1. De la vida a la muerte
En un pueblo de Madrid, ocurrieron unos hechos cuya noticia llegó a ser
publicada en el periódico. A mí me lo contó alguien del mismo pueblo, cada vez
que lo escucho se me ponen los pelos de punta.
Todo ocurrió hace dos años en el instituto, la protagonista de esta historia se
llamaba Marta, una chica de 4º de ESO, una muchacha de estatura media, con
gafas, cabellos rubios y rizados con mofletes sonrojados y unas pecas muy
peculiares, esta era muy tímida, apenas tenía amigas, todo el mundo se metía
con ella, la escupían, le quitaban el desayuno, le rompían la mochila, le rajaban
los deberes, le tiraban de los pelos, la maltrataban psicológica y físicamente, el
instituto se convirtió en una cárcel para ella, pero eso no era todo, por las
redes sociales no paraban de acosarla, le decían de todo y ella, sin embargo,
no les contestaba.
Llevaba así año y medio, desde que en una fiesta, mientras se divertía con sus
amigas, alguien le quitó el móvil y vio fotos de ella en pijama, en bikini,
disfrazada..., desde entonces, esas fotos vagan por las redes sociales entre los
chicos y chicas de su mismo instituto. Para sus amigas, Marta era una
pringada, poco a poco decidieron darle de lado hasta quedar sola. Marta
pasaba las noches llorando y maldiciendo el día en que fue a esa fiesta.
Un día cualquiera, rodearon a Marta de camino a casa y la abuchearon, esta,
harta, empezó a pelearse con las chicas, pero cogieron piedras y se las tiraron,
la pisotearon, le pegaron patadas en el estómago, en la boca, Marta acabó
tumbada en el suelo llorando rodeada de un gran charco de sangre con dos
muelas menos, llegó a casa como pudo, su madre, al verla, la llevó al hospital
corriendo, Marta solo decía “quiero morirme, por favor matadme”, su madre,
no sabía nada de lo que le sucedía a la chica. Al salir del hospital, encontró que
en la puerta de su casa ponía “púdrete Marta” pintado con grafitis, esto
entristeció más a la muchacha.
Un viernes, en el recreo del instituto la encerraron en una de las clases que era
muy inhóspita y de tamaño reducido, porque sabían que era claustrofóbica, al
verse en esa situación le causó gran desasosiego, empezó a aporrear la puerta
con todas sus fuerzas, lloraba y gritaba sin parar hasta que una de las
maestras la escuchó y la sacó de allí. Llegó a su casa muy angustiada, no
podía aguantar más, aprovechó que su madre se fue a trabajar y se dirigió a
su cuarto rápidamente para redactar una nota suicida que decía:
“Mamá, no tengo el valor suficiente para decírtelo en persona, pero te lo digo
por escrito, no puedo más, estoy harta de vivir, estoy siendo acosada por mis
compañeros de instituto, no tengo vida propia, no sé qué hacer, llevo año y
medio así desde que perdí el móvil en aquella fiesta, después de tanto
tiempo,me he cansado de sufrir, he tomado una decisión, puede que no sea la
más indicada, pero sí la más eficaz, voy a ahorcarme en el sótano de la casa,
así se acabará todo el sufrimiento, cuando leas esta carta encontrarás mi
2. cuerpo allí, perdóname por hacerte esto, te quiero muchísimo, gracias por
todo.
Fdo: Marta
La madre, aterida al ver esto, se desmayó en el acto. Cuando recobró el
conocimiento, fue directa al sótano para comprobar si la niña estaba allí, y así
era, Marta colgaba de una soga, tenía la cara descompuesta, su madre lloró
desconsoladamente.
La noticia se propagó rápido por todos lados, incluso se anunció en los
periódicos, los chicos no daban crédito a lo sucedido. La policía investigó el
caso, interrogaron a cada uno de los alumnos, ellos dijeron que no la
acosaban, que se llevaban bien con ella, que no entendían cómo pudo haber
hecho eso, el caso quedó sin cerrarse.
Pasada una semana de lo sucedido, los chicos y chicas que se metían con ella
comenzaron a recibir mensajes de Marta a través de redes sociales, mensajes
amenazadores, escalofriantes, todos se hacían la misma pregunta, ¿quién es la
que enviaba los mensajes? Pues Marta estaba muerta.
Pasaron los días y en el instituto no se comentaba otra cosa que no fuera eso,
los chicos empezaron a recibir vídeos en el que salía Marta con una bata
blanca, parecía un fantasma, todos los vídeos terminaban con la frase
“pagaréis por lo que me habéis hecho”, el pánico se apoderó cada vez más de
los muchachos, en sueños veían a Marta, en clase, la veían sentada en la mesa
del profesor, ¡los alumnos se estaban volviendo locos! realmente se
arrepentían de haber tratado de esa manera a Marta, pero ya no podían hacer
nada, ella ya estaba muerta.
Pasadas dos semanas de lo sucedido, la madre de Marta, no pudiendo superar
la muerte de su preciada hija y también se ahorco. Algunos niños cayeron en
depresión, otros se volvieron locos e ingresaron en un manicomio, y otros,
fueron torturados durante años con la silueta de Marta.
La tumba de Marta era la más visitada en el cementerio, todos los días sus
compañeros de clase le llevaban flores y textos escritos, bajo la lápida había
una gran placa que ponía “Tus compañeros nunca te olvidarán”, es increíble
cómo una niña pasó de ser acosada a ser la más temida del pueblo, al pasar de
la vida a la muerte.
AUTORAS: MARÍA CANTERO GARCÍA Y Mª MAR GARCÍA PIÑERO