El documento argumenta que existe una creciente desconexión generacional debido a deficiencias en la educación actual. Se ha puesto demasiado énfasis en aspectos curriculares que interesan a las generaciones mayores en lugar de desarrollar habilidades críticas y humanistas en los jóvenes. Esto les impide participar plenamente en la sociedad. Se propone una educación que enfatice habilidades como la oratoria y las artes para inspirar cambios sociales y reducir la brecha entre generaciones.
1. Opinión
Martes 20 noviembre 201854 Expansión
A
veces apetece irse de la plaza,
alejarse de su bullicio, de los
mercaderesinquietosydelaste-
rrazasrepletas,paraalcanzarunaventa-
naenloaltodeunedificio.Desdeallí,to-
do es sosiego y la multitud ruidosa se
convierte en un conjunto desordenado
de pequeñas figuras que se agitan en el
escenario mientras emiten un único
murmullo monótono. Las palabras –in-
cluso las que pronunciamos con gran
ahínco– se difuminan y funden en una
solasopafonética.Lasolemnidadconla
que cargamos gestos, actos y frases, se
deshacemíseramenteenlalicuadoraso-
cial de la colectividad que interactúa se-
gúnlasreglasdelmomento.
Eselespectáculodelahumanidadvis-
todesdelejos,consusdinámicasysusau-
tomatismos, con su guión predefinido.
Mientras actuamos, muy dignos, en el
palco escénico de la vida, otros ojos nos
miran con miedo y curiosidad. Asoma-
dasalasventanasquerodeanlaplazaen
laqueserepresentalacomediahumana,
están las generaciones venideras o, me-
jordicho,lasqueenbrevedeberíanbajar
al mismo escenario para formar parte
delsiguienteespectáculo.
Alguien les dijo que miraran, que
aprendieran, que entendieran los meca-
nismos ocultos por los que se rigen los
quehaceres humanos en este principio
de siglo XXI. Y ellos –los que llamamos
“jóvenes”– diligentemente se acercan a
las ventanas para captar el sentido de la
interacción social, de los valores que
guíanelconjuntociudadano,paratratar
de comprender su papel futuro en este
granshow.Cuandohacemoselejercicio
de abstraernos de la cotidianidad, cuan-
do abdicamos temporalmente de nues-
tro rol de animales sociales adultos, es
entonces cuando nos acercamos a esas
ventanas y logramos, tal vez, empatizar
con las generaciones que nos miran, oji-
pláticas y desconcertadas, mientras los
mayoresactúanenlaplaza.
La desconexión generacional es cada
vez más profunda, la incomprensión
mutua es patente e insanable. Lo perci-
bimos y el dato nos preocupa. Su desin-
terés hacia determinados temas tronca-
les de la convivencia es el fruto de nues-
tro ninguneo intelectual y de la manera
en que les hemos sobrealimentado sin
enseñarles cómo pescar, cómo partici-
par,cómodiscutirycrear.
La retórica barata es el confesionario
al que acudimos de vez en cuando para
expiar nuestras culpas. Hemos sido
cómplicesinteresadosenla“desestruc-
turación” de las bases fundadoras de la
educación (en España, como en otros
países europeos) para abrazar de ma-
nera provinciana nuevas modas educa-
tivas. Hemos propugnado la potencia-
ción de los fríos aspectos curriculares
quemásinteresananuestrasgeneracio-
nes (además, sin lograrlo realmente) y
hemosolvidadoporcompletoelpeque-
ño detalle de la formación humanista.
Noofrecemoslosinstrumentosnecesa-
riosparaquecrezcanpersonascomple-
tas, orgullosas de sus personalísimas
cualidades y aptitudes, aptas para de-
senvolverse en cualquier plaza y felices
de utilizar sus dotes innatas en el esce-
nariodelavida.
Espíritucrítico
¿Conquéespíritucríticopuedenvalorar
losquehoyacabandealcanzarlamayo-
ría de edad, las decisiones del ejecutivo
de Pedro Sánchez o las conversaciones
sobre el futuro de Europa? ¿Con qué ar-
maspuedendebatirsobreelloyconqué
fundamentoypreparación?¿Ycómosa-
ben si más allá de un MBA o un empleo
cualquiera, su personalísima naturaleza
les hubiera quizá orientado hacia una
brillante carrera en el mundo artístico?
