Información teorica sobre la Obesidad , los riesgos y la importancia de los Ejercicios y su Aplicacion.
Bioquímica del ejercicio físico. Obecidad infantil y en el adolescente
1. DEFINICIÓN DE OBESIDAD.:
La obesidad es una alteración de la estructura corporal que se caracteriza por un
exceso absoluto y relativo de grasa almacenada en el tejido adiposo. En el
individuo joven, la proporción de masa grasa oscila alrededor del 10-15% del peso
en el varón y del 20- 25% del peso en la mujer.
La proporción de masa grasa en el organismo aumenta con la edad, de forma que
el envejecimiento produce un estado de obesidad relativa, que no se puede
considerar estrictamente como fisiológica.
Definición por el peso. Se acepta muy a menudo que la obesidad está
constituida por un exceso de peso. En efecto, si los otros compartimentos del
organismo se mantienen iguales, el exceso de peso corresponde a un exceso de
grasa. No obstante, siempre se debe recordar que no necesariamente una
persona muy pesada tiene exceso de grasa.
El exceso de peso se considera en relación con una base de referencia en parte
arbitraria, es decir, el peso normal o peso teórico. El peso corporal es una
característica antropométrica de cada individuo, y depende de su talla y de su
sexo, de la importancia de su estructura ósea y de su masa muscular y grasa.
Datos estadísticos sobre la distribución normal de la relación del peso con la talla y
con el sexo aportan los elementos de referencia que permiten obtener una idea del
“peso ideal”.
La definición clínica de obesidad, fundada en la comparación del peso real con
el peso ideal, tiene una base puramente estadística y no permite valorar un
elemento añadido, como el del ritmo y la forma de la adquisición del sobrepeso.
Así, por ejemplo, una obesidad constitucional cuyo peso permanece estable toda
la vida, no entraña probablemente los mismos riesgos que una obesidad adquirida
de forma brusca durante la vida adulta.
Según la definición clásica, cuando un individuo cuyo peso habitual se halla por
debajo del ideal aumenta un 10-15% de su peso, no constituye con ello una
obesidad y, sin embargo, esta adquisición de masa grasa puede implicar los
mismos riesgos que los de una obesidad verdadera.
En toda obesidad existe una parte de definición subjetiva que implica un grado
de conformidad o disconformidad del individuo con su propio sobrepeso. Se refiere
2. a su autoaceptación, a su noción de peso ideal, y explica que un número
considerable de individuos objetivamente obesos nunca consulte al médico.
ASPECTOS A TENER EN CUENTA EN EL MANEJO DE PACIENTE OBESO
Con el objeto de reducir de peso al paciente, el manejo de las estrategias debe
apuntar a un balance energético negativo, es decir, provocar una situación en que
el gasto energético diario supere al consumido o ingerido. En términos prácticos,
debemos poner énfasis en el control del apetito y en la incorporación de actividad
física en la vida habitual del paciente. Paralelamente diseñar pautas en que el
paciente se adhiera a esta nueva adquisición de hábitos tanto alimenticios como
de ejercicio.
La selección de alimentos o la restricción de algunos de ellos por si solo pueden
disminuir el peso pero sin una modificación adecuada de la composición corporal,
es decir, sin saber si dicha disminución es a costa de tejido muscular o adiposo. El
peso corporal, el índice de masa corporal y la composición corporal son variables
del paciente a considerar de manera integrada para obtener un diagnostico y dar
una adecuada prescripción del ejercicio.
Se pudo constatar que si bien el IMC es un excelente índice de clasificación del
grado de obesidad y también de predicción de morbilidad y mortalidad, este no es
tal si no se considera el "fitness cardio-respiratorio". Este estudio permitió concluir
que sujetos con índices de masa corporal superiores a 27.5 pero con una
adecuada capacidad de consumo de oxígeno (cardiorespiratory fitness) poseen de
manera significativa, un menor índice de mortalidad que los de IMC inferiores a 24
pero con mala capacidad física. Lo mismo fue descrito para el riesgo diabetes tipo
2 en que los sujetos con alto riesgo, pero con buena condición física presentaron
menor incidencia de diabetes que los con bajo riesgo pero en mala condición
física. También este resultado fue extrapolado en que sujetos con mayor IMC pero
buena condición física enfermaban menos de diabetes que los con IMC bajo, pero
mala condición física.
Todo esto nos permite concluir que el estudio de la capacidad funcional del
paciente y su respectiva prescripción de ejercicios debe ser producto de un
adecuado estudio sobre su composición corporal y de su nivel de condición física.
Teniendo en consideración que el ejercicio produce diversos beneficios
metabólicos y sobretodo en relación a las alteraciones asociadas del sobrepeso y
obesidad, no podemos dejar de considerar dicho beneficio en el plan o programa
de tratamiento del paciente. El ejercicio físico programado y más aun cuando es
adecuado, reduce los niveles de triglicérido, de colesterol, de insulina y de presión
3. arterial, reduciendo los riesgos de diabetes, hipertensión, arteriosclerosis y a su
vez contrarresta los procesos sarcopénicos.
