El Análisis de Ciclo de Vida (ACV) es un proceso para evaluar de forma objetiva los impactos ambientales asociados a un producto a lo largo de todo su ciclo de vida, incluyendo la extracción de materias primas, producción, distribución, uso y disposición final. El ACV cuantifica el uso de recursos y emisiones para determinar los efectos ambientales y buscar estrategias de mejora.
1. Análisis de Ciclo de Vida (ACV)
Definición
El Análisis del Ciclo de Vida (ACV) es un proceso para evaluar, de la forma más objetiva posible, «las cargas ambientales
asociadas a un producto, proceso o actividad identificando y cuantificando el uso de materia y energía y los vertidos al
entorno; para determinar el impacto que ese uso de recursos y esos vertidos producen en el medio ambiente, y para
evaluar y llevar a la práctica estrategias de mejora ambiental.
El estudio incluye el ciclo completo del producto, proceso o actividad, teniendo en cuenta las etapas de: extracción y
procesado de materias primas; producción, transporte y distribución; uso, reutilización y mantenimiento; y reciclado y
disposición del residuo.»
De esta forma un ACV completo permite atribuir a los productos «todos los efectos ambientales derivados del consumo
de materias primas y de energías necesarias para su manufactura, las emisiones y residuos generados en el proceso de
producción así como los efectos ambientales procedentes del fin de vida del producto cuando este se consume o no se
puede utilizar.
El ACV consiste por tanto en un tipo de contabilidad ambiental en la que se cargan a los productos los efectos ambientales
adversos, debidamente cuantificados, generados a lo largo de su ciclo de vida.»
Orígenes
Los primeros estudios enfocados sobre algunas etapas del ciclo de vida de ciertos productos se remontan hacia fines de la
década de los años 60 y principios de los 70. Esos estudios pusieron el énfasis en el análisis de la eficiencia, en el
consumo de la energía y sus fuentes, el consumo de materias primas y, en menor medida, en la disposición final de los
residuos generados.
En 1969 la Coca Cola estadounidense financió un estudio destinado a relacionar y comparar el consumo de recursos para
fabricar los envases para sus bebidas con las emisiones asociadas a los procesos productivos correspondientes. Por la
misma época, también en Europa se estaba estudiando una especie de inventario que más tarde se conoció como
«Ecobalance». En 1972, en el Reino Unido, Lan Boustead se dedicó a calcular la energía total que se requería para la
fabricación de diversos tipos de envases (de vidrio, plástico, acero y aluminio) para bebidas.
Al principio, se consideró que el consumo de energía tenía mayor prioridad respecto de la generación de residuos, las
descargas y emisiones hacia el medio ambiente, entre otras cosas quizás porque todavía no había tantas demandas por
parte de la opinión pública para que las empresas tuvieran en cuenta la prevención del deterioro ambiental, y porque el
precio de los combustibles energéticos había subido tan abruptamente como para justificar darle esa prioridad.
Recuérdese además, que por esa época se produjo la crisis del petróleo, la que afectó principalmente a los países no
productores, y que se manifestó por restricciones en la provisión de energía eléctrica, entre otras limitaciones al consumo
de energía procedente de combustibles fósiles. Luego de superada esa crisis hubo un decaimiento en la importancia
asignada al problema energético.
Puntos fuertes
Una de las principales virtudes del ACV, al igual que ocurre con otros indicadores como la Huella Ecológica, es que
permite integrar en un solo valor la complejidad de los sistemas de producción y consumo de productos, haciendo visibles
impactos que otros indicadores no reflejan. En su cálculo se ha conseguido reflejar el factor duración y los ciclos de
reutilización y reciclaje. Dado su enfoque integral permite saltar entre disciplinas relacionando diseño, fabricación,
construcción y mantenimiento. Finalmente, en relación al sistema de consumo actual, permite valorar los productos desde
el punto de vista de su impacto sobre el medio ambiente contrastando el simple enfoque económico del mercado.
2. Puntos débiles
Complejidad
Su desarrollo como método de valoración está todavía en sus etapas iniciales y cargado de polémica:
El ACV es una herramienta que por su complejidad resulta en procesos que requieren tiempo y recursos
materiales y humanos, muchas veces incompatibles con la capacidad actual de la industria de desarrollar este tipo
de iniciativas.
La información relativa a los inventarios de impactos ambientales en el ACV requiere un elevado nivel de
información sobre materiales y procesos, que puede no estar disponible para un amplio espectro de situaciones.
La aplicación del ACV en productos complejos, en los que los límites del sistema se extienden en una
multiplicidad de actividades, puede resultar en grados de complejidad incompatibles con evaluaciones fiables del
Ciclo de Vida. Es este el caso de la construcción en el que la complejidad es evidente.
El ACV incide sobre una gran diversidad de variables que no poseen siempre el mismo sentido, es decir, puede
darse el caso de que la mejor opción energética no sea la que genere menos residuos o emisiones. Además de este
condicionante, hay que considerar cuestiones como la definición de escalas comunes de evaluación entre variables
y situaciones distintas.
