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Querido lector, antes o después tendrá que elegir en cuál de los dos
grupos va a estar.
Cristo lo creó, le dio todo cuanto usted tiene, y todo cuanto es. Él le
está buscando. Si tiene alguna duda de ello, vaya al Getsemaní y al
Calvario, y vea lo que el Hijo de Dios quiso entregar para su salva-
ción. Él hizo todo lo necesario para que usted se encuentre en el grupo
que describe este versículo:
“¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los Manda-
mientos de Dios y la fe de Jesús!” (Apocalipsis 14:12).
“Yo [Cristo] vengo pronto, y mi galardón conmigo, para dar a cada
uno según su obra… ¡Dichosos los que guardan sus Mandamientos,
para que tengan derecho al árbol de la vida, y entren por las puertas en
la ciudad!” (Apocalipsis 22:12-14).
Ese es también nuestro sincero deseo.
Aceptando a Cristo experimentará su reposo, el reposo que da su per-
dón, el reposo que nos da al librarnos de nuestro egoísmo, al curarnos
de nuestro temor y de nuestra culpa, la paz de descansar en su acepta-
ción. Ponga en él su esperanza. Contémplelo en su infinita condes-
cendencia, y obtendrá esa paz que ningún hombre puede dar. Elija
aceptarlo, y él vivirá en usted. Recibirá una nueva vida, que es eterna.
Él le dice: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo
os haré descansar”. Es el reposo que solamente proviene de Dios: el
reposo que únicamente el sábado puede representar.
¿Sábado, o domingo? ¿Fiel a Dios, o fiel al hombre?
SÁBADO: CRISTO VIDA
Domingo: hombre muerte
EL REPOSO
EN CRISTO
¿Sábado,
o
domingo?
♣
Querido lector, antes o después tendrá que elegir en cuál de los dos
grupos va a estar.
Cristo lo creó, le dio todo cuanto usted tiene, y todo cuanto es. Él le
está buscando. Si tiene alguna duda de ello, vaya al Getsemaní y al
Calvario, y vea lo que el Hijo de Dios quiso entregar para su salva-
ción. Él hizo todo lo necesario para que usted se encuentre en el grupo
que describe este versículo:
“¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los Manda-
mientos de Dios y la fe de Jesús!” (Apocalipsis 14:12).
“Yo [Cristo] vengo pronto, y mi galardón conmigo, para dar a cada
uno según su obra… ¡Dichosos los que guardan sus Mandamientos,
para que tengan derecho al árbol de la vida, y entren por las puertas en
la ciudad!” (Apocalipsis 22:12-14).
Ese es también nuestro sincero deseo.
Aceptando a Cristo experimentará su reposo, el reposo que da su per-
dón, el reposo que nos da al librarnos de nuestro egoísmo, al curarnos
de nuestro temor y de nuestra culpa, la paz de descansar en su acepta-
ción. Ponga en él su esperanza. Contémplelo en su infinita condes-
cendencia, y obtendrá esa paz que ningún hombre puede dar. Elija
aceptarlo, y él vivirá en usted. Recibirá una nueva vida, que es eterna.
Él le dice: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo
os haré descansar”. Es el reposo que solamente proviene de Dios: el
reposo que únicamente el sábado puede representar.
¿Sábado, o domingo? ¿Fiel a Dios, o fiel al hombre?
SÁBADO: CRISTO VIDA
Domingo: hombre muerte
EL REPOSO
EN CRISTO
¿Sábado,
o
domingo?
♣
de él. Tampoco reposaron el sábado porque estuviesen cansados,
puesto que su primer sábado fue también su primer día de existencia.
Cada sábado recordaban y expresaban su reconocimiento y dependen-
cia hacia Dios. Era el sello de su confianza –o fe– en él, el reconoci-
miento de su pertenencia a él.
Ahora bien, ¿de qué es un sello el domingo? ¿A quién representa?
¿Puede el domingo demostrar la perfecta confianza del hombre en la
bondad de las leyes de Dios? Al contrario, expresa la confianza en la
autoridad del hombre, a quien se debe la paternidad en el cambio del
día de reposo. ¿Puede el domingo servir de recordatorio de la creación
y del Creador? No, puesto que su protagonista es la autoridad del
hombre, el hacer y legislar del hombre. No puede ser el “día del Se-
ñor”, sino el “día del hombre”.
Por otra parte, cualquier día de la semana que se emplee como simple
descanso psicológico y físico, es bueno como “día del hombre”, pero
solamente el sábado que Dios ha instituido puede demostrar la fe del
hombre en su Creador. Por lo tanto, en el sábado, el hombre reposa en
Dios. En el domingo, en cambio, el hombre rinde homenaje a su pro-
pia obra.
En la Biblia se habla frecuentemente del reposo, para referirse a la
experiencia de la salvación en Jesús, recibida por la fe (Mateo 11:28;
Hebreos 4:2,3). Desde la entrada del pecado, la promesa de entrar en
el reposo (simbolizando la salvación) ha ido ligada al sábado. Por
ejemplo, todas las fiestas judías apuntaban hacia el Mesías, y recibían
el nombre de sábados (días de reposo) *
, además de los sábados sema-
nales.
El sábado nos recuerda que, así en la creación como en la redención,
el hombre no comienza por hacer algo, sino que comienza reposando,
recibiendo por la fe la obra completa y perfecta de Dios en Cristo. En la
redención, el hombre comienza reposando de sus obras deficientes, para
ponerse en manos de las obras perfectas de Dios. Lo mismo que en la
* Estos tipos (o símbolos) de la obra de Cristo –pertenecientes a la liturgia judía, o
“ley ceremonial”– fueron los que quedaron abolidos cuando tuvo lugar la realidad
del sacrificio de Cristo en la cruz.
El sábado y la ley
Sea cual sea la Biblia que usted utilice, si la abre por el libro de Éxo-
do, capítulo 20, en los versículos ocho al once leerá algo similar a
esto:
“Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y
harás toda tu obra. Pero el sábado es el día de reposo del Señor tu
Dios. No hagas ningún trabajo en él; ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu
siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus
puertas. Porque en seis días el Eterno hizo el cielo, la tierra y el mar, y
todo lo que contienen, y reposó en el séptimo día. Por eso, el Señor
bendijo el sábado y lo declaró santo”
Probablemente le cause sorpresa. Se trata del cuarto mandamiento, de
entre los diez que Dios mismo dio y escribió con su dedo sobre tablas
de piedra. Junto a ese mandamiento, que expresa la voluntad de Dios
para el hombre con respecto al día de reposo, se encuentran los otros
nueve del Decálogo: “No tendrás otros dioses fuera de mí”, “No mata-
rás”, “No hurtarás”, etc. Quizá le haya sorprendido, debido a que la
autoridad que el hombre se auto-atribuyó introdujo cambios, y hoy es
ampliamente conocida la versión popular y modificada de la ley de
Dios… mientras que se ignora ampliamente el original, tal como Dios
lo dio.
Se ignora particularmente, con respecto al verdadero día de reposo, tal
como lo presenta la Biblia. Si se ha tomado el tiempo para consultar la
suya, habrá podido comprobar que ¡su propia Biblia así lo confirma!
Naturalmente, no todo el mundo ha estado de acuerdo con la manipu-
lación humana de la ley de Dios. Sin embargo, y paradójicamente, la
mayoría de la cristiandad ha adoptado el domingo como día de reposo,
sea o no que profese reconocer la autoridad humana que se atribuyó el
derecho de instituirlo en lugar del sábado, mediante argumentaciones
totalmente extrabíblicas.
Hay una cuestión muy seria, que se plantea inmediatamente: ¿Tiene el
hombre autoridad para cambiar la ley de Dios? Dicho de otro modo,
¿puede la criatura elegir su propia ley moral, al margen de la que su
12 1
Creador instituyó? Las consecuencias son tremendas, ya que si el
hombre puede cambiar la clara instrucción de Dios sobre el día de
reposo, entonces, también puede cambiar los otros nueve mandamien-
tos, tales como “No matarás”, etc. Quizá más importante aún: puesto
que la Ley expresa el carácter del Legislador y está identificada con
él, al cambiar de Ley, estamos realmente cambiando de “dios”. ¿Cuál
fue la enseñanza del más grande Maestro que la raza humana haya
conocido? “No penséis que he venido para abolir la Ley o los Profe-
tas. No he venido a invalidar, sino a cumplir. Os aseguro que mientras
existan el cielo y la tierra, ni una letra, ni un punto de la Ley perece-
rán, sin que todo se cumpla” (en Mateo, capítulo 5, versículos 17 y
18).
Así pues, ni la muerte ni la resurrección de Cristo cambian el manda-
miento sobre el sábado, a menos que cambien o abroguen también
todos los demás, pero ¿puede dar alguien la más mínima razón bíblica
según la cual, puesto que Cristo murió y resucitó, ya podemos matar,
robar, tomar el nombre de Dios en vano, etc? ¿Existe la más mínima
indicación de que fuese particularmente el mandamiento sobre el sá-
bado el que hubiese de ser abolido en la cruz?
Este pequeño folleto tiene por objeto el despertar su atención hacia el
hecho de que, precisamente mediante la observancia del sábado bíbli-
co, es el privilegio del hombre demostrar la fidelidad hacia su Crea-
dor, reconocer su confianza en él, y su dependencia de él. El que Cris-
to muriese en una cruz en favor del hombre, para nada anula el hecho
de que él mismo sea su Creador. Por el contrario, refuerza todavía más
el vínculo de amor entre la criatura y su Creador, que ahora es además
su Redentor (Isaías 44:24; Colosenses 1:13-17).
En los puntos que siguen, se señala de forma abreviada cómo respon-
de la Biblia a preguntas importantísimas, tales como, ¿Cuándo fue
instituido el sábado? ¿Qué día de reposo guardó Jesús? ¿Qué día de
reposo guardaron los apóstoles? ¿Cuál es el único día que se cita en la
Biblia por su nombre específico? ¿Qué día se continuará guardando
en la tierra nueva prometida?
Deseamos que en esta lectura encuentre por usted mismo una verdad que
le acerque a Dios, mediante el ejercicio libre y soberano de su propia
El sábado y el evangelio
Hasta aquí nos hemos referido principalmente al sábado en el contexto
de la inmutable ley de Dios, pero es todavía más importante su consi-
deración en el contexto del evangelio, como el único y verdadero “día
del Señor”.
Si bien el sábado fue hecho por causa del hombre (Marcos 2:27,28), la
Biblia lo presenta siempre como el día que es propiedad del Señor, no
del hombre (y aún menos de los judíos). Eso se ve claramente en Isaí-
as 58:13, Éxodo 31:13, 20:10, etc. Es el día que guardarán los que se
reconozcan propiedad del Señor.
Es importante destacar que el cristiano no obtiene jamás la rectitud
moral mediante la observancia del sábado bíblico, ni mediante el ejer-
cicio de obediencia a ninguna otra norma o ley, por virtuosa que esta
sea. La perversión del verdadero sábado del Señor consiste en consi-
derar, como hicieron frecuentemente los judíos, que el hecho de ob-
servar ese día, o bien de guardar otro cualquiera de los mandamientos,
lo hace a uno moralmente aprobado. Según esa mentalidad, el sábado
es una “obra”. Y lo mismo puede suceder con cualquier otro deber
cristiano.
Pero el sábado que presenta la Biblia es exactamente lo contrario: ¡es
un reposo! El creyente que guarda el sábado bíblico, no se cree justo
en absoluto por el hecho de guardarlo, sino que muy al contrario, lo
guarda porque se reconoce indigno, y reposa en la justicia, la bondad
y el poder de Cristo, tanto en la creación, como en la redención. Re-
conoce en Cristo el origen de todo bien material y espiritual. Es por
ello que el sábado es precisamente la señal de la justicia que viene por
la fe. No la justicia que supuestamente brota del hombre, sino la que
éste recibe de Cristo como un don inmerecido. Es un reposo para el
hombre, que le permite descansar en la obra de Dios (Éxodo 31:13;
Mateo 11:28).
En el relato de la creación, el sábado fue el día que recordaba al hombre
que todo cuanto era y poseía, lo debía enteramente a Dios. Adán y Eva no
“ayudaron” a Dios en la creación, sino que simplemente la recibieron
2 11
• La palabra domingo nunca aparece en la Biblia*
.
• El primer día de la semana se menciona solamente ocho veces en
todo el Nuevo Testamento (Mateo 28:1; Marcos 16:2, 9; Lucas
24:1; Juan 20:1, 19; Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2).
