grano o minerales y son pocos los que llegan con
combustible o cargados con enseres domésticos destinados a las mansiones
de las familias pudientes de la ciudad o con productos y maquinaria industrial o
minera.
El Ferrocarril Internacional aceleró el movimiento de población a la Región
Lagunera en sus épocas bonancibles de las pizcas de algodón, así como el
traslado directo de los coterráneos a los Estados Unidos iniciando la migración
de durangueños a lugares como la ciudad de Chicago, Illinois.
Con el troncal ya funcionando fue costeable, para la Velardeña Mining
Company, la construcción del ramal de Pedriceña a Velardeña y de allí a la
Mina The Cooper Queen. El contrato entre el gobierno del estado y la
Velardeña Mining para el tendido de la vía se firmó el 16 de diciembre de 1902,
este es el único ramal con que cuenta el ferrocarril de Durango a Torreón. El
mismo ferrocarril propició la construcción de la fundidora de Pedriceña, misma
que fue terminada por la ASARCO (American Smelting And Refining Company)
en 1906.
La mexicanización de los ferrocarriles y la creación de la compañía
Ferrocarriles Nacionales de México, en 1908, incluyó el cambio de propiedad y
concesión del Ferrocarril Internacional, del que fue necesario comprar acciones
que estaban en poder de la Southern Pacific Railroad.
235. 235
El cruce de las vías del Ferrocarril Central Mexicano y del Ferrocarril
Internacional Mexicano, en la ciudad de Torreón, Coahuila, significó la
posibilidad técnica de que las cintas de acero llegaran a Durango
Plano general del arribo del primer tren a la ciudad de Durango, el 16 de
octubre de 1892
236. 236
Imagen de la Estación en el momento en que se reportó la primera llegada del
Ferrocarril Internacional Mexicano a Durango
Plano general de la Estación del Ferrocarril Internacional Mexicano en Durango
237. 237
Locomotora del Ferrocarril Internacional Mexicano en Durango
Fotograma de la película Train hour in Durango, 1897, filmada por los enviados
de Thomas Alva Edison
238. 238
Ruinas de la Estación del Ferrocarril Internacional Mexicano en la ciudad de
Durango
Otra imagen de la Estación del Ferrocarril internacional Mexicano en Durango
239. 239
Estación Pasaje del Ferrocarril internacional Mexicano
Talleres de la antigua estación del ferrocarril en la ciudad de Durango
242. 242
Ferrocarril Eléctrico de Lerdo a Torreón
En 1889, como comunicación vecinal, se tendieron 5 kilómetros de vías de un
“ferrocarril de sangre”, es decir, de un tranvía de tracción animal, entre Lerdo y
Gómez Palacio. En 1897 la misma compañía lerdense extendió el tranvía
tirado por mulas 5 kilómetros más, hasta la entonces villa de Torreón, y para
1901 este tranvía fue transformado en el Ferrocarril Eléctrico de Lerdo a
Torreón, S. A.
La planta de energía eléctrica que movió el Lerdo-Torreón se instaló en Lerdo,
Durango, además cubrió las necesidades de alumbrado público tanto de
Gómez Palacio como de Lerdo.
El Ferrocarril Eléctrico de Lerdo a Torreón fue el signo de toda una época de
transporte vecinal en el triángulo de Torreón-Gómez Palacio y Lerdo, hasta
que, a principios de la década de 1950 fue substituido por el transporte de
vehículos de motor de combustión interna.
Membrete del Ferrocarril Eléctrico de Lerdo a Torreón
243. 243
Plano del Ferrocarril Eléctrico de Lerdo a Torreón
Primera planta eléctrica que alimentó el Ferrocarril Eléctrico de Lerdo a Torreón
244. 244
Dos imágenes Tranvía del Ferrocarril Eléctrico de Lerdo a Torreón cruzando el
puente sobre el Río Nazas
250. 250
Ferrocarril de Parral a Durango
En 1899, el Gobierno del estado de Durango firmó sendos contratos con las
compañías, Ferrocarril Internacional y Ferrocarril Central Mexicano para la
construcción de dos vías: una de Durango a Tepehuanes con prolongación al
mineral de Guanaceví y la otra de Parral, Chihuahua hasta Guanaceví,
respectivamente, para conectarse entre sí y conformar la línea de Parral a
Durango. Luego de cubrir el difícil tramo de Chinacates, la vía de Durango a
Guanaceví avanzó relativamente rápido y para el 12 de mayo de 1902 el tren
llegó a la población de Tepehuanes:
El Ferrocarril de Durango a Guanaceví, nunca avanzó más allá de Tepehuanes
y tradicionalmente el tramo fue considerado como un ramal del Ferrocarril
Internacional, de Durango a Piedras Negras.