La situación y preocupación, por los quilos de más, están dentro de los principales
factores de enfermedades mortales sobretodo cardiovasculares, como infarto,
accidentes cerebro vasculares, diabetes, hipertensión hipercolesterolemia. Sin
contar con los problemas psicológicos, ortopédicos (como hernia discal),y
orgánicos (como litiasis renales y vesiculares ).Algunos tipos de cáncer se han
asociado con la obesidad. El cáncer de colón es más frecuente en obesos.
CLASIFICACIÓN DE LOS OBESOS SEGÚN LA DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA
CORPORAL.
Existen 2 tipos de Obesos:
- Androide, que acumula mayor cantidad de grasa en el tronco, y posee
brazos y piernas más finos. Este tipo está más sujeto a coronariopatías,
como infarto y ateroesclerósis.
- Ginoide (en forma de pera), que caracteriza individuos con disposición de
la grasa en muslos y región glutea, forma más común en mujeres y en la
población masculina negra.
El método clínico más aceptado para identificar pacientes con exceso de grasa
abdominal es la relación cintura-cadera (RCC) que se obtiene de dividir la
circunferencia la circunferencia de la cintura por la circunferencia de la cadera.
Por ejemplo, si una persona tiene una circunferencia de la cintura de 105 cm y
de la cadera de 110 cm, su RCC será de 0.95 (RCC= cintura / cadera
=105/110 =0.95).
Se acepta que los hombres con RCC mayor de 1.0 cm y las mujeres con RCC
mayor de 0.85 portan mayor riesgo de padecer diversas enfermedades como la
diabetes mellitus tipo II, dislipidemia, hipertensión, infarto del miocardio y
accidente cerebrovascular.
A partir de los datos disponibles hoy, la obesidad parece tener causas distintas.
Además del equilibrio energético, los desordenes en el metabolismo de la glucosa
y los lípidos, los factores genéticos y los procesos psicológicos pueden también
contribuir para el desenvolvimiento de la obesidad.
El gasto de energía es también como la ingestión de alimentos. En los últimos
años en los países desarrollados sufren grandes variaciones existen máquinas en
las fábricas, en las casas, el transporte es más fácil, las actividades en la casa son
menos intensas, la vida moderna con celulares, escaleras rodantes, elevadores,
hace al individuo más sedentario. Esto reduce en forma significativa las
4. necesidades energéticas del organismo, sin embargo los hábitos de alimentación
no van acorde con esa disminución, por el contrario se tiende a comer más.
Antiguamente existió la tentativa de relacionar la obesidad a un disturbio funcional
de una o más glándulas como hipófisis, o tiroides. Actualmente se conoce que
estos pacientes representan un número pequeño de casos del total de casos con
obesidad y su enfermedad responde de forma satisfactoria a la terapia hormonal
sustitutiva.
ASPECTOS ESPECÍFICOS RELACIONADOS A LA OBESIDAD:
Patrones de actividad física.
La obesidad es una condición que depende de múltiples factores: genéticos,
metabólicos, sociales, económicos, entre otros. Pero la condición "sine qua non"
es que en todo individuo debe existir o haber existido, por un tiempo dado, un
balance energético positivo que explique el depósito en mayor o menor grado de
grasa-corporal.
La actividad física es un factor crucial en el gasto energético y en el control del
peso y la composición corporal. Su influencia no es sólo desde el punto de vista
termodinámico o energético, sino también desde el punto de vista de las funciones
metabólicas y del comportamiento. Si bien es cierto que la actividad física
depende de cada sujeto, también está influenciada por factores sociales,
económicos y demográficos. Uno de los factores más importantes es la
urbanización.
El proceso de urbanización, que en la mayoría de los países ocurre de manera
desordenada, modifica generalmente los patrones alimentarios y de actividad
física de las poblaciones migrantes. Los cambios alimentarios casi siempre se
caracterizan por aumentos del contenido energético asociadas a deficiencias de
algunos nutrientes, por la pobre calidad de la dieta, lo que incrementa los riegos
de obesidad y enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT). La población que
migra realizaba anteriormente mayor trabajo físico en su actividad laboral y
gastaba más energía al tener que caminar largas distancias; al trasladarse a áreas
urbanas, disminuye su gasto energético, contribuyendo así a promover un balance
energético positivo y el consecuente depósito de grasa y aumento del peso
corporal. En las áreas urbanas, las tareas laborales generalmente requieren de
menor trabajo físico y gran parte del tiempo libre se emplean en actividades
sedentarias.
5. La Obesidad en la adolescencia
La prevención de la obesidad y sus complicaciones es uno de los pilares
fundamentales para controlar y prevenir las ECNT. Las actividades de promoción y
prevención que se han implementado en diversos lugares, sin embargo, han
tenido sólo impacto en la reducción de la incidencia de algunas enfermedades
crónicas específicas (v.g. cáncer del pulmón, enfermedad isquémica cardíaca), y
poco efecto en la condición de obesidad per se. Esos resultados limitados parecen
estar asociados a no tomar en cuenta el carácter multicausal y el alto nivel de
complejidad y de interacciones implícitas en este problema .
