SlideShare une entreprise Scribd logo
1  sur  162
Télécharger pour lire hors ligne
1
2
3
© Ventana al Alma
Macarena Arce
Todos los derechos reservados
Está prohibida la reproducción total o parcial de esta
obra, por cualquier medio o procedimiento, sin el
consentimiento explícito del autor.
4
Dedicado a mi mamá Joana que desde el primer
momento siempre me apoyó y estuvo para mí.
-Gracias Ma
5
Un pequeño diario de emociones reclutadas en un mismo lugar, de
emociones abiertas. Un lugar donde se plasmó cada sentimiento, un
poco de dolor, un poco de amor, de felicidad e ilusión. Dejé el alma entre
las líneas y cada página de este libro.
6
7
Disfrutatulectura…ConcariñoMaca♡
8
9
Naufragio al corazón
Suelo naufragar por mi mente hundiéndome en
los efímeros fragmentos de los recuerdos que
alguna vez tuve, que alguna vez viví, que alguna
vez deseé que no acabaran.
Me inundo en las promesas que alguna vez
me hicieron, recorriendo los laberintos de mi
cabeza, pero no encuentro explicaciones.
A medida que voy pasando veo imágenes, veo
personas...
Me veo a mi misma, feliz sin ningún daño, miro
hacia arriba y se proyectan abrazos, besos,
sonrisas.
A las personas con las que alguna vez me sentí
bien, miro a mi alrededor analizando y
tratando de encontrar explicaciones de
porqué todo terminó, porqué ya nada es igual.
10
Pero no encuentro nada, solo
encuentro tristes despedidas, y a veces
un silencioso y doloroso adiós.
Intento viajar a mi corazón a ver si allí encuentro
algo, pero mi mente se niega rotundamente a
averiguar qué es lo que pasa allí. Quizás hay más
cosas de las que debería saber, cosas de las que
tal vez no estoy lista. Quedarme ajena de los
sentimientos, y quedarme con la razón, una
forma de protección.
Quiero analizar mi corazón, repararlo,
curarlo, poder entenderlo y encontrar alguna
forma de desenterrar a lo que tanto se
aferra.
Mi mente se niega, y mi corazón es egoísta, la
mente quiere tener la razón culpando al
corazón de lo que me pasa hoy. Y este culpa a
la mente por pensamientos tan negativos y
odiosos, tan directos que lastiman.
11
Solo necesito tiempo,
Necesito encontrar la paz entre mis
pensamientos y mis sentimientos, necesito
que ambos puedan complementarse,
entenderse.
Necesito volver a sentirme viva.
Necesito la calma después de tanto caos.
12
El silencio de la noche
La noche se encuentra fría. Hace
meses no había una noche tan
intensa y oscura como esta.
Todo es silencio donde me encuentro, frío,
extraño y triste.
Solo puede escucharse el sonido de la
brisa, de los grillos a lo lejos, aún así
reina el silencio en la habitación.
Las noches como estas me ahogan en los
recuerdos, algunos que quisiera olvidar, cosas
que no me gustaría recordar o que en otro
momento no ocupan mi mente.
Me pican los ojos, puedo sentir el enorme nudo
que se ha formado en mi garganta,
y ese dolor en el pecho, se me estremece todo
el cuerpo.
13
Inevitablemente me pongo a pensar en todo lo
que me rodea, las personas a las que quiero, y
no puedo entender qué sucede, que hay de
malo conmigo.
No puedo hacerme una idea clara de porqué
algunas personas se alejaron, por qué me
lastimaron o por qué ya no están.
No encuentro razones, no
encuentro motivos, y me
sofoca la desesperanza.
A veces me echo la culpa de lo que sucede.
Me culpo por ser una mala hija, amiga
o hermana.
Me culpo y me agarra el odio por no
ser lo suficiente, por lastimar
inconscientemente a quienes amo.
14
Por no ser lo que todos esperan, por
no ser el orgullo de alguien.
Una persona especial.
En las noches como estas es cuando
más deseo nunca haber cambiado.
Haber podido cumplir esa promesa que
años atrás había hecho.
Soy consciente de que el tiempo pasó,
de que la gente cambia, de que yo
misma cambié.
Lo sé, soy totalmente distinta.
Ya nada es igual.
El tiempo, las personas, todo tuvo
su parte y su lugar en mi vida.
Diferentes causas me obligaron a
cambiar, aunque no quisiera,
aunque no me diera cuenta.
15
Voy a admitir que me duele voltear al
pasado y ver cómo era todo tan distinto.
Al fin y al cabo, luego de tanto daño,
tanta traición, mentiras, cambios y
dolor, uno cambia, no es el mismo. Todo
se vuelve un mar inquieto esperando la
calma.
Nada jamás vuelve a ser lo mismo, aunque
así lo deseemos.
Quizás la noche podrá tener su día y la
tormenta su arcoíris, pero un corazón
lastimado solo tendrá cicatrices el resto
de su vida.
16
Miedo al dolor
Me doy cuenta pero no lo quiero admitir.
Me doy cuenta de que las cosas están
volviendo a suceder, y no puedo hacer
nada para impedirlo.
Y duele más que mil infiernos juntos.
Duele no poder detener el tiempo.
No poder cambiar las cosas.
No tener el valor suficiente para enfrentarlas.
Duele caer y no tener dónde sostenerse.
Absolutamente todo duele, me
mata lentamente… como si
tuviera un puñal que poco a
poco va introduciéndose en mi
pecho.
17
Me duele ver como personas que amo
van desapareciendo poco a poco de
mi vida.
Ya nada es lo mismo de antes y me
destruye por dentro. Me rompo
porque no sé las razones, ni los
porqué.
Me entra el miedo profundo.
El miedo de volver a querer.
De volver a amar.
De volver a confiar. El
miedo de que se vayan,
de que me dejen.
El miedo constante de volver
a salir lastimada, otra vez.
18
El último abrazo
Por un milésimo segundo que parecía eterno,
mi corazón se detuvo en el instante que me
abrazaste.
Me tomaste desprevenida, por
sorpresa.
Quedé helada ante el contacto de tu
cuerpo con el mío.
Quedé con los brazos bajos, con
la respiración entrecortada.
Me di cuenta de tu repentina acción,
levanté mis brazos lentamente sin
pensarlo y también te abracé, lo hice
despacio no quería que te fueras.
No quería que ese cálido y perfecto
abrazo se rompiera.
19
Te abracé con todas mis fuerzas, me
sentí realmente completa, sentí cómo
en tus brazos me calmaba, cómo
encontraba mi paz.
Pero se rompió.
Aun así todo en mí volvió a juntarse. Mis
pedazos rotos habían sido unidos con
un solo abrazo,
El tuyo.
Extraño que vengas y me des calma
cuando más la necesito. Que me
tranquilices con tus palabras, que me
des la paz que tanta falta me hace
con tus cálidos abrazos.
Te necesito a ti, te necesito en serio.
20
Un inaudible adiós
A pesar de que te fuiste hace tiempo, de
que llevas tiempo lejos, fuera de mi vida,
aún no he aprendido a decirte adiós.
En el intento de querer decir adiós, se me
silencia la voz, se me borran las palabras, y mis
ojos amenazan con soltar las lágrimas.
Las mismas que retengo desde que te fuiste, las
que nunca pude soltar por orgullo. Sé que me
obligué a mí misma a olvidarte, tratar de
superarte, pero con el tiempo era peor.
El silencio, tu ausencia y mi corazón me decían
a gritos que no podía ni quería olvidarte.
Aunque muchas veces intenté decir adiós,
mis palabras quedaban mudas ante el intento,
en las noches intentando dormir, mis
21
pensamientos se ocupaban en traer nuestros
recuerdos.
Mientras más quería olvidarte, más
te recordaba.
22
Una eternidad
Siento que me desvanezco de la emoción.
Los nervios fluyen como sangre por mis venas.
La alegría inunda tanto mi ser, que me ahogo
en sonrisas. No puedo evitar caminar y que
mi corazón se acelere a cada paso.
Un paso, un segundo, mil latidos.
Mi corazón deja de palpitar por
una milésima de segundo,
Los nervios fluyen entre ambos.
Vómito de emociones, palabras ahogadas.
Me calmo ante el contacto de
su cuerpo con el mío, no
tardo en responder,
lento, fugaz, efímero, hermoso.
Es una eternidad en nada.
23
Una eternidad entre sus brazos.
Una melodía de latidos a ritmo de tambores.
La brisa, el sonido del mar, día gris con
emociones de todos los colores.
Una sonrisa, un te
quiero, un “que esto sea
eterno”.
24
Orgullo
Orgullo.
Una palabra, un sentimiento.
El orgullo vive en nosotros.
Es parte de nuestro vivir.
Es lo que sentimos, lo que hacemos,
y lo que decidimos.
El orgullo mata.
No sólo consume y nos maneja a su modo.
Nos destruye sin que nos demos cuenta, pero
que lo permitamos.
El orgullo nos hace perder.
¿Perder qué?
Nos hace perder a personas.
Momentos.
25
Recuerdos.
Y lo más importante, nos hace perder a las
personas que amamos.
Un malentendido, una palabra o una acción.
El orgullo no nos deja ver las cosas como realmente son.
De cierta forma, este nos ciega, nos
cubre los ojos de la realidad.
Nos pone en contra de la verdad.
Nos aleja de quiénes amamos.
Nos hace perder a un amor.
El orgullo es malo.
Pero después de que todo pasa,
de que todo ha sucedido, nos
damos cuenta de que, por
culpa de nuestro orgullo,
hemos perdido lo que mas
hemos amado en la vida.
26
Pero ya es demasiado tarde para
hacer algo al respecto.
Por eso creo que, «hay que dejar
el orgullo de lado y empezar a
actuar, antes de que este actúe
primero».
Y nos quite todo.
27
Inolvidable
¿Cómo es que olvidas algo
imposible de olvidar?
Creo que no se puede.
Aunque lo intentes,
aunque jures olvidar, ese
recuerdo, sigue ahí.
No solo un recuerdo,
también un momento, incluso
una persona.
Aunque intentemos por todos los medios, jamás
olvidaremos algo que fue tan profundo, incluso,
tan importante.
¿Cómo haces para borrar un recuerdo,
momento o a alguien?
28
No puedes borrarlo aunque
intentes hacerlo. Cada
canción, película, lugar,
objeto, o persona. Nos
hará recordar eso que tanto
intentamos olvidar.
No se olvida fácil, no se puede. Y si algún
día no lo recordamos, pues, lamento
decirte que ha quedado guardado en
algún lugar de tu memoria, en alguna
ocasión, volverá, lo recordarás.
“Jamás en la vida, se olvida algo que una vez, ‘fue tan importante’”.
29
Sueños
Otra vez, una vez más. Otra vez
despierto agitada en las
penumbras de la madrugada.
Una vez más el corazón me salta
en el pecho.
No puedo dejar de pensar en la
realidad de ese sueño. En lo
desesperada que estaba, la forma
en la que huía, y no podía.
Sueños confusos, reales, algunos
similares a recuerdos. Fragmentos
de sueños entrelazados, y sueños
que dominaban mi sentir.
Me recorre la angustia al despertar.
La sudoración de la desesperanza se
desliza por mi piel, me ahogo con la
agitación y me cuesta respirar.
30
¿Por qué?
Me pregunto porqué.
Porqué tantas veces lo soñé,
porqué el mismo sueño, el
mismo desenlace y el
mismo terror al despertar.
Y no puedo pensar.
Me invaden las imágenes durante
el día, le busco la vuelta.
Y no entiendo.
Parezco un robot sin vida. Los sueños
se proyectan en mí como películas
durante el día, para luego
atormentarme en la noche.
Todo es confuso,
no los entiendo. Escucho
voces, pero no veo a nadie.
31
Sucede en fragmentos rotos y
complejos que no logro
descifrar.
Hay sueños que se repiten una
y otra vez.
Sueños que parecen recuerdos.
Recuerdos de alguien, de
momentos,
de mi vida.
Todo se proyecta en momentos específicos,
pero confusos.
Parece una ruta de niebla.
Hasta que despierto.
32
Qué sucede
Cómo evitas lo inevitable. Qué
haces cuando el corazón
comienza a desear lo
indeseable.
Cuándo ya no puedes controlar lo
que sientes, cuando es imposible
retractar tus sentimientos.
Qué sucede cuando ya no hay vuelta atrás.
Inevitablemente en algún momento
sentí eso a lo que me frenaba. Pero
retener los sentimientos solo ha
logrado que se intensificaran más.
El corazón comenzó a desear eso tan
indeseable, tan prohibido para mí. No
pude controlar mis sentimientos, era
todo demasiado confuso.
33
No pude volver a atrás.
Y tampoco quería.
34
Inhumana Beldad
Matada de sueños y esperanzas.
Creyente de amores imposibles.
Apasionada del amor.
Cansada de la traición.
Vive al máximo.
Siempre deja vivir. No se
mete con nadie, no deja
que la sobrepasen.
Ella es mil cristales rotos por dentro.
Y el más bello cristal por fuera.
Tiene cicatrices en su alma.
Y arte en su piel.
Ella es más que simple humana.
Es un ángel escondido.
Ella es silencio y gritos a la vez.
No se separa de su esencia.
35
Ella no sigue huellas. Ella
transforma su camino
dejando sus pasos atrás.
Pisa tan fuerte en la vida que
nadie puede olvidar. Tiene
poesía en la mirada, es su
ventana al alma.
Tiene melodía en su voz,
cautivando a quién la oye.
No tiene vergüenza, es
entrometida.
No tiene miedo, y si lo tiene, lo
enfrenta, lo pelea.
No se deja vencer por criticas.
Las críticas son su mejor amiga.
Ella no es frágil, aunque
así parezca.
36
Ella es fuerte, irrompible, única.
37
Duele
Un día sentí con el alma. No
era una sensación efímera,
era sincera y profunda, tan
potente que me asustaba.
Amé y amo con el alma,
me acostumbré a entregar
el corazón, a darlo todo, a
amar mucho.
Y duele.
Duele cuando amas, y no lo
hacen igual, cuando tu amor
es un juego, al igual que tus
sentimientos.
Me rompo en fragmentos,
38
me armo y desarmo amando, solo
recibo un “perdón”, y en
ocasiones un silencioso “adiós”.
Amo con la intensidad del sol, y
me responden con la frialdad
de la luna.
Doy todo, sin recibir lo mismo.
Me convierto en sombra,
intento reconstruirme
después de la decepción, amar
y no ser amada.
Aún así hay tanto amor en mí. Puedo
perdonar, dar oportunidades, amar
con la misma intensidad.
A veces no existe el daño.
Aún así, a veces duele.
39
Vuelve a decir “te quiero”
Déjame regresar el tiempo,
Vuelve a decir te quiero. Déjame
volver a tocarte, déjame
envolverme
Entre tus brazos.
Di que lo sientes, que
no has olvidado, di que
recuerdas, que aún me
amas como
el primer instante.
No sientas inseguridad, no ahora.
Deja el orgullo, retíralo, vuelve
con cariño, deja el dolor. No nos
hagas sufrir, calla el miedo,
calla el envolvente
pensamiento de querer dejar
todo atrás.
40
Vuelve a decir que
me quieres, no
tengas miedo,
también te quiero.
Aún lo siento, y sé que tú igual.
41
Solitario corazón
Cálida noche de verano,
con grillos cantando al
unísono.
Los árboles danzan al
compás de la suave
brisa.
Las estrellas y la luna iluminan
la solitaria plaza.
columpios rotos, canchas
abandonadas.
Noche de olvido, quizás de dolor.
Una plaza solitaria, igual
que mi corazón.
El viento me susurra recuerdos
al oído.
42
La melodía de su voz, su
aroma se siente en
la brisa.
43
Cada día
Un nuevo día.
Frío, agotador y solitario. Cada día,
aunque es nuevo, sigue siendo igual
que los anteriores.
Como cada mañana al despertar,
me abraza la inquietud y la duda.
Me pierdo entre pensamientos, me
ahogo queriendo escapar de
la realidad.
“Todo va a estar bien”, me repito
una y otra vez.
“Nada es para siempre”, pienso
mientras empiezo de nuevo.
44
Los pensamientos inquietantes,
aunque finja que no, me absorben, me
dominan por el resto del día.
Tanto que me vuelvo inestable.
Y así, vuelvo a repetir esas palabras.
Palabras de aliento, las repito una y
otra vez. Cuando no hay nadie más,
Me tengo a mí misma. Me doy fuerzas.
Me abrazo ante la tempestad.
Cada día un nuevo miedo despierta,
cada mañana se intensifica uno que ya
tenía, el miedo crece, y me asfixia.
45
Trance emocional
Explicarle al corazón la realidad nunca ha sido fácil,
cuando tanto recuerdo cómo dolor interfieren en
el camino de un fallido intento.
Se me hace difícil encontrarme a mí misma, estando en
una especie de trance dónde solo hay dolor, tan
agonizante que hiere.
Las cadenas de los recuerdos me retuercen el cuello,
intento gritar pero el dolor me obliga a callar, me
siento atrapada en la desesperanza.
¿Cuál es el pasado? ¿Cuál es el presente? Ya no puedo
distinguir entre tiempos, entre recuerdos confusos,
entre sueños vívidos y un corazón derramando el
dolor.
46
Mi alma se estruja entre lo que quiero y la realidad,
los pensamientos me nublan últimamente la razón y
no me dejan pensar con claridad.
Las emociones me juegan peligrosas trampas, personas,
momentos, recuerdos.
Ojalá pudiera librarme de este inquietante infierno, de
mi mente.
47
Tempestad
Como arena en las manos
se disuelve mi sonrisa.
Como secas hojas de otoño
cruje mi corazón.
La ligera brisa del viento se camufla con
mi penoso sentir. Las olas del mar
golpeando contra rocas, así me siento
en la tempestad.
El cielo guarda sus tristes lágrimas,
estas me acompañan. El viento
acaricia mi pelo y mi cuerpo.
La brisa me envuelve lentamente, me
sostiene paralelamente.
La furia de la tempestad me abraza,
el clima comprende.
48
49
Desvanecida
Me veo en el piso destruida, quizás
pudiendo estar en un mejor lugar, en
una mejor situación, pero no.
Veo como poco a poco, voy
perdiendo esa hermosura
que alguna vez tuve.
Que alguna vez deseé.
Yo me lo permití.
Yo perdí.
Porque yo misma me alejé de mí,
yo misma opaqué mi vida, yo
misma me causé daño, yo sola
abrí mis heridas.
Quisiera reparar el daño.
50
Querer volver a vivir, a sentirme viva,
pero la vida muchas veces nos golpea
de formas que no nos imaginamos.
Esta es una de ellas.
Una en donde yo fui débil, egoísta, y
no pensaste ni un segundo en el
daño que me causaría.
Y aquí estoy, pensando que
todo será diferente esta vez.
Pero todos nos equivocamos y
aprendemos de los errores, pero quizás yo
no he aprendido de los míos.
Me miro en el espejo, y es una imagen
totalmente desconocida para mí, no soporto
hacerlo.
51
Comencé a odiarme, porque
no supe y no sé en qué me
fallé, qué hice mal.
Pero es lo que decidí, y ahora
llevo las consecuencias de mis
decisiones.
Haber roto a quien me amaba por sobre todo.
Todo este tiempo las he llevado, y aquí sigo,
sin poder, intentando levantarme, cuando
más lo necesito, sola.
Nadie sabe cómo me siento.
Siempre me muestro con una sonrisa,
pero por dentro estoy destruida, quizás
para muchos sea algo sin sentido, pero
no es lindo verme y sentir que no valgo,
llorar… y dibujar sonrisas.
52
Cada mañana sigo la vida,
y pareciera que se repite
siempre el mismo día, la
misma secuencia.
Alrededor siento que de a poco
todo se me va de las manos, siento
que todo se desvanece como
arena en la tempestad.
Incluso yo.
53
No te olvido
Quiero olvidarte, pero cada vez apareces más en mis sueños.
Antes cuando estabas nunca te había soñado, y ahora que te
fuiste te sueño cada noche.
Te veo en cada persona,
en cada acción, en
cada palabra, en cada
canción, en cada gesto,
y no entiendo porqué.
Quiero olvidarte y no puedo.
Te fuiste. Tu cuerpo se fue.
Pero tu memoria y tus recuerdos siguen aquí.
Te diría que vuelvas, para
dejar de soñarte un poco,
pero no quiero ir y perder mi
dignidad. Creo que te extraño
54
pero… tampoco voy a
admitirlo.
Me dolió tu partida, más cuando te
alejaste así de repente. Lo que más me
dolió de eso fue la razón que me diste,
que hubiera preferido mil cosas antes
de escucharla.
Me lastimaste con tan solo una palabra. Y aunque finja
que no me duele y que ya lo olvidé, la verdad es que
cada vez que toco el tema se me hace un nudo en la
garganta y termino llorando.
Lo peor de todo es que siento como si
fuera hoy el día soleado donde me
rompiste el corazón. Siento como si
fuera hoy el día donde todo cambió.
55
Ella cambió
Ella cambió las lágrimas por sonrisas, y la
ganas de morir por disfrutar de la vida.
Hay veces que el dolor nos lleva a hacer cosas que no
hubiéramos imaginado que haríamos.
Nos lleva a autolesionarnos y en el transcurso olvidamos que valemos.
El dolor lentamente nos mata, nos
come por dentro.
Salimos a la calle fingiendo ser felices, sonriéndole
a las personas con gran falsedad.
Pero no nos damos cuenta que hay personas
que sufren por nuestras acciones.
No nos damos cuenta que hay personas que sí nos quieren.
Solo que hay veces que no nos dejamos
ayudar y nos hundimos queriendo desaparecer.
56
Pero aunque lo ignoremos, siempre hay una persona
que está dispuesta a sacrificar todo por nosotros con
tal de vernos felices. Que quiere que sonriamos de
verdad y que volvamos a tener ganas de vivir.
Esas personas sí que valen la pena.
Esas personas son las que debemos
tener en nuestra vida.
Personas que sean una buena influencia para nosotros.
Las personas malas, amargas, que apagan
sonrisas cuando quieren, hay que sacarlas
de nuestra vida, eliminarlas, apartarlas,
alejarnos de esas personas.
Nosotros no queremos morir, solo
queremos que el dolor acabe y… a
veces la mejor forma de hacerlo es
hablarlo con alguien de confianza.
Con una persona que esté dispuesta a escucharnos.
57
Esa persona no solo nos va a ayudar, sino que
también nos dará un poco de su felicidad.
Con personas así volveremos a sonreír, y dejaremos de sufrir.
Es obvio que la vida es difícil y habrá problemas en
el camino, pero no hay que perder las esperanzas,
ni la sonrisa.
Hay que pelear, y no dejarse vencer.
58
Perdida
Perdida entre oscuras sombras, sin rumbo
fijo en un camino confuso. Los sentimientos
se acomodan para escapar, y el dolor me
inunda sin piedad.
Me araña la traición de un falso amor, me
revuelve las entrañas, me golpea con fiereza.
Me dañan las palabras, que antes me calmaban.
El camino se achica en mi corazón, el
frío de éste late sin pudor.
Las lágrimas apuntan a un laberinto en mi interior, dejándome
sin nada, y sin calma.
59
Partir
Me parece inhumano ver cómo
cada parte de mí cae al vacío y
no puedo hacer nada.
Cómo los fragmentos de mi piel vuelan
al compás de la brisa, deshaciendo mi
ser.
Parece una visión borrosa, no
logro conseguir verme. Me
desvanezco como
el fuego al apagarse.
Me convierto en cenizas
que el tiempo se encarga de
hacer desaparecer.
Las tristezas me apagan el alma
60
y me dejan sin vida, me
comen por dentro y
olvido quién soy.
El dolor me llena de vacío y
me estruja las entrañas.
Araña las cavidades de mi ser
y comienzo a desaparecer.
Me golpea los recuerdos con fiereza, me
empuja con fuerza al pasado.
No puedo pensar con claridad, ya
no puedo hacerlo sin antes
romperme a llorar.
Cada pensamiento retoca lo
profundo de mi corazón, me
duele el alma cuando sucede.
Recuerdo que las cicatrices aún están ahí, que
aún duelen, que aún soy vulnerable.
61
Que la brisa se siente suave, y
los recuerdos insoportables.
62
Sin palabras
Es increíble cómo te encontré.
Cómo cada segundo a tu lado parece idealizar mi mundo de una forma
maravillosa.
Cómo estar a tu lado vuelve a la tormenta un mar en calma, cómo borra por
instantes la infelicidad de mi alma.
Cómo con tan solo roces haces de mi mundo uno mejor, destruyes lo malo
armonizándolo de tal forma que llega a ser bueno.
Y no es eso lo que me inquieta. Sino la forma tan simple y lenta que vas
calando en mí, en mis huesos, la forma tan simple que tocas mi corazón.
Esa forma desordenada que tienes para ordenar mi mundo y ponerlo en pie,
cómo me desordenas los sentimientos y me haces caer.
Esa forma tan peculiar que tienes de ver el expresarte con tal libertad que me
haces presa de tus palabras.
Tienes esa manía tan loca de poner mi mundo de cabeza cuando al principio
era desastre, de tranquilizarme con tan pocas y profundas palabras.
63
Tienes el don de abrazar a la distancia, sin siquiera moverte un centímetro de
dónde estás. La loca manía de amar profundo, aunque no sientan igual.
Esa manera de sobrevivir al dolor. Aunque te estés rompiendo a pedazos.
Esa forma tan peculiar de sonreír a la vida aún con el corazón en manos.
64
Las horas desvanecidas
Una realidad inexpresiva, hundida
en sueños esperando que sean
verdad.
Mil tormentas en guerra dentro de mí,
fingiendo una vida tranquila en la oscuridad
de personas ciegas a la verdad.
Duele despertar cuando he
tenido un sueño perfecto,
cuando nada de la realidad se
interpone, pero ahí voy.
Me rompo en pedazos de cristal
asimilando que ya no estás.
Tu partida no sólo te llevo a ti.
Se llevó mi vida y mi felicidad.
Ahora sí vivo por vivir.
No tengo razones fiables para seguir.
65
Ese empujón de atrás ya no está,
el viento sopla muy fuerte y me
lo arrebató de un soplido, un
soplido que se llevó mi vida, mi
sonrisa, y mis ganas de seguir.
Un viento tan fuerte que me hizo
desvanecer como arena en las manos
de cualquier persona. Ha roto mis
sueños mas profundos, tan atrayente
que me tiró en la realidad.
Golpeó tan duro, que dolió hasta el
fondo de cada hueso, una caída sin fin,
un agujero con metros y metros de
profundidad.
Me tiró al dolor, ya no me deja soñar.
Asquerosa realidad.
66
67
Intentos
Camino con sigilo por las calles,
sobre la oscuridad y la luz, día
y noche intentando hallarte,
pero no encuentro tus pasos.
Cada mañana al despertar toco tu
puerta esperando que respondas, que
me hagas pasar y no estás.
Siempre anhelo verte, espero abrazarte, te
busco y ya no estás. A veces pienso que fue mi
culpa que ya no estés, y me abunda la tristeza.
Aunque pase el tiempo y pierda
la memoria, mi amor por ti va a
seguir intacto, como cuando te
vi por primera vez.
68
No quiero entender, no
quiero vivir sin ti, ya no hay
brillo en el universo, me
siento fría sin tu presencia.
Los sentimientos me golpean
como el mar rompe contra rocas.
Me rompo, me desvanezco, y
vuelve a suceder una y otra vez.
Cómo le explico a mi conciencia lo
que mi corazón ya sabe.
Aceptar la realidad nunca ha sido tan difícil, vivir
sin ti, es como vivir sin razón.
Intento entender qué fue lo que pasó.
Intento sobrevivir al dolor que tu partida me dejó.
Intento recordar nuestro último día juntas, intento
no olvidarte.
Hay noches en las que te pienso y
no terminan más.
69
El tiempo pasa y se congela de a instantes.
Los días se vuelven grises a pesar de tanto sol.
Recuerdos confusos aparecen, y un último te
amo me parte el alma. Intento caminar firme,
pero las calles se vuelven montañas rusas
haciéndome tambalear.
Intento mantener los sentimientos ocultos, pero tu
tan vívido recuerdo me carcome los huesos,
destruye las paredes del encierro y me hace
quebrar.
70
Máscara
El dolor que llevo dentro está
