15 la industria en españa el proceso de industrialización y sus hitos más recientes.factores de la actividad industrial principales sectores industriales en la actualidad distribución geográfica de la indus
15 la industria en españa el proceso de industrialización y sus hitos más recientes.factores de la actividad industrial principales sectores industriales en la actualidad distribución geográfica de la industria
Similaire à 15 la industria en españa el proceso de industrialización y sus hitos más recientes.factores de la actividad industrial principales sectores industriales en la actualidad distribución geográfica de la indus
Similaire à 15 la industria en españa el proceso de industrialización y sus hitos más recientes.factores de la actividad industrial principales sectores industriales en la actualidad distribución geográfica de la indus (20)
15 la industria en españa el proceso de industrialización y sus hitos más recientes.factores de la actividad industrial principales sectores industriales en la actualidad distribución geográfica de la indus
1. 1
TEMA 12. LOS ESPACIOS INDUSTRIALES EN ESPAÑA.
ÍNDICE:
1. INTRODUCCIÓN.
2. PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN EN ESPAÑA.
3. CARACTERÍSTICAS GENERALES Y DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DE LA
INDUSTRIA ESPAÑOLA.
4. FACTORES DE LAACTIVIDAD INDUSTRIAL ESPAÑOLA.
5. PRINCIPALES SECTORES INDUSTRIALES Y SU IMPLICACIÓN AMBIENTAL.
1. INTRODUCCIÓN.
El sector secundario engloba aquellas actividades económicas que se basan en la transformación de
los bienes y recursos que se extraen de la naturaleza del sector primario.
Las principales actividades de este sector son la industria y la construcción.
La rama de la Geografía Humana que se ocupa del estudio de los espacios industriales es la
Geografía industrial.
El sector industrial y la construcción tenían gran relevancia en la economía española, suponiendo en
2007 el 27% de la riqueza nacional y el 29% de la población activa, aunque, en los últimos años, la
crisis económica ha producido una elevación considerable de las tasas de paro en el sector, en
especial en la construcción, cuya tasa de paro, por el estallido de la burbuja inmobiliaria, ha
alcanzado a más del 40% de los activos de dicho sector.
2. PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN EN ESPAÑA.
2.1. Los inicios de la industrialización (siglo XIX-1959).
Los inicios de la industrialización española se caracterizaron por el retraso con respecto a otros
países de la Europa occidental. La industrialización, tras los intentos de industrialización fallida en
Andalucía, concretamente, en el sector textil y siderúrgico de Málaga, quedó reducida a unos pocos
enclaves de Asturias, Cataluña y el País Vasco.
Fábrica “La industria malagueña”. S. XIX.
El sector secundario despegó, sobre todo, entre 1900 y 1930, por razones políticas (neutralidad de
España en la Primera Guerra Mundial que favoreció las exportaciones desde nuestro país), por
razones económicas (la repatriación de capitales tras la pérdida de las últimas colonias en 1898,
muchos de los cuales se invirtieron en industria), el impulso de las obras públicas durante la
dictadura de Primo de Rivera y la política proteccionista de la época (se gravó con impuestos la
importación de los productos extranjeros, por lo que los productos nacionales resultaban más
baratos).
2. 2
La Guerra Civil (1936-1939) acabó con esta etapa de crecimiento, a la que siguió una etapa
conocida como de autarquía, que se caracterizó por una política intervencionista del Estado. Lo más
relevante durante esta etapa fue la fundación del INI, el Instituto Nacional de Industria, que creó
empresas públicas en aquellos sectores estratégicos donde no invertía el capital privado por lo que
el Estado las financió (carbón, electricidad, petróleo, construcción naval, siderurgia, productos
químicos y vehículos). Surgieron empresas como ENDESA, SEAT, etc.
La recuperación económica tras la dura Posguerra y el inicio de negociaciones con Estados Unidos,
interesados por España en el contexto de la Guerra Fría, llevaron al final de la autarquía y a un
replanteamiento de la política industrial que condujo al Plan de Estabilización (1959).
