El documento analiza la cooperación internacional en Nicaragua entre 2009-2011, describiendo las tendencias desde 1990. Señala que a pesar de una tendencia decreciente desde los años 90, la ayuda oficial sigue siendo alta en términos per cápita. Explora los impactos de la crisis financiera y de institucionalidad en los flujos de cooperación. Finalmente, discute escenarios e implicaciones de una posible reducción progresiva de la ayuda en el presupuesto nacional y programas contra la pobreza.
2. INDICE
Resumen
Ejecutivo
1. Introducción
a. A
Manera
de
Introducción:
¿Por
qué
analizar
la
cooperación
internacional
en
Nicaragua?
b. Antecedentes
de
la
cooperación
internacional
a
Nicaragua
1990
–
2007
i. 1990-‐1996
ii. 1997-‐2001
iii. 2002-‐2006
iv. Balance
2. Situación
Actual
de
la
Cooperación
a. Tendencias
Internacionales
de
la
Cooperación
b. Relaciones
Cooperación-‐Gobierno
de
Nicaragua
i. Crisis
Financiera
Internacional
y
su
impacto
de
mediano
plazo
en
la
cooperación
ii. Crisis
de
institucionalidad
y
su
impacto
reciente
en
la
cooperación
iii. Posición
gubernamental
c. Cooperación
y
Marco
Presupuestario
d. Entorno
Económico
e. Proyecciones
de
Cooperación
Oficial
Externa
en
el
Presupuesto
General
de
la
República
i. Cooperación
Oficial
Externa
ii. Montos
Supuestos
versus
Montos
Oficiales.
iii. Cooperación
Oficial
Externa
por
Sector
Económico
iv. Cooperación
por
tipo
de
Fuente
3. A
Manera
de
Conclusión:
Escenarios
e
Implicaciones
4. Bibliografía
3. Resumen
Ejecutivo
El
presente
trabajo
ofrece,
a
partir
de
la
información
oficial
disponible,
una
descripción
del
comportamiento
“macro”
de
la
cooperación
internacional
con
énfasis
en
el
periodo
2007-‐2011
para
luego
analizar
las
perspectivas
y
tendencias
de
corto
y
mediano
plazo
2009-‐2011.
Para
ello,
partimos
de
una
sección
de
“Antecedentes
de
la
cooperación
(1990-‐2006)”
para
luego
hacer
una
descripción
de
la
situación
actual
(2007-‐
2009).
A
manera
de
conclusión,
se
hace
un
análisis
prospectivo
de
las
implicaciones
que
a
corto
y
mediano
plazo
podría
tener
una
reducción
progresiva
de
la
ayuda
internacional
en
el
Presupuesto
General
de
la
República
y,
por
extensión,
en
la
capacidad
del
Estado
de
mantener
sus
programas
de
reducción
de
la
pobreza;
así
como
del
“escenario
optimista”
en
que
se
estabilizan
los
flujos
de
ayuda
oficial
para
el
desarrollo,
particularmente
en
lo
referido
a
apoyo
presupuestario
directo.
Por
la
dimensión
y
complejidad
de
la
cooperación
al
desarrollo
en
Nicaragua,
en
un
trabajo
de
este
alcance
no
es
posible
abordar
todas
las
modalidades
en
que
se
expresa
la
ayuda
internacional
al
desarrollo
en
su
acepción
más
amplia,
es
decir,
las
donaciones
o
préstamos
entregados
por
gobiernos
u
organismos
multilaterales
al
gobierno
u
otras
entidades
receptoras.
Es
por
ello
que
el
enfoque
del
presente
trabajo
es
la
cooperación
internacional
oficial—también
referida
a
lo
largo
del
documento
como
“ayuda
oficial
al
desarrollo”—obviando
el
apoyo
externo
a
organizaciones
de
la
sociedad
civil.
En
este
sentido,
se
ha
trabajado
con
las
cifras
del
Banco
Central,
Ministerio
de
Hacienda
y
Ministerio
de
Relaciones
Exteriores
de
Nicaragua.
Además
de
los
reportes
de
ODANIC
disponibles
en
línea
se
ha
recurrido
a
los
libros
de
Presupuesto
General
de
la
República.
Complementariamente
se
ha
recurrido
a
comparar
datos
con
estudios
de
la
Fundación
para
el
Desarrollo
Económico
y
Social
(FUNIDES)
y
del
Instituto
de
Estudios
Estratégicos
y
Políticas
Públicas
(IEEPP),
así
como
informes
del
Banco
Mundial
y
del
Programa
de
Naciones
Unidas
para
el
Desarrollo.
El
procesamiento
de
datos
y
el
perfil
de
la
cooperación
ofrecido
en
el
presente
estudio
“macro”
es
un
trabajo
inédito
que
aspira
a
ser
una
contribución
para
análisis
y
estudios
posteriores
más
específicos
por
sectores
de
gasto
o,
inclusive,
proyectos
específicos,
así
como
un
insumo
adecuado
para
ejercicios
de
análisis
prospectivo.
Uno
de
los
temas
recurrentes
a
lo
largo
de
este
trabajo
es
la
alta
dependencia
del
apoyo
externo
a
la
sostenibilidad
presupuestaria
del
país,
razón
por
la
cual
el
análisis
del
presupuesto
resulta
un
tema
necesario
en
una
investigación
de
esta
naturaleza.
Al
respecto,
resulta
notable
el
hecho
de
que,
a
pesar
de
una
tendencia
decreciente
de
la
cooperación
en
comparación
a
las
cifras
de
ayuda
oficial
al
desarrollo
en
la
década
de
reconstrucción
post-‐conflicto,
la
ayuda
oficial
al
desarrollo
en
Nicaragua
sigue
siendo
una
de
las
más
altas
del
mundo
en
términos
per
cápita
para
países
en
desarrollo.
Una
consulta
a
los
informes
del
Banco
Central
de
Nicaragua
para
la
década
1990
–
2000
indican
que
el
país
captó
un
estimado
de
US$
6,500
millones
de
ayuda
oficial,
es
decir,
más
de
tres
veces
el
total
de
su
Producto
Interno
Bruto.
El
apoyo
externo—incluyendo
otras
fuentes
como
las
remesas—en
el
2008
fue
de
US$
2,500
millones
de
dólares
y
en
el
presente
año,
el
país
requiere
no
menos
de
US$
2,300
millones
de
dólares
de
apoyo
externo
para
su
sostenibilidad
presupuestaria.
Al
analizar
las
tendencias
internacionales
de
la
cooperación
y
compararlas
con
el
caso
Nicaragüense,
destacamos
que
la
tesis
de
“agotamiento”
o
“fatiga”
de
la
cooperación
no
aplica
para
Nicaragua,
pues
el
país
continúa
ocupando
un
lugar
prioritario
en
la
mayoría
de
las
estrategias
de
los
cooperantes
presentes
en
Centroamérica,
aún
en
el
contexto
actual
de
la
crisis
financiera
internacional.
A
pesar
las
reducciones
en
las
recaudaciones
fiscales
en
los
países-‐fuente
de
la
ayuda,
aún
no
ha
habido
reducciones
por
vía
presupuestaria
en
los
presupuestos
de
cooperación
para
Nicaragua.
4. En
base
a
lo
anterior,
se
observa
que
la
reducción
de
la
ayuda
Nicaragua,
como
son
los
casos
de
las
decisiones
del
Grupo
de
Apoyo
Presupuestario,
la
Unión
Europea
y
la
Cuenta
Reto
del
Milenio,
se
origina
más
bien
en
aspectos
de
tensión
institucional,
cuyos
implicaciones
son
abordadas
en
la
parte
conclusiva
del
estudio.
Sin
embargo,
también
se
presta
especial
atención
a
la
posición
oficial
del
Gobierno
de
Nicaragua
la
cual,
argumentamos,
además
del
estilo
propio
de
la
presente
Administración
Pública,
tiene
también
una
relación
con
las
tendencias
internacionales
de
la
cooperación
en
donde
se
observa
una
mayor
apropiación
de
la
“condición
de
socios”
por
parte
de
los
países
receptores,
en
los
términos
en
que
lo
establecer
la
Declaración
de
París
sobre
la
Eficacia
de
la
Ayuda
al
Desarrollo:
Apropiación,
Armonización,
Alineación,
Resultados
y
Mutua
Responsabilidad.
En
la
sección
de
análisis
de
tendencia
se
resalta
que
América
Latina
y
el
Caribe
tienen
una
alta
probabilidad
de
ir
perdiendo
importancia
estratégica
relativa
para
los
principales
cooperantes
del
mundo.
Durante
la
década
1990-‐
2000
la
ayuda
oficial
al
desarrollo
para
la
región
equivalía
a
aproximadamente
el
11%
del
total
global.
En
la
actualidad,
ese
porcentaje
ha
descendido
como
resultados
de
otras
prioridades
geoestratégica
de
la
ayuda
oficial
al
desarrollo.
Afirmamos
también
que
no
es
posible
analizar
la
cooperación
internacional
al
margen
de
la
crisis
financiera
internacional.