La prevención de la obesidad y sus co-morbilidades puede y debe aplicarse en
todas las etapas del ciclo vital; comenzando desde la concepción para garantizar
una adecuada nutrición materna y prevenir la desnutrición intrauterina que
recientemente se conoce que está asociada a la obesidad y a otras ECNT del
adulto. Otro período de singular importancia es el primer año de vida donde una
lactancia natural exclusiva en el primer semestre y una adecuada alimentación
complementaria son decisivos en la salud futura. En las subsiguientes etapas de
ese ciclo vital, la promoción del consumo de alimentos adecuados y de la actividad
física sistemática deben estar dirigidas a las particularidades de cada etapa.
Especial atención se le brinda a la adolescencia por ser un período muy vulnerable
y sensible a factores adicionales relacionados a la alimentación y nutrición. Estos
factores son de diversa índole y depende de las complejas interacciones entre las
necesidades nutricionales, los factores ambientales y de comportamiento y de los
valores sociales en el consumo de alimentos y de actividad física.
Se conoce que el comportamiento alimentario del adolescente está fuertemente
influenciado por los hábitos familiares, pero también está vinculado a los hábitos y
costumbres de su grupo etáreo y social y a sus preocupaciones crecientes por su
imagen corporal. Algunas características observadas en estos patrones son:
omisión de comidas (sobre todo el desayuno), consumo de alimentos de baja
calidad, ingestión de alimentos ricos en energía y pobres en nutrientes, inicio del
consumo de bebidas alcohólicas y tendencias a hacer restricciones dietéticas;
factores éstos que pueden generar obesidad, en muchos casos con deficiencias
específicas.
Obesidad y situación socioeconómica
Cualquier consideración del papel que desempeñan los factores sociales y
económicos como determinantes de la obesidad deben tener en cuenta el papel
de los factores genéticos. Estudios realizados en gemelos reportan niveles muy
elevados de heredabilidad, que se define como porciento de la varianza que se
6. explica por influencias genéticas. En esos estudios, el índice de hederabilidad fue
de 0.8; cifra que se considera sobrestimada por los sesgos propios del modelo de
estudio. Al hacerse refinamientos metodológicos realizando estudios en individuos
adoptados y aplicando técnicas de análisis de segregación compleja, se observó
que la heredabilidad de la masa corporal es de alrededor de 0.33 que es un cifra
mucho más compatible con la realidad.
La influencia de la herencia en la determinación de la distribución de grasa (sobre
todo la visceral) es mayor que en la magnitud total de grasa de los sujetos. Si
aceptamos que la heredabilidad de la obesidad es de alrededor del 33 por ciento,
entonces le estamos atribuyendo a las variables ambientales un 66 por ciento de
la varianza. Esta cifra expresa el importante papel que juegan los factores del
medio ambiente físico y socioeconómico en la obesidad. En otras palabras,
aquellos individuos con predisposición genética expuestos a determinadas
condiciones ambientales son obviamente los que tienen mayor probabilidad de ser
obesos.
Una medida de la influencia del medio ambiente explicaría los marcados
incrementos en la prevalencia de la obesidad observada en los últimos años;
hecho que no tendría explicación si lo atribuimos solamente a los factores
genéticos. En diferentes estudios que relacionaban la obesidad y el nivel
socioeconómico, se encontró que en las sociedades desarrolladas existía una
relación inversa entre sobrepeso/obesidad en la mujer y el nivel socioeconómico.
En sociedades en desarrollo, sin embargo, se observó una relación directa la cual
no solo se evidenció en mujeres sino también en hombres y niños.
En América Latina hay poca información disponible, pero existe la tendencia de
que países con mayor nivel socioeconómico muestran un patrón epidemiológico
similar al de las sociedades desarrolladas (Argentina, Chile, Cuba, entre otros)
(OPS-INCAP, 1994) y los países de más bajo nivel de desarrollo una situación que
podría caracterizarse como de superposición.
Indicadores antropométricos de la obesidad:
Para abordar este tema deben plantearse tres interrogantes: (1) ¿Cuál es el
propósito de identificar los sujetos obesos o en sobrepeso?, (2) ¿Cuál o cuáles
son los indicadores antropométricos a seleccionar de acuerdo al propósito
definido?, (3) ¿Cuál es el mejor punto de corte para cada indicador?. Debe
definirse si el propósito es focalizar y evaluar individualmente a sujetos para ser
intervenidos o si se trata de una evaluación de la población para conocer la
7. prevalecía de la condición o para planificar acciones dentro de la vigilancia
nutricional.
De la revisión más reciente de indicadores antropométricos (WHO, 1995b) se
citan algunos de los más comúnmente utilizados para la identificación de la
obesidad:
- peso corporal,
- índices que asocian el peso y la estatura:
. Indice de masa corporal (IMC)
IMC = peso (kg) / estatura (m2)
.Valor porcentual del peso real con relación al
peso de referencia para la estatura
- Indicadores de composición corporal:
. pliegues cutáneos (tricipital, subescapular, u otros)
. suma de varios pliegues cutáneos
. cocientes de diferentes pliegues (Ej. subescapular/triceps)
. ecuaciones predictivas de grasa corporal
- Indicadores de distribución de la grasa:
.a través de mediciones de circunferencia
(braquial, cintura, cadera, muslo, etc.)
