Epígrafes tema 7 expansión ultramarina y creación del imperio colonial
Epígrafes tema 3 la península Ibérica en la edad media Al Ándalus
1. 3. LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA. AL-ÁNDALUS.
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Epígrafe 3.1: Evolución política: conquista Emirato y Califato de Córdoba.
La presencia musulmana en la Península Ibérica puede explicarse a partir de dos
factores históricos simultáneos: la crisis interna de la monarquía visigoda y el
movimiento expansivo del Islam desde el año 634.
El rey visigodo Witiza había asociado al trono a su hijo Agila, para que le sucediera,
pero cuando Witiza murió (711), el duque de la Bética, Rodrigo, encabezó con éxito
una revuelta que le llevó a ocupar el trono, lo que desencadenó una guerra civil
entre los partidarios de ambos bandos. Fue entonces cuando el bando de Witiza
solicitó ayuda a los musulmanes asentados al norte de África. Muza gobernador
árabe de esa zona decide enviar un ejército de bereberes al mando de su
lugarteniente Tarik, que vence al rey visigodo Rodrigo en la Batalla de Guadalete
(711). Esta derrota puso fin a la monarquía visigoda. En cuatro años prácticamente
toda la Península fue conquistada de forma incruenta, debido al desinterés de la
mayoría de la población en defender a una monarquía con la que no se sentía
identificada y a la actitud tolerante que inicialmente mostraron los musulmanes.
Emirato Dependiente (711-756). Al-Ándalus fue una provincia más del Califato
Omeya de Damasco, gobernado por un valí o emir que actuaba como delegado del
califa. Fueron años de gran inestabilidad política debido a los enfrentamientos entre
los propios grupos musulmanes y a nuevas campañas militares, algunas de las
cuales concluyeron en derrota (Covadonga, año 722 y Poitiers (732)).
Emirato Independiente (756-929): Los Omeyas fueron víctimas de la revolución
Abbassí que derrocó y asesinó a los Omeya. Sólo uno de ellos logró escapar,
refugiándose en Al-Andalus, donde, gracias a los apoyos que encontró se proclamó
emir. Se trataba de Abd-al-Rahmán I, con quien comienza el periodo conocido como
emirato independiente. Este es un periodo de reorganización y consolidación del
poder musulmán en Al-Andalus que, al tiempo, en territorio cristiano facilitará su
expansión desde el norte hasta las llanuras semidesiertas de la cuenca del Duero.
Califato de Córdoba (929-1031): Se inicia cuando Abd-al-Rahmán III (912-961) se
proclama califa y por tanto independiente política y religiosamente de Bagdad. Con
él se inicia el periodo de máximo esplendor político, cultural y artístico de AlÁndalus. Se sucederán varios califas hasta que con Hixam II (976-1009) su primer
ministro, Almanzor, ejercerá el poder directamente, caracterizándose este periodo
por sus victoriosas campañas militares contra los cristianos del norte. La muerte de
Almanzor (1002) abrió una larga etapa de auténtica guerra civil. Después de varios
años de duras luchas, el califato de Córdoba terminó por desaparecer (1031). En su
lugar surgió un mosaico de pequeños reinos, llamados de taifas.
Epígrafe 3.2. La crisis del siglo XI: reinos de taifas e imperios norteafricanos.
A la muerte de Almanzor sus hijos trataron de mantener la dictadura, pero diferentes
rebeliones de gobernadores provinciales lograron la independencia de sus territorios.
Ante esta situación una asamblea de notables declaró extinto el Califato (1031).
El territorio de Al-Ándalus quedó dividido en pequeños reinos independientes,
denominados reinos de taifas. Aunque algunos de ellos gozaron de cierta prosperidad
económica (taifas de Toledo, Zaragoza, Sevilla, Córdoba, con la construcción de
palacios y alcazabas así como la promoción de las letras y las ciencias) su debilidad
militar y las continuas querellas entre ellos les impidió resistir los ataques de los
reinos cristianos. Para evitar estos ataques, las taifas les pagaban tributos anuales
llamados parias. Con independencia del pago de parias, los cristianos continuaron la
Reconquista.
Fuentes: Historia de España, 2º de Bachillerato. Universidades de Madrid. Editorial Coloquio.
Historia de España, Editorales Almadraba y Akal
2. 3. LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA. AL-ÁNDALUS.