Los
principales
hallazgos
a
destacar
son
el
hecho
de
que,
si
bien
la
ayuda
oficial
al
desarrollo
es
otro
de
los
ámbitos
en
que
se
ha
esperado
un
impacto
negativo
de
mediano
plazo,
en
el
transcurso
del
2009
no
se
concretaron
reducciones
estadísticamente
significativas
en
los
presupuestos
de
las
principales
agencias
de
cooperación
con
presencia
en
Centroamérica.
Lo
anterior
no
quiere
decir
que
en
el
mediano
plazo
(2010-‐2011)
no
se
avizoren
recortes
de
dichos
presupuestos
ya
que
el
FMI
anunció
su
pronóstico
de
crecimiento
de
la
economía
mundial,
calculado
en
0.5
por
ciento
para
el
2009.
El
FMI
también
pronostica
una
reducción
en
el
volumen
del
comercio
mundial
de
2.8
por
ciento,
la
primera
en
25
años.
Según
el
FMI
las
economías
industrializadas
se
contraerán
al
menos
2
por
ciento,
la
peor
recesión
desde
la
Segunda
Guerra
Mundial
y
la
economía
de
los
Estados
Unidos
sufrirá
una
contracción
de
1.6
por
ciento.
En
base
a
lo
anterior,
encontramos
que
los
principales
impactos
de
la
crisis
en
el
financiamiento
externo
lo
sentirá
el
sector
privado
ya
que
los
deudores
latinoamericanos
soberanos,
en
su
mayoría
se
habían
ya
asegurado
el
financiamiento
externo
para
el
2009
y
las
proyecciones
de
flujo
neto
de
capital
privado
hacia
los
países
emergentes
para
este
año
muestran
un
verdadero
derrumbe.
Dicho
de
otra
forma,
a
lo
largo
del
2009
no
se
ha
identificado
que
la
crisis
financiera
internacional
tenga
un
impacto
de
financiamiento
inmediato
en
la
ayuda
oficial
al
desarrollo
para
la
región,
pero
sí
lo
tendrá
en
el
financiamiento
externo
al
sector
privado.
Lo
anterior
es
particularmente
cierto
para
Nicaragua
que
al
no
pertenecer
a
las
mercados
emergentes
tiene
un
exposición
muy
pequeña
a
la
crisis
bursátil.
Sin
embargo,
el
impacto
del
financiamiento
al
sector
privado
sería
muy
negativo,
pues
este
equivale
a
7%
del
PIB.
En
el
escenario
de
una
prolongación
de
la
crisis
y
de
la
recesión
global
para
el
periodo
posterior
2010,
sería
altamente
probable
que
el
país
experimente
una
reducción
en
las
donaciones,
transferencias
y
préstamos
netos
al
sector
público
que
en
el
2008
fue
poco
menos
del
5%
del
PIB.
Al
entrar
en
más
detalle
a
las
implicaciones
para
Nicaragua
de
la
crisis
financiera
internacional
y
la
crisis
institucional
se
resalta
el
hecho
de
que
es
muy
probable
que
el
país
experimente
comportamiento
negativo
del
1.5
por
ciento
de
la
economía
para
el
2009,
aunque
no
se
descarta
que
el
deterioro
se
profundice.
Ante
ese
escenario,
se
destaca
que
una
reducción
progresiva
de
la
ayuda,
específicamente
en
lo
referido
al
apoyo
presupuestario,
tendría
enormes
implicaciones
negativas
en
la
capacidad
estatal
de
mantener
muchos
programas
y
subprogramas
contemplados
en
el
presupuesto.
Un
análisis
más
detallado
de
los
programas,
sub-‐
programas
y
proyectos
del
PGR,
revela
que
aquellos
vinculados
a
la
protección
social
de
los
grupos
más
vulnerables
serían
los
que
sufrirían
el
mayor
impacto
de
la
reducción
de
la
ayuda
ya
que,
desde
la
aprobación
de
la
ERCERP
y
posterior
entrada
en
vigencia
del
PND,
el
Gobierno
empezó
a
financiar
dichos
programas
casi
5. exclusivamente
por
vía
de
préstamos
y
donaciones.
Esta
situación
ha
generado
una
alta
dependencia
de
una
serie
de
programas
estratégicos
para
el
cumplimiento
de
los
Objetivos
de
Desarrollo
del
Milenio.
Por
el
contrario,
ante
un
escenario
optimista
que
el
autor
de
este
trabajo
ubica
dentro
del
rango
de
la
“probabilidad
media-‐alta”
se
avizoraría
el
otorgamiento
de
US$164.1
millones
adicionales
para
el
presupuesto
2010
bajo
el
supuesto
de
resultados
favorables
del
diálogo
con
los
cooperantes
que
se
lleva
a
cabo
al
momento
de
redactar
este
trabajo.
Ante
ese
panorama
favorable,
los
programas
presupuestarios
claves
no
sufrirían
mayores
recortes
y
básicamente
se
regresaría
a
una
posición
muy
similar
a
las
del
presupuesto
del
año
2007
en
términos
reales.
Se
afirma,
sin
embargo,
que
aún
en
este
escenario
habría
que
considerar
los
supuestos
macroeconómicos
de
desaceleración
que
son
externos.
A
manera
de
conclusión
se
enfatiza
el
hecho
de
que
ante
escenarios
la
suspensión,
disminución
progresiva
o
congelamiento
de
la
ayuda
internacional
para
el
desarrollo
tendría
un
impacto
más
que
negativo
en
el
cumplimiento
de
las
metas
de
país
para
los
ODM,
particularmente
los
Objetivos
4,
5
y
6.
Por
tal
razón,
resulta
estratégico
que
tanto
el
Gobierno
de
la
República
como
la
comunidad
internacional,
logren
encontrar
prontamente
acuerdos
que
eviten
un
colapso
de
los
avances
que
el
país
ha
logrado
acumular
con
tanto
esfuerzo
y
a
un
costo
tan
alto
en
la
reducción
de
la
pobreza.
Es
además,
imperativo,
tomar
los
pasos
necesarios
para
elevar
el
grado
de
probabilidad
del
“escenario
optimista”
ya
que
existen
las
principales
condiciones
para
hacerlo,
siendo
la
apertura
y
el
diálogo
de
las
partes,
la
primera
de
ellas.
En
ese
sentido,
estabilizar
la
relación
con
la
comunidad
de
donantes
que
solidariamente
ha
acompañado
a
nuestro
país
en
los
momentos
más
difíciles
de
su
transición
política
y
económica,
así
como
en
las
situaciones
de
desastres
naturales,
más
que
una
condición
esencial
para
la
sostenibilidad
presupuestaria,
es
un
urgente
imperativo
moral
que
puede
retornarle
la
esperanza
a
casi
tres
millones
de
seres
humanos
que
diario
sufren
la
pobreza
en
Nicaragua.
6. La
Cooperación
Internacional
en
Nicaragua:
Balances
y
Perspectivas.
Félix
Maradiaga1
Introducción
¿Por
qué
analizar
la
cooperación
internacional
en
Nicaragua?
Entre
Enero
de
1990
y
Enero
de
2007
Nicaragua
recibió
un
estimado
de
8,561
millones
de
dólares 2
de
cooperación
oficial
(donaciones
y
préstamos
concesionales),
sin
incluir
los
recursos
que
han
sido
canalizados
por
la
comunidad
de
donantes
a
organizaciones
no
gubernamentales
o
municipalidades
del
país.3
En
el
periodo
inmediatamente
posterior
al
conflicto
armado
que
finalizó
con
las
elecciones
presidenciales
de
1990,
la
ayuda
internacional
en
sus
diversas
expresiones
jugó
un
rol
fundamental
en
la
estabilización
macroeconómica
de
Nicaragua,
que
desde
1979
mostraba
un
crecimiento
negativo
del
PIB
per
cápita.
Posteriormente
y
hasta
la
actualidad,
la
cooperación
internacional
ha
sido
un
factor
determinante
para
la
ejecución
y
sostenimiento
de
los
diversos
programas
de
reducción
de
la
pobreza
presentes
en
el
Presupuesto
General
de
la
República.
Nicaragua
continúa
siendo
país
prioritario
para
la
comunidad
internacional
y
es
un
país
que
depende
altamente
de
la
cooperación
para
el
desarrollo,
la
cual
representa
aproximadamente
11%
del
PIB.4
Desde
1993
Nicaragua
empezó
a
mostrar
un
crecimiento
real
de
su
economía
y
algunos
avances
en
la
reducción
de
la
pobreza.
El
ingreso
por
habitante
ha
crecido
a
una
tasa
promedio
anual
del
1.3
por
ciento,
el
nivel
de
pobreza
general
bajó
del
50.3
por
ciento
de
la
población
en
1993
al
46.2
por
ciento
en
el
2005,
y
la
pobreza
extrema
del
19.4
al
14.9
por
ciento
para
el
mismo
periodo.5
Sin
embargo,
el
crecimiento
de
la
economía
ha
sido
insuficiente
para
recuperar
el
nivel
de
ingreso
de
finales
de
la
década
de
los
años
70
que,
comparativamente,
era
el
doble
de
lo
que
es
en
la
actualidad.6
Los
indicadores
del
censo
más
reciente
(2005)
arrojaron
que
la
pobreza
general
en
Nicaragua
correspondía
al
48.3%
y
la
población
en
pobreza
extrema
representaba
el
17.2%.
