Algunas iniciativas como éstas se dieron a conocer con diversos nombres: economía social, economía solidaria, empresas comunitarias, tercer sector, etc. Cada una de estas denominaciones corresponde a diferentes modalidades organizativas de micro emprendimientos de ámbito local: redes cooperativas, mutualistas o asociativas de producción, de ahorro y crédito, de ayuda mutua, fondos de inversión social.
1. EDUCACIÒN Y DESARROLLO CULTURAL
DE MONTERREY
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN
MATERIA:
PANORÁMICA DE LA SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
TEMA # 6
La Función Económica de la Educación
NOMBRE DE LA ALUMNA: ARACELI GUAJARDO AGUILAR
MAESTRO: LIC. LUIS GABRIEL SÁENZ MOLAR
CHINA, N. L., 23 DE FEBRERO DE 2012
2. INTRODUCCIÓN
La mayoría de los estudios de México sobre las relaciones entre el sistema
educativo y la estructura económica se han centrado principalmente en el análisis
de dos tipos de relaciones, dejando de lado un conjunto más amplio y fundamental
de relaciones entre estas dos dimensiones.
Las dos relaciones que han recibido atención prioritaria, sobre todo a partir de
1945, son: a) las existentes entre el aumento en el gasto público en educación y
las tasas de crecimiento económico en los países industrializados avanzados,
y b) las relaciones entre los ingresos del individuo y su nivel educativo.
Sin embargo, el énfasis históricamente otorgado a estos dos tipos de relaciones
significa el reduccionismo de un conjunto amplio, complejo e integrado, de
relaciones entre los sistemas educativo y productivo a unas simples relaciones
económicas. Asimismo, es común reducir la producción intelectual sobre esta
problemática a la teoría de la economía neoclásica sobre el funcionamiento del
mercado de trabajo, o a la teoría del capital humano, o de contrastar estas dos
teorías con algunas críticas "radicales".
3. LA FUNCIÓN ECONÓMICA DE LA EDUCACIÓN
El conjunto de relaciones entre estos dos sistemas sobrepasa ampliamente las
dimensiones puramente económicas y pertenece al ámbito mas general de la
economía política, puesto que se refiere a las relaciones más sistemáticas entre
las instituciones educativas y el conjunto de relaciones sociales de producción,
distribución, intercambio y consumo. Por tanto, el estudio de estas relaciones
conduce al análisis del conocimiento científico y tecnológico en cuanto a la forma
particular que asume en una sociedad determinada (sociología del conocimiento);
sus mecanismos de generación y distribución social y el papel específico
desempeñado por el sistema educativo; sus efectos sobre la estructura y volumen
del empleo, la calidad del trabajo, los requerimientos de calificación de la fuerza
laboral, y sobre la organización y división del trabajo.
El estudio de las relaciones entre el sistema educativo y la estructura económica
conforma entonces una parte central del estudio de la economía política, y abarca
el análisis de las interacciones complejas entre el modelo general de desarrollo
socioeconómico dominante y la naturaleza de las respuestas que asuma el
sistema educativo.
En términos generales, esta concepción implica el análisis de cada modo de
producción material (o sistema de producción) como modo de producción y de
adquisición de conocimientos. Cada modo de producción define las cuestiones
básicas de la economía; qué producir, cómo producir, cuánto, para quién. La
solución de estas necesidades es asimismo peculiar y específica a cada modo de
producción. La respuesta a las necesidades de qué y cómo producir, determina las
opciones tecnológicas tomadas, el papel del conocimiento científico y tecnológico
en la producción, las formas de organización y división del trabajo, y por tanto, los
requerimientos de fuerza laboral y su perfil de calificación. De la manera específica
como en cada modo de producción se definan las dimensiones anteriores,
dependerá un conjunto de dimensiones sociales y educativas centrales; el
surgimiento de clases o grupos sociales diferenciados entre pensantes, creadores,
4. planificadores, diseñadores, etc., y simples ejecutantes de la producción; el patrón
de generación y distribución social del conocimiento científico y tecnológico; el
grado de igualdad social de acceso y de aprovechamiento de las oportunidades
educativas; el tipo de relaciones entre opciones tecnológicas, división del trabajo, y
calificación laboral, etcétera.
El análisis histórico de las diversas formas asumidas por la división del trabajo
bajo el modo de producción capitalista, demuestra un fenómeno de particular
importancia para comprender el conjunto de actuales relaciones del sistema
educativo el sistema productivo.
El proceso histórico de transformación del sistema de producción artesanal en la
forma de producción manufacturera, implicó una ruptura fundamental en las
formas de adquisición y de transmisión del conocimiento. Mientras que bajo el
sistema de producción artesanal el conocimiento necesario para el trabajo se
aprendía directamente en el trabajo a través de la experiencia, y bajo la
supervisión directa del maestro artesano, y por tanto no existía la acreditación
educativa previa al trabajo; bajo el sistema manufacturero capitalista se impulsó
decididamente el concepto de la necesidad de la escolaridad obligatoria y se inició
la práctica de exigir de la fuerza laboral alguna acreditación formal de su nivel de
escolaridad como requisito para el empleo.
La articulación entre el desarrollo económico, la educación y el empleo es
planteada en esta teoría de la siguiente manera: a mayor nivel educativo
corresponde una mayor calificación laboral, la cual redunda en un aumento
sostenido de la productividad y del progreso técnico. La consiguiente expansión
del desarrollo económico genera más oportunidades de empleo, lo cual mejora la
distribución del ingreso y el tamaño del mercado interno, necesarios para un
mayor crecimiento económico. El mayor nivel educativo de la fuerza laboral está
además directamente relacionado con la disminución de las tasas de crecimiento
de la población, reduciendo así el desfase entre oferta y demanda de trabajo.
5. CONCLUSIONES
Cabe señalar que en el contexto de las políticas de ajustes estructurales
impulsadas a partir de la década de los años 80, comenzaron a formularse, tanto
en Norteamérica como en Europa y América Latina, propuestas económicas
alternativas tendientes a la promoción del auto-empleo así como a mantener la
perspectiva del trabajo como mecanismo de integración y cohesión social
fundamental. Estas iniciativas se dieron a conocer con diversos nombres:
economía social, economía solidaria, empresas comunitarias, tercer sector,
etc. Cada una de estas denominaciones corresponde a diferentes modalidades
organizativas de micro emprendimientos de ámbito local: redes cooperativas,
mutualistas o asociativas de producción, de ahorro y crédito, de ayuda mutua,
fondos de inversión social.