inundando todo mi ser, está
convirtiéndose en una sutil
sonrisa que adorna mi rostro.
Es tan frecuente esta falsa sonrisa
que de a poco y sin darme cuenta se
ha convertido en una perfecta
máscara que no sé cambiar.
Un dolor inmenso, en un cuerpo
pequeño. Una sonrisa hermosa con una
mirada llena de tormento.
Una máscara que mata a la realidad,
una máscara que me mata de a poco.
Una máscara que oculta la verdad de lo
que realmente siento.
71
Infierno de amor
Me invade la sombra del amor, la
dulzura de la poesía encantada. Me
apasiona la delicadeza de su alma, lo
profundo de sus palabras.
Me desenvuelve las entrañas, y ni cuenta se da.
Me enloquece las arterias y no puedo respirar.
me ataja las razones, y me devuelve las
sonrisas.
Me vuelve loca, y apasionada. Me
atrapa con su melodiosa risa, me
envuelve lento y sin prisa.
Y eso tiene, qué no lo amo solo a él.
Estoy amando sus defectos, más que sus virtudes.
Estoy amando lo que es, y quién es.
Estoy cayendo al infierno más hermoso que hay.
Al infierno del amor.
72
Perdón
Perdón si me oculto, si me
desaparezco, no quiero herirte
con palabras de las que luego me
arrepiento.
Me siento mal y necesito respirar,
necesito asimilar lo que está pasando y
lo que estoy sintiendo, perdóname, los
pensamientos negativos me están
consumiendo.
No quiero hacerte daño, ni tampoco
yo misma quiero hacérmelo. Perdón
si me alejo, necesito respirar,
necesito poder pensar con claridad.
Me estoy ahogando en la tristeza,
73
me sofocan los recuerdos, y no puedo
vivir con la culpa de lo que alguna vez en
bronca deseé y se cumplió.
No puedo vivir con todo esto y me
está matando por dentro. Perdón si
me alejo, no quiero hacerte daño,
necesito estar bien.
74
La última vez
Como todas las mañanas te miro a los ojos,
luego de pronunciar tu nombre. Sonreímos,
hablamos nuestras cosas mientras
desayunamos.
Una rutina diaria, a la que estoy tan
acostumbrada, soles y tormentas siempre
a tu lado.
Te veo y soy feliz al tenerte.
Planeamos nuestro día, aunque a
veces por separado, cada uno toma
su camino, a comenzar el día.
Un nuevo día.
El último sin saberlo.
Nos despedimos como de costumbre, creyendo
que volveríamos a vernos.
Alargando la distancia.
75
Llegada la noche, pasadas las horas,
recibí ese tan doloroso llamado. Mi
alma se destrozó, debí haberte
abrazado más fuerte.
Lo que un día fue amor, en amargura
se volvió.
Cuánto deseo volver el tiempo atrás.
Ya nada tiene sentido, si tú no estás.
La tristeza me mata lentamente,
cada día se vuelve una tortura el
no tenerte.
Ya no puedo ver las cosas igual, me
cuesta creer que no regresarás.
El dolor vive en cada esquina de mi ser,
me consume como leña al fuego. Huyo
del mundo y me encierro, me está
matando no poderte ver.
76
Me estoy partiendo en trozos,
sigo sin entender. Quisiera
controlar el tiempo, para
tenerte otra vez.
77
Rota
Sentimientos reprimidos.
Lágrimas al borde de caer.
Dolor en el pecho.
Nudo en la garganta.
Pensamientos inquietantes.
A veces no podemos con tanto, a
veces solo nos queda fingir que todo
esta bien y nada nos pasa. A veces
solemos evitar las preguntas por
miedo a reproches, retos o culpas.
A veces solo nos lavamos la cara y salimos al
mundo con una sonrisa. Pero no nos damos
cuenta de que todo lo que guardamos,
ocultamos y callamos, nos mata lentamente.
Nos consume por dentro, nos hace
delirar en sentimientos, nos hace
78
confundir con nosotros mismos y es ahí
cuando llegamos al límite.
Es ahí cuando nos damos cuenta
de que todas las lágrimas que
estaban al borde y tragamos nos
hacen ahogarnos.
Es ahí cuando llegamos al final, nos damos por
vencidos y explotamos, es ahí cuando vemos
que ya no podemos seguir.
Es ese momento en el que admitimos
que necesitamos ayuda, compañía, un
amigo en quien confiar, una mano. Es
ahí cuando necesitamos estar bien y
dejar de fingir.
79
Ocaso de amor
Caminando en la soledad de la noche,
mis pensamientos se chocaron con
nuestros recuerdos.
Lluvia de tu voz en
canciones y poemas, caía
delante de mis ojos.
Tu sonrisa adornaba e iluminaba la
oscura y solitaria noche del
presente, haciéndome sonreír en la
intensa soledad, de un amor
ausente.
Fragmentos de promesas rotas inundaban
mi herido y frágil corazón, haciéndome
recordar las veces que te amé.
80
Sonreí con melancolía, al
recordar los momentos que
pasamos juntos, sonreí con
esperanzas de que todo vuelva
a suceder una vez más.
Pensé y lloré al darme cuenta que jamás
volverías a mi lado, que nuestra historia
no podría repetirse, qué esto ya era
cosa del pasado.
En silencio y con dolor, sigo
mi camino, recordando
nuestro último abrazo, y
nuestro último adiós.
81
Soledad
El tiempo duele, como en
cada madrugada.
La soledad me oprime en horas pasadas.
Me lastima el dolor de creer y no ser.
El tiempo se detiene, y la brisa se
siente.
El chillido de ventanas abriéndose me
hacen estremecer.
El frío metal alerta mi piel,
despierta mis sentidos
haciéndome perder. La
tiniebla de la noche
vuelve intenso mi
corazón.
La neblina pasea entre mis pies,
haciéndome caer.
82
Mis sentimientos se ahogan entre la oscuridad.
El sonido de la noche, la
compañía de la soledad,
hacen que mi corazón suelte
una poesía melancólica.
Luces entre calles queriendo
iluminar trechos sin fin,
gente adormilada y
corazones rotos.
Sube el frío a mi pecho,
me debo acurrucar. Me
siento tan vacía en este
laberinto sin final.
Oscuridad en mi corazón,
¿Y la luz dónde quedó?
Una efímera noche de un eterno dolor.
La soledad de las calles abandonadas
me acompaña con pasión.
83
La luz de luna, y de algún que otro
farol, me guían por un laberinto
sin color. La lluvia borra mis pasos,
y ya no sé cómo volver.
Me he perdido junto a soledad y tristeza
en una calle de eterno vacío y dolor. No
existe la vuelta atrás, ya no hay camino
que buscar.
Ojalá sea un sueño del cual despertar, y
no la dolorosa realidad.
84
Sólo tú
Mi vida era un arcoíris sin colores, días
grises sin soles.
Un día te vi, y me iluminaste la mirada.
Tu sonrisa cambió mi vida y mi alma.
Varias veces me pregunté qué era el amor.
qué se sentía estar enamorado. Qué se
sentía ver a alguien y morir de ternura al
ver a esa persona tan especial.
Cuando nuestros ojos se cruzaron,
comprendí muchas cosas. Me di
cuenta de que el amor te salva de
mil guerras internas.
Las famosas mariposas aparecen, las
sonrisas inesperadas en la calle también.
Todo el día en la mente pensando en tu sonrisa
y en lo perfecto que siempre te ves.
85
Cuando creí que todo estaba perdido, tu alma
alegre y única me devolvieron la realidad.
Tus tan cuidadosos pasos me revelaron la verdad.
Tu humor que a veces es malo, y otra
veces es bueno. Tu tan decidida forma
de ser, me he dado cuenta que me
enamorado.
No solo de tu forma de ser, de
tus ojos o de tu sonrisa.
Quedé atrapada en tu mirada,
y es una inevitable sonrisa…
cada que te veo, o recuerdo.
86
Inmarcesible desidia
Soy débil.
Los pensamientos me invaden como
en cada madrugada.
No puedo evitar dejar que me controlen, inconscientemente
creo que es lo mejor.
Caigo en aguas profundas.. tan
profundas que no cabe un
mínimo rayo de luz, todo a mi
alrededor es oscuro y denso.
Nunca nadie se queda a mi lado, inevitablemente
todo lo que toco se desvanece... lo destruyo aún
sin querer.
Ya no soporto más esto, solo
quiero y debo irme de esta
realidad y pasar a otra.
87
A una realidad donde los sueños
llenen promesas no cumplidas,
promesas vacías. Donde las
conexiones fluyan en mis venas
tan desconectadas de la
realidad en la que vivo.
Ese lugar irreal donde un corazón roto es
puro arte, las lágrimas son la lluvia
intensa que cae del cielo acompañando
las lágrimas que me hunden en una
eterna y dolorosa tristeza.
Y ahí me quedaré. Todos los días de
mi vida, estar con la soledad misma
y que ella me acompañe a donde
sea que vaya, que me abrace sin
soltarme.
Lo único que pido es no volver a existir.
88
Es la única decisión que podría salvarme
de este oscuro y vacío lugar. El lugar de
sueños rotos y corazones destrozados.
Cada segundo que pasa me atrae
la locura de la inexistencia, me
empuja hacía el laberinto de
profunda tristeza, atrapándome
en los sueños más profundos.
Dejándome caer desde el borde
de un abismo sin final, negro y
vacío, al igual que mi corazón.
Las venas se contraen en mis brazos,
exaltadas queriendo escapar, me
voy desarmando de a poco, me
disuelvo como arena en una
tormenta de aire, y llego a mi fin.
Dejo de existir entre la brisa de una
tarde de invierno, abrazando las
89
hojas y los árboles desnudos,
quedando atrapada en la soledad y
oscuridad de un multiverso sin final.
90
Ancla
“No te aferres a las personas”
Es algo que continuamente siempre me
repito, en cada ocasión, segundos y
minutos; a cada rato me recuerdo a mí
misma que las personas son efímeras.
Sin importar quién sea, se va. Muchas veces
me aferré a las personas, con fuerza, con
dolor, con amor, para sanar. Pero al irse
todo era peor, ¿a quién me aferraría ahora
para curar esas heridas? Esas heridas que
ahora quedarían abiertas, a esas cicatrices
que aún duelen.
Siempre busqué un ancla en las personas, un
tipo de salvación, una forma de sanar el dolor
que llevaba dentro, que me ayudaran a
91
hacerlo, que con amor me libren poco a poco
del dolor.
Pero luego se iban, ¿y qué haría? Todo
el dolor volvía otra vez, el miedo, la
misma situación. Me aferré a tantos
olvidando que tarde o temprano, sea
cual sea su forma de marchar, se van
dejando un gran vacío.
Dejando una marca en el pecho, en el alma,
en lo más profundo del corazón. Ya no
había nadie a quién acudir, ya no hay nadie
en quien confiar, y lo aprendí tarde. Pero
comprendí que todos se van, nunca nadie
se queda para siempre.
Ya no me aferro a personas, sé que si lo
hago, sufriría cuando se marchen.
Aprendí que me tengo a mí.
Qué cuando nadie está, yo misma puedo sanar.
92
Que quizás no haya nadie allá afuera para
curar mis heridas, pero me tengo a mí, a mis
propios ánimos, a ese “estaré bien, sé
fuerte, todo pasará, respira hondo”.
Me encontré a mí misma entre tantas
decepciones, entre tanto dolor,
entre tanta desesperación, entre
tanta oscuridad, descubrí que
siempre, me tengo a mí misma.
Y dejé de aferrarme a las personas, dejé
de aferrarme a los recuerdos para ser
feliz. Dejé de buscar refugio en alguien
pasajero.
Encontré un ancla que jamás me
dejaría, yo misma.
Dejé el aferro a las personas, y
me convertí en mi propia ancla.
Mi propia cura.
Mi propio ánimo.
93
Mi único amor.
Mi única comprensión.
Mi única amiga y compañera.
Mi propia salvación.
94
11de Julio
Desde la ventana, yo te esperaba, muy
desesperada miraba el celular.
mensajes enviaba y nadie contestaba,
no sabía qué hacer, ya estaba asustada.
Por toda la casa yo ya caminaba, a
cada nuevo tono el celular miraba
creyendo que eras vos, pero no.
De pronto cayó una llamada
que todo lo cambió, una
simple pregunta que una
gran duda abrió.
Colgué la llamada y en el
diario busqué, una foto
de un accidente y tu
nombre en él.
95
Mis manos temblaban y mi cuerpo también, te
me habías ido y no lo podía creer.
Quedé muy shockeada,
el teléfono apagué,
mis ojos se inundaron,
las lágrimas cayeron mientras gritaba a
todo pulmón un porqué.
Así sin comprender, mi mundo cayó, esa
tarde en casa mi mundo se derrumbó, esa
maldita noticia que recuerdo hasta hoy.
96
A través de mi ventana
Quiero saber el día en que
podamos los dos juntos estar, el
día en que pueda abrazarte sin
ocultarle al mundo este arte.
Y mil veces más, poder decir
no quiero callar lo que
siento por ti, cada segundo
contigo es un mil.
¿Cómo olvidar el día en que
justo te vi pasar? Detrás de mi
ventana, oculta en las
sombras, esperando que pases
una vez más.
Cada mañana, tarde o noche,
yo te esperaba en mi ventana, te
observaba en calma y sin darme
cuenta me enamoraba.
97
Poco a poco ya te extrañaba.
Ya te anhelaba.
¡Cómo olvidar esa mirada!
El primer hola, y esa llamada. Cómo
sin querer cada día esperaba un
mensaje tuyo por las mañanas.
Sin darme cuenta ya te quería, y al
verte sonreía. Pasó el tiempo y
embobada quedé, de una sonrisa
que eriza mi piel.
Con un abrazo ahoga el frío, y con
un te quiero derrite el hielo. Su
calor, y su mirada, su forma de
ser, me trae enamorada.
Mil veces más, poder decir no
quiero callar lo que siento
98
por ti, ya nunca más volver a
ocultar.
99
“Está bien, estoy bien”
Iba lento por la arena camino al mar,
se sentía la brisa suave del atardecer,
y se veía cómo el sol iba tocando de
a poco el mar.
A paso lento, pero apresurado. Ahí
estabas, frente a mí de espaldas, tu pelo
se movía al compás de la brisa, mirabas
con calma el mar y escuchabas atenta el
sonido de las olas.
Tenía miedo a cada paso que daba, pero
también estaba emocionada.
“Está bien, estoy bien. No pasa nada, todo va a estar bien.”
Dijiste y te abracé.
Te abracé como nunca antes,
Como si tuviera miedo de que te
desvanecieras junto con la arena en la
brisa del ocaso.
100
Lo hice con dolor, con
opresión en el pecho y
en el corazón.
Porque sabía que no era real.
Pero volví a sentirte una vez más,
volví a sentir el abrazo de madre,
el que hacía tiempo no sentía, el
que cada día anhelaba.
Te abracé fuerte, sin querer soltarte,
te abracé con todo el amor que tenía.
Y también con todo el dolor que llevaba dentro.
Ya todo oscurecía,
“Estoy bien, voy a estar bien, te amo”.
Y te fuiste, te desvaneciste entre mis
brazos, las lágrimas caían y el contacto
se perdía, se iba mientras el sol se
101
apagaba, mientras con dolor
despertaba.
El sueño acabó, y un
día triste comenzó.
102
Alas
Ser dueña de mis propias alas. Algo que
siempre quise pero nunca pude, las cadenas
abrazándome no me dejaban volar, y aún si
pudiera, muy lejos no podía escapar, me
retenían las duras y frías rejas de esta jaula,
llamada irónicamente, hogar.
Muchas veces la soledad fue mi mejor compañía. No
hablo del sentido “me gusta estar sola”. Sino que
me gusta el silencio, cómo soy en la soledad, en
quién me convierto y cómo soy cuando nadie ve.
Un espacio para mí, para analizarme, para pensar.
La soledad me abraza, pero no me aprieta.
El hogar lo hacía. Me limitaba.
Me dejaba al borde del colapso, me sentía incomprendida, sola.
Es ironía que teniendo hogar, me sintiera sola.
Y que estando sola me sintiera en compañía,
O al menos comprendida.
103
104
Seré fuerte
Le hice la promesa, pero
una cosa es hacerla y
otra mantenerla.
No puedes prometer algo sabiendo
que no podrás cumplirlo. le prometí
que sería fuerte y no pude.
Lo intenté, pero fallé. En cada ocasión respiré
hondo y recordé, “voy a hacerlo porque se lo
prometí”, pero al segundo ya estaba
desmoronándome, estaba llorando, estaba
rota, me sentía mal.
Sentía un gran vacío dentro de mí, ¿Cómo
hago para mantenerme fuerte cuando no
estás?
105
¿Cómo puedo mantener la promesa de
mantenerme fuerte si cuando se fue dejó un
gran vacío en mí?
Mi mundo se desmorona, mi vida cayó en
picada, es como si algo en mí se apagara,
como si algo que siempre existió dejará de
existir, como cuando al irse se haya llevado
una gran parte de mí y duele.
Dicen que el tiempo cura las heridas, que con
el tiempo las cosas se superan. Pero no es así,
tampoco aprendes a vivir con el dolor mucho
menos a soportarlo, no se puede, sólo vives
con ese dolor dentro que cada día te mata, te
quema y te carcome.
106
Necesito saber
Voy a ser sincera.
Me resulta completamente difícil escribirte esto, un
poco incómodo, hace mucho que no me dirijo a vos.
Pero, igual lo voy a hacer.
Necesito entender porqué.
¿Por qué a pesar de todo te fuiste?
Aún cuando te dí todo de mí, todo
lo que no tenía, todo lo que me
faltaba.
Quiero saber si te dolió. Si alguna vez pensaste
en cómo me dejaste, si alguna vez te
preocupaste, si siquiera sentiste una pizca de
remordimiento.
Quiero saber si vos también
te diste la vuelta, si también
107
miraste hacia atrás, si me
viste una última vez.
Entender tus razones.
Saber si después de tantos soles que te
regalé en la fría madrugada, seguiste
pensando en mí cuando te hacía
tormenta la soledad.
Sé que fue difícil, que
no fue nada fácil.
Intenté agarrarte, intenté sostenerme,
intenté abrazarme a tu amor que me
cortaba las entrañas; juro que me
rompí amándote, y duele, porque me
partió ver que ni eso fue suficiente
para que te quedaras, para que vos
también me abrazaras.
Pero decime, para que me soltaras así de fácil, ¿Hace cuánto habías dejado de
quererme?
¿Hace cuánto que había dejado de importarte?
108
¿Hace cuánto que ya no sentías lo mismo?
¿Cuándo fue que lo decidiste?
Y así, ¿alguna vez en la madrugada
te picó el remordimiento? Después
de todo el amor que te di, alguna
vez pensaste
“¿Cómo fui capaz de hacerle esto,
cómo pude romperla tanto?
Sentado en la oscuridad, ¿Alguna vez recordaste
cómo me abracé a vos mientras te hablaba por
medio de una llamada? ¿Te dolió escucharme
llorar y decirte que había otras formas, otras
opciones?
Después de todo, después de
que pasó el tiempo,
¿Volviste a pensar en mí?
¿Alguna vez me extrañaste?
109
¿Qué pensaste cuando al fin me fui?
Cuando dejé de escribirte, cuando
dejé de llorarte, cuando dejé de
expresarte mi dolor, cuando pude
volver a empezar, cuando volví a
sonreír de verdad, cuando volví a
amar.
Cuando ya estaba feliz, y bien.
¿Por qué volviste?
¿Por qué dijiste que me querías?
Me dijiste que nunca habías dejado de amarme, que
siempre te importé.
Pero entonces, ¿Por qué?
¿Por qué me hiciste tanto daño?
¿Por qué cuando cicatricé volviste a abrir mis heridas?
¿Alguna vez se te quitó el sueño por pensar
en todo lo que causaste en mí? ¿Te dio
insomnio pensar en mis lágrimas
110
derramadas a cántaros mientras te decía
“te amo”?
Cómo pudiste seguir con tu vida,
así de tranquilo, sereno, cómo
si nada hubiera pasado.
111
Sigo viendo la puerta
¿Sabes? Sigo esperando que abras la puerta,
que a las 12pm entres y me saludes, que me
cuentes cómo fue tu día, que te sientes
conmigo, que tomemos mates. Sigo viendo
la puerta, y el día pasa, y nada sucede.
Ya no volves.
112
La carta que nunca te escribí
He intentado por años escribir esta carta.
Contarte todo lo que sucedió desde
entonces. Cada detalle de mi desordenada
vida, pero que a alguien necesito confiar.
Cada día que ha pasado he pensado horas, y
horas en cómo comenzar, por dónde empezar.
Qué decirte, y cómo hacerlo.
Cada madrugada en desvelo intentando… llegarte
con mis palabras, pero llegaba el sol y lo único que
había conseguido era llenar el tacho de la basura
con intentos fallidos.
Decirlo que lo intenté noches y días, semanas
y meses, incluso años.
Y acá estoy, otra vez intentando.
Volviendo a poner el alma entre líneas.
Aunque sé que es inútil hacerlo.
Jamás vas a leerla, mucho menos recibirla.
113
Igual quiero intentarlo, una vez
me dijeron que de alguna u otra
forma tenía que sanar.
Y lo intenté con todo, pero no puedo.
Me hace más daño pensar en el
famoso ¿qué hubiera pasado si…? Y
me quiebra pensar constantemente,
quizás todo hoy sería diferente.
Sería irónico pensar que con el tiempo
mi corazón pudo haber sanado, pero
no es así, está tan roto como aquel
día.
Los días posteriores fueron los más difíciles.
¿Con quién hablaría ahora?
¿A quién abrazaría en tu ausencia?
¿A los brazos de quién correría?
114
Me canso de darle vueltas al asunto, a
lo mucho que tengo que decirte, pero
que aún no sé cómo hacerlo.
Tener que contarte dos años de
mi vida no es para nada fácil.
Mucho menos sabiendo que no
obtendré una respuesta, un
consejo siquiera.
Todo el mundo me dijo: “Lo siento, sé por
lo que estás pasando, pero ahora aunque
duela, tienes que seguir adelante, tienes
que ser fuerte… por tus hermanos, por
vos, con el tiempo va a dejar de doler”
Pero no, no dejó nunca de doler,
nunca dejó de quemar, nunca
pude ser fuerte, nunca pude
seguir adelante.
115
Te juro que lo intento, intento
mantenerme en pie, intento una y otra
vez no caer profundo, al principio lo
hacía por ellos, pero ellos estaban bien,
podían seguir.
Y ahora lo hago por mí, siento que de
alguna forma tengo que canalizar el
dolor que llevo dentro, que no es solo
emocional, lo siento.
Siento que el dolor me come las
entrañas, que estruja mis órganos,
siento que mis pulmones mueren, ya
no siento mi corazón palpitar, siento
que constantemente mi vida sigue
cayendo a pedazos.
Cómo ese día.
Cuando te fuiste.
Lo siento, rompí mi promesa.
No pude cumplirla.
116
Me pediste que sea fuerte, me
dijiste que todo estaría bien.
Me hiciste prometerlo, y
aunque no quise lo hice, quería
tu tranquilidad.
Pero no pude cumplirla,
juro que lo he intentado, y
he fallado.
Un día casi pongo fin.
No lo hice. Sé que si me vieras, si
estuvieras no me dejarías hacerlo,
jamás lo permitirías.
Muchas veces lo intenté, en
todas fallé, no sé si fue la
fuerza de voluntad, las
ganas de seguir viviendo, o
la promesa que te hice.
117
Pero acá estoy, siguiendo
adelante. Intentando
sobrevivir al dolor, a la
desesperación.
Intentando cumplir la promesa.
Sé que estarías orgullosa, y
quiero que así te sientas,
aunque estés ausente, y no
pueda verte, ni sentirte.
Aunque no pueda escucharte. En
el fondo de mi corazón, aún estás
viva, aún estás conmigo, aún
escucho tu sonrisa, en el fondo
aún puedo abrazarte.
118
Te esperé
Te esperé, lo hice cada segundo
de ese repetitivo día.
Tenía la esperanza de que
volverías, tenía la certeza
De que el mate no se enfriaría, de
que la puerta se
Abriría. Tenía la esperanza de que,
cuando yo me
Encontrara perdida, que me
mostrara indecisa ante
Distintos caminos, tenía la certeza
de
Que me encontrarías, porque
siempre
Te esperaba, porque sabía que sin
Importar dónde, siempre nos
íbamos a
Encontrar. Esa mañana nos
despedimos,
119
A la tarde pasarías por mí.
Juntas íbamos a terminar mi
vestido
Para la graduación, ¿te acordás?
Era
Blanco con turquesa, y tenía
apliques
Hermosos.
Aún faltaba medirlo, todavía me
quedaba grande,
Aún le faltaban muchos detalles.
Te esperé, nunca
Llegaste. El vestido todavía espera
que lo termines…
Aunque yo ya me gradué. El
vestido aún espera que lo use.
Todavía está como lo dejaste, a
medio terminar,
El hilo y la aguja siguen igual,
Solo que ahora en el fondo de un
cajón.
120
No volviste, el mate se enfrió.
Calenté
La pava reiteradas veces, te
esperé…
Nunca llegaste. Te esperé… todos
los
Días después de las 12pm. Nunca
Volviste a cruzar la puerta. Y
cuando
Llegó el día de mi graduación,
también.
Se supone que vos me ibas a
hacer el
Peinado, que vos me ibas a
maquillar.
Se supone que el vestido ya
estaría terminado, y que
Vos serías quien me arreglara. Se
supone que vos me
Acompañarías en ese día tan
especial, y te esperé.
121
Te esperé… pero nunca llegaste.
Redondeé el salón
Buscándote. Pero no estabas.
Quería decirte, quería
Mostrarte: “Mira ma, lo que logré
Gracias a vos”. Pero no estabas.
Todavía te esperaba, tenía la
certeza
Y la esperanza de que llegarías, de
que
Me darías un beso y me darías tus
Felicitaciones, de que me
abrazarías y
Lloraríamos juntas, aunque se
arruinara
El maquillaje que tanto nos había
Costado hacer. Pero no viniste,
Nunca llegaste. Te esperé.
122
Día de playa
Nos debemos un día de playa.
Cómo en el verano de 2019, un
día entero en Miramar.
Ese día la idea salió de vos, nos
levantamos temprano, sacamos
los pasajes y nos fuimos.
Para mí, fue el día más hermoso.
El día estaba genial, había sol me
acuerdo, pero también había un
poco de viento. De todos modos,
fue un día perfecto.
Tomamos sol, nos bañamos en el
agua fría, y después recorrimos un
poco el pequeño centro de
Miramar.
Nos sacamos varias fotos; en este
momento añoro los recuerdos de
ese día de playa.
123
El día fue perfecto, aunque
todavía no me perdono el haber
usado el celular en varias
ocasiones.
Fue entonces cuando te prometí
que el próximo viaje lo organizaría
yo.
Que iba a decidir cuándo y dónde,
y que esperaba que ese día,
hubiera sol. Como el verano de
hace tres años.
124
Sonrisa de dolor
Después de un tiempo, me
acostumbré a solo sonreír.
Aunque por dentro gritaba con
todas mis fuerzas que necesitaba
ayuda,
Y esperaba paciente, ansiosa y
con anhelo que, quizás alguien, se
diera cuenta del dolor que
escondía mi sonrisa, de las
lágrimas de tristeza que
disimulaba cuando reía a
carcajadas, o de lo fácil que me
reía de un chiste que ni siquiera
había sido gracioso.
De que alguien por lo menos se
diera cuenta de que al decir estoy
bien, no solo siguiera con la
conversación como si nada, sinó
que me mirase a los ojos con
125
sinceridad y me diga ¿estás
realmente bien?
Pero no, y no pude disipar la
tristeza que cada día me absorbía
más, ni mucho menos podía
mejorar o escapar de ese vaso
que ya estaba lleno y yo me
ahogaba en él.
Me estaba destrozando la cabeza,
me hacía trizas el corazón.
Y nadie se dió cuenta, aunque
supliqué.
Y el dolor me cambió, al final me
acostumbré.
126
En el aire
Te desvaneciste junto al sol en
aquella tarde de invierno.
Sentí cómo tus manos ya no
existentes rozaban mi rostro,
como tu cuerpo perdido en el
viento me abrazaba en la
oscuridad de Julio.
Te ví alejarte, te fuiste con el
viento, te desapareciste con
el día, te esfumaste en el aire.
Grité de dolor, me lancé a tu
cuerpo inerte en ese cajón. Mis
lágrimas cayeron en forma
de cataratas sobre tu fría piel, mi
calor se había ido. Se fue con vos
esa tarde. Casi me desvanezco en
el dolor que me dejaste para
siempre; y cuando fue verano, no
lo supe. Yo ya era invierno.
127
Su infierno
Solía conocer los demonios de su alma,