Esto
implicaba,
que
de
cada
100
nicaragüenses,
48
estaban
en
alguna
condición
de
pobreza
en
base
a
la
línea
de
pobreza
general7
y
17
pertenecían
al
grupo
de
pobreza
extrema
de
acuerdo
al
valor
de
la
línea
de
pobreza
extrema.
El
desglose
de
la
distribución
de
los
ingresos
indica
que
el
10%
más
rico
de
la
población
obtiene
un
45%
de
todos
los
ingresos,
mientras
que
los
más
pobres
reciben
solamente
un
14%.
Nicaragua
es
el
segundo
país
más
pobre
de
las
Américas,
con
un
producto
nacional
bruto
per
cápita
de
US$
453.
Existen
numerosos
estudios
sobre
la
pobreza
en
Nicaragua
desde
diferentes
enfoques,
metodologías
o
niveles
de
profundidad.8
La
diversidad
de
criterios
en
torno
a
la
causas
de
la
pobreza
y
estrategias
para
su
reducción
revela
que
Nicaragua,
a
pesar
de
su
dimensión
territorial
relativamente
pequeña,
ha
ocupado
un
lugar
central
en
la
atención
del
“establishment”
de
la
cooperación
internacional.
Todos
los
estudios
más
sólidos
sobre
el
caso
Nicaragüense,
reconocen
en
la
ayuda
oficial
para
el
desarrollo
un
papel
central
en
los
diversos
esfuerzos
porque
los
ciudadanos
de
esta
nación
de
poco
menos
de
seis
millones
de
habitantes
alcancen
niveles
dignos
de
desarrollo
humano
sostenible.
En
este
sentido,
hablar
de
cooperación
internacional
en
Nicaragua,
más
que
un
tema
de
políticas
públicas
per
se,
es
un
asunto
directamente
vinculado
a
los
intereses
estratégicos
del
país.
Prácticamente
todos
los
trabajos
más
serios
escritos
sobre
la
pobreza
en
Nicaragua,
reconocen
un
papel
clave
de
la
cooperación
internacional
en
las
estrategias
de
reducción
de
la
pobreza.
Ciertamente,
en
el
debate
teórico
más
amplio
sobre
el
desarrollo
existen
críticas
sobre
el
rol
de
la
ayuda,
siendo
William
Easterly9
posiblemente
uno
de
los
voceros
más
visibles
del
argumento
sobre
la
inefectividad
de
la
misma
en
el
desarrollo.
Tampoco
han
faltado
las
voces
locales
que
han
llamado
la
atención
sobre
la
baja
efectividad
de
la
ayuda
internacional
en
lograr
un
adecuado
desarrollo
social
y
político
del
país.10
7.
Sin
embargo,
en
un
caso
tan
extremo
como
Nicaragua,
en
el
sentido
en
que
la
ayuda
internacional
es
determinante
para
la
sostenibilidad
de
la
economía
en
su
conjunto
y
no
sólo
para
el
gasto
público,
resulta
inmediatamente
obvio
que
una
reducción
progresiva
de
transferencias
desde
el
exterior,
ya
sean
donaciones,
préstamos
o
remesas,
tendrían
efectos
dramáticos
para
la
expectativa
de
vida
de
los
ciudadanos. 11
Como
ilustraremos
al
final
de
este
trabajo,
lo
anterior
es
particularmente
cierto
de
los
programas
y
proyectos
del
sector
público
que
se
ejecutan
casi
de
forma
exclusiva
a
través
de
donaciones
y
préstamos,
así
como
muchos
de
los
programas
que
están
directamente
ligados
con
los
esfuerzos
estatales
por
alcanzar
los
Objetivos
de
Desarrollo
del
Milenio
(ODM).12
Por
lo
anterior,
el
rol
de
la
cooperación
internacional
en
países
que
están
en
el
rango
inferior
del
segmento
de
ingreso
medio-‐bajo13
ocupa
un
lugar
central
en
las
estrategias
de
largo
plazo
para
crecimiento
económico
y
reducción
de
la
pobreza
por
vía
de
la
inversión
en
capital
humano
y
aumento
de
la
productividad.
Quizás
el
trabajo
más
iluminado
en
este
sentido
es
The
End
of
Poverty:
Economic
Possibilities
for
Our
Time,
de
Jeffrey
Sachs.14
A
juicio
de
Sachs,
el
costo
de
terminar
con
la
pobreza
extrema
en
que
viven
uno
de
cada
seis
seres
humanos,
además
de
los
alivios
de
deuda,
requiere
que
los
países
más
desarrollados
incrementen
su
ayuda
internacional
para
el
desarrollo
a
0.7%
de
su
Producto
Nacional
Bruto
(PNB).
Sachs
agrega
que
la
cooperación
internacional
juega
un
papel
primordial
en
ayudar
a
los
pobres
a
alcanzar
el
“primer
peldaño
del
desarrollo”
el
cual,
a
su
juicio,
no
es
posible
lograr
en
tanto
persistan
privaciones
de
salud
y
de
hambre
cuya
condición,
en
el
caso
de
los
pobres
extremos
les
impide
ahorrar,
comerciar
y
tomar
provecho
de
la
tecnología.
Dicho
de
otra
forma,
los
pobres
extremos
están
en
una
“trampa
de
la
pobreza”
de
la
cual
no
pueden
escapar
sin
la
ayuda
externa.
Sin
pretender
profundizar
en
este
debate,
partimos
de
la
premisa
de
que
la
ayuda
internacional
es
fundamental
para
el
desarrollo,
y
que
por
ello,
su
seguimiento
y
análisis
es
un
ejercicio
básico
en
la
toma
de
decisiones
de
los
diferentes
actores
de
los
procesos
de
políticas
públicas.
Sin
embargo,
el
presente
trabajo
de
investigación
no
pretende
ser
un
estudio
sobre
la
efectividad
de
la
cooperación
internacional
en
el
crecimiento
económico
y
reducción
de
la
pobreza.
Tampoco
se
procura
evaluar
los
resultados
de
los
programas
presupuestarios
auspiciados
por
las
variadas
fuentes
de
ayuda.
Sobre
esos
temas
existe
ya
un
amplio
debate
especializado
que
trasciende
por
mucho
nuestro
objeto
de
estudio.
Objetivos
y
alcances
del
estudio
Lo
que
si
nos
proponemos
es
construir,
a
partir
de
la
información
oficial
disponible,
una
descripción
más
o
menos
minuciosa
del
comportamiento
“macro”15
de
la
cooperación
internacional
con
énfasis
en
el
periodo
2007-‐2011
para
luego
analizar
las
perspectivas
y
tendencias
de
corto
y
mediano
plazo.
Para
ello,
y
a
manera
de
antecedentes,
partimos
de
un
recuento
de
la
cooperación
captada
por
cada
una
de
las
tres
administraciones
presidenciales
que
antecedieron
al
gobierno
actual,
para
luego
enfocarnos
en
mayor
detalle
en
la
situación
presente
de
la
cooperación.
Concluimos
con
un
análisis
de
las
implicaciones
que
a
corto
y
mediano
plazo
tendría
una
reducción
progresiva
de
la
ayuda
internacional.
Por
la
dimensión
y
complejidad
de
la
cooperación,
en
un
trabajo
de
este
alcance
no
es
posible
abordar
todas
las
modalidades
en
que
se
expresan
la
ayuda
internacional
al
desarrollo
en
su
acepción
más
amplia,
es
decir,
las
donaciones
o
préstamos
entregados
por
gobiernos
u
organismos
multilaterales
al
gobierno
u
otras
entidades
receptoras.16
Es
por
ello
que
el
enfoque
del
presente
trabajo
es
la
cooperación
internacional
oficial,
es
decir,
aquella
que
es
registrada
como
tal
por
las
entidades
correspondientes
del
país
receptor,
en
este
caso
el
Banco
Central,
Ministerio
de
Hacienda
y
Ministerio
de
Relaciones
Exteriores
de
Nicaragua.
Además
de
los
reportes
de
ODANIC
disponibles
en
línea 17
se
ha
recurrido
a
los
libros
de
Presupuesto
General
de
la
República.
8. Complementariamente
se
ha
recurrido
a
comparar
datos
con
estudios
de
la
Fundación
para
el
Desarrollo
Económico
y
Social
(FUNIDES)
y
del
Instituto
de
Estudios
Estratégicos
y
Políticas
Públicas
(IEEPP),
así
como
informes
del
Banco
Mundial
y
del
Programa
de
Naciones
Unidas
para
el
Desarrollo.
El
procesamiento
de
datos
y
el
perfil
de
la
cooperación
ofrecido
en
el
presente
estudio
“macro”
es
un
trabajo
inédito
que
aspira
a
ser
una
contribución
para
análisis
y
estudios
posteriores
más
específicos
por
sectores
de
gasto
o,
inclusive,
proyectos
específicos,
así
como
un
insumo
adecuado
para
ejercicios
de
análisis
prospectivo.