2.2. La consolidación: el Desarrollismo (1959-1975).
A partir de 1959 se produjo el despegue y consolidación de la industria en nuestro país. Es el
período conocido como “desarrollismo” que se extendió hasta 1975. El punto de partida es el Plan
de Estabilización de 1959 que es un plan liberalizador de la economía española, permitiendo la
entrada de bienes de equipo del extranjero y de materias primas y capitales (inversiones extranjeras,
turismo, remesas de inmigrantes). Se llevó a cabo una política de intervencionismo estatal a través
de los planes de desarrollo. Estos planes se organizaron en períodos de 4 años, de 1964 a 1975 y se
orientaron a la promoción industrial en zonas atrasadas y a la descongestión de las grandes
aglomeraciones industriales. Su objetivo era lograr un equilibrio territorial que había conducido al
país en la especialización de unas regiones agrarias frente a unas pocas regiones industriales, el
triángulo de desarrollo de Madrid, País Vasco y Cataluña. Para la promoción de la industria en las
regiones atrasadas surgieron los Polos de Desarrollo, con incentivos para la creación de empresas en
estas áreas que incluían subvenciones, créditos, bajo precio de suelo industrial, etc. A su vez, para
descongestionar las grandes áreas industriales, se crearon los polígonos de descongestión industrial,
incentivando el traslado de las fábricas de las áreas saturadas a núcleos próximos a ellas (por
ejemplo, de Madrid a Guadalajara y Toledo). Los resultados no respondieron a las expectativas. La
industria se concentró en los núcleos que ya contaban con un tejido industrial (País Vasco, Cataluña,
Madrid o la Comunidad Valenciana) y apenas se obtuvieron logros en los llamados Polos de
Desarrollo (Valladolid, Sevilla, Vigo, etc.).
Pese al fracaso de los Planes de Desarrollo, el despegue industrial en España fue importante.
España tenía una industria competitiva por disponer de una mano de obra abundante y barata, con
escasa conflictividad laboral y la energía era obtenida a bajo precio, ya que el petróleo todavía no
experimentó la escalada de la crisis energética de 1973.
Cadena de montaje en la industria automovilística
Años de Desarrollismo (1959-1975).
3. 3
2.3. La crisis económica y la reconversión industrial (1975-1985).
A partir de 1975, España sufre una crisis económica, fundamentalmente industrial, derivada de
factores externos, como la crisis del petróleo, motivada por la subida de precios del petróleo por la
OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), con la consiguiente elevación de los
costes de producción, la nueva revolución tecnológica que provocó una mayor automatización de la
producción, destruyendo empleos y exigiendo grandes inversiones que no todas las empresas
podían acometer por lo que dejaron de ser rentables, la desaparición del proteccionismo con el
ingreso de España en la CEE en 1986 que aumentó la competencia a la que se enfrentaban las
empresas del país, y la aparición de formas de producción más flexibles para abaratar costes y
responder con mayor rapidez a los cambios fue el aumento de la subcontratación de pequeñas
empresas, algunas de ellas fuera de España. Al mismo tiempo, intervienen factores internos, como
la inestabilidad política por el final de la dictadura y los primeros momentos de la transición
democrática que fueron duros, y la presencia excesiva de pequeñas empresas con poco capital y de
industrias tradicionales de escaso nivel tecnológico que utilizaban grandes cantidades de energía o
de mano de obra poco cualificada, siendo las que se enfrentaron con más dificultad a la nueva
situación.
Las medidas para hacer frente a la crisis se tomaron con retraso con respecto a otros países
europeos, se iniciaron en 1984 y supusieron una dura reconversión industrial. La política de
reconversión industrial consistía en tomar un conjunto de medidas para reestructurar sectores
pertenecientes a industrias maduras que habían dejado de ser rentables, sobre todo el siderúrgico, el
minero y el naval, mediante la tramitación de expedientes de regulación de empleo. La
consecuencia de esta reconversión fue una desindustrialización que tuvo un marcado carácter
geográfico ya que afectó en gran medida a la Cornisa Cantábrica. En estas áreas industriales en
declive se generaron problemas de paro, emigración y contaminación (paisajes negros).
Paralelamente a la reconversión se adoptó una política de reindustrialización, las ZUR, o Zonas de
Urgente Reindustrialización. Como en los Polos industriales de los Planes de Desarrollo de los años
sesenta y setenta, las ZUR, no tuvieron el éxito deseado, puesto que la inversión fue muy alta y la
4. 4
generación de empleo muy escasa, y se concentró en Madrid y Barcelona, áreas de tradición
industrial.