Subjetividad
Uno de los puntos débiles de la metodología del ACV es la subjetividad de la que depende en algunos pasos del cálculo:
La metodología del ACV pretende objetividad y transparencia. En la fase del Inventario de Ciclo de Vida (ICV)
los valores de cargas ambientales corresponden a un esfuerzo de objetivizar al máximo todo el conjunto de datos y
parámetros utilizados. Dichos valores pueden variar en función de la exactitud de los datos y de su precisión. No
ocurre así con la determinación de los impactos ambientales introducidos en el paso Evaluación del Impacto del
Ciclo de Vida. Tanto su identificación, su evaluación, como su ponderación respecto a otros impactos puede
responder a criterios subjetivos.
La utilización de modelos para el cálculo de los impactos resulta a su vez una fuente de subjetividad. Un modelo
es una representación simplificada de los fenómenos y mecanismos que se dan en la realidad. La elección de
dónde y de qué simplificación introducir no deja de ser parcialmente subjetiva. Diferentes investigadores pueden
desear usar diferentes modelos que corresponden a diferentes premisas y simplificaciones.
La naturaleza de las elecciones e hipótesis que se hacen en el ACV, el establecimiento de los límites del sistema,
la selección de la fuente de datos, las categorías de impacto, pueden ser subjetiva. Diferencias en los datos de
entrada pueden causar diferencias en el alcance, límites geográficos, etc. Estas diferencias pueden ser originadas
por diferentes actitudes relacionadas con el concepto de naturaleza e intereses: sector industrial, movimiento
ecologista, asociación de consumidores, gobierno...
La Responsabilidad Social de las Empresas
Actualmente se encuentran muchas páginas en la red que ofrecen sus servicios a empresas para calcular el ACV de sus
productos. Gracias a cierta inquietud en los consumidores, las responsabilidades legales, sociales y políticas que pueden
implicar los impactos ambientales, y a algunas medidas que empiezan a tomarse, como el ecoetiquetado, ciertas empresas
empiezan a interesarse por el ACV; especialmente en realizar estudios comparativos para determinar las ventajas y
desventajas medioambientales relativas de productos que pueden desarrollar la misma función. Esto les permite identificar
hacia dónde deberían dirigir prioritariamente los esfuerzos para minimizar dichos impactos, al tiempo que ofrecen una
imagen de preocupación por el medio ambiente al consumidor. Si continuaran y se apoyaran este tipo de iniciativas se
podría lograr que cada fabricante se hiciera responsable de saber de dónde vienen sus materias primas, su energía y sus
insumos, y cuál será el destino final de sus productos. El ACV podría por tanto tener aplicaciones interesantes si se pone
esa información de cada producto a disposición del consumidor.
3. Etapas del ACV
Las etapas del ciclo de vida son:
Adquisición de materia prima: etapa de actividades de acción directa sobre el medio natural. En este punto se
incluye el material no renovable, el agua y la biomasa de recolección.
Procesamiento de material a granel: tratamiento de la materia prima (separación y purificación por ejemplo) para
adecuar los materiales a transformaciones posteriores.
Producción de materiales técnicos y de especialidad: algunos autores combinan esta etapa con la anterior
designándola «tratamiento de materiales».
Fabricación y ensamble: en esta etapa se acaban de producir los materiales de base y los materiales técnicos.
Transporte y distribución: con el actual sistema globalizado, esta etapa adquiere especial importancia dadas las
grandes distancias que deben recorrer los productos para su comercialización en lugares distintos a donde se han
producido. En muchos casos, los componentes necesarios para la fabricación del producto final también recorren
importantes distancias.
Uso y servicio: en esta etapa se contabiliza el mantenimiento y las reparaciones que necesita el producto durante
su uso por el consumidor (algunos productos no pueden usarse directamente, necesitan acciones, como por
ejemplo los alimentos congelados). En esta fase también se considera la reutilización interna de materiales, por
ejemplo la reutilización de botellas de cerveza en una casa.
Retiro y tratamiento: en este paso es clave la posibilidad de reutilización o reciclaje de los materiales
(valorización del material), en algunos casos es posible cerrar los ciclos de vida insertando el material retirado en
un punto de la fabricación de un nuevo material.
Disposición, destino final: cuando el material no es valorizado termina su ciclo de vida. En este punto se valora la
forma en que éste es depositado en el medio natural. En el depósito de un material se pueden tener en cuenta y
controlar sus características físico-químicas por ejemplo y tomar medidas para evitar efectos negativos del
material desechado sobre el entorno.
El ACV de una empresa de construcción
Para descubrir la incidencia de la construcción y el alojamiento en los problemas medioambientales hoy, se debe de
analizar por entero el proceso que engloba la edificación. Habitualmente al hablar de alojamiento, se valora la adecuación
o la conciencia energética de los edificios en función solamente del gasto o ahorro energético en la climatización e
iluminación durante su uso, así como la contaminación que produce en su entorno inmediato. Sin embargo, las relaciones
entre edificación y medio ambiente son mucho más extensas y complejas.
Si se analiza la actividad entera que implica una construcción, se habrá de valorar su incidencia medioambiental en todo el
proceso:
Extracción de rocas, minerales y materiales de todo tipo.