Antecedentes
recientes
de
la
cooperación
internacional
a
Nicaragua
1990
-‐
2007
1990-‐1996
Con
la
transición
política
iniciada
en
febrero
de
1990,
luego
de
la
elección
de
Violeta
Barrios
de
Chamorro
a
la
Presidencia
de
la
República,
la
cooperación
internacional
bilateral
y
multilateral
en
Nicaragua
adquirió
nuevas
modalidades
que
sustituyeron
radicalmente
las
transferencias
que
durante
el
primer
gobierno
del
Frente
Sandinista
de
Liberación
Nacional
(FSLN)
se
recibían
desde
la
Unión
Soviética,
Cuba
y
los
países
del
Bloque
del
Este.
En
lo
referido
a
la
cooperación
oficial—tema
central
del
presente
trabajo—a
pesar
del
contexto
de
reconstrucción
post-‐conflicto
vigente
desde
1990,
la
mayor
parte
de
la
ayuda
empieza
a
ser
destinada
para
apoyar
la
balanza
de
pagos
por
el
orden
anual
superior
al
40%.
Durante
la
administración
de
la
Presidenta
Chamorro,
aproximadamente
el
60%
de
la
ayuda
provenía
de
donantes
bilaterales
y
el
40%
de
instituciones
financieras
internacionales.
Adicionalmente,
la
canalización
de
la
ayuda
económica
internacional
en
sus
distintas
expresiones,
pero
particularmente
en
lo
referido
a
la
cooperación
bilateral
y
multilateral
oficial,
se
empieza
a
dar
en
el
marco
de
diversos
mecanismos
de
regulación
y
seguimiento
como
los
establecidos
por
el
Fondo
Monetario
Internacional
(FMI)
y
el
Banco
Mundial
(BM).
En
1991,
por
ejemplo,
a
un
año
de
Gobierno
de
la
Presidenta
Chamorro,
se
recibieron
US$
1,051.8
millones—cifra
hasta
ahora
récord
para
un
solo
año—de
los
cuales
US$528
millones
estaban
destinados
al
pago
de
la
mora
que
Nicaragua
tenía
con
el
Banco
Interamericano
de
Desarrollo
(BID)
y
con
el
BM.
Concurrentemente,
a
partir
de
1990
se
observa
una
marcada
tendencia
de
la
comunidad
internacional
a
canalizar
partes
significativas
de
su
ayuda
por
medio
de
organizaciones
no-‐
gubernamentales.18
1997-‐2001
Durante
la
Presidencia
del
Doctor
Arnoldo
Alemán
Lacayo
(1997
–
2001)
la
ayuda
internacional
a
Nicaragua
empezó
a
disminuir
gradualmente,
situación
que
fue
compensada
a
través
de
un
aumento
sostenido
de
las
exportaciones.
Sin
embargo,
a
mediados
de
ese
quinquenio
el
país
experimentó
un
aumento
de
la
ayuda
oficial
al
desarrollo
como
resultado
de
la
apertura
del
proceso
de
ingreso
del
país
a
la
Iniciativa
de
Países
Pobres
muy
Endeudados19
(HIPC,
por
sus
siglas
en
inglés),
así
como
el
ingreso
de
fondos
de
asistencia
para
reconstruir
el
país
luego
del
Huracán
Mitch.
Lo
anterior
permitió
que
la
inversión
social
pasara
de
17%
a
30%.
A
pesar
de
que
el
promedio
de
la
cooperación
fue
comparativamente
menor
que
la
recibida
en
el
gobierno
anterior,
durante
la
Administración
Alemán
el
país
recibió
US$
2,493.9
millones
con
un
promedio
de
498
millones
anuales.
De
este
monto,
el
55%
aproximadamente
ingresó
como
donaciones
y
el
resto
como
préstamos.
20
El
periodo
post-‐huracán
Mitch
coincidió
con
un
nuevo
contexto
internacional
favorable
para
los
países
pobres
de
mayor
endeudamiento
ya
que
en
Octubre
de
1999,
la
comunidad
de
donantes
acordó
ampliar
y
acelerar
la
HIPC.
Como
parte
del
proceso
previo
a
su
inducción
a
esta
iniciativa,
el
Gobierno
inició
la
redacción
de
una
estrategia
de
reducción
de
la
pobreza
cuya
primera
versión
se
presentó
en
Agosto
del
2000.
En
Septiembre
de
2001,
el
Gobierno
de
Nicaragua
presentó
una
nueva
versión
del
documento
de
estrategia
al
BM
y
al
FMI.
El
9. nuevo
documento
se
conoció
como
“Estrategia
Reforzada
de
Crecimiento
Económico
y
Reducción
de
la
Pobreza”
(ERCERP).
2002-‐2006
Al
final
del
primer
año
de
Gobierno
de
Enrique
Bolaños
los
avances
de
la
ERCERP
fueron
analizados
por
el
Directorio
Ejecutivo
del
BM
en
diciembre
de
2002
“y
calificados
satisfactoriamente”21.
Una
nota
de
prensa
del
BM
reconocía
que
"en
el
transcurso
de
los
últimos
cuatro
años,
Nicaragua
ha
avanzado
en
forma
considerable
hacia
la
consecución
de
una
sociedad
estable
con
una
economía
de
mercado
flexible”
pero
a
la
vez
agregaba
que
“si
bien
el
país
avanzó
en
los
cuatro
componentes
considerados,
la
pobreza
todavía
afecta
al
45,8%
de
los
habitantes
del
país.
Es
más,
la
pobreza
se
ha
profundizado
en
los
últimos
años
a
causa
de
la
vulnerabilidad
ante
desastres
como
el
Huracán
Mitch
en
1998,
la
crisis
en
los
precios
internacionales
del
café,
las
sequías
y
la
migración.”22
Ante
la
baja
efectividad
de
la
ERCERP
el
BM
propuso,
entre
otras
medidas,
concentrar
los
esfuerzos
en
promover
un
mayor
crecimiento
económico
con
un
aumento
de
la
productividad
y
enfoque
en
la
competitividad
del
sector
privado,
así
como
mejorar
la
infraestructura
productiva
del
país,
continuar
invirtiendo
en
salud
básica
y
educación
primaria
y
combatir
la
corrupción.
La
respuesta
de
la
Administración
Bolaños
fue
el
Plan
Nacional
de
Desarrollo
(PND)
que,
en
contraste
con
la
ERCERP,
hizo
mayor
énfasis
en
la
articulación
de
políticas
económicas
y
sociales
para
la
generación
de
empleo,
la
inversión
en
capital
humano
y
el
fomento
a
la
competitividad
bajo
el
modelo
de
“clusters”
o
conglomerados.
En
materia
de
cooperación
externa,
la
estrategia
de
dicha
administración
se
concentró
en
lograr
el
cumplimiento
de
acuerdos
de
Reducción
de
la
Pobreza
y
Crecimiento
en
el
marco
de
del
Programa
de
Crecimiento
y
de
Ajuste
Estructural
con
el
FMI,
buscar
desembolsos
de
recursos
frescos
en
apoyo
a
la
balanza
de
pagos,
obtener
alivio
del
G-‐8
y
apoyo
presupuestario
directo,
el
cual
se
empezó
a
recibir
por
primera
vez
en
el
año
2002.
En
Enero
de
2004
Nicaragua
alcanzó
el
punto
de
culminación
de
la
iniciativa
HIPC,
lo
cual
conllevó
a
un
alivio
de
deuda
externa
de
aproximadamente
US$
6,328
millones
en
términos
nominales.23
En
el
periodo
de
2002-‐2006,
bajo
la
administración
del
Presidente
Bolaños,
la
cooperación
externa
mostró
una
tendencia
oscilante.24
Por
ejemplo,
al
finalizar
el
primer
año
de
su
gobierno
las
donaciones
multilaterales
se
incrementaron
y
las
bilaterales
disminuyeron
en
16%
con
respecto
al
año
anterior.
Para
el
año
2004
las
donaciones
externas
totales
se
incrementaron
respecto
a
2003
como
resultado
de
un
incremento
en
las
donaciones
multilaterales
que
aumentaron
casi
60%
pero
las
donaciones
bilaterales
continuaron
disminuyendo
en
8.2%.
Para
el
2004,
se
dio
un
crecimiento
tanto
en
las
donaciones
externas
como
en
los
préstamos
externos
ya
que
ese
fue
el
año
en
el
que
más
préstamos
externos
se
recibieron
gracias
a
la
culminación
de
la
referida
iniciativa
HIPC
que
dejó
al
país
en
una
mejor
posición
para
acceder
a
nuevos
créditos.
Para
el
2005,
las
donaciones
multilaterales
disminuyeron
26%,
mientras
que
las
bilaterales
se
incrementaban
levemente
un
5%.
El
2006,
fue
el
año
en
que
más
donaciones
externas
se
recibieron
en
el
quinquenio
(más
de
US$
350
millones),
las
donaciones
multilaterales
se
incrementaron
7.6%
respecto
a
2005,
y
las
donaciones
bilaterales
aumentaron
27%.
Durante
la
Administración
del
Presidente
Bolaños
se
captaron
US$
1542
millones
de
donaciones
y
US$
1468.3
millones
en
concepto
de
préstamos.
