1. De poetas y piratas celebra…
San Valentín
curso 16/17
2. z
Curioseando… ¿Quién fue San Valentín?
Hoy no dudaríamos en decir que fue un rebelde. Cuentan que en el año 270 d.C.,
Claudio II, Emperador de Roma, prohibió contraer matrimonio. Estaba convencido de
que los hombres casados eran malos soldados ya que, en caso de guerra no querían
separarse de sus familias.
Valentín era obispo en Roma durante ese período. Las parejas jóvenes acudían a él,
y él los casaba en secreto. Pero llegó un momento en que apresaron a Valentín y lo
llevaron ante el Emperador.
Mientras se hallaba en la cárcel su carcelero le presentó a su hija Julia, ciega de
nacimiento, para que le enseñara. Valentín le contó cuentos, le enseñó aritmética y le
transmitió su fe en Dios. Durante el tiempo que permaneció encarcelado, se produjo
un milagro, y ella recuperó la vista.
Valentín, antes de ser ejecutado el 14 de febrero, le envió una nota de
despedida pidiéndole que se mantuviera cerca de Dios.
Carta que firmó de este modo: "de tu Valentín."
3. A ver cuánto sabéis de Cupido:
❤︎❤︎¿Es un hombre o un niño?
❤︎❤︎¿Rubio o moreno?
❤︎❤︎¿Lleva algún objeto?
❤︎❤︎¿Cómo va vestido?
❤︎❤︎¿De dónde viene esa imagen?
❤︎❤︎¿Quién se ‘inventó’ a Cupido?
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Y, LA PREGUNTA DEL MILLÓN… ¿Qué es la mitología? g
z
¿Cómo es Cupido?
4. Cupido es uno de los símbolos de San
Valentín, se le conoce como un niño
alado y armado con arco y flechas
que son disparadas a dioses y humanos,
provocando que se enamoren
profundamente. En ocasiones lleva
también los ojos vendados, para mostrar
que el amor es ciego.
En la antigua Grecia, Cupido era conocido como Eros, el hijo joven de Afrodita (la diosa del amor,
la belleza y la fertilidad). Para los romanos Cupido es el dios del amor hijo de Venus (diosa del
amor) y de Marte (dios de la guerra).
Cupido era ayudante de su madre Venus, dirigía la fuerza primordial del amor y la llevaba a los
mortales. Era pícaro y carismático, pero a veces cruel con sus víctimas, ya que no tenía
escrúpulos.
A la espalda llevaba dos clases de flechas: unas doradas con plumas de paloma que provocaban
un amor instantáneo, y otras de plomo con plumas de búho que provocaban la indiferencia.
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¿Quién fue Cupido?
5. Consciente del poder que tenía, Cupido a veces rechazaba las peticiones de su madre y los
demás dioses de interferir en el curso de la vida de algunos mortales y por este motivo
provocaba frecuentes problemas a los dioses.
Un día Cupido se enfadó muchísimo con Apolo (dios de la belleza) porque este había osado
bromear sobre sus habilidades como arquero, así que ideó vengarse de él. Para ello lanzó al
hermoso dios una flecha de oro, que causa un amor inmediato a quien hiere; por el contrario,
hirió a la ninfa Dafne con una flecha de plomo, que causa desprecio y desdén.
6. Como consecuencia de lo anterior, Apolo no paraba de perseguir y agobiar a Dafne de manera
obsesiva. Describamos el día en que pasó todo: el calor había recluido en sus guaridas a las
fieras; el río parecía haber detenido el curso de sus aguas y ni siquiera rasgaban el aire las
alas de las mariposas; el sol dejaba caer sin piedad sus rayos, entre las ramas y sofocaba en
el bosque todo signo de actividad. Silencio.
Dafne, con los ojos entornados, descansaba sentada en la orilla, refrescando sus pies en la
corriente del río Peneo. De pronto, se incorporó y giró hacia atrás la cabeza. Quizá la alertó un
ruido, el roce de una hoja, o la sensación de una mirada ardiente sobre su nuca. A unos pasos
de ella, un hombre en pie la miraba. Al percibir el sobresalto de la muchacha, el hombre tendió
hacia ella su mano y le dice: “No temas, soy Apolo y ardo de amor por ti.”
7. Los pies de Dafne volaron más veloces que el viento,
se internaron entre los árboles, saltaron nudosas
raíces, esquivaron obstáculos. Si antes eran aliados de
su belleza, ahora sus cabellos eran un estorbo, pues se
prendían en las ramas y le frenaban la huida. Apolo no
era menos veloz: a él no lo impulsaba el miedo ni el
rechazo, sino el deseo.
El descarnado e inmediato deseo por la joven
espoleaba su cuerpo entero, le confería energía y lo
hacía incansable. A Dafne se le agotaban las fuerzas:
sus piernas flaqueaban, la respiración se hacía más
fatigosa, sus movimientos se tornaban torpes. Sentía a
sus espaldas el aliento del dios, las puntas de sus
dedos que estban a punto de aferrarla.
La ninfa dedicó su último esfuerzo a pedir auxilio a su
padre, el río Peneo: “Padre” – dijo – “si tienes algún
poder divino, ayúdame. Haz que desaparezca este
cuerpo mío, puesto que es lo único de mí que desea mi
perseguidor”.
