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Revista Electrónica Sinéctica
E-ISSN: 1665-109X
bado@iteso.mx
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores
de Occidente
México
AGUILAR, LUIS ARMANDO
Conversar para aprender. Gadamer y la educación
Revista Electrónica Sinéctica, núm. 23, agosto-enero, 2003, pp. 11-18
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente
Jalisco, México
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=99815908003
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11
Sinéctica23agostode2003-enerode2004
Conversar para aprender.
Gadamer y la educación
LUIS ARMANDO
AGUILAR*
M A P A S
* Doctor en filosofía por la Es-
cuela de Estudios Superiores de
Filosofía de Münich. Actual-
mente es Profesor e investiga-
dor del Doctorado en Filosofía
de la Educación del ITESO.
¿Quién no hace de su debilidad virtud?
Sin duda, fue mi virtud y mi debilidad
tener que defender al otro y su derecho.
Hans Georg Gadamer
Introducción
En la que quizá haya sido una de sus últimas con-
ferencias, a sus noventa y nueve años de edad, el
filósofo alemán Hans Georg Gadamer intentó
sustentar la tesis de que sólo es posible aprender
por medio de la conversación.1
La “charla escrita”
que sostuvo Gadamer suscita algunas preguntas
fundamentales para todo proceso educativo.2
Al
comienzo de su conferencia señala que la idea que
busca sustentar es una afirmación cuya plena jus-
tificación exigiría el despliegue de todos los esfuer-
zos filosóficos de sus últimos cincuenta años de
vida.3
Gadamer advierte, así, que a sus reflexiones
sobre la educación subyace un buen número de
intuiciones, ideas y conceptos a los que sólo hace
alusión. La muerte del pensador alemán, acaecida
el 13 de marzo de 2002, es ocasión para analizar y
enmarcar algunas de sus ideas en torno a la educa-
ción en el conjunto de intuiciones básicas de la
hermenéutica filosófica. En el presente ensayo se
exponen algunas de las ideas que subyacen a la
tesis señalada, enmarcándola en conceptos bási-
cos de su obra que permitan comprender algunas
de las implicaciones que tiene la hermenéutica fi-
losófica en el ámbito educativo, particularmente
como contribución a una formación integral. En
un primer apartado se exponen los conceptos de
educación y de formación; en el segundo se anali-
zan los fines del proceso educativo, en el que tiene
especial relevancia la comprensión del otro; en el
tercero se explicitan dos presupuestos antropoló-
gicos básicos en la obra de Gadamer: la concep-
ción del lenguaje y la función de la conversación,
y en el cuarto y último se plantean algunas impli-
caciones de todo lo anterior para la educación.
Por lo demás, el intento de analizar el pensa-
miento de Gadamer a partir de la reconstrucción
de una conferencia hablada plantea un doble reto.
Por una parte, lo que Gadamer hizo fue hablar
ayudándose de un par de notas redactadas para
servirse de ellas sólo en el momento de su charla
sobre la educación. Gadamer le habló, sin papel
de por medio, a un público en una escuela prepa-
ratoria (Gymnasium Dietrich-Bonhoeffer) de un
poblado alemán el 19 de mayo de 1999. Por otra
parte, el intento de dialogar con papel de por
medio, de leer y no de conversar exige un ejercicio
hermenéutico particular que dificulta doblemen-
te la comprensión. El ejercicio vale la pena sobre
todo si se intenta realizarlo del mismo modo como
creo que a Gadamer le hubiera gustado ser leído,
interpretado y comprendido:
12
Sinéctica23agostode2003-enerode2004
Igual que uno se pone de acuerdo con su interlocu-
tor sobre una cosa, también el intérprete comprende
la cosa que le dice su texto. Esta comprensión de la
cosa ocurre necesariamente en forma lingüística [...]
la realización de la comprensión, ya se trate de tex-
tos o de interlocutores que le presentan a uno el
tema, consiste justamente en este llegar a hablar la
cosa misma.4
Dos conceptos básicos:
educación y formación
Educación
Gadamer evita deliberadamente enfrentar “los pro-
blemas entre la juventud, sus preceptores, maes-
tros y padres”.5
Es decir, los problemas cotidianos
que ocupan y han de enfrentar todo tipo de edu-
cadores. Ello encuentra su justificación en lo que
implica la tesis misma: que uno se educa a sí mis-
mo significa que el llamado educador participa
sólo con una modesta contribución.6
Por otra par-
te, cabe preguntar si, por modesta que sea esa la-
bor, las relaciones con los jóvenes, sus padres y
preceptores no pueden ser decisivas en el proceso
de aprendizaje. Queda abierta la pregunta sobre
las implicaciones que la constatación de este he-
cho puede tener en el ámbito universitario.
Educar-se, como verbo reflexivo, tiene un sen-
tido normativo: el sujeto debe potenciar sus fuer-
zas allí donde uno percibe sus puntos débiles y en
no dejarlos en manos ajenas. ¿Hay aquí un cierto
reflejo de individualismo? Sólo aparentemente. La
convivencia, afirma Gadamer, es lo que nos eleva
por encima del mundo animal, justamente por
medio del lenguaje como capacidad de comuni-
cación. Las fuerzas vinculantes que hay en todo
ser humano, como experiencias decisivas que des-
piertan en los intercambios, las experiencias ínti-
mas, el trabajo científico, etc.7
La tesis central de
Gadamer puede ser entendida en varios sentidos,
que son como niveles de profundidad. Uno se
educa a sí mismo porque, sobre todo, el aprendi-
zaje depende de cada cual; uno se educa junto con
otros porque somos seres en conversación, en re-
lación con otros, nos constituimos en la comuni-
cación, el juego, las experiencias que intercam-
biamos con los otros. Uno se educa al educar no
tanto por lo que logra en los otros sino por lo que
a uno le ocurre en el encuentro y la comunicación
con ellos. Hay una razón de fondo para reconocer
que los otros ya están presentes en nuestro edu-
carnos en cualesquiera de nuestras experiencias.
El lenguaje es el medio común en el que somos
unos con otros. Gadamer cree que la morada del
ser humano es el lenguaje.
Formación
En alemán el término Bildung (formación) está
estrechamente vinculado a las ideas de enseñanza,
aprendizaje y competencia personal; significa tam-
bién la cultura que posee una persona como re-
sultado de su formación en los contenidos de la
tradición de su entorno. Se refiere tanto al proceso
por el que se adquiere la cultura como al patrimo-
nio personal del hombre culto (también llamada
“educación liberal”), es decir, al conjunto de sus
experiencias de aprendizaje. A Gadamer le intere-
sa sobre todo una connotación peculiar de este
término, con la que se hace referencia a algo “más
elevado e interior” que al hecho de poseer una
cultura sólida y vasta. Se trata de una actitud espi-
ritual que procede del conocimiento y el senti-
miento de toda la vida espiritual y ética y que flu-
ye armónicamente en la sensibilidad y el carácter.8
Bildung designa más el resultado del proceso
de devenir que el proceso mismo. “El resultado
no se produce al modo de los objetivos técnicos,
sino que surge del proceso interior de formación
y conformación y se encuentra por ello en un cons-
tante desarrollo y progresión”. Sus objetivos no
son exteriores a ella. La formación no puede ser
un verdadero objetivo. Sólo puede ser buscada en
el acto reflexivo del educador. Por eso la forma-
ción va más allá del mero cultivo de capacidades
previas. Cultivar una disposición es desarrollar algo
dado. Así, el ejercicio y cuidado de la misma es un
simple medio para lograr un fin. En la formación
uno se apropia por entero aquello en lo que y a
través de lo cual uno se forma. Por eso la forma-
ción no puede ser un verdadero objetivo. Todo lo
M A P A S
13
Sinéctica23agostode2003-enerode2004
que la formación permite apropiar forma parte de
ella. Lo incorporado en la formación no es sólo
un medio que luego pierde su función. En la for-
mación todo se guarda.9
Propiamente no se puede “formar para” nada,
tampoco para la comprensión. La comprensión
misma es apertura a la comprensión. Uno se puede
formar en el diálogo, al dialogar nos formamos;
en la comprensión, porque comprender es un aspec-
to propio de la formación; en la solidaridad, por-
que la persona formada es la capaz de compren-
der al otro, de encontrarse con él en la comprensión
común, de salir de sí, de lograr un entendimiento.