esos que espantaban a la gente,
pero que a mí me abrazaban.
Solía ser la tranquilidad a sus tormentos,
o al menos eso intentaba.
Corría cada tempestad para estar a su
lado, peleaba al peligro solo para
poder estar unidos.
Me importaban poco las amenazas,
si al final del día era él quien me
abrazaba el alma.
Curaba con sus sonrisas, mis locuras mas altas.
Sufrí junto a sus infiernos para poder
verlo contento, porque amaba sus
demonios, y adoraba su infierno.
128
Nostalgia
Juro que la mayoría del tiempo, intento, escribir una poesía alegre. Una
menos triste, menos nostálgica, menos dolorosa. Intento pensar en cómo
sería y como sonaría ese poema, pero no lo puedo plasmar. Solo logro
conseguir un verso triste, que al terminar y darle un punto final, me hace
llorar si lo leo en voz alta.
Comprendí que está bien. Que la nostalgia que siento está bien. Que si mis
palabras salen así, está bien. Porque es lo que siento, es lo que necesito para
sanar. Necesito poder soltar y aceptar.
Quizás necesito comprenderme más de lo que ya lo hago en estos pequeños
escritos, porque aún mi corazón no sana. Llora en las sonrisas que le regalo a
quien me ve. Y me cansé, me cansé de intentar sonreír todo el tiempo, me
cansé de intentar escribir una poesía forzada.Y entonces dejo que fluya. Dejo
que mis sentimientos me dominen, en especial, la nostalgia. Y el dolor. Dejo
que por largos días estrujen mi corazón, y así poder escribir. Escribir para
sanar. Escribir por terapia. Escribir para ayudar. Porque admito que soy una
persona cerrada, y que me cuesta hablar, que intento ser una persona de lo
mejor para no preocupar a nadie. Pero me canso. Y si me siento mal, lo
demuestro. Se me nota en la cara. No importa si sea, tristeza, enojo,
frustración, o nostalgia. Pero lo demuestro. Ya no oculto lo que me pasa.
Porque ocultarlo es seguir haciéndome daño, y ya no quiero, yo quiero brillar,
quiero estar bien.
129
Intentos fallidos
Intentas. Como ese día, no
desvanecerte sobre el suelo.
No desmoronarte sobre un
cimiento hecho.
Intentas, volver a tus sentidos una
y otra vez,
Aunque los pulmones te colapsen
por la falta de aire.
Aunque el corazón lata tan de
prisa que creas que morirás.
Pero es solo eso… una sensación.
Una que te hace creer que estás al
borde de la muerte,
Justo en la puerta del abismo.
Pero no.
Es la desesperación apretando tus
sentidos,
Arañando la poca felicidad que
tienes, y volviendote,
130
Un poco, menos cuerdo.
La sensación de que caes de un
precipicio,
Pero esta vez no es en la cama, no
es un maldito sueño, es real.
Y todo pasa en un segundo.
Sonríes a la vida y eres feliz,
Y al otro tu mundo cae en picada
luego de una llamada,
Luego de un balde de agua fría,
Luego de confirmar ese mal
presentimiento.
Y cuando te das cuenta, ya nada
es igual.
Tu mundo murió. Un gran vacío se
quedó en tu alma.
Desde aquel día. Desde aquella
tarde de invierno.
131
Después de tanto
Es la primera vez que me dirijo a
vos después de tanto tiempo.
Sé que no vas a escuchar lo que te
diga, o en este caso, lea.
Pero necesito hablarte. Antes que
nada, te quiero pedir perdón.
Hace mucho que no voy a
visitarte, y te pido perdón
también
Porque, sé que uno de tus miedos
de que te abandonaran, que
Nadie fuera a visitarte. Me
acuerdo que esa vez que me lo
contaste
Te prometí que si algo llegaba a
pasarte, yo nunca te dejaría,
Iría a visistarte todos los
domingos, que no te dejaría sola.
132
Perdón, no tengo el valor para ir.
Para mí vos no estás ahí, y
Todavía sigo creyendo que es
todo mentira, todo un pésimo
Sueño del que todavía no puedo
despertar.
Todavía sigo negándome a que no
estás, a qué no te fuiste, a
Que todavía estás acá. Todavía
espero que se hagan las 12 del
Mediodía para verte entrar por la
puerta. Porque sí. Todavía,
Con la pava caliente, te sigo
esperando.
Mi yo de hace dos años te sigue
esperando a la salida de la
Escuela, después de ese horrible
paseo escolar al teatro.
Aún sigo esperando que llegues
en tu polo rojo, el que tanto te
Gustaba, y tanto amabas. Aún
espero poder contarte lo
133
Tedioso que fue ese día, y lo
pesimo que la pasé ahí dentro.
En particular, porque desde ese
día, odio el teatro.
Todavía te sigo esperando con el
mate y la pava por la mañana
Después de levantarme, y por la
tarde cuando llego.
Ya casi no tomo mate sola, me
aburre. Vos eras mi compañera,
Y mi mejor amiga, no es lo mismo
sin vos.
A veces miro el mate listo con
cariño, también con nostalgia.
Recuerdo que siempre lo
utilizábamos en las tardes,
mientras
Estábamos afuera tomando un
poco de aire, disfrutando el día
O la noche, y mientras
hablábamos de nuestras
ocurrencias,
134
O de cómo había sido nuestro día.
Lo recuerdo con gracia. Nunca
usamos yerba y azúcar en el mate
Listo, nunca lo usamos para tomar
mate mejor dicho.
Me acuerdo que siempre
rompiamos una botella de hielo y
Tirábamos todo dentro, después,
le poníamos licor o whisky.
Pero nunca mate. Cualquier que
nos hubiera visto habría pensado
Que lo que tomábamos era mate,
pero nosotras nos
descostillabamos
De la risa por el alcohol encima.
Después de que te fuiste no volví
a hacerlo.
Ya no tomo licor o whisky en un
mate listo, ya ni siquiera tomo
Loco o whisky, porque me
recuerda a vos, y yo solo lo
tomaba
135
Con vos, era nuestra bebida. Y sin
vos, ya no tiene sentido tomarla.
Y no puedo hacerlo sin pensar en
que faltas vos, y que sin vos no
Puedo hacerlo, porque después
de tomar yo, ¿a quién le paso el
Mate listo con hielo y alcohol, en
vez de mate?
Ahora solo tomo cerveza, y
algunas veces tomo fernet.
Te cuento que no es lo único que
no he vuelto a hacer.
Desde que te fuiste no volví a
escribir. Tampoco volví a leer.
Dejé los libros, y los escritos. Me
consumió el dolor, y me pausé.
Con vos me gustaba hablar de lo
que había leído, y de los
Personajes de los cuales me había
enamorado.
136
Siempre te reías de eso,
especialmente cuando lloraba
leyendo,
Porque decías que era todo
mentira, y yo siempre te decía
que lo
Que sentía al leer era lo más real
que había sentido.
También me gustaba leerte mis
escritos, era la única que me
Escuchaba horas y horas. Decías
que te gustaba lo que yo escribía,
Decías que era hermoso lo que
transmitía, y que quizás, algún
día,
Debería de publicar un libro con
todos mis escritos.
Y con respecto a eso, me dijiste
que nunca bajara los brazos, que
Era buena en lo que hacía, y que
amabas que yo escribiera.
Incluso me dabas ideas a veces.
137
Después de que te fuiste, nunca
mas volví a escribir, ni a leer.
Incluso dejé dos años seguidos la
facultad.
Dos años así, sin nada, sin libros,
ni escritos. Hasta ahora.
Otra vez, después de tanto,
empecé a leer, ¿y sabés qué?
El primer libro que leí entero
después de dos años, me cayó
como
Un balde agua fría. La
protagonista había perdido a su
papá en un
Accidente automovilístico, así
como yo te perdí a vos.
Y cada vez que avanzaba al leer,
me dolía.
Yo no veía a la protagonista y a su
papá, en esa historia las
Protagonistas éramos nosotras,
con la diferencia de que
138
Nosotras no habíamos discutido
en la mañana, ellos sí.
Y todo el dolor que sentí no fue
por leer el libro y meterme
demasiado
En la historia, esta vez fue muy
real, y verdaderamente dolió cada
Palabra. Y quizás lo necesitaba,
porque ya casi no te lloro, te
extraño,
Eso sí, y mucho.
Entonces empecé a escribir, otra
vez. Empecé a esclarecer mis
Sentimientos. Porque si soy
sincera, no soltar todo este dolor,
me
Estaba matando, en sentido
literal, y sin exagerar.
Aún lo sigue haciendo, no voy a
mentirte, pero escribir me ayuda,
Y mas si escribo para vos, o sobre
vos.
139
Y quiero leerte mis escritos, y sé
que van a gustarte. Pero no
ahora,
Cuando te visite, cuando pueda
hacerlo, porque aún no estoy
lista.
Aún sigo esquivando esa parte de
la realidad.
Pero prometo hacerlo, prometo ir
a verte.
140
Despojo
Aún sospecho que esa tarde el
viento despojó mi alma.
Como cuando despojas una
margarita preguntando si esa
Persona te quiere o te ama.
Quizás en esa tarde aún el viento
soplaba cálido, no frío.
En la mañana se sentía como un
abrazo, y el sol a lo lejos
Calentaba mi cuerpo, se sentía
tranquilo. Aún podía sentirlo.
Y no me dí cuenta cuando el
tiempo fue despojando mi alma.
Quise evadirlo, pero ya era tarde,
o quizás, eso pensé.
Cuando el cálido sol de la mañana
no era más que un sol
Ardiente, un sol que quemaba,
uno que lastimaba.
141
El viento había despojado lento
mis lágrimas, y no me había
Dado cuenta. Quizás necesitaba
un poco de frialdad.
Ya no podía seguir así. Lento se
volvió frío.
Quizás porque no soporté el
dolor, quizás porque deseé algo
Que no debería haber deseado.
Quizás fue el karma. O no sé.
Pero el viento, esa tarde, despojó
mi alma. Y no me dejó llorar.
No me dejó gritar, no me dejó
sentir. No me permitió sufrir.
Y fue una obsesión compulsiva
seguir adelante sin más,
Con un alma despojada y sin un
rumbo por cual andar.
Y otra vez, quizás fue el karma. Y
lo agradecí.
142
Su cama
“En ese entonces nunca lo supe. Solo sabía que al correr a su lado y
guardarme bajo sus brazos, en su tan cómoda y acojedora cama, el mundo se
paralizaba, el tiempo se detenía, mis más grandes e inimaginables miedos,
desaparecían. Solo sabía, en ese momento, lo feliz que era, y lo afortunada…
aunque eso, lo aprendí después. Luego me dí cuenta.
Con mamá el mundo siempre fue un lugar seguro, un refugio en tiempos de
angustia y horribles tempestades, y era hermoso. Lo era en las mañanas, en
las tardes, en las noches, cada segundo del día.
Pero, nada, como cuando me acostaba a su lado, en su cama. Cuando la
rodeaba con mis débiles brazos y le contaba por horas, lo duro que la vida me
había golpeado, o lo mucho que me dolía algo y cómo era incapaz de soportar
tal dolor, o lo tanto que anhelaba algo, la mayoría de las veces, que ella fuese
eterna, que me dure para siempre.
En su cama derramaba las lágrimas junto a su lado cuando no podía hacerlo
en la mía, que era tan común.
Sin importar cuándo, o a qué edad, en qué momento, ella siempre fue el
refugio de mis tormentos, de mis tan estúpidas lágrimas a corta edad, que
seguro eran porque alguien me había roto el corazón, o porque algo no había
salido como me hubiera gustado. Ella siempre estuvo ahí, aunque mis mejores
recuerdos, transcurrieron en su cama, a su lado.
Pero te fuiste. Y me dejaste sola en un mundo cruel, lleno de camas vacías, y
frías, sin ningún recuerdo.
Y tu cama, mamá, se volvió fría, se volvió inhabitable, murió junto con vos, en
una tarde frío de invierno, y ahí quedó, cómo en el cajón de los recuerdos,
pero no tan así.
143
Desde ese día, siempre evité verla, siempre evité tocarla, siempre evité
acercarme. Evité y negué por un largo tiempo que, esa cama, no era tuya, era
de alguien más, un desconocido, pero no tuya. Tu cama no era así, ni mucho
menos se veía así, tan sola, tan frívola. Porque, no estás vos, no está tu
sonrisa, tan se siente tu calor. Solo es una cama más, una cama llena de
recuerdos, llena de momentos entre una madre y una hija, una cama fría,
ahora, en una habitación vacía. O en un gran cajón de los recuerdos.
No puedo, perdón. Todavía no puedo siquiera acercarme, aunque sigo
esperando con ansias un día pasar por la puerta de la habitación y verte ahí,
sentada, esperándome con los brazos abiertos, y una sonrisa de “todo va a
estar bien”.
No puedo, aún sigo sin aceptar que no estás.
Vivo en la negación pura desde que te fuiste, y sé que pareve obsesivo, pero
sigo buscando tu cama.
Sigo buscando y rebuscando ese aroma a vos entre las cobijas, sigo respirando
hondo a ver si encuentro tu esencia en esa frívola habitación. Sigo
acomodando las cosas tal cual a vos te gustaban, porque si venís, que eso
espero, sé que te gustaría que esté todo tal cual lo dejaste cuando te fuiste
esa mañana.
Hay días que sí, y hay días que no. Odio entrar, y aunque todo esté frío y
oscuro, me siento cerca.
Así que tomo todo el valor que me queda y entro.
Me acuesto un rato en tu cama, aunque esté fría, aunque ya no sea tan
acojedora como antes, y mientras veo el techo, te hablo.
Te cuento de mis días, de mi vida. Te cuento cada detalle de lo que pasa, y
lloro mientras lo hago. Porque, hago de cuenta que me estás escuchando,
aunque no estás ahí, no estás a mi lado en la cama, ni estás en la misma
habitación que yo.
144
Y por un tiempo ese lugar estuvo guardado en el lugar de los recuerdos, por
dos años, por dos años fue una habitación clausurada. Una a la que visité seis
o siete veces, porque me hacía mal, porque no te veía al entrar, porque no me
respondías cuando te hablaba.
Cuando la vida empezó a doler y quemar tu ausencia, me atreví a entrar. Solo
los domingos. Y luego un poco más.
Y la vida ya no dolía tanto, ahora solo iba curando cicatrices, tu cama volvía a
ser mi refugio, el que tanto necesitaba, y anhelaba”.
Lo escribí para vos. Espero que te guste. Me costó muchísimo escribirlo, sabes
que fue demasiado complicado cuando pasó. Que no fue nada fácil procesar lo
sucedido. Nunca terminé de comprender el porqué. Y mientras lo intentaba
me aferraba a mi cama. Fue mi pequeño gran refugio después de todo lo que
pasó ese día. Digamos que, mi habitacion lo fue por un largo tiempo. Dejé de
hacer muchas cosas después de que te fuiste, una de esas fue sonreír, y si lo
hacía era una risa forzada. Me costaba mostrar una reacción alegre. Y mi cara
ya estaba hinchada de tanto lllorar en las madrugadas, ¡pobre de mi
almohada! Se aguantó cada lágrima mía derramada, peor aún soportó mis
gritos ahogados. No quise nunca que alguien me escuchara, así que mi cama
fue la testigo de mis largas noches en vela, de mis llantos interminables, de mi
corazón roto, y mi cuerpo vacío.
Ya sé que te dije que me mantendría fuerte, pero no pude hacerlo. Me
quebré. Me rompí como un cristal cuando cae, con todas sus partes hecha
trizas.
Mamá, te pido perdón. Porque incumpli mi promesa, casi muero. Caí muchas
veces, y casi nunca pude levantarme. La cama me sostuvo en la mayoría, y me
abrazó cuando hubo frío. Pero mi cama lo hizo, porque como dije atrás, tu
cama se sentía fría.
Viví más tiempo en la cama que en otra parte. Nos habíamos vuelto carne y
hueso. Hasta que empezó a arder, hasta que empezó a quemar. No sé si la
145
costumbre de estar ahí envuelta, si las noches en vela empezaron a
dominarme demasiado, pero ya quemaba. La negación me estaba matando, y
evadir tu cuarto, lo hacía el doble. Y empecé a retomar las riendas otra vez.
Me levanté, aunque caí. Y pude hacerlo. Lo hice. Caminé hasta tu cama, y
abracé tu almohada, que aún conservaba tu aroma. Y comencé a sentirme
bien, lo juro. De a poquito pude volver a respirar.
Cómo pude, rompí la barrera de la negación. Primero tu cuarto, luego tu
cama. Ella volvió a ser mi refugio, y volví a hablar de la vida con vos acostada
en ella.
El siguiente paso fue venir a verte.
Perdón por tardar tanto, pero hice lo mejor que pude. Y cómo sé que siempre
te gustaron mis escritos. Te escribí un poema. Te amo mamá.
146
La playa
Es que no paro de pensar, en
aquella tarde frente al mar,
cuando al fin nos vimos en esa
tarde de invierno frío.
Y las olas por detrás, junto a las
rocas chocaban.
Aún no puedo olvidar, lo que sentí
cuando te ví, un fuerte escalofrío
me recorrió la piel, no sé si por la
brisa, o por la emoción de
volverte a ver.
Ya lo sé, ya sé que me habías
prometido que nos volveríamos a
encontrar.
Recuerdo muy bien que dijiste:
“Atenta a los próximos días, voy a
volver, mientras voy a estar bien”,
y me sostuviste de los hombros
147
mientras sonrrisa y me decías:
“Mientras, cuídate”. Y te fuiste.
Desde entonces vivía atenta a
cada situación, a cada persona, a
cada momento, a todo lo que en
realidad pasara. Porque me dijiste
que volverías, pero nunca me
dijiste cuándo, ni cómo.
Así que varias noches me quedé
despierta, me quedé sentada
sobre la cama esperando oír el
sonido de la puerta principal
abrirse, me quedaba horas y
horas haciendo cualquier cosa
para no dormirme.
Llegué a obtener una pequeña
obsesión en cuanto a tu regreso, y
aunque a veces parecía que no le
daba importancia, la verdad es
que sí.
Sabía muy bien que podía ir a
verte, pero nunca pude dar el
148
primer paso, siempre esperé a
que vos vinieras.
También te esperé en mis sueños
mientras cada noche rogaba
encontrarte en lo profundo de mi
dormitar. Pero no, y si lograba
verte te olvidaba al día siguiente.
Sí, lo recuerdo. La última vez que
nos vimos fue acá, en la playa.
Vos estabas sentada frente al
mar, y yo te ví a lo lejos.
Me da risa pensar que acá sea el
único lugar donde más
coincidimos, a vos no te gustaba
la playa, la odiabas. ¿Es irónico
no? A veces pienso que acá,
porque este lugar transmite paz,
porque acá podemos ser
nosotras, porque acá nos da esa
tranquilidad y las ansias de,
quizás, volvernos a encontrar.
149
Te cuento que te escribí muchas
cartas, tenía pensado leerlas
cuando te viera. Pero no, ya pasó
mucho tiempo desde que las
escribí y supongo que, ahora, ya
no tienen validez. Así que
supongo que lo mejor, ahora, en
este momento, sería hacerte un
resumen de todo lo que pasó
desde que empecé a escribirlas.
Y estoy más que segura que
mientras me escuches, te vas a
dar cuenta de la gran falta que me
hacías en ese momento, y de la
falta que me haces ahora.
Porque no importa cuándo, ni en
qué momento, ni mucho menos la
edad que tenga, siempre vas a ser
esencial en mi vida. Siempre te
voy a necesitar.
Te creí las primeras noches
cuando me dijiste que estabas
150
bien, aunque tu apariencia no
decía lo mismo y tus ojos mucho
menos. Te creí cuando me dijiste
que volverías, que no sufra tanto,
que todo era un mal sueño.
Y lo pienso, bastante. Tenías
razón, volviste, pero no como yo
quiero que siempre vuelvas. Y
creo que sí todo es un mal sueño,
entonces yo me dormí con vos
esa tarde de invierno en la ruta
88. Recuerdo que me dijiste
“Estoy bien, hija. Te amo”. Y todo
se apagó, para ambas, al instante.
Sigo creyendo que es imposible
no sufrir, no puedo no hacerlo.
Y sé que, si la única forma de
verte es transportarme a la playa,
en invierno, y dormida. Viajaría a
donde sea donde hay una playa y
que en ese lugar siempre sea
invierno. Porque no me gusta
151
verte cada tanto, quiero verte
siempre, aunque no siempre es
invierno, y no siempre estoy
dormida.
Y esta vez no, pero la próxima
quizás sabiendo que voy a
encontrarte, traería el mate. Y
nuevamente te confiaría mis
penas más horrendas, te contaría
como siempre qué es lo que hace
que me ahogue en llanto, o qué
pasó.
Pero esta vez, me dedico a
abrazarte, porque te extraño. No
seysi te diste cuenta. Y espero y te
prometo, que la próxima vez que
nos veamos, no va a ser tan lejos,
va a ser dentro de muy poco.
152
Calmada ansiedad
Golpearon la puerta de mi habitación después de
que te fuiste, creí que eras vos y que habías
vuelto. Estaba destrozada sentada en la cama, no
sabía si abrir o dejar que siguieran golpeando, al
tercer llamado reaccioné, me levanté con los ojos
hinchados y abrí.
Me quedé inmutada en el arco de la puerta, había
vuelto. No la esperaba, aunque muy dentro sabía
que volvería. Hace tiempo no la veia, y hacia
tiempo no sabía nada de ella.
Mi corazón saltó, me sentí perdida. Y comencé a
hacerme preguntas, otra vez comencé a pensar de
más las cosas, y me preocupé demasiado.
Ella seguía ahí, con la misma personalidad de
siempre. Pero esta vez, otra vez, me movió el piso
como la última vez que la tuve enfrente. Otra vez
me dejó atónita sin nada que decir, pero con
mucho que pensar.
Y no sé por qué. Pero la dejé pasar, como acto
reflejo creo, nunca le negué el paso a nadie. Y la
dejé entrar. Cerré la puerta, y cuando me di la
vuelta, comencé a llorar. Y me abrazó, y fue peor.
En sus brazos volví a temblar, la respiración se me
aceleró y se volvió más fuerte mi palpitar.
Odié volver a dejarla entrar, le grité que se fuera,
pero no me quiso soltar. Le supliqué que yo estaba
bien, que este mal que ahora sentía iba a pasar,
pero me ignoró, y me hizo callar.
Entonces peleé en silencio, me desprotegi, y no
sabía que hacer. Y comencé a temblar, pero no
hacía frío, el clima estaba bien, yo era quién
153
estaba mal. Y quería gritar, pero el llanto me
aprisionaba las cuerdas, no pude defenderme.
Quise esconderme de la lluvia, pero esta no era
literal, era la lluvia de pensamientos que
encandilaba a mi mente, y los rayos que con
fiereza me hacían doler el alma.
Ella estaba ahí, sin querer irse aún. Y yo la veía, y
no hacía más que reír. Y no pude calmarme,
porque la ansiedad nunca se quiso ir.
154
Casi perdida
Me perdí tratando de buscarte.
Entre las sombras de los árboles,
Entre los rincones de las paredes.
Intenté acelerar el paso para hallarte
Pero tú ya no estabas.
No estabas ni por aquí, ni por allí.
Quedé eufórica de tanto gritar,
Ya no podía llamarte de ninguna forma.
Busque en cada rincón de la ciudad,
Y habías desaparecido.
Le preguntaba al mundo de ti,
Y nadie te recordaba, nadie te
Había visto.
Grité al cielo, grité a la nada, pero
Nadie respondió.
Busque por todas partes, me cansé.
Pero al fin te encontré.
Era yo quien se había perdido ahora,
Pero lo importante es que sabía
Dónde estabas tú.
155
Dolorosa afición
Que no sé cómo explicarte lo que siento.
Que la sonrisa me inunda el rostro y el brillo en los ojos se me nota a
kilómetros.
Que me duele el corazón cuando te veo partir, que no soporto cuando estás
lejos de mí.
No sé cómo explicar que no solo te quiero. No sé cómo decirte que es algo
más.
Puedo expresarte con total sinceridad cualquier cosa, menos, ser clara con lo
que siento.
No puedo ni siquiera negarte un perdón, aunque me hagas pedazos.
No puedo decirte que no vuelvas, porque siempre voy a esperarte.
Y sé que aunque vos tengas tus propias reglas, y yo tenga las mías, ambos
sabemos que estamos hechos para romperlas.
Que a veces me duele tu indiferencia, pero me sana el alma cuando volves.
Que se me derrite el alma cuando me miras, que todo alrededor se apaga
cuando me sonreís.
Y me doy cuenta que te quiero más de lo que imaginaba, y que no importa
cuánto te vayas, siempre te voy a querer igual.
Y cómo no vas a ser mi debilidad, si solo vos con dos palabras me llenas de
amor.
Siempre nos dijimos en silencio, que aunque el mundo o mil amores se
interpongan, siempre íbamos a pertenecer al otro, en silencio, a la distancia, o
juntos.
156
Casi algo
Una vez, por pura y plena curiosidad me pregunté qué dolía más, si un ex
novio a quien había conocido, amado y tenido. O un casi algo que siempre
amé, pero nunca pude tener.
La pregunta quizás era vaga, porque nunca supe la respuesta exacta. Porque
todos mis ex novios me dolieron, todos me marcaron un poco el alma, y no
sabía que había otro dolor aún más grande hasta que lo conocí a él.
Se puede decir que fuimos todo, que nuestras almas eran la una para la otra,
que encajamos perfectamente bien, que nos amábamos, en silencio, pero lo
hacíamos.
Que nunca hubo peor engaño que no habernos dicho la verdad cuando
debíamos hacerlo. Que nos dejamos morir sintiendo fuego, y por eso nuestro
todo, llegó a ser nada, sinó un casi algo.
Y por eso siempre dolió más, porque sabíamos que nos amábamos, pero no
teníamos el valor suficiente para expresarlo. Porque la guerra de amor
continuó estando separados, mientras con la mirada nos decíamos “te amo”.
Nuestra falta de valentía fue la razón de nunca poder ser. Porque amor
siempre hubo, solo faltó fe, faltó valentía, faltó honestidad.
Lo viví, y me quemé. Mentiría si dijera que lo olvidé, porque sigue quemando
su ausencia. Y sigo gritando en silencio que lo amo, y me duele verlo de lejos.
Y aparto la mirada para que no se dé cuenta, pero es en vano. Porque ni
siquiera sonriendo a carcajadas o intentando amar a otra persona puedo decir
que lo olvidé. Porque nunca fue así.
Entonces lo supe, cuando lo conocí a él, supe la respuesta a mi pregunta.
Siempre duele más un casi algo… porque siempre, fue todo. Incluso más que
un ex.
157
Una carta más
Pasó mucho tiempo desde la última vez que te escribí. Lo siento mucho. ¿Por
qué? Pensarás. Bueno, por todo en general. Sé que tengo que soltarte, sé que
tengo que dejarte volar. Sé que soy egoísta al no hacerlo, porque te quiero acá
conmigo, a mi lado, aunque no estés. Sé que te estoy agarrando fuerte,
porque me duelen las manos, y sé que te querés ir, te lo estoy suplicando
desde ese día. Perdón por aferrarme tanto a vos. Pero no sé cómo soltarte, o
sí sé, pero no quiero. Sabes que soltarte implica aceptar lo que pasó, y yo
todavía no lo acepto. Todos me dicen que me estoy haciendo mal, que me
estoy destruyendo, que me estoy hundiendo en la tristeza, peor aún, en el
pasado. Pero ahí estás vos, y si vos te fuiste, yo quiero irme con vos. Te dije
una vez que sin vos no era nada, y que si a vos te pasaba algo yo me moría.
Bueno, es verdad, no morí físicamente, pero sé que estoy muriendo por
dentro. Todos me dicen que tengo que soltarte para poder seguir con mi vida,
pero es muy difícil sabes. Siento que si te suelto, te pierdo. Pero también sé
que mi luz se está apagando por aferrarme tan fuerte a vos, a mi deseo de que
estés acá, y a algo que aunque duele, ya no va a volver. Tan solo te pido
perdón.
158
Gracias por haber llegado hasta acá.
Ahora hagamos algo, te propongo que vos, escribas tu propio
poema, lo que sientas, o lo que quieras.
Mis notas:
159
160
161
162
Macarena Arce - safecreative.org/work/2204070878868

