Santiago Nasar se despertó temprano para esperar la llegada del obispo. Le contó a su madre Plácida Linero sobre dos sueños recientes, uno donde caminaba por un bosque con lluvia ligera y se sentía feliz, y otro donde volaba en un avión de papel entre almendros. Plácida tenía reputación de interpretar correctamente los sueños de los demás, pero no vio ningún presagio funesto en los sueños de su hijo en los días previos a su muerte.