.Cocientes de las circunferencias anteriores
(índice cintura/cadera, etc.)
El Comité de Expertos de Antropometría de la OMS, recomendó el IMC como
indicador de sobrepeso en los adultos menores de 60 años, por su confiabilidad,
baja tecnología, universalidad de la medida y su validez con relación a la
morbilidad y mortalidad de afecciones asociadas.
Este Comité propuso la siguiente clasificación, según el valor del IMC: (WHO,
1995-b).
Bajo de peso Menor de 18.5 kg/m2
Rango normal 18.5-24.9 kg/m2
Sobrepeso Igual o mayor de 25 kg/m2
Preobeso 25.0-29.9 kg/m2
Obeso clase I 30.0-34.9 kg/m2
8. Obeso clase II 35.0-39.9 kg/m2
Obeso clase III Mayor de 40 kg/m2
Obesidad en los niños:
Los niños con sobrepeso y obesidad son otro sector de la población que no queda
exento del problema. Cada día hay mas niños obesos con mayores facilidades y
posibilidades de ingestas hipercalóricas. En los últimos años se han incrementado
los casos de niños obesos en el mundo, una situación en la que se conjugan la
mala alimentación, la falta de actividad física, cuestiones hereditarias y factores
emocionales, revelaron expertos en nutrición infantil.
Un niño "gordo", que en la mayoría de los casos tiene que padecer las bromas de
sus compañeros del barrio o de la escuela y que suele ser rechazado por los
demás, constituye en realidad un símbolo de estos tiempos.
Alimentos que no tienen los nutrientes adecuados para las etapas más tempranas
de la vida, horas de inmovilidad física frente a la televisión o a la computadora,
supuestos juegos sin juguetes y cierta predisposición genética son la combinación
casi perfecta para que la obesidad aparezca y haga estragos en los chicos.
Si bien la obesidad tiene una forma visual de identificación, hay casos en que no
es tan evidente. En líneas generales se considera obeso a quien pesa más de un
20 por ciento de lo que tiene que pesar, de acuerdo a su estatura y edad. El
porcentaje disminuye al 40 por ciento si sólo uno de los progenitores padece esta
enfermedad. Pero no sólo se trata de predisposición genética. El estilo de vida de
los tiempos actuales, con la informática invadiendo cada espacio personal y
familiar, y la ingesta frecuente de "comida basura", tiene consecuencias nefastas
para la salud .Muchas grasas, fritos y hamburguesas, cremas y dulce de leche en
los postres, chocolates y golosinas en exceso son absolutamente propicios para
avanzar hacia la obesidad.,
Algunos estudios indican una menor prevalencia de esta afección en quienes han
sido amamantados. "La lactancia materna condiciona el desarrollo de una mejor
conducta alimentaria", dijeron nutricionistas.
Por otro lado el solo hecho de cambiar los hábitos de actividad física infantil,
provoca cambios importantes y quizás más sensibles a modificar que en el caso
de los adultos, en especial en cuanto a fenómenos de distribución de grasa en que
la grasa visceral es más sensible a modificar que en los adultos, siendo esta
considerada como un foco predictor importante de hipertensión, diabetes y
arteriosclerosis.
9. El ejercicio físico racionalmente impartido, contrarresta de manera eficiente el
sedentarismo, una de las causas del sobrepeso y la obesidad y otorga una mejor
calidad de vida a la sobrevida a la que estamos expuestos a fines de este siglo.
Representa una alternativa eficiente en la prevención y tratamiento independiente
de la edad y del sexo, coayudadora o potenciadora de los efectos de
determinados fármacos y otorga independencia y autonomía al paciente.
El ejercicio no es eficiente en la reducción de peso por si solo a menos que sean
grandes cargas de trabajo pero que expone al paciente a otra serie de
alteraciones no deseadas. Sin embargo un plan de ejercicios científicamente
orientado y evaluado bajo parámetros fisiológicos adecuados, aumenta la
capacidad funcional de órganos y sistemas y puede corregir una serie de
alteraciones metabólicas de este tipo de pacientes llegándose al extremo que
pacientes con altos índices de masa corporal entrenados pueden tener menores
índices de morbilidad y mortalidad que aquellos con IMC normales pero con mal
"cardiorespiratory fitness" o insuficiente capacidad o condición física.
El trabajo en conjunto o multiprofesional o disciplinario, como se estila en nuestro
medio, no es suficiente sino mas bien se deben conformar equipos
interdisciplinarios los cuales pueden de manera eficiente conservar la salud del
paciente, reducir el peso y conservarlo, aumentar su capacidad física, mejorar su
autoimagen, contribuir al cambio de hábitos tanto alimenticio como de tabaquismo
e ingesta de alcohol y contrarrestar algunas patologías de dependencia genética y
hereditaria en especial de hipertensión y diabetes.
ACTIVIDAD FÍSICA Y OBESIDAD
El tipo, duración y nivel de intensidad de la actividad física que realiza una persona
influyen tanto en la patogénia como en la respuesta al tratamiento de la obesidad.
Considerando que se ha demostrado que el ejercicio físico es una herramienta
terapéutica eficaz en el manejo integral de las personas obesas, es necesario
precisar los fundamentos, la metodología y los objetivos de su aplicación.