10.
2007
En
el
2007,
con
el
inicio
de
la
administración
del
Presidente
Daniel
Ortega
se
empieza
a
marcar
una
tendencia
de
disminución
progresiva
de
la
cooperación
internacional,
particularmente
de
las
fuentes
bilaterales
tradicionales.
Sólo
en
el
primer
año
de
Gobierno
las
donaciones
multilaterales
disminuyeron
19.2%
y
las
bilaterales
casi
30%
con
respecto
al
promedio
del
quinquenio
2002
–
2006.
Para
2007,
los
únicos
países
que
incrementaron
sus
donaciones
en
relación
al
año
2006
fueron
Holanda
(18%)
y
Alemania
(17%),
con
incrementos
de
apenas
US$
6.2
millones.
Por
otra
parte,
las
disminuciones
de
las
donaciones
de
Japón
en
ese
mismo
año
fueron
de
casi
US$
29
millones
(58%),
de
Estados
Unidos
más
de
US$
15
millones
(34%)25
y
Dinamarca
disminuyó
su
cooperación
más
de
US$
20
millones
(casi
60%).
En
la
sección
correspondiente
se
analizará
las
principales
razones
de
esta
contracción
de
la
ayuda
internacional.
Como
ilustraremos
posteriormente,
una
característica
importante
de
la
nueva
política
gubernamental
de
cooperación
externa
es
la
búsqueda
y
diversificación
de
fuentes
de
ayuda
y
solidaridad,
recurriendo
a
lo
que
denominados
“cooperantes
no
tradicionales”.
Es
así
que
desde
el
año
2007
aparece
en
el
escenario
un
nuevo
donante,
la
República
Bolivariana
de
Venezuela,
cuya
modalidad
de
cooperación
a
Nicaragua
es
sui
generis
en
el
sentido
en
que,
según
un
informe
del
Banco
Central
de
Nicaragua
publicado
en
el
2008,
ésta
es
canalizada
casi
en
su
totalidad
como
“donaciones
y
préstamos
al
Sector
Privado.”26
En
el
primer
año
de
gobierno
no
se
conocieron
cifras
oficiales
de
la
ayuda
de
Venezuela
ya
que
ésta
no
ingresó
al
Presupuesto
General
de
la
República
(PGR).
No
obstante,
existen
numerosos
reportes
periodísticos
que
recogen
declaraciones
del
Presidente
de
la
República
indicando
que
la
Alianza
Bolivariana
de
las
Américas
(ALBA)27
sería
la
iniciativa
más
importante
de
cooperación
para
el
desarrollo
en
Nicaragua,
a
la
cual
se
incorporó
el
país
el
11
de
enero
de
2007. 28
Se
conocen,
además,
numerosas
declaraciones
de
funcionarios
públicos
indicando
programas
y
proyectos
receptores
de
la
ayuda
venezolana.
En
enero
de
2008,
en
el
marco
de
la
Cumbre
del
ALBA,
se
ofreció
un
detalle
de
la
ayuda
venezolana,
estimada
para
ese
año
en
US$
385.9
millones.
El
referido
informe
del
Banco
Central 29
refleja
que
la
ayuda
Venezolana
está
principalmente
ligada
“a
la
cooperación
petrolera”
como
financiamiento
no
retornable
de
los
Fondos
ALBA
y
préstamos
canalizados
por
ALBA-‐CARUNA.
Esta
fue
de
US$
185
millones
en
el
2007
y
US$
457
millones
en
el
2008,
es
decir,
un
incremento
del
147%,
según
los
datos
del
banco
emisor.
No
ha
sido
posible
identificar
en
el
presente
estudio
las
11. discrepancias
entre
las
cifras
del
Banco
Central
de
Nicaragua
y
el
anuncio
del
monto
de
ayuda
ofrecido
por
otras
fuentes
oficiales.30
Balance
en
Perspectiva
Histórica
A
partir
del
análisis
histórico
anterior,
es
oportuno
remarcar
la
alta
dependencia
del
apoyo
externo,
que
a
pesar
de
su
tendencia
decreciente
en
comparación
a
las
cifras
de
ayuda
oficial
al
desarrollo
en
la
década
de
reconstrucción
post-‐conflicto,
sigue
siendo
entre
las
más
altas
del
mundo
en
términos
per
cápita
para
países
en
desarrollo.
Una
consulta
a
las
informes
del
Banco
Central
de
Nicaragua
para
la
década
1990
–
200031
indican
que
el
país
captó
un
estimado
de
US$
6,500
millones
de
ayuda
oficial,
es
decir,
más
de
tres
veces
el
total
de
su
Producto
Interno
Bruto.
Durante
ese
periodo,
los
principales
cooperantes
bilaterales
fueron,
en
orden
alfabético:
Alemania,
Canadá,
Dinamarca,
España,
Estados
Unidos
de
América,
Finlandia,
Holanda,
Japón,
Noruega,
República
de
China
en
Taiwán,
Suecia,
Suiza
y
la
Unión
Europea.
A
su
vez,
Nicaragua
se
posicionó
como
uno
de
los
países
latinoamericanos
más
favorecidos
por
la
ayuda
internacional
al
recibir
un
promedio
anual
de
cooperación
oficial
superior
a
los
US$
600
millones
en
esa
década.32
El
apoyo
externo33
en
el
2008
fue
de
US$
2,500
millones
de
dólares
y
en
el
presente
año,
el
país
requiere
no
menos
de
US$
2,300
millones
de
dólares
de
apoyo
externo
para
su
sostenibilidad
presupuestaria.34
El
análisis
histórico
de
la
cooperación
en
el
periodo
en
cuestión,
también
revela
que
la
tesis
de
“agotamiento”
o
“fatiga”
de
la
cooperación
no
aplica
para
Nicaragua,
pues
el
país
continúa
ocupando
un
lugar
prioritario
en
la
mayoría
de
las
estrategias
de
los
cooperantes
presentes
en
Nicaragua,
aún
en
el
contexto
actual
de
la
crisis
financiera
internacional.35
A
pesar
las
reducciones
en
las
recaudaciones
fiscales
en
los
países-‐fuente
de
la
ayuda,
aún
no
ha
habido
reducciones
por
vía
presupuestaria
en
los
presupuestos
de
cooperación
para
Nicaragua.
Como
hemos
explicado,
es
cierto
que
existen
disminuciones
de
los
flujos
de
cooperación
de
una
administración
a
otra;
sin
embargo,
en
el
periodo
1990-‐2006
estas
fueron
compensados
no
sólo
por
un
crecimiento
del
PIB
y
otros
factores
económicos
importantes
en
el
apoyo
externo,
sino
principalmente
por
vía
del
perdón
de
deuda
externa,
crecimiento
de
las
exportaciones
y
aumento
de
la
inversión
extranjera
directa.
Asimismo,
es
adecuado
recordar
que
las
disminuciones
de
ayuda
observadas
a
partir
de
1997
estaban
asociadas
a
un
replanteamiento
de
la
ayuda
que
durante
la
administración
Chamorro,
priorizó
la
asistencia
a
iniciativas
enfocadas
en
sentar
las
bases
de
la
pacificación,
desarme
y
reconstrucción
nacional,
así
como
el
referido
apoyo
a
la
balanza
de
pagos.
A
partir
de
199736
la
comunidad
de
donantes
empezó
a
enfatizar
en
la
importancia
estratégica
de
canalizar
los
recursos
de
la
ayuda
internacional
oficial
a
programas
de
reducción
de
la
pobreza
y
fortalecimiento
de
la
gobernabilidad.
Este
enfoque
adquirió
mayor
fuerza
luego
del
Huracán
Mitch
de
1998,
cuando
el
“Grupo
Consultivo
para
la
Reconstrucción
y
la
Transformación
de
América
Central”37
identificó
como
áreas
prioritarias:
la
macroeconomía
y
deuda
externa,
pobreza,
gobernabilidad,
transparencia
y
derechos
humanos,
descentralización
y
vulnerabilidad
ecológica.
Asimismo,
la
comunidad
de
cooperantes
en
Nicaragua,
particularmente
a
partir
del
2002,
si
bien
no
es
un
grupo
monolítico,
ha
venido
trabajando
con
éxito
en
una
mayor
armonización
y
alineamiento,
incrementando
mecanismos
de
coordinación
de
la
asistencia
oficial
al
desarrollo
a
Nicaragua
sobre
la
base
de
referencias
globales
como
los
Retos
de
Desarrollo
del
Milenio,
la
Declaración
de
París
y
el
Consenso
Europeo
del
Desarrollo38
y
referencias
nacionales
como
el
Plan
Nacional
de
Desarrollo
Humano.
Una
reflexión
adicional
importante
es
la
constancia
de
la
comunidad
de
donantes
a
Nicaragua,
que
ratifica
la
atención
especial
que
el
país
ha
recibido.