En la formación se establece el tipo de relación
que permite el aprendizaje; esto trae consigo sus
propios riesgos y supone apertura a lo inesperado.
La armonía entre la apropiación y la apertura vive
de la tensión entre el movimiento de autoposesión
a través del cual el sujeto se apropia de algo y el
que lo mueve a salir de sí. El ser humano se carac-
teriza por la ruptura con lo inmediato y natural
que le es propio en virtud de su dimensión espiri-
tual y racional. Al ascender a lo general, lo parti-
cular cobra su justa dimensión. El ascenso abarca
lo teórico y lo práctico. “La esencia general de la
formación humana es convertirse en un ser espiri-
tual general”. Es inculto el que cede a la particula-
ridad, por ejemplo, a la ira que no conoce consi-
deración ni medida. Esto ocurre por no tener
capacidad de abstracción, es decir, de apartar la
atención de sí mismo y dirigirla a un punto de
vista general desde el cual pueda determinarse la
propia particularidad con mesura y consideración.
En la formación práctica, la que supone, por
ejemplo, la elección de una profesión es un modo
de autolimitarse, de sacrificar la particularidad en
favor de la generalidad, es decir, de inhibir el de-
seo y la libertad respecto al objeto del deseo. Es
trabajar sobre sí mismo para reencontrarse y de
ese modo ganar en autonomía, colocándose por
encima de lo inmediato. Implica entregarse a ta-
reas que de otro modo no se asumirían como pro-
pias. Así se adquiere un poder, y un sentido de sí
mismo. En la formación uno se apropia comple-
tamente de aquello en lo cual uno se forma.10
Cabe
hacer notar aquí la importancia que concede
Gadamer al aprendizaje de la lengua, tanto de la
materna como de las lenguas extranjeras, que abren
de modo eminente a la experiencia de lo otro.
El movimiento básico del espíritu consiste en
reconocer en lo extraño lo propio y hacerlo fami-
liar. Es el retorno a sí mismo a partir del ser otro.
En esa medida toda formación teórica es sólo la
continuación de un proceso formativo que se ha
iniciado desde el momento en que el trabajo so-
bre sí mismo lleva de lo particular a lo general.
El desarrollo espiritual del sujeto pasa por el
mundo del lenguaje, las costumbres y las institu-
ciones de su gente, que le son entregadas por la
tradición y de las que tiene que apropiarse. El in-
dividuo se encuentra constantemente en el cami-
no de la formación y la autosuperación. La for-
mación supone la enajenación, pero no se reduce
a ella. En la recuperación, en el retorno a sí mis-
mo, Gadamer ve en ese movimiento la esencia de
la formación.11
Ésta no puede ser perfecta ni com-
pleta. Está marcada por un juego de promesa y
limitación. Aun la sabiduría a la que es posible
aspirar es falible por tratarse de una sabiduría
meramente humana.
Gadamer insistió hasta el final de su vida en que
la hermenéutica no es una postura absolutista sino
un camino de experiencia. Su modestia consiste
en el hecho de que para ella no existe un principio
más alto que mantenerse abierto a la conversación.
Esto significa, con todo, el reconocimiento cons-
tante de que, de antemano, existe la posibilidad
de que tu interlocutor esté en lo correcto, aun de
reconocer la superioridad de tu interlocutor.12
Los fines del proceso educativo
La presencia del otro en nuestra existencia apare-
ce en actividades tan elementales como aprender
a escribir y hablar la propia lengua o alguna len-
gua extranjera. La educación acontece como un
proceso recíproco natural que “cada cual acepta
siempre cordialmente procurando entenderse con
los demás”. Quien escucha al otro escucha a al-
guien que tiene su propio horizonte.13
Sólo al es-
cuchar al otro se abre el verdadero camino para
M A P A S
El movimiento
básico del espíritu
consiste en
reconocer en lo
extraño lo propio
y hacerlo familiar.
14
Sinéctica23agostode2003-enerode2004
vivir la solidaridad. Cada uno debe aprender a sal-
var distancias y superar los antagonismos frente a
los demás. Esto significa respetar al otro, cuidar-
lo, atenderlo y, por así decirlo, darse unos a otros
nuevos oídos. En las relaciones con nuestros se-
mejantes se trata siempre de acoger lo que el otro
realmente quiere decir, y de buscar y encontrar el
suelo común, más allá de su respuesta. Es necesa-
rio liberar las posibilidades creadoras y alcanzar el
entendimiento que encierra el lenguaje. Esto sólo
se puede lograr con el intercambio vivo de ideas.
Por eso el pluralismo que vivimos en todos los
ámbitos tiene un significado verdaderamente pro-
ductivo. El mundo pluralista en que vivimos re-
presenta un nuevo reto, la nueva torre de Babel.
En este horizonte es posible comprender que para
Gadamer la nueva tarea de la filosofía consiste en
salvaguardar los espacios libres de la convivencia,
incluso por encima de lo extraño.
Al hablar sobre los que enseñan y los que apren-
den, Gadamer reitera una afirmación de carácter
antropológico peculiar:
La humanidad de nuestra existencia depende de lo
lejos que aprendamos a ver las fronteras de nuestro
ser de los otros seres. Esta convicción se basa tam-
bién en el apasionado deseo, que me anima desde
siempre, de transmitir lo que en mí se ha converti-
do en conocimiento y comprensión. Se aprende de
aquellos que aprenden de uno.14
Gadamer buscó con su filosofía “defender al Otro
en su derecho”.
El humanismo de Gadamer invita a aprender
a escuchar, en uno u otro camino, a luchar siem-
pre contra el ensimismamiento y eliminar el egoís-
mo y el afán de imposición de todo impulso inte-
lectual.15
Gadamer llegó a la convicción de que
tenía que adoptar una actitud de humildad como
principio filosófico fundamental:
El hecho de que no son frases, ni la afirmación in-
contestable, ni la réplica victoriosa lo que garantiza
la verdad, sino que se trata de otra especie de con-
figuración que no es posible para el individuo, me
M A P A S
15
Sinéctica23agostode2003-enerode2004
indicó mi trabajo de no tanto reconocer en los otros
las propias fronteras como rebasarlas unos pasos.
Lo que importaba era poder estar equivocado.16
La imposibilidad de responder categóricamente a
la pregunta de quién es el otro permite suponer
que para Gadamer no existe una respuesta defini-
tiva a la pregunta por el ser humano. Responder a
esta pregunta equivaldría a responder a la pregun-
ta ¿quién soy yo y quién eres tú?, título de uno de
los últimos libros de Gadamer, dedicado a la poe-
sía de Paul Celin. “Esta pregunta no se contesta
nunca, pero es, como pregunta, su propia respues-
ta”. Gadamer entendió su obra como el intento
de “dominar con el pensamiento esta cuestión”.17
Comprender, entender, es comprenderse, en-
tenderse en el mundo. Entenderse en el mundo
significa entenderse unos con otros, entender al
otro. Es la tarea más ardua.Todos hemos de apren-
der que el otro establece la determinación prima-
ria de los límites de nuestro amor propio y de
nuestro egocentrismo. Comprender es un proble-
ma moral de alcance universal. También es un
problema político. La solidaridad de las diversas
culturas y tradiciones se logra lentamente, y re-
quiere que empleemos la verdadera productividad
del lenguaje para entendernos, en lugar de afe-
rrarnos a todos los sistemas de reglas para diferen-
ciar lo verdadero de lo falso. Cuando hablamos
buscamos volvernos comprensibles al otro de
modo que pueda respondernos, convalidarnos o
rectificarnos. Todo esto forma parte de un autén-
tico diálogo. La palabra empieza a ser palabra viva
cuando es respuesta concreta a alguien concreto.18
Gadamer cree que la verdadera humanidad del
hombre reside en poder hacerse capaz de diálogo.