La capacidad de trabajo físico es la capacidad de un sujeto para realizar un trabajo
con agrado y sin sensación de fatiga. No implica necesariamente la ejecución de
un esfuerzo máximo, sino más bien el desempeño de un individuo en sus roles
habituales laborales y de recreación
ENTRENAMIENTO FÍSICO
La capacidad de desempeño físico depende de factores hereditarios, somáticos,
ambientales y psicológicos. El aumento del nivel de actividad, lograda a través del
entrenamiento, puede modificar en forma significativa esta capacidad. El
10. entrenamiento físico consiste en someter al organismo a una carga o tensión de
trabajo de intensidad, duración y frecuencia suficientes para producir cambios
adaptativos observables o medibles. Para lograr un entrenamiento es necesario
exponer al organismo a una tensión mayor de la que efectúa normalmente. Por lo
tanto, para lograr cambios biológicamente correctos resulta imprescindible calcular
con precisión la intensidad del esfuerzo. La intensidad requerida aumenta a
medida que mejora el desempeño en el curso del entrenamiento. Estos conceptos
son de gran importancia, teniendo presente que estímulos submínimos no
producen adaptaciones.
Principios generales del entrenamiento
Estrés fisiológico o sobrecarga.
Consiste en exponer a un sistema a una sobrecarga funcional. Las variables que
se usan son frecuencia, intensidad y tipo de ejercicio.
Principio de especificidad.
Se refiere a que los cambios adaptativos específicos anátomo-fisiológicos y/o
metabólicos, dependen del tipo de estrés empleado. Por ejemplo, aquellos
ejercicios que mejoran la fuerza muscular poco o nada contribuyen a mejorar la
resistencia a la fatiga.
Principio de individualidad.
Aun cuando muchos factores contribuyen a la variabilidad de la respuesta
individual al entrenamiento, tiene considerable importancia el nivel inicial de
acondicionamiento de la persona. La evaluación de todos los componentes de la
capacidad de desempeño físico, por lo tanto, resulta imprescindible.
Principio de reversibilidad.
Cuando una función no se ejercita con estímulos mínimos adecuados, tiende a
deteriorarse. Una o dos semanas de detención de un entrenamiento, bastan para
sufrir deterioro en las funciones.
OBJETIVOS DEL ENTRENAMIENTO FÍSICO
A continuación revisaremos someramente los principales objetivos del
entrenamiento físico.
Estimulación de los sistemas de producción de energía
Las actividades pueden ser clasificadas, dependiendo de la intensidad y duración
del esfuerzo, en anaeróbicas, aeróbicas o mixtas. Los sistemas de producción de
energía, a saber, adenosintrifosfato (ATP) - fosfocreatina (CP), ácido láctico y
11. sistema aeróbico, operan generalmente en forma simultánea durante la actividad
física. Sin embargo, su aporte al total de energía para un ejercicio depende
básicamente de su duración e intensidad.
Sistema inmediato, ATP-CP.
La capacidad para realizar una actividad de hasta alrededor de 90 segundos de
duración depende principalmente del metabolismo energético anaeróbico. Durante
los primeros 6 segundos toda la energía proviene de la degradación de los
fosfatos de alta energía, ATP - CP. De esta manera, para producir una sobrecarga
de este sistema, el ejercicio intenso debiera durar entre 5 y 10 segundos. Para
entrenar las actividades que requieren principalmente de esta forma de energía, el
ejercicio debe ser breve y de alta intensidad. El incremento y la mantención de la
fuerza muscular en las pruebas de velocidad pura corresponden a este tipo de
entrenamiento.
Sistema de tiempo corto, glicólisis.
Cuando la duración del esfuerzo se prolonga más allá de 10 segundos, la fuente
de energía inmediata decrece, a la vez que se incrementa aquella proveniente de
la glicólisis, con formación de ácido láctico. Con el sistema de entrenamiento a
intervalos se puede elevar el umbral del lactato y producir un mejor
acondicionamiento anaeróbico.
Sistema aeróbico o de tiempo largo.
Cuando un ejercicio de mediana a mayor intensidad se prolonga más de 3 a 4
minutos, los procesos para la resíntesis del ATP son principalmente aeróbicos. La
capacidad para captar, transportar y utilizar O2 en los tejidos condiciona la
potencia aeróbica máxima de un individuo (VO2max), la que depende
principalmente de la ventilación pulmonar, el gasto cardíaco máximo (Q máx) y de
la máxima diferencia arteriovenosa de oxígeno.
La participación porcentual de hidratos de carbono y lípidos en el metabolismo
energético depende básicamente del tipo de trabajo muscular, de su duración,
intensidad, del nivel de acondicionamiento físico inicial de la persona, los
nutrientes almacenados ( especialmente hidratos de carbono ) y de la presencia
de algunos estados patológicos que afectan la elección del combustible. Dado que
la capacidad para utilizar los ácidos grasos como combustible depende
directamente de la capacidad aeróbica máxima, para una misma carga de trabajo,
cuanto mayor sea el nivel de acondicionamiento físico, mayor será la contribución
porcentual de los lípidos al metabolismo energético.
