1) Los antiguos babilonios, egipcios, mayas y otros mantenían registros astronómicos detallados para construir calendarios y predecir eventos celestes como eclipses.
2) Estas culturas también asociaban dioses y mitos con objetos celestes como planetas y estrellas, y usaban templos como observatorios.
3) Los mayas ajustaron su calendario con el movimiento de Venus, mientras que los egipcios usaron la estrella Sirio para marcar el comienzo de su año.
3. Para construir los calendarios, nuestros ancestros debían
mantener registros de las estrellas, el sol, la luna…, por
largo tiempo. Los babilonios por ejemplo, mantenían
registros detallados del sol y de esa forma fueron capaces
de predecir eclipses con una gran exactitud.
Estos dioses, a su vez, llegaron a identificarse con objetos
celestiales - la ciudad divina de Babilonia, Marduk tenía
como símbolo el planeta Júpiter; y Nurta, el Dios de la
guerra, era Saturno y así sucesivamente. Queda claro
entonces que sólo los sacerdotes podían hablar con
autoridad acerca del deseo de los dioses, ya que ellos
estaban en contacto diario con los dioses y conocían sus
verdaderas caras.
4. Dentro de esta actitud hacia los objetos celestes, corresponde asociar a
muchos templos y monumentos el carácter de observatorios usados por los
sacerdotes en su trabajo. La torre de Babel era un ejemplo de una
estructura de este tipo. A esta torre también se conocía como el templo de
los siete ángeles mensajeros. Aún más interesantes eran algunos templos
del Egipto antiguo. Estos fueron construidos de tal forma que en ciertos
horarios la luz externa podía pasar libremente a través de sus ejes en línea
recta hacia el santuario. Durante casi todo el tiempo el templo estaría
envuelto en la oscuridad, pero una vez al año - y aún entonces, sólo por un
corto tiempo - el santuario sería inundado con la luz del sol. Este evento
dramático, el cual señalaba el comienzo de un año nuevo, ocurría, no por
casualidad ciertamente, en el instante del solsticio de verano, cuando el sol
alcanza el punto más alto de su trayectoria. En el caso de Egipto, el
significado de aquel evento iba aún más lejos, ya que su ocurrencia
coincidía con el comienzo de la subida del río Nilo. Este suceso daba a la
tierra el agua tan deseada. Claramente, un evento de tal magnitud merecía
ser conmemorado anualmente con un espectáculo igualmente
impresionante.
5. Las tablas de arcilla de los babilonios
constituyeron los primeros registros
astronómicos. De particular interés son los
sumerios quienes habitaban la región sur
entre el Tigres y el Eúfrates, ellos fueron
los inventores de la escritura cuneiforme
en la cual cada sonido consistía de una
vocal y una o dos consonantes y estaba
representado por un carácter especial.
Los sumerios basaban sus cálculos en un
sistema sexagenario de números; en lugar
de usar una base diez como lo es nuestro
sistema, el sistema decimal, ellos usaban
la base 60. Este sistema aunque
complicado, esta especialmente adaptado
para registrar observaciones, por permitir
una subdivisión mayor que el sistema
decimal actual. Nuestra costumbre de
dividir un grado en 60 minutos o un arco
de un minuto en 60 segundos se remonta
al sistema sexagenario babilonio.
6. Los astrónomos babilonios estaban interesados en determinar la
apariencia de la nueva luna para su calendario, pero los egipcios
centraban su interés en Sirius, cuya aparición estaba conectada con la
importante subida del Nilo. En un comienzo puede haber sido una
coincidencia, pero cuando los sacerdotes egipcios notaron que Sirius -
aquella brillante estrella cerca de Orión - aparecía en los instantes
previos del amanecer, precisamente en la época donde el Nilo iniciaba
su crecida. Aquel evento era particularmente destacado, ya que previo
a este hecho, Sirius había amanecido (comenzado a elevarse en el
horizonte) después del sol y, por lo tanto, no podía ser visto. Como
resultado, los egipcios concluyeron que el amanecer de Sirius marcaba
el comienzo de un nuevo año y de hecho era responsable por la subida
del Nilo. Los egipcios fueron también los autores de un año de 365
días. Originalmente, ellos, al igual que los babilonios, mantenían un
ciclo lunar, donde tenían 12 meses iguales cada uno de 30 días. Más
tarde para que el nuevo año coincidiera con la salida de Sirius 5 días
adicionales tuvieron que ser añadidos.
7. De la misma forma como los egipcios usaron Sirius
como referencia para construir sus calendarios, los
mayas de América Central ajustaron su calendario
con el movimiento de Venus. Este planeta jugaba un
papel muy especial en la religión maya, porque
después del Sol era el principal o el Dios más
importante, habiendo incluso desplazado al Dios
Luna. Para determinar el periodo de Venus
exactamente - el tiempo que le toma dar la vuelta
completa - no es una operación simple ni siquiera
hoy, pero los mayas parecen haberlo logrado, como
puede ser visto de un antiguo manuscrito uno de los
tres en existencia. Desafortunadamente no mucho
más se conoce acerca de las actividades
astronómicas de los mayas, aparte de sus
calendarios, los cuales eran el motivo de su arte y
fueron usados para decorar todos sus edificios.
Existe cierta sospecha que ellos constituían un
pueblo con mentalidad astronómica. Al reconstruir
las posiciones de los objetos celestes a través de
los tiempos se concluye que la cronología maya
tomó su punto de partida de un singular evento, la
conjunción o unión de la
luna, venus, mercurio, marte y júpiter. Un evento
como este es raro. Ocurrió el 25 de Mayo del 482.
Esta fecha se señala como el posible punto de
partida del calendario maya.
