El documento analiza la necesidad de un nuevo "contrato social para Europa" que refleje la perspectiva de los individuos y ciudadanos. Propone que este contrato social debería ofrecer más libertad y seguridad social a través de una Europa más integrada. Argumenta que los jóvenes ya viven y experimentan una Europa supranacional, pero que las instituciones de la UE se sienten distantes. Se necesita una visión de la sociedad europea que reconozca esta realidad y brinde mayores beneficios y protecciones a los ciudadanos.
3. UNA EUROPA ALEMANA
INCUPLIMIENTO
Un contrato social para Europa
¿HAY QUE FIARSE DE LOS POLITICOS?
• ¿Avanzamos hacia una era posteuropea, hacia un
paradójico resurgimiento de la política de campanario
en la era de la globalización? ¿Son tan grandes la
inseguridad y la sensación de peligro que la gente se
siente atraída por la «antigua simplicidad» y
emprende un viaje de huida hacia el futuro del siglo
XIX? ¿O con la conmoción que nos causa tomar
conciencia de que la Unión Europea podría sucumbir
comienza el viraje histórico de una Europa dominada
por el Estado-nación hacia una Europa presidida por
la política y la sociedad transnacional?
• Imaginemos que tuviéramos los medios para construir
la Europa más grandiosa bella y maravillosa que
somos capaces de soñar. ¿De qué serviría si los
ciudadanos no la quieren? ¿Qué forma política debe
adoptar una Europa que dejara de ser un espectro a
ojos de los ciudadanos para convertirse en un
compromiso personal? ¿La Europa con cuya muerte
perderíamos un pedazo de nosotros mismos, por la
que merece la pena vivir y luchar, y por la que
votaríamos en unas elecciones?
4. UNA EUROPA ALEMANA
Un contrato social para Europa
Se ha analizado la posible catástrofe europea desde la
perspectiva de las instituciones políticas la economía, las
élites, los Gobiernos, el derecho pero no desde la
perspectiva de los individuos. ¿Qué significa Europa para
las personas particulares y qué principios cabe extraerse de
ello para la elaboración de un nuevo contrato social
europeo? Esta es la cuestión que deseo abordar en este
último capítulo. Es necesario complementar y romper con
la habitual perspectiva institucional sobre Europa mediante
una óptica que incluya el punto de vista del individuo. En
ella sigue siendo importante el juego de piezas de la
construcción política de la nueva Europa (pacto
fiscal, eurobonos, unión bancaria, etcétera); sin
embargo, lo que aquí me interesa no es tanto el edificio
institucional abstracto como las consecuencias que
semejante construcción tiene para los individuos y qué
significa desde su punto de vista, lo cual está también
ligado a la pregunta: ¿qué significado tiene el concepto
«sociedad europea de individuos»?
5. INCUPLIMIENTO
UNA EUROPA ALEMANA
¿HAY QUE FIARSE DE LOS POLITICOS?
Un contrato social para Europa
• ¿Qué grado de aprobación cosecha la estructura política de Europa entre los
ciudadanos, esto es, entre los verdaderos depositarios de la soberanía? ¿Saben los
individuos en lo profundo de su ser que para salir del lío en el que se ha metido
Europa se necesitan nuevas instituciones? ¿Y que no es posible crearlas sin un gran
esfuerzo común, sin cooperación a través de las fronteras? ¿Acaso no nace la
disposición a renunciar frívolamente a Europa de la inquebrantable certeza de tenerla
y de la consiguiente incapacidad para imaginarse cómo sería tener que echar de
menos la «posesión» de cotidiana Europa? ¿No es en este momento de gran peligro
cuando la disposición a dejarse la piel para superar los obstáculos —como Helmut
Schmidt lo formuló en una ocasión— ha de ser mucho mayor de lo que los escépticos
y la nostalgia del Estado nacional sobredimensionada por los medios de comunicación
quieren hacer creer? ¿No puede erigirse sobre Europa una política que aspire a algo
completamente distinto a la visión de Merkiavelo de una Europa alemana?
6. INCUPLIMIENTO
UNA EUROPA ALEMANA
¿HAY QUE FIARSE DE LOS POLITICOS?
Un contrato social para Europa
• Encontramos un punto de partida para
una respuesta posible a estas y otras
preguntas en la obra de Jean-Jascques
Rousseau El contrato social, aparecida
hace doscientos cincuenta años. En su
fascinante ensayo, Rousseau explica
cómo los hombres, si quieren superar el
estado de naturaleza (l’etat de nature),
pueden alcanzar libertad e identidad en
la sociedad mediante un contrato social.
A comienzos del siglo XXI afrontamos el
desafío de superar el estado nacional y
alcanzar un contrato social europeo. En
lo que sigue, me gustaría exponer —
partiendo de las reflexiones de
Rousseau—, lo que debería recoger este
contrato social y cómo puede
imponerse.