12. El mejor estímulo del sistema aeróbico de producción de energía es el ejercicio de
sobrecarga de los sistemas de transporte de oxígeno, ya sea realizado en trabajo
físico continuo o intermitente, en niveles promedio del 70% de la frecuencia
cardíaca máxima teórica, manteniendo este estado por lo menos durante 30 a 35
minutos cada vez.
Mejoría de la fuerza muscular
La fuerza muscular es uno de los principales componentes de la capacidad de
trabajo físico. Depende básicamente de la cantidad de unidades motrices
activadas y de la frecuencia de su contracción. La motivación del individuo, ejerce
un importante rol en la mejoría de la fuerza muscular.
Los factores que determinan el desarrollo y la mantención de la masa y la fuerza
muscular incluyen la herencia, los factores endocrinos, la función del sistema
nervioso, factores ambientales, el estado nutricional, la actividad física y el
entrenamiento, que puede ser:
· Entrenamiento de sobrecarga, con ejercicios de resistencia progresiva.
· Entrenamiento isométrico: máxima contracción, sostenida por 6 a 10
segundos.
· Entrenamiento isokinético: consiste en generar fuerza en un movimiento de
velocidad preestablecida y constante. Permite al músculo desarrollar su
máxima capacidad de generar fuerza a través de todo el rango de
acortamiento.
Las principales adaptaciones fisiológicas producidas con entrenamiento de la
fuerza muscular son:
· Hipertrofia, con un aumento de diámetro de la fibra muscular, especialmente
de las de contracción rápida, por aumento de sus proteínas contráctiles,
actina y miosina.
· Aumento de las enzimas creatinfosfokinasa, miokinasa y fosfofructokinasa.
· Mejoría del metabolismo de los carbohidratos.
· Aumento de las reservas de los fosfatos de alta energía (ATP-CP).
· Aumento del glucógeno muscular.
· Aumento de la capacidad anaeróbica.
· Incremento de la resistencia de ligamentos y tendones.
13. · Aumento del contenido mineral del tejido óseo.
En general, se acepta que un entrenamiento con cargas entre el 60 y el 80 % de
la máxima capacidad de un músculo, es suficiente para incrementar su fuerza.
Control del peso y composición corporal
Hay evidencias suficientes que demuestran que el ejercicio físico es una
herramienta terapéutica indispensable en el manejo integral del sobrepeso y
obesidad. El entrenamiento debe respetar el perfil muy especial del obeso, que
incluye una pérdida importante de la capacidad de trabajo físico, especialmente en
relación con la resistencia a la fatiga y el desempeño de esfuerzo aeróbico; una
pérdida de la autoestima por la imagen corporal alterada, con inseguridad de
participar en grupos heterogéneos y frecuente sensación de ser rechazado por el
medio. Además suelen existir frecuentes experiencias adversas del ejercicio físico
que le condicionan temor y desconfianza acerca de su práctica, bajo nivel de
actividad espontánea. Por otra parte, es posible una alteración de la tasa
metabólica de reposo, de la termogénesis inducida por los alimentos y de la
temperatura corporal basal, alteración de los niveles celulares de
adenosíntrifosfatasa, lipoproteína lipasa y del metabolismo activo del tejido
adiposo.
Por su bajo nivel de capacidad física, la ejecución de gran parte de las actividades
de un obeso suele exceder el 35 - 40 % de su máxima capacidad de trabajo, lo
que fisiológicamente es difícil de mantener sin fatiga muscular. Esto condiciona un
individuo progresivamente poco activo con un bajo gasto de calorías y con una
pérdida progresiva de su capacidad física.
Otros objetivos
Aumento de la movilidad articular.
La movilidad de las articulaciones depende tanto de la indemnidad de sus
estructuras propias como de las características de los músculos que la sirven, y
del nivel de función que ejerzan regularmente.
Mejoría de la coordinación neuromuscular.
La interacción de los diferentes músculos que participan en un movimiento, o
coordinación neuromuscular, permite la realización de un trabajo con el menor
costo necesario.
14. Mejoría de la velocidad de conducción nerviosa.
La velocidad de conducción nerviosa, especialmente de nervios mielinizados, se
manifiesta más evidente en movimientos voluntarios, los cuales se pueden
perfeccionar mediante el aprendizaje de la técnica y el entrenamiento.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS DEL ENTRENAMIENTO EN EL OBESO
Mejoría de la capacidad aeróbica.
El entrenamiento debe permitir realizar actividad física aeróbica por períodos
prolongados (35 a 60 minutos) sin sensación de fatiga, que mejora la capacidad
física y puede incluir una pequeña participación anaeróbica, para incrementar la
masa muscular. En estas condiciones, en los primeros 30 min. el 50% de la
energía proviene de los ácidos grasos, alcanzando a los 120 minutos el 80%. La
frecuencia ideal con que se debe realizar la actividad física es entre 3-5 veces en
la semana, y nunca inferior a 3 veces/ semana.
La mejoría de esta condición puede transformar al paciente en un excelente
quemador de calorías con el ejercicio. También puede producir un aumento de la
termogénesis post-ejercicio y de la tasa metabólica de reposo. Asimismo puede
aumentar la sensibilidad periférica a la insulina y mejorar la regulación del apetito.
