21. Ambientación: Al centro: imágenes o fotografías
de situaciones de marginación que vive nuestra
sociedad actual.
Cantos sugeridos:Con nosotros está y no le conocemos.
22. El sufrimiento
por la
enfermedad de la
lepra iba
acompañado por
la marginación
más absoluta.
Jesús, en el evangelio de
hoy, sana al leproso y lo integra
de nuevo en la vida de su pueblo.
23. Señor Jesús
un leproso
se te acerca
y te dice...
si quieres
puedes sanarme...
y ante esa súplica.
Tú no permaneciste indiferente,
24. tuviste compasión de él, lo tocaste
y lo sanaste.
le devolviste
la salud y
también la
dignidad
reintegrándole
a la comunidad
25. Señor, nosotros también te decimos:
si quieres..., abre nuestro corazón a
tu palabra,
si quieres...,
danos tu
Espíritu
Santo,
si quieres..., haz que tu Palabra nos
cuestione, si quieres..., transfórmanos,
si quieres.., haz que sintamos y vivamos
como Tú,
26. Señor, Tú nunca permaneces
indiferente a nuestra vida,
por eso sabemos que SÍ lo quieres.
Que SÍ, nos darás las gracias de
que tu Palabra nos ayude a
conocerte más, a amarte más, a
seguirte siempre.
Danos, Señor, tu Espíritu Santo.
Que así sea.
27. I. LECTIO ¿Qué dice el texto? – Marcos 1, 40-45
Jesús actúa Motivación:
siempre en la
historia de las
personas, en esta
ocasión limpiando
a un leproso.
Incluso da un paso más: ya no importa
sólo la acción de limpiar de la
enfermedad a este hombre, sino también
la devolución de la dignidad de la
persona y la superación total de la
marginación a la que estaba sometido.
28. El encuentro con Jesús regenera
radicalmente la vida del ser
humano.
Escuchemos:
29. En aquel tiempo 40 Se le acercó a
Jesús un leproso y le suplicó de
rodillas: Si quieres, puedes
limpiarme.
30. 41Jesús, compadecido, e
xtendió la
mano, lo tocó
y le dijo:
–Quiero, queda limpio.
31. 42 Al instante le desapareció
la lepra y quedó limpio.
32. 43
Entonces lo
despidió, advirtiéndole
severamente:
44–Nose lo digas a nadie; vete, preséntate al
sacerdote y ofrece por tu purificación lo que
mandó Moisés, para que les conste a ellos.
33. 45Él, sin embargo, tan pronto como
se fue, se puso a divulgar a voces lo
ocurrido,
de modo que
Jesús no podía
ya entrar
abiertamente
en ninguna
ciudad.
34. Tenía que
quedarse
fuera, en
lugares
despoblados, y
aun así seguían
acudiendo a él
de todas partes.
35. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la
atención
Lectura del evangelio según san Marcos 1, 40-45.
Se le acercó un leproso y le suplicó de rodillas:
–Si quieres, puedes limpiarme.
Jesús, compadecido, extendió la mano, lo tocó y le
dijo:
–Quiero, queda limpio.
Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio.
Entonces lo despidió, advirtiéndole severamente:
–No se lo digas a nadie; vete, preséntate al
sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó
Moisés, para que les conste a ellos.
Él, sin embargo, tan pronto como se fue, se puso a
divulgar a voces lo ocurrido, de modo que Jesús no
podía ya entrar abiertamente en ninguna ciudad.
Tenía que quedarse fuera, en lugares despoblados, y
aun así seguían acudiendo a él de todas partes.
Lago de Genesaret o Mar de Galilea
36. Preguntas para la lectura:
¿Cómo se inicia
el relato?
¿Quién se le acerca a
Jesús?
40. ¿Qué hay de semejante entre la vida
que se ve obligado a llevar Jesús y
la que llevaba anteriormente el
leproso?
41. II. MEDITATIO ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
• Motivación:
En nuestros días también hay gente marginada
por la sociedad, como el leproso del Evangelio.
Son personas rechazadas por razones
políticas, sociales, religiosas…
La historia del encuentro de Jesús con aquel
leproso es, sin duda, hoy más que nunca
nuestra historia.
42. El leproso suplica
a Jesús, de
rodillas: si
quieres, puedes
limpiarme:
¿Cómo nos
acercamos a
Jesús?
¿Qué esperamos
de él?
43. También nosotros tenemos
algunas “manchas” en
nuestras vidas.
¿De qué nos gustaría ser
limpiados?
45. ¿Quiénes son marginados hoy
por nuestra sociedad?
¿Qué podemos hacer para que
vuelvan a ser “limpios” ante
los ojos de los demás?
46. III. ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Como discípulos, hacemos una lectura
creyente de la realidad que nos rodea, una
lectura desde el corazón de Dios.
A él nos acercamos como el leproso, desde la
fe hecha súplica, buscando que nos
limpie, que sane las enfermedades de nuestro
También le pedimos mundo.para que nos ayude
fuerza
a transformar la realidad que nos rodea.
47. Podemos hacer nuestra oración dejando resonar en nuestro
interior estas frases:
Señor, tú puedes sanarme…
Señor, tú puedes curarme…
Señor, tú puedes limpiarme…
Señor, tú puedes purificarme…
Se puede, también, recitar el salmo 31 que corresponde a este domingo.
48. Salmo 31
Dichoso el que ve olvidada su
culpa y perdonado su pecado.
Dichoso aquel a quien el Señor no
le imputa la falta, y en cuyo
espíritu no hay engaño.
Tú eres mi refugio; me rodeas de
cantos de liberación
49. Pero reconocí ante ti mi pecado, no
te encubrí mi falta; me dije:
«Confesaré al Señor mis culpas».
Y tú perdonaste mi falta y mi pecado.
Tú eres mi refugio; me rodeas
de cantos de liberación.
50. ¡Alegraos, justos, y exultad con el
Señor, dad gritos de júbilo los rectos
de corazón!
Tú eres mi refugio; me rodeas
de cantos de liberación
51. IV. CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Marcos en su relato de la curación de un leproso
destaca esa predilección de Jesús por los excluidos.
Jesús está atravesando una región solitaria. De pronto
se le acerca un leproso. No viene acompañado por
nadie. Vive en la soledad. Lleva en su piel la marca de
su exclusión. Las leyes lo condenan a vivir apartado de
todos. Es un ser impuro.
¿Como será mi actitud frente a los excluidos de mi
comunidad¿
52. Jesús «extiende su mano»
buscando el contacto con su
piel, «lo toca» y le dice: «Quiero.
Queda limpio».
Como voy a comportarme frente
a diferentes grupos humanos
(vagabundos, prostitutas, toxicó
manos, sicóticos, inmigrantes...),
o los excluimos de la convivencia
negándoles nuestra acogida, nos
estamos alejando gravemente de
Jesús
53.
54. Gracias, Padre, p
orque
Jesús, curando
a los
leprosos nos
mostró que el
amor no
margina a
nadie, sino que
regenera a la
persona, restabl
eciéndola en su
dignidad.
Cada sanación de Cristo nos
habla de su corazón
compasivo y nos confirma en
la venida de tu amor y de tu
55. Siguiendo su
ejemplo, danos, Señor, un
corazón sensible al bien de
los hermanos, para saber
dialogar contigo en la fe.
Danos
disponibilidad
para escuchar tu
palabra, sin
encerrarnos en
una estéril
seguridad.
Amén.