Como nuestra percepción sensible del mundo es
ineludiblemente privada, también lo son nuestros
impulsos e intereses, y la razón que es común a
todos y capaz de detectar eso que es común, se
muestra impotente ante las ofuscaciones que en
nosotros alimenta nuestra individualidad. Por eso
la conversación con el otro, sus objeciones o su
aprobación, su comprensión y también sus malen-
tendidos son una especie de ampliación de nuestra
individualidad y una piedra de toque en el acuerdo
al que la razón nos invita.19
El fin de la educación es ser con los otros a través
del diálogo y la comprensión, habitando la mis-
ma morada, que es el lenguaje.
la lengua no es sólo la casa del ser, sino la casa del
ser humano, en la que vive, se instala, se encuentra
consigo mismo, se encuentra en el Otro... la estan-
cia más acogedora de esta casa es la estancia de la
poesía, del arte. En escuchar lo que nos dice algo, y
en dejar que se nos diga, reside la exigencia más
elevada que se propone al ser humano. Recordarlo
para uno mismo es la cuestión más íntima de cada
uno. Hacerlo para todos, y de manera convincente, es
la misión de la filosofía.20
¿Por qué el dejarse decir algo habría de ser la exi-
gencia más elevada del ser humano? ¿Qué imagen
del hombre subyace a esta concepción? La de un
ser que escucha, dialoga, se encuentra consigo
mismo en el lenguaje, llega a lo más profundo de
su ser en la experiencia de la comprensión, parti-
cularmente la comprensión que hace posible la
experiencia estética.
El ser humano, como un ser capaz de lengua-
je, juicio y propia iniciativa; de conversar y en-
mendar las propias carencias de saber a través de
la propia actividad; de potenciar por sí mismo sus
puntos débiles; de tener fuertes experiencias con-
cretas de fuerzas vinculantes con los demás, en
comunicación constante con ellos. La conciencia
está asociada directamente con todas estas capaci-
dades. Mediante ellas el hombre y la mujer pue-
den educarse, formarse y sobrevivir “indemnes a
la tecnología y al ser de la máquina”.21
El contras-
te entre hombre y máquina, entre el ser humano y
sus obras, parece evidente. Llegar a estar en casa
en nuestro mundo supone el desarrollo de la pro-
pia capacidad de juicio y formación, así como un
conjunto de experiencias de comunicación que
resultan decisivas.22
El verdadero aprendizaje es el
que adquirimos a partir de nuestros errores.23
Pero en mayor medida es gracias a la conversa-
ción que logramos aproximarnos a la experiencia
del ser de las cosas. El diálogo no diluye al sujeto,
pero tampoco hace del otro un objeto que se asi-
mila a la propia experiencia. Esto equivaldría a
reconocer en el otro sólo lo que en él haya de se-
M A P A S
16
Sinéctica23agostode2003-enerode2004
mejante a nosotros, o bien a reducirlo a nuestro
mundo asimilándolo, sin afirmarlo en su alteridad.
Gadamer insiste en el misterio que encierra la in-
dividualidad y, al mimo tiempo, advierte la ilu-
sión de comprender al hombre como ser-en-el-
mundo sin tomar en cuenta que es también un
ser-en-conversación-con-los otros.24
El diálogo tiene como nota el saber escuchar.
El encuentro con el otro se da sobre la base de
saber autolimitarse. El no oír o el oír mal es cosa
de cada cual. Sólo no oye u oye mal quien se escu-
cha permanentemente a sí mismo. Gadamer su-
braya que es parte de la condición humana el es-
tar demasiado lleno de los propios impulsos e
intereses. Así es como se fundamenta la tesis de
que la verdadera humanidad del hombre consiste
en hacerse capaz de entrar en diálogo a pesar de
todos los obstáculos.25
La capacidad de diálogo es
un atributo natural del ser humano.26
Gadamer
asume la tesis de Aristóteles según la cual el hom-
bre es el ser dotado de lenguaje. El diálogo es el
modo efectivo del lenguaje;27
éste sólo existe y se
realiza plenamente en la conversación.
Algunas implicaciones para la educación
1. Si el lenguaje sólo se realiza plenamente en la
conversación, lo que verdaderamente importa es
ofrecer a los estudiantes los elementos para desa-
rrollar la capacidad de enmendar sus carencias de
saber a través de su propia actividad. Se trata de
formar en los sujetos la fuerza de vinculación con
los demás, de tener nuevas experiencias, de apren-
der de los propios errores. La sobrevivencia del
género humano depende de este aprendizaje.28
2. El aprendizaje es personal. Pero la educa-
ción es un proceso social, porque si bien el esfuer-
zo que cada cual tiene que hacer para aprender es
insustituible, está constitutivamente remitido a los
otros, dado que es de ellos de quienes recibe la
palabra, la tradición. El otro es siempre el interlo-
cutor que irrumpe en el mundo privado de las
percepciones y el monólogo privado, sujeto a error.
3. Para Gadamer la educación básica de todo
ser humano consiste en aprender a hablar. Lo de-
cisivo es el desarrollo de la capacidad de hablar y
el aprendizaje de la lengua, o de las lenguas. En el
comienzo de este aprendizaje están contenidos
todos los problemas que vendrán después, que
aparecerán a lo largo de la vida. En el hablar de los
primeros años hay una vida que luego se pierde.
La experiencia de aprender a decir las cosas bien
es un indicio de que uno se educa a sí mismo.
4. Un paso decisivo de este aprendizaje es la
participación de los padres y de la escuela, porque
está marcada por la relación con otros. En ella
aprendemos lo decisivo: formar y exponer juicios
propios. Entre las diversas formas del diálogo a la
conversación pedagógica le corresponde la preemi-
nencia por tratarse de una de las formas origina-
rias de la experiencia dialogal. Gadamer señala tres
razones que hacen muy difícil mantener el diálo-
go pedagógico. El enseñante cree que debe y pue-
de hablar, y cuanto más consistente y sólido sea
su discurso, tanto mejor cree poder comunicar su
doctrina; es el peligro de la cátedra, el profesor es
incapaz de establecer el diálogo porque él es el
auténtico transmisor de la ciencia. Pero, enton-
ces, la incapacidad para el diálogo está en la es-
tructura monológica de la ciencia y la tecnolo-
gía modernas. El diálogo no es posible con muchos
a la vez ni en presencia de muchos. Cuando la
situación docente va más allá de la intimidad de
una conversación en pequeño círculo hay una di-
ficultad insuperable para el diálogo. Este es un fe-
nómeno típico del mundo universitario. Lo deci-
sivo acontece en la escuela, porque en ella ocurre
en cierto modo todo lo que demanda la vida en su
conjunto para llegar a acceder a la propia morada,
que es el mundo que podemos comprender, sobre
el que podemos conversar y llegar a ponernos de
acuerdo.
5. La formación hace posible contemplar las
cosas desde el punto de vista del otro.29
Los estu-
dios pueden contribuir a la formación para apren-
der a entender al otro desde su propio punto de
vista. La formación implica el sacrificio de la par-
ticularidad en favor de la generalidad.30
Ser razo-
nable quiere decir hacer propio en sus positivas
intenciones lo que el otro ha querido decir. Sólo si
se entiende al otro en este sentido es posible llegar
a soluciones en temas que a todos nos afectan.
