1. CURRÌCULO Y MODELO, UNA CUESTIÒN DE APRENDIZAJE
Y EQUILIBRIO
“La tarea del educador moderno no es podar las selvas, sino regar los desiertos”.
CliveStaples Lewis (1898-1963) Escritor británico.
“La enseñanza se había puesto muy complicada, y uno ya no
sabía ni qué enseñar, ni cómo enseñar, ni a quién enseñar”.
Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999) Escritor español.
“Por cada persona que quiere enseñar, hay, aproximadamente, treinta
personas que no quieren aprender”. Walter C. Sellar (1898-1951) Humorista británico.
Citando estas tres célebres frases, entre las muchas que sobre educación se han dicho,
puede verse cómo a través de los tiempos los educadores se han enfrentado a miles de
dilemas que hacen del oficio un aprendizaje continuo, no solo para los educandos, sino
también para ellos mismos; un proceso que involucra inevitablemente el saber, el hacer,
el ser, en otras palabras, un matrimonio indisoluble entre currículo y vida de los
implicados.
Las preguntas que sin duda alguna deben estar presentes en la mente de cada docente al
enfrenarse a un grupo, son: ¿Cómo y qué hacer para propiciar un verdadero aprendizaje
en individuos con tan diversas características y formas de aprender?, ¿Cómo ayudar o
hacer que el otro crezca a pesar de las dificultades?
El docente entonces, se convierte en un mediador entre el aprendizaje y la vida de los
estudiantes, teniendo en cuenta que dentro del aula confluyen en gran medida todos los
aspectos de la vida específica de cada individuo; tantas vidas diferentes, como el número
de estudiantes del grupo y sus formas de aprender.
En este orden de ideas, el docente se debate continuamente entre lo técnico y lo
práctico, cuya distinción puede verse reflejada en la premisa de Habermas (1984)
2. “Lo técnico se orienta hacia el control o dominio de la realidad y ordena constantes tales
como el rendimiento en el trabajo, las tácticas y las estrategias, y el tipo de decisiones que
son racionales con relación a fines. En cambio, lo práctico se orienta a establecer y ampliar
la comprensión entre los sujetos y ordena constantes tales como la sujeción a normas en la
vida social y familiar, la convivencia democrática, la educación, entre otras. Los espacios
de lo técnico y lo práctico se sujetan, pues, a dos lógicas distintas, una nomológica (modelo
para deducir leyes universales) y otra dialógica, (Conocimiento que se adquiere a través del
diálogo). Respectivamente”.
En la medida en que se trata de racionalidades o de lógicas distintas, no debemos esperar
entre ellas una convergencia espontánea. ( Hacia una Pedagogía de la Convivencia, Organización
de Estados Iberoamericanos (OEI) PSYKHE 2005,Vol. 14, Nº 1, 137 - 150
Con lo anterior, se hace énfasis en el complejo escenario que habita el docente, que se
debate entre el diseño y la ejecución, entre responder a las exigencias de eficiencia y
productividad y a la emergencia de una nueva actitud formativa donde se le pide a la
escuela que se haga cargo de la formación y la convivencia humana. El problema es
cómo lograr esa complementariedad. Es aquí donde el modelo de aprendizaje vivencial,
entra a cumplir un rol muy importante, pues éste implica la vivencia de una experiencia
en la que el estudiante puede sentir o hacer cosas que fortalecen sus aprendizajes, pero a
la vez requiere mucho compromiso del docente para articular la teoría con las vivencias
mismas de los estudiantes.
Cómo docente con 25 años de experiencia, tanto en el sector privado como en el oficial,
recuerdo haber vivido cada año escolar como un reto diferente, viendo llegar y pasar gran
cantidad de lineamientos, decretos, proyectos, leyes, en fin, un sinnúmero de
encomiendas que se le hacen al sector educativo para abordar las diferentes
problemáticas que va presentando la sociedad; tareas que los docentes hemos debido
asumir y asimilar, sí o sí, volviendo cada vez más amplio el abanico de responsabilidades
que comprende la labor.
