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La situación laboral de los jóvenes y los ni ni.
1. Consideraciones sobre la situación sociolaboral
de los jóvenes y los “Ni Ni”
Octubre de 2013
Marzo 2010
En las últimas semanas se ha planteado un debate intenso en los medios de
comunicación sobre la situación general de los jóvenes en el mercado laboral
y, en particular, sobre los jóvenes que no estudian, no trabajan y no buscan
empleo. En muchos casos, los periódicos de mayor tirada y parte de la
oposición política plantean que, durante los últimos 10 años no se verificaron
avances importantes en la reducción de las problemáticas laborales que
afectan a los jóvenes. Dado que, en términos objetivos, esta afirmación es a
todas luces una falacia absoluta, se realiza una manipulación de la
interpretación de los indicadores laborales utilizando una metodología
conocida: se minimiza los avances conseguidos por las políticas
laborales implementadas desde 2003 y, se exagera la extensión y la
profundidad de las problemáticas que aún persisten en el mercado de
trabajo.
Un ejemplo de la utilización de este mecanismo, es la lectura que se hace
sobre la tasa de desempleo de los jóvenes. Habitualmente, se destaca que
el índice es muy elevado (16,6%), pero nada se dice de cómo el desempleo
juvenil se redujo durante los últimos 10 años.
En este sentido, es importante enfatizar el hecho que la tasa de
desocupación de los jóvenes cayó drásticamente en la última
década y que, gracias a esta reducción, el nivel que alcanza el
desempleo en la actualidad es uno de los más bajos desde hace
muchos años. En efecto, el índice en cuestión pasó del 31% en el
cuarto trimestre de 2003, al 16,6% en el cuarto trimestre de 2012,
lo que implica que la tasa se redujo nada menos que a la mitad en la
última década.
Para comprender la importancia que tiene esta reducción del desempleo es
necesario destacar que la tasa observada en el último trimestre de 2012 es
la más baja de los últimos 20 años.
2. MTEySS |
2
Gráfico 1 | Evolución de la tasa de desempleo de los jóvenes de hasta 24 años.
Total aglomerados urbanos relevados.
Fuente: MTEySS, en base a EPH (INDEC).
Asimismo, el valor que alcanza este indicador en la actualidad (16,6%) si
bien es elevado en términos absolutos es bajo en relación a la evolución
histórica del propio indicador. Para comprender esto basta con lo siguiente:
durante 13 años la tasa de desempleo de los jóvenes estuvo por arriba del
20%, en mayo de 1994 alcanzó al 21% y se mantuvo por arriba de ese
umbral hasta el cuarto trimestre de 2007.
Para aquellos que proponen políticas de desregulación para resolver los
problemas de los jóvenes, vale la pena precisar que la tasa de desempleo
juvenil durante la vigencia del régimen de convertibilidad creció de
15,1% en mayo de 1991 a 37,8% en mayo de 2002.
Otro intento para minimizar los logros alcanzados en esta materia, es
ocultar el hecho de que durante la última década una enorme cantidad de
jóvenes accedió a empleos asalariados registrados en la seguridad social.
De acuerdo a la información que surge del Sistema Integrado Previsional
Argentino (SIPA), entre 2002 y 2012 poco más de 475 mil nuevos
puestos de trabajo registrados fueron ocupados por personas entre
18 y 24 años. Esto implica que el trabajo formal orientado a la
21,2
37,8
33,0
16,6
10
13
16
19
22
25
28
31
34
37
40
May-90
May-91
May-92
May-93
May-94
May-95
May-96
May-97
May-98
May-99
May-00
May-01
May-02
May-03
3T-03
1T-04
3T-04
1T-05
3T-05
1T-06
3T-06
1T-07
4T-07
2T-08
4T-08
2T-09
4T-09
2T-10
4T-10
2T-11
4T-11
2T-12
4T-12
3. MTEySS |
3
población joven se DUPLICÓ durante el período analizado.
Gráfico 2 | Evolución del empleo asalariado registrado del sector privado.
Jóvenes entre 18 y 24 años. Total país. Años seleccionados.
* Dato provisorio.