M A P A S
17
Sinéctica23agostode2003-enerode2004
Educación es educarse en la escucha, la acogida
del otro, la colaboración, la comprensión y la
transformación del mundo, en el sentido de que
responde a los anhelos más profundos de las gran-
des mayorías, a sus capacidades de invención, de
creación.
6. Gadamer insistió en que la auténtica fuente
de enseñanza, que irradia de los encuentros hu-
manos, se encuentra en serio riesgo de ser arrui-
nada por la técnica moderna, particularmente por
el uso que hacen de ella los medios de informa-
ción. La educación actual podría contrarrestar los
efectos de la técnica moderna a través de la ense-
ñanza de los carismáticos del diálogo que cambia-
ron al mundo (Buda, Sócrates, Jesús).
Notas
1. Resulta interesante que el título de su conferencia
se refiera a la educación y no a la formación. La
traducción del título de su conferencia es literal:
“La educación es educarse” (“Erziehung ist sich
erziehen”). En la obra de Gadamer se encuentran
extensas reflexiones sobre el sentido de la forma-
ción (Bildung), en ella es posible descubrir familia-
ridad con la antigua concepción de la Paideia griega.
Además, en alemán moderno la palabra educación
se refiere específicamente a la enseñanza de los es-
colares, mientras que el término formación puede
referirse a los estudios superiores o a todo tipo
de procesos educativos.
2. El mismo Gadamer insiste en que su «conferencia»
no fue una lección (Vorlesung), que considera como
uno de los grandes atavismos de la vida académica,
p.11.
3. Gadamer, Hans Georg. Educar es educarse, Piadós,
Barcelona, 2000.
4. Cfr. Gadamer, Hans Georg. Verdad y método, Sí-
gueme, Salamanca, 1996, vol.I, p.457. En adelan-
te los dos tomos de Verdad y método se citarán como
VM I y II (1992). Los capítulos XII y XIII de VM I
ofrecen la clave de su acercamiento al lenguaje como
medio de la experiencia hermenéutica, que abarca
sus ideas sobre la lingüisticidad y su realización en
la conversación.
5. Gádamer, Hans Georg. Educar es educarse, op. cit.,
p.11.
6. Ibidem, p.15.
7. Cfr. ibid., pp.42, 43, 47.
8. VM I, p.39.
9. Ibidem, p.40.
10. Ibid.
11. Ibid, p.43.
12. “¿Es demasiado poco? Es el tipo de integridad que
es posible exigir de un profesor de filosofía” (citado
en Cleary, John y Pádraig Hogan. “The reciprocal
character of self-education”, en Journal of Philosophy
of Education, Blackwell, Oxford, vol. 35, núm.4,
2001, p.527).
13. VM I, pp.377 y ss, 453 y ss, 477.
14. Cfr. “La misión de la filosofía”, en Gadamer, Hans
Georg. La herencia europea, Península, Barcelona,
2000, p.153. Si bien Gadamer confesaba que era
agnóstico, es posible descubrir en la raíz de todo su
pensamiento un supuesto humanista de origen
judeocristiano: el primado del otro, idea presente
ya de distintas maneras en pensadores como Gabriel
Marcel, Martín Buber y Emmanuel Levinas.
15. Ibidem, pp.145-146.
16. Cfr. ibid, p.152.
17. Cfr. idem.
18. Así, en el discurso de agradecimiento por el jubileo
de sus cien años de edad, Gadamer pregunta: “¿No
está al fin la palabra por primera vez ahí, en la res-
puesta? ¿No empieza ella a ser entonces la palabra
concreta que se dijo a uno y a la que hay que dar
una respuesta? ¿O es todavía una abstracción esa
palabra? ¿Es al fin cada palabra una respuesta?” (cfr.
Gadamer, Hans Georg. “Agradecimiento con mo-
tivo del jubileo de sus cien años de edad”, Diálogo
Científico, vol.9, núms. 1–2, Tübigen, 2000, sp.)
19. Cfr. VM II, p.208. La filosofía de la conversación
de Gadamer se basa en el supuesto de que el punto
de vista de un individuo es intransferible. En él en
cierto modo “se refleja el mundo entero”. Ese mis-
mo mundo se ofrece como reflejo en los distintos
puntos de vista individuales como un único e idén-
tico mundo. Gadamer comparte la visión del ro-
manticismo alemán que descubrió, según cree, “el
misterio intransferible de la individualidad frente a
la generalidad abstracta del concepto”, a la que está
M A P A S
18
Sinéctica23agostode2003-enerode2004
asociada la fe liberal en el progreso (VM II, p.206).
Desde muy distintos ángulos y tradiciones religio-
sas y de pensamiento se ha podido constatar que el
camino de la verdad es la conversación.
20. “De lo que se trata es de que el hombre acceda él
mismo a su morada”. Gadamer, Hans Georg. La
herencia europea, op. cit, 2000, p.21. El lenguaje es
el medio de la experiencia hermenéutica y el hori-
zonte de una ontología hermenéutica (VM I, capí-
tulos XII y XIV), Gadamer reconoce que si bien quizá
no supo hacer suyos los impulsos de Heidegger hay
una intuición de su maestro que siguió conservan-
do para él plena vigencia (cfr. Gadamer, Hans
Georg. La herencia europea, op. cit, p.156. El su-
brayado es mío).
21. Gadamer,HansGeorg.Educareseducarse,op.cit,p.48.
22. Cfr. Ibidem, p.47.
23. Ibidem, p.48. En la base del pensamiento de
Gadamer está una afirmación antropológica muy
simple, pero de enormes alcances: somos lenguaje,
pero el lenguaje “forma parte de lo más oscuro que
existe para la reflexión humana”. Gadamer perma-
neció toda su vida fascinado por el misterio del len-
guaje. La conjunción entre la palabra como voz
interna y la expresión hablada en forma verbal en-
cierra un gran misterio porque, en su opinión, no
hay correspondencia entre el mundo de los signos
y el de las cosas a las que queremos dominar. Esto
da lugar a que siempre exista cierto encubrimiento
de las cosas por parte del lenguaje, que se esfuerza
en descubrirlas. De una entrevista con Gadamer
en Jalón, Mauricio y Fernando Colina. Pasado y
presente. Diálogo, Cuadro, Madrid, 1996.
24. En la antropología de Gadamer la palabra ocupa
un lugar central, como modo privilegiado de encuen-
tro y reconocimiento del otro, incluso como cami-
no para vivir la solidaridad. Cabe señalar que sería
importante considerar el sentido y valor de la pala-
bra en el conjunto de otras dimensiones de la per-
sona y de los vínculos sociales: la afectividad, la sim-
patía, la comunión que se logra a través de la acción,
etcétera.
25. Cfr. VM II, p.209.
26. VM II, p.203.
27. Ibidem, pp.112, 203.
28. Cfr. Gadamer, Hans Georg. “VomWort zu Begriff”,
en Grondin, Jean (comp.), Gadamer Lesebuch,
Mohr Siebeck, Tübingen, 1997, p.109.
29. Cfr. Gadamer, Hans Georg. “La diversidad de len-
guas y la comprensión del mundo”, en Reinhart,
Koselleck y Hans Georg Gadamer. Historia y Len-
guaje: una respuesta, Paidós, Barcelona, 1997, p.125;
Gadamer Hans Georg. La dialéctica de Hegel, op.
cit.
30. VM I, p.41.
Bibliografía
Beuchot, Mauricio. “La búsqueda de la ontología en
Gadamer”, en Intersticios, publicación semestral de
la Escuela de Filosofía de la Universidad Intercon-
tinental, año 6, núms. 14 y 15, 2001, p.39.
— Las caras del símbolo: el ícono y el símbolo, Caparrós,
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— Verdad y método, vol.I, Sígueme, Salamanca, 1996.
—Verdad y método, vol.II, Sígueme, Salamanca, 1992.
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1–2, Tübingen, 2000.
— La dialéctica de Hegel, Cátedra, Madrid, 1980.
— Poema y diálogo, Gedisa, Barcelona, 1993.