2.4. La historia reciente (1985 a la actualidad).
Las consecuencias espaciales de la crisis y la reconversión que se aplicó con posterioridad tuvieron
como consecuencia la desindustrialización de algunas áreas que antes eran centrales, como la
cornisa Cantábrica, y la mayor capacidad de atracción de otros espacios que antes eran considerados
como periféricos y que se convierten en nuevos focos de atracción industrial: las áreas rurales y
periurbanas. En las áreas rurales y periurbanas se observa la existencia de una dispersión de
industrias, que generan poco valor añadido y de sectores tradicionales que han sido expulsados de
las ciudades por ser poco rentables. A su vez, en las áreas rurales se localiza una industria endógena,
que aprovecha los recursos propios del municipio o la comarca (fábricas del turrón en Jijona,
mantecado en Estepa, cuero en Ubrique, juguete en Ibi, etc.). A diferencia de estas últimas, en las
áreas periurbanas se han creado parques empresariales y parques tecnológicos que son espacios que
albergan sectores de innovación y alta tecnología (informáticos, telecomunicación e informática).
Parque Tecnológico de Andalucía (PTA). Málaga.
Son espacios de baja densidad edificatoria y elevada calidad ambiental (Ejemplo Parque
Tecnológico de Málaga). En las ciudades centrales, mientras tanto, se asiste a un proceso de
terciarización industrial, esto es, se desmantela el proceso productivo intensivo que, normalmente,
se deslocaliza en las afueras, en los polígonos industriales y en áreas logísticas de almacenamiento
e, incluso, en otras regiones o países, mientras que las sedes donde se toman las decisiones siguen
estando localizadas en el corazón financiero de las ciudades (CBD).
La integración de España en la CEE, hoy UE, obligó a replantear una segunda reconversión
industrial entre 1993 y 1997 que ha producido, como efecto el paso de un modelo fordista de
crecimiento a otro postfordista o postindustrial que ha conducido a una terciarización de la industria
(mayor peso del sector de oficinas que del productivo). Se trataba de seguir con la liberalización de
la economía y el apoyo a la investigación (I+D+i, Investigación+Desarrollo+innovación) para que
el mercado europeo pudiera dar una respuesta alternativa a la deslocalización industrial (traslado de
empresas a países con mano de obra más barata y de menos conflictividad social) para ofrecer un
mayor valor añadido y más calidad a la producción de la industria europea. También el INI
5. 5
modificó sus funciones. Siguiendo las indicaciones de la UE, llevó a cabo una liberalización de sus
empresas: Telefónica, ENDESA, Repsol, o SEAT fueron privatizadas, otras, desaparecieron (Altos
Hornos de Sagunto, Altos Hornos de Vizcaya).
Hoy día, España tiene ante sí el reto de la competitividad en plena era de la globalización
(mundialización de la economía): si no podemos competir por ofrecer productos más baratos que
nuestros competidores, los países emergentes o BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica),
debemos hacer frente al desafío épico ofreciendo productos de calidad, con valor añadido, que
impediría que tuviéramos que hacer el ajuste por medio de la bajada de salarios y el
desmantelamiento de un Estado de bienestar que nos ha costado mucho esfuerzo conseguir.
3. CARACTERÍSTICAS GENERALES Y DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DE LA
INDUSTRIA ESPAÑOLA.
3.1. Características generales de la industria española.
La industria española presenta diversos problemas estructurales que afectan negativamente a su
competitividad:
El predominio de las PYMES, esto es, las Pequeñas y Medianas Empresas, o Empresas con
menos de 250 empleados en el país. Si bien éstas son las generadoras de la mayor parte del
empleo industrial de nuestro país, su tamaño les dificulta su internacionalización y su
modernización a través de la inversión de I+D+i.