El tramo Durango-Tepehuanes incluye las siguientes estaciones: Durango,
Casa Blanca y Carpintero en el municipio de la capital; Cacaría (hoy Nicolás
Bravo), Canatlán, Pinos (hoy Francisco Zarco, Sauces (hoy General Maclovio
Herrera), Laguna de Santiaguillo (hoy Arnulfo R. Gómez), las Olas, Guatimapé
y Alisos en los municipios de Canatlán y Nuevo Ideal; Chinacates, estación
Huizaches, Santiago Papasquiaro; y Corrales, Sandías, Presidio y Tepehuanes
en el municipio de Tepehuanes. El total de la extensión del Durango-
Tepehuanes es de 218 kilómetros.
Por otro lado, el tramo Parral-Guanaceví comenzó a ser construido con vía
angosta y se introdujo en territorio durangueño por el norte del municipio de
Ocampo con un recorrido de 34 kilómetros y con estaciones en Ojitos, Llano
Blanco, Ornelas, Mesa de Sandías, Palomas y Rosario, todas ellas en el
municipio de Ocampo.
251. 251
Tramo del Ferrocarril de Durango a Tepehuanes
Locomotora del Ferrocarril de Durango a Tepehuanes
252. 252
Tren transitando en el tramo de Parral a Mesa de Sandías en el Ferrocarril de
Parral a Durango
Estación del Ferrocarril de Tepehuanes, Durango
253. 253
Estación del Ferrocarril en Santiago Papasquiaro, Durango, 1900’s
Locomotora del Ferrocarril Parral – Durango
256. 256
Rieleros tendiendo vía entre Chinacates y Santiago Papasquiaro, 1900
Trabajadores ferrocarrileros cortando leña para surtir la caldera del tren, 1900’s
257. 257
Rieleros tendiendo la vía de Santiago Papasquiaro a Tepehuanes, 1900
Mapa de alturas Ferrocarril de Durango a Tepehuanes
259. 259
Transporte de pasajeros de la población a la Estación de ferrocarril en Santiago
Papasquiaro
Vías de ferrocarril en el Estado de Durango hasta 1910
262. 262
IX. Ciencia, artes, cultura, academia y
diversiones
Científicos y académicos
Carlos Santamarina, primer director del Instituto de Niñas, 1870 y director del
Instituto Juárez de 1872 a 1877 y de 1895 a 1900
263. 263
Ingeniero Carlos Patoni y su familia, 1902
Vicenta Saracho Arce. Inspectora del Instituto de Niñas, 1874
265. 265
Juana Villalobos, directora de la Escuela Primaria anexa a la Normal y de la
Escuela Normal del Estado
Leandro Fernández, ingeniero, académico, funcionario federal y gobernador.
Fue secretario de obras públicas del gobierno porfirista
266. 266
Logo del Instituto Juárez desde los 1880’s
El Instituto Juárez a fines del siglo XIX
275. 275
Artistas e intelectuales
En las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, la ciudad de
Durango fue lugar de residencia de las familias de los latifundistas,
concesionarios mineros, comerciantes y demás capitalistas que desarrollaron
sus negocios en el enclave económico del territorio estatal, vinculado con el
corredor que unió a la entidad con la Región Lagunera y a la ciudad de
Monterrey, Nuevo León, merced a la comunicación que ofreció el Ferrocarril
Internacional Mexicano, con sus múltiples ramales.
En este contexto la ciudad tuvo, a su vez, la oportunidad de recibir a múltiples
compañías artísticas, de teatro, música sinfónica, conciertos, recitales, ópera,
de títeres, de funciones de cine silente y zarzuela, entre otras, al tiempo que
algunos de los miembros de las familias acomodadas podían, sin
preocupaciones económicas, dedicarse al solaz de las actividades culturales y
desarrollar diversas expresiones artísticas, con los lineamientos estéticos
europeos, como en los casos de compositores como: Luis Baca, Alberto
Amaya, Gustavo E. Campa, Ricardo Castro y Alberto M. Alvarado, entre otros,
que dieron a una buena cantidad de sus partituras de óperas, operetas,
canciones, valses y sinfonías, entre otras composiciones, sonidos que
recordaban a los que salían de las orquestas, compositores y cantantes
europeos.
Es innegable que los compositores de la élite económica de la época aportaron
su creatividad al acervo de la cultura nacional y muchas de sus piezas siguen
siendo números obligados en el repertorio de las diversas orquestas de música
sinfónica mexicana, como es el caso del Vals Capricho, de Ricardo Castro.