Para lograr lo anterior se necesita que el obeso se entrene con una frecuencia de
tres veces a la semana, con una duración de alrededor de sesenta minutos por
cada sesión, manteniendo estable la carga de estímulos fisiológicos a lo menos
30-35 minutos, con ejercicio continuo o intermitente.
Caminar puede ser el ejercicio de elección. Por ejemplo, un individuo de 98 kg que
camina a regular velocidad (2-3 km/h), gasta 7,8 cal/min, 470 kcal por hora,
14.400 kcal mensuales (equivalente a 1,8 kg de tejido graso). En teoría, en un año
esto podría llevar a la pérdida de alrededor de 22,5 kg de tejido graso. Aunque
esto no suele suceder en la realidad, muestra el potencial que tiene el ejercicio
físico en la pérdida de peso.
La intensidad es el factor más crítico en lograr cambios adaptativos. Refleja, como
se señaló anteriormente, tanto la cantidad de energía requerida como el sistema
específico que provee la energía. La intensidad puede ser expresada como
calorías gastadas por unidad de tiempo, como porcentaje del máximo consumo de
O2, como un porcentaje de la frecuencia cardíaca máxima teórica o como un
múltiplo de la tasa metabólica de reposo. El parámetro más usado en clínica es la
frecuencia cardíaca, que tiene una relación bastante estrecha con el VO2 máx.
Por ejemplo, un 70% de FCM en ejercicio corresponde, más o menos, al 50-55%
15. del VO2 máx. En términos prácticos, corresponde al nivel de actividad en que una
persona puede realizar un ejercicio y sostener una conversación a la vez.
Exámenes Complementarios :
Idealmente, la determinación de intensidad del ejercicio debe realizarse a través
de una prueba de esfuerzo, con electrocardiograma y con medición directa de
consumo de O2, para establecer el umbral anaeróbico, aeróbico, ventilatorio o
metabólico. Es útil practicar un electrocardiograma de esfuerzo a toda persona
mayor de 35 años, aun cuando no presente otros factores de riesgo de
enfermedad coronaria. Además se debe indicar otros complementarios como
hemoglobina, de utilidad antes de comenzar un régimen dietético o actividad
física, glicemia, estudio lipídico, y de existir Hipertensión Arterial se debe indicar
Creatinina, Acido Urico y Urea.
Aumento de la fuerza muscular.
El aumento de la fuerza muscular permite una menor pérdida de tejido muscular
durante una dieta hipocalórica y la normalización de la composición corporal, con
incremento de la masa libre de grasa, de la capacidad de trabajo físico y de la
remodelación corporal.
Como podemos apreciar el ejercicio físico en el paciente con sobrepeso puede y
debe apuntar a otras variables independientes de la baja de peso en una primera
etapa y más bien hacia una corrección de parámetros metabólicos y a una mejoría
de la masa magra o muscular desde un punto de vista estructural y funcional con
el objetivo de mejorar su capacidad física o de consumo de oxígeno.
Ejercicio y termogénesis en la obesidad
El efecto térmico de los alimentos es el aumento de gasto energético que se
produce durante varias horas después de la ingesta de una comida y representa
en promedio 10% de la ingesta energética. Su magnitud varía tanto con la
cantidad como con la calidad de los alimentos consumidos.
En la obesidad frecuentemente el efecto térmico de los alimentos está disminuido
ya que la capacidad de termogénesis parece estar negativamente asociada con la
masa grasa y el gasto metabólico basal, que se encuentran aumentados en
obesos .
El efecto del ejercicio físico sobre la termogénesis ha sido estudiado con
resultados poco consistentes, ello probablemente por la dificultad de independizar
16. el efecto de las comidas del efecto de la composición corporal y del gasto
energético producido por el mismo ejercicio .
Estudios bien diseñados que comparan sujetos obesos y delgados pareados por
masa magra y cuidando que no se produzcan cambios en la composición corporal
por efecto del ejercicio, han demostrado que el efecto térmico de los alimentos
aumenta significativamente en los obesos insulino-resistentes después de una
sesión de ejercicio el cual puede mantenerse hasta por 24 horas.
En sujetos delgados el ejercicio previo no aumenta la termogénesis, posiblemente
porque ellos generalmente tienen mejor estado físico y mayor actividad basal por
lo cual probablemente están cercanos a su "peak" de termogénesis en reposo .
Aún cuando una sesión de ejercicio puede aumentar la termogénesis hasta un
40% en obesos, el incremento absoluto de gasto energético es pequeño. Sin
embargo, en el largo plazo, ello puede contribuir a mantener el balance energético
(16). Por otro lado, el empleo de un nivel de entrenamiento individual adecuado,
con umbrales óptimos de acuerdo a la condición física del sujeto y ajustados para
aumentar gradualmente la intensidad de las sesiones de entrenamiento, producirá
un gasto energético adicional en el período posterior al entrenamiento. Esto
implica que los procesos de recuperación muscular y su balance de sustratos se
hace a expensas de mecanismos oxidativos que elevan el metabolismo de reposo
por varias horas después de haber ejecutado dicha sesión de ejercicios .