Grondin, Jean (comp.) Gadamer Lesebuch, Mohr
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Jalón, Mauricio y Fernando Colina. Pasado y presente,
Diálogos, Cuadro, Madrid, 1996.
Kosellek, Reinhart y Hans Georg Gadamer. Historia y
lenguaje: una respuesta, Paidós, Barcelona, 1997.
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  • 1. Revista Electrónica Sinéctica E-ISSN: 1665-109X bado@iteso.mx Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente México AGUILAR, LUIS ARMANDO Conversar para aprender. Gadamer y la educación Revista Electrónica Sinéctica, núm. 23, agosto-enero, 2003, pp. 11-18 Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente Jalisco, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=99815908003 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
  • 2. 11 Sinéctica23agostode2003-enerode2004 Conversar para aprender. Gadamer y la educación LUIS ARMANDO AGUILAR* M A P A S * Doctor en filosofía por la Es- cuela de Estudios Superiores de Filosofía de Münich. Actual- mente es Profesor e investiga- dor del Doctorado en Filosofía de la Educación del ITESO. ¿Quién no hace de su debilidad virtud? Sin duda, fue mi virtud y mi debilidad tener que defender al otro y su derecho. Hans Georg Gadamer Introducción En la que quizá haya sido una de sus últimas con- ferencias, a sus noventa y nueve años de edad, el filósofo alemán Hans Georg Gadamer intentó sustentar la tesis de que sólo es posible aprender por medio de la conversación.1 La “charla escrita” que sostuvo Gadamer suscita algunas preguntas fundamentales para todo proceso educativo.2 Al comienzo de su conferencia señala que la idea que busca sustentar es una afirmación cuya plena jus- tificación exigiría el despliegue de todos los esfuer- zos filosóficos de sus últimos cincuenta años de vida.3 Gadamer advierte, así, que a sus reflexiones sobre la educación subyace un buen número de intuiciones, ideas y conceptos a los que sólo hace alusión. La muerte del pensador alemán, acaecida el 13 de marzo de 2002, es ocasión para analizar y enmarcar algunas de sus ideas en torno a la educa- ción en el conjunto de intuiciones básicas de la hermenéutica filosófica. En el presente ensayo se exponen algunas de las ideas que subyacen a la tesis señalada, enmarcándola en conceptos bási- cos de su obra que permitan comprender algunas de las implicaciones que tiene la hermenéutica fi- losófica en el ámbito educativo, particularmente como contribución a una formación integral. En un primer apartado se exponen los conceptos de educación y de formación; en el segundo se anali- zan los fines del proceso educativo, en el que tiene especial relevancia la comprensión del otro; en el tercero se explicitan dos presupuestos antropoló- gicos básicos en la obra de Gadamer: la concep- ción del lenguaje y la función de la conversación, y en el cuarto y último se plantean algunas impli- caciones de todo lo anterior para la educación. Por lo demás, el intento de analizar el pensa- miento de Gadamer a partir de la reconstrucción de una conferencia hablada plantea un doble reto. Por una parte, lo que Gadamer hizo fue hablar ayudándose de un par de notas redactadas para servirse de ellas sólo en el momento de su charla sobre la educación. Gadamer le habló, sin papel de por medio, a un público en una escuela prepa- ratoria (Gymnasium Dietrich-Bonhoeffer) de un poblado alemán el 19 de mayo de 1999. Por otra parte, el intento de dialogar con papel de por medio, de leer y no de conversar exige un ejercicio hermenéutico particular que dificulta doblemen- te la comprensión. El ejercicio vale la pena sobre todo si se intenta realizarlo del mismo modo como creo que a Gadamer le hubiera gustado ser leído, interpretado y comprendido:
  • 3. 12 Sinéctica23agostode2003-enerode2004 Igual que uno se pone de acuerdo con su interlocu- tor sobre una cosa, también el intérprete comprende la cosa que le dice su texto. Esta comprensión de la cosa ocurre necesariamente en forma lingüística [...] la realización de la comprensión, ya se trate de tex- tos o de interlocutores que le presentan a uno el tema, consiste justamente en este llegar a hablar la cosa misma.4 Dos conceptos básicos: educación y formación Educación Gadamer evita deliberadamente enfrentar “los pro- blemas entre la juventud, sus preceptores, maes- tros y padres”.5 Es decir, los problemas cotidianos que ocupan y han de enfrentar todo tipo de edu- cadores. Ello encuentra su justificación en lo que implica la tesis misma: que uno se educa a sí mis- mo significa que el llamado educador participa sólo con una modesta contribución.6 Por otra par- te, cabe preguntar si, por modesta que sea esa la- bor, las relaciones con los jóvenes, sus padres y preceptores no pueden ser decisivas en el proceso de aprendizaje. Queda abierta la pregunta sobre las implicaciones que la constatación de este he- cho puede tener en el ámbito universitario. Educar-se, como verbo reflexivo, tiene un sen- tido normativo: el sujeto debe potenciar sus fuer- zas allí donde uno percibe sus puntos débiles y en no dejarlos en manos ajenas. ¿Hay aquí un cierto reflejo de individualismo? Sólo aparentemente. La convivencia, afirma Gadamer, es lo que nos eleva por encima del mundo animal, justamente por medio del lenguaje como capacidad de comuni- cación. Las fuerzas vinculantes que hay en todo ser humano, como experiencias decisivas que des- piertan en los intercambios, las experiencias ínti- mas, el trabajo científico, etc.7 La tesis central de Gadamer puede ser entendida en varios sentidos, que son como niveles de profundidad. Uno se educa a sí mismo porque, sobre todo, el aprendi- zaje depende de cada cual; uno se educa junto con otros porque somos seres en conversación, en re- lación con otros, nos constituimos en la comuni- cación, el juego, las experiencias que intercam- biamos con los otros. Uno se educa al educar no tanto por lo que logra en los otros sino por lo que a uno le ocurre en el encuentro y la comunicación con ellos. Hay una razón de fondo para reconocer que los otros ya están presentes en nuestro edu- carnos en cualesquiera de nuestras experiencias. El lenguaje es el medio común en el que somos unos con otros. Gadamer cree que la morada del ser humano es el lenguaje. Formación En alemán el término Bildung (formación) está estrechamente vinculado a las ideas de enseñanza, aprendizaje y competencia personal; significa tam- bién la cultura que posee una persona como re- sultado de su formación en los contenidos de la tradición de su entorno. Se refiere tanto al proceso por el que se adquiere la cultura como al patrimo- nio personal del hombre culto (también llamada “educación liberal”), es decir, al conjunto de sus experiencias de aprendizaje. A Gadamer le intere- sa sobre todo una connotación peculiar de este término, con la que se hace referencia a algo “más elevado e interior” que al hecho de poseer una cultura sólida y vasta. Se trata de una actitud espi- ritual que procede del conocimiento y el senti- miento de toda la vida espiritual y ética y que flu- ye armónicamente en la sensibilidad y el carácter.8 Bildung designa más el resultado del proceso de devenir que el proceso mismo. “El resultado no se produce al modo de los objetivos técnicos, sino que surge del proceso interior de formación y conformación y se encuentra por ello en un cons- tante desarrollo y progresión”. Sus objetivos no son exteriores a ella. La formación no puede ser un verdadero objetivo. Sólo puede ser buscada en el acto reflexivo del educador. Por eso la forma- ción va más allá del mero cultivo de capacidades previas. Cultivar una disposición es desarrollar algo dado. Así, el ejercicio y cuidado de la misma es un simple medio para lograr un fin. En la formación uno se apropia por entero aquello en lo que y a través de lo cual uno se forma. Por eso la forma- ción no puede ser un verdadero objetivo. Todo lo M A P A S