De esta época y generación fue el compositor Alberto M. Alvarado nació en
Durango, el primer día de diciembre de 1864, y falleció en la misma ciudad, el
18 de julio de 1939, además de ser empresario teatral en su ciudad natal, su
música destacó nacional e internacionalmente. Una de sus composiciones más
famosas fue el vals Recuerdo, que se sigue interpretando en sus versiones
276. 276
instrumental y cantada. En 1966, durante los festejos del IV Centenario de la
fundación de la ciudad de Durango, el vals Recuerdo fue declarado como
himno regional de la ciudad.
Ricardo Castro, compositor, nació el 7 de febrero de 1864, en la Hacienda de
Santa Bárbara, Municipio de Nazas, Durango, falleció en la ciudad de México –
el 28 de noviembre de 1907
277. 277
Otra imagen de Ricardo Castro
Placa conmemorativa en la casa donde nació Ricardo Castro
278. 278
Casa de la calle de Negrete, en la ciudad de Durango, donde vivió el
compositor Ricardo Castro
Los compositores Ricardo Castro y Gustavo G. Campa, 1883
296. 296
Monumento a Alberto M. Alvarado, en el Parque Guadiana de la ciudad de
Durango
Monumento a Alberto M. Alvarado en el Teatro que lleva su nombre en la
ciudad de Gómez Palacio
301. 301
Banda actuando en Gómez Palacio en 1911
Orquesta Femenil de Santa Clara, municipio del mismo nombre, 1904
302. 302
Rafael Ceniceros y Villarreal
El político, dramaturgo, cuentista, novelista, abogado y moralista Rafael
Ceniceros y Villarreal nació en la ciudad de Durango el 11 de julio de 1855.
Durante algunos años, Ceniceros estudió en el Seminario Conciliar de
Durango, pero abandonó la carrera clerical para estudiar jurisprudencia en el
Instituto Juárez de la ciudad de Durango. Desde joven Ceniceros se inició
como escritor de piezas teatrales, especialmente melodramáticas. Al recibir su
grado académico de abogado, Rafael Ceniceros trasladó su residencia a la
ciudad de Zacatecas en donde continuó escribiendo obras dramáticas, novelas,
cuentos, poesías, artículos periodísticos y catecismos, entre otras cosas.
Hombre interesado en los problemas sociales de su tiempo, Ceniceros se
dedicó a una intensa actividad política, participando como miembro de la Orden
de los Caballeros de Colón y desde el bando conservador y por el Partido
Católico Nacional, PCN, ocupó en dos ocasiones el poder ejecutivo del estado
de Zacatecas.
La obra narrativa de Ceniceros y Villarreal consta de dos novelas: La Siega,
publicada en 1905 y El Hombre Nuevo, que se puso a la venta en 1908. Los
relatos de Ceniceros incluyen una colección de 48 cuentos cortos que se dieron
a conocer en 1909.
En sus relatos, Ceniceros y Villarreal, apegándose al género de realismo
costumbrista, recrea un sistema de ideas conservador de la clase media y la
clase alta de la provincia mexicana de su tiempo. Consecuente con su
pensamiento conservador, Ceniceros actuó como opositor político de los
primeros gobiernos de la Revolución por lo que, entre 1914 y 1926, estuvo en
prisión en catorce ocasiones. Fungió como presidente del Partido Nacional
Republicano, PNR, y en 1926, al momento de la Primera Rebelión Cristera, el
para entonces ya anciano novelista, tuvo el papel protagónico de presidente de
la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, LNDRL, organización
urbana de extrema derecha que tuvo una parcial relación con la instigación de
la rebeldía cristera.
303. 303
El 27 de diciembre de 1931, en la ciudad de México, con su fortuna y sus
luchas perdidas, el empobrecido y senil Rafael Ceniceros y Villarreal dejó de
vivir.
Rafael Ceniceros y Villarreal, escritor
Obras de Rafael Ceniceros y Villarreal
304. 304
Primeros antropólogos en Durango
Carl Lumholtz y Conrad Theodor Preuss fueron los primeros investigadores
extranjeros que se ocuparon del estudio de los pueblos indígenas de Durango,
en las postrimerías del siglo XIX y los principios del XX. Los textos: México
desconocido, de Carl Lumholtz y Mitos y Cuentos Nahuas de la Sierra Madre
Occidental de Konrad Theodor Preuss, son dos de las principales aportaciones
y fuentes de la cultura de los pueblos primigenios de México. Por otra parte, los
trabajos de Lumholtz y Preuss incluyeron fotografía, audiotranscripción musical,
grabaciones sonoras y narrativa etnográfica.