8. Y su padre, compadecido, hizo que al instante
brotaran ramas de sus dedos, raíces de sus pies,
hojas de sus cabellos.
Cuando Apolo consiguió al fin alcanzarla, abrazó a
un tronco leñoso, a un esbelto laurel y viendo su
deseo burlado, dijo: “Y puesto que no puedes ser mi
mujer, en verdad serás mi árbol. Siempre te tendrán,
laurel, mi cabellera, mi cítara, mi aljaba.”
Nota
El árbol de laurel fue así consagrado a Apolo, y la
corona de sus brillantes hojas se convirtió en el
premio que recibían los mejores poetas, músicos o
artistas.
9. z
Lope de Vega
Desmayarse,
atreverse,
estar
furioso,
áspero,
2erno,
liberal,
esquivo,
alentado,
mortal,
difunto,
vivo,
leal,
traidor,
cobarde
y
animoso;
no
hallar
fuera
del
bien
centro
y
reposo,
mostrarse
alegre,
triste,
humilde,
al2vo,
enojado,
valiente,
fugi2vo,
sa2sfecho,
ofendido,
receloso;
huir
el
rostro
al
claro
desengaño,
beber
veneno
por
licor
süave,
olvidar
el
provecho,
amar
el
daño;
creer
que
un
cielo
en
un
infierno
cabe,
dar
la
vida
y
el
alma
a
un
desengaño;
esto
es
amor,
quien
lo
probó
lo
sabe
10. Romance del Conde
Niño
Conde Niño por amores
es niño y pasó a la mar
va a dar agua a su caballo
la mañana de San Juan.
Mientras su caballo bebe,
él canta dulce cantar :
todas las aves del cielo
se paraban a escuchar.
La reina estaba labrando,
la hija durmiendo está :
- levantáos Albaniña,
de vuestro dulce folgar,
sentiréis cantar hermoso
la sirenita del mar,
- No es la sirenita, madre,
la de tan bello cantar,
sino es el Conde Niño
que por mi quiere finar.
- Si por tus amores pena,
¡oh, mal haya su cantar!
y porque nunca los goce,
yo le mandaré matar.
- Si le manda matar madre,
juntos nos han de enterrar.
El murió a la medianoche,
ella a los gallos cantar ;
a ella, como hija de reyes,
la entierran en el altar ;
a él, como hijo de conde
unos pasos más atrás.
De ella nació una rosal blanco,
de él nació un espino albar ;
crece el uno, crece el otro,
los dos se van a juntar.
La reina llena de envidia
ambos los mandó cortar ;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar.
De ella naciera una garza
de él un fuerte gavilán,
juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan par a par.
Anónimo
11. Poema 20. Pablo Neruda.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo
12. Tus
manos
son
mi
caricia
mis
acordes
co2dianos
te
quiero
porque
tus
manos
trabajan
por
la
jus2cia
si
te
quiero
es
porque
sos
mi
amor
mi
cómplice
y
todo
y
en
la
calle
codo
a
codo
somos
mucho
más
que
dos
tus
ojos
son
mi
conjuro
contra
la
mala
jornada
te
quiero
por
tu
mirada
que
mira
y
siembra
futuro
tu
boca
que
es
tuya
y
mía
tu
boca
no
se
equivoca
te
quiero
porque
tu
boca
sabe
gritar
rebeldía
si
te
quiero
es
porque
sos
mi
amor
mi
cómplice
y
todo
y
en
la
calle
codo
a
codo
somos
mucho
más
que
dos
y
por
tu
rostro
sincero
y
tu
paso
vagabundo
y
tu
llanto
por
el
mundo
porque
sos
pueblo
te
quiero
y
porque
amor
no
es
aureola
ni
cándida
moraleja
y
porque
somos
pareja
que
sabe
que
no
está
sola
te
quiero
en
mi
paraíso
es
decir
que
en
mi
país
la
gente
viva
feliz
aunque
no
tenga
permiso
si
te
quiero
es
porque
sos
mi
amor
mi
cómplice
y
todo
y
en
la
calle
codo
a
codo
somos
mucho
más
que
dos
z
Te quiero (Mario Benedetti)
Escucha
al
autor
13. z
Vivir en los
pronombres
Para
vivir
no
quiero
islas,
palacios,
torres.
¡Qué
alegría
más
alta:
vivir
en
los
pronombres!
Quítate
ya
los
trajes,
las
señas,
los
retratos;
yo
no
te
quiero
así,
disfrazada
de
otra,
hija
siempre
de
algo.
Te
quiero
pura,
libre,
irreduc2ble:
tú.
Sé
que
cuando
te
llame
entre
todas
las
gentes
del
mundo,
sólo
tú
serás
tú.
Y
cuando
me
preguntes
quién
es
el
que
te
llama,
el
que
te
quiere
suya,
enterraré
los
nombres,
los
rótulos,
la
historia.
Iré
rompiendo
todo
lo
que
encima
me
echaron
desde
antes
de
nacer.
Y
vuelto
ya
al
anónimo
eterno
del
desnudo,
de
la
piedra,
del
mundo,
te
diré:
«Yo
te
quiero,
soy
yo».