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Primeras taifas (siglo XI): periodo que acaba con la llegada de los almorávides a la
Península. La debilidad de las taifas hizo posible el avance de la reconquista cristiana.
En el año 1085, el rey Alfonso VI, conquista Toledo, era la primera vez que se
conquistaba una gran ciudad andalusí. El temor se adueñó de las restantes lo que les
llevó a pedir ayuda a los almorávides, pueblo bereber, musulmán y ultraortodoxo, del
norte de África. Derrotaron a Alfonso VI en la Batalla de Sagrajas (1086). Eran una
minoría ruda e intolerante, extraña a la sociedad y a la cultura de Al-Ándalus.
Persiguieron a mozárabes y judíos y fueron rechazados hasta por la propia sociedad
musulmana que añoraba la tolerancia y libertad de pensamiento del que hasta
entonces habían gozado.
Segundos taifas (siglo XII): se inicia en el año 1045 al desintegrarse el Imperio
almorávide y producirse de nuevo la fragmentación política. Los cristianos aprovechan
la debilidad musulmana, lo que les obliga de nuevo a pedir ayuda a los almohades.
Este grupo era aún más integrista que el anterior. Volvieron a reunificar Al-Ándalus y
Sevilla fue la capital del ahora imperio almohade hispano. Derrotaron a los cristianos
en batalla de Alarcos (1195)., pero en el 1212 los reinos cristianos se unen y logran
una importantísima victoria en la batalla de las Navas de Tolosa, que supondría el
principio del fin de la presencia musulmana en la Península.
Terceros taifas (siglo XIII): El debilitamiento almohade favoreció la formación de los
terceros taifas que no fueron capaces de parar el avance cristiano y que fueron
sucumbiendo poco a poco, salvo Granada. Otro pueblo musulmán, los benimeríes,
intentaron un nuevo salto a la Península, pero fueron derrotados por los cristianos en
la Batalla del río Salado, cerca de Tarifa (1340). El reino de Granada conseguiría
subsistir hasta 1492, año en que fue conquistado por los Reyes Católicos.
Epígrafe 3.3. Al-Ándalus: la organización económica y social.
Al-Ándalus se insertó plenamente en el mundo económico del Islam. Ello supuso
que la economía del territorio musulmán, a diferencia de lo que sucedía en los
territorios del Norte, fuera de gran dinamismo.
En este panorama económico sobresalía el papel desempeñado por las ciudades,
centros tanto de actividades artesanales como mercantiles, a la vez que centros
administrativos. Muchas de ellas tenían raíces romanas y otras fueron de nueva
creación. Se articulaban en torno al alcázar, la mezquita mayor y el zoco (a su
alrededor los barrios periféricos o arrabales). Las principales fuentes de riqueza de
la economía musulmana fueron: una rica agricultura, una importante industria
artesanal y un activo comercio:
La agricultura se basó en la explotación de latifundios, donde se cultivó el cereal de
secano, el olivo y la vid (trilogía mediterránea). La aportación musulmana más
importante fue la mejora de los sistemas de riego (norias, canales, acequias de
derivación…). Además, difundieron cultivos como los cítricos, el arroz, el algodón, la
caña de azúcar, el azafrán, etc. En cuanto a la ganadería impulsaron la cría de
oveja y el caballo, mientras que el cerdo retrocedió debido a la prohibición coránica
de no consumir carne de este animal. También la apicultura experimentó un fuerte
desarrollo. La industria manufacturera alcanzó gran desarrollo, en especial la
producción textil (brocados cordobeses y tejidos de lino de Zaragoza), la cerámica
(vidriado característico), las armas, la fabricación de papel y vidrio, trabajo en piel y
cuero (marroquinería), orfebrería, muebles con decoración de taracea, etc. En
cuanto al comercio hay que señalar la llegada a sus puertos de: esclavos del norte
de Europa y de África, especias de Oriente y oro del Golfo de Guinea. Se comerciaba
tanto con Europa como con el resto peninsular cristiano y con Oriente.
La sociedad de Al-Ándalus se dividía según criterios religiosos en las siguientes
categorías:
3. 3. LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA. AL-ÁNDALUS.