Ejercicio y utilización de sustratos.
Uno de los aspectos que es necesario abordar respecto a los efectos del ejercicio
físico en la obesidad, se refiere a la composición de los sustratos que se oxidan y
la velocidad con que ocurre este fenómeno (19). En sujetos entrenados, el
ejercicio no sólo produce un aumento de la oxidación de las grasas durante la
ejecución del mismo, sino además hay un aumento de la oxidación en reposo. Un
aumento en la capacidad para oxidar grasas puede ayudar a mantener el balance
de este macronutriente (y en consecuencia mantener el balance de grasa) con una
masa grasa menor en individuos con predisposición a aumentar de peso.
En sujetos de peso normal, los efectos que produce el ejercicio sobre la utilización
de sustratos son bastante claros. En estos casos se produce una reducción tanto
en la utilización de glucógeno muscular como en el nivel de glicemia, como
asimismo un aumento en la oxidación de grasas. En individuos obesos aunque la
evidencia aún no es concluyente, se ha podido observar en la mayoría de los
estudios que la oxidación de grasas no varía como consecuencia del ejercicio de
baja intensidad, que es el que por razones obvias se le recomienda a los obesos
(19). Sin embargo, es necesario reconocer que a medida que aumenta la
17. intensidad de los ejercicios, también aumenta la fracción de lípidos de la mezcla a
metabolizar (20).
De estas observaciones se desprende la importancia de que en una primera etapa
del plan de entrenamiento, el objetivo de este, sea el de aumentar la capacidad
física del sujeto obeso, independientemente de la baja de peso y por sobre todo
aumentar la tolerancia al esfuerzo ya que los sujetos sedentarios y obesos
dependerán en gran parte de la energía de origen anaeróbico, con la consiguiente
formación de ácido láctico lo que inhibe la glicólisis mediante la acción de éste
sobre la enzima reguladora que es la fosfofructokinasa (PFK) y por ende la
capacidad de trabajo disminuye.
En la medida que la capacidad oxidativa del músculo aumenta, la producción de
energía por intermedio de la actividad mitocondrial, produce una mayor cantidad
de citrato, el cual también inhibe dicha enzima, bloqueando la PFK y disminuyendo
la glicólisis y dando paso a la incorporación de lípidos a la mitocondria. Este
proceso es paralelo y favorece la oxidación de grasa, ya que disminuye la
formación de Malonyl CoA que es un inhibidor de carnitina .
Obesidad y estilo de vida.
Considerando que la actividad física no es popular entre los obesos, esperar una
disminución de peso significativa solamente a través de ejercicios intensos y de
larga duración que produzcan un gran gasto energético es irreal y aún peligroso.
Sin embargo, en el proceso es necesario introducir la práctica de ejercicios, de alta
intensidad, adecuados a las capacidades individuales y supervisado de manera
personalizada, para que se logre acondicionar la estructura corporal, realizar los
movimientos biomecánicos correctos y alcanzar los efectos metabólicos deseados.
Aunque la prescripción de ejercicio de mayor intensidad se asocia en general a
menor adherencia , Tremblay y cols. , demostraron lo contrario en obesos sin
problemas cardiovasculares ni músculo-esqueléticos u osteoarticulares y con
estilos de vida activos, donde fue factible incrementar la intensidad de la actividad
paulatinamente hasta llegar a 70-75% del VO2 máximo.
Un hecho adicional muy importante, en relación con los beneficios que
proporciona el mantener una vida activa, es la asociación que se ha encontrado
últimamente en varios estudios entre el nivel de capacidad cardio-respiratoria y la
mortalidad general. En ese sentido, podemos mencionar un estudio de Blair y
colaboradores en el cual participaron 25,341 hombres entre 20 y 88 años los
cuales fueron seguidos entre 1970 y 1989. Los resultados mostraron que los
hombres con alta capacidad física, independiente del nivel de peso corporal
(normal, sobrepeso u obesos) tuvieron una tasa de mortalidad 66% menor que sus
similares pero con baja capacidad física. Los autores concluyen que aún cuando el
18. ejercicio físico puede no producir una disminución de peso en todas las personas,
se observan beneficios de salud adicionales, incluso en los que presentan
sobrepeso .
En síntesis, la actividad física adicional a la habitual, que comprende ejercicios
sistemáticos y dosificados, los que a su vez conforman un entrenamiento,
representa para el ser humano y en especial para el obeso, un elemento adicional
que junto a la nutrición adecuada forman los pilares fundamentales en la
prevención y el tratamiento de este tipo de pacientes. Por otro lado, el sujeto
sometido a entrenamiento físico, experimenta cambios tanto en su condición física
como en su perfil metabólico, que a su vez lo protegen o disminuyen la
probabilidad de enfermar o morir a causa de enfermedades crónicas, en
comparación a sujetos semejantes pero en mala condición física.
Los conocimientos aportados por la investigación científica en el área de la
biología del ejercicio, permiten a los profesionales de la salud prescribir ejercicio
físico en forma más responsable y evitando así dejar de lado una efectiva
posibilidad de mejorar y optimizar tanto programas preventivos como
terapéuticos.