1. FOMO: cómo el miedo a perderse algo
alimenta la adicción a las redes
Las redes sociales pueden ayudar a acercar a la gente y a compartir
información.
Sin embargo, el raudal de actualizaciones, invitaciones y oportunidades para ganar
la aprobación explícita y respuestas de amigos y familia puede crear un problema.
Para algunos, lo que se conoce como FOMO -del inglés "fear of missing out", que
en español sería "miedo a perderse algo"- los lleva al borde de una "adicción".
Lea también: ¿Cómo se trata la adicción a internet?
La BBC retó a un grupo de estudiantes del colegio Haggerston en Londres a que le
diera la espalda a Facebook, Twitter y demás redes sociales durante una semana.
Así describe Uche, uno de los chicos, su experiencia:
"Después de un día, no es que lo estuviera extrañando, pero ciertamente quería
chequear qué me había llegado. Me alivió haber sobrevivido el primer día.
2. Traté de mantenerme ocupado, divirtiéndome con mis amigos después de clases,
jugando baloncesto, pero apenas llegué a casa y me reconecté con el wi-fi, empecé
a recibir mensajes, alertas, actualizaciones de Facebook y fotos. Con todo eso
sucediendo en mi teléfono, estuve muy tentado a sumergirme en las redes sociales.
El viernes estuvo bien pues fui a entrenamiento de baloncesto y cuando regresé,
no sentí la urgencia de usar las redes pues estaba muy cansado. En vez de eso,
tomé un libro que había querido leer desde hacía un par de meses.
Lo fastidioso fue que estaba súper celoso de mi hermana menor pues la escuchaba
riéndose a carcajadas de videos y mensajes que le habían enviado sus amigos: fue
toda una tentación pues me hizo pensar en todo lo que me podría estar riendo, todas
las fotos que podría ver y las actualizaciones que podría revisar.
Uche estaba desesperado por saber qué estaba pasando en línea.
El sábado fue el día más duro y varias veces quise darme por vencido pues el
aburrimiento era insoportable. Es el día en el que normalmente mi alarma de
notificaciones no deja de sonar.
No podía salir a jugar baloncesto o a encontrarme con mis amigos pues estaba
demasiado cansado y porque necesitaba de las redes sociales para hacerlo. Mi
primo vino a visitarme pero eso no ayudó pues no paró de hablar de lo que la gente
estaba haciendo en línea.
Fue muy difícil resistir el impulso de chequear Facebooky otras redes porque cuanto
más tiempo pasaba, me sentía más aislado y desconectado del mundo entero.
El domingo no fue tan difícil, aunque sí aburrido. Fui a la iglesia pero apenas
regresé, las notificaciones empezaron a llover nuevamente.
No me acuerdo en qué pensé para poder resistir todo el fin de semana, pues cada
hora que pasaba aumentaba el volumen de la voz que me decía que abriera
Facebook o que mirara un mensaje.
El lunes fue un día interesante pues literalmente lo que hice todo el tiempo que
estuve en la escuela fue ponerme al día, escuchando relatos sobre lo que me había
perdido desde el viernes. También me enteré que tres de mis amigos que habían
aceptado este reto se habían dado por vencidos. Eso me hizo sentir diferente
respecto a mi reto personal: el impulso pareció diluirse un poco pues mis amigos ya
no estaban participando.
El martes no estuvo mal, pues era el penúltimo día: no fue tan fácil como esperaba
pero ya se iba a terminar.
3. Tuve un partido de baloncesto después del colegio y como perdimos por un punto,
estaba demasiado furioso, agotado y hambriento como para hablar con la gente, lo
que incluía pensar siquiera en mi teléfono.
Si hubiéramos ganado el partido, habría estado tan contento que habría querido
contárselo a todo el mundo y habría perdido en este desafío. Obviamente no es rico
perder un juego pero lo que no sabía era que eso me dio la oportunidad de decir
que completé y pasé con éxito el reto que me puso la BBC.
Estar pendiente de todo lo que su grupo social registra se puede convertir en una
obsesión.
Aprendí que no soy tan dependiente de mi teléfono o las redes sociales como pensé
al principio. Me ayudó a desarrollar mi autocontrol, algo que ahora puedo
aprovechar cuando lo necesite.
También aprendí que alejarse por un rato de todo el caos me hizo bien. Aunque me
sentí desconectado por un rato, al final me hizo sentir más seguro de mí mismo
pues ahora sé que no tengo que impresionar a nadie o estar celoso de nada de lo
que está online.
Honestamente, si me hubieran preguntado si pensaba que era un adicto antes de
esta prueba habría dicho que sí: suena horrible pero era como una droga y te puede
perjudicar como una droga.
Esto fue una alerta y me ha hecho consciente de cómo debo usar las redes sociales.
Pude apreciar sus beneficios y desventajas, y le pasaré estos conocimientos y
experiencia a mi hermana menor".
Bibliografía:
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2015/04/150403_fomo_miedo_a_perderse_algo_redes_d
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