Contenu connexe

Similaire à Emociones plasmadas

Similaire à Emociones plasmadas (20)

Oracíon a mí mismo
Oracíon a mí mismoOracíon a mí mismo
Oracíon a mí mismo
 
Timagen1162587-20160510
 Timagen1162587-20160510 Timagen1162587-20160510
Timagen1162587-20160510
 
Consecuencias de decir te quiero - Manu Erena.pdf
Consecuencias de decir te quiero - Manu Erena.pdfConsecuencias de decir te quiero - Manu Erena.pdf
Consecuencias de decir te quiero - Manu Erena.pdf
 
Alma desnuda
Alma desnudaAlma desnuda
Alma desnuda
 
2240967 gregory-colbert-080308-
2240967 gregory-colbert-080308-2240967 gregory-colbert-080308-
2240967 gregory-colbert-080308-
 
Fotos Gregory Colbert Con Una OracióN
Fotos Gregory Colbert Con Una OracióNFotos Gregory Colbert Con Una OracióN
Fotos Gregory Colbert Con Una OracióN
 
Petro marine energy services ltd oracion a_mi_mismo-9017
Petro marine energy services ltd oracion a_mi_mismo-9017Petro marine energy services ltd oracion a_mi_mismo-9017
Petro marine energy services ltd oracion a_mi_mismo-9017
 
OracióNam..
OracióNam..OracióNam..
OracióNam..
 
ORACION PARA UNO MISMO
ORACION PARA UNO MISMOORACION PARA UNO MISMO
ORACION PARA UNO MISMO
 
Oraci Namimismo
Oraci NamimismoOraci Namimismo
Oraci Namimismo
 
Oracion A Mi Mismo
Oracion A Mi MismoOracion A Mi Mismo
Oracion A Mi Mismo
 
Oración: Señor, que yo mismo...
Oración: Señor, que yo mismo...Oración: Señor, que yo mismo...
Oración: Señor, que yo mismo...
 
Oracion a mi mismo...
Oracion a mi mismo...Oracion a mi mismo...
Oracion a mi mismo...
 
Fotos De Colbert
Fotos De Colbert Fotos De Colbert
Fotos De Colbert
 
Oraci Namimismo
Oraci NamimismoOraci Namimismo
Oraci Namimismo
 
OracióN A Mii Mismo
OracióN A Mii MismoOracióN A Mii Mismo
OracióN A Mii Mismo
 
Oracinamimismo
OracinamimismoOracinamimismo
Oracinamimismo
 
OracióNam..
OracióNam..OracióNam..
OracióNam..
 
oracion a ti mismo
oracion a ti mismooracion a ti mismo
oracion a ti mismo
 
Un café en la luna?
Un café en la luna?Un café en la luna?
Un café en la luna?
 