Fuente: MTEySS, en base a OEDE / SIPA
La sustantiva incorporación de jóvenes al empleo formal permitió que una
cantidad significativa de trabajadores entre 18 y 24 años ocupados en
inserciones precarias o desocupados, accedieran a empleos registrados,
mejorando sus condiciones laborales. Es decir, que no sólo los jóvenes que
se incorporaron por primera vez al empleo, sino también otros que ya
trabajando lo hacían en puestos informales, accedieron a trabajos
registrados. Esta mejora en la calidad del empleo lograda por muchos
jóvenes en esta “década ganada” les ha incrementado significativamente las
posibilidades de mejorar sus inserciones laborales futuras. Esto es así,
porque el acceso al empleo registrado quiebra la lógica de exclusión laboral
y social que predominó especialmente en la década pasada, cuando un
porcentaje creciente de trabajadores estaba obligado a permanecer por
largo tiempo en inserciones precarias caracterizadas por una elevada
inestabilidad, bajos ingresos y desprovistas de beneficios laborales.
El número de trabajadores jóvenes con empleos asalariados
registrados es uno de los mayores desde que se cuenta con
689.804
518.822
454.463
752.867
948.598
911.687 929.802
0
100.000
200.000
300.000
400.000
500.000
600.000
700.000
800.000
900.000
1.000.000
1998 2001 2002 2005 2008 2010 2012*
4. MTEySS |
4
información para evaluarlo (1998). En el gráfico anterior se advierte
que el nivel actual de empleo registrado es de alrededor un 30% mayor que
en los mejores años de la convertibilidad.
Entre las problemáticas laborales que sufren los jóvenes se suele destacar
el denominado colectivo de los que no trabajan, no buscan trabajo, ni
estudian.
Las personas que conforman este grupo son definidas como especialmente
problemáticas o marginales porque, básicamente se considera que no hacen
nada de lo que deberían hacer de acuerdo a su edad: estudiar, trabajar o
bien, buscar trabajo. De acuerdo a esta concepción, el hecho de “no hacer
nada de lo que deberían”, entraña un problema en si mismo.
Pero la lectura de esta realidad es sumamente incompleta. Ya que en primer
lugar se debería excluir de esta problemática a un grupo de personas que si
bien no estudian, no trabajan y no buscan, sí llevan a cabo una labor
importante para sus familias: son las encargadas de realizar las actividades
domésticas y el cuidado de los menores y familiares a cargo.
Una de las características generalmente no mencionadas es que más de tres
cuartas partes de las personas que componen este grupo son mujeres. Y
entre ellas la mayoría señala que se dedican al cuidado del hogar. En
efecto, en la Encuesta Nacional de Protección Social (ENAPROSS) llevada a
cabo en el año 2011 por el Ministerio de Trabajo, se le preguntó a la
población inactiva la razón por la cual no buscaba empleo. El resultado fue
que el 54% de las mujeres que no estudiaban, ni trabajan, ni buscaban
empleo, señaló que se dedicaban al cuidado de sus hijos u otros niños, y
otro 47% que se dedicaba al cuidado del hogar.
Este diagnóstico se complementa con el dato soslayado por la mayoría, que
alrededor del 30% del universo de los jóvenes “Ni Ni” son madres con hijos
de muy baja edad.
Esto implica que personas que desarrollan una actividad relevante para el
hogar, como el cuidado de hijos o del hogar, son rotuladas como que “no
hacen nada” o “marginales” a partir de la definición de los “Ni Ni”. El error
5. MTEySS |
5
lógico es evidente cuando se advierte que las madres que no estudian, ni
trabajan pasan de ser categorizadas como “Ni Ni” a ser reconocidas como
“amas de casa” con el paso de los años.
Por supuesto, esto no significa que sea deseable que estas personas
jóvenes dedicadas a las actividades domésticas, estudien o tengan la
posibilidad de acceder a un empleo de calidad. El aspecto que se quiere
destacar es que estas jóvenes no responden al rotulo negativo que
habitualmente se le asigna a este colectivo.
Por lo tanto, la cantidad de jóvenes que se encuentra en estado de
extrema marginalidad social está sobredimensionada en la difusión
que están realizando los medios y algunos especialistas. En efecto,
sólo 36 mil jóvenes (el 4,9%) de los 745 mil que no estudian, no
trabajan, no buscan y no realizan actividades domésticas, ni tienen
impedimentos para trabajar (discapacidad), se encontraría en esta
situación.
Un análisis equilibrado, que no llevan a cabo muchos medios y la oposición,
nos permitiría plantear que los avances logrados durante los últimos años
en la reducción de la exclusión social y laboral de la población joven han
sido muchos. Esto no implica, por supuesto, que en la actualidad las
condiciones laborales de estas personas resulten las ideales y que no se
deba continuar trabajando para mejorarlas. Pero lo que si queda claro, es
que este proyecto político ha sido el único que en la Argentina ha
logrado reducir sistemática y efectivamente la problemática a
través de la promoción de empleos de calidad para la población
joven.