• Seis de estos textos se refieren al mismo primer día de la semana.
• Pablo instruyó a los santos a que atendieran los asuntos seculares
en ese día (1 Corintios 16:2).
• En todo el Nuevo Testamento tenemos sólo un registro de una
reunión (la Pascua) celebrada en ese día, y ésta tuvo lugar en la
noche (Hechos 20:5-12).
• No existe ninguna mención de que hayan celebrado alguna otra
reunión antes o después de aquélla.
• No era la costumbre reunirse en ese día.
• Hay una sola cita que señale una reunión en ese día (Hechos 20:7).
• Eso se hizo en la noche, pasada la medianoche (versículos 7-11).
Jesús celebró la Pascua el jueves por la noche (Lucas 22), y los
discípulos, durante un tiempo, la celebraban todos los días (Hechos
2:42-46).
• La Biblia no dice en ninguna parte que el primer día de la semana
conmemore la resurrección de Cristo. Esta es una tradición de los
hombres, lo cual invalida la ley de Dios (Mateo 15:1-9). Según la
enseñanza bíblica, el bautismo es el que conmemora la sepultura y
la resurrección de Jesús (Romanos 6:3-5).
• Finalmente, el Nuevo Testamento guarda completo silencio con
respecto a cualquier cambio del día de la semana.
* Algunas versiones castellanas han añadido la palabra “domingo” al texto de
Apocalipsis 1:10. Se trata de una traducción interpretativa inaceptable, ya que el
original dice simplemente “en el día del Señor”.
libertad de conciencia. Es sólo así como pueden comunicarse Dios y
sus hijos.
Hechos bíblicos con respecto al sábado
• Después de trabajar seis días en la creación de la tierra, Dios des-
cansó el séptimo día*
(Génesis 2:1-3).
• Este hecho señala a ese día como el día de reposo de Dios, o día
sábado, que significa día de descanso. Ilustrémoslo: cuando una
persona nace en un determinado día, esa fecha será su cumpleaños,
o su día de nacimiento u onomástico. Cuando Dios descansó en el
séptimo día, ese día llegó a ser su reposo, o sábado. Por lo tanto, el
séptimo día debe ser siempre el día sábado de Dios. ¿Puede usted
cambiar su día de nacimiento por otro día? No. Tampoco puede
cambiar el día de reposo por uno en el cual Dios no reposó. De
aquí que el séptimo día es todavía el sábado de Dios.
• El Creador bendijo el séptimo día (Génesis 2:3).
• Dios santificó el séptimo día (Éxodo 20:11).
• Fue hecho antes de la entrada del pecado; por lo tanto, no es un
tipo; porque los tipos no fueron introducidos sino hasta después de
la entrada del pecado.
• Jesús dijo que el sábado fue hecho por causa del hombre (Marcos
2:27); es decir, para la raza humana, por lo tanto, están llamados a
observarlo tanto los Gentiles como los Judíos.
* Hasta hace pocos años, en los diccionarios se reconocía de forma unánime al
sábado como “séptimo día de la semana”. En años recientes, las versiones actua-
les de algunos diccionarios en castellano están intentando re-definir el orden de
los días, de acuerdo con la creencia popular, en oposición con la enseñanza bíbli-
ca.
10 3
• Es un memorial de la creación (Éxodo 20:11; 31:17). Siempre que
reposamos el séptimo día, como lo hizo Dios después de la crea-
ción, conmemoramos ese gran evento.
• Fue dado a Adán, padre de la raza humana (Marcos 2:27; Génesis
2:1-3).
• Y por lo tanto, a través de él, fue dado a todas las naciones (He-
chos 17:26).
• No es una institución judía, porque fue establecido unos 2 300
años antes que existiera un solo Judío.
• La Biblia nunca lo llama el sábado judío; sino siempre “el sábado
del Señor tu Dios”. Los seres humanos debemos tener mucho cui-
dado de no estigmatizar el día santo de reposo de Dios.
• Se hace referencia al sábado en forma destacada, en todo el perío-
do patriarcal (Génesis 2:1-3; 8:10, 12; 29:27, 28, etc.).
• Era parte de la ley de Dios antes del Sinaí (Éxodo 16:4, 27-29).
• Luego, Dios lo colocó en el mismo corazón de su ley moral (Éxo-
do 20:1-17). ¿Por qué lo colocó allí si no era como los otros nueve
preceptos, de cuya inmutabilidad nadie duda?
• El séptimo día, o sábado, fue ordenado por la voz del Dios viviente
(Deuteronomio 4:12, 13).
• Luego, Dios escribió el mandamiento con su propio dedo (Éxodo
31:18).
• Lo grabó en piedra para simbolizar su perpetuidad (Deuteronomio
5:22).
• Fue reverentemente preservado en el arca sagrada, situada en el
segundo departamento del santuario, o lugar santísimo (Deutero-
nomio 10:1-5).
• Dios prohibió toda actividad secular en el día de sábado, incluso en
los tiempos más apremiantes (Éxodo 34:21).
admiten. El tipo de trabajo que él hizo los domingos debió ser ver-
daderamente trabajo “duro”.
• Los apóstoles trabajaron el domingo durante toda su vida.
• Los apóstoles nunca descansaron ese día.
• Cristo nunca lo bendijo.
• Nunca ha sido bendecido por ninguna autoridad divina.
• Nunca ha sido santificado.
• Jamás fue dada ninguna ley bíblica para imponer la observancia
del domingo, de ahí que no es transgresión trabajar ese día. “Por-
que donde no hay ley tampoco hay transgresión” (Romanos 4:15;
Juan 3:4).
• El Nuevo Testamento no prohibe en ninguna parte trabajar en ese
día.
• No existe ninguna penalidad en la Biblia por violar el domingo.
• Ninguna bendición se promete para los que observan el domingo.
• No existe regulación alguna en cuanto a la forma en que debía ser
observado. ¿Sería ese el caso, si Dios quisiera que lo observáse-
mos?
• La Biblia nunca lo llama el reposo cristiano.
• Nunca lo llama sábado.
• Nunca lo llama día del Señor.
• Tampoco lo llama nunca día de descanso.
• Jamás se le ha aplicado ningún título sagrado. ¿Por qué habríamos
de llamarlo santo?
• Se lo llama simplemente, “primer día de la semana”.
• Jesús nunca lo mencionó en ningún sentido. El nombre de este día
no estuvo en sus labios, hasta donde lo muestran los registros.
4 9
• Los Israelitas perecieron en el desierto porque profanaron el santo
sábado (Ezequiel 20:12, 13).
• Es señal del verdadero Dios. Permite que se lo distinga de los fal-
sos dioses (Ezequiel 20:20).
• Dios prometió que Jerusalén permanecería para siempre, si se
guardaba el sábado (Jeremías 17:24, 25).
• El pueblo de Dios fue al cautiverio babilónico por violarlo (Nehe-
mías 13:18).
• Dios destruyó a Jerusalén por violar el sábado (Jeremías 17:27).
• Dios ha pronunciado una bendición especial sobre todos los Genti-
les que lo guarden (Isaías 56:6, 7).
• Esta bendición se encuentra en la profecía que se refiere a la dis-
pensación cristiana (Isaías 56).
• Dios ha prometido bendecir a cualquier persona que guarde el sá-
bado (Isaías 56:2).
• El Señor desea que llamemos al sábado, “delicia”, “santo”, “glo-
rioso de Jehová” (Isaías 58:13). Es lo opuesto a llamarlo “antiguo
sábado judío”, “yugo de servidumbre”, etc.
• Tras haber sido pisoteado durante “muchas generaciones”, el santo
sábado ha de ser finalmente restaurado en los últimos días (Isaías
58:12, 13).
• Todos los santos profetas guardaron el séptimo día, o sábado.
• Cuando el Hijo del hombre estuvo en esta tierra, guardó el séptimo
día –o sábado– durante toda su vida (Lucas 4:16; Juan 15:10). De
este modo, siguió el ejemplo de su Padre en la creación. ¿No es
decididamente bueno que sigamos el ejemplo tanto del Padre como
del Hijo?
• El séptimo día es el día del Señor (Relaciónese Apocalipsis 1:10
con Marcos 2:28, Isaías 58:13 y Éxodo 20:10).
declaró expresamente que no había venido a destruir la ley: “No
penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he ve-
nido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17).
• Jesús condenó severamente a los fariseos y los calificó de hipócri-
tas por pretender amar a Dios mientras que al mismo tiempo inva-
lidaban uno de los diez mandamientos por causa de sus tradicio-
nes. La observancia del domingo no es más que una tradición de
hombres.
Hechos bíblicos con respecto al domingo
• Lo primero que se registra en la Biblia es que el domingo, el pri-
mer día de la semana, es un día común de trabajo (Génesis 1:1-5).
Esto fue determinado por el Creador mismo.
• Dios ordenó a los hombres trabajar el primer día de la semana, al
incluirlo en el paquete de “seis días” de trabajo (Éxodo 20:8-11).
• Ninguno de los patriarcas guardó jamás el domingo.
• Ninguno de los profetas guardó jamás el domingo.
• Por mandato expreso de Dios, su pueblo usó el primer día de la
semana como un día común de trabajo durante por lo menos 4 000
años.
• Dios mismo lo incluye dentro del conjunto de los “seis días de
trabajo” (Ezequiel 46:1).
• Dios no descansó en ese día.
• Dios nunca lo bendijo.
• Cristo no descansó en ese día.
• Jesús fue carpintero (Marcos 6:3), y trabajó en su taller hasta los 30
años. Él guardó el sábado, (como se señaló en los hechos bíblicos rela-
tivos al sábado), pero trabajó los seis días de la semana, como todos
8 5
• Jesús fue el Señor del sábado (Marcos 2:28); es decir, lo amó y
preservó; como el esposo es señor de la esposa, y la ama y protege
(1 Pedro 3:6).
• En su misericordia, Jesús vindicó el sábado como una institución
diseñada para beneficio del hombre (Marcos 2:23-28).
• En vez de abolirlo, Jesús enseñó cuidadosamente cómo debía
guardarse el sábado (Mateo 12:1-13).
• Enseñó a sus discípulos a no hacer nada ilícito en el sábado (Mateo
12:12).
• Jesús instruyó a sus apóstoles en el sentido de que el sábado segui-
ría siendo guardado, 40 años después de su resurrección (Mateo
24:20).
• Las santas mujeres que habían estado con Jesús guardaron reveren-
temente el sábado después de su muerte (Lucas 23:56).
• Treinta años después de la resurrección de Jesús, el Espíritu Santo
lo llamó expresamente “día de reposo” (Hechos 13:14).
• Pablo, el apóstol de los Gentiles, lo llamó “día de reposo” el año
45 d. C. (Hechos 13:27). ¿Quién tiene la razón? ¿Pablo, o los
maestros modernos que afirman que había dejado de ser el sábado
después de la resurrección de Cristo?
• Lucas, el inspirado historiador cristiano que escribe en el año 62 d.
C., lo llama “día de reposo” (Hechos 13:44).
• Los Gentiles convertidos lo llamaron el sábado (Hechos 13:42).
• En el gran Concilio Cristiano, celebrado el año 52 d. C., en presen-
cia de los apóstoles y de miles de discípulos, Santiago lo llama
“día de reposo” (Hechos 15:21).
• Era costumbre tener reuniones de oración en ese día (Hechos
16:13).
• Pablo leyó públicamente las Escrituras en ese día (Hechos 17:2, 3).
• Pablo acostumbraba a predicar en ese día (Hechos 17:2).
• El libro de Hechos registra infinidad de reuniones celebradas en
ese día (Hechos 13:14, 44; 16:13; 17:2; 18:4).
• Nunca hubo ninguna disputa entre los Cristianos y los Judíos con
respecto al sábado. Ello prueba que los Cristianos observaban uná-
nimemente el mismo día que los Judíos.
• Entre todas las acusaciones que los judíos presentaban contra Pa-
blo, ninguna era porque violara el sábado. ¿Por qué no lo hicieron
si él hubiese sido un transgresor?
• Pablo mismo declaró expresamente que él había guardado la ley:
“Ni contra la ley de los Judíos, ni contra el templo, ni contra César
he pecado en nada” (Hechos 25:8). ¿Cómo podría haber sido cierto
si no hubiera guardado el sábado?
• En el Nuevo Testamento se menciona el sábado 59 veces, y siem-
pre con deferencia, dándole el mismo título que llevaba en el Anti-
guo Testamento: “el día de sábado”.