Dernier

Escucha-a-Tu-Cuerpo-Lise-Bourbeau (1).pdf
Escucha-a-Tu-Cuerpo-Lise-Bourbeau (1).pdfEscucha-a-Tu-Cuerpo-Lise-Bourbeau (1).pdf
Escucha-a-Tu-Cuerpo-Lise-Bourbeau (1).pdfChristianCarrillo68
 
Enfermeria Pediatrica, Asistencia Infantil ( PDFDrive ).pdf
Enfermeria Pediatrica, Asistencia Infantil ( PDFDrive ).pdfEnfermeria Pediatrica, Asistencia Infantil ( PDFDrive ).pdf
Enfermeria Pediatrica, Asistencia Infantil ( PDFDrive ).pdfyanina06lopez24
 
La Consagración a Dios - Una forma de servir a Dios
La Consagración a Dios - Una forma de servir a DiosLa Consagración a Dios - Una forma de servir a Dios
La Consagración a Dios - Una forma de servir a Diosteofilo62
 
Practica el trazo silabas para niños. Pdf
Practica el trazo silabas para niños. PdfPractica el trazo silabas para niños. Pdf
Practica el trazo silabas para niños. PdfMeliTolosa2
 
Taller de autoconocimiento personal quien-soy-yo.pdf
Taller de autoconocimiento personal quien-soy-yo.pdfTaller de autoconocimiento personal quien-soy-yo.pdf
Taller de autoconocimiento personal quien-soy-yo.pdfHnaYuleisyMarielaMor
 
Planeación estratégica de la gestión de talento humano
Planeación estratégica de la gestión de talento humanoPlaneación estratégica de la gestión de talento humano
Planeación estratégica de la gestión de talento humanoStevenLopez150012
 
Curacion Interior- Psicología Espiritual.Pdf.pdf
Curacion Interior- Psicología Espiritual.Pdf.pdfCuracion Interior- Psicología Espiritual.Pdf.pdf
Curacion Interior- Psicología Espiritual.Pdf.pdfCynthiaSaid2
 
REFLEXION LA PARABOLA DEL HIJO PRODIGO.pptx
REFLEXION LA PARABOLA DEL HIJO PRODIGO.pptxREFLEXION LA PARABOLA DEL HIJO PRODIGO.pptx
REFLEXION LA PARABOLA DEL HIJO PRODIGO.pptxDavidFunes17
 
Confianza Total de Verónica de Andres y Florencia Andrés
Confianza Total de Verónica de Andres y Florencia AndrésConfianza Total de Verónica de Andres y Florencia Andrés
Confianza Total de Verónica de Andres y Florencia AndrésDiego Montero Cantarelli
 

Dernier (10)

Escucha-a-Tu-Cuerpo-Lise-Bourbeau (1).pdf
Escucha-a-Tu-Cuerpo-Lise-Bourbeau (1).pdfEscucha-a-Tu-Cuerpo-Lise-Bourbeau (1).pdf
Escucha-a-Tu-Cuerpo-Lise-Bourbeau (1).pdf
 
Enfermeria Pediatrica, Asistencia Infantil ( PDFDrive ).pdf
Enfermeria Pediatrica, Asistencia Infantil ( PDFDrive ).pdfEnfermeria Pediatrica, Asistencia Infantil ( PDFDrive ).pdf
Enfermeria Pediatrica, Asistencia Infantil ( PDFDrive ).pdf
 
La Consagración a Dios - Una forma de servir a Dios
La Consagración a Dios - Una forma de servir a DiosLa Consagración a Dios - Una forma de servir a Dios
La Consagración a Dios - Una forma de servir a Dios
 
Practica el trazo silabas para niños. Pdf
Practica el trazo silabas para niños. PdfPractica el trazo silabas para niños. Pdf
Practica el trazo silabas para niños. Pdf
 
PARA LEONARDO CIEZA - TEXTO RESUMEN.docx
PARA LEONARDO CIEZA - TEXTO RESUMEN.docxPARA LEONARDO CIEZA - TEXTO RESUMEN.docx
PARA LEONARDO CIEZA - TEXTO RESUMEN.docx
 
Taller de autoconocimiento personal quien-soy-yo.pdf
Taller de autoconocimiento personal quien-soy-yo.pdfTaller de autoconocimiento personal quien-soy-yo.pdf
Taller de autoconocimiento personal quien-soy-yo.pdf
 
Planeación estratégica de la gestión de talento humano
Planeación estratégica de la gestión de talento humanoPlaneación estratégica de la gestión de talento humano
Planeación estratégica de la gestión de talento humano
 
Curacion Interior- Psicología Espiritual.Pdf.pdf
Curacion Interior- Psicología Espiritual.Pdf.pdfCuracion Interior- Psicología Espiritual.Pdf.pdf
Curacion Interior- Psicología Espiritual.Pdf.pdf
 
REFLEXION LA PARABOLA DEL HIJO PRODIGO.pptx
REFLEXION LA PARABOLA DEL HIJO PRODIGO.pptxREFLEXION LA PARABOLA DEL HIJO PRODIGO.pptx
REFLEXION LA PARABOLA DEL HIJO PRODIGO.pptx
 
Confianza Total de Verónica de Andres y Florencia Andrés
Confianza Total de Verónica de Andres y Florencia AndrésConfianza Total de Verónica de Andres y Florencia Andrés
Confianza Total de Verónica de Andres y Florencia Andrés
 

