1. Los antepasados de la Química
(Michel Meyer)
A comienzos del siglo XVIII, Johann Friedrich Bottger, un joven alquimista, fue
encerrado en su laboratorio, con el fin de fabricar oro. Fracasó en la empresa,
pero contribuyó en la creación de la Porcelana.
En Hamburgo (1669), Henning Brandt cree haber descubierto por fin la piedra
filosofal, capaz de transformar el plomo en oro y de revelar los secretos del
cosmos. Brandt, un ex soldado, había puesto a hervir orina y había calentado
sus residuos hasta que en su retorta aparecieron vapores luminosos. Había
descubierto el fósforo blanco, que años más tarde, Isaac Newton redactase
una receta para su fabricación.
La arcilla transformada en porcelana, la orina en fósforo, el fósforo en bombas,
los minerales en pigmentos. Nuestras posibilidades de transformar la materia
son prácticamente ilimitadas. Podemos afirmar que la química nació el día en
que nuestros ancestros salieron de la animalidad, ser hombres es: transformar la
materia, lo cierto es que nuestros antepasados no sabían por qué ni como
operaba la química que practicaban, pero no por ello eran menos capaces
de combinar ingredientes naturales para producir pigmentos, con los que
decorarían sus cavernas. Otro claro ejemplo es Egipto, una antigua civilización
donde se logro sintetizar nuevas sustancias para curar las enfermedades
oculares, cosméticos a base de plomo, que se cuenta entre los primeros
tratamientos de salud y belleza del mundo. Si bien los egipcios helenísticos
fueron los que denominaron “chemia” al refinado de los metales, los sabios
musulmanes le dieron un valor agregado llamándole “Alkimiya”, los modos de
transformar la materia, purificar las sustancias y colorear los metales, todo esto
formaba parte de la Alquimia. La fascinación por esta actividad condujo
también al perfeccionamiento de técnicas como la destilación y la
cristalización que siguen siendo esenciales en nuestros laboratorios del siglo XXI.
En el siglo XII, la alquimia se extendió por Europa, acompañada de nociones
sobre el elixir árabe, que recibía el nombre de piedra filosofal. La alquimia
tropezó con ciertos problemas, como la presencia de embaucadores que
pretendían transformar en plomo en oro. Algunos pretendieron que toda
tentativa humana de transmutar los metales estaba condenada al fracaso, ya
que las manipulaciones humanas de la materia eran, por esencia, inferiores a
las transformaciones realizadas por la naturaleza. Pese a tales críticas algunos
siempre creyeron que el arte humano era lo suficientemente poderoso como
para transformar el mundo. Fue así como surgió un nuevo pensamiento, se
empezó a valorar a los pintores, orfebres y artesanos, cuyas actividades
guardaban relación con las manipulaciones de la materia, la ciencia empezó
a ligarse más estrechamente al quehacer de quienes fabricaban cosas en
busca de conocimiento y de poder. Este nuevo enfoque, encontró su
expresión en la obra Novum Organum de Francis Bacon, publicada en 1620, la
cual dio origen a la ciencia moderna. La acción práctica y transformación del
mundo material iba a unirse así al pensamiento y a partir de entonces nuestro
mundo ya no seria nunca más el mismo.
2. El sabio irlandés Robert Boyle, es el perfecto representante de este nuevo
enfoque experimental, es considerado como uno de los fundadores de la
química moderna.
Muchos químicos estiman que la química llego a ser una ciencia propiamente
dicha en el siglo XVIII, por las investigaciones y descubrimientos de ciertos
científicos. Lo cierto es que a partir de este siglo hubieron notables aportes
fueron aportes para el mundo de la salud, industria de tinturas y productos
farmacéuticos, incluso la física austro-sueca Lise Meitner dio la razón a los
alquimistas: era posible transmutar un metal en otro, ella lo demostró mediante
la reacción nuclear y así se logro transformar en uranio 238 en plutonio.
Sin duda las huellas dejadas por los alquimistas perduran en las investigaciones
químicas de nuestros días.
El rápido desarrollo y el creciente prestigio de la ciencia moderna, debidos
sobre todo a la especialización profesional alcanzada en el siglo XIX, han
hecho que perdamos el sentido de la química, en cuanto a arte y ciencia de
la vida diaria y de la gente común. Sin embargo podemos recuperarlo ya que
en nuestros días, cada vez se presentan mas necesidades, existe la urgencia
de crear, transformar las cosas que tenemos a nuestro alcance, preocuparnos
por la situación del mundo y tener ese espíritu de muchos hombres de la vida
diaria, que a base de sus pocos conocimientos, dieron grandes aportes a la
humanidad, porque “Transformar la materia es ser humano. Todos somos
químicos”.