La dependencia energética del exterior. Nuestra dependencia exterior en los combustibles
fósiles es total: importamos el 100% del petróleo y gas natural, siendo Argelia nuestro
principal proveedor de este último hidrocarburo. En el caso del carbón, aunque disponemos
de yacimientos, están muy agotados o son de muy baja calidad. En cuanto a la energía
nuclear, el coste de producción de energía nuclear es alto ya que necesitamos de uranio
enriquecido. De este modo, podemos concluir que España posee una alta dependencia de las
fuentes de energía tradicionales, que son las de mayor consumo pero, al mismo, altamente
contaminantes. Una alternativa a esta dependencia energética debe ser el fomento de las
fuentes de energía alternativas o renovables, en la que España es una potencia mundial (el
2006 las energías renovables cubrieron casi el 7% de las necesidades energéticas y el 20%
de la producción eléctrica), dando trabajo además, a unas 180.000 personas que viven en
áreas rurales económicamente deprimidas. La perspectiva es halagüeña a pesar de la crisis,
puesto que, en 2050, el 50% de la energía producida en la UE deberá obtenerse de fuentes
de energías renovables, no fósiles. Las empresas de energía eólica son las más numerosas,
seguida de las solares fotovoltaicas.
La dependencia financiera del exterior. Las empresas españolas, mayoritariamente pequeñas
y medianas empresas, no encuentran financiación más que a través de los créditos. Muchos
de estos créditos, en los años de bonanza económica, han procedido de fuentes de
financiación exterior, con lo que las empresas se han endeudado, pero, cuando no pueden
pagar sus préstamos a los bancos, se ven abocadas al cierre. Esta dependencia del capital
extranjero se materializa con el volumen de inversión extranjera en España, cuyo volumen
de negocio ascendió a casi 335.000 millones de € en 2009 (fuentes del INE) de los cuales
140.000 millones correspondieron a la industria. Pero, a su vez, la internacionalización de
las mayores empresas españolas también produjeron un volumen de negocio significativo,
que ascendió a 160.000 millones de € en 2009, generando más de 700.000 empleos en el
exterior a través de 4.131 filiales de las empresas. La mayor parte del negocio de empresas
españolas se produce en la UE (50,97% del volumen de negocio), destacando, por este
orden, Reino Unido, Portugal e Italia, también destaca Latinoamérica y Estados Unidos, con
un 42% del volumen de negocio, resaltando, Argentina, Brasil, México y Estados Unidos. El
principal riesgo de las empresas transnacionales españolas es la inseguridad de sus negocios,
ya que, como ha puesto de manifiesto Argentina, las empresas españolas pueden perder las
cuantiosas inversiones que han creado, sin contar con el empleo que han producido.
6. 6
La dependencia tecnológica del exterior. El nivel tecnológico de las empresas españolas es
bajo: 1,39% del PIB en inversión en I+D+i (Investigación+Desarrollo+Innovación). Por
debajo de la media de la UE (2% del PIB) y muy lejos de inversiones de países como
Dinamarca, Suecia o Finlandia con más del 3% del PIB. Ello se debe a que las empresas
españolas están muy mediatizadas por capital extranjero que, prefieren, comprar las patentes
a las sedes exteriores con lo que, no solo se debe al minifundismo industrial español y, con
ello, a la incapacidad para invertir en innovación, sino también por ser filiales de
multinacionales extranjeras que prefieren comprar la patente a su sede del exterior, antes que
fomentar la investigación en España. Esta situación de dependencia tecnológica se agravará
en un futuro inmediato con los recortes anunciados al sector de I+D+i, como medida
equivocada ante la crisis. Ante la crisis hay que ofrecer alternativas: fomentar la educación,
formar una mano de obra cualificada que nos dé una alternativa a la deslocalización, crear
centros de investigación que conecten el sector de la investigación con el sector privado, etc.
Inversión en I+D+i en 2005.
La baja productividad industrial de la empresa española. La productividad (el valor de lo
producido en relación con el coste de producción) es bajo en comparación con el resto de la
UE. Así, la productividad en la zona Euro era de 62,2 millones de euros por ocupado,
mientras en Francia era de 74,2 millones de euros y en España era de 40,6 millones de euros.
Sin embargo, los últimos datos confirman la tesis del reajuste: la reducción de salarios con la
crisis económica ha producido una bajada de los costes de producción y, un incremento de la
productividad media del trabajador que se situaba en torno a la media de la UE, y al nivel de
Italia, Reino Unido, Alemania o Islandia y, muy por encima de los países del Este europeo.
Un último problema son los desequilibrios existentes en la distribución de la industria en
España. Los desequilibrios regionales han favorecido que unas regiones estén muy
industrializadas mientras que otras se han tenido que especializar en otros sectores (agrario,
construcción, turismo).