  • 4. 13 Sinéctica23agostode2003-enerode2004 que la formación permite apropiar forma parte de ella. Lo incorporado en la formación no es sólo un medio que luego pierde su función. En la for- mación todo se guarda.9 Propiamente no se puede “formar para” nada, tampoco para la comprensión. La comprensión misma es apertura a la comprensión. Uno se puede formar en el diálogo, al dialogar nos formamos; en la comprensión, porque comprender es un aspec- to propio de la formación; en la solidaridad, por- que la persona formada es la capaz de compren- der al otro, de encontrarse con él en la comprensión común, de salir de sí, de lograr un entendimiento. En la formación se establece el tipo de relación que permite el aprendizaje; esto trae consigo sus propios riesgos y supone apertura a lo inesperado. La armonía entre la apropiación y la apertura vive de la tensión entre el movimiento de autoposesión a través del cual el sujeto se apropia de algo y el que lo mueve a salir de sí. El ser humano se carac- teriza por la ruptura con lo inmediato y natural que le es propio en virtud de su dimensión espiri- tual y racional. Al ascender a lo general, lo parti- cular cobra su justa dimensión. El ascenso abarca lo teórico y lo práctico. “La esencia general de la formación humana es convertirse en un ser espiri- tual general”. Es inculto el que cede a la particula- ridad, por ejemplo, a la ira que no conoce consi- deración ni medida. Esto ocurre por no tener capacidad de abstracción, es decir, de apartar la atención de sí mismo y dirigirla a un punto de vista general desde el cual pueda determinarse la propia particularidad con mesura y consideración. En la formación práctica, la que supone, por ejemplo, la elección de una profesión es un modo de autolimitarse, de sacrificar la particularidad en favor de la generalidad, es decir, de inhibir el de- seo y la libertad respecto al objeto del deseo. Es trabajar sobre sí mismo para reencontrarse y de ese modo ganar en autonomía, colocándose por encima de lo inmediato. Implica entregarse a ta- reas que de otro modo no se asumirían como pro- pias. Así se adquiere un poder, y un sentido de sí mismo. En la formación uno se apropia comple- tamente de aquello en lo cual uno se forma.10 Cabe hacer notar aquí la importancia que concede Gadamer al aprendizaje de la lengua, tanto de la materna como de las lenguas extranjeras, que abren de modo eminente a la experiencia de lo otro. El movimiento básico del espíritu consiste en reconocer en lo extraño lo propio y hacerlo fami- liar. Es el retorno a sí mismo a partir del ser otro. En esa medida toda formación teórica es sólo la continuación de un proceso formativo que se ha iniciado desde el momento en que el trabajo so- bre sí mismo lleva de lo particular a lo general. El desarrollo espiritual del sujeto pasa por el mundo del lenguaje, las costumbres y las institu- ciones de su gente, que le son entregadas por la tradición y de las que tiene que apropiarse. El in- dividuo se encuentra constantemente en el cami- no de la formación y la autosuperación. La for- mación supone la enajenación, pero no se reduce a ella. En la recuperación, en el retorno a sí mis- mo, Gadamer ve en ese movimiento la esencia de la formación.11 Ésta no puede ser perfecta ni com- pleta. Está marcada por un juego de promesa y limitación. Aun la sabiduría a la que es posible aspirar es falible por tratarse de una sabiduría meramente humana. Gadamer insistió hasta el final de su vida en que la hermenéutica no es una postura absolutista sino un camino de experiencia. Su modestia consiste en el hecho de que para ella no existe un principio más alto que mantenerse abierto a la conversación. Esto significa, con todo, el reconocimiento cons- tante de que, de antemano, existe la posibilidad de que tu interlocutor esté en lo correcto, aun de reconocer la superioridad de tu interlocutor.12 Los fines del proceso educativo La presencia del otro en nuestra existencia apare- ce en actividades tan elementales como aprender a escribir y hablar la propia lengua o alguna len- gua extranjera. La educación acontece como un proceso recíproco natural que “cada cual acepta siempre cordialmente procurando entenderse con los demás”. Quien escucha al otro escucha a al- guien que tiene su propio horizonte.13 Sólo al es- cuchar al otro se abre el verdadero camino para M A P A S El movimiento básico del espíritu consiste en reconocer en lo extraño lo propio y hacerlo familiar.
  • 5. 14 Sinéctica23agostode2003-enerode2004 vivir la solidaridad. Cada uno debe aprender a sal- var distancias y superar los antagonismos frente a los demás. Esto significa respetar al otro, cuidar- lo, atenderlo y, por así decirlo, darse unos a otros nuevos oídos. En las relaciones con nuestros se- mejantes se trata siempre de acoger lo que el otro realmente quiere decir, y de buscar y encontrar el suelo común, más allá de su respuesta. Es necesa- rio liberar las posibilidades creadoras y alcanzar el entendimiento que encierra el lenguaje. Esto sólo se puede lograr con el intercambio vivo de ideas. Por eso el pluralismo que vivimos en todos los ámbitos tiene un significado verdaderamente pro- ductivo. El mundo pluralista en que vivimos re- presenta un nuevo reto, la nueva torre de Babel. En este horizonte es posible comprender que para Gadamer la nueva tarea de la filosofía consiste en salvaguardar los espacios libres de la convivencia, incluso por encima de lo extraño. Al hablar sobre los que enseñan y los que apren- den, Gadamer reitera una afirmación de carácter antropológico peculiar: La humanidad de nuestra existencia depende de lo lejos que aprendamos a ver las fronteras de nuestro ser de los otros seres. Esta convicción se basa tam- bién en el apasionado deseo, que me anima desde siempre, de transmitir lo que en mí se ha converti- do en conocimiento y comprensión. Se aprende de aquellos que aprenden de uno.14 Gadamer buscó con su filosofía “defender al Otro en su derecho”. El humanismo de Gadamer invita a aprender a escuchar, en uno u otro camino, a luchar siem- pre contra el ensimismamiento y eliminar el egoís- mo y el afán de imposición de todo impulso inte- lectual.15 Gadamer llegó a la convicción de que tenía que adoptar una actitud de humildad como principio filosófico fundamental: El hecho de que no son frases, ni la afirmación in- contestable, ni la réplica victoriosa lo que garantiza la verdad, sino que se trata de otra especie de con- figuración que no es posible para el individuo, me M A P A S