Gastos energéticos y procedimientos para la fabricación de elementos constructivos.
Gastos energéticos y procedimientos para la fabricación de sistemas y equipos de instalaciones.
Transportes de materiales, elementos y equipos.
Puesta en obra, medios y maquinaria.
Gastos energéticos en climatización e iluminación y contaminación derivada.
Mantenimiento y uso, agua, residuos y vertidos.
Reutilización y procedimientos para cambios de uso.
Derribo y derivaciones del abandono de las edificaciones.
Al relacionar cada una de estas fases con los principales problemas medioambientales actuales, se descubre la verdadera
extensión de las repercusiones derivadas de la construcción:
Cuadro 1. Actividades relacionadas con la construcción y su incidencia medioambiental
4. Roca
industriales
Minerales
Materiales
Fabric.
Elementos
Construcción
Fabric.
Sistemas.
Equipo.
Instala.
Transporte
a Obra
Construc.
Puesta en
Obra
Gasto
energético
Climatiza.
Gasto
energético
Ilumina.
Manten.
Agua.
Usos
varios
Reutiliz.
Cambio
de uso
Derribo
Abandono
MUNDIALES
Cambio
climático e
invernadero
x x x x x x x x
Agotamiento
del ozono
x x x x x
Deforestación x x x x x
Pérdida de
biodiversidad
x
Contaminación
de mares
x x x x x x
Gasto de
recursos no
renovables
x x x x x x x
LOCALES
Contaminación
atmosférica
x x x x x x x
Contaminación
de aguas
continentales
x x x x x
Deterioro del
mar y costas
x x x x x x
Residuos
tóxicos
x x x x x x x x
Riesgos
industriales
x x x
Erosión y
desertización
x x x X
Abuso de
recursos
renovables
x x x x
Ocupación del
suelo con
vertidos
x x x x x
Por tanto, para resolver los problemas generados a lo largo del proceso de edificación se debe revisar e intervenir en la
fase a la que están ligados:
La obtención y extracción de materiales para la construcción, que aproximadamente representan el 50 por 100 de
los totales, se encuentran ligadas a revisiones necesarias desde la minería y la industria.
La corrección que debe darse en la fabricación de elementos constructivos, sistemas y equipos avanzará en
paralelo a las mejoras en los procedimientos industriales, y sus resultados son imprescindibles para una valoración
global del gasto energético en la edificación.
Para apreciar su importancia, y a falta de muchos datos precisos, cabe comentar como ejemplo que la energía
gastada en la fabricación de los elementos básicos, sin equipos de instalaciones, de una vivienda de 75m2 útiles,
convencional, en bloques de 3 plantas, del nivel correspondiente a las exigidas para la vivienda de promoción
pública en España en los años 80, representa el equivalente al consumo en calefacción de la misma vivienda
durante aproximadamente 45 años en el área de Madrid y 51 en el área de Barcelona.
La fase en la que deviene del transporte a obra depende del aprovechamiento de materiales y elaboraciones del
entorno, del tipo de transporte y de las distancias de recorrido a las que se vean obligados.
La adecuación y reorganización que cabe irse planteando en la puesta en obra implica la apreciación de las
mejoras en rendimientos de maquinarias y su diseño, y un mayor cuidado en el tratamiento provisional y temporal
de las condiciones naturales del entorno afectado.
Las fases siguientes: las que habitualmente se ligan a la edificación, son también determinantes; no podemos
olvidar que el mantenimiento de los edificios representa el 33 por 100 de la energía gastada, de la que el 12,5 por
5. 100 del consumo total en España corresponde a las viviendas, lo que equivale al 40 por 100 del consumo por
habitante; que el consumo eléctrico de las viviendas absorbe el 70 por 100 del producido; y que el 50 por 100 de
la contaminación que sufrimos, deriva del alojamiento.
6. Preguntas
1. ¿En qué consiste un Análisis de Ciclo de Vida?
Es un proceso para evaluar, de la forma más objetiva posible las cargas ambientales asociadas a un producto, proceso
o actividad identificando y cuantificando el uso de materia y energía y los vertidos al entorno; para determinar el
impacto que ese uso de recursos y esos vertidos producen en el medio ambiente, y para evaluar y llevar a la práctica
estrategias de mejora ambiental.
2. ¿Por qué la empresa Coca Cola financió en 1969 un ACV?
Para relacionar y comparar el consumo de recursos para fabricar los envases para sus bebidas con las emisiones asociadas
a los procesos productivos correspondientes.
3. ¿Cuál es la principal ventaja de un ACV?
Permite integrar en un solo valor la complejidad de los sistemas de producción y consumo de productos, haciendo visibles
impactos que otros indicadores no reflejan.
4. ¿Cuáles son los dos aspectos negativos de un ACV?
La complejidad y la subjetividad.
5. Enlista las etapas de un ACV.
a. Adquisición de materia prima.
b. Procesamiento de material a granel.
c. Producción de materiales técnicos y de especialidad.
d. Fabricación y ensamble.
e. Transporte y distribución.
f. Uso y servicio.
g. Retiro y tratamiento.
h. Disposición y destino final.