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Musulmanes:
–
–
sirios: rivalizarán por el poder con los árabes
–
bereberes: procedentes del norte de África y convertidos al Islam. Ocupaban un
rango inferior en la pirámide social, ocuparon las tierras más pobres y su
rivalidad con la aristocracia árabe fue motivo frecuente de tensiones y conflictos
–
árabes: eran una minoría y constituían el sector dominante de la sociedad,
desde el punto de vista económico, y político. Ocuparon las mejores tierras y los
altos cargos de la corte.
muladíes: hispano-visigodos convertidos al Islam
No musulmanes:
–
mozárabes: cristianos residentes en Al-Ándalus. Se les permitía conservar sus
bienes, costumbres, prácticas religiosas a cambio del pago de tributos.
–
judíos: gozaban de gran tolerancia (a diferencia de la época visigoda)
Además, debe destacarse la importancia de la esclavitud en la sociedad de AlAndalus. Muchos de ellos eran de origen europeo (eslavos).
Epígrafe 3.4. El Legado Cultural
La vida intelectual y artística en Al-Ándalus alanzó cotas muy altas respecto a la
Europa medieval y al resto del mundo islámico. La lengua árabe fue su vehículo de
expresión y en su pensamiento se aprecia la influencia de la filosofía y cultura
persa, india y grecorromana. Sus creencias religiosas estaban presentes en la
cultura, el arte, la política, las ciencias, la sanidad…
Durante el Califato Al-Ándalus conoció un esplendor cultural en consonancia con el
político y el económico. El clima de libertad propiciado por califas como Abd-alRahmán III, y sobre todo, Al-Hakam II, convirtió a Córdoba en un gran centro
cultural. Los reyes de taifas mantuvieron su apoyo a las letras y las ciencias para
cimentar su prestigio personal ante sus súbditos y reales.
El árabe se impuso como la lengua oficial (dominada sólo por la minoría culta) lo
que permitió a Al-Ándalus mantener relaciones intelectuales con centros culturales
en Cairuán (Túnez), El Cairo, Damasco y Bagdad. El árabe ha dejado una profunda
huella tanto en la literatura romance (jarchas) como en el vocabulario español.
Con el árabe convivieron otras lenguas habladas: latín, romance, bereber y hebreo.
Por otra parte, la España musulmana fue la vía de transmisión a Occidente de la
ciencia griega y de gran parte de la hindú, recuperadas y desarrolladas por los
árabes.
La producción intelectual tuvo autores destacados en diversas disciplinas:
Filosofía: Averroes intentó aunar la filosofía aristotélica con el Islam.
Poesía: Ibn Hazn fue el autor de El collar de la paloma.
Astronomía: destacó Azarquiel autor de las Tablas toledanas.
Medicina: más avanzada que la medicina de los reinos cristianos, y los médicos
tenían gran prestigio. Profundizaron en el conocimiento de la cirugía, oftalmología y
farmacología. Al- Zaibribi y el judío Maimónides.
Matemáticas: destacaron los estudios de álgebra y trigonometría y la difusión por
Europa de la numeración india1.
Un ejemplo significativo de las aportaciones científicas de Al-Ándalus fue la difusión del mundo
cristiano del actual sistema de numeración –de origen indio y, basado en el valor posicional de la cifra
y la utilización del cero-, mucho más simple y operativo que el romano.
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Epígrafe 3.5. La mezquita y el palacio en el arte hispano-musulmán.
La principal manifestación del arte hispano-musulmán es la arquitectura que
integra elementos de las tradiciones romana, visigótica y bizantina. Destacan dos
tipos de edificios:
Mezquitas: el principal ejemplo es la mezquita de Córdoba. Las obras
comenzaron con Abderramán I pero fueron ampliadas cuatro veces, la última
con Almanzor. Se trata de un recinto de gran tamaño en el que la techumbre
está sostenida por una doble arquería de arcos de medio punto y herradura
dispuestos sobre columnas. La maqsura (espacio reservado a las autoridades)
está recubierto con varias cúpulas de gran riqueza ornamental.
Palacios: el más importante es el palacio de la Alhambra, en Granada. Sus
pabellones están dispuestos en torno a diversos patios (Patio de los Leones) y
jardines (Jardines del Generalife) cuya decoración está realizada sobre yeso y
madera. Destacar el palacio de Medina Azahara, construido por Abderramán
III y del que sólo se conservan sus ruinas.
En la taifa de Zaragoza se construyó el Palacio de la Aljafería.
Planta de una mezquita