• No se dice nada en el Nuevo Testamento de que el sábado haya
sido abolido, hecho a un lado, cambiado, o algo por el estilo.
• Dios nunca ha autorizado a nadie para que trabaje en ese día.
• Según el registro bíblico, ningún cristiano del Nuevo Testamento
hizo trabajo ordinario en el séptimo día, ni antes ni después de la
resurrección. No existe un solo ejemplo de tal cosa. ¿Por qué
habrían de actuar los cristianos de hoy en forma diferente a los
cristianos de la Biblia?
• No existe ningún registro de que Dios haya retirado sus bendicio-
nes o su santificación del séptimo día.
• Del mismo modo que el sábado fue guardado en el Edén antes de
la entrada del pecado, así será observado eternamente en la tierra
nueva, después de la restauración (Isaías 66:22, 23).
• El sábado –séptimo día–, es una parte de la ley de Dios, tal como
salió de su boca, y fue escrita por su propio dedo sobre las tablas de
piedra en el monte Sinaí (Éxodo 20). Cuando Jesús comenzó su obra,
6 7
• Jesús fue el Señor del sábado (Marcos 2:28); es decir, lo amó y
preservó; como el esposo es señor de la esposa, y la ama y protege
(1 Pedro 3:6).
• En su misericordia, Jesús vindicó el sábado como una institución
diseñada para beneficio del hombre (Marcos 2:23-28).
• En vez de abolirlo, Jesús enseñó cuidadosamente cómo debía
guardarse el sábado (Mateo 12:1-13).
• Enseñó a sus discípulos a no hacer nada ilícito en el sábado (Mateo
12:12).
• Jesús instruyó a sus apóstoles en el sentido de que el sábado segui-
ría siendo guardado, 40 años después de su resurrección (Mateo
24:20).
• Las santas mujeres que habían estado con Jesús guardaron reveren-
temente el sábado después de su muerte (Lucas 23:56).
• Treinta años después de la resurrección de Jesús, el Espíritu Santo
lo llamó expresamente “día de reposo” (Hechos 13:14).
• Pablo, el apóstol de los Gentiles, lo llamó “día de reposo” el año
45 d. C. (Hechos 13:27). ¿Quién tiene la razón? ¿Pablo, o los
maestros modernos que afirman que había dejado de ser el sábado
después de la resurrección de Cristo?
• Lucas, el inspirado historiador cristiano que escribe en el año 62 d.
C., lo llama “día de reposo” (Hechos 13:44).
• Los Gentiles convertidos lo llamaron el sábado (Hechos 13:42).
• En el gran Concilio Cristiano, celebrado el año 52 d. C., en presen-
cia de los apóstoles y de miles de discípulos, Santiago lo llama
“día de reposo” (Hechos 15:21).
• Era costumbre tener reuniones de oración en ese día (Hechos
16:13).
• Pablo leyó públicamente las Escrituras en ese día (Hechos 17:2, 3).
• Pablo acostumbraba a predicar en ese día (Hechos 17:2).
• El libro de Hechos registra infinidad de reuniones celebradas en
ese día (Hechos 13:14, 44; 16:13; 17:2; 18:4).
• Nunca hubo ninguna disputa entre los Cristianos y los Judíos con
respecto al sábado. Ello prueba que los Cristianos observaban uná-
nimemente el mismo día que los Judíos.
• Entre todas las acusaciones que los judíos presentaban contra Pa-
blo, ninguna era porque violara el sábado. ¿Por qué no lo hicieron
si él hubiese sido un transgresor?
• Pablo mismo declaró expresamente que él había guardado la ley:
“Ni contra la ley de los Judíos, ni contra el templo, ni contra César
he pecado en nada” (Hechos 25:8). ¿Cómo podría haber sido cierto
si no hubiera guardado el sábado?
• En el Nuevo Testamento se menciona el sábado 59 veces, y siem-
pre con deferencia, dándole el mismo título que llevaba en el Anti-
guo Testamento: “el día de sábado”.
• No se dice nada en el Nuevo Testamento de que el sábado haya
sido abolido, hecho a un lado, cambiado, o algo por el estilo.
• Dios nunca ha autorizado a nadie para que trabaje en ese día.
• Según el registro bíblico, ningún cristiano del Nuevo Testamento
hizo trabajo ordinario en el séptimo día, ni antes ni después de la
resurrección. No existe un solo ejemplo de tal cosa. ¿Por qué
habrían de actuar los cristianos de hoy en forma diferente a los
cristianos de la Biblia?
• No existe ningún registro de que Dios haya retirado sus bendicio-
nes o su santificación del séptimo día.
• Del mismo modo que el sábado fue guardado en el Edén antes de
la entrada del pecado, así será observado eternamente en la tierra
nueva, después de la restauración (Isaías 66:22, 23).
• El sábado –séptimo día–, es una parte de la ley de Dios, tal como
salió de su boca, y fue escrita por su propio dedo sobre las tablas de
piedra en el monte Sinaí (Éxodo 20). Cuando Jesús comenzó su obra,
6 7
• Los Israelitas perecieron en el desierto porque profanaron el santo
sábado (Ezequiel 20:12, 13).
• Es señal del verdadero Dios. Permite que se lo distinga de los fal-
sos dioses (Ezequiel 20:20).
• Dios prometió que Jerusalén permanecería para siempre, si se
guardaba el sábado (Jeremías 17:24, 25).
• El pueblo de Dios fue al cautiverio babilónico por violarlo (Nehe-
mías 13:18).
• Dios destruyó a Jerusalén por violar el sábado (Jeremías 17:27).
• Dios ha pronunciado una bendición especial sobre todos los Genti-
les que lo guarden (Isaías 56:6, 7).
• Esta bendición se encuentra en la profecía que se refiere a la dis-
pensación cristiana (Isaías 56).
• Dios ha prometido bendecir a cualquier persona que guarde el sá-
bado (Isaías 56:2).
• El Señor desea que llamemos al sábado, “delicia”, “santo”, “glo-
rioso de Jehová” (Isaías 58:13). Es lo opuesto a llamarlo “antiguo
sábado judío”, “yugo de servidumbre”, etc.
• Tras haber sido pisoteado durante “muchas generaciones”, el santo
sábado ha de ser finalmente restaurado en los últimos días (Isaías
58:12, 13).
• Todos los santos profetas guardaron el séptimo día, o sábado.
• Cuando el Hijo del hombre estuvo en esta tierra, guardó el séptimo
día –o sábado– durante toda su vida (Lucas 4:16; Juan 15:10). De
este modo, siguió el ejemplo de su Padre en la creación. ¿No es
decididamente bueno que sigamos el ejemplo tanto del Padre como
del Hijo?
• El séptimo día es el día del Señor (Relaciónese Apocalipsis 1:10
con Marcos 2:28, Isaías 58:13 y Éxodo 20:10).
declaró expresamente que no había venido a destruir la ley: “No
penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he ve-
nido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17).
• Jesús condenó severamente a los fariseos y los calificó de hipócri-
tas por pretender amar a Dios mientras que al mismo tiempo inva-
lidaban uno de los diez mandamientos por causa de sus tradicio-
nes. La observancia del domingo no es más que una tradición de
hombres.
Hechos bíblicos con respecto al domingo
• Lo primero que se registra en la Biblia es que el domingo, el pri-
mer día de la semana, es un día común de trabajo (Génesis 1:1-5).
Esto fue determinado por el Creador mismo.
• Dios ordenó a los hombres trabajar el primer día de la semana, al
incluirlo en el paquete de “seis días” de trabajo (Éxodo 20:8-11).
• Ninguno de los patriarcas guardó jamás el domingo.
• Ninguno de los profetas guardó jamás el domingo.
• Por mandato expreso de Dios, su pueblo usó el primer día de la
semana como un día común de trabajo durante por lo menos 4 000
años.
• Dios mismo lo incluye dentro del conjunto de los “seis días de
trabajo” (Ezequiel 46:1).
• Dios no descansó en ese día.
• Dios nunca lo bendijo.
• Cristo no descansó en ese día.
• Jesús fue carpintero (Marcos 6:3), y trabajó en su taller hasta los 30
años. Él guardó el sábado, (como se señaló en los hechos bíblicos rela-
tivos al sábado), pero trabajó los seis días de la semana, como todos
8 5
• Es un memorial de la creación (Éxodo 20:11; 31:17). Siempre que
reposamos el séptimo día, como lo hizo Dios después de la crea-
ción, conmemoramos ese gran evento.
• Fue dado a Adán, padre de la raza humana (Marcos 2:27; Génesis
2:1-3).
• Y por lo tanto, a través de él, fue dado a todas las naciones (He-
chos 17:26).
• No es una institución judía, porque fue establecido unos 2 300
años antes que existiera un solo Judío.
• La Biblia nunca lo llama el sábado judío; sino siempre “el sábado
del Señor tu Dios”. Los seres humanos debemos tener mucho cui-
dado de no estigmatizar el día santo de reposo de Dios.
• Se hace referencia al sábado en forma destacada, en todo el perío-
do patriarcal (Génesis 2:1-3; 8:10, 12; 29:27, 28, etc.).
• Era parte de la ley de Dios antes del Sinaí (Éxodo 16:4, 27-29).
• Luego, Dios lo colocó en el mismo corazón de su ley moral (Éxo-
do 20:1-17). ¿Por qué lo colocó allí si no era como los otros nueve
preceptos, de cuya inmutabilidad nadie duda?
• El séptimo día, o sábado, fue ordenado por la voz del Dios viviente
(Deuteronomio 4:12, 13).
• Luego, Dios escribió el mandamiento con su propio dedo (Éxodo
31:18).
• Lo grabó en piedra para simbolizar su perpetuidad (Deuteronomio
5:22).
• Fue reverentemente preservado en el arca sagrada, situada en el
segundo departamento del santuario, o lugar santísimo (Deutero-
nomio 10:1-5).
• Dios prohibió toda actividad secular en el día de sábado, incluso en
los tiempos más apremiantes (Éxodo 34:21).
admiten. El tipo de trabajo que él hizo los domingos debió ser ver-
daderamente trabajo “duro”.
• Los apóstoles trabajaron el domingo durante toda su vida.
• Los apóstoles nunca descansaron ese día.
• Cristo nunca lo bendijo.
• Nunca ha sido bendecido por ninguna autoridad divina.
• Nunca ha sido santificado.
• Jamás fue dada ninguna ley bíblica para imponer la observancia
del domingo, de ahí que no es transgresión trabajar ese día. “Por-
que donde no hay ley tampoco hay transgresión” (Romanos 4:15;
Juan 3:4).
• El Nuevo Testamento no prohibe en ninguna parte trabajar en ese
día.
• No existe ninguna penalidad en la Biblia por violar el domingo.
• Ninguna bendición se promete para los que observan el domingo.
• No existe regulación alguna en cuanto a la forma en que debía ser
observado. ¿Sería ese el caso, si Dios quisiera que lo observáse-
mos?
• La Biblia nunca lo llama el reposo cristiano.
• Nunca lo llama sábado.
• Nunca lo llama día del Señor.
• Tampoco lo llama nunca día de descanso.
• Jamás se le ha aplicado ningún título sagrado. ¿Por qué habríamos
de llamarlo santo?
• Se lo llama simplemente, “primer día de la semana”.
• Jesús nunca lo mencionó en ningún sentido. El nombre de este día
no estuvo en sus labios, hasta donde lo muestran los registros.
4 9
• La palabra domingo nunca aparece en la Biblia*
.
• El primer día de la semana se menciona solamente ocho veces en
todo el Nuevo Testamento (Mateo 28:1; Marcos 16:2, 9; Lucas
24:1; Juan 20:1, 19; Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2).
• Seis de estos textos se refieren al mismo primer día de la semana.
• Pablo instruyó a los santos a que atendieran los asuntos seculares
en ese día (1 Corintios 16:2).
• En todo el Nuevo Testamento tenemos sólo un registro de una
reunión (la Pascua) celebrada en ese día, y ésta tuvo lugar en la
noche (Hechos 20:5-12).
• No existe ninguna mención de que hayan celebrado alguna otra
reunión antes o después de aquélla.
• No era la costumbre reunirse en ese día.
• Hay una sola cita que señale una reunión en ese día (Hechos 20:7).
• Eso se hizo en la noche, pasada la medianoche (versículos 7-11).
Jesús celebró la Pascua el jueves por la noche (Lucas 22), y los
discípulos, durante un tiempo, la celebraban todos los días (Hechos
2:42-46).