Emociones plasmadas

  • 1. 1
  • 2. 2
  • 3. 3 © Ventana al Alma Macarena Arce Todos los derechos reservados Está prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, sin el consentimiento explícito del autor.
  • 4. 4 Dedicado a mi mamá Joana que desde el primer momento siempre me apoyó y estuvo para mí. -Gracias Ma
  • 5. 5 Un pequeño diario de emociones reclutadas en un mismo lugar, de emociones abiertas. Un lugar donde se plasmó cada sentimiento, un poco de dolor, un poco de amor, de felicidad e ilusión. Dejé el alma entre las líneas y cada página de este libro.
  • 6. 6
  • 8. 8
  • 9. 9 Naufragio al corazón Suelo naufragar por mi mente hundiéndome en los efímeros fragmentos de los recuerdos que alguna vez tuve, que alguna vez viví, que alguna vez deseé que no acabaran. Me inundo en las promesas que alguna vez me hicieron, recorriendo los laberintos de mi cabeza, pero no encuentro explicaciones. A medida que voy pasando veo imágenes, veo personas... Me veo a mi misma, feliz sin ningún daño, miro hacia arriba y se proyectan abrazos, besos, sonrisas. A las personas con las que alguna vez me sentí bien, miro a mi alrededor analizando y tratando de encontrar explicaciones de porqué todo terminó, porqué ya nada es igual.
  • 10. 10 Pero no encuentro nada, solo encuentro tristes despedidas, y a veces un silencioso y doloroso adiós. Intento viajar a mi corazón a ver si allí encuentro algo, pero mi mente se niega rotundamente a averiguar qué es lo que pasa allí. Quizás hay más cosas de las que debería saber, cosas de las que tal vez no estoy lista. Quedarme ajena de los sentimientos, y quedarme con la razón, una forma de protección. Quiero analizar mi corazón, repararlo, curarlo, poder entenderlo y encontrar alguna forma de desenterrar a lo que tanto se aferra. Mi mente se niega, y mi corazón es egoísta, la mente quiere tener la razón culpando al corazón de lo que me pasa hoy. Y este culpa a la mente por pensamientos tan negativos y odiosos, tan directos que lastiman.
  • 11. 11 Solo necesito tiempo, Necesito encontrar la paz entre mis pensamientos y mis sentimientos, necesito que ambos puedan complementarse, entenderse. Necesito volver a sentirme viva. Necesito la calma después de tanto caos.
  • 12. 12 El silencio de la noche La noche se encuentra fría. Hace meses no había una noche tan intensa y oscura como esta. Todo es silencio donde me encuentro, frío, extraño y triste. Solo puede escucharse el sonido de la brisa, de los grillos a lo lejos, aún así reina el silencio en la habitación. Las noches como estas me ahogan en los recuerdos, algunos que quisiera olvidar, cosas que no me gustaría recordar o que en otro momento no ocupan mi mente. Me pican los ojos, puedo sentir el enorme nudo que se ha formado en mi garganta, y ese dolor en el pecho, se me estremece todo el cuerpo.
  • 13. 13 Inevitablemente me pongo a pensar en todo lo que me rodea, las personas a las que quiero, y no puedo entender qué sucede, que hay de malo conmigo. No puedo hacerme una idea clara de porqué algunas personas se alejaron, por qué me lastimaron o por qué ya no están. No encuentro razones, no encuentro motivos, y me sofoca la desesperanza. A veces me echo la culpa de lo que sucede. Me culpo por ser una mala hija, amiga o hermana. Me culpo y me agarra el odio por no ser lo suficiente, por lastimar inconscientemente a quienes amo.
  • 14. 14 Por no ser lo que todos esperan, por no ser el orgullo de alguien. Una persona especial. En las noches como estas es cuando más deseo nunca haber cambiado. Haber podido cumplir esa promesa que años atrás había hecho. Soy consciente de que el tiempo pasó, de que la gente cambia, de que yo misma cambié. Lo sé, soy totalmente distinta. Ya nada es igual. El tiempo, las personas, todo tuvo su parte y su lugar en mi vida. Diferentes causas me obligaron a cambiar, aunque no quisiera, aunque no me diera cuenta.
  • 15. 15 Voy a admitir que me duele voltear al pasado y ver cómo era todo tan distinto. Al fin y al cabo, luego de tanto daño, tanta traición, mentiras, cambios y dolor, uno cambia, no es el mismo. Todo se vuelve un mar inquieto esperando la calma. Nada jamás vuelve a ser lo mismo, aunque así lo deseemos. Quizás la noche podrá tener su día y la tormenta su arcoíris, pero un corazón lastimado solo tendrá cicatrices el resto de su vida.
  • 16. 16 Miedo al dolor Me doy cuenta pero no lo quiero admitir. Me doy cuenta de que las cosas están volviendo a suceder, y no puedo hacer nada para impedirlo. Y duele más que mil infiernos juntos. Duele no poder detener el tiempo. No poder cambiar las cosas. No tener el valor suficiente para enfrentarlas. Duele caer y no tener dónde sostenerse. Absolutamente todo duele, me mata lentamente… como si tuviera un puñal que poco a poco va introduciéndose en mi pecho.
  • 17. 17 Me duele ver como personas que amo van desapareciendo poco a poco de mi vida. Ya nada es lo mismo de antes y me destruye por dentro. Me rompo porque no sé las razones, ni los porqué. Me entra el miedo profundo. El miedo de volver a querer. De volver a amar. De volver a confiar. El miedo de que se vayan, de que me dejen. El miedo constante de volver a salir lastimada, otra vez.
  • 18. 18 El último abrazo Por un milésimo segundo que parecía eterno, mi corazón se detuvo en el instante que me abrazaste. Me tomaste desprevenida, por sorpresa. Quedé helada ante el contacto de tu cuerpo con el mío. Quedé con los brazos bajos, con la respiración entrecortada. Me di cuenta de tu repentina acción, levanté mis brazos lentamente sin pensarlo y también te abracé, lo hice despacio no quería que te fueras. No quería que ese cálido y perfecto abrazo se rompiera.
  • 19. 19 Te abracé con todas mis fuerzas, me sentí realmente completa, sentí cómo en tus brazos me calmaba, cómo encontraba mi paz. Pero se rompió. Aun así todo en mí volvió a juntarse. Mis pedazos rotos habían sido unidos con un solo abrazo, El tuyo. Extraño que vengas y me des calma cuando más la necesito. Que me tranquilices con tus palabras, que me des la paz que tanta falta me hace con tus cálidos abrazos. Te necesito a ti, te necesito en serio.
  • 20. 20 Un inaudible adiós A pesar de que te fuiste hace tiempo, de que llevas tiempo lejos, fuera de mi vida, aún no he aprendido a decirte adiós. En el intento de querer decir adiós, se me silencia la voz, se me borran las palabras, y mis ojos amenazan con soltar las lágrimas. Las mismas que retengo desde que te fuiste, las que nunca pude soltar por orgullo. Sé que me obligué a mí misma a olvidarte, tratar de superarte, pero con el tiempo era peor. El silencio, tu ausencia y mi corazón me decían a gritos que no podía ni quería olvidarte. Aunque muchas veces intenté decir adiós, mis palabras quedaban mudas ante el intento, en las noches intentando dormir, mis
  • 21. 21 pensamientos se ocupaban en traer nuestros recuerdos. Mientras más quería olvidarte, más te recordaba.
  • 22. 22 Una eternidad Siento que me desvanezco de la emoción. Los nervios fluyen como sangre por mis venas. La alegría inunda tanto mi ser, que me ahogo en sonrisas. No puedo evitar caminar y que mi corazón se acelere a cada paso. Un paso, un segundo, mil latidos. Mi corazón deja de palpitar por una milésima de segundo, Los nervios fluyen entre ambos. Vómito de emociones, palabras ahogadas. Me calmo ante el contacto de su cuerpo con el mío, no tardo en responder, lento, fugaz, efímero, hermoso. Es una eternidad en nada.
  • 23. 23 Una eternidad entre sus brazos. Una melodía de latidos a ritmo de tambores. La brisa, el sonido del mar, día gris con emociones de todos los colores. Una sonrisa, un te quiero, un “que esto sea eterno”.
  • 24. 24 Orgullo Orgullo. Una palabra, un sentimiento. El orgullo vive en nosotros. Es parte de nuestro vivir. Es lo que sentimos, lo que hacemos, y lo que decidimos. El orgullo mata. No sólo consume y nos maneja a su modo. Nos destruye sin que nos demos cuenta, pero que lo permitamos. El orgullo nos hace perder. ¿Perder qué? Nos hace perder a personas. Momentos.
  • 25. 25 Recuerdos. Y lo más importante, nos hace perder a las personas que amamos. Un malentendido, una palabra o una acción. El orgullo no nos deja ver las cosas como realmente son. De cierta forma, este nos ciega, nos cubre los ojos de la realidad. Nos pone en contra de la verdad. Nos aleja de quiénes amamos. Nos hace perder a un amor. El orgullo es malo. Pero después de que todo pasa, de que todo ha sucedido, nos damos cuenta de que, por culpa de nuestro orgullo, hemos perdido lo que mas hemos amado en la vida.
  • 26. 26 Pero ya es demasiado tarde para hacer algo al respecto. Por eso creo que, «hay que dejar el orgullo de lado y empezar a actuar, antes de que este actúe primero». Y nos quite todo.
  • 27. 27 Inolvidable ¿Cómo es que olvidas algo imposible de olvidar? Creo que no se puede. Aunque lo intentes, aunque jures olvidar, ese recuerdo, sigue ahí. No solo un recuerdo, también un momento, incluso una persona. Aunque intentemos por todos los medios, jamás olvidaremos algo que fue tan profundo, incluso, tan importante. ¿Cómo haces para borrar un recuerdo, momento o a alguien?
  • 28. 28 No puedes borrarlo aunque intentes hacerlo. Cada canción, película, lugar, objeto, o persona. Nos hará recordar eso que tanto intentamos olvidar. No se olvida fácil, no se puede. Y si algún día no lo recordamos, pues, lamento decirte que ha quedado guardado en algún lugar de tu memoria, en alguna ocasión, volverá, lo recordarás. “Jamás en la vida, se olvida algo que una vez, ‘fue tan importante’”.
  • 29. 29 Sueños Otra vez, una vez más. Otra vez despierto agitada en las penumbras de la madrugada. Una vez más el corazón me salta en el pecho. No puedo dejar de pensar en la realidad de ese sueño. En lo desesperada que estaba, la forma en la que huía, y no podía. Sueños confusos, reales, algunos similares a recuerdos. Fragmentos de sueños entrelazados, y sueños que dominaban mi sentir. Me recorre la angustia al despertar. La sudoración de la desesperanza se desliza por mi piel, me ahogo con la agitación y me cuesta respirar.
  • 30. 30 ¿Por qué? Me pregunto porqué. Porqué tantas veces lo soñé, porqué el mismo sueño, el mismo desenlace y el mismo terror al despertar. Y no puedo pensar. Me invaden las imágenes durante el día, le busco la vuelta. Y no entiendo. Parezco un robot sin vida. Los sueños se proyectan en mí como películas durante el día, para luego atormentarme en la noche. Todo es confuso, no los entiendo. Escucho voces, pero no veo a nadie.
  • 31. 31 Sucede en fragmentos rotos y complejos que no logro descifrar. Hay sueños que se repiten una y otra vez. Sueños que parecen recuerdos. Recuerdos de alguien, de momentos, de mi vida. Todo se proyecta en momentos específicos, pero confusos. Parece una ruta de niebla. Hasta que despierto.
  • 32. 32 Qué sucede Cómo evitas lo inevitable. Qué haces cuando el corazón comienza a desear lo indeseable. Cuándo ya no puedes controlar lo que sientes, cuando es imposible retractar tus sentimientos. Qué sucede cuando ya no hay vuelta atrás. Inevitablemente en algún momento sentí eso a lo que me frenaba. Pero retener los sentimientos solo ha logrado que se intensificaran más. El corazón comenzó a desear eso tan indeseable, tan prohibido para mí. No pude controlar mis sentimientos, era todo demasiado confuso.
  • 33. 33 No pude volver a atrás. Y tampoco quería.
  • 34. 34 Inhumana Beldad Matada de sueños y esperanzas. Creyente de amores imposibles. Apasionada del amor. Cansada de la traición. Vive al máximo. Siempre deja vivir. No se mete con nadie, no deja que la sobrepasen. Ella es mil cristales rotos por dentro. Y el más bello cristal por fuera. Tiene cicatrices en su alma. Y arte en su piel. Ella es más que simple humana. Es un ángel escondido. Ella es silencio y gritos a la vez. No se separa de su esencia.
  • 35. 35 Ella no sigue huellas. Ella transforma su camino dejando sus pasos atrás. Pisa tan fuerte en la vida que nadie puede olvidar. Tiene poesía en la mirada, es su ventana al alma. Tiene melodía en su voz, cautivando a quién la oye. No tiene vergüenza, es entrometida. No tiene miedo, y si lo tiene, lo enfrenta, lo pelea. No se deja vencer por criticas. Las críticas son su mejor amiga. Ella no es frágil, aunque así parezca.
  • 36. 36 Ella es fuerte, irrompible, única.
  • 37. 37 Duele Un día sentí con el alma. No era una sensación efímera, era sincera y profunda, tan potente que me asustaba. Amé y amo con el alma, me acostumbré a entregar el corazón, a darlo todo, a amar mucho. Y duele. Duele cuando amas, y no lo hacen igual, cuando tu amor es un juego, al igual que tus sentimientos. Me rompo en fragmentos,
  • 38. 38 me armo y desarmo amando, solo recibo un “perdón”, y en ocasiones un silencioso “adiós”. Amo con la intensidad del sol, y me responden con la frialdad de la luna. Doy todo, sin recibir lo mismo. Me convierto en sombra, intento reconstruirme después de la decepción, amar y no ser amada. Aún así hay tanto amor en mí. Puedo perdonar, dar oportunidades, amar con la misma intensidad. A veces no existe el daño. Aún así, a veces duele.
  • 39. 39 Vuelve a decir “te quiero” Déjame regresar el tiempo, Vuelve a decir te quiero. Déjame volver a tocarte, déjame envolverme Entre tus brazos. Di que lo sientes, que no has olvidado, di que recuerdas, que aún me amas como el primer instante. No sientas inseguridad, no ahora. Deja el orgullo, retíralo, vuelve con cariño, deja el dolor. No nos hagas sufrir, calla el miedo, calla el envolvente pensamiento de querer dejar todo atrás.
  • 40. 40 Vuelve a decir que me quieres, no tengas miedo, también te quiero. Aún lo siento, y sé que tú igual.
  • 41. 41 Solitario corazón Cálida noche de verano, con grillos cantando al unísono. Los árboles danzan al compás de la suave brisa. Las estrellas y la luna iluminan la solitaria plaza. columpios rotos, canchas abandonadas. Noche de olvido, quizás de dolor. Una plaza solitaria, igual que mi corazón. El viento me susurra recuerdos al oído.
  • 42. 42 La melodía de su voz, su aroma se siente en la brisa.
  • 43. 43 Cada día Un nuevo día. Frío, agotador y solitario. Cada día, aunque es nuevo, sigue siendo igual que los anteriores. Como cada mañana al despertar, me abraza la inquietud y la duda. Me pierdo entre pensamientos, me ahogo queriendo escapar de la realidad. “Todo va a estar bien”, me repito una y otra vez. “Nada es para siempre”, pienso mientras empiezo de nuevo.
  • 44. 44 Los pensamientos inquietantes, aunque finja que no, me absorben, me dominan por el resto del día. Tanto que me vuelvo inestable. Y así, vuelvo a repetir esas palabras. Palabras de aliento, las repito una y otra vez. Cuando no hay nadie más, Me tengo a mí misma. Me doy fuerzas. Me abrazo ante la tempestad. Cada día un nuevo miedo despierta, cada mañana se intensifica uno que ya tenía, el miedo crece, y me asfixia.
  • 45. 45 Trance emocional Explicarle al corazón la realidad nunca ha sido fácil, cuando tanto recuerdo cómo dolor interfieren en el camino de un fallido intento. Se me hace difícil encontrarme a mí misma, estando en una especie de trance dónde solo hay dolor, tan agonizante que hiere. Las cadenas de los recuerdos me retuercen el cuello, intento gritar pero el dolor me obliga a callar, me siento atrapada en la desesperanza. ¿Cuál es el pasado? ¿Cuál es el presente? Ya no puedo distinguir entre tiempos, entre recuerdos confusos, entre sueños vívidos y un corazón derramando el dolor.
  • 46. 46 Mi alma se estruja entre lo que quiero y la realidad, los pensamientos me nublan últimamente la razón y no me dejan pensar con claridad. Las emociones me juegan peligrosas trampas, personas, momentos, recuerdos. Ojalá pudiera librarme de este inquietante infierno, de mi mente.
  • 47. 47 Tempestad Como arena en las manos se disuelve mi sonrisa. Como secas hojas de otoño cruje mi corazón. La ligera brisa del viento se camufla con mi penoso sentir. Las olas del mar golpeando contra rocas, así me siento en la tempestad. El cielo guarda sus tristes lágrimas, estas me acompañan. El viento acaricia mi pelo y mi cuerpo. La brisa me envuelve lentamente, me sostiene paralelamente. La furia de la tempestad me abraza, el clima comprende.
  • 48. 48
  • 49. 49 Desvanecida Me veo en el piso destruida, quizás pudiendo estar en un mejor lugar, en una mejor situación, pero no. Veo como poco a poco, voy perdiendo esa hermosura que alguna vez tuve. Que alguna vez deseé. Yo me lo permití. Yo perdí. Porque yo misma me alejé de mí, yo misma opaqué mi vida, yo misma me causé daño, yo sola abrí mis heridas. Quisiera reparar el daño.
  • 50. 50 Querer volver a vivir, a sentirme viva, pero la vida muchas veces nos golpea de formas que no nos imaginamos. Esta es una de ellas. Una en donde yo fui débil, egoísta, y no pensaste ni un segundo en el daño que me causaría. Y aquí estoy, pensando que todo será diferente esta vez. Pero todos nos equivocamos y aprendemos de los errores, pero quizás yo no he aprendido de los míos. Me miro en el espejo, y es una imagen totalmente desconocida para mí, no soporto hacerlo.
  • 51. 51 Comencé a odiarme, porque no supe y no sé en qué me fallé, qué hice mal. Pero es lo que decidí, y ahora llevo las consecuencias de mis decisiones. Haber roto a quien me amaba por sobre todo. Todo este tiempo las he llevado, y aquí sigo, sin poder, intentando levantarme, cuando más lo necesito, sola. Nadie sabe cómo me siento. Siempre me muestro con una sonrisa, pero por dentro estoy destruida, quizás para muchos sea algo sin sentido, pero no es lindo verme y sentir que no valgo, llorar… y dibujar sonrisas.
  • 52. 52 Cada mañana sigo la vida, y pareciera que se repite siempre el mismo día, la misma secuencia. Alrededor siento que de a poco todo se me va de las manos, siento que todo se desvanece como arena en la tempestad. Incluso yo.
  • 53. 53 No te olvido Quiero olvidarte, pero cada vez apareces más en mis sueños. Antes cuando estabas nunca te había soñado, y ahora que te fuiste te sueño cada noche. Te veo en cada persona, en cada acción, en cada palabra, en cada canción, en cada gesto, y no entiendo porqué. Quiero olvidarte y no puedo. Te fuiste. Tu cuerpo se fue. Pero tu memoria y tus recuerdos siguen aquí. Te diría que vuelvas, para dejar de soñarte un poco, pero no quiero ir y perder mi dignidad. Creo que te extraño
  • 54. 54 pero… tampoco voy a admitirlo. Me dolió tu partida, más cuando te alejaste así de repente. Lo que más me dolió de eso fue la razón que me diste, que hubiera preferido mil cosas antes de escucharla. Me lastimaste con tan solo una palabra. Y aunque finja que no me duele y que ya lo olvidé, la verdad es que cada vez que toco el tema se me hace un nudo en la garganta y termino llorando. Lo peor de todo es que siento como si fuera hoy el día soleado donde me rompiste el corazón. Siento como si fuera hoy el día donde todo cambió.
  • 55. 55 Ella cambió Ella cambió las lágrimas por sonrisas, y la ganas de morir por disfrutar de la vida. Hay veces que el dolor nos lleva a hacer cosas que no hubiéramos imaginado que haríamos. Nos lleva a autolesionarnos y en el transcurso olvidamos que valemos. El dolor lentamente nos mata, nos come por dentro. Salimos a la calle fingiendo ser felices, sonriéndole a las personas con gran falsedad. Pero no nos damos cuenta que hay personas que sufren por nuestras acciones. No nos damos cuenta que hay personas que sí nos quieren. Solo que hay veces que no nos dejamos ayudar y nos hundimos queriendo desaparecer.
  • 56. 56 Pero aunque lo ignoremos, siempre hay una persona que está dispuesta a sacrificar todo por nosotros con tal de vernos felices. Que quiere que sonriamos de verdad y que volvamos a tener ganas de vivir. Esas personas sí que valen la pena. Esas personas son las que debemos tener en nuestra vida. Personas que sean una buena influencia para nosotros. Las personas malas, amargas, que apagan sonrisas cuando quieren, hay que sacarlas de nuestra vida, eliminarlas, apartarlas, alejarnos de esas personas. Nosotros no queremos morir, solo queremos que el dolor acabe y… a veces la mejor forma de hacerlo es hablarlo con alguien de confianza. Con una persona que esté dispuesta a escucharnos.
  • 57. 57 Esa persona no solo nos va a ayudar, sino que también nos dará un poco de su felicidad. Con personas así volveremos a sonreír, y dejaremos de sufrir. Es obvio que la vida es difícil y habrá problemas en el camino, pero no hay que perder las esperanzas, ni la sonrisa. Hay que pelear, y no dejarse vencer.
  • 58. 58 Perdida Perdida entre oscuras sombras, sin rumbo fijo en un camino confuso. Los sentimientos se acomodan para escapar, y el dolor me inunda sin piedad. Me araña la traición de un falso amor, me revuelve las entrañas, me golpea con fiereza. Me dañan las palabras, que antes me calmaban. El camino se achica en mi corazón, el frío de éste late sin pudor. Las lágrimas apuntan a un laberinto en mi interior, dejándome sin nada, y sin calma.
  • 59. 59 Partir Me parece inhumano ver cómo cada parte de mí cae al vacío y no puedo hacer nada. Cómo los fragmentos de mi piel vuelan al compás de la brisa, deshaciendo mi ser. Parece una visión borrosa, no logro conseguir verme. Me desvanezco como el fuego al apagarse. Me convierto en cenizas que el tiempo se encarga de hacer desaparecer. Las tristezas me apagan el alma
  • 60. 60 y me dejan sin vida, me comen por dentro y olvido quién soy. El dolor me llena de vacío y me estruja las entrañas. Araña las cavidades de mi ser y comienzo a desaparecer. Me golpea los recuerdos con fiereza, me empuja con fuerza al pasado. No puedo pensar con claridad, ya no puedo hacerlo sin antes romperme a llorar. Cada pensamiento retoca lo profundo de mi corazón, me duele el alma cuando sucede. Recuerdo que las cicatrices aún están ahí, que aún duelen, que aún soy vulnerable.
  • 61. 61 Que la brisa se siente suave, y los recuerdos insoportables.
  • 62. 62 Sin palabras Es increíble cómo te encontré. Cómo cada segundo a tu lado parece idealizar mi mundo de una forma maravillosa. Cómo estar a tu lado vuelve a la tormenta un mar en calma, cómo borra por instantes la infelicidad de mi alma. Cómo con tan solo roces haces de mi mundo uno mejor, destruyes lo malo armonizándolo de tal forma que llega a ser bueno. Y no es eso lo que me inquieta. Sino la forma tan simple y lenta que vas calando en mí, en mis huesos, la forma tan simple que tocas mi corazón. Esa forma desordenada que tienes para ordenar mi mundo y ponerlo en pie, cómo me desordenas los sentimientos y me haces caer. Esa forma tan peculiar que tienes de ver el expresarte con tal libertad que me haces presa de tus palabras. Tienes esa manía tan loca de poner mi mundo de cabeza cuando al principio era desastre, de tranquilizarme con tan pocas y profundas palabras.
  • 63. 63 Tienes el don de abrazar a la distancia, sin siquiera moverte un centímetro de dónde estás. La loca manía de amar profundo, aunque no sientan igual. Esa manera de sobrevivir al dolor. Aunque te estés rompiendo a pedazos. Esa forma tan peculiar de sonreír a la vida aún con el corazón en manos.
  • 64. 64 Las horas desvanecidas Una realidad inexpresiva, hundida en sueños esperando que sean verdad. Mil tormentas en guerra dentro de mí, fingiendo una vida tranquila en la oscuridad de personas ciegas a la verdad. Duele despertar cuando he tenido un sueño perfecto, cuando nada de la realidad se interpone, pero ahí voy. Me rompo en pedazos de cristal asimilando que ya no estás. Tu partida no sólo te llevo a ti. Se llevó mi vida y mi felicidad. Ahora sí vivo por vivir. No tengo razones fiables para seguir.
  • 65. 65 Ese empujón de atrás ya no está, el viento sopla muy fuerte y me lo arrebató de un soplido, un soplido que se llevó mi vida, mi sonrisa, y mis ganas de seguir. Un viento tan fuerte que me hizo desvanecer como arena en las manos de cualquier persona. Ha roto mis sueños mas profundos, tan atrayente que me tiró en la realidad. Golpeó tan duro, que dolió hasta el fondo de cada hueso, una caída sin fin, un agujero con metros y metros de profundidad. Me tiró al dolor, ya no me deja soñar. Asquerosa realidad.
  • 66. 66
  • 67. 67 Intentos Camino con sigilo por las calles, sobre la oscuridad y la luz, día y noche intentando hallarte, pero no encuentro tus pasos. Cada mañana al despertar toco tu puerta esperando que respondas, que me hagas pasar y no estás. Siempre anhelo verte, espero abrazarte, te busco y ya no estás. A veces pienso que fue mi culpa que ya no estés, y me abunda la tristeza. Aunque pase el tiempo y pierda la memoria, mi amor por ti va a seguir intacto, como cuando te vi por primera vez.
  • 68. 68 No quiero entender, no quiero vivir sin ti, ya no hay brillo en el universo, me siento fría sin tu presencia. Los sentimientos me golpean como el mar rompe contra rocas. Me rompo, me desvanezco, y vuelve a suceder una y otra vez. Cómo le explico a mi conciencia lo que mi corazón ya sabe. Aceptar la realidad nunca ha sido tan difícil, vivir sin ti, es como vivir sin razón. Intento entender qué fue lo que pasó. Intento sobrevivir al dolor que tu partida me dejó. Intento recordar nuestro último día juntas, intento no olvidarte. Hay noches en las que te pienso y no terminan más.
  • 69. 69 El tiempo pasa y se congela de a instantes. Los días se vuelven grises a pesar de tanto sol. Recuerdos confusos aparecen, y un último te amo me parte el alma. Intento caminar firme, pero las calles se vuelven montañas rusas haciéndome tambalear. Intento mantener los sentimientos ocultos, pero tu tan vívido recuerdo me carcome los huesos, destruye las paredes del encierro y me hace quebrar.
