1. L
a idea de nuestra pro-
pia muerte nos ronda
por la cabeza a lo largo
de la vida como una
sombra. Sabemos que está ahí
pero tratamos de restarle im-
portancia. Es un pensamiento
que marca nuestra forma de
actuar. Tanto nos impulsa
como nos inhibe. Cuántas ve-
ces hemos dejado de hacer co-
sas por miedo. Cuántas otras
hemos hecho cosas creyendo
que era el momento, la única
oportunidad. No viviríamos
igual si supiéramos que no mo-
riremos.
Muchas personas explican
que cuando enfermaron y su-
pieron que su tiempo se aca-
baba empezaron a disfrutar
plenamente de su vida. Y a te-
ner claras cuáles eran sus prio-
ridades. Hasta entonces, ase-
guran, perdían el tiempo.
Cuando por fin llega el mo-
mento de morir parece ser que
todo cobra un sentido último.
Miramos atrás y hacemos ba-
lance de nuestra vida a la velo-
cidad de la luz o del sonido, y
lo más importante, creo, es si
de verdad sentimos haber lo-
grado estar en paz con noso-
tros mismos.
Madurar es aceptarse tal y
como uno es. Estar en paz con
el tiempo, con la vida, con los
padres, con los hermanos, con
los hijos, con los ex, con los
amigos, estar en paz con los
sueños incumplidos, estar en
paz con lo que logramos, estar
en paz con lo que dijimos y
con lo que callamos, estar en
paz con esa parte del destino
que depende de nosotros di-
rectamente porque hay otra en
la que no podemos intervenir
puesto que ya nos viene dada.
Estar en paz con la naturaleza,
con los animales, con las plan-
tas, con los bichos… Dejar en
la tierra la mejor huella de la
que seamos capaces para mo-
rir sabiendo que devolvimos
una parte de lo que recibimos.
El día de Navidad, mientras
unos estábamos a salvo y co-
míamos en familia, otros se ju-
gaban la vida cruzando el me-
diterráneo en pos de una vida
digna.
Imagino el silencio estreme-
cedor del miedo en mitad del
océano, el frío y el salitre que
cala en los huesos, el valor de
quien se juega la vida y se
arriesga a ser pasto de los pe-
ces por no ver a sus hijos morir
lentamente de hambre en la
guerra.
Entre los escombros de la
que fuera su ciudad, en el os-
curo desierto a merced de los
mercenarios, en el mar embra-
vecido donde no hay reflexión,
ni filosofía que valga, sólo os-
curidad, abandono, desespera-
ción
e impulso vital, acción en esta-
do puro. La acción es mucho
más potente que el pensa-
miento. Vivir o morir.
¿Cómo podremos nosotros
morirnos tranquilos sin hacer
nada por ellos?
No podremos.
Si no puedes ir físicamente a
ayudar al menos plantéate co-
laborar con ellos desde casa.
www. proactivaopenarms.org
ESTAR EN PAZ
LA MIRADA FEMENINA
Susu
PANORAMA SOCIEDAD
LaOpinión DE MÁLAGADOMINGO, 31 DE DICIEMBRE DE 201774
JAVIERCASTROBURGARÍNMADRID/EFE
■Porsudominiodelasredes,su
naturaleza emprendedora y su
carácterirreverenteycreativo,la
generación Z, aquellos nacidos
entrey,estállamadaa
reinventar el futuro de la socie-
dad española, según ha afirma-
do Núria Vilanova, coautora de
un libro sobre esta generación.
Sondoslosprincipalesrasgos
que marcan el carácter de la ge-
neraciónZ.Unodeelloseselha-
bernacidoenplenaeradigital,al
contrario que sus predecesores,
los millenials, quienes vivieron
el paso del mundo analógico al
digital;yelsegundoestárelacio-
nado con haber crecido en me-
dio de la crisis económica.
En una entrevista con motivo
de la presentación del libro Ge-
neración Z: todo lo que necesitas
saber sobre los jóvenes que han
dejado viejos a los millenials, es-
crito junto a Iñaki Ortega, la au-
tora ha subrayado la necesidad
delasempresasporintegraraes-
tos jóvenes. «Un joven de la ge-
neraciónZnoentenderíaqueun
jefe le dijera que no puede mirar
un whatsapp o contestar al Ins-
tagrammientrasestátrabajando,
porquelaseparacióndeltiempo
ya no es rígida y estamos conec-
tados todas las horas que esta-
mos despiertos», ha constatado.