Los
países
cooperantes
han
mostrado
casi
de
forma
unánime
un
compromiso
de
largo
plazo
con
Nicaragua
e
inclusive
se
observan
adiciones
valiosas
de
nuevos
programas
y
modalidades
de
cooperación
de
Sur-‐Sur
con
socios
de
América
Latina.39
Si
bien
los
flujos
de
asistencia
de
estos
12. países
a
Nicaragua,
como
es
natural,
son
sustancialmente
menores
a
los
provenientes
de
las
economías
industrializadas,
ilustran
que
la
cooperación
técnica
es
un
aspecto
importante
en
la
política
exterior
de
dichos
países
y
que
por
razones
de
espacio
no
fue
posible
atender
con
detalle
en
este
trabajo.
Finalmente,
debemos
apuntar
que
a
pesar
de
la
aparición
de
nuevos
cooperantes
no-‐tradicionales,
como
es
especialmente
la
Republica
Bolivariana
de
Venezuela,
la
comunidad
de
donantes
“tradicionales”
sigue
siendo
la
principal
fuente
externa
de
sostenibilidad
presupuestaria
de
Nicaragua.
En
este
sentido,
dada
la
naturaleza
y
modalidades
de
las
transferencias
de
Venezuela,
y
a
pesar
de
su
alta
cuantía
y
su
peso
en
la
cooperación
externa,
los
fondos
del
ALBA
no
pueden
ser
considerados
una
fuente
mayor
de
apoyo
al
presupuesto
general
de
la
República
y
a
la
balanza
de
pagos,
por
lo
cual
la
estabilidad
macroeconómica
del
país
seguiría
dependiendo
en
gran
manera
de
las
mismas
fuentes
de
cooperación
identificadas
en
el
periodo
1990-‐2006.40
En
las
próximas
secciones
del
presente
trabajo,
abordaremos
con
suficiente
detalle
la
evolución,
situación
actual
y
perspectivas
de
la
cooperación
internacional
al
desarrollo
en
Nicaragua
(2007-‐2011),
enfatizando
en
la
identificación
de
los
principales
donantes
y
áreas
de
cooperación,
tendencias
observadas,
relaciones
donantes-‐
gobierno
y
posibles
implicaciones
ante
una
reducción
progresiva
o
congelamiento
prolongado
de
la
Cooperación
Externa.
Situación
Actual
de
la
Cooperación
(2008
–
2009)
Tendencias
Internacionales
de
la
Cooperación
No
es
posible
analizar
la
cooperación
en
Nicaragua
sin
también
prestar
atención
a
las
tendencias
de
internacionales
de
la
ayuda
oficial
al
desarrollo,
enmarcada
principalmente,
en
una
serie
de
procesos
usualmente
referidos
como
globalización
e
interdependencia,
que
por
su
complejidad
conceptual
trascienden
el
objetivo
de
estudio
de
este
trabajo.
Sin
embargo,
sí
es
posible
referirnos
en
particular
a
dos
tendencias.
La
primera
está
referida
a
la
creciente
atención
de
las
principales
economías
del
mundo
entre
la
correlación
entre
seguridad
y
desarrollo
económico.
En
segundo
lugar,
el
debate
de
la
soberanía
y
la
interdependencia
ha
venido
adquiriendo
preponderancia
a
partir
de
un
replanteamiento
de
la
noción
de
país
receptor
de
ayuda
como
socio
y
actor
de
la
cooperación
como
la
forma
más
eficiente
de
atender
los
retos
de
desarrollo.
Sobre
la
primera
tendencia,
quizás
el
aspecto
más
relevante
es
el
reconocimiento
de
que
la
escasez
de
“bienes
públicos
mundiales”41
tiene
un
efecto
adverso
en
el
desarrollo
y
que
la
existencia
de
una
serie
de
externalidades
negativas
en
las
economías
de
los
países
más
pobres
podrían
ser
contrarrestadas
con
un
adecuado
apoyo
externo.
El
éxito
del
Plan
Marshall,
por
ejemplo,
marcó
un
hito
en
el
siglo
XX
y
permitió
que
la
cooperación
internacional
se
constituyere
en
uno
de
los
ejes
estratégicos
de
toda
política
exterior
de
las
principales
economías
del
mundo.
En
el
marco
de
esta
concepción
de
la
cooperación
y
el
desarrollo,
se
reconoce
la
interconexión
entre
la
cooperación
y
la
seguridad,
como
se
demuestra
fácilmente
por
el
hecho
de
que
los
principales
países
receptores
de
ayuda
son
precisamente
países
calificados
como
inestables
y/
vulnerables
a
desastres
naturales.
Similarmente,
los
países
más
beneficiados
con
alivio
de
deuda
también
han
sido
naciones
de
alta
volatilidad,
destacándose
los
casos
de
Irak,
cuyo
alivio
de
deuda
superó
los
US$
24
mil
millones
de
dólares
y
de
Nigeria
con
algo
más
de
US$
5
mil
millones.42
En
esta
misma
dirección,
los
flujos
de
ayuda
humanitaria
también
están
directamente
relacionados
con
la
vulnerabilidad
de
los
países,
siendo
quizás
el
caso
más
emblemático
la
ayuda
humanitaria
relacionada
con
la
tragedia
del
Tsunami,
que
sumó
más
de
2,2
mil
millones
de
dólares
de
AOD
hacia
esa
región.43
Asimismo,
como
se
ilustró
en
secciones
anteriores,
el
periodo
de
mayor
flujo
de
ayuda
oficial
al
desarrollo
en
Nicaragua
se
ubica
precisamente
en
la
fase
de
reconstrucción
post-‐
conflicto
y
en
la
etapa
“post-‐Mitch”.
13. Los
incrementos
record
de
ayuda
que
se
observaron
a
partir
del
año
2005—sin
incluir
el
gasto
militar—son
el
resultado
de
los
flujos
de
recursos
de
Estados
Unidos
de
América
hacia
Irak,
Afganistán
y
el
África
Subsahariana;
así
como
incrementos
de
la
asistencia
de
la
Unión
Europea
por
el
orden
del
8.7%
para
reconstrucción
de
los
países
post-‐Tsunami.
A
pesar
de
ello,
a
excepción
de
Dinamarca,
Luxemburgo,
Holanda,
Noruega
y
Suecia,
los
países
desarrollados
no
han
logrado
cumplir
con
el
compromiso
de
transferir
el
0,7%
de
sus
PIB
bajo
la
modalidad
de
ayuda
oficial
al
desarrollo,
indicando
con
ello
que
existe
un
déficit
global
anual
de
más
de
US$
50
mil
millones
para
lograr
los
ODM.
La
implicación
de
esta
primera
tendencia
es
que
los
países
en
desarrollo
que
geopolíticamente
ocupen
un
espacio
territorial
estratégico
para
los
países
industrializados
y
a
la
vez
tengan
condiciones
de
vulnerabilidad,
tienen
una
alta
probabilidad
de
continuar
ocupando
un
lugar
prioritario
en
las
agendas
de
cooperación.
Lo
anterior
no
quiere
decir
que
las
relaciones
bilaterales
históricas
no
pesen
en
la
conformación
de
dicha
agendas.
Inversamente,
los
países
de
mayor
estabilidad,
aun
cuando
sus
ingresos
per
cápita
permanezcan
bajos,
tienen
una
alta
probabilidad
de
ver
sus
transferencias
reducidas
o
disminuidas
ya
sea
en
términos
comparativos
o
absolutos,
como
resultado
de
un
alineamiento
de
la
cooperación
hacia
regiones
del
mundo
de
mayor
vulnerabilidad
y
volatilidad.
En
este
sentido,
es
observable
que
América
Latina
y
el
Caribe
tiene
una
alta
probabilidad
de
ir
perdiendo
importancia
estratégica
relativa
para
los
principales
cooperantes
del
mundo.
Durante
la
década
1990-‐2000
la
ayuda
oficial
al
desarrollo
para
la
región
equivalía
a
aproximadamente
el
11%
del
total
global.
En
la
actualidad,
ese
porcentaje
ha
descendido
como
resultados
de
otras
prioridades
geoestratégica
de
la
ayuda
oficial
al
desarrollo,
mientras
que
a
inicios
de
países
como
EEUU,
Japón,
la
Comisión
Europea
y
Alemania.44
En
el
caso
de
Estados
Unidos
la
tendencia
más
notable
es
el
crecimiento
de
la
ayuda
hacia
Colombia,
Perú,
Bolivia,
Brasil
y
México
en
detrimento
relativo
a
otras
regiones
del
hemisferio.
Con
respecto
a
la
segunda
tendencia—mayor
apropiación
de
su
condición
de
socios
de
los
países
receptores—
resulta
adecuada
referirse
a
la
Declaración
de
París
sobre
la
Eficacia
de
la
Ayuda
al
Desarrollo:
Apropiación,
Armonización,
Alineación,
Resultados
y
Mutua
Responsabilidad.45
Ya
desde
el
Consenso
de
Monterrey
de
200246,
los
donantes
habían
reconocido
la
necesidad
de
mejorar
la
eficacia
de
la
ayuda
a
través
de
la
modificación
de
los
mecanismos
mediante
los
cuales
ésta
se
distribuye.
Uno
de
los
puntos
centrales
del
consenso
se
refiere
al
compromiso
de
los
donantes
de
suministrar
la
ayuda
a
través
de
los
planes
de
desarrollo
y
reducción
de
la
pobreza
definida
y
asumida
por
los
propios
países
en
desarrollo.