8. Es indiscutible que uno de los elementos que no pasa
desapercibido en cualquier decoración navideña es la
Estrella de Belén. Con la ayuda de los
ordenadores, los avances en traducciones de lenguas
orientales y los nuevos hallazgos arqueológicos, hoy
en día tenemos la posibilidad de investigar, desde el
punto de vista astronómico, qué pudo ser realmente
esta estrella. Las conclusiones obtenidas andan aún
por el terreno de las hipótesis pero permiten descartar
algunos sucesos astronómicos que se relacionaban (y
aún se relacionan erróneamente) con la Estrella de
Belén.
9. Desde el principio de los tiempos los hombres de
todas las culturas han encontrado en el cielo la ayuda
para poder saber cuándo plantar o recoger las
cosechas y también han interpretado distintos
acontecimientos astronómicos
(cometas, novas, eclipses...) como símbolos de
acontecimientos desastrosos, malos tiempos por
llegar o como presagio de algo grande que estuviese
a punto de suceder.
Por otra parte también las religiones han relacionado
sus divinidades con estrellas o planetas. En el
antiguo Egipto las crecidas del Nilo y el renacimiento
anual de Osiris venían anunciadas por el orto helíaco
de la estrella Sirio (primera aparición anual de la
estrella en el cielo). Las culturas centroamericanas
consideraban al planeta Venus como la metamorfosis
del dios Quetzalcóalt, de éste modo cada vez que
reaparecía el planeta se celebraban grandes
ceremonias en el famoso templo azteca de
Tenochtitlán. El mismo Buda nació también bajo la luz
fulgurante de alguna estrella, al igual que Krisna.
Incluso existen leyendas romanas que hablan de la
aparición de una estrella al nacer el emperador
romano Julio César y la de un cometa al morir éste.
No es de extrañar que la Estrella de Belén tenga una
buena dosis de verdad al relacionarla con tan
histórico acontecimiento. Pero no hay que pasar por
alto que existe también la posibilidad de que sea un
mito. Un hecho inventado para dar mayor
grandiosidad al nacimiento de Jesús
11. Los Mayas predecían probablemente los eclipses y salidas
y puestas de las estrellas matutinas y el lucero vespertino.
Copán fue el centro científico más notable de la época
clásica particularmente en el campo astronómico
sacerdotes, para la determinación de la duración real del
año solar y de los periodos de eclipse fueron más exactos
que los de cualquier otra ciudad maya.
12. Los mayas concebían al juego de pelota como un ritual. El juego de pelota
representa los orígenes del universo y pretende reactivar los mitos de la creación del
maíz y otros fenómenos astronómicos. Éste es un rito de iniciación, muerte y
renacimiento que legitima la acción militar y el poder político. La lucha (de
jugadores, astros o la pelota) puede representar el encuentro entre los gemelos (del
Popol Vuh) y los dioses del inframundo. Este juego tuvo diversas variantes según la
época y el lugar, por general se utilizaba una pelota hecha de caucho que se
golpeaba con la cintura, las rodillas, los hombros y los codos.
El objetivo del juego era hacerlo pasar por un delgado anillo que se colocaba en una
de las paredes del campo de juego aun en la actualidad es practicado en Guatemala
en su forma ritual y en México en una nueva forma de expresión turística o
puramente deportiva.
En otros lugares, donde los campos de este juego carecen de anillos-
marcadores, se cree que el ganador se decidía por el equipo o jugador que ganara
líneas en la cancha hasta acorralar al adversario (como en el fútbol americano).
13. El número de jugadores varía y en
ocasiones los jugadores usaban “raquetas”
o bastones. Se protegían el pecho y la
cabeza, evitando los fuertes golpes de la
pelota. El juego podía durar día y noche y
no hay fuentes históricas donde se hable
del sacrificio humano o donde el derrotado
era decapitado.
Algunos historiadores estiman que el
jugador que perdía la vida era, en
realidad, un prisionero de guerra, obligado a
jugar por los victoriosos. Este jugador-
prisionero de guerra débil, cansado y con
heridas perdía el juego, era sacrificado y
formaba parte de un rito de fertilidad pues
iba a un paraíso. No siempre este juego
terminaba con sacrificios humanos, pues se
hacía apuestas y lo perdido era sólo lo
apostado (según fuentes históricas
aztecas). En algunos campos mayas de
Guatemala y Honduras el jugador que
vencía perseguía a los asistentes ya que
por regla tenía derecho de despojarlos de
las pertenencias que más le gustaran.
También se creía que a las mujeres que
eran capturadas se las prostituía.
14.
15. Galileo Galilei nació en Pisa el 15 de febrero de
1564. Lo poco que, a través de algunas
cartas, se conoce de su madre, Giulia Ammannati
di Pescia, no compone de ella una figura
demasiado halagüeña. Su padre, Vincenzo
Galilei, era florentino y procedía de una familia
que tiempo atrás había sido ilustre; músico de
vocación, las dificultades económicas lo habían
obligado a dedicarse al comercio, profesión que
lo llevó a instalarse en Pisa. Hombre de amplia
cultura humanista, fue un intérprete consumado y
un compositor y teórico de la música, cuyas
obras sobre el tema gozaron de una cierta fama
en la época. De él hubo de heredar Galileo no
sólo el gusto por la música (tocaba el laúd), sino
también el carácter independiente y el espíritu
combativo, y hasta puede que el desprecio por la
confianza ciega en la autoridad y el gusto por
combinar la teoría con la práctica. Galileo fue el
primogénito de siete hermanos de los que tres
(Virginia, Michelangelo y Livia) hubieron de
contribuir, con el tiempo, a incrementar sus
problemas económicos. En 1574 la familia se
trasladó a Florencia y Galileo fue enviado un
tiempo al monasterio de Santa Maria di
Vallombrosa, como alumno o quizá como novicio.