En este sentido, estos jóvenes
han roto con algunas de las in-
quietudes de los millenials, en
especial en todo lo referido al
mundo laboral. Así, lejos de an-
siar un puesto de trabajo estable
en una compañía tradicional, la
generaciónZesemprendedoray
más flexible a la hora de compa-
ginar la vida laboral y personal.
Aun así, España hoy se sitúa
como el segundo país de la
Unión Europea con un mayor
número de parados entre los
y los años, solo por detrás de
Grecia, según datos de Eurostat.
Estaprecariedadlaboralnoha
afectadoenexcesoalosZ,según
Núria Vilanova. «Estos jóvenes
puedenconvivirconlaprecarie-
dad con más naturalidad, por-
que entienden que el mundo se
hahechopequeño,queloscam-
biossoncadavezmásimportan-
tes y más rápidos», ha afirmado.
Asimismo, España todavía
«está en la carrera» de la moder-
nización digital. Las empresas
aúnnohanasimiladodeltodola
digitalización y el porcentaje de
jóvenes españoles que quieren
emprender es menor al de otros
países de su entorno o de Esta-
dos Unidos.
Estadiferencia,ajuiciodeNú-
ria Vilanova, se debe a razones
culturales.«Nuestraconcepción
de la privacidad hace que no in-
teractuemos de una forma tan
abiertaconlasredessociales,por
lo tanto nuestro sistema de
aprendizaje va a ser más lento»,
ha asegurado.
Paracanalizarmejorlasopor-
tunidades que ofrece esta gene-
ración,Vilanovahaconsiderado
que la educación también debe
adaptarse al nuevo mundo digi-
tal, dejando a un lado el modelo
tradicional de enseñanza.
«El sistema educativo de hoy
debe basarse en el diálogo y en
saber preguntar, volviendo, de
algunamanera,alsistemasocrá-
tico, en el que el profesor ense-
ñabasabiendohacerlaspregun-
tas adecuadas», señaló.
Respectoacómodarrespues-
ta a las demandas de los Z, una
generación muy movilizada po-
líticamente,laescritoraconside-
raquelapolíticatradicional,por
sísola,nobasta,puestoqueestos
jóvenes ya han comenzado a
orientarsusinquietudesatravés
del emprendimiento. «Lo que
hacen los Z es ser emprendedo-
res y crear una empresa con im-
pacto, que sirva para luchar a fa-
vordelaintegracióndepersonas
con discapacidad, o aplicando
un modelo que luche contra la
discriminación de género o que
sea capaz de integrar a personas
que están en un nivel de pobre-
za», destacó la autora. En cual-
quier caso, la integración de los
jóvenesZenelmundolaboralno
es una opción. «El modelo eco-
nómicovaateneruncambioab-
solutamente brutal. En años,
un de los empleos actuales
habrándesaparecido.Paraavan-
zarenelcambionecesitamosesa
nueva mentalidad diferente que
tienenlosZ»,concluyóNúriaVi-
lanova.
Los españoles que vienen. Los nacidos entre 1994 y 2010 están llamados a reinventar el futuro inmediato de la sociedad de nuestro país.
¿Sus armas? Su dominio de las redes sociales, su naturaleza emprendedora y su carácter irreverente, provocador y creativo. Ésa es la
opinión de Núria Vilanova, que analiza en un libro los principales rasgos propios y hechos diferenciales que marcan a estos chavales que
«han dejado viejos a los milennials»
AbranpasoalaGeneraciónZ
Los jóvenes Z «pueden convivir con la precariedad laboral con más naturalidad, porque entienden que el mundo
se ha hecho pequeño, que los cambios son cada vez más importantes y más rápidos», asegura la experta
Los «Z» son nativos digitales desde la infancia. L. O.
Vilanova: «Un chaval Z
no entendería que su
jefe le dijera que no
puede mirar un
whatsapp en el trabajo»