2. La colonización española fue parte de un proceso histórico, denominado
posteriormente colonialismo, mediante el cual diversas potencias europeas incorporaron
una considerable cantidad de territorios y pueblos en América, Asia y África entre los
siglos XVI y XX
El dominio español comenzó cuando la Corona española incorporó a su patrimonio
extensos territorios del continente americano y a los pueblos que los habitaban, dando
origen así el vasto Imperio español.
Para ello, se debió someter a varias culturas originarias que ya estaban establecidas
cuando en el año 1492 los exploradores españoles llegaron a tierras americanas. En los
aspectos más negativos de su dinámica colonial, el Imperio español, para sostenerse
frente a otras potencias europeas, despobló España y consumió las riquezas que el
transporte español añadió al oro y plata llevados a Europa desde América,[1] donde la
moneda no tenía ningún valor comercial en la sociedad amerindia, ni tampoco otros
recursos naturales, fuera del trueque. Todos los valores fueron añadidos por el comercio
español a lo largo de su permanencia. Por otro lado, y al principio de este choque de
civilizaciones, algunos historiadores arrojan cifras de mortalidad de 90 millones de
nativos, en su mayoría por enfermedades. Por estas razones, diversos estudiosos, países
y organizaciones indígenas consideran que se trató de un genocidio
A partir de 1808, con la caída del monarca Fernando VII, y el comienzo de la
transformación de España en un Estado liberal en 1812, se inicia la desmembración del
Imperio español en América. Los territorios americanos bajo dominio español,
convertidos en Repúblicas, iniciaron sus luchas de emancipación. Por último las islas
de Cuba y Puerto Rico, bajo soberanía de España en el año 1898, se separan por la
intervención militar de los Estados Unidos, siendo las últimas posesiones coloniales
españolas de América en organizarse como Estados independientes