1. La frase “La técnica sometida al espíritu” descrita por José Sánchez Villaseñor sj, en la carta
que inaugura la licenciatura en comunicación en nuestro país, en la Universidad Iberoamericana
(1959) Representa no sólo la perspectiva de quienes trabajamos en la comunicación de
contenidos y en su distribución social, sino del uso consciente y precavido sobre las nuevas
técnicas (tecnología) que nace y muere a cada instante a gran velocidad, los nuevos artefactos
tecnológicos nos sorprenden con mayor velocidad, capacidad, portabilidad y ahorro,
permitiendo al ser humano tener —tal cual— al mundo en sus manos.
Pero la pregunta nos enfrenta ¿Esta producción multimedia (seductora, atrevida, fascinante)
visual y auditiva recrea y vinculan los mensajes para el servicio de los más altos valores de la
comunidad humana?
Pareciera que mientras más “formas” tecnológicas tenga nuestro mensaje, mayor efecto
tendrá en nuestros públicos. Que si cambiamos la charla preparada dentro de los términos de la
oratoria, por una exposición digital —aunque carezca de contenido inteligente o propositivo—
mejor calificación y evaluación social tendrá.
¿El espíritu se ha encadenado a las espectaculares formas?
¿Buscamos en nuestros contenidos el equilibrio entre nuestros sueños y realidades?
¿Nuestra teoría y práctica trabajan de la mano en la mente y preocupación de nuestros
alumnos comunicadores, comunicantes y comunicólogos?
¿Nuestro compromiso y esfuerzo es pensado más allá de nuestra tranquilidad y
comodidad personal?
Me debo obligar, como profesional de la comunicación, a la lucidez de consciencia, sin ser
arrebatado por la sugerente “forma” en la que puedo presentan los mensajes; enmascarados,
disimulados, o privilegiando el conocimiento. Ese que va más allá de las expectativas del
negocio y el comercio; ese que no me rebasa en procedimientos técnicos y tecnología
avanzada; ese que permite que los hombres y mujeres, transformen la dinámica social de
nuestro tiempo.
2 /Nov./2011 CCE Centro de Comunicación Educativa.