¿Tenemos acaso que reírnos de ello o
tambiénsepuedecontemplarcomouna
opciónvital?
Si el problema de la desconexión ge-
neracional es tremendamente amplio,
trataremos aquí de limitarnos a definir
unas propuestas básicas en el ámbito
formativo. Sería oportuno abogar por
una educación que (entre muchas más
materias, por supuesto), dedicara parte
del tiempo curricular al desarrollo de
habilidades y conocimientos cuya difu-
siónyarraigopodríainfluirdirectamen-
te en la capacidad de las nuevas genera-
ciones para inspirar cambios sociales
profundos. La habilidad oratoria es una
deellas,ydeberíasermateriacurricular.
Potenciar espacios dedicados a la músi-
ca,alarecitación,alasbellasartesenge-
neralsería,sinlugaraduda,unrevulsivo
cultural.
Por último, los estudiantes deberían
tenersuficientementeclaroquelasleyes
sonelmarcodentrodelcualactúalaciu-
dadanía.Paraquelocomprendanyloin-
terioricen como algo positivo, habría
que trasladarles la importancia de parti-
ciparenlavidapolíticadeunpaís,deuna
comunidad social, pues sólo de esta for-
mahemossidocapaces–alolargodelos
siglos– de organizar una ordenada con-
vivencia.Lasleyessonelfrutodelasde-
cisiones (mediadas) de los ciudadanos.
Nosotros definimos el perímetro de ac-
tuaciónvíalaeleccióndenuestrosrepre-
sentantes, y todo esto –lejos de ser un
aburrido pasaje de libro didáctico– es
unamaravillosarealidaddelaquepode-
mossacarelmáximoprovechoconlain-
volucración proactiva en la vida social y
política de la colectividad de la que for-
mamos parte. Démosles instrumentos
dialécticosparadebatir;facilitémoslesla
oportunidaddedesarrollarsusdotesin-
natas y hagámosles entender que pue-
deninfluirenlosvaloresdelasociedady
enlasmodalidadesdelaconvivencia.
Apostemos por potenciar los rasgos
humanistas,creativosyparticipativosde
laeducación.Deestamanera,elescena-
rionosequedarásinactoresprotagonis-
taseldíademañana.
K
eynesdejóescritoque“ladificultadnoestri-
ba en las ideas nuevas, sino escapar de las
viejas”. Es muy viejo despreciar la edad y
adorar la juventud. Aunque no siempre fue así. De
hecho, en las llamadas zonas azules del mundo,
aquellos territorios del globo donde se alcanzan los
mejores registros de longevidad, el denominador
comúneselrespetoalaedad.ElSenadoromanoes
otro ejemplo de que las civilizaciones más relevan-
tes de la historia tuvieron en cuenta la sabiduría de
losmásmayores.Perosinirnostanlejos,enlospue-
blosdondevivieronlosabuelosdelosautoresdees-
te artículo ser mayor siempre fue algo importante
quemerecíagranrespeto.
Ahora,siguiendolasentenciadeKeynes,lasupe-
racióndeunaeconomíaqueenvejecesolopodráha-
cersejubilandoesasideastancaducasquenosalar-
man sobre la nueva demografía.
Nuestro modelo económico se ha
hecho viejo, no porque haya au-
mentado la esperanza de vida, en-
vejece porque no prescindimos de
viejosdogmasquenosimpidenver
las oportunidades de un nuevo
mundoenelqueviviremosmuchos
más años y, además, disfrutaremos de altos grados
de bienestar gracias a los avances técnicos, si toma-
moslasdecisionescorrectas–comoterritoriosyco-
mo personas–. La salud y la economía se converti-
ránenlaasociaciónquegaranticeelfuturodelasso-
ciedades más dinámicas. Por ello, habrá que ser ca-
pacesdeconciliarlasrevolucionesqueseestándan-
doenambasespecialidades.Recordémoslas.