• La Biblia no dice en ninguna parte que el primer día de la semana
conmemore la resurrección de Cristo. Esta es una tradición de los
hombres, lo cual invalida la ley de Dios (Mateo 15:1-9). Según la
enseñanza bíblica, el bautismo es el que conmemora la sepultura y
la resurrección de Jesús (Romanos 6:3-5).
• Finalmente, el Nuevo Testamento guarda completo silencio con
respecto a cualquier cambio del día de la semana.
* Algunas versiones castellanas han añadido la palabra “domingo” al texto de
Apocalipsis 1:10. Se trata de una traducción interpretativa inaceptable, ya que el
original dice simplemente “en el día del Señor”.
libertad de conciencia. Es sólo así como pueden comunicarse Dios y
sus hijos.
Hechos bíblicos con respecto al sábado
• Después de trabajar seis días en la creación de la tierra, Dios des-
cansó el séptimo día*
(Génesis 2:1-3).
• Este hecho señala a ese día como el día de reposo de Dios, o día
sábado, que significa día de descanso. Ilustrémoslo: cuando una
persona nace en un determinado día, esa fecha será su cumpleaños,
o su día de nacimiento u onomástico. Cuando Dios descansó en el
séptimo día, ese día llegó a ser su reposo, o sábado. Por lo tanto, el
séptimo día debe ser siempre el día sábado de Dios. ¿Puede usted
cambiar su día de nacimiento por otro día? No. Tampoco puede
cambiar el día de reposo por uno en el cual Dios no reposó. De
aquí que el séptimo día es todavía el sábado de Dios.
• El Creador bendijo el séptimo día (Génesis 2:3).
• Dios santificó el séptimo día (Éxodo 20:11).
• Fue hecho antes de la entrada del pecado; por lo tanto, no es un
tipo; porque los tipos no fueron introducidos sino hasta después de
la entrada del pecado.
• Jesús dijo que el sábado fue hecho por causa del hombre (Marcos
2:27); es decir, para la raza humana, por lo tanto, están llamados a
observarlo tanto los Gentiles como los Judíos.
* Hasta hace pocos años, en los diccionarios se reconocía de forma unánime al
sábado como “séptimo día de la semana”. En años recientes, las versiones actua-
les de algunos diccionarios en castellano están intentando re-definir el orden de
los días, de acuerdo con la creencia popular, en oposición con la enseñanza bíbli-
ca.
10 3
Creador instituyó? Las consecuencias son tremendas, ya que si el
hombre puede cambiar la clara instrucción de Dios sobre el día de
reposo, entonces, también puede cambiar los otros nueve mandamien-
tos, tales como “No matarás”, etc. Quizá más importante aún: puesto
que la Ley expresa el carácter del Legislador y está identificada con
él, al cambiar de Ley, estamos realmente cambiando de “dios”. ¿Cuál
fue la enseñanza del más grande Maestro que la raza humana haya
conocido? “No penséis que he venido para abolir la Ley o los Profe-
tas. No he venido a invalidar, sino a cumplir. Os aseguro que mientras
existan el cielo y la tierra, ni una letra, ni un punto de la Ley perece-
rán, sin que todo se cumpla” (en Mateo, capítulo 5, versículos 17 y
18).
Así pues, ni la muerte ni la resurrección de Cristo cambian el manda-
miento sobre el sábado, a menos que cambien o abroguen también
todos los demás, pero ¿puede dar alguien la más mínima razón bíblica
según la cual, puesto que Cristo murió y resucitó, ya podemos matar,
robar, tomar el nombre de Dios en vano, etc? ¿Existe la más mínima
indicación de que fuese particularmente el mandamiento sobre el sá-
bado el que hubiese de ser abolido en la cruz?
Este pequeño folleto tiene por objeto el despertar su atención hacia el
hecho de que, precisamente mediante la observancia del sábado bíbli-
co, es el privilegio del hombre demostrar la fidelidad hacia su Crea-
dor, reconocer su confianza en él, y su dependencia de él. El que Cris-
to muriese en una cruz en favor del hombre, para nada anula el hecho
de que él mismo sea su Creador. Por el contrario, refuerza todavía más
el vínculo de amor entre la criatura y su Creador, que ahora es además
su Redentor (Isaías 44:24; Colosenses 1:13-17).
En los puntos que siguen, se señala de forma abreviada cómo respon-
de la Biblia a preguntas importantísimas, tales como, ¿Cuándo fue
instituido el sábado? ¿Qué día de reposo guardó Jesús? ¿Qué día de
reposo guardaron los apóstoles? ¿Cuál es el único día que se cita en la
Biblia por su nombre específico? ¿Qué día se continuará guardando
en la tierra nueva prometida?
Deseamos que en esta lectura encuentre por usted mismo una verdad que
le acerque a Dios, mediante el ejercicio libre y soberano de su propia
El sábado y el evangelio
Hasta aquí nos hemos referido principalmente al sábado en el contexto
de la inmutable ley de Dios, pero es todavía más importante su consi-
deración en el contexto del evangelio, como el único y verdadero “día
del Señor”.
Si bien el sábado fue hecho por causa del hombre (Marcos 2:27,28), la
Biblia lo presenta siempre como el día que es propiedad del Señor, no
del hombre (y aún menos de los judíos). Eso se ve claramente en Isaí-
as 58:13, Éxodo 31:13, 20:10, etc. Es el día que guardarán los que se
reconozcan propiedad del Señor.
Es importante destacar que el cristiano no obtiene jamás la rectitud
moral mediante la observancia del sábado bíblico, ni mediante el ejer-
cicio de obediencia a ninguna otra norma o ley, por virtuosa que esta
sea. La perversión del verdadero sábado del Señor consiste en consi-
derar, como hicieron frecuentemente los judíos, que el hecho de ob-
servar ese día, o bien de guardar otro cualquiera de los mandamientos,
lo hace a uno moralmente aprobado. Según esa mentalidad, el sábado
es una “obra”. Y lo mismo puede suceder con cualquier otro deber
cristiano.
Pero el sábado que presenta la Biblia es exactamente lo contrario: ¡es
un reposo! El creyente que guarda el sábado bíblico, no se cree justo
en absoluto por el hecho de guardarlo, sino que muy al contrario, lo
guarda porque se reconoce indigno, y reposa en la justicia, la bondad
y el poder de Cristo, tanto en la creación, como en la redención. Re-
conoce en Cristo el origen de todo bien material y espiritual. Es por
ello que el sábado es precisamente la señal de la justicia que viene por
la fe. No la justicia que supuestamente brota del hombre, sino la que
éste recibe de Cristo como un don inmerecido. Es un reposo para el
hombre, que le permite descansar en la obra de Dios (Éxodo 31:13;
Mateo 11:28).
En el relato de la creación, el sábado fue el día que recordaba al hombre
que todo cuanto era y poseía, lo debía enteramente a Dios. Adán y Eva no
“ayudaron” a Dios en la creación, sino que simplemente la recibieron
2 11
de él. Tampoco reposaron el sábado porque estuviesen cansados,
puesto que su primer sábado fue también su primer día de existencia.
Cada sábado recordaban y expresaban su reconocimiento y dependen-
cia hacia Dios. Era el sello de su confianza –o fe– en él, el reconoci-
miento de su pertenencia a él.
Ahora bien, ¿de qué es un sello el domingo? ¿A quién representa?
¿Puede el domingo demostrar la perfecta confianza del hombre en la
bondad de las leyes de Dios? Al contrario, expresa la confianza en la
autoridad del hombre, a quien se debe la paternidad en el cambio del
día de reposo. ¿Puede el domingo servir de recordatorio de la creación
y del Creador? No, puesto que su protagonista es la autoridad del
hombre, el hacer y legislar del hombre. No puede ser el “día del Se-
ñor”, sino el “día del hombre”.
Por otra parte, cualquier día de la semana que se emplee como simple
descanso psicológico y físico, es bueno como “día del hombre”, pero
solamente el sábado que Dios ha instituido puede demostrar la fe del
hombre en su Creador. Por lo tanto, en el sábado, el hombre reposa en
Dios. En el domingo, en cambio, el hombre rinde homenaje a su pro-
pia obra.
En la Biblia se habla frecuentemente del reposo, para referirse a la
experiencia de la salvación en Jesús, recibida por la fe (Mateo 11:28;
Hebreos 4:2,3). Desde la entrada del pecado, la promesa de entrar en
el reposo (simbolizando la salvación) ha ido ligada al sábado. Por
ejemplo, todas las fiestas judías apuntaban hacia el Mesías, y recibían
el nombre de sábados (días de reposo) *
, además de los sábados sema-
nales.
El sábado nos recuerda que, así en la creación como en la redención,
el hombre no comienza por hacer algo, sino que comienza reposando,
recibiendo por la fe la obra completa y perfecta de Dios en Cristo. En la
redención, el hombre comienza reposando de sus obras deficientes, para
ponerse en manos de las obras perfectas de Dios. Lo mismo que en la
* Estos tipos (o símbolos) de la obra de Cristo –pertenecientes a la liturgia judía, o
“ley ceremonial”– fueron los que quedaron abolidos cuando tuvo lugar la realidad
del sacrificio de Cristo en la cruz.
El sábado y la ley
Sea cual sea la Biblia que usted utilice, si la abre por el libro de Éxo-
do, capítulo 20, en los versículos ocho al once leerá algo similar a
esto:
“Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y
harás toda tu obra. Pero el sábado es el día de reposo del Señor tu
Dios. No hagas ningún trabajo en él; ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu
siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus
puertas. Porque en seis días el Eterno hizo el cielo, la tierra y el mar, y
todo lo que contienen, y reposó en el séptimo día. Por eso, el Señor
bendijo el sábado y lo declaró santo”
Probablemente le cause sorpresa. Se trata del cuarto mandamiento, de
entre los diez que Dios mismo dio y escribió con su dedo sobre tablas
de piedra. Junto a ese mandamiento, que expresa la voluntad de Dios
para el hombre con respecto al día de reposo, se encuentran los otros
nueve del Decálogo: “No tendrás otros dioses fuera de mí”, “No mata-
rás”, “No hurtarás”, etc. Quizá le haya sorprendido, debido a que la
autoridad que el hombre se auto-atribuyó introdujo cambios, y hoy es
ampliamente conocida la versión popular y modificada de la ley de
Dios… mientras que se ignora ampliamente el original, tal como Dios
lo dio.
Se ignora particularmente, con respecto al verdadero día de reposo, tal
como lo presenta la Biblia. Si se ha tomado el tiempo para consultar la
suya, habrá podido comprobar que ¡su propia Biblia así lo confirma!
Naturalmente, no todo el mundo ha estado de acuerdo con la manipu-
lación humana de la ley de Dios. Sin embargo, y paradójicamente, la
mayoría de la cristiandad ha adoptado el domingo como día de reposo,
sea o no que profese reconocer la autoridad humana que se atribuyó el
derecho de instituirlo en lugar del sábado, mediante argumentaciones
totalmente extrabíblicas.
Hay una cuestión muy seria, que se plantea inmediatamente: ¿Tiene el
hombre autoridad para cambiar la ley de Dios? Dicho de otro modo,
¿puede la criatura elegir su propia ley moral, al margen de la que su
12 1
creación, primero ha de recibir vida y existencia espiritual en Cristo.
El sábado recuerda que no es el hombre quien obra, sino Dios (en
Cristo). Por eso llama al sábado “mi día santo”, y sólo éste puede ser
el auténtico símbolo de la obra de la redención.
Tanto en la creación como en la redención, Cristo acabó su obra un
sexto día de la semana (viernes), y reposó el séptimo (sábado). Resu-
citó un primer día (domingo), para ascender al cielo e iniciar allí otra
obra, la de la restauración (Juan 14:1-3). Cuando ésta haya llegado a
su fin, entraremos en ese reposo al que se refiere Hebreos 4. Una vez
más, solamente el sábado bíblico puede simbolizarlo adecuadamente
(por ejemplo, en el versículo 9, la palabra que las Biblias en castellano
suelen traducir por “reposo”, en el original griego corresponde a saba-
tismos: literalmente, reposo sabático).