3.2. Distribución territorial de la industria española.
Podemos diferenciar en España cuatro tipos básicos de áreas industriales:
3.2.1. Áreas desarrolladas:
Se localizan en Madrid y Barcelona y comparten las siguientes características:
Son grandes áreas metropolitanas que se expanden por las principales arterias, formando
corredores industriales.
Poseen gran diversificación industrial.
7. 7
Tienen un alto grado de terciarización industrial (más empleos de cuello blanco que de
cuello azul.
Alta concentración de proyectos de I+D+i.
Existe un amplio mercado de consumo y trabajo.
Se da una acumulación de economías de aglomeración, amplia red de servicios financieros y
sede de centros de decisión de las grandes empresas
Ambas zonas han sufrido un fuerte proceso de reconversión industrial, pero ambas áreas disponen
de suficientes atractivos para localizarse en ellos sectores dinámicos como sectores punta (nuevas
tecnologías). Ambas áreas disponen de parques tecnológicos y han salido con éxito de la política de
reindustrialización emprendida con los ZUR.
3.2.2. Ejes de expansión:
Son aquellas zonas que cuentan con una red de autopistas que las vertebran y conectan a las áreas
desarrolladas de Madrid y Barcelona, así como a otras áreas centrales de antigua industrialización
(País Vasco y Valencia), y generan un tejido industrial en todo su recorrido. Se localizan en el
cuadrante noreste de la Península. Se pueden distinguir dos ejes que, a su vez, están conectados: el
valle del Ebro y la fachada mediterránea.
3.2.2.1. Valle del Ebro.
La existencia de una excelente vía de comunicación que coincide con la depresión del Ebro y que
enlaza los focos industriales más importantes del país (Cataluña, País Vasco y Madrid), genera un
corredor industrial que se asemeja a una “y griega abierta” cuyo vértice central es Zaragoza.
Zaragoza concentra la mayor parte de la capacidad industrial de Aragón y es sede de la importante
multinacional automovilística General Motors (fábrica de Figueruelas).
3.2.2.2. Eje mediterráneo.
Comprende el eje que va desde Girona a Cartagena (Cataluña, Comunidad Valenciana, Región de
Murcia e Islas Baleares). Se caracteriza por un predominio de desarrollo industrial endógeno: en la
Comunidad Valenciana el calzado, la madera y muebles, la cerámica, la alimentación (Jijona),
juguetes (Ibi), textil (Alcoy), automoción (Almussafes) y cuenta con un parque tecnológico. En las
Islas Baleares sobresalen la industria de calzado y bisutería, y en la región de Murcia la
agroalimentaria conservera y las químicas y petroquímicas en Cartagena.
3.2.3. Áreas en declive.
Son aquellas que se han visto afectadas duramente por la reconversión industrial, debido a su
excesiva especialización y dependencia de la siderurgia, astilleros, química, etc. Se concentran
sobre todo en el norte peninsular: Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, y en algunos enclaves
aislados (bahía de Cádiz, Ponferrada, Riotinto, Almadén, Puertollano). Solo en el caso del País
Vasco, por su tradición industrial y por su situación estratégica (conectado al eje de expansión del
valle del Ebro) se ha experimentado una revitalización industrial a través de una mayor
diversificación e inversión en I+D+i.
3.2.4. Focos industriales dispersos.
Se trata de enclaves distribuidos por el resto del territorio nacional que fueron objeto en los años
sesenta de la planificación industrial promovida desde los Planes de Desarrollo.
-En Castilla y León destaca el eje formado por las capitales de Valladolid-Palencia-Burgos-Miranda
del Ebro que enlazan con el eje del valle del Ebro.
-En Castilla-La Mancha los focos se concentran en la periferia madrileña que han actuado como
8. 8
polígonos de descongestión de la capital, en Guadalajara y Toledo.
-En Andalucía destacan Sevilla y Málaga, que actúan como ejes difusores de la industria a escala
regional, sobre las capitales de Córdoba, Cádiz y Huelva.
4. FACTORES DE LAACTIVIDAD INDUSTRIAL ESPAÑOLA.
La localización de la industria se explica por la conjunción de una serie de factores. Podemos
diferenciar los factores clásicos de localización industrial, los que explicaban la localización hasta
mediados de los setenta o etapa industrial fordista, frente a los nuevos factores de localización
industrial propios de una etapa postindustrial o postfordista en los que la industria se terciariza y se
adapta a la crisis económica que se produjo a partir de la subida del precio del petróleo de 1973. Si
bien, el hecho de que unos factores influyan más o menos dependerá del tipo de industria y sector
que estemos analizando. Por ejemplo, para un parque tecnológico, el factor proximidad a los centros
de decisión será fundamental, así como el acceso a mano de obra muy cualificada; sin embargo, no
será tan importante el acceso a materias primas o fuentes de energía.