El catedrático de Historia de la Medicina, Diego
Gracia,habladetresrevolucionesporlascualeshoy
disfrutamos de la longevidad. La primera, la revolu-
ciónterapéutica,coneldescubrimientodelassulfa-
midasylosantibióticos.Lasegunda,labiológica,gra-
ciasalamanipulacióndelcódigogenéticoy,porúlti-
mo,larevolucióntecnológica,conlairrupciónenlas
cienciasdelasaluddelainformáticaylasmodernas
tecnologías médicas. De hecho, en los últimos diez
años sabemos más del cáncer que en los cien años
precedentes,ynonosequivocamossiafirmamosque
los niños que hoy juegan en los parques vivirán por
encimadeloscienaños.
KlausSchwabesuneconomistaalemánconocido
porserelfundadordelForoEconómicoMundialde
Davos. En su formidable libro sobre la cuarta revo-
lución industrial, afirma que no es únicamente un
conjuntodetecnologíasemergentescomoelbigda-
ta, la inteligencia artificial o el Internet de las cosas,
sino una transición hacia un nuevo mundo. Eso sí,
conunavelocidaddecambio,alcanceeimpactoiné-
dito en la historia de la civilización que modificará
nuestraformadevivir,trabajaryrelacionarnos.Pe-
ro nada de esto sería posible si no hubiera habido
unaprimerarevoluciónindustrialentre1760y1830,
conlaintroduccióndelasmáquinasenlacadenade
montaje. O una segunda, a mediados del siglo XIX,
que con la electricidad hizo posible la manufactura
enmasa.Finalmente,latercera,yaavanzadoelsiglo
XX,permitióconlastecnologíasdelainformacióny
comunicación,lallamadaglobalización.
Cambioradical
Hace tiempo que las revoluciones no se dan sola-
mente en las instituciones políticas. Hemos pasado
de estudiar la Revolución Francesa o la Rusa a las
empresariales.Acabamosdeverlasenlaeconomíay
enlamedicina.Porello,defendemosqueenlamedi-
da que ambos procesos se alineen estaremos ante
otra revolución, la de las canas. El elemento común
de ambos procesos disruptivos es el alargamiento
de la vida, de modo y manera que, en muy poco
tiempo,el40%delapoblaciónten-
drá más de 55 años y dispondrá de
todas las herramientas, además de
la experiencia vital, para seguir
aportando y generando valor. La
revolución de las canas traerá un
cambio radical, porque permitirá
quemillonesdepersonassigantra-
bajando,sigancreando,siganconsumiendo.Permi-
tirá que nazcan nuevas industrias para servirles y
que nuevos emprendedores encuentren oportuni-
dadesdondenadiepensóquepodíahaberlas.
Pocasdudascabendequenuestrosistemaeconó-
micoenvejeceygeneracadavezmayordesencanto
en muchos estratos de la sociedad que sienten que
se han quedado fuera del mismo. El reto es rejuve-
necer la economía con una población que peina ca-
nas. Aunque parezca una contradicción, la cohorte
de edad situada entre 55 y 70 años que hoy las em-
presas y la legislación han expulsado del mercado
laboral tiene en sus manos salvar la economía. Esta
generaciónsuponelanadadespreciablecifrade897
millonesenelmundo,deloscuales140millonesen
Europa, 59 millones de personas en EEUU, más de
26millonesenBrasilfrentea12,5millonesdeMéxi-
coy9,2millonesdeturcosocasi8,5millonesdees-
pañoles. Todo un potencial de actividad, experien-
ciaycreatividaddesaprovechado.Porunmomento,
piensen en los revolucionarios efectos que supon-
dría incluir a todos esos millones de almas en nues-
traeconomía.Unaauténticarevolucióndelascanas.
Larevolucióndelascanas
Hemos potenciado los
fríos aspectos curriculares
que más interesan
a nuestras generaciones
Antonio Huertas, presidente de Mapfre; e
Iñaki Ortega, director de Deusto Business
School publican en noviembre el libro
‘La Revolución de las Canas’
Contraladesconexión
generacional
Abogado
Marco
Bolognini
Antonio Huertas
e Iñaki Ortega
El reto es
rejuvenecer la
economía con
una población
que peina canas