El sábado, pues, dirige al hombre hacia Dios, hacia una obra perfecta
y acabada que el creyente recibe por la fe, y es así el sello o señal de
la justicia que viene por la fe. El domingo apunta hacia la autoridad
del hombre para cambiar el día de reposo, significa la autoexaltación
(lo opuesto a la dependencia hacia Dios), y no puede dirigir hacia una
obra perfecta ni completa hecha por Dios en favor del hombre, y reci-
bida por la fe. Es, por lo tanto, el sello o señal de la justicia que viene
por las obras, el homenaje a la obra y autoridad del hombre, en oposi-
ción a Dios.
El sábado y usted
Las últimas páginas de la Biblia presentan las escenas finales de la
historia del mundo. Allí se describe a la humanidad dividida en dos
grupos bien definidos. Uno de ellos rinde homenaje a Dios, con la
particular mención de su atributo de Creador (Apocalipsis 14:7-12).
El otro grupo rinde homenaje al poder suplantador que el hombre
instituyó. No hay un tercer grupo.
Puede disponer de las siguientes lecturas, dirigiéndose a
alguno de los lugares indicados en la parte inferior:
El origen del mal y del dolor
El Getsemaní - El Calvario
El Camino a Cristo
Vuélvete a mí, porque yo te redimí
Las profecías de Daniel
Las profecías de Apocalipsis
http://www.buenasnuevas.net
buenasnuevas@mundivia.es
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Reposo en cristo ¿sábado, o domingo

  • 1. Querido lector, antes o después tendrá que elegir en cuál de los dos grupos va a estar. Cristo lo creó, le dio todo cuanto usted tiene, y todo cuanto es. Él le está buscando. Si tiene alguna duda de ello, vaya al Getsemaní y al Calvario, y vea lo que el Hijo de Dios quiso entregar para su salva- ción. Él hizo todo lo necesario para que usted se encuentre en el grupo que describe este versículo: “¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los Manda- mientos de Dios y la fe de Jesús!” (Apocalipsis 14:12). “Yo [Cristo] vengo pronto, y mi galardón conmigo, para dar a cada uno según su obra… ¡Dichosos los que guardan sus Mandamientos, para que tengan derecho al árbol de la vida, y entren por las puertas en la ciudad!” (Apocalipsis 22:12-14). Ese es también nuestro sincero deseo. Aceptando a Cristo experimentará su reposo, el reposo que da su per- dón, el reposo que nos da al librarnos de nuestro egoísmo, al curarnos de nuestro temor y de nuestra culpa, la paz de descansar en su acepta- ción. Ponga en él su esperanza. Contémplelo en su infinita condes- cendencia, y obtendrá esa paz que ningún hombre puede dar. Elija aceptarlo, y él vivirá en usted. Recibirá una nueva vida, que es eterna. Él le dice: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar”. Es el reposo que solamente proviene de Dios: el reposo que únicamente el sábado puede representar. ¿Sábado, o domingo? ¿Fiel a Dios, o fiel al hombre? SÁBADO: CRISTO VIDA Domingo: hombre muerte EL REPOSO EN CRISTO ¿Sábado, o domingo? ♣
  • 2. Querido lector, antes o después tendrá que elegir en cuál de los dos grupos va a estar. Cristo lo creó, le dio todo cuanto usted tiene, y todo cuanto es. Él le está buscando. Si tiene alguna duda de ello, vaya al Getsemaní y al Calvario, y vea lo que el Hijo de Dios quiso entregar para su salva- ción. Él hizo todo lo necesario para que usted se encuentre en el grupo que describe este versículo: “¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los Manda- mientos de Dios y la fe de Jesús!” (Apocalipsis 14:12). “Yo [Cristo] vengo pronto, y mi galardón conmigo, para dar a cada uno según su obra… ¡Dichosos los que guardan sus Mandamientos, para que tengan derecho al árbol de la vida, y entren por las puertas en la ciudad!” (Apocalipsis 22:12-14). Ese es también nuestro sincero deseo. Aceptando a Cristo experimentará su reposo, el reposo que da su per- dón, el reposo que nos da al librarnos de nuestro egoísmo, al curarnos de nuestro temor y de nuestra culpa, la paz de descansar en su acepta- ción. Ponga en él su esperanza. Contémplelo en su infinita condes- cendencia, y obtendrá esa paz que ningún hombre puede dar. Elija aceptarlo, y él vivirá en usted. Recibirá una nueva vida, que es eterna. Él le dice: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar”. Es el reposo que solamente proviene de Dios: el reposo que únicamente el sábado puede representar. ¿Sábado, o domingo? ¿Fiel a Dios, o fiel al hombre? SÁBADO: CRISTO VIDA Domingo: hombre muerte EL REPOSO EN CRISTO ¿Sábado, o domingo? ♣
  • 3. de él. Tampoco reposaron el sábado porque estuviesen cansados, puesto que su primer sábado fue también su primer día de existencia. Cada sábado recordaban y expresaban su reconocimiento y dependen- cia hacia Dios. Era el sello de su confianza –o fe– en él, el reconoci- miento de su pertenencia a él. Ahora bien, ¿de qué es un sello el domingo? ¿A quién representa? ¿Puede el domingo demostrar la perfecta confianza del hombre en la bondad de las leyes de Dios? Al contrario, expresa la confianza en la autoridad del hombre, a quien se debe la paternidad en el cambio del día de reposo. ¿Puede el domingo servir de recordatorio de la creación y del Creador? No, puesto que su protagonista es la autoridad del hombre, el hacer y legislar del hombre. No puede ser el “día del Se- ñor”, sino el “día del hombre”. Por otra parte, cualquier día de la semana que se emplee como simple descanso psicológico y físico, es bueno como “día del hombre”, pero solamente el sábado que Dios ha instituido puede demostrar la fe del hombre en su Creador. Por lo tanto, en el sábado, el hombre reposa en Dios. En el domingo, en cambio, el hombre rinde homenaje a su pro- pia obra. En la Biblia se habla frecuentemente del reposo, para referirse a la experiencia de la salvación en Jesús, recibida por la fe (Mateo 11:28; Hebreos 4:2,3). Desde la entrada del pecado, la promesa de entrar en el reposo (simbolizando la salvación) ha ido ligada al sábado. Por ejemplo, todas las fiestas judías apuntaban hacia el Mesías, y recibían el nombre de sábados (días de reposo) * , además de los sábados sema- nales. El sábado nos recuerda que, así en la creación como en la redención, el hombre no comienza por hacer algo, sino que comienza reposando, recibiendo por la fe la obra completa y perfecta de Dios en Cristo. En la redención, el hombre comienza reposando de sus obras deficientes, para ponerse en manos de las obras perfectas de Dios. Lo mismo que en la * Estos tipos (o símbolos) de la obra de Cristo –pertenecientes a la liturgia judía, o “ley ceremonial”– fueron los que quedaron abolidos cuando tuvo lugar la realidad del sacrificio de Cristo en la cruz. El sábado y la ley Sea cual sea la Biblia que usted utilice, si la abre por el libro de Éxo- do, capítulo 20, en los versículos ocho al once leerá algo similar a esto: “Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra. Pero el sábado es el día de reposo del Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en él; ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días el Eterno hizo el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que contienen, y reposó en el séptimo día. Por eso, el Señor bendijo el sábado y lo declaró santo” Probablemente le cause sorpresa. Se trata del cuarto mandamiento, de entre los diez que Dios mismo dio y escribió con su dedo sobre tablas de piedra. Junto a ese mandamiento, que expresa la voluntad de Dios para el hombre con respecto al día de reposo, se encuentran los otros nueve del Decálogo: “No tendrás otros dioses fuera de mí”, “No mata- rás”, “No hurtarás”, etc. Quizá le haya sorprendido, debido a que la autoridad que el hombre se auto-atribuyó introdujo cambios, y hoy es ampliamente conocida la versión popular y modificada de la ley de Dios… mientras que se ignora ampliamente el original, tal como Dios lo dio. Se ignora particularmente, con respecto al verdadero día de reposo, tal como lo presenta la Biblia. Si se ha tomado el tiempo para consultar la suya, habrá podido comprobar que ¡su propia Biblia así lo confirma! Naturalmente, no todo el mundo ha estado de acuerdo con la manipu- lación humana de la ley de Dios. Sin embargo, y paradójicamente, la mayoría de la cristiandad ha adoptado el domingo como día de reposo, sea o no que profese reconocer la autoridad humana que se atribuyó el derecho de instituirlo en lugar del sábado, mediante argumentaciones totalmente extrabíblicas. Hay una cuestión muy seria, que se plantea inmediatamente: ¿Tiene el hombre autoridad para cambiar la ley de Dios? Dicho de otro modo, ¿puede la criatura elegir su propia ley moral, al margen de la que su 12 1
  • 4. Creador instituyó? Las consecuencias son tremendas, ya que si el hombre puede cambiar la clara instrucción de Dios sobre el día de reposo, entonces, también puede cambiar los otros nueve mandamien- tos, tales como “No matarás”, etc. Quizá más importante aún: puesto que la Ley expresa el carácter del Legislador y está identificada con él, al cambiar de Ley, estamos realmente cambiando de “dios”. ¿Cuál fue la enseñanza del más grande Maestro que la raza humana haya conocido? “No penséis que he venido para abolir la Ley o los Profe- tas. No he venido a invalidar, sino a cumplir. Os aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra, ni un punto de la Ley perece- rán, sin que todo se cumpla” (en Mateo, capítulo 5, versículos 17 y 18). Así pues, ni la muerte ni la resurrección de Cristo cambian el manda- miento sobre el sábado, a menos que cambien o abroguen también todos los demás, pero ¿puede dar alguien la más mínima razón bíblica según la cual, puesto que Cristo murió y resucitó, ya podemos matar, robar, tomar el nombre de Dios en vano, etc? ¿Existe la más mínima indicación de que fuese particularmente el mandamiento sobre el sá- bado el que hubiese de ser abolido en la cruz? Este pequeño folleto tiene por objeto el despertar su atención hacia el hecho de que, precisamente mediante la observancia del sábado bíbli- co, es el privilegio del hombre demostrar la fidelidad hacia su Crea- dor, reconocer su confianza en él, y su dependencia de él. El que Cris- to muriese en una cruz en favor del hombre, para nada anula el hecho de que él mismo sea su Creador. Por el contrario, refuerza todavía más el vínculo de amor entre la criatura y su Creador, que ahora es además su Redentor (Isaías 44:24; Colosenses 1:13-17). En los puntos que siguen, se señala de forma abreviada cómo respon- de la Biblia a preguntas importantísimas, tales como, ¿Cuándo fue instituido el sábado? ¿Qué día de reposo guardó Jesús? ¿Qué día de reposo guardaron los apóstoles? ¿Cuál es el único día que se cita en la Biblia por su nombre específico? ¿Qué día se continuará guardando en la tierra nueva prometida? Deseamos que en esta lectura encuentre por usted mismo una verdad que le acerque a Dios, mediante el ejercicio libre y soberano de su propia El sábado y el evangelio Hasta aquí nos hemos referido principalmente al sábado en el contexto de la inmutable ley de Dios, pero es todavía más importante su consi- deración en el contexto del evangelio, como el único y verdadero “día del Señor”. Si bien el sábado fue hecho por causa del hombre (Marcos 2:27,28), la Biblia lo presenta siempre como el día que es propiedad del Señor, no del hombre (y aún menos de los judíos). Eso se ve claramente en Isaí- as 58:13, Éxodo 31:13, 20:10, etc. Es el día que guardarán los que se reconozcan propiedad del Señor. Es importante destacar que el cristiano no obtiene jamás la rectitud moral mediante la observancia del sábado bíblico, ni mediante el ejer- cicio de obediencia a ninguna otra norma o ley, por virtuosa que esta sea. La perversión del verdadero sábado del Señor consiste en consi- derar, como hicieron frecuentemente los judíos, que el hecho de ob- servar ese día, o bien de guardar otro cualquiera de los mandamientos, lo hace a uno moralmente aprobado. Según esa mentalidad, el sábado es una “obra”. Y lo mismo puede suceder con cualquier otro deber cristiano. Pero el sábado que presenta la Biblia es exactamente lo contrario: ¡es un reposo! El creyente que guarda el sábado bíblico, no se cree justo en absoluto por el hecho de guardarlo, sino que muy al contrario, lo guarda porque se reconoce indigno, y reposa en la justicia, la bondad y el poder de Cristo, tanto en la creación, como en la redención. Re- conoce en Cristo el origen de todo bien material y espiritual. Es por ello que el sábado es precisamente la señal de la justicia que viene por la fe. No la justicia que supuestamente brota del hombre, sino la que éste recibe de Cristo como un don inmerecido. Es un reposo para el hombre, que le permite descansar en la obra de Dios (Éxodo 31:13; Mateo 11:28). En el relato de la creación, el sábado fue el día que recordaba al hombre que todo cuanto era y poseía, lo debía enteramente a Dios. Adán y Eva no “ayudaron” a Dios en la creación, sino que simplemente la recibieron 2 11