  • 6. 15 Sinéctica23agostode2003-enerode2004 indicó mi trabajo de no tanto reconocer en los otros las propias fronteras como rebasarlas unos pasos. Lo que importaba era poder estar equivocado.16 La imposibilidad de responder categóricamente a la pregunta de quién es el otro permite suponer que para Gadamer no existe una respuesta defini- tiva a la pregunta por el ser humano. Responder a esta pregunta equivaldría a responder a la pregun- ta ¿quién soy yo y quién eres tú?, título de uno de los últimos libros de Gadamer, dedicado a la poe- sía de Paul Celin. “Esta pregunta no se contesta nunca, pero es, como pregunta, su propia respues- ta”. Gadamer entendió su obra como el intento de “dominar con el pensamiento esta cuestión”.17 Comprender, entender, es comprenderse, en- tenderse en el mundo. Entenderse en el mundo significa entenderse unos con otros, entender al otro. Es la tarea más ardua.Todos hemos de apren- der que el otro establece la determinación prima- ria de los límites de nuestro amor propio y de nuestro egocentrismo. Comprender es un proble- ma moral de alcance universal. También es un problema político. La solidaridad de las diversas culturas y tradiciones se logra lentamente, y re- quiere que empleemos la verdadera productividad del lenguaje para entendernos, en lugar de afe- rrarnos a todos los sistemas de reglas para diferen- ciar lo verdadero de lo falso. Cuando hablamos buscamos volvernos comprensibles al otro de modo que pueda respondernos, convalidarnos o rectificarnos. Todo esto forma parte de un autén- tico diálogo. La palabra empieza a ser palabra viva cuando es respuesta concreta a alguien concreto.18 Gadamer cree que la verdadera humanidad del hombre reside en poder hacerse capaz de diálogo. Como nuestra percepción sensible del mundo es ineludiblemente privada, también lo son nuestros impulsos e intereses, y la razón que es común a todos y capaz de detectar eso que es común, se muestra impotente ante las ofuscaciones que en nosotros alimenta nuestra individualidad. Por eso la conversación con el otro, sus objeciones o su aprobación, su comprensión y también sus malen- tendidos son una especie de ampliación de nuestra individualidad y una piedra de toque en el acuerdo al que la razón nos invita.19 El fin de la educación es ser con los otros a través del diálogo y la comprensión, habitando la mis- ma morada, que es el lenguaje. la lengua no es sólo la casa del ser, sino la casa del ser humano, en la que vive, se instala, se encuentra consigo mismo, se encuentra en el Otro... la estan- cia más acogedora de esta casa es la estancia de la poesía, del arte. En escuchar lo que nos dice algo, y en dejar que se nos diga, reside la exigencia más elevada que se propone al ser humano. Recordarlo para uno mismo es la cuestión más íntima de cada uno. Hacerlo para todos, y de manera convincente, es la misión de la filosofía.20 ¿Por qué el dejarse decir algo habría de ser la exi- gencia más elevada del ser humano? ¿Qué imagen del hombre subyace a esta concepción? La de un ser que escucha, dialoga, se encuentra consigo mismo en el lenguaje, llega a lo más profundo de su ser en la experiencia de la comprensión, parti- cularmente la comprensión que hace posible la experiencia estética. El ser humano, como un ser capaz de lengua- je, juicio y propia iniciativa; de conversar y en- mendar las propias carencias de saber a través de la propia actividad; de potenciar por sí mismo sus puntos débiles; de tener fuertes experiencias con- cretas de fuerzas vinculantes con los demás, en comunicación constante con ellos. La conciencia está asociada directamente con todas estas capaci- dades. Mediante ellas el hombre y la mujer pue- den educarse, formarse y sobrevivir “indemnes a la tecnología y al ser de la máquina”.21 El contras- te entre hombre y máquina, entre el ser humano y sus obras, parece evidente. Llegar a estar en casa en nuestro mundo supone el desarrollo de la pro- pia capacidad de juicio y formación, así como un conjunto de experiencias de comunicación que resultan decisivas.22 El verdadero aprendizaje es el que adquirimos a partir de nuestros errores.23 Pero en mayor medida es gracias a la conversa- ción que logramos aproximarnos a la experiencia del ser de las cosas. El diálogo no diluye al sujeto, pero tampoco hace del otro un objeto que se asi- mila a la propia experiencia. Esto equivaldría a reconocer en el otro sólo lo que en él haya de se- M A P A S
  • 7. 16 Sinéctica23agostode2003-enerode2004 mejante a nosotros, o bien a reducirlo a nuestro mundo asimilándolo, sin afirmarlo en su alteridad. Gadamer insiste en el misterio que encierra la in- dividualidad y, al mimo tiempo, advierte la ilu- sión de comprender al hombre como ser-en-el- mundo sin tomar en cuenta que es también un ser-en-conversación-con-los otros.24 El diálogo tiene como nota el saber escuchar. El encuentro con el otro se da sobre la base de saber autolimitarse. El no oír o el oír mal es cosa de cada cual. Sólo no oye u oye mal quien se escu- cha permanentemente a sí mismo. Gadamer su- braya que es parte de la condición humana el es- tar demasiado lleno de los propios impulsos e intereses. Así es como se fundamenta la tesis de que la verdadera humanidad del hombre consiste en hacerse capaz de entrar en diálogo a pesar de todos los obstáculos.25 La capacidad de diálogo es un atributo natural del ser humano.26 Gadamer asume la tesis de Aristóteles según la cual el hom- bre es el ser dotado de lenguaje. El diálogo es el modo efectivo del lenguaje;27 éste sólo existe y se realiza plenamente en la conversación. Algunas implicaciones para la educación 1. Si el lenguaje sólo se realiza plenamente en la conversación, lo que verdaderamente importa es ofrecer a los estudiantes los elementos para desa- rrollar la capacidad de enmendar sus carencias de saber a través de su propia actividad. Se trata de formar en los sujetos la fuerza de vinculación con los demás, de tener nuevas experiencias, de apren- der de los propios errores. La sobrevivencia del género humano depende de este aprendizaje.28 2. El aprendizaje es personal. Pero la educa- ción es un proceso social, porque si bien el esfuer- zo que cada cual tiene que hacer para aprender es insustituible, está constitutivamente remitido a los otros, dado que es de ellos de quienes recibe la palabra, la tradición. El otro es siempre el interlo- cutor que irrumpe en el mundo privado de las percepciones y el monólogo privado, sujeto a error. 3. Para Gadamer la educación básica de todo ser humano consiste en aprender a hablar. Lo de- cisivo es el desarrollo de la capacidad de hablar y el aprendizaje de la lengua, o de las lenguas. En el comienzo de este aprendizaje están contenidos todos los problemas que vendrán después, que aparecerán a lo largo de la vida. En el hablar de los primeros años hay una vida que luego se pierde. La experiencia de aprender a decir las cosas bien es un indicio de que uno se educa a sí mismo. 4. Un paso decisivo de este aprendizaje es la participación de los padres y de la escuela, porque está marcada por la relación con otros. En ella aprendemos lo decisivo: formar y exponer juicios propios. Entre las diversas formas del diálogo a la conversación pedagógica le corresponde la preemi- nencia por tratarse de una de las formas origina- rias de la experiencia dialogal. Gadamer señala tres razones que hacen muy difícil mantener el diálo- go pedagógico. El enseñante cree que debe y pue- de hablar, y cuanto más consistente y sólido sea su discurso, tanto mejor cree poder comunicar su doctrina; es el peligro de la cátedra, el profesor es incapaz de establecer el diálogo porque él es el auténtico transmisor de la ciencia. Pero, enton- ces, la incapacidad para el diálogo está en la es- tructura monológica de la ciencia y la tecnolo- gía modernas. El diálogo no es posible con muchos a la vez ni en presencia de muchos. Cuando la situación docente va más allá de la intimidad de una conversación en pequeño círculo hay una di- ficultad insuperable para el diálogo. Este es un fe- nómeno típico del mundo universitario. Lo deci- sivo acontece en la escuela, porque en ella ocurre en cierto modo todo lo que demanda la vida en su conjunto para llegar a acceder a la propia morada, que es el mundo que podemos comprender, sobre el que podemos conversar y llegar a ponernos de acuerdo. 5. La formación hace posible contemplar las cosas desde el punto de vista del otro.29 Los estu- dios pueden contribuir a la formación para apren- der a entender al otro desde su propio punto de vista. La formación implica el sacrificio de la par- ticularidad en favor de la generalidad.30 Ser razo- nable quiere decir hacer propio en sus positivas intenciones lo que el otro ha querido decir. Sólo si se entiende al otro en este sentido es posible llegar a soluciones en temas que a todos nos afectan. M A P A S