9. 9
4.1. Factores clásicos de localización industrial.
La localización de las industrias a lo largo del territorio no se debe a un hecho casual, sino
principalmente a una decisión empresarial tomada siguiendo criterios de rentabilidad económica,
esto es, procurando los máximos beneficios industriales y los mínimos costes de producción.
• Factores físicos: la existencia de recursos naturales. Fue un factor de localización
decisivo en el pasado, cuando el coste del transporte era muy elevado, y los medios y la red,
insuficientes. Las primeras fábricas se situaban junto a las minas, para estar cerca de las
fuentes de materias primas y energía. Hoy, las materias primas y los recursos energéticos,
como el petróleo, la electricidad o el gas natural, se transportan a largas distancias en
grandes cantidades. Solo las industrias que necesitan mucha energía optan por situarse cerca
de plantas hidroeléctricas y en torno a los grandes puertos.
• Factores económicos y políticos:
o Factores políticos. Las ayudas públicas, las ventajas fiscales, la legislación laboral y
medioambiental más o menos permisiva, la estabilidad política y la receptividad a las
inversiones extranjeras explican también la localización de muchas industrias.
o El transporte y las comunicaciones. Normalmente, las empresas se sitúan en
lugares bien comunicados, pues esto facilita la llegada de materias primas, el traslado
de empleados y clientes y la salida de sus productos. Tener un buen transporte es
fundamental, sobre todo para las industrias que desplazan un gran volumen de
mercancías pesadas o perecederas. Pero los actuales medios de transporte son
rápidos, tienen gran capacidad de carga y son baratos, lo que ha favorecido la
creación de fábricas en lugares en los que no existían antiguamente.
o El precio del suelo. Este factor suele ser decisivo, pues las industrias ocupan una
gran cantidad de terreno.
o La proximidad de otras industrias similares. Algunas industrias mantienen su
emplazamiento tradicional porque se benefician de las infraestructuras y servicios
existentes, así como de la presencia de otras industrias similares o complementarias;
de este modo, pueden compartir con ellas algunos servicios o subcontratar ciertos
10. 10
procesos industriales. La aglomeración de empresas es muy valorada, por ejemplo,
para las industrias que fabrican piezas o realizan tareas que venden a otras, lo que
origina la formación de redes de empresas que trabajan de forma coordinada y
benefician a todos los participantes. Muchas se emplazan en polígonos o en parques
empresariales tecnológicos y científicos.
• Factores demográficos.
o La disponibilidad, cualificación y coste de la mano de obra. Cuando se necesita
abundante mano de obra poco cualificada, a menudo las grandes empresas de los
países desarrollados instalan parte de sus procesos industriales en áreas del Tercer
Mundo, donde los salarios son más bajos y no hay una tradición sindical. A este
fenómeno se le denomina deslocalización. Si, por el contrario, la industria exige una
mano de obra cualificada, se establece en las inmediaciones de las grandes ciudades
de los países desarrollados.
o La cercanía de los mercados de venta, es decir, de las regiones más densamente
pobladas. Constituye un factor importante para las industrias que utilizan materias
primas poco voluminosas o ya transformadas (chapa de acero, piezas mecánicas,
papel, componentes electrónicos…), y también para las que fabrican bienes
perecederos y de consumo para la población (muebles, libros…), que normalmente
se sitúan en la periferia de las grandes ciudades, donde hay más consumidores.
• Factores ambientales. Un clima y un paisaje agradables, la estabilidad social, etc.
• Los factores personales. La localización de muchas industrias, sobre todo las que tienen un
origen personal o familiar, depende también de las preferencias del empresario. Sin
embargo, el criterio personal suele tener en cuenta los factores generales.
La localización industrial hasta 1975 obedecía a factores físicos (contaba la proximidad de las
materias primas, la disponibilidad de energía); factores económicos (la presencia de buenas
comunicaciones terrestres, marítimas y áreas así como la proximidad a otras industrias
complementarias); y las demográficas (cercanía al mercado, disponibilidad de mano de obra
abundante, barata y poco conflictiva); así como los políticos: la proximidad a centros en los que se
tomaban decisiones políticas.