Me considero una persona y docente proactiva y receptiva frente a los vientos de cambio
que mueven con frecuencia al sector educativo y confieso que me he unido en ocasiones a
las quejas reiteradas de colegas, debido a la cantidad y cierto matiz utópico de las
imposiciones y proyectos que llegan a la escuela día a día por parte de diferentes
3. entidades, reconociendo que aunque se cuente con una mente abierta al cambio, en
muchas ocasiones, nuestra tarea se torna agobiante, a sabiendas de que tenemos tanto
por hacer, en un terreno tan difícil como lo es el entorno real que influye sobre nuestros
estudiantes y saber que “hay que buscar que el otro crezca y aprenda” a pesar de: la
disfuncionalidad familiar, el ausentismo, la violencia intrafamiliar y de contexto que
deteriora la salud mental, el hambre, la hiperactividad, el déficit de atención, el poco
acompañamiento, la influencia negativa de los medios de comunicación, entre otros
aspectos, que a pesar de que el docente prepare sus clases, piense en los métodos
adecuados, siga indicaciones, se contraponen a los logros deseados, generando
sensaciones de cansancio, ansiedad, desesperanza, problemas de salud…
Cuando llegan a la escuela, propuestas nuevas, se generan nuevamente
reacomodaciones, que implican “desacomodarse y acomodarse” (en el mejor de los casos)
para lo cual, como en todo, hay un proceso que no se libra de las anteriores reflexiones
por parte del cuerpo docente, pero que a mi modo de ver, nos da más luces en busca del
tan deseado método para alcanzar los logros propuestos a nivel de aprendizaje formativo.
Hay que reconocer que los libros de texto y planes de área repetitivos, han impuesto en el
ámbito docente, la mentalidad del listado de temas que hay que agotar por grado, lo cual
ha convertido la tarea, en un afanoso y “autoimpuesto camino” para transmitir conceptos
que poca incidencia tienen, la mayoría de las veces, en el presente y futuro de los
estudiantes. Considero, entonces que el ejercicio en el que nos encontramos los
docentes de ajustar el currículo, es una oportunidad para comenzar a pensar al derecho,
partiendo de la revisión detenida de los estándares básicos de competencia para crear
luego las condiciones y estrategias que proporcionen a los estudiantes un aprendizaje
significativo, favoreciendo el desarrollo de habilidades, siendo además imperdonable, la
lectura del contexto para hacer un verdadero ajuste curricular.
Con todo lo anterior y con un nuevo reto para los docentes, es apenas lógico que se
genere escozor frente a la tarea, pero también cabe reconocer que como parte de una
4. comunidad académica es menester de los mismos, ser directos agentes de
transformación reflexionando sobre los planes de área, los métodos, las necesidades e
intereses de los estudiantes, ya que como lo menciona Francisco Cajiao, “Lo importante
es explorar de qué manera pasar del lado del enseñar cosas, a la orilla del cómo se
aprenden”.
En conclusión, pese a los esfuerzos que hacemos los docentes para planear sobre el
papel un currículo ideal, nos vemos enfrentados en el aula, a las realidades que
interfieren en el crecimiento intelectual, traducido en el aprendizaje significativo que
desde el saber conocer, alimenta el saber hacer y ser y que nos lleva a reflexionar que “el
papel puede con todo”, pero la praxis es toda una odisea y que definitivamente, para ser
mediadores eficaces entre el aprendizaje y la vida, los docentes tenemos tanto por
aprender sobre el currículo, como sobre todas aquellas cuestiones de interacción humana
que hagan posible el sueño de crecer juntos en un sistema escolar dentro del cual se
quiera o no, confluyen todos los ámbitos sociales.
Por último cito los cuestionamientos que hacen los autores de la Organización de
Estados Iberoamericanos (OEI) Roberto Arístegui, Domingo Bazán, Jorge Leiva,
Ricardo López, Bernardo Muñoz y Juan Ruz en su artículo “Hacia una Pedagogía de la
Convivencia”
¿Cómo armonizar y equilibrar los componentes de orden técnico y los componentes de
orden práctico en la sociedad y en la educación?
¿Cómo resolver la coexistencia entre lo instrumental y lo valórico en la educación y la
sociedad?
Elaborado por
ELCY ADRIANA GALLEGO COLORADO
Licenciada en Educaciòn Básica con énfasis en Tecnología e informática. Fundación
Universitaria Luis Amigó.