7. UNA EUROPA ALEMANA
Un contrato social para Europa
• MÁS LIBERTAD MEDIANTE MÁS EUROPA
• Europa no es una sociedad nacional y tampoco puede convertirse en una sociedad
nacional, porque se compone de sociedades nacionales democráticamente constituidas. Y en
sentido estado-nacional, Europa tampoco es una sociedad. La «sociedad europea» debe
comprenderse más bien como una «sociedad posnacional de las sociedades nacionales». La
tarea que se nos plantea es por tanto la siguiente: encontrar una forma de asociación
europea que con su fuerza común proteja legalmente a cada individuo en su sociedad
nacional y simultáneamente enriquezca a todos —mediante la reunión de individuos que
hablan otras lenguas y tienen otra cultura política— y los haga más libres.
• El sociólogo francés Vincenzo Cicchelli ha estudiado a los jóvenes europeos, y en su libro más
reciente, titulado El espíritu cosmopolita. Viajes de formación de los jóvenes por Europa, pone
de manifiesto por qué Europa, entendida como un ámbito de experiencia social, aporta a la
joven generación un plus en libertad y riqueza cultural.
• Los jóvenes de toda Europa han tomado conciencia de que la cultura de su patria natal, con
ser sin duda importante y constitutiva de su identidad o es suficiente para comprender el
mundo. Los jóvenes tienen que conocer las otras culturas porque adivinan que las preguntas
culturales, políticas y económicas están íntimamente relacionadas con la globalización. De
ahí que deban familiarizarse con lo diferente, con el pluralismo cultural. Se trata de un largo
proceso de aprendizaje a través de viajes turísticos, humanitarios, de estudios, pero también
interesándose en casa por los productos culturales de otros: cine, series de
televisión, novelas, cocina, ropa.
8. UNA EUROPA ALEMANA
Un contrato social para Europa
• Según esto, la generación actual de
jóvenes vive la sociedad europea
como una «doble soberanía»: como
la suma de oportunidades de
desarrollo nacionales y europeas. Los
jóvenes no describen sin embargo su
identidad, tal y como a menudo se
espera, como exclusivamente
europea. Nadie es solo europeo. Los
jóvenes europeos se definen primero
por su nacionalidad y después como
europeos. En la Europa sin fronteras y
con una moneda común disfrutan de
una movilidad que nunca antes había
existido, y ello en un ámbito social de
enorme riqueza cultural, con multitud
de lenguas, historias museos, culturas
culinarias, etcétera.
9. UNA EUROPA ALEMANA
Un contrato social para Europa
• El estudio de Cicchelli muestra también que esa experiencia europea es en el presente
algo más frágil a consecuencia de la actual crisis. Es cada vez más frecuente que la
reaparición de antiguas rivalidades y prejuicios (por ejemplo, entre el sur y el norte de
Europa) imposibilite el reconocimiento mutuo. Amén de esto, llama la atención que los
jóvenes perciben y sienten el mundo de las instituciones de Bruselas como una realidad
lejana, abstracta e impenetrable. Tienen una experiencia de Europa —pero sin
Bruselas—. Daniel Brössler escribe al respecto en el Süddeutsche Zeitung:
• El problema no es la falta de un sentimiento europeo, sino el hecho de que hay al menos
dos. Está el sentimiento positivo de esa inmensa mayoría que no quiere volver a echar
de menos ninguna de las grandes libertades europeas. Y está, por otra parte, el
sentimiento negativo, que a menudo albergan las mismas personas, de que allá lejos,
en Bruselas, existe un universo paralelo alejado de la propia vida.
• A pesar de esta ambivalencia se constata que cada vez hay más individuos, sobre todo
jóvenes, que viven Europa, basta con pensar en los innumerables estudiantes Erasmus
que están en Barcelona, Berlín o Cracovia.
10. UNA EUROPA ALEMANA
Un contrato social para Europa
• ¿No es profundamente sorprendente que esa experiencia de la Europa vivida no
aparezca por ninguna parte en los actuales debates sobre la crisis del euro y de
Europa? Esto se debe sobre todo en mi opinión a que los políticos, pero también los
politólogos que se ocupan de Europa, suelen pensar la integración europea de un
modo unidimensional y centrado en las instituciones; se concibe la unificación como
un proceso que se impone verticalmente: las instituciones europeas (el Consejo o la
Comisión) prescriben algo que ha de ser trasladado a las sociedades nacionales.
Integración vertical equivale a integración de los Estados nacionales en el plano de las
instituciones. Como muestra el estudio de Cicchelli, la vertiente institucional de la
Unión Europea resulta impenetrable y alejada para una generación Erasmus que tiene
una experiencia de Europa por encima de las fronteras —aquí la integración
discurre, por así decir, en el plano horizontal—. El olvido de la sociedad europea de
los individuos se explica pues por el hecho de que la Europa vivida no aparece en la
integración vertical centrada en las instituciones, mientras que, a la inversa, la
integración vertical no está presente en el horizonte de experiencia de los individuos.
11. UNA EUROPA ALEMANA
Un contrato social para Europa
En resumen: tenemos, por un lado, la casa
abstracta de las instituciones europeas, pero sus
habitaciones están vacías, y por el otro lado, están
los individuos jóvenes que viven Europa, pero que
no quieren mudarse a la casa que se construye en
Bruselas para ellos. Y lo absurdo de todo esto es
que nadie se percata de esta contradicción.