4.2. Los nuevos factores de localización industrial.
Tras la crisis del petróleo, la industria dejó de ser la base del desarrollo económico a favor de los
servicios. Los cambios producidos por la Tercera Revolución Industrial, alteraron los factores
tradicionales y dieron lugar a otros nuevos que se conocen como factores de los procesos de
difusión industrial. Se define la difusión industrial como el desplazamiento de la actividad industrial
desde las grandes ciudades y las regiones de mayor densidad hacia otras periféricas. Entre las
causas o factores destacan:
• Factores económicos:
o Fuerte aumento de los costes: en las grandes áreas urbanas, el suelo es más caro,
los impuestos son mayores, hay más congestión de tráfico o mayores controles
urbanísticos y ambientales que impiden el funcionamiento de algunas industrias
altamente contaminantes. Las economías de aglomeración se convierten en
deseconomías de aglomeración.
o Expectativas de mayor beneficio: al sustituir fábricas y almacenes por otros usos
de suelo más rentables, lo que provoca una fuerte presión inmobiliaria a favor de su
11. 11
cierre o traslado, para ocupar esos espacios con oficinas o viviendas. Con las que
obtienen altas plusvalías.
o Mejora de los transportes y las comunicaciones: facilita el desplazamiento a
mayor distancia sin apenas aumento de costes, pudiendo realizar el trabajo a
distancia o teletrabajo o favoreciendo la toma de decisiones por videoconferencia,
internet, etc.
o Oferta de parques empresariales y de parques tecnológico nuevos: en ciudades
de menor tamaño y algunas áreas rurales.
• Factores económicos:
Las industrias tradicionales, que requieren mucha mano de obra poco especializada, se desplazan
hacia los países en desarrollo, donde consiguen ventajas fiscales, apenas existen derechos laborales,
y los salarios son más bajos (dumping social). Con ello se pone en peligro las conquistas sociales
conseguidas en los países desarrollados, como la regulación de los contratos laborales, el seguro de
desempleo y las pensiones de jubilación.
Sin embargo, las empresas que no son tradicionales, que no basan su proceso productivo en emplear
mano de obra intensiva, prefieren invertir en capital, esto es, reducir la mano de obra y aumentar la
inversión en tecnología avanzada con la automatización, y contratar técnicos cualificados en diseño,
control de calidad, marketing, etc., por eso, las industrias que no absorben un excesivo volumen de
trabajadores, no requieren deslocalización hacia países de mano de obra abundante y poco
cualificada, reclaman todo lo contrario: mano de obra muy cualificada para sus tecnópolis o sus
parques empresariales del primer mundo, con lo que se produce una división internacional del
trabajo.
5. PRINCIPALES SECTORES INDUSTRIALES Y SU IMPLICACIÓN AMBIENTAL.
5.1. Los sectores industriales.
La industria es un sector heterogéneo. Tradicionalmente las industrias se han clasificado en dos
grandes grupos: la industria de base o pesada, que es la que elabora productos necesarios para otras
industrias, y la industria de bienes de uso y consumo o ligera, que es la que proporciona productos
elaborados destinados a los consumidores. A su vez, dentro de cada grupo, se distinguen distintos
sectores que se recogen en el cuadro que figura a continuación.
12. 12
3.2. La evolución de los distintos sectores industriales.
La desindustrialización asociada a la crisis ha actuado con un carácter muy selectivo, es decir, ha
tenido consecuencias muy diferentes según los sectores industriales. Mientras los sectores de
producción tradicionales se han visto gravemente afectados, otros sectores dotados de mayor
dinamismo han tomado el relevo. Por ello, clasificaremos los sectores de producción en maduros,
dinámicos y sectores punta.
3.2.1. Sectores maduros.
Son aquellos sectores que se han visto afectados por la reconversión industrial, y que han sufrido
fuertes déficits financieros y una pérdida continuada de empleo. Son sectores altamente
consumidores de energía y fuertemente intensivos en mano de obra. Comprenden el sector
siderúrgico, la construcción naval, la industria textil, entre otras. La mayoría de estos sectores
formaron parte del grupo INI. Han sufrido un importante proceso de reestructuración y renovación
productivas y, algunos de ellos incluso han cerrado sus instalaciones.