El
referido
consenso
también
establece
compromisos
en
torno
a
la
coordinación
operacional,
reducción
de
costos
de
transacción,
fortalecimiento
de
la
capacidad
de
absorción
y
la
gestión
financiera
de
los
países
receptores,
en
particular
el
apoyo
presupuestario.
El
Consenso
de
Monterrey
abrió
paso
a
otro
proceso
de
mucha
importancia
conocido
como
“Foro
de
Alto
nivel
sobre
Eficacia
de
la
Ayuda”,
el
cual
es
integrado
por
los
donantes
bilaterales
y
multilaterales
y
algunos
países
receptores.
Es
en
el
marco
de
este
Foro
en
donde
se
adopta
la
Declaración
de
Roma
sobre
Armonización
en
febrero
de
2003,
y
la
Declaración
de
París
sobre
Eficacia
de
la
Ayuda
de
marzo
de
2005.
Este
último
documento
es
quizás
la
expresión
política
más
clara
de
la
tendencia
a
la
que
hacemos
referencia,
en
el
sentido
en
que
se
define
una
nueva
forma
de
entender
las
relaciones
donante-‐receptor
y
se
enfatiza
el
concepto
de
corresponsabilidad.
Esta
declaración,
suscrita
por
más
de
un
centenar
de
donantes,
enfatiza
el
concepto
de
“países
socios”
y
reconoce
como
principios
centrales
la
apropiación,
alineamiento,
armonización,
corresponsabilidad
y
gestión
por
resultados.
Otro
instrumento
de
referencia
muy
valioso
para
entender
esta
tendencia
es
el
“Fondo
para
el
logro
de
los
ODM”
impulsado
por
PNUD.
El
Fondo
tiene
como
meta
acelerar
el
progreso
hacia
la
conquista
de
los
ODM
en
los
países
seleccionados
mediante
el
apoyo
a
políticas
y
programas
que
pretendan
un
impacto
significativo
y
14. medible
sobre
los
ODM
seleccionados;
el
financiamiento
de
la
experimentación
y/o
ampliación
de
modelos
exitosos;
la
aportación
de
innovaciones
en
la
práctica
del
desarrollo;
y
la
adopción
de
mecanismos
que
mejoren
la
calidad
de
la
ayuda,
en
los
términos
de
la
Declaración
de
París
sobre
la
Eficacia
de
la
Ayuda
al
Desarrollo.
En
este
sentido,
el
fondo
es
guiado
por
una
serie
de
principios
entre
los
que
se
destaca
“apoyar
programas
basados
en
prioridades
nacionales”,
es
decir,
no
solo
en
el
financiamiento
de
líneas
de
las
estrategias
y
políticas
públicas
del
país
receptor,
sino
que
exista
una
participación
activa
por
parte
de
asociados
nacionales
en
los
procesos
de
implementación
y
evaluación.
En
la
próxima
sección
analizaremos
la
implicación
de
esta
segunda
tendencia
en
la
definición
gubernamental
de
políticas
de
cooperación
externa,
durante
la
presente
administración.
No
obstante,
antes
de
ello
es
necesario
analizar
las
posibles
implicaciones
de
la
crisis
financiera
internacional
en
la
cooperación.
Crisis
Financiera
Internacional
y
su
impacto
de
mediano
plazo
en
la
cooperación
El
año
2008
fue
escenario
de
una
crisis
financiera
inédita
desde
la
primera
mitad
del
siglo
veinte.
Ésta
se
originó,
fundamentalmente,
como
resultado
del
fracaso
de
la
denominada
“burbuja
inmobiliaria”
en
Estados
Unidos
de
América
en
el
año
2006.
Como
consecuencia,
en
octubre
del
año
2007
se
desembocó
una
crisis
de
la
“hipotecas
subprime”.
Los
efectos
de
la
crisis
se
comenzaron
a
manifestar
de
forma
muy
temprana
y
con
severidad
desde
el
primer
trimestre
del
año
2008
en
el
sistema
financiero
de
Estados
Unidos.
Dado
el
carácter
global
de
dicho
sistema,
la
crisis
financiera
se
propagó
con
gran
velocidad
a
otros
sistemas
financieros
hasta
convertirse
en
una
recesión
global.
Estados
Unidos
y
el
resto
de
las
economías
industrializadas
respondieron
con
una
serie
de
programas
de
mitigación
que
van
desde
rescates
bancarios
hasta
paquetes
de
estímulo
económico
cuyos
efectos
amortiguadores
apenas
empiezan
a
manifestarse.
Además
de
la
crisis
de
liquidez
se
han
manifestado
otras
crisis
vinculadas,
entre
ellas
la
crisis
bursátil
y
la
crisis
alimentaria.
La
ayuda
oficial
al
desarrollo
es
otros
de
los
ámbitos
en
que
se
ha
esperado
un
impacto
negativo
de
mediano
plazo.
Sin
embargo,
en
el
transcurso
del
2009
no
se
concretaron
reducciones
estadísticamente
significativas
en
los
presupuestos
de
las
principales
agencias
de
cooperación
con
presencia
en
Centroamérica.
Lo
anterior
no
quiere
decir
que
en
el
mediano
plazo
(2010-‐2011)
no
se
avizoren
recortes
de
dichos
presupuestos
ya
que
el
FMI
anunció
su
pronóstico
de
crecimiento
de
la
economía
mundial,
calculado
en
0.5
por
ciento
para
el
2009.
El
FMI
también
pronostica
una
reducción
en
el
volumen
del
comercio
mundial
de
2.8
por
ciento,
la
primera
en
25
años47.
Según
el
FMI
las
economías
industrializadas
se
contraerán
al
menos
2
por
ciento,
como
indica
FUNIDES
“la
peor
recesión
desde
la
Segunda
Guerra
Mundial”
y
la
economía
de
los
Estados
Unidos
sufrirá
una
contracción
de
1.6
por
ciento.
En
América
Latina
las
remesas
no
crecieron
en
el
2008
pero
ya
en
el
primer
trimestre
del
2009
empezaron
a
mostrar
contracciones48
pudiendo
llegar
a
caerse
hasta
en
9%
a
lo
largo
del
año.49
De
acuerdo
a
informes
del
Banco
Mundial,
los
principales
impactos
de
la
crisis
en
el
financiamiento
externo
para
el
sector
privado
ya
que
“los
deudores
latinoamericanos
soberanos,
en
su
mayoría
se
habían
ya
asegurado
el
financiamiento
externo
para
el
2009…las
proyecciones
de
flujo
neto
de
capital
privado
hacia
los
países
emergentes
para
este
año
muestras
un
verdadero
derrumbe”.50
Dicho
de
otra
forma,
a
lo
largo
del
2009
no
se
ha
identificado
que
la
crisis
financiera
internacional
tenga
un
impacto
de
financiamiento
inmediato
en
la
ayuda
oficial
al
desarrollo
para
la
región,
pero
sí
lo
tendrá
en
el
financiamiento
externo
al
sector
privado.
Lo
anterior
es
particularmente
cierto
para
Nicaragua
que
al
no
pertenecer
a
las
mercados
emergentes
tiene
un
exposición
muy
pequeña
a
la
crisis
bursátil.
Sin
embargo,
el
impacto
del
financiamiento
al
sector
privado51
sería
muy
negativo,
pues
este
equivale
a
7%
del
PIB.
En
el
escenario
de
una
prolongación
de
la
crisis
y
de
la
recesión
global
15. para
el
periodo
posterior
2010,
sería
altamente
probable
que
el
país
experimente
una
reducción
en
las
donaciones,
transferencias
y
préstamos
netos
al
sector
público
que
en
el
2008
fue
poco
menos
del
5%
del
PIB
como
lo
ha
previsto
para
la
región
la
Fundación
para
las
Relaciones
Internacionales
y
el
Diálogo
en
el
Exterior
en
un
reciente
encuentro
en
Bogotá.52
Como
medida
preventiva
ante
esta
potencial
tendencia,
diversas
voces
de
la
comunidad
internacional
ha
insistido
en
la
urgencia
de
mantener
la
ayuda
oficial
al
desarrollo
para
los
países
más
pobres,
en
el
sentido
en
que
estos
tendrán
aun
mayores
dificultades
para
acceder
al
crédito.53
Hasta
hoy,
parece
que
ese
llamado
ha
hecho
efecto.
Crisis
de
institucionalidad
y
su
impacto
reciente
en
la
cooperación
En
Junio
de
2009,
FUNIDES
presentó
su
Segundo
Informe
de
Coyuntura
Económica
de
2009.54
En
este
informe,
FUNIDES
presenta
el
balance
de
la
economía
en
el
primer
trimestre
de
2009
y
nuevas
proyecciones
de
crecimiento
de
Nicaragua
incluida
proyecciones
de
mediano
plazo
2009-‐2011.
Se
presentará
un
análisis
del
presupuesto
general
de
la
república
2009
y
los
resultados
de
las
últimas
encuestas
de
confianza
de
las
empresas
y
los
consumidores.