  • 8. 17 Sinéctica23agostode2003-enerode2004 Educación es educarse en la escucha, la acogida del otro, la colaboración, la comprensión y la transformación del mundo, en el sentido de que responde a los anhelos más profundos de las gran- des mayorías, a sus capacidades de invención, de creación. 6. Gadamer insistió en que la auténtica fuente de enseñanza, que irradia de los encuentros hu- manos, se encuentra en serio riesgo de ser arrui- nada por la técnica moderna, particularmente por el uso que hacen de ella los medios de informa- ción. La educación actual podría contrarrestar los efectos de la técnica moderna a través de la ense- ñanza de los carismáticos del diálogo que cambia- ron al mundo (Buda, Sócrates, Jesús). Notas 1. Resulta interesante que el título de su conferencia se refiera a la educación y no a la formación. La traducción del título de su conferencia es literal: “La educación es educarse” (“Erziehung ist sich erziehen”). En la obra de Gadamer se encuentran extensas reflexiones sobre el sentido de la forma- ción (Bildung), en ella es posible descubrir familia- ridad con la antigua concepción de la Paideia griega. Además, en alemán moderno la palabra educación se refiere específicamente a la enseñanza de los es- colares, mientras que el término formación puede referirse a los estudios superiores o a todo tipo de procesos educativos. 2. El mismo Gadamer insiste en que su «conferencia» no fue una lección (Vorlesung), que considera como uno de los grandes atavismos de la vida académica, p.11. 3. Gadamer, Hans Georg. Educar es educarse, Piadós, Barcelona, 2000. 4. Cfr. Gadamer, Hans Georg. Verdad y método, Sí- gueme, Salamanca, 1996, vol.I, p.457. En adelan- te los dos tomos de Verdad y método se citarán como VM I y II (1992). Los capítulos XII y XIII de VM I ofrecen la clave de su acercamiento al lenguaje como medio de la experiencia hermenéutica, que abarca sus ideas sobre la lingüisticidad y su realización en la conversación. 5. Gádamer, Hans Georg. Educar es educarse, op. cit., p.11. 6. Ibidem, p.15. 7. Cfr. ibid., pp.42, 43, 47. 8. VM I, p.39. 9. Ibidem, p.40. 10. Ibid. 11. Ibid, p.43. 12. “¿Es demasiado poco? Es el tipo de integridad que es posible exigir de un profesor de filosofía” (citado en Cleary, John y Pádraig Hogan. “The reciprocal character of self-education”, en Journal of Philosophy of Education, Blackwell, Oxford, vol. 35, núm.4, 2001, p.527). 13. VM I, pp.377 y ss, 453 y ss, 477. 14. Cfr. “La misión de la filosofía”, en Gadamer, Hans Georg. La herencia europea, Península, Barcelona, 2000, p.153. Si bien Gadamer confesaba que era agnóstico, es posible descubrir en la raíz de todo su pensamiento un supuesto humanista de origen judeocristiano: el primado del otro, idea presente ya de distintas maneras en pensadores como Gabriel Marcel, Martín Buber y Emmanuel Levinas. 15. Ibidem, pp.145-146. 16. Cfr. ibid, p.152. 17. Cfr. idem. 18. Así, en el discurso de agradecimiento por el jubileo de sus cien años de edad, Gadamer pregunta: “¿No está al fin la palabra por primera vez ahí, en la res- puesta? ¿No empieza ella a ser entonces la palabra concreta que se dijo a uno y a la que hay que dar una respuesta? ¿O es todavía una abstracción esa palabra? ¿Es al fin cada palabra una respuesta?” (cfr. Gadamer, Hans Georg. “Agradecimiento con mo- tivo del jubileo de sus cien años de edad”, Diálogo Científico, vol.9, núms. 1–2, Tübigen, 2000, sp.) 19. Cfr. VM II, p.208. La filosofía de la conversación de Gadamer se basa en el supuesto de que el punto de vista de un individuo es intransferible. En él en cierto modo “se refleja el mundo entero”. Ese mis- mo mundo se ofrece como reflejo en los distintos puntos de vista individuales como un único e idén- tico mundo. Gadamer comparte la visión del ro- manticismo alemán que descubrió, según cree, “el misterio intransferible de la individualidad frente a la generalidad abstracta del concepto”, a la que está M A P A S
  • 9. 18 Sinéctica23agostode2003-enerode2004 asociada la fe liberal en el progreso (VM II, p.206). Desde muy distintos ángulos y tradiciones religio- sas y de pensamiento se ha podido constatar que el camino de la verdad es la conversación. 20. “De lo que se trata es de que el hombre acceda él mismo a su morada”. Gadamer, Hans Georg. La herencia europea, op. cit, 2000, p.21. El lenguaje es el medio de la experiencia hermenéutica y el hori- zonte de una ontología hermenéutica (VM I, capí- tulos XII y XIV), Gadamer reconoce que si bien quizá no supo hacer suyos los impulsos de Heidegger hay una intuición de su maestro que siguió conservan- do para él plena vigencia (cfr. Gadamer, Hans Georg. La herencia europea, op. cit, p.156. El su- brayado es mío). 21. Gadamer,HansGeorg.Educareseducarse,op.cit,p.48. 22. Cfr. Ibidem, p.47. 23. Ibidem, p.48. En la base del pensamiento de Gadamer está una afirmación antropológica muy simple, pero de enormes alcances: somos lenguaje, pero el lenguaje “forma parte de lo más oscuro que existe para la reflexión humana”. Gadamer perma- neció toda su vida fascinado por el misterio del len- guaje. La conjunción entre la palabra como voz interna y la expresión hablada en forma verbal en- cierra un gran misterio porque, en su opinión, no hay correspondencia entre el mundo de los signos y el de las cosas a las que queremos dominar. Esto da lugar a que siempre exista cierto encubrimiento de las cosas por parte del lenguaje, que se esfuerza en descubrirlas. De una entrevista con Gadamer en Jalón, Mauricio y Fernando Colina. Pasado y presente. Diálogo, Cuadro, Madrid, 1996. 24. En la antropología de Gadamer la palabra ocupa un lugar central, como modo privilegiado de encuen- tro y reconocimiento del otro, incluso como cami- no para vivir la solidaridad. Cabe señalar que sería importante considerar el sentido y valor de la pala- bra en el conjunto de otras dimensiones de la per- sona y de los vínculos sociales: la afectividad, la sim- patía, la comunión que se logra a través de la acción, etcétera. 25. Cfr. VM II, p.209. 26. VM II, p.203. 27. Ibidem, pp.112, 203. 28. Cfr. Gadamer, Hans Georg. “VomWort zu Begriff”, en Grondin, Jean (comp.), Gadamer Lesebuch, Mohr Siebeck, Tübingen, 1997, p.109. 29. Cfr. Gadamer, Hans Georg. “La diversidad de len- guas y la comprensión del mundo”, en Reinhart, Koselleck y Hans Georg Gadamer. Historia y Len- guaje: una respuesta, Paidós, Barcelona, 1997, p.125; Gadamer Hans Georg. La dialéctica de Hegel, op. cit. 30. VM I, p.41. Bibliografía Beuchot, Mauricio. “La búsqueda de la ontología en Gadamer”, en Intersticios, publicación semestral de la Escuela de Filosofía de la Universidad Intercon- tinental, año 6, núms. 14 y 15, 2001, p.39. — Las caras del símbolo: el ícono y el símbolo, Caparrós, Madrid, 1999, pp. 43-71. Cleary, John y Pádraig Hogan. “The reciprocal charac- ter of self-education”, en Journal of Philosophy of Education, vol.35, núm.4, Blackwell, Oxford, 2001. Gadamer, Hans Georg. Educar es educarse, Paidós, Bar- celona, 2000. — Verdad y método, vol.I, Sígueme, Salamanca, 1996. —Verdad y método, vol.II, Sígueme, Salamanca, 1992. — El giro hermenéutico, Cátedra, Madrid, 1998. — La herencia europea, Península, Barcelona, 2000. — “Agradecimiento con motivo del jubileo de sus cien años de edad”, en Diálogo Científico, vol.9, núms. 1–2, Tübingen, 2000. — La dialéctica de Hegel, Cátedra, Madrid, 1980. — Poema y diálogo, Gedisa, Barcelona, 1993. Grondin, Jean (comp.) Gadamer Lesebuch, Mohr Siebeck, Tübingen, 1997. Jalón, Mauricio y Fernando Colina. Pasado y presente, Diálogos, Cuadro, Madrid, 1996. Kosellek, Reinhart y Hans Georg Gadamer. Historia y lenguaje: una respuesta, Paidós, Barcelona, 1997. M A P A S