  • 70. 70 Máscara El dolor que llevo dentro está inundando todo mi ser, está convirtiéndose en una sutil sonrisa que adorna mi rostro. Es tan frecuente esta falsa sonrisa que de a poco y sin darme cuenta se ha convertido en una perfecta máscara que no sé cambiar. Un dolor inmenso, en un cuerpo pequeño. Una sonrisa hermosa con una mirada llena de tormento. Una máscara que mata a la realidad, una máscara que me mata de a poco. Una máscara que oculta la verdad de lo que realmente siento.
  • 71. 71 Infierno de amor Me invade la sombra del amor, la dulzura de la poesía encantada. Me apasiona la delicadeza de su alma, lo profundo de sus palabras. Me desenvuelve las entrañas, y ni cuenta se da. Me enloquece las arterias y no puedo respirar. me ataja las razones, y me devuelve las sonrisas. Me vuelve loca, y apasionada. Me atrapa con su melodiosa risa, me envuelve lento y sin prisa. Y eso tiene, qué no lo amo solo a él. Estoy amando sus defectos, más que sus virtudes. Estoy amando lo que es, y quién es. Estoy cayendo al infierno más hermoso que hay. Al infierno del amor.
  • 72. 72 Perdón Perdón si me oculto, si me desaparezco, no quiero herirte con palabras de las que luego me arrepiento. Me siento mal y necesito respirar, necesito asimilar lo que está pasando y lo que estoy sintiendo, perdóname, los pensamientos negativos me están consumiendo. No quiero hacerte daño, ni tampoco yo misma quiero hacérmelo. Perdón si me alejo, necesito respirar, necesito poder pensar con claridad. Me estoy ahogando en la tristeza,
  • 73. 73 me sofocan los recuerdos, y no puedo vivir con la culpa de lo que alguna vez en bronca deseé y se cumplió. No puedo vivir con todo esto y me está matando por dentro. Perdón si me alejo, no quiero hacerte daño, necesito estar bien.
  • 74. 74 La última vez Como todas las mañanas te miro a los ojos, luego de pronunciar tu nombre. Sonreímos, hablamos nuestras cosas mientras desayunamos. Una rutina diaria, a la que estoy tan acostumbrada, soles y tormentas siempre a tu lado. Te veo y soy feliz al tenerte. Planeamos nuestro día, aunque a veces por separado, cada uno toma su camino, a comenzar el día. Un nuevo día. El último sin saberlo. Nos despedimos como de costumbre, creyendo que volveríamos a vernos. Alargando la distancia.
  • 75. 75 Llegada la noche, pasadas las horas, recibí ese tan doloroso llamado. Mi alma se destrozó, debí haberte abrazado más fuerte. Lo que un día fue amor, en amargura se volvió. Cuánto deseo volver el tiempo atrás. Ya nada tiene sentido, si tú no estás. La tristeza me mata lentamente, cada día se vuelve una tortura el no tenerte. Ya no puedo ver las cosas igual, me cuesta creer que no regresarás. El dolor vive en cada esquina de mi ser, me consume como leña al fuego. Huyo del mundo y me encierro, me está matando no poderte ver.
  • 76. 76 Me estoy partiendo en trozos, sigo sin entender. Quisiera controlar el tiempo, para tenerte otra vez.
  • 77. 77 Rota Sentimientos reprimidos. Lágrimas al borde de caer. Dolor en el pecho. Nudo en la garganta. Pensamientos inquietantes. A veces no podemos con tanto, a veces solo nos queda fingir que todo esta bien y nada nos pasa. A veces solemos evitar las preguntas por miedo a reproches, retos o culpas. A veces solo nos lavamos la cara y salimos al mundo con una sonrisa. Pero no nos damos cuenta de que todo lo que guardamos, ocultamos y callamos, nos mata lentamente. Nos consume por dentro, nos hace delirar en sentimientos, nos hace
  • 78. 78 confundir con nosotros mismos y es ahí cuando llegamos al límite. Es ahí cuando nos damos cuenta de que todas las lágrimas que estaban al borde y tragamos nos hacen ahogarnos. Es ahí cuando llegamos al final, nos damos por vencidos y explotamos, es ahí cuando vemos que ya no podemos seguir. Es ese momento en el que admitimos que necesitamos ayuda, compañía, un amigo en quien confiar, una mano. Es ahí cuando necesitamos estar bien y dejar de fingir.
  • 79. 79 Ocaso de amor Caminando en la soledad de la noche, mis pensamientos se chocaron con nuestros recuerdos. Lluvia de tu voz en canciones y poemas, caía delante de mis ojos. Tu sonrisa adornaba e iluminaba la oscura y solitaria noche del presente, haciéndome sonreír en la intensa soledad, de un amor ausente. Fragmentos de promesas rotas inundaban mi herido y frágil corazón, haciéndome recordar las veces que te amé.
  • 80. 80 Sonreí con melancolía, al recordar los momentos que pasamos juntos, sonreí con esperanzas de que todo vuelva a suceder una vez más. Pensé y lloré al darme cuenta que jamás volverías a mi lado, que nuestra historia no podría repetirse, qué esto ya era cosa del pasado. En silencio y con dolor, sigo mi camino, recordando nuestro último abrazo, y nuestro último adiós.
  • 81. 81 Soledad El tiempo duele, como en cada madrugada. La soledad me oprime en horas pasadas. Me lastima el dolor de creer y no ser. El tiempo se detiene, y la brisa se siente. El chillido de ventanas abriéndose me hacen estremecer. El frío metal alerta mi piel, despierta mis sentidos haciéndome perder. La tiniebla de la noche vuelve intenso mi corazón. La neblina pasea entre mis pies, haciéndome caer.
  • 82. 82 Mis sentimientos se ahogan entre la oscuridad. El sonido de la noche, la compañía de la soledad, hacen que mi corazón suelte una poesía melancólica. Luces entre calles queriendo iluminar trechos sin fin, gente adormilada y corazones rotos. Sube el frío a mi pecho, me debo acurrucar. Me siento tan vacía en este laberinto sin final. Oscuridad en mi corazón, ¿Y la luz dónde quedó? Una efímera noche de un eterno dolor. La soledad de las calles abandonadas me acompaña con pasión.
  • 83. 83 La luz de luna, y de algún que otro farol, me guían por un laberinto sin color. La lluvia borra mis pasos, y ya no sé cómo volver. Me he perdido junto a soledad y tristeza en una calle de eterno vacío y dolor. No existe la vuelta atrás, ya no hay camino que buscar. Ojalá sea un sueño del cual despertar, y no la dolorosa realidad.
  • 84. 84 Sólo tú Mi vida era un arcoíris sin colores, días grises sin soles. Un día te vi, y me iluminaste la mirada. Tu sonrisa cambió mi vida y mi alma. Varias veces me pregunté qué era el amor. qué se sentía estar enamorado. Qué se sentía ver a alguien y morir de ternura al ver a esa persona tan especial. Cuando nuestros ojos se cruzaron, comprendí muchas cosas. Me di cuenta de que el amor te salva de mil guerras internas. Las famosas mariposas aparecen, las sonrisas inesperadas en la calle también. Todo el día en la mente pensando en tu sonrisa y en lo perfecto que siempre te ves.
  • 85. 85 Cuando creí que todo estaba perdido, tu alma alegre y única me devolvieron la realidad. Tus tan cuidadosos pasos me revelaron la verdad. Tu humor que a veces es malo, y otra veces es bueno. Tu tan decidida forma de ser, me he dado cuenta que me enamorado. No solo de tu forma de ser, de tus ojos o de tu sonrisa. Quedé atrapada en tu mirada, y es una inevitable sonrisa… cada que te veo, o recuerdo.
  • 86. 86 Inmarcesible desidia Soy débil. Los pensamientos me invaden como en cada madrugada. No puedo evitar dejar que me controlen, inconscientemente creo que es lo mejor. Caigo en aguas profundas.. tan profundas que no cabe un mínimo rayo de luz, todo a mi alrededor es oscuro y denso. Nunca nadie se queda a mi lado, inevitablemente todo lo que toco se desvanece... lo destruyo aún sin querer. Ya no soporto más esto, solo quiero y debo irme de esta realidad y pasar a otra.
  • 87. 87 A una realidad donde los sueños llenen promesas no cumplidas, promesas vacías. Donde las conexiones fluyan en mis venas tan desconectadas de la realidad en la que vivo. Ese lugar irreal donde un corazón roto es puro arte, las lágrimas son la lluvia intensa que cae del cielo acompañando las lágrimas que me hunden en una eterna y dolorosa tristeza. Y ahí me quedaré. Todos los días de mi vida, estar con la soledad misma y que ella me acompañe a donde sea que vaya, que me abrace sin soltarme. Lo único que pido es no volver a existir.
  • 88. 88 Es la única decisión que podría salvarme de este oscuro y vacío lugar. El lugar de sueños rotos y corazones destrozados. Cada segundo que pasa me atrae la locura de la inexistencia, me empuja hacía el laberinto de profunda tristeza, atrapándome en los sueños más profundos. Dejándome caer desde el borde de un abismo sin final, negro y vacío, al igual que mi corazón. Las venas se contraen en mis brazos, exaltadas queriendo escapar, me voy desarmando de a poco, me disuelvo como arena en una tormenta de aire, y llego a mi fin. Dejo de existir entre la brisa de una tarde de invierno, abrazando las
  • 89. 89 hojas y los árboles desnudos, quedando atrapada en la soledad y oscuridad de un multiverso sin final.
  • 90. 90 Ancla “No te aferres a las personas” Es algo que continuamente siempre me repito, en cada ocasión, segundos y minutos; a cada rato me recuerdo a mí misma que las personas son efímeras. Sin importar quién sea, se va. Muchas veces me aferré a las personas, con fuerza, con dolor, con amor, para sanar. Pero al irse todo era peor, ¿a quién me aferraría ahora para curar esas heridas? Esas heridas que ahora quedarían abiertas, a esas cicatrices que aún duelen. Siempre busqué un ancla en las personas, un tipo de salvación, una forma de sanar el dolor que llevaba dentro, que me ayudaran a
  • 91. 91 hacerlo, que con amor me libren poco a poco del dolor. Pero luego se iban, ¿y qué haría? Todo el dolor volvía otra vez, el miedo, la misma situación. Me aferré a tantos olvidando que tarde o temprano, sea cual sea su forma de marchar, se van dejando un gran vacío. Dejando una marca en el pecho, en el alma, en lo más profundo del corazón. Ya no había nadie a quién acudir, ya no hay nadie en quien confiar, y lo aprendí tarde. Pero comprendí que todos se van, nunca nadie se queda para siempre. Ya no me aferro a personas, sé que si lo hago, sufriría cuando se marchen. Aprendí que me tengo a mí. Qué cuando nadie está, yo misma puedo sanar.
  • 92. 92 Que quizás no haya nadie allá afuera para curar mis heridas, pero me tengo a mí, a mis propios ánimos, a ese “estaré bien, sé fuerte, todo pasará, respira hondo”. Me encontré a mí misma entre tantas decepciones, entre tanto dolor, entre tanta desesperación, entre tanta oscuridad, descubrí que siempre, me tengo a mí misma. Y dejé de aferrarme a las personas, dejé de aferrarme a los recuerdos para ser feliz. Dejé de buscar refugio en alguien pasajero. Encontré un ancla que jamás me dejaría, yo misma. Dejé el aferro a las personas, y me convertí en mi propia ancla. Mi propia cura. Mi propio ánimo.
  • 93. 93 Mi único amor. Mi única comprensión. Mi única amiga y compañera. Mi propia salvación.
  • 94. 94 11de Julio Desde la ventana, yo te esperaba, muy desesperada miraba el celular. mensajes enviaba y nadie contestaba, no sabía qué hacer, ya estaba asustada. Por toda la casa yo ya caminaba, a cada nuevo tono el celular miraba creyendo que eras vos, pero no. De pronto cayó una llamada que todo lo cambió, una simple pregunta que una gran duda abrió. Colgué la llamada y en el diario busqué, una foto de un accidente y tu nombre en él.
  • 95. 95 Mis manos temblaban y mi cuerpo también, te me habías ido y no lo podía creer. Quedé muy shockeada, el teléfono apagué, mis ojos se inundaron, las lágrimas cayeron mientras gritaba a todo pulmón un porqué. Así sin comprender, mi mundo cayó, esa tarde en casa mi mundo se derrumbó, esa maldita noticia que recuerdo hasta hoy.
  • 96. 96 A través de mi ventana Quiero saber el día en que podamos los dos juntos estar, el día en que pueda abrazarte sin ocultarle al mundo este arte. Y mil veces más, poder decir no quiero callar lo que siento por ti, cada segundo contigo es un mil. ¿Cómo olvidar el día en que justo te vi pasar? Detrás de mi ventana, oculta en las sombras, esperando que pases una vez más. Cada mañana, tarde o noche, yo te esperaba en mi ventana, te observaba en calma y sin darme cuenta me enamoraba.
  • 97. 97 Poco a poco ya te extrañaba. Ya te anhelaba. ¡Cómo olvidar esa mirada! El primer hola, y esa llamada. Cómo sin querer cada día esperaba un mensaje tuyo por las mañanas. Sin darme cuenta ya te quería, y al verte sonreía. Pasó el tiempo y embobada quedé, de una sonrisa que eriza mi piel. Con un abrazo ahoga el frío, y con un te quiero derrite el hielo. Su calor, y su mirada, su forma de ser, me trae enamorada. Mil veces más, poder decir no quiero callar lo que siento
  • 98. 98 por ti, ya nunca más volver a ocultar.
  • 99. 99 “Está bien, estoy bien” Iba lento por la arena camino al mar, se sentía la brisa suave del atardecer, y se veía cómo el sol iba tocando de a poco el mar. A paso lento, pero apresurado. Ahí estabas, frente a mí de espaldas, tu pelo se movía al compás de la brisa, mirabas con calma el mar y escuchabas atenta el sonido de las olas. Tenía miedo a cada paso que daba, pero también estaba emocionada. “Está bien, estoy bien. No pasa nada, todo va a estar bien.” Dijiste y te abracé. Te abracé como nunca antes, Como si tuviera miedo de que te desvanecieras junto con la arena en la brisa del ocaso.
  • 100. 100 Lo hice con dolor, con opresión en el pecho y en el corazón. Porque sabía que no era real. Pero volví a sentirte una vez más, volví a sentir el abrazo de madre, el que hacía tiempo no sentía, el que cada día anhelaba. Te abracé fuerte, sin querer soltarte, te abracé con todo el amor que tenía. Y también con todo el dolor que llevaba dentro. Ya todo oscurecía, “Estoy bien, voy a estar bien, te amo”. Y te fuiste, te desvaneciste entre mis brazos, las lágrimas caían y el contacto se perdía, se iba mientras el sol se
  • 101. 101 apagaba, mientras con dolor despertaba. El sueño acabó, y un día triste comenzó.
  • 102. 102 Alas Ser dueña de mis propias alas. Algo que siempre quise pero nunca pude, las cadenas abrazándome no me dejaban volar, y aún si pudiera, muy lejos no podía escapar, me retenían las duras y frías rejas de esta jaula, llamada irónicamente, hogar. Muchas veces la soledad fue mi mejor compañía. No hablo del sentido “me gusta estar sola”. Sino que me gusta el silencio, cómo soy en la soledad, en quién me convierto y cómo soy cuando nadie ve. Un espacio para mí, para analizarme, para pensar. La soledad me abraza, pero no me aprieta. El hogar lo hacía. Me limitaba. Me dejaba al borde del colapso, me sentía incomprendida, sola. Es ironía que teniendo hogar, me sintiera sola. Y que estando sola me sintiera en compañía, O al menos comprendida.
  • 103. 103
  • 104. 104 Seré fuerte Le hice la promesa, pero una cosa es hacerla y otra mantenerla. No puedes prometer algo sabiendo que no podrás cumplirlo. le prometí que sería fuerte y no pude. Lo intenté, pero fallé. En cada ocasión respiré hondo y recordé, “voy a hacerlo porque se lo prometí”, pero al segundo ya estaba desmoronándome, estaba llorando, estaba rota, me sentía mal. Sentía un gran vacío dentro de mí, ¿Cómo hago para mantenerme fuerte cuando no estás?
  • 105. 105 ¿Cómo puedo mantener la promesa de mantenerme fuerte si cuando se fue dejó un gran vacío en mí? Mi mundo se desmorona, mi vida cayó en picada, es como si algo en mí se apagara, como si algo que siempre existió dejará de existir, como cuando al irse se haya llevado una gran parte de mí y duele. Dicen que el tiempo cura las heridas, que con el tiempo las cosas se superan. Pero no es así, tampoco aprendes a vivir con el dolor mucho menos a soportarlo, no se puede, sólo vives con ese dolor dentro que cada día te mata, te quema y te carcome.
  • 106. 106 Necesito saber Voy a ser sincera. Me resulta completamente difícil escribirte esto, un poco incómodo, hace mucho que no me dirijo a vos. Pero, igual lo voy a hacer. Necesito entender porqué. ¿Por qué a pesar de todo te fuiste? Aún cuando te dí todo de mí, todo lo que no tenía, todo lo que me faltaba. Quiero saber si te dolió. Si alguna vez pensaste en cómo me dejaste, si alguna vez te preocupaste, si siquiera sentiste una pizca de remordimiento. Quiero saber si vos también te diste la vuelta, si también
  • 107. 107 miraste hacia atrás, si me viste una última vez. Entender tus razones. Saber si después de tantos soles que te regalé en la fría madrugada, seguiste pensando en mí cuando te hacía tormenta la soledad. Sé que fue difícil, que no fue nada fácil. Intenté agarrarte, intenté sostenerme, intenté abrazarme a tu amor que me cortaba las entrañas; juro que me rompí amándote, y duele, porque me partió ver que ni eso fue suficiente para que te quedaras, para que vos también me abrazaras. Pero decime, para que me soltaras así de fácil, ¿Hace cuánto habías dejado de quererme? ¿Hace cuánto que había dejado de importarte?
  • 108. 108 ¿Hace cuánto que ya no sentías lo mismo? ¿Cuándo fue que lo decidiste? Y así, ¿alguna vez en la madrugada te picó el remordimiento? Después de todo el amor que te di, alguna vez pensaste “¿Cómo fui capaz de hacerle esto, cómo pude romperla tanto? Sentado en la oscuridad, ¿Alguna vez recordaste cómo me abracé a vos mientras te hablaba por medio de una llamada? ¿Te dolió escucharme llorar y decirte que había otras formas, otras opciones? Después de todo, después de que pasó el tiempo, ¿Volviste a pensar en mí? ¿Alguna vez me extrañaste?
  • 109. 109 ¿Qué pensaste cuando al fin me fui? Cuando dejé de escribirte, cuando dejé de llorarte, cuando dejé de expresarte mi dolor, cuando pude volver a empezar, cuando volví a sonreír de verdad, cuando volví a amar. Cuando ya estaba feliz, y bien. ¿Por qué volviste? ¿Por qué dijiste que me querías? Me dijiste que nunca habías dejado de amarme, que siempre te importé. Pero entonces, ¿Por qué? ¿Por qué me hiciste tanto daño? ¿Por qué cuando cicatricé volviste a abrir mis heridas? ¿Alguna vez se te quitó el sueño por pensar en todo lo que causaste en mí? ¿Te dio insomnio pensar en mis lágrimas
  • 110. 110 derramadas a cántaros mientras te decía “te amo”? Cómo pudiste seguir con tu vida, así de tranquilo, sereno, cómo si nada hubiera pasado.
  • 111. 111 Sigo viendo la puerta ¿Sabes? Sigo esperando que abras la puerta, que a las 12pm entres y me saludes, que me cuentes cómo fue tu día, que te sientes conmigo, que tomemos mates. Sigo viendo la puerta, y el día pasa, y nada sucede. Ya no volves.
  • 112. 112 La carta que nunca te escribí He intentado por años escribir esta carta. Contarte todo lo que sucedió desde entonces. Cada detalle de mi desordenada vida, pero que a alguien necesito confiar. Cada día que ha pasado he pensado horas, y horas en cómo comenzar, por dónde empezar. Qué decirte, y cómo hacerlo. Cada madrugada en desvelo intentando… llegarte con mis palabras, pero llegaba el sol y lo único que había conseguido era llenar el tacho de la basura con intentos fallidos. Decirlo que lo intenté noches y días, semanas y meses, incluso años. Y acá estoy, otra vez intentando. Volviendo a poner el alma entre líneas. Aunque sé que es inútil hacerlo. Jamás vas a leerla, mucho menos recibirla.
  • 113. 113 Igual quiero intentarlo, una vez me dijeron que de alguna u otra forma tenía que sanar. Y lo intenté con todo, pero no puedo. Me hace más daño pensar en el famoso ¿qué hubiera pasado si…? Y me quiebra pensar constantemente, quizás todo hoy sería diferente. Sería irónico pensar que con el tiempo mi corazón pudo haber sanado, pero no es así, está tan roto como aquel día. Los días posteriores fueron los más difíciles. ¿Con quién hablaría ahora? ¿A quién abrazaría en tu ausencia? ¿A los brazos de quién correría?
  • 114. 114 Me canso de darle vueltas al asunto, a lo mucho que tengo que decirte, pero que aún no sé cómo hacerlo. Tener que contarte dos años de mi vida no es para nada fácil. Mucho menos sabiendo que no obtendré una respuesta, un consejo siquiera. Todo el mundo me dijo: “Lo siento, sé por lo que estás pasando, pero ahora aunque duela, tienes que seguir adelante, tienes que ser fuerte… por tus hermanos, por vos, con el tiempo va a dejar de doler” Pero no, no dejó nunca de doler, nunca dejó de quemar, nunca pude ser fuerte, nunca pude seguir adelante.
  • 115. 115 Te juro que lo intento, intento mantenerme en pie, intento una y otra vez no caer profundo, al principio lo hacía por ellos, pero ellos estaban bien, podían seguir. Y ahora lo hago por mí, siento que de alguna forma tengo que canalizar el dolor que llevo dentro, que no es solo emocional, lo siento. Siento que el dolor me come las entrañas, que estruja mis órganos, siento que mis pulmones mueren, ya no siento mi corazón palpitar, siento que constantemente mi vida sigue cayendo a pedazos. Cómo ese día. Cuando te fuiste. Lo siento, rompí mi promesa. No pude cumplirla.
  • 116. 116 Me pediste que sea fuerte, me dijiste que todo estaría bien. Me hiciste prometerlo, y aunque no quise lo hice, quería tu tranquilidad. Pero no pude cumplirla, juro que lo he intentado, y he fallado. Un día casi pongo fin. No lo hice. Sé que si me vieras, si estuvieras no me dejarías hacerlo, jamás lo permitirías. Muchas veces lo intenté, en todas fallé, no sé si fue la fuerza de voluntad, las ganas de seguir viviendo, o la promesa que te hice.
  • 117. 117 Pero acá estoy, siguiendo adelante. Intentando sobrevivir al dolor, a la desesperación. Intentando cumplir la promesa. Sé que estarías orgullosa, y quiero que así te sientas, aunque estés ausente, y no pueda verte, ni sentirte. Aunque no pueda escucharte. En el fondo de mi corazón, aún estás viva, aún estás conmigo, aún escucho tu sonrisa, en el fondo aún puedo abrazarte.
  • 118. 118 Te esperé Te esperé, lo hice cada segundo de ese repetitivo día. Tenía la esperanza de que volverías, tenía la certeza De que el mate no se enfriaría, de que la puerta se Abriría. Tenía la esperanza de que, cuando yo me Encontrara perdida, que me mostrara indecisa ante Distintos caminos, tenía la certeza de Que me encontrarías, porque siempre Te esperaba, porque sabía que sin Importar dónde, siempre nos íbamos a Encontrar. Esa mañana nos despedimos,
  • 119. 119 A la tarde pasarías por mí. Juntas íbamos a terminar mi vestido Para la graduación, ¿te acordás? Era Blanco con turquesa, y tenía apliques Hermosos. Aún faltaba medirlo, todavía me quedaba grande, Aún le faltaban muchos detalles. Te esperé, nunca Llegaste. El vestido todavía espera que lo termines… Aunque yo ya me gradué. El vestido aún espera que lo use. Todavía está como lo dejaste, a medio terminar, El hilo y la aguja siguen igual, Solo que ahora en el fondo de un cajón.
  • 120. 120 No volviste, el mate se enfrió. Calenté La pava reiteradas veces, te esperé… Nunca llegaste. Te esperé… todos los Días después de las 12pm. Nunca Volviste a cruzar la puerta. Y cuando Llegó el día de mi graduación, también. Se supone que vos me ibas a hacer el Peinado, que vos me ibas a maquillar. Se supone que el vestido ya estaría terminado, y que Vos serías quien me arreglara. Se supone que vos me Acompañarías en ese día tan especial, y te esperé.
  • 121. 121 Te esperé… pero nunca llegaste. Redondeé el salón Buscándote. Pero no estabas. Quería decirte, quería Mostrarte: “Mira ma, lo que logré Gracias a vos”. Pero no estabas. Todavía te esperaba, tenía la certeza Y la esperanza de que llegarías, de que Me darías un beso y me darías tus Felicitaciones, de que me abrazarías y Lloraríamos juntas, aunque se arruinara El maquillaje que tanto nos había Costado hacer. Pero no viniste, Nunca llegaste. Te esperé.
  • 122. 122 Día de playa Nos debemos un día de playa. Cómo en el verano de 2019, un día entero en Miramar. Ese día la idea salió de vos, nos levantamos temprano, sacamos los pasajes y nos fuimos. Para mí, fue el día más hermoso. El día estaba genial, había sol me acuerdo, pero también había un poco de viento. De todos modos, fue un día perfecto. Tomamos sol, nos bañamos en el agua fría, y después recorrimos un poco el pequeño centro de Miramar. Nos sacamos varias fotos; en este momento añoro los recuerdos de ese día de playa.
  • 123. 123 El día fue perfecto, aunque todavía no me perdono el haber usado el celular en varias ocasiones. Fue entonces cuando te prometí que el próximo viaje lo organizaría yo. Que iba a decidir cuándo y dónde, y que esperaba que ese día, hubiera sol. Como el verano de hace tres años.
  • 124. 124 Sonrisa de dolor Después de un tiempo, me acostumbré a solo sonreír. Aunque por dentro gritaba con todas mis fuerzas que necesitaba ayuda, Y esperaba paciente, ansiosa y con anhelo que, quizás alguien, se diera cuenta del dolor que escondía mi sonrisa, de las lágrimas de tristeza que disimulaba cuando reía a carcajadas, o de lo fácil que me reía de un chiste que ni siquiera había sido gracioso. De que alguien por lo menos se diera cuenta de que al decir estoy bien, no solo siguiera con la conversación como si nada, sinó que me mirase a los ojos con
  • 125. 125 sinceridad y me diga ¿estás realmente bien? Pero no, y no pude disipar la tristeza que cada día me absorbía más, ni mucho menos podía mejorar o escapar de ese vaso que ya estaba lleno y yo me ahogaba en él. Me estaba destrozando la cabeza, me hacía trizas el corazón. Y nadie se dió cuenta, aunque supliqué. Y el dolor me cambió, al final me acostumbré.
  • 126. 126 En el aire Te desvaneciste junto al sol en aquella tarde de invierno. Sentí cómo tus manos ya no existentes rozaban mi rostro, como tu cuerpo perdido en el viento me abrazaba en la oscuridad de Julio. Te ví alejarte, te fuiste con el viento, te desapareciste con el día, te esfumaste en el aire. Grité de dolor, me lancé a tu cuerpo inerte en ese cajón. Mis lágrimas cayeron en forma de cataratas sobre tu fría piel, mi calor se había ido. Se fue con vos esa tarde. Casi me desvanezco en el dolor que me dejaste para siempre; y cuando fue verano, no lo supe. Yo ya era invierno.