  • 5. • La palabra domingo nunca aparece en la Biblia* . • El primer día de la semana se menciona solamente ocho veces en todo el Nuevo Testamento (Mateo 28:1; Marcos 16:2, 9; Lucas 24:1; Juan 20:1, 19; Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2). • Seis de estos textos se refieren al mismo primer día de la semana. • Pablo instruyó a los santos a que atendieran los asuntos seculares en ese día (1 Corintios 16:2). • En todo el Nuevo Testamento tenemos sólo un registro de una reunión (la Pascua) celebrada en ese día, y ésta tuvo lugar en la noche (Hechos 20:5-12). • No existe ninguna mención de que hayan celebrado alguna otra reunión antes o después de aquélla. • No era la costumbre reunirse en ese día. • Hay una sola cita que señale una reunión en ese día (Hechos 20:7). • Eso se hizo en la noche, pasada la medianoche (versículos 7-11). Jesús celebró la Pascua el jueves por la noche (Lucas 22), y los discípulos, durante un tiempo, la celebraban todos los días (Hechos 2:42-46). • La Biblia no dice en ninguna parte que el primer día de la semana conmemore la resurrección de Cristo. Esta es una tradición de los hombres, lo cual invalida la ley de Dios (Mateo 15:1-9). Según la enseñanza bíblica, el bautismo es el que conmemora la sepultura y la resurrección de Jesús (Romanos 6:3-5). • Finalmente, el Nuevo Testamento guarda completo silencio con respecto a cualquier cambio del día de la semana. * Algunas versiones castellanas han añadido la palabra “domingo” al texto de Apocalipsis 1:10. Se trata de una traducción interpretativa inaceptable, ya que el original dice simplemente “en el día del Señor”. libertad de conciencia. Es sólo así como pueden comunicarse Dios y sus hijos. Hechos bíblicos con respecto al sábado • Después de trabajar seis días en la creación de la tierra, Dios des- cansó el séptimo día* (Génesis 2:1-3). • Este hecho señala a ese día como el día de reposo de Dios, o día sábado, que significa día de descanso. Ilustrémoslo: cuando una persona nace en un determinado día, esa fecha será su cumpleaños, o su día de nacimiento u onomástico. Cuando Dios descansó en el séptimo día, ese día llegó a ser su reposo, o sábado. Por lo tanto, el séptimo día debe ser siempre el día sábado de Dios. ¿Puede usted cambiar su día de nacimiento por otro día? No. Tampoco puede cambiar el día de reposo por uno en el cual Dios no reposó. De aquí que el séptimo día es todavía el sábado de Dios. • El Creador bendijo el séptimo día (Génesis 2:3). • Dios santificó el séptimo día (Éxodo 20:11). • Fue hecho antes de la entrada del pecado; por lo tanto, no es un tipo; porque los tipos no fueron introducidos sino hasta después de la entrada del pecado. • Jesús dijo que el sábado fue hecho por causa del hombre (Marcos 2:27); es decir, para la raza humana, por lo tanto, están llamados a observarlo tanto los Gentiles como los Judíos. * Hasta hace pocos años, en los diccionarios se reconocía de forma unánime al sábado como “séptimo día de la semana”. En años recientes, las versiones actua- les de algunos diccionarios en castellano están intentando re-definir el orden de los días, de acuerdo con la creencia popular, en oposición con la enseñanza bíbli- ca. 10 3
  • 6. • Es un memorial de la creación (Éxodo 20:11; 31:17). Siempre que reposamos el séptimo día, como lo hizo Dios después de la crea- ción, conmemoramos ese gran evento. • Fue dado a Adán, padre de la raza humana (Marcos 2:27; Génesis 2:1-3). • Y por lo tanto, a través de él, fue dado a todas las naciones (He- chos 17:26). • No es una institución judía, porque fue establecido unos 2 300 años antes que existiera un solo Judío. • La Biblia nunca lo llama el sábado judío; sino siempre “el sábado del Señor tu Dios”. Los seres humanos debemos tener mucho cui- dado de no estigmatizar el día santo de reposo de Dios. • Se hace referencia al sábado en forma destacada, en todo el perío- do patriarcal (Génesis 2:1-3; 8:10, 12; 29:27, 28, etc.). • Era parte de la ley de Dios antes del Sinaí (Éxodo 16:4, 27-29). • Luego, Dios lo colocó en el mismo corazón de su ley moral (Éxo- do 20:1-17). ¿Por qué lo colocó allí si no era como los otros nueve preceptos, de cuya inmutabilidad nadie duda? • El séptimo día, o sábado, fue ordenado por la voz del Dios viviente (Deuteronomio 4:12, 13). • Luego, Dios escribió el mandamiento con su propio dedo (Éxodo 31:18). • Lo grabó en piedra para simbolizar su perpetuidad (Deuteronomio 5:22). • Fue reverentemente preservado en el arca sagrada, situada en el segundo departamento del santuario, o lugar santísimo (Deutero- nomio 10:1-5). • Dios prohibió toda actividad secular en el día de sábado, incluso en los tiempos más apremiantes (Éxodo 34:21). admiten. El tipo de trabajo que él hizo los domingos debió ser ver- daderamente trabajo “duro”. • Los apóstoles trabajaron el domingo durante toda su vida. • Los apóstoles nunca descansaron ese día. • Cristo nunca lo bendijo. • Nunca ha sido bendecido por ninguna autoridad divina. • Nunca ha sido santificado. • Jamás fue dada ninguna ley bíblica para imponer la observancia del domingo, de ahí que no es transgresión trabajar ese día. “Por- que donde no hay ley tampoco hay transgresión” (Romanos 4:15; Juan 3:4). • El Nuevo Testamento no prohibe en ninguna parte trabajar en ese día. • No existe ninguna penalidad en la Biblia por violar el domingo. • Ninguna bendición se promete para los que observan el domingo. • No existe regulación alguna en cuanto a la forma en que debía ser observado. ¿Sería ese el caso, si Dios quisiera que lo observáse- mos? • La Biblia nunca lo llama el reposo cristiano. • Nunca lo llama sábado. • Nunca lo llama día del Señor. • Tampoco lo llama nunca día de descanso. • Jamás se le ha aplicado ningún título sagrado. ¿Por qué habríamos de llamarlo santo? • Se lo llama simplemente, “primer día de la semana”. • Jesús nunca lo mencionó en ningún sentido. El nombre de este día no estuvo en sus labios, hasta donde lo muestran los registros. 4 9
  • 7. • Los Israelitas perecieron en el desierto porque profanaron el santo sábado (Ezequiel 20:12, 13). • Es señal del verdadero Dios. Permite que se lo distinga de los fal- sos dioses (Ezequiel 20:20). • Dios prometió que Jerusalén permanecería para siempre, si se guardaba el sábado (Jeremías 17:24, 25). • El pueblo de Dios fue al cautiverio babilónico por violarlo (Nehe- mías 13:18). • Dios destruyó a Jerusalén por violar el sábado (Jeremías 17:27). • Dios ha pronunciado una bendición especial sobre todos los Genti- les que lo guarden (Isaías 56:6, 7). • Esta bendición se encuentra en la profecía que se refiere a la dis- pensación cristiana (Isaías 56). • Dios ha prometido bendecir a cualquier persona que guarde el sá- bado (Isaías 56:2). • El Señor desea que llamemos al sábado, “delicia”, “santo”, “glo- rioso de Jehová” (Isaías 58:13). Es lo opuesto a llamarlo “antiguo sábado judío”, “yugo de servidumbre”, etc. • Tras haber sido pisoteado durante “muchas generaciones”, el santo sábado ha de ser finalmente restaurado en los últimos días (Isaías 58:12, 13). • Todos los santos profetas guardaron el séptimo día, o sábado. • Cuando el Hijo del hombre estuvo en esta tierra, guardó el séptimo día –o sábado– durante toda su vida (Lucas 4:16; Juan 15:10). De este modo, siguió el ejemplo de su Padre en la creación. ¿No es decididamente bueno que sigamos el ejemplo tanto del Padre como del Hijo? • El séptimo día es el día del Señor (Relaciónese Apocalipsis 1:10 con Marcos 2:28, Isaías 58:13 y Éxodo 20:10). declaró expresamente que no había venido a destruir la ley: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he ve- nido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17). • Jesús condenó severamente a los fariseos y los calificó de hipócri- tas por pretender amar a Dios mientras que al mismo tiempo inva- lidaban uno de los diez mandamientos por causa de sus tradicio- nes. La observancia del domingo no es más que una tradición de hombres. Hechos bíblicos con respecto al domingo • Lo primero que se registra en la Biblia es que el domingo, el pri- mer día de la semana, es un día común de trabajo (Génesis 1:1-5). Esto fue determinado por el Creador mismo. • Dios ordenó a los hombres trabajar el primer día de la semana, al incluirlo en el paquete de “seis días” de trabajo (Éxodo 20:8-11). • Ninguno de los patriarcas guardó jamás el domingo. • Ninguno de los profetas guardó jamás el domingo. • Por mandato expreso de Dios, su pueblo usó el primer día de la semana como un día común de trabajo durante por lo menos 4 000 años. • Dios mismo lo incluye dentro del conjunto de los “seis días de trabajo” (Ezequiel 46:1). • Dios no descansó en ese día. • Dios nunca lo bendijo. • Cristo no descansó en ese día. • Jesús fue carpintero (Marcos 6:3), y trabajó en su taller hasta los 30 años. Él guardó el sábado, (como se señaló en los hechos bíblicos rela- tivos al sábado), pero trabajó los seis días de la semana, como todos 8 5
  • 8. • Jesús fue el Señor del sábado (Marcos 2:28); es decir, lo amó y preservó; como el esposo es señor de la esposa, y la ama y protege (1 Pedro 3:6). • En su misericordia, Jesús vindicó el sábado como una institución diseñada para beneficio del hombre (Marcos 2:23-28). • En vez de abolirlo, Jesús enseñó cuidadosamente cómo debía guardarse el sábado (Mateo 12:1-13). • Enseñó a sus discípulos a no hacer nada ilícito en el sábado (Mateo 12:12). • Jesús instruyó a sus apóstoles en el sentido de que el sábado segui- ría siendo guardado, 40 años después de su resurrección (Mateo 24:20). • Las santas mujeres que habían estado con Jesús guardaron reveren- temente el sábado después de su muerte (Lucas 23:56). • Treinta años después de la resurrección de Jesús, el Espíritu Santo lo llamó expresamente “día de reposo” (Hechos 13:14). • Pablo, el apóstol de los Gentiles, lo llamó “día de reposo” el año 45 d. C. (Hechos 13:27). ¿Quién tiene la razón? ¿Pablo, o los maestros modernos que afirman que había dejado de ser el sábado después de la resurrección de Cristo? • Lucas, el inspirado historiador cristiano que escribe en el año 62 d. C., lo llama “día de reposo” (Hechos 13:44). • Los Gentiles convertidos lo llamaron el sábado (Hechos 13:42). • En el gran Concilio Cristiano, celebrado el año 52 d. C., en presen- cia de los apóstoles y de miles de discípulos, Santiago lo llama “día de reposo” (Hechos 15:21). • Era costumbre tener reuniones de oración en ese día (Hechos 16:13). • Pablo leyó públicamente las Escrituras en ese día (Hechos 17:2, 3). • Pablo acostumbraba a predicar en ese día (Hechos 17:2). • El libro de Hechos registra infinidad de reuniones celebradas en ese día (Hechos 13:14, 44; 16:13; 17:2; 18:4). • Nunca hubo ninguna disputa entre los Cristianos y los Judíos con respecto al sábado. Ello prueba que los Cristianos observaban uná- nimemente el mismo día que los Judíos. • Entre todas las acusaciones que los judíos presentaban contra Pa- blo, ninguna era porque violara el sábado. ¿Por qué no lo hicieron si él hubiese sido un transgresor? • Pablo mismo declaró expresamente que él había guardado la ley: “Ni contra la ley de los Judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada” (Hechos 25:8). ¿Cómo podría haber sido cierto si no hubiera guardado el sábado? • En el Nuevo Testamento se menciona el sábado 59 veces, y siem- pre con deferencia, dándole el mismo título que llevaba en el Anti- guo Testamento: “el día de sábado”. • No se dice nada en el Nuevo Testamento de que el sábado haya sido abolido, hecho a un lado, cambiado, o algo por el estilo. • Dios nunca ha autorizado a nadie para que trabaje en ese día. • Según el registro bíblico, ningún cristiano del Nuevo Testamento hizo trabajo ordinario en el séptimo día, ni antes ni después de la resurrección. No existe un solo ejemplo de tal cosa. ¿Por qué habrían de actuar los cristianos de hoy en forma diferente a los cristianos de la Biblia? • No existe ningún registro de que Dios haya retirado sus bendicio- nes o su santificación del séptimo día. • Del mismo modo que el sábado fue guardado en el Edén antes de la entrada del pecado, así será observado eternamente en la tierra nueva, después de la restauración (Isaías 66:22, 23). • El sábado –séptimo día–, es una parte de la ley de Dios, tal como salió de su boca, y fue escrita por su propio dedo sobre las tablas de piedra en el monte Sinaí (Éxodo 20). Cuando Jesús comenzó su obra, 6 7
