2. 1. ¿QUÉ ES LA
SINODALIDAD?
Identidad de la Iglesia como pueblo en camino al
Reino de Dios corresponsable, participativa,
comunitaria.
Una clave para transformar la misión de la Iglesia.
Movimientos, parroquias, diócesis, universidades
y alejados deben hacer escuchar su voz.
Está marcada por el discernimiento, no “colegial”
(obispos), sino “eclesial” (pueblo de Dios).
3. FUNDAMENTO
BÍBLICO-
TEOLÓGICO
La sinodalidad es tan antigua como la
koinonía = “viajar juntos” como asamblea
litúrgica.
El origen se remonta al Concilio de Jerusalén
(Hch 15,6-12), que enseña que detenerse no
es opción; la diferencia no cambia la misión:
“nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a
nosotros” (v. 28).
“Sínodo” y “Concilio” eran sinónimos. Pero se
usa más el segundo. Vaticano II empezó a
hablar del primero (x 136).
4. SINODO
2021-2023
Cuando el Papa Francisco nos
invita a vivir la sinodalidad nos
llama ha experimentar la
comunión, participación y
misión.
5. COMUNIÓN
“El Espíritu nos dará la gracia para
seguir adelante, escucharnos y
comenzar un discernimiento hoy;
siendo solidarios con las fatigas y
deseos de la humanidad. El Sínodo no
es parlamento, ni sondeo de opinión…
Es momento eclesial, y el protagonista
es el Espíritu Santo”.
6. PARTICIPACIÓN
“En el Vaticano II se dijo que entre
obispo y presbíteros debía existir
amistad; colaboración con diáconos y
religiosos; colaboración entre seglares
y clérigos; que las mujeres puedan
ejercitar sus dones; recordar a los
jóvenes, las “nuevas CEBs” y las
comunidades no católicas”.
7. MISIÓN
“la misión salvífica de la Iglesia con
respecto al mundo es integral.
Aunque espiritual, implica la
promoción humana temporal.
Ciertamente, hay distinción entre lo
material y la gracia, pero no
separación. Dualidad no es dualismo.
Las falsas oposiciones deben ser
superadas”.
10. UNA APUESTA PERMANENTE POR LA COMUNIDAD
“Todo lo que aten en la tierra, será atado en el
cielo, y lo que desaten en la tierra, será desatado
en el cielo… Si en la tierra dos se ponen de acuerdo
para pedir algo, mi Padre se lo concederá, pues
donde dos o tres se reúnan en mi nombre, allí
estoy yo”. Entonces Pedro preguntó: “Señor,
¿cuántas veces debo perdonar las ofensas de mi
hermano? ¿Hasta siete veces?”. Jesús le contestó:
“No te digo siete, sino setenta y siete veces” (Mt
18, 18-22).
11. UNA APUESTA PERMANENTE POR EL VULNERABLE
“Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión
del reino preparado para ustedes. Porque tuve
hambre y me dieron de comer; tuve sed y me
dieron de beber; fui forastero y me recibieron;
estuve desnudo y me vistieron; enfermo y me
visitaron; en la cárcel y fueron a verme”. Entonces
los justos dirán: “¿cuándo te vimos hambriento,
sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la
cárcel, y te dimos de comer, de beber, te recibimos,
te vestimos o te visitamos? El Rey dirá: “En verdad
les digo, cada vez que lo hicieron con un pequeño,
conmigo lo hicieron” (Mt 25,34-40).
12. UNA APUESTA PERMANENTE POR LA EUCARISTÍA
Mientras comían, Jesús tomó pan, pronunció la
bendición, lo partió y lo dio, diciendo: “Tomen y
coman; esto es mi cuerpo”. Luego tomó una copa, dio
gracias y se la pasó diciendo: “Beban de ella: esto es
mi sangre, sangre de la Alianza, que es derramada
por muchos, para perdón de sus pecados. Desde
ahora no volveré a beber del fruto de la vid, hasta
que lo beba nuevo con ustedes en el Reino de mi
Padre” (Mt 26,26-29).
13. UNA APUESTA PERMANENTE POR LA PALABRA
La Palabra de Dios es poderosa; más cortante que
espada de dos filos. Penetra hasta lo profundo del
alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y
juzga pensamientos e intenciones del corazón (Heb
4,12).
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para
enseñar, reprender, corregir e instruir en la justicia, a
fin de que el siervo de Dios esté capacitado para la
buena obra (2Tim 3,16-17).
14. UNA APUESTA PERMANENTE POR LA ORACIÓN
Cuando recen no imiten a los que dan espectáculo;
les gusta orar de pie en las sinagogas y esquinas de
las plazas, para que la gente los vea. Yo les digo: ya
han recibido su premio. Tú, cuando reces, entra en
tu pieza, cierra la puerta y ora a tu Padre que está
allí, a solas contigo. Y tu Padre, que ve en lo secreto,
te premiará. Cuando pidan a Dios, no imiten a los
paganos con sus letanías interminables: ellos creen
que muchas palabras hará que se los oiga. No hagan
como ellos, pues antes de que ustedes pidan, su
Padre ya sabe lo que necesitan (Mt 6,5-8).
15. “Dejen las puertas y ventanas
abiertas, no se limiten a los que
asisten con frecuencia o piensan
como ustedes. Permítanse salir
al encuentro y dejarse
interrogar, que sus preguntas
sean sus propias preguntas. El
Espíritu los conducirá...
Tenemos que salir del 3 o 4%
que representa a los más
cercanos e ir más allá, para
escuchar a los demás, también
a los que a veces nos insultan y
excluyen”.