12. UNA EUROPA ALEMANA
Un contrato social para Europa
Desde hace más de ciento cincuenta años
estamos acostumbrados a pensar la sociedad
en términos de sociedad nacional, ligada a un
determinado territorio con fronteras
geográficas claramente delimitadas a un
ordenamiento jurídico válido para todos los
ciudadanos, a una cultura relativamente
homogénea, a un sistema educativo común,
una jerga administrativa, etcétera. Los jóvenes
que se mueven horizontalmente con toda
naturalidad entre Lisboa y Helsinki, Dublín y
Tesalónica, y cruzan todas las fronteras tienen
un concepto muy diferente de la sociedad
europea: la conciben preponderantemente
como una sociedad móvil de individuos,
aprecian la permeabilidad de las fronteras
nacionales la variedad de culturas, lenguas,
sistemas legales, formas de vida, etcétera. Y en
este sentido hay que afirmar: más libertad
mediante más Europa.
13. UNA EUROPA ALEMANA
Un contrato social para Europa
• MÁS SEGURIDAD SOCIAL MEDIANTE MÁS EUROPA
• El nuevo contrato social ha de proteger esta gran libertad
cosmopolita de los asaltos de los ortodoxos del Estado-
nación, que desean ardientemente nueva simplicidad,
trazar nuevas fronteras. Pero en absoluto basta con
defender el actual estado de cosas. La sociedad europea
de los individuos está al fin y al cabo amenazada por el
capitalismo del riesgo mundial que mina el medio moral
humano, la solidaridad y la seguridad, engendra nuevos
riesgos y los deposita en los hombros de los individuos. La
política de ahorro con la Europa responde a la crisis
financiera desencadenada por los bancos es percibida por
los ciudadanos como una monstruosa injusticia: ellos
tiene que pagar ahora en metálico, con la moneda de su
existencia, por la frivolidad con la que los banqueros han
malgastado inmensas sumas de dinero. Ha llegado de
veras la hora de dar la vuelta a la tortilla: ya no
necesitamos más bail-outs para los bancos, sino un fondo
de seguridad social para la Europa de los individuos. Esta
Europa solidaria (uno está tentado a recurrir en este
punto al antiguo concepto de «comunidad» europea)
sería mucho más justa y creíble a ojos de los individuos.
Hasta ahora la libertad vivida y la maximización del riesgo
individual iban de la mano. Si ahora la gente ha de vivir
Europa como una realidad con sentido, la divisa debe
rezar: ¡más seguridad social mediante más Europa!
14. UNA EUROPA ALEMANA
Un contrato social para Europa
A comienzos de la década de 1980, Ralf
Dahrendorf profetizó «el fin de la
socialdemocracia». Puede que su diagnóstico
sea acertado en el plano estado-nacional; de
hecho, la visión de una democracia social y
ecológica ha quedado aletargada en las rutinas
del estado del bienestar, que, a la vista de la
fuerza destructiva del capitalismo global, ha
perdido anclaje en la realidad. La gente se
siente desamparada ante los nuevos riesgos, el
tifón de la crisis financiera y del euro arrasa el
continente y agudiza dramáticamente las
desigualdades sociales en todas las sociedades.
La cuestión social también se ha convertido en
una cuestión global para la que no existe
ninguna respuesta a escala nacional. Y esto se
aproxima o coincide plenamente con lo que
antiguamente se llamaba situación
prerrevolucionaria. La anticipación de la
catástrofe despliega aquí también su fuerza
movilizadora.
15. UNA EUROPA ALEMANA
Un contrato social para Europa
• El nuevo contrato social que quiera ganar a los
individuos para Europa debe anunciar el
comienzo de una era socialdemócrata a escala
transnacional, y también responder a la
pregunta: ¿cómo hay que rediseñar la utopía
realista de la seguridad social para que no vuelva
a desembocar en uno de estos dos callejones sin
salida: la nostalgia del estado del bienestar
nacional o el celo reformista de la renuncia
neoliberal a uno mismo? ¿Cómo podemos
despertar la conciencia social y ecológica de
Europa y del mundo y encauzarla en un
movimiento de protesta política global? ¿Cómo
reunir a airados griegos, españoles
desempleados, alemanes asustados… esto es, a
los integrantes de la atomizada clase media
europea o hasta mundial que ven el abismo a sus
pies, en un sujeto político que haga prevalecer el
nuevo contrato social?
• Los partidos políticos establecidos tendrían que
lograr aquí algo así como la cuadratura del
círculo: dar el salto, desde el punto vista
organizativo y programático, a la
transnacionalidad de la política europea
y, simultáneamente, ganar elecciones nacionales.
16. UNA EUROPA ALEMANA
Un contrato social para Europa
Este texto es la transcripción del capitulo” UN
CONTRATO SOCIAL PARA EUROPA” del libro
UNA EUROPA ALEMANA de Ulrich Beck.
Pontevedra, 2 de Abril de 2013