  • 9. • Jesús fue el Señor del sábado (Marcos 2:28); es decir, lo amó y preservó; como el esposo es señor de la esposa, y la ama y protege (1 Pedro 3:6). • En su misericordia, Jesús vindicó el sábado como una institución diseñada para beneficio del hombre (Marcos 2:23-28). • En vez de abolirlo, Jesús enseñó cuidadosamente cómo debía guardarse el sábado (Mateo 12:1-13). • Enseñó a sus discípulos a no hacer nada ilícito en el sábado (Mateo 12:12). • Jesús instruyó a sus apóstoles en el sentido de que el sábado segui- ría siendo guardado, 40 años después de su resurrección (Mateo 24:20). • Las santas mujeres que habían estado con Jesús guardaron reveren- temente el sábado después de su muerte (Lucas 23:56). • Treinta años después de la resurrección de Jesús, el Espíritu Santo lo llamó expresamente “día de reposo” (Hechos 13:14). • Pablo, el apóstol de los Gentiles, lo llamó “día de reposo” el año 45 d. C. (Hechos 13:27). ¿Quién tiene la razón? ¿Pablo, o los maestros modernos que afirman que había dejado de ser el sábado después de la resurrección de Cristo? • Lucas, el inspirado historiador cristiano que escribe en el año 62 d. C., lo llama “día de reposo” (Hechos 13:44). • Los Gentiles convertidos lo llamaron el sábado (Hechos 13:42). • En el gran Concilio Cristiano, celebrado el año 52 d. C., en presen- cia de los apóstoles y de miles de discípulos, Santiago lo llama “día de reposo” (Hechos 15:21). • Era costumbre tener reuniones de oración en ese día (Hechos 16:13). • Pablo leyó públicamente las Escrituras en ese día (Hechos 17:2, 3). • Pablo acostumbraba a predicar en ese día (Hechos 17:2). • El libro de Hechos registra infinidad de reuniones celebradas en ese día (Hechos 13:14, 44; 16:13; 17:2; 18:4). • Nunca hubo ninguna disputa entre los Cristianos y los Judíos con respecto al sábado. Ello prueba que los Cristianos observaban uná- nimemente el mismo día que los Judíos. • Entre todas las acusaciones que los judíos presentaban contra Pa- blo, ninguna era porque violara el sábado. ¿Por qué no lo hicieron si él hubiese sido un transgresor? • Pablo mismo declaró expresamente que él había guardado la ley: “Ni contra la ley de los Judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada” (Hechos 25:8). ¿Cómo podría haber sido cierto si no hubiera guardado el sábado? • En el Nuevo Testamento se menciona el sábado 59 veces, y siem- pre con deferencia, dándole el mismo título que llevaba en el Anti- guo Testamento: “el día de sábado”. • No se dice nada en el Nuevo Testamento de que el sábado haya sido abolido, hecho a un lado, cambiado, o algo por el estilo. • Dios nunca ha autorizado a nadie para que trabaje en ese día. • Según el registro bíblico, ningún cristiano del Nuevo Testamento hizo trabajo ordinario en el séptimo día, ni antes ni después de la resurrección. No existe un solo ejemplo de tal cosa. ¿Por qué habrían de actuar los cristianos de hoy en forma diferente a los cristianos de la Biblia? • No existe ningún registro de que Dios haya retirado sus bendicio- nes o su santificación del séptimo día. • Del mismo modo que el sábado fue guardado en el Edén antes de la entrada del pecado, así será observado eternamente en la tierra nueva, después de la restauración (Isaías 66:22, 23). • El sábado –séptimo día–, es una parte de la ley de Dios, tal como salió de su boca, y fue escrita por su propio dedo sobre las tablas de piedra en el monte Sinaí (Éxodo 20). Cuando Jesús comenzó su obra, 6 7
  • 10. • Los Israelitas perecieron en el desierto porque profanaron el santo sábado (Ezequiel 20:12, 13). • Es señal del verdadero Dios. Permite que se lo distinga de los fal- sos dioses (Ezequiel 20:20). • Dios prometió que Jerusalén permanecería para siempre, si se guardaba el sábado (Jeremías 17:24, 25). • El pueblo de Dios fue al cautiverio babilónico por violarlo (Nehe- mías 13:18). • Dios destruyó a Jerusalén por violar el sábado (Jeremías 17:27). • Dios ha pronunciado una bendición especial sobre todos los Genti- les que lo guarden (Isaías 56:6, 7). • Esta bendición se encuentra en la profecía que se refiere a la dis- pensación cristiana (Isaías 56). • Dios ha prometido bendecir a cualquier persona que guarde el sá- bado (Isaías 56:2). • El Señor desea que llamemos al sábado, “delicia”, “santo”, “glo- rioso de Jehová” (Isaías 58:13). Es lo opuesto a llamarlo “antiguo sábado judío”, “yugo de servidumbre”, etc. • Tras haber sido pisoteado durante “muchas generaciones”, el santo sábado ha de ser finalmente restaurado en los últimos días (Isaías 58:12, 13). • Todos los santos profetas guardaron el séptimo día, o sábado. • Cuando el Hijo del hombre estuvo en esta tierra, guardó el séptimo día –o sábado– durante toda su vida (Lucas 4:16; Juan 15:10). De este modo, siguió el ejemplo de su Padre en la creación. ¿No es decididamente bueno que sigamos el ejemplo tanto del Padre como del Hijo? • El séptimo día es el día del Señor (Relaciónese Apocalipsis 1:10 con Marcos 2:28, Isaías 58:13 y Éxodo 20:10). declaró expresamente que no había venido a destruir la ley: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he ve- nido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17). • Jesús condenó severamente a los fariseos y los calificó de hipócri- tas por pretender amar a Dios mientras que al mismo tiempo inva- lidaban uno de los diez mandamientos por causa de sus tradicio- nes. La observancia del domingo no es más que una tradición de hombres. Hechos bíblicos con respecto al domingo • Lo primero que se registra en la Biblia es que el domingo, el pri- mer día de la semana, es un día común de trabajo (Génesis 1:1-5). Esto fue determinado por el Creador mismo. • Dios ordenó a los hombres trabajar el primer día de la semana, al incluirlo en el paquete de “seis días” de trabajo (Éxodo 20:8-11). • Ninguno de los patriarcas guardó jamás el domingo. • Ninguno de los profetas guardó jamás el domingo. • Por mandato expreso de Dios, su pueblo usó el primer día de la semana como un día común de trabajo durante por lo menos 4 000 años. • Dios mismo lo incluye dentro del conjunto de los “seis días de trabajo” (Ezequiel 46:1). • Dios no descansó en ese día. • Dios nunca lo bendijo. • Cristo no descansó en ese día. • Jesús fue carpintero (Marcos 6:3), y trabajó en su taller hasta los 30 años. Él guardó el sábado, (como se señaló en los hechos bíblicos rela- tivos al sábado), pero trabajó los seis días de la semana, como todos 8 5
  • 11. • Es un memorial de la creación (Éxodo 20:11; 31:17). Siempre que reposamos el séptimo día, como lo hizo Dios después de la crea- ción, conmemoramos ese gran evento. • Fue dado a Adán, padre de la raza humana (Marcos 2:27; Génesis 2:1-3). • Y por lo tanto, a través de él, fue dado a todas las naciones (He- chos 17:26). • No es una institución judía, porque fue establecido unos 2 300 años antes que existiera un solo Judío. • La Biblia nunca lo llama el sábado judío; sino siempre “el sábado del Señor tu Dios”. Los seres humanos debemos tener mucho cui- dado de no estigmatizar el día santo de reposo de Dios. • Se hace referencia al sábado en forma destacada, en todo el perío- do patriarcal (Génesis 2:1-3; 8:10, 12; 29:27, 28, etc.). • Era parte de la ley de Dios antes del Sinaí (Éxodo 16:4, 27-29). • Luego, Dios lo colocó en el mismo corazón de su ley moral (Éxo- do 20:1-17). ¿Por qué lo colocó allí si no era como los otros nueve preceptos, de cuya inmutabilidad nadie duda? • El séptimo día, o sábado, fue ordenado por la voz del Dios viviente (Deuteronomio 4:12, 13). • Luego, Dios escribió el mandamiento con su propio dedo (Éxodo 31:18). • Lo grabó en piedra para simbolizar su perpetuidad (Deuteronomio 5:22). • Fue reverentemente preservado en el arca sagrada, situada en el segundo departamento del santuario, o lugar santísimo (Deutero- nomio 10:1-5). • Dios prohibió toda actividad secular en el día de sábado, incluso en los tiempos más apremiantes (Éxodo 34:21). admiten. El tipo de trabajo que él hizo los domingos debió ser ver- daderamente trabajo “duro”. • Los apóstoles trabajaron el domingo durante toda su vida. • Los apóstoles nunca descansaron ese día. • Cristo nunca lo bendijo. • Nunca ha sido bendecido por ninguna autoridad divina. • Nunca ha sido santificado. • Jamás fue dada ninguna ley bíblica para imponer la observancia del domingo, de ahí que no es transgresión trabajar ese día. “Por- que donde no hay ley tampoco hay transgresión” (Romanos 4:15; Juan 3:4). • El Nuevo Testamento no prohibe en ninguna parte trabajar en ese día. • No existe ninguna penalidad en la Biblia por violar el domingo. • Ninguna bendición se promete para los que observan el domingo. • No existe regulación alguna en cuanto a la forma en que debía ser observado. ¿Sería ese el caso, si Dios quisiera que lo observáse- mos? • La Biblia nunca lo llama el reposo cristiano. • Nunca lo llama sábado. • Nunca lo llama día del Señor. • Tampoco lo llama nunca día de descanso. • Jamás se le ha aplicado ningún título sagrado. ¿Por qué habríamos de llamarlo santo? • Se lo llama simplemente, “primer día de la semana”. • Jesús nunca lo mencionó en ningún sentido. El nombre de este día no estuvo en sus labios, hasta donde lo muestran los registros. 4 9
  • 12. • La palabra domingo nunca aparece en la Biblia* . • El primer día de la semana se menciona solamente ocho veces en todo el Nuevo Testamento (Mateo 28:1; Marcos 16:2, 9; Lucas 24:1; Juan 20:1, 19; Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2). • Seis de estos textos se refieren al mismo primer día de la semana. • Pablo instruyó a los santos a que atendieran los asuntos seculares en ese día (1 Corintios 16:2). • En todo el Nuevo Testamento tenemos sólo un registro de una reunión (la Pascua) celebrada en ese día, y ésta tuvo lugar en la noche (Hechos 20:5-12). • No existe ninguna mención de que hayan celebrado alguna otra reunión antes o después de aquélla. • No era la costumbre reunirse en ese día. • Hay una sola cita que señale una reunión en ese día (Hechos 20:7). • Eso se hizo en la noche, pasada la medianoche (versículos 7-11). Jesús celebró la Pascua el jueves por la noche (Lucas 22), y los discípulos, durante un tiempo, la celebraban todos los días (Hechos 2:42-46). • La Biblia no dice en ninguna parte que el primer día de la semana conmemore la resurrección de Cristo. Esta es una tradición de los hombres, lo cual invalida la ley de Dios (Mateo 15:1-9). Según la enseñanza bíblica, el bautismo es el que conmemora la sepultura y la resurrección de Jesús (Romanos 6:3-5). • Finalmente, el Nuevo Testamento guarda completo silencio con respecto a cualquier cambio del día de la semana. * Algunas versiones castellanas han añadido la palabra “domingo” al texto de Apocalipsis 1:10. Se trata de una traducción interpretativa inaceptable, ya que el original dice simplemente “en el día del Señor”. libertad de conciencia. Es sólo así como pueden comunicarse Dios y sus hijos. Hechos bíblicos con respecto al sábado • Después de trabajar seis días en la creación de la tierra, Dios des- cansó el séptimo día* (Génesis 2:1-3). • Este hecho señala a ese día como el día de reposo de Dios, o día sábado, que significa día de descanso. Ilustrémoslo: cuando una persona nace en un determinado día, esa fecha será su cumpleaños, o su día de nacimiento u onomástico. Cuando Dios descansó en el séptimo día, ese día llegó a ser su reposo, o sábado. Por lo tanto, el séptimo día debe ser siempre el día sábado de Dios. ¿Puede usted cambiar su día de nacimiento por otro día? No. Tampoco puede cambiar el día de reposo por uno en el cual Dios no reposó. De aquí que el séptimo día es todavía el sábado de Dios. • El Creador bendijo el séptimo día (Génesis 2:3). • Dios santificó el séptimo día (Éxodo 20:11). • Fue hecho antes de la entrada del pecado; por lo tanto, no es un tipo; porque los tipos no fueron introducidos sino hasta después de la entrada del pecado. • Jesús dijo que el sábado fue hecho por causa del hombre (Marcos 2:27); es decir, para la raza humana, por lo tanto, están llamados a observarlo tanto los Gentiles como los Judíos. * Hasta hace pocos años, en los diccionarios se reconocía de forma unánime al sábado como “séptimo día de la semana”. En años recientes, las versiones actua- les de algunos diccionarios en castellano están intentando re-definir el orden de los días, de acuerdo con la creencia popular, en oposición con la enseñanza bíbli- ca. 10 3