El
informe
destaca
que
las
perspectivas
para
la
economía
de
Nicaragua
durante
los
próximos
12
meses
“son
desalentadoras”,
al
proyectar
que
para
el
2009
el
Producto
Interno
Bruto
(PIB)
del
país
podría
registrar
una
caída
del
1.5
por
ciento,
en
lugar
del
crecimiento
cero
que
previó
a
inicios
del
año.
A
su
vez,
se
señala
que
“la
crisis
política
e
institucional”55
está
afectando
adversamente
el
clima
de
inversión,
el
apoyo
externo,
y
magnificando
los
efectos
adversos
del
entorno
internacional.
Tomando
como
referencias
las
perspectivas
del
Fondo
Monetario
Internacional
(FMI)
y
la
coyuntura
nacional,
FUNIDES
estimó
un
comportamiento
negativo
del
1.5
por
ciento
de
la
economía
nacional
para
el
2009,
aunque
no
descarta
que
el
deterioro
se
profundice
si
el
Gobierno,
y
el
país
en
su
conjunto,
no
toman
las
medidas
necesarias.
El
presupuesto
aprobado
asciende
a
32,522
millones
córdobas
(poco
más
de
US$
1,600
millones),
incluyendo
el
pago
de
la
deuda
externa
e
interna,
o
sea
un
recorte
del
gasto
de
1,312
millones
de
córdobas.
Por
su
parte,
el
Ministro
de
Hacienda
y
Crédito
Público
Alberto
Guevara56
reconoció
en
Junio
de
2009
que
en
efecto
el
país
experimenta
fuertes
caídas
en
las
exportaciones,
importaciones,
turismo
y
remesas,
así
como
en
la
demanda
interna,
lo
que
ha
producido
fuertes
contracciones
en
las
recaudaciones
fiscales
y
“la
quema
acelerada
de
reservas
externas”,
obligando
medidas
pro-‐cíclicas
de
recortes
múltiples
en
el
gasto
público
y
deprimiendo
la
economía
aún
más.
La
exposición
del
titular
del
MHCP
reconoce
que
el
Gobierno
ha
ajustado
sus
expectativas
de
crecimiento
estimando
que,
en
el
2009,
Nicaragua
tendría
un
crecimiento
de
apenas
+0.5%,
comparado
a
una
trayectoria
por
encima
del
4%
anteriormente
esperado.
Lo
que
tendrá,
por
primera
vez
desde
1993,
un
resultado
negativo
en
el
crecimiento
per
cápita.
En
lo
referido
a
la
cooperación
internacional,
el
representante
de
la
cartera
del
MHCP
insistió
en
esa
oportunidad
que
ésta
es
necesaria
para
enfrentar
una
crisis
económica
que
“ha
rebasado
nuestra
capacidad
de
respuesta
fiscal”
sin
embargo,
dijo
que
el
“salvavidas”
ofrecido
por
la
comunidad
internacional
implica
condicionalidades
que
a
juicio
de
la
Administración
Ortega
“ya
no
son
aceptables”.57
El
Ministro
de
Hacienda
se
refería
a
la
ayuda
económica
de
unos
28
millones
de
euros,
para
2009,
retenida
por
la
Unión
Europea
y
otros
US$
90
millones
por
el
Grupo
de
Apoyo
Presupuestario,
en
respuesta
a
la
falta
de
transparencia
en
los
resultados
electorales
de
Noviembre
de
2008.58
En
Marzo
de
2009,
la
Comisión
Europea
ratificó
en
una
carta
su
posición
de
mantener
la
suspensión
de
la
cooperación
bajo
la
modalidad
de
Apoyo
Presupuestario
para
todo
el
2009,
según
una
comunicación
del
Directorio
General
de
Relaciones
Externas
de
la
Comisión
Europea:
“Los
Estados
miembros
de
la
Unión
Europea,
activos
en
el
Apoyo
Presupuestario
en
ese
país,
como
Alemania,
Reino
Unido
o
Finlandia,
ya
han
suspendido
o
16. cancelado
sus
programas
en
Nicaragua,
y
los
Países
Bajos
anunció
su
decisión
de
suspender
junto
con
la
Comisión
(desde
el
pasado
10
de
diciembre)”59
La
carta
antes
referida
reitera
las
preocupaciones
del
grupo
por
el
desarrollo
de
la
situación
política
de
Nicaragua
“relacionada
en
particular,
pero
no
exclusivamente,
a
la
preparación
y
eventual
desarrollo
de
las
elecciones
municipales
del
nueve
de
noviembre
del
2008”.60
Desde
el
último
trimestre
de
2008,
las
relaciones
donantes-‐gobierno
se
han
venido
tensionando
crecientemente,
situación
que
empezó
a
deteriorarse
a
inicios
de
ese
año
luego
de
la
cancelación
de
la
personalidad
jurídica
del
Partido
Conservador
y
del
partido
Movimiento
de
Renovación
Sandinista
previo
a
las
elecciones
locales
de
Noviembre
de
2008.
En
ese
mismo
mes,
se
conoció
que
la
ayuda
presupuestaria
podría
cancelarse
de
forma
definitiva
en
el
2009,
como
resultado
“de
la
crisis
de
credibilidad
democrática
que
enfrenta
el
gobierno
del
presidente
Ortega
ante
la
comunidad
donante.”61
Con
la
excepción
de
Noruega
y
Suiza,
que
efectuaron
desembolsos
conforme
lo
programado,
otros
donantes
cancelaron
o
redujeron
sus
transferencia
desde
finales
de
2008.
Poco
después,
la
Unión
Europea
anunció
la
suspensión
de
la
ayuda
presupuestaria
directa
que
para
el
2009
se
esperaba
fuera
de
US$
109.1
millones,
de
los
cuales
69.1
corresponden
a
donaciones,
y
40
millones
en
préstamos.
De
las
donaciones,
40
millones
corresponden
a
la
UE
y
los
otros
US$29.1
a
otros
países
que
conforman
el
grupo
europeo.
De
ellos
Holanda
aporta
US$
10
millones.
Todos
esos
fondos
están
actualmente
congelados.
Por
su
parte,
el
10
de
junio
de
2009
el
portavoz
del
Departamento
de
Estado
de
Estados
Unidos
de
América,
Ian
Kelly
informó
la
decisión
de
cancelar
el
último
desembolso
de
US$62
millones
de
dólares
destinados
a
la
Cuenta
Reto
del
Milenio
(CRM).
La
decisión
fue
tomada
en
la
sesión
trimestral
del
Directorio
de
la
Corporación
de
la
CRM,
que
preside
la
Secretaria
de
Estado
Hillary
Clinton.
En
esa
oportunidad
se
anunció
que
“la
cancelación
parcial
es
consecuencia
del
patrón
de
acciones
del
Gobierno
de
Nicaragua,
que
ha
sido
inconsistente
con
criterios
de
buen
gobierno,
que
la
Corporación
del
Milenio
usa
para
determinar
la
calificación
de
un
país
como
recipiente
de
ayuda.”62
El
objetivo
de
la
CRM—originalmente
concebida
como
un
programa
de
donación
de
5
años
por
el
monto
de
US$
175
millones
de
dólares—es
“aumentar
los
ingresos
y
reducir
la
pobreza
en
los
departamentos
de
León
y
Chinandega
por
medio
del
crecimiento
económico”
a
través
de
tres
componentes:
El
Desarrollo
de
Negocios
Rurales,
Infraestructura
Vial
y
el
Fortalecimiento
de
los
Derechos
de
la
Propiedad.63
Con
la
suspensión
de
desembolsos
de
la
CRM
se
debieron
detener
una
serie
de
proyectos,
entre
ellos,
la
construcción
de
la
carretera
Nejapa-‐
Izapa
y
la
entrega
de
36
mil
títulos
de
propiedad
en
León
y
Chinandega.
El
13
de
junio
de
2009
el
Presidente
de
la
República
Daniel
Ortega
anunció
la
creación
del
fondo
“Cuenta
ALBA
Solidaria”
por
el
monto
de
US$50
millones
de
dólares
donados
por
la
República
Bolivariana
de
Venezuela,
para
asumir
los
proyectos
que
quedaron
descubiertos
luego
de
la
suspensión
de
la
CRM.64
Posición
gubernamental
Como
mencionamos
en
la
sección
correspondiente
a
las
tendencias
internacionales
de
la
cooperación,
durante
la
presente
década
ha
habido
una
corriente
encaminada
a
fortalecer
la
voz
de
los
países
receptores
de
ayuda
internacional,
en
la
dirección
de
potenciar
la
naturaleza
de
socios
de
dichos
países.
Explicamos
que
la
Declaración
de
Paris
es
uno
de
los
principales
documentos
de
referencia
de
esta
visión
y
que
desde
finales
de
2002
se
venían
dando
ingentes
esfuerzos
por
lograr
una
mayor
armonización
y
alienación
de
la
cooperación.
En
palabras
de
un
entrevistado,
“existen
gobiernos
que
se
han
tomado
en
serio
el
llamado
a
afianzar
una
voz
más
independiente
en
las
negociaciones
y
relaciones
con
la
comunidad
internacional.
Muchos
cooperantes
vemos
buenos
ojos
que
esa
sea
una
relación
verdaderamente
entre
socios”.65
A
partir
de
Enero
de
2007
el