  • 127. 127 Su infierno Solía conocer los demonios de su alma, esos que espantaban a la gente, pero que a mí me abrazaban. Solía ser la tranquilidad a sus tormentos, o al menos eso intentaba. Corría cada tempestad para estar a su lado, peleaba al peligro solo para poder estar unidos. Me importaban poco las amenazas, si al final del día era él quien me abrazaba el alma. Curaba con sus sonrisas, mis locuras mas altas. Sufrí junto a sus infiernos para poder verlo contento, porque amaba sus demonios, y adoraba su infierno.
  • 128. 128 Nostalgia Juro que la mayoría del tiempo, intento, escribir una poesía alegre. Una menos triste, menos nostálgica, menos dolorosa. Intento pensar en cómo sería y como sonaría ese poema, pero no lo puedo plasmar. Solo logro conseguir un verso triste, que al terminar y darle un punto final, me hace llorar si lo leo en voz alta. Comprendí que está bien. Que la nostalgia que siento está bien. Que si mis palabras salen así, está bien. Porque es lo que siento, es lo que necesito para sanar. Necesito poder soltar y aceptar. Quizás necesito comprenderme más de lo que ya lo hago en estos pequeños escritos, porque aún mi corazón no sana. Llora en las sonrisas que le regalo a quien me ve. Y me cansé, me cansé de intentar sonreír todo el tiempo, me cansé de intentar escribir una poesía forzada.Y entonces dejo que fluya. Dejo que mis sentimientos me dominen, en especial, la nostalgia. Y el dolor. Dejo que por largos días estrujen mi corazón, y así poder escribir. Escribir para sanar. Escribir por terapia. Escribir para ayudar. Porque admito que soy una persona cerrada, y que me cuesta hablar, que intento ser una persona de lo mejor para no preocupar a nadie. Pero me canso. Y si me siento mal, lo demuestro. Se me nota en la cara. No importa si sea, tristeza, enojo, frustración, o nostalgia. Pero lo demuestro. Ya no oculto lo que me pasa. Porque ocultarlo es seguir haciéndome daño, y ya no quiero, yo quiero brillar, quiero estar bien.
  • 129. 129 Intentos fallidos Intentas. Como ese día, no desvanecerte sobre el suelo. No desmoronarte sobre un cimiento hecho. Intentas, volver a tus sentidos una y otra vez, Aunque los pulmones te colapsen por la falta de aire. Aunque el corazón lata tan de prisa que creas que morirás. Pero es solo eso… una sensación. Una que te hace creer que estás al borde de la muerte, Justo en la puerta del abismo. Pero no. Es la desesperación apretando tus sentidos, Arañando la poca felicidad que tienes, y volviendote,
  • 130. 130 Un poco, menos cuerdo. La sensación de que caes de un precipicio, Pero esta vez no es en la cama, no es un maldito sueño, es real. Y todo pasa en un segundo. Sonríes a la vida y eres feliz, Y al otro tu mundo cae en picada luego de una llamada, Luego de un balde de agua fría, Luego de confirmar ese mal presentimiento. Y cuando te das cuenta, ya nada es igual. Tu mundo murió. Un gran vacío se quedó en tu alma. Desde aquel día. Desde aquella tarde de invierno.
  • 131. 131 Después de tanto Es la primera vez que me dirijo a vos después de tanto tiempo. Sé que no vas a escuchar lo que te diga, o en este caso, lea. Pero necesito hablarte. Antes que nada, te quiero pedir perdón. Hace mucho que no voy a visitarte, y te pido perdón también Porque, sé que uno de tus miedos de que te abandonaran, que Nadie fuera a visitarte. Me acuerdo que esa vez que me lo contaste Te prometí que si algo llegaba a pasarte, yo nunca te dejaría, Iría a visistarte todos los domingos, que no te dejaría sola.
  • 132. 132 Perdón, no tengo el valor para ir. Para mí vos no estás ahí, y Todavía sigo creyendo que es todo mentira, todo un pésimo Sueño del que todavía no puedo despertar. Todavía sigo negándome a que no estás, a qué no te fuiste, a Que todavía estás acá. Todavía espero que se hagan las 12 del Mediodía para verte entrar por la puerta. Porque sí. Todavía, Con la pava caliente, te sigo esperando. Mi yo de hace dos años te sigue esperando a la salida de la Escuela, después de ese horrible paseo escolar al teatro. Aún sigo esperando que llegues en tu polo rojo, el que tanto te Gustaba, y tanto amabas. Aún espero poder contarte lo
  • 133. 133 Tedioso que fue ese día, y lo pesimo que la pasé ahí dentro. En particular, porque desde ese día, odio el teatro. Todavía te sigo esperando con el mate y la pava por la mañana Después de levantarme, y por la tarde cuando llego. Ya casi no tomo mate sola, me aburre. Vos eras mi compañera, Y mi mejor amiga, no es lo mismo sin vos. A veces miro el mate listo con cariño, también con nostalgia. Recuerdo que siempre lo utilizábamos en las tardes, mientras Estábamos afuera tomando un poco de aire, disfrutando el día O la noche, y mientras hablábamos de nuestras ocurrencias,
  • 134. 134 O de cómo había sido nuestro día. Lo recuerdo con gracia. Nunca usamos yerba y azúcar en el mate Listo, nunca lo usamos para tomar mate mejor dicho. Me acuerdo que siempre rompiamos una botella de hielo y Tirábamos todo dentro, después, le poníamos licor o whisky. Pero nunca mate. Cualquier que nos hubiera visto habría pensado Que lo que tomábamos era mate, pero nosotras nos descostillabamos De la risa por el alcohol encima. Después de que te fuiste no volví a hacerlo. Ya no tomo licor o whisky en un mate listo, ya ni siquiera tomo Loco o whisky, porque me recuerda a vos, y yo solo lo tomaba
  • 135. 135 Con vos, era nuestra bebida. Y sin vos, ya no tiene sentido tomarla. Y no puedo hacerlo sin pensar en que faltas vos, y que sin vos no Puedo hacerlo, porque después de tomar yo, ¿a quién le paso el Mate listo con hielo y alcohol, en vez de mate? Ahora solo tomo cerveza, y algunas veces tomo fernet. Te cuento que no es lo único que no he vuelto a hacer. Desde que te fuiste no volví a escribir. Tampoco volví a leer. Dejé los libros, y los escritos. Me consumió el dolor, y me pausé. Con vos me gustaba hablar de lo que había leído, y de los Personajes de los cuales me había enamorado.
  • 136. 136 Siempre te reías de eso, especialmente cuando lloraba leyendo, Porque decías que era todo mentira, y yo siempre te decía que lo Que sentía al leer era lo más real que había sentido. También me gustaba leerte mis escritos, era la única que me Escuchaba horas y horas. Decías que te gustaba lo que yo escribía, Decías que era hermoso lo que transmitía, y que quizás, algún día, Debería de publicar un libro con todos mis escritos. Y con respecto a eso, me dijiste que nunca bajara los brazos, que Era buena en lo que hacía, y que amabas que yo escribiera. Incluso me dabas ideas a veces.
  • 137. 137 Después de que te fuiste, nunca mas volví a escribir, ni a leer. Incluso dejé dos años seguidos la facultad. Dos años así, sin nada, sin libros, ni escritos. Hasta ahora. Otra vez, después de tanto, empecé a leer, ¿y sabés qué? El primer libro que leí entero después de dos años, me cayó como Un balde agua fría. La protagonista había perdido a su papá en un Accidente automovilístico, así como yo te perdí a vos. Y cada vez que avanzaba al leer, me dolía. Yo no veía a la protagonista y a su papá, en esa historia las Protagonistas éramos nosotras, con la diferencia de que
  • 138. 138 Nosotras no habíamos discutido en la mañana, ellos sí. Y todo el dolor que sentí no fue por leer el libro y meterme demasiado En la historia, esta vez fue muy real, y verdaderamente dolió cada Palabra. Y quizás lo necesitaba, porque ya casi no te lloro, te extraño, Eso sí, y mucho. Entonces empecé a escribir, otra vez. Empecé a esclarecer mis Sentimientos. Porque si soy sincera, no soltar todo este dolor, me Estaba matando, en sentido literal, y sin exagerar. Aún lo sigue haciendo, no voy a mentirte, pero escribir me ayuda, Y mas si escribo para vos, o sobre vos.
  • 139. 139 Y quiero leerte mis escritos, y sé que van a gustarte. Pero no ahora, Cuando te visite, cuando pueda hacerlo, porque aún no estoy lista. Aún sigo esquivando esa parte de la realidad. Pero prometo hacerlo, prometo ir a verte.
  • 140. 140 Despojo Aún sospecho que esa tarde el viento despojó mi alma. Como cuando despojas una margarita preguntando si esa Persona te quiere o te ama. Quizás en esa tarde aún el viento soplaba cálido, no frío. En la mañana se sentía como un abrazo, y el sol a lo lejos Calentaba mi cuerpo, se sentía tranquilo. Aún podía sentirlo. Y no me dí cuenta cuando el tiempo fue despojando mi alma. Quise evadirlo, pero ya era tarde, o quizás, eso pensé. Cuando el cálido sol de la mañana no era más que un sol Ardiente, un sol que quemaba, uno que lastimaba.
  • 141. 141 El viento había despojado lento mis lágrimas, y no me había Dado cuenta. Quizás necesitaba un poco de frialdad. Ya no podía seguir así. Lento se volvió frío. Quizás porque no soporté el dolor, quizás porque deseé algo Que no debería haber deseado. Quizás fue el karma. O no sé. Pero el viento, esa tarde, despojó mi alma. Y no me dejó llorar. No me dejó gritar, no me dejó sentir. No me permitió sufrir. Y fue una obsesión compulsiva seguir adelante sin más, Con un alma despojada y sin un rumbo por cual andar. Y otra vez, quizás fue el karma. Y lo agradecí.
  • 142. 142 Su cama “En ese entonces nunca lo supe. Solo sabía que al correr a su lado y guardarme bajo sus brazos, en su tan cómoda y acojedora cama, el mundo se paralizaba, el tiempo se detenía, mis más grandes e inimaginables miedos, desaparecían. Solo sabía, en ese momento, lo feliz que era, y lo afortunada… aunque eso, lo aprendí después. Luego me dí cuenta. Con mamá el mundo siempre fue un lugar seguro, un refugio en tiempos de angustia y horribles tempestades, y era hermoso. Lo era en las mañanas, en las tardes, en las noches, cada segundo del día. Pero, nada, como cuando me acostaba a su lado, en su cama. Cuando la rodeaba con mis débiles brazos y le contaba por horas, lo duro que la vida me había golpeado, o lo mucho que me dolía algo y cómo era incapaz de soportar tal dolor, o lo tanto que anhelaba algo, la mayoría de las veces, que ella fuese eterna, que me dure para siempre. En su cama derramaba las lágrimas junto a su lado cuando no podía hacerlo en la mía, que era tan común. Sin importar cuándo, o a qué edad, en qué momento, ella siempre fue el refugio de mis tormentos, de mis tan estúpidas lágrimas a corta edad, que seguro eran porque alguien me había roto el corazón, o porque algo no había salido como me hubiera gustado. Ella siempre estuvo ahí, aunque mis mejores recuerdos, transcurrieron en su cama, a su lado. Pero te fuiste. Y me dejaste sola en un mundo cruel, lleno de camas vacías, y frías, sin ningún recuerdo. Y tu cama, mamá, se volvió fría, se volvió inhabitable, murió junto con vos, en una tarde frío de invierno, y ahí quedó, cómo en el cajón de los recuerdos, pero no tan así.
  • 143. 143 Desde ese día, siempre evité verla, siempre evité tocarla, siempre evité acercarme. Evité y negué por un largo tiempo que, esa cama, no era tuya, era de alguien más, un desconocido, pero no tuya. Tu cama no era así, ni mucho menos se veía así, tan sola, tan frívola. Porque, no estás vos, no está tu sonrisa, tan se siente tu calor. Solo es una cama más, una cama llena de recuerdos, llena de momentos entre una madre y una hija, una cama fría, ahora, en una habitación vacía. O en un gran cajón de los recuerdos. No puedo, perdón. Todavía no puedo siquiera acercarme, aunque sigo esperando con ansias un día pasar por la puerta de la habitación y verte ahí, sentada, esperándome con los brazos abiertos, y una sonrisa de “todo va a estar bien”. No puedo, aún sigo sin aceptar que no estás. Vivo en la negación pura desde que te fuiste, y sé que pareve obsesivo, pero sigo buscando tu cama. Sigo buscando y rebuscando ese aroma a vos entre las cobijas, sigo respirando hondo a ver si encuentro tu esencia en esa frívola habitación. Sigo acomodando las cosas tal cual a vos te gustaban, porque si venís, que eso espero, sé que te gustaría que esté todo tal cual lo dejaste cuando te fuiste esa mañana. Hay días que sí, y hay días que no. Odio entrar, y aunque todo esté frío y oscuro, me siento cerca. Así que tomo todo el valor que me queda y entro. Me acuesto un rato en tu cama, aunque esté fría, aunque ya no sea tan acojedora como antes, y mientras veo el techo, te hablo. Te cuento de mis días, de mi vida. Te cuento cada detalle de lo que pasa, y lloro mientras lo hago. Porque, hago de cuenta que me estás escuchando, aunque no estás ahí, no estás a mi lado en la cama, ni estás en la misma habitación que yo.
  • 144. 144 Y por un tiempo ese lugar estuvo guardado en el lugar de los recuerdos, por dos años, por dos años fue una habitación clausurada. Una a la que visité seis o siete veces, porque me hacía mal, porque no te veía al entrar, porque no me respondías cuando te hablaba. Cuando la vida empezó a doler y quemar tu ausencia, me atreví a entrar. Solo los domingos. Y luego un poco más. Y la vida ya no dolía tanto, ahora solo iba curando cicatrices, tu cama volvía a ser mi refugio, el que tanto necesitaba, y anhelaba”. Lo escribí para vos. Espero que te guste. Me costó muchísimo escribirlo, sabes que fue demasiado complicado cuando pasó. Que no fue nada fácil procesar lo sucedido. Nunca terminé de comprender el porqué. Y mientras lo intentaba me aferraba a mi cama. Fue mi pequeño gran refugio después de todo lo que pasó ese día. Digamos que, mi habitacion lo fue por un largo tiempo. Dejé de hacer muchas cosas después de que te fuiste, una de esas fue sonreír, y si lo hacía era una risa forzada. Me costaba mostrar una reacción alegre. Y mi cara ya estaba hinchada de tanto lllorar en las madrugadas, ¡pobre de mi almohada! Se aguantó cada lágrima mía derramada, peor aún soportó mis gritos ahogados. No quise nunca que alguien me escuchara, así que mi cama fue la testigo de mis largas noches en vela, de mis llantos interminables, de mi corazón roto, y mi cuerpo vacío. Ya sé que te dije que me mantendría fuerte, pero no pude hacerlo. Me quebré. Me rompí como un cristal cuando cae, con todas sus partes hecha trizas. Mamá, te pido perdón. Porque incumpli mi promesa, casi muero. Caí muchas veces, y casi nunca pude levantarme. La cama me sostuvo en la mayoría, y me abrazó cuando hubo frío. Pero mi cama lo hizo, porque como dije atrás, tu cama se sentía fría. Viví más tiempo en la cama que en otra parte. Nos habíamos vuelto carne y hueso. Hasta que empezó a arder, hasta que empezó a quemar. No sé si la
  • 145. 145 costumbre de estar ahí envuelta, si las noches en vela empezaron a dominarme demasiado, pero ya quemaba. La negación me estaba matando, y evadir tu cuarto, lo hacía el doble. Y empecé a retomar las riendas otra vez. Me levanté, aunque caí. Y pude hacerlo. Lo hice. Caminé hasta tu cama, y abracé tu almohada, que aún conservaba tu aroma. Y comencé a sentirme bien, lo juro. De a poquito pude volver a respirar. Cómo pude, rompí la barrera de la negación. Primero tu cuarto, luego tu cama. Ella volvió a ser mi refugio, y volví a hablar de la vida con vos acostada en ella. El siguiente paso fue venir a verte. Perdón por tardar tanto, pero hice lo mejor que pude. Y cómo sé que siempre te gustaron mis escritos. Te escribí un poema. Te amo mamá.
  • 146. 146 La playa Es que no paro de pensar, en aquella tarde frente al mar, cuando al fin nos vimos en esa tarde de invierno frío. Y las olas por detrás, junto a las rocas chocaban. Aún no puedo olvidar, lo que sentí cuando te ví, un fuerte escalofrío me recorrió la piel, no sé si por la brisa, o por la emoción de volverte a ver. Ya lo sé, ya sé que me habías prometido que nos volveríamos a encontrar. Recuerdo muy bien que dijiste: “Atenta a los próximos días, voy a volver, mientras voy a estar bien”, y me sostuviste de los hombros
  • 147. 147 mientras sonrrisa y me decías: “Mientras, cuídate”. Y te fuiste. Desde entonces vivía atenta a cada situación, a cada persona, a cada momento, a todo lo que en realidad pasara. Porque me dijiste que volverías, pero nunca me dijiste cuándo, ni cómo. Así que varias noches me quedé despierta, me quedé sentada sobre la cama esperando oír el sonido de la puerta principal abrirse, me quedaba horas y horas haciendo cualquier cosa para no dormirme. Llegué a obtener una pequeña obsesión en cuanto a tu regreso, y aunque a veces parecía que no le daba importancia, la verdad es que sí. Sabía muy bien que podía ir a verte, pero nunca pude dar el
  • 148. 148 primer paso, siempre esperé a que vos vinieras. También te esperé en mis sueños mientras cada noche rogaba encontrarte en lo profundo de mi dormitar. Pero no, y si lograba verte te olvidaba al día siguiente. Sí, lo recuerdo. La última vez que nos vimos fue acá, en la playa. Vos estabas sentada frente al mar, y yo te ví a lo lejos. Me da risa pensar que acá sea el único lugar donde más coincidimos, a vos no te gustaba la playa, la odiabas. ¿Es irónico no? A veces pienso que acá, porque este lugar transmite paz, porque acá podemos ser nosotras, porque acá nos da esa tranquilidad y las ansias de, quizás, volvernos a encontrar.
  • 149. 149 Te cuento que te escribí muchas cartas, tenía pensado leerlas cuando te viera. Pero no, ya pasó mucho tiempo desde que las escribí y supongo que, ahora, ya no tienen validez. Así que supongo que lo mejor, ahora, en este momento, sería hacerte un resumen de todo lo que pasó desde que empecé a escribirlas. Y estoy más que segura que mientras me escuches, te vas a dar cuenta de la gran falta que me hacías en ese momento, y de la falta que me haces ahora. Porque no importa cuándo, ni en qué momento, ni mucho menos la edad que tenga, siempre vas a ser esencial en mi vida. Siempre te voy a necesitar. Te creí las primeras noches cuando me dijiste que estabas
  • 150. 150 bien, aunque tu apariencia no decía lo mismo y tus ojos mucho menos. Te creí cuando me dijiste que volverías, que no sufra tanto, que todo era un mal sueño. Y lo pienso, bastante. Tenías razón, volviste, pero no como yo quiero que siempre vuelvas. Y creo que sí todo es un mal sueño, entonces yo me dormí con vos esa tarde de invierno en la ruta 88. Recuerdo que me dijiste “Estoy bien, hija. Te amo”. Y todo se apagó, para ambas, al instante. Sigo creyendo que es imposible no sufrir, no puedo no hacerlo. Y sé que, si la única forma de verte es transportarme a la playa, en invierno, y dormida. Viajaría a donde sea donde hay una playa y que en ese lugar siempre sea invierno. Porque no me gusta
  • 151. 151 verte cada tanto, quiero verte siempre, aunque no siempre es invierno, y no siempre estoy dormida. Y esta vez no, pero la próxima quizás sabiendo que voy a encontrarte, traería el mate. Y nuevamente te confiaría mis penas más horrendas, te contaría como siempre qué es lo que hace que me ahogue en llanto, o qué pasó. Pero esta vez, me dedico a abrazarte, porque te extraño. No seysi te diste cuenta. Y espero y te prometo, que la próxima vez que nos veamos, no va a ser tan lejos, va a ser dentro de muy poco.
  • 152. 152 Calmada ansiedad Golpearon la puerta de mi habitación después de que te fuiste, creí que eras vos y que habías vuelto. Estaba destrozada sentada en la cama, no sabía si abrir o dejar que siguieran golpeando, al tercer llamado reaccioné, me levanté con los ojos hinchados y abrí. Me quedé inmutada en el arco de la puerta, había vuelto. No la esperaba, aunque muy dentro sabía que volvería. Hace tiempo no la veia, y hacia tiempo no sabía nada de ella. Mi corazón saltó, me sentí perdida. Y comencé a hacerme preguntas, otra vez comencé a pensar de más las cosas, y me preocupé demasiado. Ella seguía ahí, con la misma personalidad de siempre. Pero esta vez, otra vez, me movió el piso como la última vez que la tuve enfrente. Otra vez me dejó atónita sin nada que decir, pero con mucho que pensar. Y no sé por qué. Pero la dejé pasar, como acto reflejo creo, nunca le negué el paso a nadie. Y la dejé entrar. Cerré la puerta, y cuando me di la vuelta, comencé a llorar. Y me abrazó, y fue peor. En sus brazos volví a temblar, la respiración se me aceleró y se volvió más fuerte mi palpitar. Odié volver a dejarla entrar, le grité que se fuera, pero no me quiso soltar. Le supliqué que yo estaba bien, que este mal que ahora sentía iba a pasar, pero me ignoró, y me hizo callar. Entonces peleé en silencio, me desprotegi, y no sabía que hacer. Y comencé a temblar, pero no hacía frío, el clima estaba bien, yo era quién
  • 153. 153 estaba mal. Y quería gritar, pero el llanto me aprisionaba las cuerdas, no pude defenderme. Quise esconderme de la lluvia, pero esta no era literal, era la lluvia de pensamientos que encandilaba a mi mente, y los rayos que con fiereza me hacían doler el alma. Ella estaba ahí, sin querer irse aún. Y yo la veía, y no hacía más que reír. Y no pude calmarme, porque la ansiedad nunca se quiso ir.
  • 154. 154 Casi perdida Me perdí tratando de buscarte. Entre las sombras de los árboles, Entre los rincones de las paredes. Intenté acelerar el paso para hallarte Pero tú ya no estabas. No estabas ni por aquí, ni por allí. Quedé eufórica de tanto gritar, Ya no podía llamarte de ninguna forma. Busque en cada rincón de la ciudad, Y habías desaparecido. Le preguntaba al mundo de ti, Y nadie te recordaba, nadie te Había visto. Grité al cielo, grité a la nada, pero Nadie respondió. Busque por todas partes, me cansé. Pero al fin te encontré. Era yo quien se había perdido ahora, Pero lo importante es que sabía Dónde estabas tú.
  • 155. 155 Dolorosa afición Que no sé cómo explicarte lo que siento. Que la sonrisa me inunda el rostro y el brillo en los ojos se me nota a kilómetros. Que me duele el corazón cuando te veo partir, que no soporto cuando estás lejos de mí. No sé cómo explicar que no solo te quiero. No sé cómo decirte que es algo más. Puedo expresarte con total sinceridad cualquier cosa, menos, ser clara con lo que siento. No puedo ni siquiera negarte un perdón, aunque me hagas pedazos. No puedo decirte que no vuelvas, porque siempre voy a esperarte. Y sé que aunque vos tengas tus propias reglas, y yo tenga las mías, ambos sabemos que estamos hechos para romperlas. Que a veces me duele tu indiferencia, pero me sana el alma cuando volves. Que se me derrite el alma cuando me miras, que todo alrededor se apaga cuando me sonreís. Y me doy cuenta que te quiero más de lo que imaginaba, y que no importa cuánto te vayas, siempre te voy a querer igual. Y cómo no vas a ser mi debilidad, si solo vos con dos palabras me llenas de amor. Siempre nos dijimos en silencio, que aunque el mundo o mil amores se interpongan, siempre íbamos a pertenecer al otro, en silencio, a la distancia, o juntos.
  • 156. 156 Casi algo Una vez, por pura y plena curiosidad me pregunté qué dolía más, si un ex novio a quien había conocido, amado y tenido. O un casi algo que siempre amé, pero nunca pude tener. La pregunta quizás era vaga, porque nunca supe la respuesta exacta. Porque todos mis ex novios me dolieron, todos me marcaron un poco el alma, y no sabía que había otro dolor aún más grande hasta que lo conocí a él. Se puede decir que fuimos todo, que nuestras almas eran la una para la otra, que encajamos perfectamente bien, que nos amábamos, en silencio, pero lo hacíamos. Que nunca hubo peor engaño que no habernos dicho la verdad cuando debíamos hacerlo. Que nos dejamos morir sintiendo fuego, y por eso nuestro todo, llegó a ser nada, sinó un casi algo. Y por eso siempre dolió más, porque sabíamos que nos amábamos, pero no teníamos el valor suficiente para expresarlo. Porque la guerra de amor continuó estando separados, mientras con la mirada nos decíamos “te amo”. Nuestra falta de valentía fue la razón de nunca poder ser. Porque amor siempre hubo, solo faltó fe, faltó valentía, faltó honestidad. Lo viví, y me quemé. Mentiría si dijera que lo olvidé, porque sigue quemando su ausencia. Y sigo gritando en silencio que lo amo, y me duele verlo de lejos. Y aparto la mirada para que no se dé cuenta, pero es en vano. Porque ni siquiera sonriendo a carcajadas o intentando amar a otra persona puedo decir que lo olvidé. Porque nunca fue así. Entonces lo supe, cuando lo conocí a él, supe la respuesta a mi pregunta. Siempre duele más un casi algo… porque siempre, fue todo. Incluso más que un ex.
  • 157. 157 Una carta más Pasó mucho tiempo desde la última vez que te escribí. Lo siento mucho. ¿Por qué? Pensarás. Bueno, por todo en general. Sé que tengo que soltarte, sé que tengo que dejarte volar. Sé que soy egoísta al no hacerlo, porque te quiero acá conmigo, a mi lado, aunque no estés. Sé que te estoy agarrando fuerte, porque me duelen las manos, y sé que te querés ir, te lo estoy suplicando desde ese día. Perdón por aferrarme tanto a vos. Pero no sé cómo soltarte, o sí sé, pero no quiero. Sabes que soltarte implica aceptar lo que pasó, y yo todavía no lo acepto. Todos me dicen que me estoy haciendo mal, que me estoy destruyendo, que me estoy hundiendo en la tristeza, peor aún, en el pasado. Pero ahí estás vos, y si vos te fuiste, yo quiero irme con vos. Te dije una vez que sin vos no era nada, y que si a vos te pasaba algo yo me moría. Bueno, es verdad, no morí físicamente, pero sé que estoy muriendo por dentro. Todos me dicen que tengo que soltarte para poder seguir con mi vida, pero es muy difícil sabes. Siento que si te suelto, te pierdo. Pero también sé que mi luz se está apagando por aferrarme tan fuerte a vos, a mi deseo de que estés acá, y a algo que aunque duele, ya no va a volver. Tan solo te pido perdón.
  • 158. 158 Gracias por haber llegado hasta acá. Ahora hagamos algo, te propongo que vos, escribas tu propio poema, lo que sientas, o lo que quieras. Mis notas:
  • 159. 159
  • 160. 160
  • 161. 161
  • 162. 162 Macarena Arce - safecreative.org/work/2204070878868