  • 13. Creador instituyó? Las consecuencias son tremendas, ya que si el hombre puede cambiar la clara instrucción de Dios sobre el día de reposo, entonces, también puede cambiar los otros nueve mandamien- tos, tales como “No matarás”, etc. Quizá más importante aún: puesto que la Ley expresa el carácter del Legislador y está identificada con él, al cambiar de Ley, estamos realmente cambiando de “dios”. ¿Cuál fue la enseñanza del más grande Maestro que la raza humana haya conocido? “No penséis que he venido para abolir la Ley o los Profe- tas. No he venido a invalidar, sino a cumplir. Os aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra, ni un punto de la Ley perece- rán, sin que todo se cumpla” (en Mateo, capítulo 5, versículos 17 y 18). Así pues, ni la muerte ni la resurrección de Cristo cambian el manda- miento sobre el sábado, a menos que cambien o abroguen también todos los demás, pero ¿puede dar alguien la más mínima razón bíblica según la cual, puesto que Cristo murió y resucitó, ya podemos matar, robar, tomar el nombre de Dios en vano, etc? ¿Existe la más mínima indicación de que fuese particularmente el mandamiento sobre el sá- bado el que hubiese de ser abolido en la cruz? Este pequeño folleto tiene por objeto el despertar su atención hacia el hecho de que, precisamente mediante la observancia del sábado bíbli- co, es el privilegio del hombre demostrar la fidelidad hacia su Crea- dor, reconocer su confianza en él, y su dependencia de él. El que Cris- to muriese en una cruz en favor del hombre, para nada anula el hecho de que él mismo sea su Creador. Por el contrario, refuerza todavía más el vínculo de amor entre la criatura y su Creador, que ahora es además su Redentor (Isaías 44:24; Colosenses 1:13-17). En los puntos que siguen, se señala de forma abreviada cómo respon- de la Biblia a preguntas importantísimas, tales como, ¿Cuándo fue instituido el sábado? ¿Qué día de reposo guardó Jesús? ¿Qué día de reposo guardaron los apóstoles? ¿Cuál es el único día que se cita en la Biblia por su nombre específico? ¿Qué día se continuará guardando en la tierra nueva prometida? Deseamos que en esta lectura encuentre por usted mismo una verdad que le acerque a Dios, mediante el ejercicio libre y soberano de su propia El sábado y el evangelio Hasta aquí nos hemos referido principalmente al sábado en el contexto de la inmutable ley de Dios, pero es todavía más importante su consi- deración en el contexto del evangelio, como el único y verdadero “día del Señor”. Si bien el sábado fue hecho por causa del hombre (Marcos 2:27,28), la Biblia lo presenta siempre como el día que es propiedad del Señor, no del hombre (y aún menos de los judíos). Eso se ve claramente en Isaí- as 58:13, Éxodo 31:13, 20:10, etc. Es el día que guardarán los que se reconozcan propiedad del Señor. Es importante destacar que el cristiano no obtiene jamás la rectitud moral mediante la observancia del sábado bíblico, ni mediante el ejer- cicio de obediencia a ninguna otra norma o ley, por virtuosa que esta sea. La perversión del verdadero sábado del Señor consiste en consi- derar, como hicieron frecuentemente los judíos, que el hecho de ob- servar ese día, o bien de guardar otro cualquiera de los mandamientos, lo hace a uno moralmente aprobado. Según esa mentalidad, el sábado es una “obra”. Y lo mismo puede suceder con cualquier otro deber cristiano. Pero el sábado que presenta la Biblia es exactamente lo contrario: ¡es un reposo! El creyente que guarda el sábado bíblico, no se cree justo en absoluto por el hecho de guardarlo, sino que muy al contrario, lo guarda porque se reconoce indigno, y reposa en la justicia, la bondad y el poder de Cristo, tanto en la creación, como en la redención. Re- conoce en Cristo el origen de todo bien material y espiritual. Es por ello que el sábado es precisamente la señal de la justicia que viene por la fe. No la justicia que supuestamente brota del hombre, sino la que éste recibe de Cristo como un don inmerecido. Es un reposo para el hombre, que le permite descansar en la obra de Dios (Éxodo 31:13; Mateo 11:28). En el relato de la creación, el sábado fue el día que recordaba al hombre que todo cuanto era y poseía, lo debía enteramente a Dios. Adán y Eva no “ayudaron” a Dios en la creación, sino que simplemente la recibieron 2 11
  • 14. de él. Tampoco reposaron el sábado porque estuviesen cansados, puesto que su primer sábado fue también su primer día de existencia. Cada sábado recordaban y expresaban su reconocimiento y dependen- cia hacia Dios. Era el sello de su confianza –o fe– en él, el reconoci- miento de su pertenencia a él. Ahora bien, ¿de qué es un sello el domingo? ¿A quién representa? ¿Puede el domingo demostrar la perfecta confianza del hombre en la bondad de las leyes de Dios? Al contrario, expresa la confianza en la autoridad del hombre, a quien se debe la paternidad en el cambio del día de reposo. ¿Puede el domingo servir de recordatorio de la creación y del Creador? No, puesto que su protagonista es la autoridad del hombre, el hacer y legislar del hombre. No puede ser el “día del Se- ñor”, sino el “día del hombre”. Por otra parte, cualquier día de la semana que se emplee como simple descanso psicológico y físico, es bueno como “día del hombre”, pero solamente el sábado que Dios ha instituido puede demostrar la fe del hombre en su Creador. Por lo tanto, en el sábado, el hombre reposa en Dios. En el domingo, en cambio, el hombre rinde homenaje a su pro- pia obra. En la Biblia se habla frecuentemente del reposo, para referirse a la experiencia de la salvación en Jesús, recibida por la fe (Mateo 11:28; Hebreos 4:2,3). Desde la entrada del pecado, la promesa de entrar en el reposo (simbolizando la salvación) ha ido ligada al sábado. Por ejemplo, todas las fiestas judías apuntaban hacia el Mesías, y recibían el nombre de sábados (días de reposo) * , además de los sábados sema- nales. El sábado nos recuerda que, así en la creación como en la redención, el hombre no comienza por hacer algo, sino que comienza reposando, recibiendo por la fe la obra completa y perfecta de Dios en Cristo. En la redención, el hombre comienza reposando de sus obras deficientes, para ponerse en manos de las obras perfectas de Dios. Lo mismo que en la * Estos tipos (o símbolos) de la obra de Cristo –pertenecientes a la liturgia judía, o “ley ceremonial”– fueron los que quedaron abolidos cuando tuvo lugar la realidad del sacrificio de Cristo en la cruz. El sábado y la ley Sea cual sea la Biblia que usted utilice, si la abre por el libro de Éxo- do, capítulo 20, en los versículos ocho al once leerá algo similar a esto: “Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra. Pero el sábado es el día de reposo del Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en él; ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días el Eterno hizo el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que contienen, y reposó en el séptimo día. Por eso, el Señor bendijo el sábado y lo declaró santo” Probablemente le cause sorpresa. Se trata del cuarto mandamiento, de entre los diez que Dios mismo dio y escribió con su dedo sobre tablas de piedra. Junto a ese mandamiento, que expresa la voluntad de Dios para el hombre con respecto al día de reposo, se encuentran los otros nueve del Decálogo: “No tendrás otros dioses fuera de mí”, “No mata- rás”, “No hurtarás”, etc. Quizá le haya sorprendido, debido a que la autoridad que el hombre se auto-atribuyó introdujo cambios, y hoy es ampliamente conocida la versión popular y modificada de la ley de Dios… mientras que se ignora ampliamente el original, tal como Dios lo dio. Se ignora particularmente, con respecto al verdadero día de reposo, tal como lo presenta la Biblia. Si se ha tomado el tiempo para consultar la suya, habrá podido comprobar que ¡su propia Biblia así lo confirma! Naturalmente, no todo el mundo ha estado de acuerdo con la manipu- lación humana de la ley de Dios. Sin embargo, y paradójicamente, la mayoría de la cristiandad ha adoptado el domingo como día de reposo, sea o no que profese reconocer la autoridad humana que se atribuyó el derecho de instituirlo en lugar del sábado, mediante argumentaciones totalmente extrabíblicas. Hay una cuestión muy seria, que se plantea inmediatamente: ¿Tiene el hombre autoridad para cambiar la ley de Dios? Dicho de otro modo, ¿puede la criatura elegir su propia ley moral, al margen de la que su 12 1
  • 15. creación, primero ha de recibir vida y existencia espiritual en Cristo. El sábado recuerda que no es el hombre quien obra, sino Dios (en Cristo). Por eso llama al sábado “mi día santo”, y sólo éste puede ser el auténtico símbolo de la obra de la redención. Tanto en la creación como en la redención, Cristo acabó su obra un sexto día de la semana (viernes), y reposó el séptimo (sábado). Resu- citó un primer día (domingo), para ascender al cielo e iniciar allí otra obra, la de la restauración (Juan 14:1-3). Cuando ésta haya llegado a su fin, entraremos en ese reposo al que se refiere Hebreos 4. Una vez más, solamente el sábado bíblico puede simbolizarlo adecuadamente (por ejemplo, en el versículo 9, la palabra que las Biblias en castellano suelen traducir por “reposo”, en el original griego corresponde a saba- tismos: literalmente, reposo sabático). El sábado, pues, dirige al hombre hacia Dios, hacia una obra perfecta y acabada que el creyente recibe por la fe, y es así el sello o señal de la justicia que viene por la fe. El domingo apunta hacia la autoridad del hombre para cambiar el día de reposo, significa la autoexaltación (lo opuesto a la dependencia hacia Dios), y no puede dirigir hacia una obra perfecta ni completa hecha por Dios en favor del hombre, y reci- bida por la fe. Es, por lo tanto, el sello o señal de la justicia que viene por las obras, el homenaje a la obra y autoridad del hombre, en oposi- ción a Dios. El sábado y usted Las últimas páginas de la Biblia presentan las escenas finales de la historia del mundo. Allí se describe a la humanidad dividida en dos grupos bien definidos. Uno de ellos rinde homenaje a Dios, con la particular mención de su atributo de Creador (Apocalipsis 14:7-12). El otro grupo rinde homenaje al poder suplantador que el hombre instituyó. No hay un tercer grupo. Puede disponer de las siguientes lecturas, dirigiéndose a alguno de los lugares indicados en la parte inferior: El origen del mal y del dolor El Getsemaní - El Calvario El Camino a Cristo Vuélvete a mí, porque yo te redimí Las profecías de Daniel Las profecías de Apocalipsis http://www.buenasnuevas.net buenasnuevas@mundivia.es 13