Carl Lumholtz, imagen y firma
305. 305
Altar de Mitote Cora, por Carl Lumholtz, 1904
Patio sagrado de los coras, con arco musical al centro. Lumholtz, 1900’s
312. 312
Juan B. Barney. Fotógrafo. Durango (1850-1918). Muchas de las placas que
integran este libro son de la autoría de Barney
313. 313
Los inicios del cine en Durango
En 1896, Thomas Alva Edison designó en su Departamento de Kinematógrafo
a James White, para que se encargara de realizar la producción de películas de
cine silente. A mediados de 1897, James White y el camarógrafo británico
Frederick Blechynden, iniciaron un viaje de filmaciones, con la ventaja de que
las compañías ferroviarias, para obtener publicidad, les ofrecían a los
cinematografistas los viajes con todos los gastos pagados. Después de recorrer
los Estados Unidos, White y Blechynden llegaron a México, por la vía del
Ferrocarril Internacional Mexicano y por el Ferrocarril Nacional Mexicano.
En agosto 1897, la entonces última terminal del Ferrocarril Internacional Mexicano era
la ciudad de Durango y luego de su arribo, los enviados de Edison rodaron las cinco
primeras películas filmadas en Durango: Wash Day in México, Train Hour in Durango,
Bull Fight # 1, Bull Fight # 2 y Bull Fight # 3.
En la primera película filmada en Durango, Wash Day in México, Día de lavado en
México, o Lavanderas, se observa a un grupo de mujeres que lavan su ropa en la
rivera de la Acequia Grande, a un costado del Paseo de las Alamedas. Al fondo e
izquierda, está el puente de Analco. En primer plano se ve a un niño desnudo jugando
a un lado de una lavandera. Todas usan rebozo como tocado sobre sus cabezas, a la
usanza tradicional de las mujeres durangueñas de los siglos XIX y hasta mediados del
XX. Durante el transcurso de la película una de las mujeres se levanta y sacude una
prenda de vestir. Una pareja y un perro cruzan al fondo. Un paisano está recargado en
un árbol y, en la ribera izquierda de la acequia, una alta mujer está de pie, mientras
que otra mujer lava en medio de la corriente.
Otro filmador que rodó cine silente en Durango, antes de 1910 fue Julio
Kemenydy.
314. 314
Fotograma de Wash day in México, primer filme dorado en Durango, 1897
Fotograma de Train hour in Durango, 1897
315. 315
Fotograma de la película Bull fight 1, 1897
Fotograma de Bull fight 2, 1897
316. 316
Secuencia de la película Bull fight 3, 1897
Joaquín Navarro Quinito, primer torero filmado el Durango, 1897
317. 317
James White, al centro, primer productor de películas en Durango, 1897
Julio Kemenydy, filmando en Durango, 1908
322. 322
Imágenes de dos corridas en la Plaza de toros, de adobe y piedra, de la ciudad
de Durango, 1890’s. La plaza fue demolida a principios del siglo XX
341. 341
El correo de Durango, apareció en 1902
La estrella, apareció en 1904
342. 342
Boletín de la Sociedad Cooperativa de Auxilios Mutuos, apareció en 1909
Arlequín, apareció en 1910
343. 343
X. Los ámbitos urbanos
Desde la restauración de la República y durante todo el periodo porfirista la
ciudad de Durango se engalanó con la construcción de una gran cantidad de
edificios y casas de lujo de los capitalistas locales. Algo similar sucedió en
algunos de los partidos del interior del estado. De hecho, este periodo marcó el
centro de la ciudad de Durango con su estilo arquitectónico que, como se verá,
posteriormente fue parcialmente destruido.
La ciudad de Durango
Plano hidrográfico y topográfico de la ciudad de Durango, 1888
344. 344
Plano de la ciudad de Durango, 1890
Plano de la ciudad de Durango, 1900
348. 348
Croquis de una bomba para combatir incendios ofrecida en presupuesto al
Ayuntamiento de Durango, 1870’s
Primer edificio del Ayuntamiento de la ciudad de Durango, 1870’s
349. 349
Palacio Municipal de Durango, 1890
Panorámica de la ciudad de Durango, pintura de León Trusset, 1884
350. 350
Tarjeta postal con panorámica de la ciudad de Durango, 1900’s (circa)
.
Plaza de armas del la ciudad de Durango, 1884
383. 383
Señor y señora Bose, propietarios de la Ferretería Alemana
Grandes almacenes o El Gran N° 11, en su primer sede
384. 384
El Palacio del conde de Súchil, transformado en almacén de Maximiliano
Damm, llamado El Gran Número 11
Interior de Casa del Conde de Súchil. Tienda El Gran Número 11