2. Arquitectura Barroca
Basílica de San Pedro
La fachada está precedida por dos estatuas de San
Pedro y San Pablo,33 talladas en 1847 por Giuseppe
De Fabris y Adamo Tadolini respectivamente, para
sustituir a unas anteriores realizadas por Paolo
Taccone y Mino del Reame en 1461. En la parte
superior de la fachada se sitúa el ático, en el que se
abren ocho ventanas decoradas con pilastras.
Coronando el ático se ubica una balaustrada donde
se sitúan 13 estatuas de 5,7 m: en el centro
aparece Cristo Redentor, Juan el bautista a su
derecha, y once de los doce apóstoles, excepto San
Pedro. Las esculturas son, de izquierda a
derecha: Judas
Tadeo, Mateo, Felipe, Tomás, Santiago el Mayor,
Juan el bautista, Cristo Redentor, Andrés, Juan el
evangelista, Santiago el
Menor, Bartolomé, Simón y Matías. A cada lado
hay dos relojes realizados en 1785 por Giuseppe
Valadier. Bajo el reloj de la izquierda se encuentran
las campanas de la basílica. La fachada fue
restaurada con motivo del jubileo del año 2000.
3. La fachada se encuentra decorada con dos
escudos marcando el eje axial, y dos estatuas
flanqueando el acceso principal. Esta obra
será el prototipo usado durante el primer
tercio del siglo XVII, en el uso de las pilastras
y nichos.
La fachada realizada es más vertical, con
menos resalte de las pilastras y menos
destacada la nave central. Ambas fachadas
eran de dos pisos, coordinados mediante el
uso de aletones. Los aletones son un elemento
de enmascaramiento, utilizado para articular
el piso inferior con otro superior de menor
anchura, ocultando los machones que llevan
el empuje de las nuevas fachadas.
considerada la primera iglesia con elementos
del barroco
Iglesia de Gesú
4. Las novedades, como el cuerpo de la vivienda que tiene una gran amplitud en relación
a las dos alas, y la parte central monumental, distinguen el palacio. El Palacio de
Luxemburgo es el resultado de la libre inspiración tomada del Palacio
Pitti, Florencia, Italia, solicitado por María de Médici que, aburriéndose en el Louvre,
deseaba encontrar el espíritu florentino y la dulzura que le transmitía, especialmente
a través del empleo del almohadillado de piedra en la arquitectura del edificio más
que la mezcla de ladrillo y piedra, como la que se encuentra, por ejemplo, en el
pabellón de caza del Palacio de Versalles.
Palacio del Luxemburgo en París.
5. Es muy característica la combinación de ladrillo visto y granito, que se reserva para
esquinazos, portadas, dinteles y alféizares, y los chapiteles que coronan las torres. Este
modelo tendría mucho éxito en la arquitectura de la Corte, y sería imitado en otros
edificios. En la fachada principal, un cuerpo a modo de retablo pétreo, muy severo y
coronado por un frontón con aletones, centra la atención. La estética del edificio
recuerda intensamente la formación herreriana de Gómez de Mora y muestra la
pervivencia del Renacimiento tardío en la arquitectura cortesana del siglo XVII.
Palacio del Luxemburgo en París.
6. Pintura del Barroco
Caravaggio pintó en el año 1606 una segunda
versión. Esta versión contiene gestos de las
figuras mucho más restringidos. Presencia
mas que escena. Es posible estar observando
un poco de la vida de Caravaggio en ese
momento (había huido de Roma después de
la muerte de Ranuccio Tomassoni), o puede
que la constante evolución de su arte, en el
transcurso de cinco años, había llegado a
reconocer el valor de la discreción.
La Cena De Emaus 1606 Academia de Bellas
Artes de Brera, Milán.
7. La escena describe el momento en el que el
dios Apolo desuella al sátiro Marsias tras
perder el concurso de música al que había
retado al dios. Las musas tenían que juzgar
pero siempre empataban en su
interpretación, hasta que Apolo introdujo la
necesidad de cantar mientras se tocaba, algo
que él podía hacer pues su instrumento era
una lira mientras que para Marsias era
imposible pues el tocaba el aulos. Como
castigo, Marsias es colgado en un árbol y
despellejado vivo, mientras mira al
espectador como suplicando su intervención o
ayuda. Por el contrario, el dios es
representado casi de una forma idealizada y
serena, complacido por su triunfo y acción
posterior. La temática es algo cruda, propia
de la pintura de Ribera.
Apolo y Marsias
8. Su temática, de acuerdo con la titularidad del
convento de los Capuchinos de la Sangre de
Cristo para el que fue pintado, muestra a San
Francisco abrazado a Jesús, acercando su
boca a la sangre que brota de la herida del
costado. En respuesta a esa unión mística, no
exenta de cierta morbidez, Cristo desclava un
brazo de la cruz para colocar su corona de
espinas sobre la rapada cabeza del santo de
Asís, mientras un ángel, con gesto emotivo, se
dispone a coronar al Crucificado con una
diadema de flores.
ABRAZO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS AL
CRUCIFICADO
9. Escultura barroca
La fuente se compone de una base formada
de una gran piscina elíptica, coronada en su
centro de una gran mole de mármol, sobre la
cual se eleva un obelisco egipcio de época
romana, el obelisco de Domiciano.
Las estatuas que componen la fuente, tienen
unas dimensiones mayores que en la realidad
y son alegorías de los cuatro ríos principales
del mundo (el Nilo, el Ganges, el Danubio, y
el Río de la Plata), cada uno de ellos en
los continentes conocidos en la época. En la
fuente cada uno de estos ríos está
representado por un gigante de mármol.
Fuente de los Cuatro Ríos
10. La naturalidad en las actitudes y el
tratamiento minuciosamente realista del
desnudo son cualidades propias de la etapa
de madurez del artista, a la que también
corresponde el gusto por la amplitud de los
ropajes, cuyos abundantes plegados propician
unos contrastes luminosos muy acusados que
confieren a la obra el carácter pictórico y
mutable propio del arte barroco. En esta
severa y monumental composición priman las
líneas diagonales y la asimetría, rompiendo
con el esquema piramidal tradicional,
definido por Miguel Angel en la Piedad del
Vaticano.
Piedad
11. El extasis de Santa Teresa está considerada
una de las obras maestras de la escultura del
alto barroco romano. Retrata la imagen
de Santa Teresa de Ávila durante el don
místico de la transverberación que describe
en su Libro de la Vida. De acuerdo a lo que
propone el intelectual español Luis María
Ansón.
El Éxtasis de Santa Teresa