3.2.2. Sectores dinámicos.
Estos sectores engloban aquellas actividades que en la actualidad presentan mayores expectativas de
futuro. Tienen un elevado nivel de productividad (relación entre la producción obtenida y los
recursos empleados en obtenerla. Cuanto mayor sea la productividad, mayor será la rentabilidad
económica. La baja productividad es uno de los problemas más graves de la economía española),
unas estructuras empresariales saneadas, una demanda asegurada y una capacidad flexible ante
posibles cambios en el ámbito industrial. Comprenden el sector del automóvil, el sector químico y
la industria agroalimentaria.
13. 13
Los tres sectores se caracterizan por una fuerte presencia de capital extranjero, si bien coexisten
formas de producción tradicional con unidades productivas tecnológicamente renovadas. En el caso
del sector automovilístico existe una total penetración de grandes firmas multinacionales, que lo que
han hecho ha sido comprar o absorber empresas españolas ya existentes. Por ejemplo, SEAT, una
vez privatizada, fue absorbida por la multinacional Volkswagen.
3.2.3. Sectores punta.
Se trata de industrias de alta tecnología, muy vinculadas al desarrollo de sistemas de información
(microelectrónica, telecomunicaciones, informática) o de sistemas tecnológicos de aplicación
industrial (automatización, nuevos materiales, energías renovables, biotecnología, etc.).
La mayor parte de la producción punta la realizan multinacionales, que se orientan a la venta en el
exterior, mientras que el reducido número de empresas nacionales presentan sobre todo cuotas de
mercado interiores. Los parques tecnológicos son los mayores exponentes de este sector.
3.2.4. El subsector de la construcción.
Un caso particular es el de la construcción. En 2007 representaba el 10,8% del PIB y daba trabajo a
más de 2.600.000 personas, mientras que en 2012 los ocupados solo representaban 1.186.700
trabajadores, esto es, una pérdida de empleos de más de 1,4 millones de trabajadores en dicho sector
tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. La crisis del sector de la construcción ha agravado
sensiblemente la situación de España ante la profunda recesión que afecta a la economía mundial.
El desempleo no solo afecta a los albañiles, sino que, en cadena, se ha visto incrementado el paro en
los sectores relacionados con la construcción, como los materiales para la construcción, madera,
pintura, muebles, sanitarios, fontanería o electrodomésticos. El paro y el endeudamiento de las
familias ha tenido consecuencias en diversos sectores, ya que ha supuesto una disminución del
consumo de todo tipo de bienes, el comercio ha visto bajar sus ventas y los bancos aumentar la
morosidad en el pago de las hipotecas por lo que también se han visto perjudicado ellos, con lo que,
se han restringido los créditos a las empresas y particulares que ha agravado, aún más si cabe, la
crisis económica.
3.3. Implicación ambiental de la actividad industrial en España.
Uno de los problemas ambientales que supone un alto riesgo no sólo ecológico sino también
económico y de salud pública es el calentamiento global. En los últimos años e ha constatado un
aumento de la temperatura del planeta relacionado con el incremento de gases de efecto invernadero
producidos por las personas al quemar combustibles fósiles. Estos gases de efecto invernadero son
el CO2 (dióxido de carbono), el metano y el óxido nitroso de las industrias. El problema a escala
global se ha abordado en el llamado Protocolo de Kyoto (1997) en el que España se comprometía a
emitir en 2012 solo un 15% más de gases de efecto invernadero de los que emitía en 1990. Este
objetivo no se ha alcanzado y nos hemos visto obligados a comprar a otros países sus derechos de
emisión y, aun así, España situará sus emisiones por encima del 20% de sus emisiones en 1990 para
2012. De no disminuir estas emisiones se agravará el calentamiento del planeta que traerá efectos
sobre la denominada “africanización” de la península, con la elevación de las temperaturas medias y
la reducción significativa de las precipitaciones.
Otro problema derivado del anterior es la lluvia ácida que son compuestos sulfurosos que con el
agua de lluvia forman ácidos corrosivos de efectos nocivos para el medio ambiente. Pese a los
intentos a llegar a un acuerdo para limitar un máximo las emisiones (Protocolo de Gotemborg), no
parece que vayan a cumplirse los acuerdos.